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sábado, 15 de junio de 2024

Mis diez mejores lecturas del primer semestre de 2024

 




10. Nadie lo conoce. Mari Jungstedt. Maeva. 2010. Mari Jungstedt reúne en una misma historia viejos rituales vikingos, asesinatos en serie, la Historia de Gotland -la saga completa se desarrolla allí-, los más modernos métodos arqueológicos, el robo y contrabando de joyas y demás objetos, las vidas personales de sus protagonistas -el policía Knutas y el periodista Berg- y las consecuencias que una infancia familiar destructiva puede provocar en algunos futuros adultos, que se convierten en unos inadaptados muy peligrosos para sí mismos y para sus conciudadanos. Un cóctel molotov que, agitado con la maestría de la autora escandinava, desencadena una historia que atrapa al lector y lo ata a sus páginas hasta la resolución definitiva. 

9. Vita brevis. Jostein Gaarder. Siruela. 2022. Ficción literario-filosófica que revela los desacuerdos y el descontento de Floria Emilia, la mujer que ocupó el corazón de San Agustín -tratado aquí simplemente como Aurelio- en sus años de juventud, por el hecho de haber sido abandonada, arrebatado su hijo además, debido al ascetismo del filósofo y sus nuevas creencias cristianas, de las que critica una visión centrada más en la vida después de la muerte que en la presente y terrenal. La novela capta a la perfección el enfrentamiento entre las filosofías del denominado carpe diem -vive el presente, aprovecha el tiempo-, ejemplarizadas por Floria Emilia, y las neoplatónicas y ascéticas, representadas por San Agustín. Como en su famosa novela El mundo de Sofía, Gaarder nos explica la filosofía de manera amena y entendible, como debería hacerse en las aulas.

8. Soldados de Salamina. Javier Cercas. Tusquets. 2001. La novela que relanzó la carrera literaria de Cercas narra unos hechos históricos -los fusilamientos acaecidos durante los últimos días de la guerra en el santuario del Collell (Girona)- desde puntos de vista variados, demostrando que la Historia no se puede conocer fehacientemente desde una única versión. Una novela que bebe directamente de los escritores Sánchez Ferlosio y Roberto Bolaño sobre dos historias reales que tienen que ver con el también escritor y político falangista Sánchez Mazas y un soldado republicano que lo dejó escapar con vida del lugar de los fusilamientos. Un ejemplo claro de cómo de complicado, arduo y tortuoso es el proceso de documentación de una novela histórica. Sobre todo cuando esta se basa en personajes reales a los cuales se debe encontrar y conocer para lograr la máxima perfección y veracidad posible. Una historia deslumbrante que fue apoyada por la magnífica película de David Trueba. 

7. El periodista deportivo. Richard Ford. Anagrama. 2023. Primera de las cinco novelas protagonizadas por el personaje ficticio -¿puede que un alter ego del propio autor?- Frank Bascombe, en las que el Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2016 Richard Ford traza un exhaustivo retrato psicológico no solo de un personaje y hasta de la condición humana, sino también de una nación (EE.UU.) y una región (Nueva Jersey), cuyas ciudades principales (Haddam, Freehold o Asbury Park) son parte importante de la historia hasta el punto de condicionar la vida del protagonista principal. Un personaje que sufre la cotidianeidad, que es un superviviente -a tiempo completo, además- de la crisis personal y familiar que sufre desde años atrás, aunque por momentos él mismo no sea capaz de verlo de esa manera. El autor parece reflexionar en voz alta sobre cómo podría haber sido su vida si no hubiera decidido luchar por ser escritor. 

6. La biblioteca de la medianoche. Matt Haig. Alianza. 2021. Un canto al poder de los libros como fuerza impulsora de vitalidad y de amor. Una celebración de la multitud de posibilidades que nos ofrece la vida. Un estudio filosófico y casi psicológico -y muy empático- sobre la condición humana. Una fantasía en torno a lo que de verdad importa -o debería importar- en la vida. Una inyección de posibilidades en tiempos difíciles e inquietantes. Una experiencia sobre el amor, las segundas oportunidades y la valoración de la vida que nos ha tocado vivir. Una historia que mueve a la reflexión acerca de nuestra relación con el remordimiento por lo que hicimos o dejamos de hacer. Porque todos hemos cometido alguna vez el tremendo e injusto error de no ver sentido a nuestras vidas. De todo esto trata una novela que todo el mundo debería leer. Porque, además, es muy entretenida y realmente absorbente.

5. Surrender. 40 canciones, una historia. Bono. Reservoir Books. 2022. Bono, líder de la famosa banda irlandesa U2, nos descubre algunos aspectos menos conocidos de su vida a la vez que explica más detalladamente otros ya conocidos por todos. Un libro extenso que presenta los grandes momentos familiares, musicales y político-activistas de un cantante irrepetible por su importancia a todos los niveles. Unas memorias para fans y no fans. Porque, más allá de lo musical y familiar, resulta innegable la labor político-social del autor, con conexiones con Amnistía Internacional, Greenpeace y otras muchas ONGs. Así, se puede asistir, desde dentro, a complicadas reuniones, negociaciones y diseño de campañas como la condonación de la deuda externa de los países del Tercer Mundo o la de las ayudas a los países pobres africanos para poner fin a la transmisión incontrolada del SIDA. El tema del mesianismo político aparece en el libro, con todas las alabanzas y críticas recibidas. 

4. La última función. Luis Landero. Tusquets. 2024. La historia de quien quiere pero no puede. De quien da todo lo que lleva dentro pero no consigue más que pequeñas victorias que hacen estériles sus esfuerzos por alcanzar una meta mucho más amplia. De quien, pese a ello, atesora una dignidad y una honestidad a prueba de bombas. Porque solo fracasa quien abandona, nunca el que lo intenta con todas sus fuerzas. Tito, Rufete y Galindo ven en esa última función su última oportunidad en la escena teatral. Paula busca vivir una aventura que la lleve a iniciar una nueva vida mucho más satisfactoria. Y los ciudadanos de San Albín ven en esa representación la última ocasión de conseguir que su querido pueblo no caiga en el olvido y pase a engrosar la lista de pueblos de la denominada España vaciada. Una novela sencilla y a la vez complicada. Como la vida misma. Todo ello de la mano de un Landero que demuestra conocer al dedillo no solo el alma humana sino las mejores formas de hacer literatura. 

3. Baumgartner. Paul Auster. Seix Barral. 2024. ¿El testamento literario de Auster? Para nada. Sería injusto calificarla así. Porque el estilo de esta novela, su última novela, es fiel al conjunto de su obra: aparentemente sencillo pero que esconde en realidad una compleja arquitectura narrativa repleta de digresiones que parecen romper el hilo discursivo pero que completan información que más adelante será más importante de lo que parece; de una metaficción que esconde unas historias dentro de otras; y de un cuestionamiento de la identidad que hace que el lector se devane los sesos pensando si la obra en cuestión habla de los personajes de la misma o si el autor está hablando en realidad de sí mismo. Temáticamente hablando, también esta novela es fiel a toda su carrera: existencialismo, pérdida, amor, azar, soledad, duelo. Paso del tiempo. Un tiempo que no volverá, hecho que, lejos de abrumarnos y desanimarnos, debe alumbrar en nosotros el deseo de vivir con todas las ganas. Auster se moría. Lo sabía. Y buscó completar su legado. Como en su día David Bowie, Leonard Cohen o Freddie Mercury.

2. El niño. Fernando Aramburu. Tusquets. 2024. En 1980 una explosión de gas propano mató a cincuenta niños y tres adultos en el colegio público de Ortuella, Vizcaya. Aramburu documentó los hechos y se entrevistó con supervivientes y familiares de víctimas para poder construir una novela que describe el sufrimiento de una de las muchas familias afectadas. Otro magnífico capítulo de su serie Gentes vascas. Una novela en la que las vidas de los protagonistas cambiarán para siempre a partir de unos hechos devastadores y lacerantes. El autor nos muestra, con gran singularidad y originalidad, aspectos inesperados de cada uno de ellos. Nos los abre en canal gracias a su peculiar bisturí literario-psicológico para enseñarnos qué encierran sus cerebros devastados, cómo laten sus corazones heridos, cómo afrontan el drama personal y familiar y cuál será el destino de cada uno de ellos. Es obvio que la realidad siempre supera a la ficción, pero cuando esta bebe directamente de la realidad el resultado puede ser igualmente veraz. Y dibujarnos una obra de arte en forma de un extraordinario friso de desgarros. 

1. El tesoro de La Girona. Javier Pellicer. Edhasa. 2023. Pellicer derrocha unos bastos conocimientos de los hechos narrados -la derrota de la Armada Invencible en 1588 y los mitos y las leyendas irlandesas- y un gran saber hacer a la hora de mezclar la realidad histórica y unas tramas y unos personajes ficticios que bien podrían haber existido en la realidad. Como en todas sus obras, lo mejor del autor valenciano es la evolución psicológica de sus personajes: sus luchas internas, sus deberes morales, sus cambios en la forma de pensar y de actuar, la superación de sus debilidades, el aprovechamiento de sus fortalezas y la manera en que enfrentan las respectivas situaciones que se les presentan. Joan Mateu y Ealasaid guardan secretos. Ninguno cree merecer al otro. Los dos deben hacer frente a un presente ligado directamente al pasado de sus respectivas familias. Ambos deben afrontar los grandes contrastes de sus tan diferentes orígenes. El tesoro de La Girona es una novela para enamorarse, más si cabe, de la denominada Isla Esmeralda, una cultura en la que conviven en armonía santos, druidas, monjes y hadas.





martes, 14 de mayo de 2024

Baumgartner. Paul Auster. Seix Barral. 2024. Reseña

 




    Cuando en marzo de 2023 Siri Hustvedt anunció que su marido, Paul Auster, padecía cáncer el mundo de la literatura contuvo el aliento. A partir de ese momento, sobre todo debido a la falta de noticias sobre su estado de salud, nos temimos lo peor. Sin embargo, conociendo a Auster, sabíamos que su tenacidad le iba a hacer poder escribir como mínimo una obra más. Y así fue. Un año después del fatal anuncio, y solo unas pocas semanas antes de su fallecimiento, su editorial española de los últimos años, Seix Barral, publicó Baumgartner, su primera novela desde el tremendo éxito alcanzado con 4, 3, 2, 1 (2017). No sabíamos que tan solo un mes y unos pocos días después el autor de Newark (New Jersey), conocido también por obras como La trilogía de Nueva York (1985-6), El palacio de la luna (1989), El cuaderno rojo (1994), Brooklyn Follies (2006), Sunset Park (2010) o Diario de invierno (2012), nos dejaría huérfanos de su genio.

    Se ha dicho de esta obra que se trata del testamento literario de Auster. Me parece algo tan exagerado como injusto, además de falto de originalidad. Algo que queda muy bonito y rimbombante pero que no es cierto. Dicho testamento se esconde en cada página de cada una de sus obras, no solo en esta. Porque esta novela, su última novela, es fiel al estilo del conjunto de su obra: aparentemente sencillo pero que esconde en realidad una compleja arquitectura narrativa repleta de digresiones que parecen romper el hilo discursivo pero que completan información que más adelante será más importante de lo que parece, de una metaficción que esconde unas historias dentro de otras y de un cuestionamiento de la identidad que hace que el lector se devane los sesos pensando si la obra en cuestión habla de los personajes de la misma o si el autor está hablando en realidad de sí mismo. En cuanto a temática, también Baumgartner es fiel a la obra austeriana, que siempre trata sobre existencialismo, pérdida, amor, azar, soledad, etc.

    Seymour Tecumseh Baumgartner, personaje central que da título a la novela, es un septuagenario profesor de Filosofía que, nueve años después de perder a su esposa, Anna, el gran amor de su vida, sigue sumido en el dolor y la soledad. Está cerca de jubilarse y, mientras trabaja en un nuevo libro filosófico, repasa los numerosos manuscritos de su esposa, escritora y traductora, y trata de recordar los hechos vividos junto a ella. Aunque tras su muerte le rindió una especie de homenaje reuniendo sus ochenta y ocho mejores poemas en un único volumen bajo el título de Lexicón, con notable éxito de crítica y ventas, por cierto, ahora piensa en publicar los más de cien restantes. Vive una cadena perpetua de soledad y trata de no perder la memoria, sabedor de que el simple hecho de olvidar subirse la cremallera del pantalón después de ir a orinar es el comienzo del fin de un hombre. Algo que, por desgracia, a él ya le sucede con cierta frecuencia.

    La novela abarca aproximadamente un año y medio de la vida de Baumgartner. Unos dieciocho meses -desde abril de un año sin especificar hasta septiembre del año siguiente- que ocupan los cinco únicos y largos capítulos -unos más que otros- de la obra (261 páginas en total, las mismas que escribe el protagonista en su obra filosófica, Misterios de la rueda). La narración comienza con un ritmo endiablado y de forma casi cómica, contando una serie de catastróficas desdichas del protagonista, que empieza a perder memoria y reflejos. Poco a poco el ritmo va bajando e introduce los muchos y variados pensamientos del protagonista. Además, en diversos fragmentos se reviven momentos de su vida anterior. Con Anna y con sus familiares, tanto los de la rama Baumgartner como los de la rama Auster -sí, de nuevo, como tantas veces a lo largo de su carrera literaria, parece que el autor habla de sí mismo y de su familia-, que se remonta a la Ucrania del siglo anterior. 

    La pérdida, la desposesión y la identidad, temas recurrentes en la obra de Auster se ponen de manifiesto también en Baumgartner. Por ejemplo, en este párrafo en el que se nos habla de Ivano-Frankivsk, la ciudad de origen del abuelo materno del protagonista: una ciudad polaca se había convertido en en una ciudad de los Habsburgo, una ciudad de los Habsburgo se convirtió en una ciudad austrohúngara, una ciudad austrohúngara pasó a ser rusa durante los dos primeros años de la Primera Guerra Mundial, luego austrohúngara, después ucraniana durante un breve espacio de tiempo al término de la guerra, luego polaca, después soviética (de septiembre de 1939 a julio de 1941), luego fue una localidad controlada por los alemanes (hasta julio de 1944), después por los soviéticos y ahora, a raíz del derrumbe de la Unión Soviética en 1991, es una ciudad ucraniana. Con tantas idas y venidas, como para no cuestionarse uno la identidad.

    Una identidad que a veces solo puede reconstruirse a base de recuerdos personales. Y cuando estos se acompañan de los recuerdos de tu compañera de vida la composición de lugar se hace más evidente si cabe. Así le ocurre al protagonista mientras relee los escritos de Anna, en los que su mujer narra los comienzos de la relación, el matrimonio y diversos fragmentos de una vida en común que el destino -o más bien el azar, si hablamos con más propiedad del estilo austeriano- quiso que no tuviera descendencia en forma de hijos. Un azar que, como resaltó más notablemente el propio Auster en 4, 3, 2, 1, determina la vida de las personas. Como la de la propia Anna, cuyo primer amor, Frankie Boyle, murió en la guerra. Y, como consecuencia de ello, también determinó la vida de Baumgartner, cuya existencia en este mundo no habría sido la misma si Anna no hubiera sido su mujer sino la de Frankie. Ni que decir cabe que todas estas cuestiones dan para que el lector piense, y mucho, sobre la vida.

    Dos mujeres más tienen cabida en las páginas de la novela póstuma de Auster. Por un lado, Judith, una mujer con la que el protagonista mantiene una relación. El narrador habla de las semejanzas y diferencias entre esta y Anna, así como del tipo de relación existente entre ella y Baumgartner, quien, pese al duelo, el dolor y el amor que todavía siente hacia Anna, busca seguir adelante sin renunciar a la libertad y al amor. Con muchas dudas, sí. Pero también sin miedo. Porque vivir con miedo a perder es negarse a vivir. Y es que la pérdida no debe atarnos a la depresión. La otra mujer importante en la vida presente del protagonista es Beatrix Coen, una joven estudiante que contacta con él para realizar su tesis doctoral sobre la obra, conocida y no conocida, de Anna. Baumgartner y ella planean una estancia de la joven en casa del anciano para que esta pueda leer los manuscritos de su mujer, lo que ilusiona sobremanera a un Baumgartner que, por fin, piensa hacer todo lo posible para que la obra de su esposa sea conocida y divulgada.

    Baumgartner no es, como ha quedado dicho más arriba, ningún testamento literario. Es, más bien, un canto a la reflexión, a la pérdida, al amor, al azar, a la memoria, a las ganas de seguir viviendo. Reflexiona sobre el significado del amor en cada etapa de la vida de las personas y sobre cómo estas afrontan el duelo, la pérdida y el transcurrir del tiempo. Un tiempo que no volverá jamás y que, lejos de abrumarnos y desanimarnos, debe alumbrar en nosotros el deseo de vivir con todas las ganas. Todo ello, narrado por uno de los mayores escritores contemporáneos, a la edad de 77 años y conocedor de que su tiempo se acabará pronto, constituye un testamento no literario sino absolutamente vital. Testamento vital que haríamos muy bien en incorporar a nuestra razón de ser en esta tierra. Servidor no puede dejar de admirar a quienes, sabiendo que su tiempo se acaba, en lugar de desesperarse buscan dejar un legado, una despedida, un agradecimiento final en forma de novela, disco, película, etc. Bravo por Leonard Cohen, por David Bowie, por Freddie Mercury y por Paul Auster (a pesar de ese final abierto a interpretaciones que deja al lector más noqueado si cabe).         

    

lunes, 25 de enero de 2021

Jungleland cumple 10 años: los 10 mejores libros internacionales de la década



    Este blog está de aniversario. Una década de vida. Ni más ni menos. Más de cuatrocientas entradas en total. Casi nada. La mayoría de ellas, como es lógico, reseñas de muchos de los libros que voy leyendo. No todos, puesto que jamás reseño un libro que no me haya gustado (algunos pocos son abandonados a mitad de lectura; otros, pese a ser finalizados, no acaban de llamar especialmente mi interés). La cuestión es que nunca publico una reseña crítica con ningún libro, pues no me considero quién para escribir mal sobre el trabajo de ningún escritor. Pienso que hasta el peor de los libros conlleva muchas horas de trabajo y la ilusión y la pasión de quien lo escribe. También opino que hasta del peor de ellos se puede aprender --¡aunque sea cómo no hay que escribir uno!--. De manera que solo reseño en este blog los libros que me dicen algo. Que me aportan algo. Aunque sea un poquito solamente. 


    El otro día se me ocurrió una idea: ¿qué mejor manera de celebrar la década de existencia del blog que recuperando los mejores libros de estos últimos diez años? Y decidí, además, acotar la lista únicamente a aquellos publicados durante esta última década. Porque la celebración de Jungleland coincide con el fin de la década 2011-2020. Buena coincidencia, por cierto. Así que, allá van, mis diez libros preferidos de todos los que he leído durante estos diez años y que han sido publicados también durante este lapso de tiempo.     





10. La gente feliz lee y toma café. Agnès Martin-Lugand. Alfaguara. 2014. Es uno de esos libros de cuyos personajes cuesta despedirse cuando se finaliza la lectura. Su mensaje, directo al corazón del lector, le hace ver la vida de manera diferente. La vida misma se muestra como un regalo que debemos aprovechar durante cada minuto. El viaje interior y exterior que emprende Diane para superar el peor momento de su vida nos arrastra con ella. Además, la casi ausencia de descripciones, el lenguaje directo y los diálogos ágiles convierten al libro en una montaña rusa de emociones de la cual nos cuesta bajarnos. El final tampoco es el típico fueron felices y comieron perdices, sino una introspección, una reflexión profunda sobre la facilidad con la que a veces buscamos un clavo que quite otro clavo. Resulta complicado abordar esta lectura sin un cigarrillo y una taza de café como compañeros de viaje literario. 

9. El ferrocarril subterráneo. Colson Whitehead. Random House. 2017. Se conoció como el ferrocarril subterráneo a una red clandestina organizada durante el siglo XIX en EE. UU. y Canadá para ayudar a escapar hacia los estados libres del norte y Canadá a la máxima cantidad posible de esclavos afroamericanos. Su nombre se debió a que sus miembros se referían a sus actividades utilizando un lenguaje metafórico, en clave, relacionado con el mundo ferroviario. Los esclavos eran los pasajeros, los que los escondían eran los jefes de estación y a los que les ayudaban a escapar de las plantaciones se les conocía como maquinistas o conductores. Pese a que cuesta entrar en la acción, la novela va arrancando destellos que propician que el lector vaya conectando paulatinamente con la historia. Hasta que queda atrapado en ella y en cada uno de sus protagonistas, a los que llega a adorar u odiar, y solo piensa en conocer el desenlace final, que nos deja con el corazón en vilo hasta la última frase.

8. Escucha la canción del viento / Pinball 1973. Haruki Murakami. Tusquets Editores. 2015. Escribe el propio autor en el prólogo de esta edición que las novelas de la mesa de la cocina, escritas a altas horas de la madrugada sobre la mesa del bar que regentaba a finales de los setenta, constituyen algo decisivo e irremplazable. Fiel reflejo de que los inicios de uno como novelista pueden quedar atrás, pero nunca olvidarse. En estas dos primeras obras de Murakami aparecen ya muchas de sus señas de identidad. Por ejemplo, el surrealismo, el amor por el jazz, la soledad, la huida, los bares, las relaciones sentimentales frustradas, lo excéntrico, lo absurdo, un lenguaje extraño, casi alienígena, y unos personajes jóvenes, melancólicos, perdidos, inadaptados y hasta depresivos. Y también el riesgo. A buen seguro, para los fans del escritor nipón, poder conocer estas obras constituirá todo un alimento para su espíritu. Y también para su conocimiento. Porque a todos nos gusta saber más sobre nuestros ídolos. Especialmente sobre sus inicios, cuando todavía eran desconocidos y anónimos.

7. El cielo es azul, la tierra blanca. Hiromi Kawakami. Alfaguara. 2017. Belleza literaria que nos presenta de forma descarnada y talentosa las marcas del alma, la indefinición y la duda en la que a menudo nos movemos las personas. Y también nuestros miedos, frustraciones, melancolía y demás cuestiones que nos atormentan. Todo ello, no obstante, ofreciéndonos una vía para la esperanza, la ilusión, la auto afirmación personal y la posibilidad, siempre presente, de volver a empezar. De disfrutar de los pequeños placeres, de los pequeños gestos cotidianos que podemos regalarnos, a nosotros mismos y a los demás. Si todo lo referido se adereza con sake, cerveza, aperitivos y platos típicos japoneses --en el texto encontramos una completa guía culinaria del país nipón--, además de mercados, béisbol, bares, tabernas, etc, encontramos una ambientación realista y muy cercana. Su prosa es, además, elegante, sutil, delicada y detallada, y siempre encuentra las palabras justas para noquear al lector y conmoverlo hasta el límite. 

6. Canadá. Richard Ford. Anagrama. 2013. Novela de gran carga psicológica en la que los sucesos narrados tienen menor importancia que el modo en que sus protagonistas los viven. Canadá gira en torno a varias ideas, conectadas entre sí, que componen una historia atractiva, emocionante, que en unas ocasiones libera y en otras agobia. La frontera entre EE. UU. y Canadá simboliza mucho más que el simple paso de un país a otro. A saber: una huida hacia adelante sin posibilidad de retorno; la pérdida de la juventud y la inocencia del protagonista, que debe madurar rápidamente para sobrevivir en solitario y tratar de olvidar un pasado tormentoso; y la lucha entre el presente y el pasado. Otro de los elementos clave de la novela es la dificultad de la toma de decisiones y su influencia sobre las vidas de quienes nos rodean. Pero estamos también ante una novela sobre las segundas oportunidades y sobre las diferentes maneras de afrontarlas. La intimidad de los personajes y el realismo de los ambientes, pese a ralentizar en ocasiones la acción, le da a la historia un toque extra de veracidad.

5. La ley del menor. Ian McEwan. Anagrama. 2015. Una de las claves que hacen grande a McEwan es que, más allá de su indudable audacia a la hora de escribir, plantea en sus obras temas que, ya de entrada, predisponen al lector a ser golpeado. Además, sabe enlazar magistralmente cada una de las diferentes historias que componen sus novelas. En este caso, la jueza Fiona Maye debe decidir sobre la vida de Adam Henry, un menor de edad que se opone a una transfusión de sangre que podría curar su leucemia. ¿El motivo? Es Testigo de Jehová. El dilema moral que se le presenta a la jueza es de órdago: respetar las creencias religiosas de Adam o mantener su seguridad personal por encima de estas. Para completar el cuadro que debe afrontar la protagonista, su marido le acaba de presentar una propuesta: dado que ambos rondan los sesenta y llevan varias semanas sin mantener relaciones sexuales --algo que no parece importar a su esposa, pero sí a él--, ha decidido mantener una relación pasional con una joven de veintiocho. Con este panorama, la novela conmueve, sorprende, intriga, indigna e invita a reflexionar. Así, el goce de su lectura anticipa la angustia de ver que las páginas avanzan y finaliza un libro que desearías que no terminase nunca. 

4. Jaque al psicoanalista. John Katzenbach. Ediciones B. 2018. Quince años después de la archi conocida precuela, Katzenbach resucitó al temible Rumplestiltskin para volver a poner entre la espada y la pared al doctor Starks. Sin embargo, en la novela solo han transcurrido cinco años. Tiempo en el que el psicoanalista ha rehecho su vida y ha retomado su actividad profesional. No en Nueva York sino en Miami. Un lugar como otro en el que comenzar desde cero una nueva existencia repleta de sol, paz, trabajo y tranquilidad. Hasta que una noche el hombre que quiso matarlo --y al que creía muerto-- reaparece como si nada en su consulta. Pero en esta ocasión no quiere acabar con él, sino pedirle ayuda para salvar a su hermano Merlin y a su hermana Virgil, amenazados por un desconocido que pretende cobrarse sus vidas a toda costa. Starks debe investigarlo, encontrarlo y entregárselo a R., quien dará buena cuenta de él. A cambio, los tres hermanos lo dejarán en paz para siempre. La novela casi llega a los niveles de tensión, intriga y misterio de El psicoanalista. Cualquier amante del género la disfrutará como la anterior, comprobando que ha valida la pena la espera. Porque ya sabemos que lo bueno se hace esperar.             

3. Born to run. Memorias. Bruce Springsteen. Random House. 2016. Risa, anécdotas, música y reflexión. Una reflexión honda, profunda y sosegada. Una especie de catarsis en la que el Boss hace un examen psicoanalítico puro y duro, llegando a afirmar que en psicoanálisis trabajas para convertir los fantasmas que te atormentan en ancestros que te acompañan. Para hacerlo se requiere mucho esfuerzo y mucho amor, pero ese es el modo en que aligeras la carga que tus hijos tendrán que soportar. A luchador, al Boss, le ganan muy pocos. No en vano, como él mismo escribe, su voz no hacía presagiar que pudiera ser cantante solista. Pero su tenacidad y conocerse a sí mismo, con sus límites pero también con sus fundamentos, le valieron para ser quien es en la actualidad. En las memorias encontramos confesiones llamativas y sorprendentes. Muy celoso de su vida privada, Springsteen afirma haber tenido una relación tempestuosa con su padre. Hecho que hizo que el Boss no lograra mantener ninguna relación sentimental que durase más de dos años --incluyendo su primer matrimonio--. Hasta que apareció en escena Patti Scialfa. Born to run es una biografía extensa escrita de puño y letra por un músico que, dicho sea de paso, escribe de forma impecable.

2. Stoner. John Williams. Baile del Sol. 2012. ¿Cómo es posible que esta novela --y su autor-- hayan pasado desapercibidos durante medio siglo cuando ambos deberían estar considerados clásicos indiscutibles del siglo XX estadounidense y mundial? Lo primero que llama la atención de la novela es su estilo narrativo. Una prosa elegante que crea una gran empatía con su protagonista. Williams demuestra tener una fuerza brutal para narrar historias cotidianas, quizás con la emoción de quien ha amado y sufrido a partes iguales a lo largo de su vida. Nos presenta una Universidad de la América profunda del siglo pasado. Y lo hace de forma magistral, con todo lo bueno y lo malo que allí hubo. A través de un personaje que quizás sea un alter ego de sí mismo, pues la novela tiene un trasfondo autobiográfico indudable: tanto el autor como su personaje fueron profesores de literatura inglesa en la Universidad de Misouri. Hace ya siete años que leí y reseñé la novela, pero la emoción con la que leí sus últimas páginas, con los ojos anegados por las lágrimas, casi sin poder finalizar la lectura, con la visión borrosa, me acompañará mientras viva. Stoner es una obra maestra literaria de primera magnitud. ¡Y debemos decirlo muy alto!

1. 4321. Paul Auster. Seix Barral. 2017. Paul Auster estuvo siete años sin publicar una sola novela. Demasiado tiempo para sus seguidores. Sin embargo, la espera bien valió la pena, puesto que 4321 son en realidad cuatro novelas en una. Cuatro historias diferentes protagonizadas por el mismo personaje en un mismo intervalo de tiempo según los azares de la vida. Porque leer estas cuatro novelas nos demuestra que no somos dueños de nuestro destino más que en unos pocos aspectos que sí podemos controlar conscientemente. Son las casualidades las que finalmente hacen que un camino trazado siga recto o se desvíe. Auster recrea, al más puro estilo Forrest Gump, la Norteamérica de los años centrales del siglo XX, desgranando los grandes acontecimientos que marcaron a toda una generación. 4321 es un originalísimo drama social que cautiva, emociona y divierte. Una obra completa --en el pleno sentido de la palabra-- que nos presenta una vida de Fergusones de los que cuesta despedirse según avanzan los capítulos. Una de esas novelas que desde su misma publicación se convierten en clásicos de la historia de la literatura universal. Y, como el Meursault de Camus en El extranjero, el Edmundo Dantés de Dumas en El conde Montecristo, el Holden Caulfield de Salinger en El guardián entre el centeno o la misma Emma Bovary de Flaubert en Madame Bovary, el Archie Ferguson --o, más bien, los cuatro Archies Fergusones-- de Auster en 4321 entra por derecho propio en ese pequeño gran museo vivo de los personajes inmortales de la historia literaria.





miércoles, 2 de enero de 2019

Mis diez mejores lecturas de 2018





     Finalizado el 2018,  como hago cada año, os dejo la lista de mis diez mejores lecturas de 2018 y os deseo a todos un muy feliz 2019.

10. Se llamaba Manuel. Víctor Fernández Correas. Ediciones Versátil. 2018. El Madrid y su ambiente, sus gentes y sus vestuarios, sus luces y sus sombras cobran vida ante nuestros ojos de la mano de este autor extremeño que sigue progresando con cada novela que publica a la vez que se nos muestra muy versátil. La novela entretiene, enseña e ilustra sobre nuestro pasado. Un pasado que vuelve, una y otra vez. Contra el que debemos luchar. Aunque sea derrochando coraje y corazón...

9. Leones de Aníbal. Javier Pellicer. Edhasa. 2018. A través de los sentimientos, sufrimientos, anhelos y promesas de sus protagonistas, la novela nos mete de lleno en la acción. Todos ellos han de soportar el tremendo peso de sus mochilas. Unas mochilas compuestas no solo de sus equipajes sino de hechos de vida que algunos de ellos apenas pueden arrastrar por el fango y las altas montañas. Así pues, deberán imponerse a sus propios fantasmas y a una naturaleza que se nos muestra tal y como es: casi inaccesible. 

8. El círculo del alba. Luisa Ferro. Planeta. 2016. La sociedad madrileña de principios del siglo pasado aparece magistralmente dibujada en las páginas de la novela: desde la opulencia más burguesa hasta la pobreza más absoluta; desde el mundo de las apariencias hasta la realidad más cruel; desde los clubes de alterne y perversión hasta los privados solo para ricachones; desde las sesiones espiritistas hasta los revolucionarios y todavía no muy divulgados estudios de Sigmund Freud. Todo tiene cabida en ella: aventura, fantasía, romanticismo, pasiones, asesinatos, investigaciones policiales, medicina o botánica.

7. Reina roja. Juan Gómez-Jurado. Ediciones B. 2018. El autor repite la fórmula que tantos éxitos le reporta: intriga a raudales, peleas, persecuciones y explosiones, hondas reflexiones psicológicas y vitales, grandes dosis de humor y una narración de alto ritmo que no deja descansar al lector. Un lector que no puede evitar la tentación de pasar página y continuar leyendo para tratar de esclarecer los casos presentados. Algo que, por cierto, no logra. Porque solo un autor como este --y unos muy pocos más-- es capaz de crear estas tramas, tejidas con la precisión de las más audaces de las arañas.  

6. La insoportable levedad del ser. Milan Kundera. Tusquets Editores. 1985. Novela de difícil encaje categórico. Algunos la consideran filosófico-psicológica por sus posturas cercanas al existencialismo y la aparición de lo freudiano y de otras corrientes filosóficas. Para otros, es una novela político-social porque describe la vida en la capital checa antes, después y durante la campaña soviética de 1968, en plena Guerra Fría. Por ello, no faltan quienes le otorgan un fuerte componente histórico, aunque cueste catalogarla como novela histórica. Para otros, es una obra sexual, afectiva y de pareja. Y todos aciertan.

5. Asesinato en el Orient Express. Ágatha Christie. RBA Libros. 2013. Clásico universal de la novela negra, está escrita a la antigua usanza, siguiendo el típico esquema de introducción, nudo y desenlace. La primera parte describe la situación de partida, presenta a los personajes, física y psicológicamente, y narra el asesinato de Samuel Edward Ratchett. La segunda nos muestra las averiguaciones del famoso detective Hércules Poirot y las reacciones de los protagonistas ante las sospechas y los interrogatorios. Y la tercera nos sorprende al ver a un Poirot exultante ante otro caso resuelto con éxito. 

4. El balcón en invierno. Luis Landero. Tusquets Editores. 2014. El autor extremeño cuenta en estas páginas su progresivo aprendizaje sobre el mundo de los libros. Primero, como lector; después, como escritor. Desde pequeño, su madre lo acusó de ser un mentiroso y de tener buenas dotes para fabular. Buen comienzo. En los libros leídos está la sombra, el rastro de lo que fuimos, los diversos bocetos de nuestro aprendizaje estético y de nuestra evolución vital, los vestigios de ciertos afanes que un día nos conmovieron y con los cuales construimos nuestro modo de ser y de sentir, y lo más valioso y secreto de nuestro bagaje cultural. 

3. Autorretrato sin mí. Fernando Aramburu. Tusquets Editores. 2018. No es una novela ni tampoco un ensayo, sino una recopilación de hechos, recuerdos y pensamientos del autor. Un libro personal y arriesgado, pero también bello. La historia del escritor pero también la de la mayoría de nosotros. Un relato que no se lee del tirón sino a pequeños sorbos y que, viniendo de la mano de un escritor en plena madurez, personal y literaria, debe ser leída con emoción y agradecimiento a la vida, a la lengua y a la literatura. Una lectura que nos provocará en un futuro más o menos lejano un hondo sentimiento de nostalgia.

2. 4 3 2 1. Paul Auster. Seix Barral. 2017. Cuatro historias diferentes protagonizadas por un mismo personaje en un mismo intervalo de tiempo según los azares de la vida. Leer estas cuatro historias nos muestra que no somos dueños de nuestro destino más que en unos pocos aspectos que sí podemos controlar conscientemente. Las casualidades son las que finalmente hacen que un camino siga recto o se desvíe (mucho o poco). Un drama social, una obra completa, que desde su misma publicación se ha convertido en todo un clásico de la literatura universal. Y su protagonista, Ferguson, entra por méritos propios en ese pequeño gran museo vivo de los personajes literarios legendarios.

1. Ordesa. Manuel Vilas. Alfaguara. 2018.  Muchas de las más grandes novelas de todos los tiempos nacen de los momentos más complicados de la vida de sus autores. Hay innumerables ejemplos de ello. Este es un nuevo caso. Ordesa nace en un momento crucial de la vida de su autor: su divorcio y la muerte de su madre, que cierra el círculo iniciado unos años atrás con la pérdida de su padre. Vilas hace un ejercicio de introspección, individual, familiar y hasta nacional, para transportarnos, sin ningún tipo de orden cronológico, a los años 60, 70 y 80 de esta España nuestra. Su estilo, emotividad y reflexión --personal y colectiva-- hacen de ella una novela que se gana, en mi opinión, el honor de ser la número uno de mi lista.






jueves, 13 de diciembre de 2018

4 3 2 1. Paul Auster. Seix Barral. 2017. Reseña





     Siete años tardó Paul Auster en publicar una nueva novela tras Sunset park (Anagrama, 2010). Demasiado tiempo para sus numerosos seguidores en todo el mundo. No obstante, la espera valió la pena, pues en realidad el autor norteamericano escribió hasta cuatro novelas en esos siete años. Porque la novela 4 3 2 1 podríamos definirla como cuatro historias diferentes protagonizadas por un mismo personaje en un mismo intervalo de tiempo según los azares de la vida, que a todos nos lleva por donde ella y sus vicisitudes quieren. Porque leer estas cuatro historias nos demuestra que no somos dueños de nuestro destino más que en unos pocos aspectos que sí podemos controlar conscientemente. Las casualidades son las que finalmente hacen que un camino trazado siga recto o se desvíe (mucho o poco).

     Los cuatro Archie Ferguson de la novela son iguales pero a la vez diferentes. En una historia el padre de Ferguson fallece; en otra sigue casado con su mujer durante toda la vida; en otras dos se divorcia de ella. En las dos historias en las que sus padres se divorcian, su madre se casa con hombres diferentes. El resultado es que la vida de Ferguson tomará cuatro caminos totalmente diferentes. Variarán su status económico, los lugares en los que deberá vivir, los institutos y las universidades en las que podrá (o no) estudiar, el círculo de amistades, las chicas (o chicos) de quienes se enamorará o simplemente tendrá relaciones sexuales, etc. Por tanto, el carácter y el genio del chico también serán distintos según los vericuetos por los que transcurran sus vidas.

     Estamos, sin duda, ante una historia (o conjunto de historias) espectacularmente imaginativa y, desde luego, muy original en la que las casualidades cobran una importancia extrema. Los límites del azar y las consecuencias de nuestros actos (o de quienes nos rodean) abren unas posibilidades nuevas y cierran otras. Y, desde ese instante, nuestras vidas dejan de ser como eran para pasar a ser de otra manera. Ni mejores ni peores. Simplemente distintas. Y lo más cautivador de todo ello es que esos cambios tan radicales no vienen a menudo dados por grandes hechos (accidentes, muertes, etc) sino por pequeñas decisiones o situaciones que muy a menudo parecen poco o nada significativas.

     Cualquiera de las cuatro historias (o, por qué no llamarlas así: novelas) que conforman 4 3 2 1 son creíbles al ciento por ciento. Están narradas con la habitual maestría de Paul Auster (muchos críticos hablan de ella como su mejor novela hasta la fecha; algunos incluso afirman de ella que corona su carrera literaria) y, pese a su longitud --casi mil páginas-- y su tamaño de letra --no demasiado grande en esta primera edición--, atan al lector a sus hojas. Y es que no se trata únicamente de una novela de ficción probable sino, además, del retrato de una generación y de la crónica de una época --los años sesenta y setenta-- que han marcado nuestro presente.

     Resulta obvio que un libro de casi mil páginas escrito por uno de los grandes escritores de nuestra época pueden dar mucho de sí. Temas como el crecimiento personal, la familia, las amistades, el amor, la política, el arte o la muerte se tratan en esta novela de forma magistral. Con una profundidad de análisis, reflexión y narración dignas de un genio de las letras. Y permite conocer mejor a Paul Auster, dados los elementos autobiográficos que probablemente integran los capítulos. Porque no parece una casualidad que el personaje central de las historias, Archie Ferguson, naciera, como el escritor, en 1947 en Newark (NJ, EE. UU.). Tampoco las aptitudes e inquietudes innatas de la personalidad del mismo.

     Porque, al margen de los diferentes caminos que toman las cuatro vidas del protagonista, hay un factor central que hace de nexo de unión de todas ellas: en las cuatro Ferguson cursa estudios universitarios, ama al cine y todo lo que lo rodea y se nos muestra como un lector compulsivo y un escritor (periodístico, de relatos, de novelas y de traducciones de poemas franceses de principios y mediados de siglo) autodidacta, voraz, trabajador, imaginativo y original. Y en las cuatro consigue, con mayor o menor éxito, que sus obras sean premiadas y/o publicadas. Por tanto, encontramos tantas similitudes entre las vidas de Ferguson y Auster que incluso podríamos hablar de una especie de retrospectiva. ¿Narra, quizás, el Auster septagenario la vida del Auster (reconvertido en Ferguson) quinceañero o veinteañero?

     La novela recrea --al más puro estilo Forrest Gump-- la Norteamérica de los años centrales del siglo XX. Contiene una guía muy detallada del Manhattan, de la Nueva York y de la Nueva Jersey de la época --parques, jardines, bares y restaurantes, cines, teatros, museos, etc--, que cobran de nuevo vida ante nuestros ojos (incluidos no solo sus ambientes sino también sus olores y sabores), y desgrana los grandes acontecimientos que marcaron a toda una generación: el movimiento hippie, las protestas estudiantiles, las revueltas raciales, los asesinatos de los hermanos Kennedy, la muerte de Marilyn, las guerras de Corea y Vietnam, las elecciones y dimisiones presidenciales, las competiciones deportivas, etc.

     4 3 2 1 es un drama social --no puedo desvelar aquí el motivo de dicha calificación, pues al lector le pertenece el honor y deber de averiguarlo por sí solo-- que cautiva, emociona y divierte. Una obra completa (en el pleno sentido de esta palabra) que nos presenta una serie de Fergusones de los que cuesta despedirse según avanzan los capítulos y las páginas. Una de esas novelas que desde su misma publicación se convierten en clásicos de la historia de la literatura universal. Y, como el Meursault de Camus en El extranjero, el Edmundo Dantés de Dumas en El conde de Montecristo, el Holden Caulfield de Salinger en El guardíán entre el centeno o la Emma Bovary de Flaubert en Madame Bovary, el Archie Ferguson de Auster en 4 3 2 1, entra por derecho propio en ese pequeño gran museo vivo de los personajes legendarios de la historia literaria.                                                     


miércoles, 27 de mayo de 2015

El cuaderno rojo. Paul Auster. 1994. Anagrama. Reseña





     El escritor de Nueva Jersey Paul Auster escribió una novela corta de título El cuaderno rojo en 1993. En ella recogió vivencias personales, familiares, de amigos y de conocidos que tienen que ver con la casualidad y sus consecuencias en nuestras vidas. Se podrá creer (o no) en una de las máximas del psicoanálisis que afirma que las casualidades no existen, pero el caso es que ocurrir, ocurren, y suelen tener mucho que ver en nuestras decisiones y actos en la vida cotidiana.

     La novela se compone de trece capítulos o relatos cortos que describen diversos hechos acaecidos en determinados momentos de la vida del propio autor. Un autor que se convierte en cazador de coincidencias, en traductor de las extrañas revelaciones del azar. En suma, en un escritor que, según Justo Navarro, escritor y prologuista de la edición reseñada, utiliza el idioma de los encuentros fortuitos que se convierten en destino.

     Auster recorre en esta novela los grandes momentos de su existencia: su niñez, su adolescencia, sus estancias en Canadá y en Francia, su frustrado matrimonio, su paternidad o su divorcio. Y nos lo cuenta con un lenguaje cercano, sencillo y sin ningún artificio. Como si nos estuviera narrando su vida ante un café en cualquier cafetería de nuestra ciudad. Es por esto que también se puede contemplar esta obra como una pequeña recopilación de memorias personales de uno de los autores más conocidos de nuestra época.

     A través de los capítulos o relatos vamos asimilando algo que no por conocido tenemos siempre presente: la tremenda fragilidad del ser humano. Algo que nos llega a asustar. Porque las coincidencias nos pueden hacer reír, incluso nos pueden divertir, pero también pueden llegar a desgraciarnos la vida (e incluso a acabar con ella). Y en el tema que nos ocupa, el literario, puede inspirar a un autor a escribir un libro. Algo que le pasó al propio Auster. Y, por qué negarlo, a mí mismo. De hecho, mi primera novela, El Círculo de las Bondades, nació de una casualidad. Nada sería como es si mi amiga Pilar no me hubiera enviado aquel mail con aquel power point sobre los milagros de Irena Sendler en el gueto de Varsovia. 

     La lectura de este conjunto de relatos me ha recordado una película que me impresionó mucho cuando la vi en su día. Me refiero a Morir (o no), del director, guionista y productor catalán Ventura Pons. En ella, siete historias se encadenan de forma que lo que ocurre en cada una de ellas interfiere en las demás, aunque no haya entre sí relación aparente. Y es que las casualidades sí influyen en nuestro día a día, por mucho miedo que nos dé reconocer el hecho de que somos dueños de nuestras decisiones pero no de nuestro destino. 

     La novela (incluyendo el prólogo de Justo Navarro de esta edición) se lee en menos de una hora y media, del tirón, y deja una sensación de extrañeza en el lector. En efecto, nos podemos llegar a sentir extraños en un mundo en que escapar de las coincidencias es imposible. Todos tenemos alguna historia que contar: un objeto perdido que aparece cuando menos se espera y donde menos se espera; ese tren o ese avión que no tomamos y que nos salvó la vida (o al revés); ese accidente mortal del que salimos indemnes; ese encuentro fortuito que nos cambió la vida.

     Estamos ante un libro, pues, muy indicado para quienes gustan de los relatos, de las anécdotas de la vida de los escritores y de historias reales contadas sin tapujos - recordemos aquello de que la realidad siempre supera la ficción -. Además, como decía Borges: mientras menos te alargues y más digas, tanto mejor. Y este es un ejemplo claro de algo que también defendieron autores como Poe, Cortázar o Kafka. Quizás no conocieras la existencia de este libro. Quizás sí, pero no te habías decidido a leerlo. Quizás hayas llegado a esta reseña por casualidad. Quizás acabes leyéndolo.

     Como he escrito más arriba, la novela viene precedida, en esta edición de Anagrama Quinteto, de un prólogo de Justo Navarro en que justifica la escritura de los relatos y nos presenta a un Auster desconocido hasta ahora. Pocas veces un prólogo es tan recomendable como la novela en sí. En definitiva, un librito interesante para pasar un rato agradable y distendido de la mano de un Auster volcado más que nunca hacia el extraño idioma del azar...