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sábado, 15 de junio de 2024

Mis diez mejores lecturas del primer semestre de 2024

 




10. Nadie lo conoce. Mari Jungstedt. Maeva. 2010. Mari Jungstedt reúne en una misma historia viejos rituales vikingos, asesinatos en serie, la Historia de Gotland -la saga completa se desarrolla allí-, los más modernos métodos arqueológicos, el robo y contrabando de joyas y demás objetos, las vidas personales de sus protagonistas -el policía Knutas y el periodista Berg- y las consecuencias que una infancia familiar destructiva puede provocar en algunos futuros adultos, que se convierten en unos inadaptados muy peligrosos para sí mismos y para sus conciudadanos. Un cóctel molotov que, agitado con la maestría de la autora escandinava, desencadena una historia que atrapa al lector y lo ata a sus páginas hasta la resolución definitiva. 

9. Vita brevis. Jostein Gaarder. Siruela. 2022. Ficción literario-filosófica que revela los desacuerdos y el descontento de Floria Emilia, la mujer que ocupó el corazón de San Agustín -tratado aquí simplemente como Aurelio- en sus años de juventud, por el hecho de haber sido abandonada, arrebatado su hijo además, debido al ascetismo del filósofo y sus nuevas creencias cristianas, de las que critica una visión centrada más en la vida después de la muerte que en la presente y terrenal. La novela capta a la perfección el enfrentamiento entre las filosofías del denominado carpe diem -vive el presente, aprovecha el tiempo-, ejemplarizadas por Floria Emilia, y las neoplatónicas y ascéticas, representadas por San Agustín. Como en su famosa novela El mundo de Sofía, Gaarder nos explica la filosofía de manera amena y entendible, como debería hacerse en las aulas.

8. Soldados de Salamina. Javier Cercas. Tusquets. 2001. La novela que relanzó la carrera literaria de Cercas narra unos hechos históricos -los fusilamientos acaecidos durante los últimos días de la guerra en el santuario del Collell (Girona)- desde puntos de vista variados, demostrando que la Historia no se puede conocer fehacientemente desde una única versión. Una novela que bebe directamente de los escritores Sánchez Ferlosio y Roberto Bolaño sobre dos historias reales que tienen que ver con el también escritor y político falangista Sánchez Mazas y un soldado republicano que lo dejó escapar con vida del lugar de los fusilamientos. Un ejemplo claro de cómo de complicado, arduo y tortuoso es el proceso de documentación de una novela histórica. Sobre todo cuando esta se basa en personajes reales a los cuales se debe encontrar y conocer para lograr la máxima perfección y veracidad posible. Una historia deslumbrante que fue apoyada por la magnífica película de David Trueba. 

7. El periodista deportivo. Richard Ford. Anagrama. 2023. Primera de las cinco novelas protagonizadas por el personaje ficticio -¿puede que un alter ego del propio autor?- Frank Bascombe, en las que el Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2016 Richard Ford traza un exhaustivo retrato psicológico no solo de un personaje y hasta de la condición humana, sino también de una nación (EE.UU.) y una región (Nueva Jersey), cuyas ciudades principales (Haddam, Freehold o Asbury Park) son parte importante de la historia hasta el punto de condicionar la vida del protagonista principal. Un personaje que sufre la cotidianeidad, que es un superviviente -a tiempo completo, además- de la crisis personal y familiar que sufre desde años atrás, aunque por momentos él mismo no sea capaz de verlo de esa manera. El autor parece reflexionar en voz alta sobre cómo podría haber sido su vida si no hubiera decidido luchar por ser escritor. 

6. La biblioteca de la medianoche. Matt Haig. Alianza. 2021. Un canto al poder de los libros como fuerza impulsora de vitalidad y de amor. Una celebración de la multitud de posibilidades que nos ofrece la vida. Un estudio filosófico y casi psicológico -y muy empático- sobre la condición humana. Una fantasía en torno a lo que de verdad importa -o debería importar- en la vida. Una inyección de posibilidades en tiempos difíciles e inquietantes. Una experiencia sobre el amor, las segundas oportunidades y la valoración de la vida que nos ha tocado vivir. Una historia que mueve a la reflexión acerca de nuestra relación con el remordimiento por lo que hicimos o dejamos de hacer. Porque todos hemos cometido alguna vez el tremendo e injusto error de no ver sentido a nuestras vidas. De todo esto trata una novela que todo el mundo debería leer. Porque, además, es muy entretenida y realmente absorbente.

5. Surrender. 40 canciones, una historia. Bono. Reservoir Books. 2022. Bono, líder de la famosa banda irlandesa U2, nos descubre algunos aspectos menos conocidos de su vida a la vez que explica más detalladamente otros ya conocidos por todos. Un libro extenso que presenta los grandes momentos familiares, musicales y político-activistas de un cantante irrepetible por su importancia a todos los niveles. Unas memorias para fans y no fans. Porque, más allá de lo musical y familiar, resulta innegable la labor político-social del autor, con conexiones con Amnistía Internacional, Greenpeace y otras muchas ONGs. Así, se puede asistir, desde dentro, a complicadas reuniones, negociaciones y diseño de campañas como la condonación de la deuda externa de los países del Tercer Mundo o la de las ayudas a los países pobres africanos para poner fin a la transmisión incontrolada del SIDA. El tema del mesianismo político aparece en el libro, con todas las alabanzas y críticas recibidas. 

4. La última función. Luis Landero. Tusquets. 2024. La historia de quien quiere pero no puede. De quien da todo lo que lleva dentro pero no consigue más que pequeñas victorias que hacen estériles sus esfuerzos por alcanzar una meta mucho más amplia. De quien, pese a ello, atesora una dignidad y una honestidad a prueba de bombas. Porque solo fracasa quien abandona, nunca el que lo intenta con todas sus fuerzas. Tito, Rufete y Galindo ven en esa última función su última oportunidad en la escena teatral. Paula busca vivir una aventura que la lleve a iniciar una nueva vida mucho más satisfactoria. Y los ciudadanos de San Albín ven en esa representación la última ocasión de conseguir que su querido pueblo no caiga en el olvido y pase a engrosar la lista de pueblos de la denominada España vaciada. Una novela sencilla y a la vez complicada. Como la vida misma. Todo ello de la mano de un Landero que demuestra conocer al dedillo no solo el alma humana sino las mejores formas de hacer literatura. 

3. Baumgartner. Paul Auster. Seix Barral. 2024. ¿El testamento literario de Auster? Para nada. Sería injusto calificarla así. Porque el estilo de esta novela, su última novela, es fiel al conjunto de su obra: aparentemente sencillo pero que esconde en realidad una compleja arquitectura narrativa repleta de digresiones que parecen romper el hilo discursivo pero que completan información que más adelante será más importante de lo que parece; de una metaficción que esconde unas historias dentro de otras; y de un cuestionamiento de la identidad que hace que el lector se devane los sesos pensando si la obra en cuestión habla de los personajes de la misma o si el autor está hablando en realidad de sí mismo. Temáticamente hablando, también esta novela es fiel a toda su carrera: existencialismo, pérdida, amor, azar, soledad, duelo. Paso del tiempo. Un tiempo que no volverá, hecho que, lejos de abrumarnos y desanimarnos, debe alumbrar en nosotros el deseo de vivir con todas las ganas. Auster se moría. Lo sabía. Y buscó completar su legado. Como en su día David Bowie, Leonard Cohen o Freddie Mercury.

2. El niño. Fernando Aramburu. Tusquets. 2024. En 1980 una explosión de gas propano mató a cincuenta niños y tres adultos en el colegio público de Ortuella, Vizcaya. Aramburu documentó los hechos y se entrevistó con supervivientes y familiares de víctimas para poder construir una novela que describe el sufrimiento de una de las muchas familias afectadas. Otro magnífico capítulo de su serie Gentes vascas. Una novela en la que las vidas de los protagonistas cambiarán para siempre a partir de unos hechos devastadores y lacerantes. El autor nos muestra, con gran singularidad y originalidad, aspectos inesperados de cada uno de ellos. Nos los abre en canal gracias a su peculiar bisturí literario-psicológico para enseñarnos qué encierran sus cerebros devastados, cómo laten sus corazones heridos, cómo afrontan el drama personal y familiar y cuál será el destino de cada uno de ellos. Es obvio que la realidad siempre supera a la ficción, pero cuando esta bebe directamente de la realidad el resultado puede ser igualmente veraz. Y dibujarnos una obra de arte en forma de un extraordinario friso de desgarros. 

1. El tesoro de La Girona. Javier Pellicer. Edhasa. 2023. Pellicer derrocha unos bastos conocimientos de los hechos narrados -la derrota de la Armada Invencible en 1588 y los mitos y las leyendas irlandesas- y un gran saber hacer a la hora de mezclar la realidad histórica y unas tramas y unos personajes ficticios que bien podrían haber existido en la realidad. Como en todas sus obras, lo mejor del autor valenciano es la evolución psicológica de sus personajes: sus luchas internas, sus deberes morales, sus cambios en la forma de pensar y de actuar, la superación de sus debilidades, el aprovechamiento de sus fortalezas y la manera en que enfrentan las respectivas situaciones que se les presentan. Joan Mateu y Ealasaid guardan secretos. Ninguno cree merecer al otro. Los dos deben hacer frente a un presente ligado directamente al pasado de sus respectivas familias. Ambos deben afrontar los grandes contrastes de sus tan diferentes orígenes. El tesoro de La Girona es una novela para enamorarse, más si cabe, de la denominada Isla Esmeralda, una cultura en la que conviven en armonía santos, druidas, monjes y hadas.





martes, 9 de abril de 2024

Soldados de Salamina. Javier Cercas. Tusquets. 2001. Reseña

 




    Una década después de sus novelas de debut --El móvil y El inquilino-- Javier Cercas reemprendió su carrera como escritor con Soldados de Salamina (2001), una obra que cuenta varias historias y desde diferentes puntos de vista. Una novela sobre dos historias reales que tienen que ver con un escritor-político falangista y con un soldado republicano durante el período final de la Guerra Civil Española, aunque en el caso del soldado republicano su historia continúa durante toda la Segunda Guerra Mundial, concretamente hasta la liberación de París. Un trabajo que bebe directamente de otros dos escritores, Sánchez Ferlosio y Roberto Bolaño, quienes hablan a Cercas de Sánchez Mazas y Antonio Miralles, los grandes protagonistas de la novela. Una novela que nace siete años antes de su finalización y posterior publicación. Y es que en 1994 el escritor Sánchez Ferlosio le dio a conocer a Cercas la historia de su padre, Sánchez Mazas. Una historia deslumbrante cuyo punto central es su fusilamiento en el santuario del Collell (Girona) en 1939.

    Un fusilamiento del que sobrevivió de forma milagrosa, aunque existen dos versiones diferentes de los hechos: la primera, contada por el propio Sánchez Mazas durante el resto de su vida, habla de que las balas lo rozaron y se hizo el muerto antes de poder escapar con vida del lugar; la otra, recogida de otros supuestos testigos de los hechos, hablan de su huida a plena carrera aprovechando la confusión creada por el hecho de que los fusilados eran un gran número. Esclarecer la verdad obsesiona a Cercas desde el principio. Y comienza a investigar los sucesos para tratar de dar con la realidad. Y, ya puestos a obsesionarse, los dos relatos hablan de una persecución por los alrededores del Collell. Y de que un soldado republicano encuentra a Sánchez Mazas, lo mira, y decide dejarlo marchar sin delatarlo ni ejecutarlo allí mismo. ¿Quién fue ese soldado republicano que dejó con vida al falangista --e ideólogo-- más antiguo de España, coautor del Cara al sol? La cuestión inquieta a Cercas, quien durante años investiga sobre los hechos.

    Durante las dos primeras partes del libro, Los amigos del bosque y Soldados de Salamina, Cercas nos acerca la figura del ideólogo de la Falange y estrecho colaborador de José Antonio Primo de Rivera, su particular historia --antes, durante y después de la Guerra Civil Española-- y esos días anteriores y posteriores a su fusilamiento en el Collell. Los amigos del bosque son tres soldados republicanos --los hermanos Pedro y Joaquim Figueres y Daniel Angelats-- que han desertado y se esconden por los alrededores del santuario mientras esperan la llegada de los nacionales. Se encuentran con un Sánchez Mazas desarmado e indefenso, uno de ellos lo reconoce, y acuerdan protegerlo a cambio de que después él los ayude a ellos una vez llegue el ejército nacional a la zona. Y así fue. Durante un buen número de páginas, Cercas confronta las diferentes versiones de los protagonistas, buscando llegar a la realidad. Una realidad que por momentos se le escapa entre los dedos de las manos, como si se tratara de agua o arena.

    La novela muestra todos los vaivenes de la investigación llevada a cabo por Cercas. Sus momentos de euforia, cuando consigue logros que hacen avanzar esa búsqueda en pos de la verdad, y otros en los que el autor llega a abandonar la investigación al verse en callejones sin salida. En ese sentido, los métodos de búsqueda de documentos, objetos, identidades, testimonios escritos y de testigos presenciales, muertos o incluso vivos, nos muestran la enorme complejidad del proceso de investigación. Un proceso en el que cuentan las destrezas. casi detectivescas del autor, y también la suerte. Si, porque, sin suerte --hay que buscarla, pero no siempre se encuentra--, a veces no vale para nada la tenacidad. Y son dos conversaciones aparentemente normales --con Ferlosio y Bolaño-- las que ponen a Cercas en el buen camino hacia el conocimiento de la historia real. Una historia real que el autor debe desenterrar, como si de un arqueólogo se tratara, de entre tantas versiones contradictorias y poco esclarecedoras.

    Una de las cosas que más cautivan de la figura de Rafael Sánchez Mazas es cómo su actitud va virando desde la euforia inicial hasta la decepción final. Reconoce el propio protagonista que hizo todo lo que estuvo en su mano para generar la mayor cantidad de crispación en la España de su época. Perdido el país electoralmente, solo cabía la guerra como medio para recuperarlo. Se esforzó y ocupó de ello con todas sus fuerzas. Incluso luchó en la guerra. Y, cuando todo parecía ganado y a la vez perdido, un golpe de suerte le salvó la vida a escasos días de finalizar la guerra. Después de ayudar a aquellos amigos del bosque a los que jamás olvidaría pero a los que nunca más vio en persona, Franco lo hizo incluso ministro. Y, cuando todo parecía ganado, tuvo que asistir al hecho de que la España que él soñó estaba cada vez más alejada de la España que estaba creando Franco. Así, hastiado y deprimido, decidió aislarse del mundo y vivir los años que le quedaban de vida alejado del régimen que había ayudado a crear. Una historia escalofriante.  

    La tercera y última parte de la novela, Cita en Stockton, aborda las conversaciones entre el autor y el escritor chileno Roberto Bolaño; la investigación de Cercas sobre la figura de Antonio Miralles, un soldado republicano que, una vez acabada la contienda nacional, luchó contra el fascismo y el nazismo en Europa y el norte de África hasta la liberación de París y la victoria final; y la búsqueda del soldado por parte del autor. Un autor que sabe que a su novela le falta una pieza importante: conocer a quien perdonó la vida al falangista y, sobre todo, los motivos que lo llevaron a ello. La fe, la cabezonería, la suerte y el saber hacer de Cercas lo llevan, una vez más, por el buen camino en ese obsesivo intento de alcanzar la verdad. Una verdad que a veces hay que inventar. O no. Una verdad que no solo puede salvar a un huido --en este caso, Sánchez Mazas--, sino que también puede salvar la carrera literaria de un escritor --léase Javier Cercas--. Y es que, aunque no sabemos al ciento por ciento quién salvó al falangista, sí sabemos que Miralles salvó al Cercas escritor. Un Cercas que ya había tirado la toalla en lo literario.

    En lo que concierne a Antonio Miralles, su historia no es demasiado diferente a la de Sánchez Mazas. El soldado luchó contra la injusticia, tanto a nivel nacional como europeo. Arriesgó su vida en innumerables ocasiones contra un fascismo que se hizo con España y amenazaba con hacer sucumbir a toda Europa. Pasó por situaciones difíciles de narrar con el propósito de salvar a su patria y a su continente de las garras de la opresión. Y, sin embargo, jamás recibió un solo agradecimiento. Ni en España ni en Francia. Desencantado, deprimido y hasta cabreado --como Sánchez Mazas--, se quedó a vivir en un pueblecito cercano a Dijon, no volviendo a España más que en períodos vacacionales. Unas vacaciones que pasaba en un camping llamado Estrella de Mar, en Castelldefels. Un camping en el que trabajó, ¿casualidades del destino?, un joven escritor chileno que debía ganarse la vida como podía hasta que llegara el momento de ganársela con la literatura. Un escritor llamado, cómo no, Roberto Bolaño.

    Soldados de Salamina --un título ambiguo pero muy significativo desde variados puntos de vista-- relanzó la carrera literaria de Javier Cercas. Un Javier Cercas que recibió, además, la inestimable ayuda del genial cineasta, guionista y escritor David Trueba, quien en 2002, solo un año después de publicarse la novela, la llevó a la gran pantalla. Una adaptación que, aunque con algunos cambios argumentales, resultó muy emotiva, algo que hizo más popular si cabe a la novela. Una novela que también puede calificarse como histórica, pues narra unos mismos hechos históricos desde diferentes puntos de vista. Porque la Historia no se puede conocer fehacientemente desde un único punto de vista. Es necesario ver las dos caras de una misma moneda para hacerse una buena composición de lugar. Y esta novela es un buen ejemplo de ello.     

  

lunes, 2 de enero de 2023

Mis diez mejores lecturas de 2022

 





10. Todo arde. Juan Gómez-Jurado. Ediciones B. 2022. Novela que parece iniciar una nueva saga en torno a sus tres protagonistas femeninas. Tras el fenómeno Reina roja, el polifacético autor madrileño vuelve a la carga de la mano de Aura Reyes, Mari Paz Celeiro y Sere (Irene Quijani). Tres mujeres muy peculiares -todas ellas, eminencias en sus respectivos campos que a priori deberían detestarse entre sí pero cuyas circunstancias personales acabarán propiciando un entendimiento -a veces mayor y a veces menor- para llevar a cabo un acto de rebeldía común, llamémosle venganza, para que no siempre ganen los mismos. Así, las protagonistas se convierten en una especie de justicieras capaces de cualquier cosa con tal de conseguir aquello que se proponen. Por descabellado que parezca. 

9.  Diarios. A ratos perdidos 1 y 2. Rafael Chirbes. Anagrama. 2021. A ratos perdidos. Como el subtítulo sugiere. Así fueron escritos, desde abril de 1984, estos diarios chirbescos que su editorial de siempre, Anagrama, publica para gozo de los seguidores del escritor de Tavernes de la Valldigna. Subtítulo muy bien escogido, por cierto, puesto que el propio escritor llega a considerar ese tiempo empleado como perdido. ¿Y qué hacemos con las novelas que se supone que algún día deberé escribir? Quien mucho abarca poco aprieta, se lamentaba ya en junio de 1985. Y, sin embargo, tan solo seis meses después se llegó a preguntar: ¿se puede escribir para uno mismo? Me digo que sí, que se puede escribir para recordar y comprenderse uno mismo, pero no acabo de creérmelo del todo. Entonces, ¿pienso que estos cuadernos acabará leyéndolos alguien que no sea yo? De esta manera, lo que había comenzado como un pasatiempo está siendo leído por muchísima gente.

8.  Las leyes de la frontera. Javier Cercas. Mondadori. 2012. Tanto la novela como la película son altamente adictivas. Bien sea sobre el papel, bien sobre la pantalla, la historia de Cercas engancha de principio a fin. La amplia variedad temática, la magnífica ambientación, la riqueza psicológica de cada uno de los protagonistas -principales y secundarios- y los diferentes puntos de vista y opiniones que los narradores de la acción nos ofrecen, algunas concordantes pero muy a menudo contrapuestos y/o radicalmente contradictorios, hacen de esta historia una especie de puzzle que poco a poco se va completando -si es que realmente eso es posible en una historia con tantos puntos muertos y ambigüedades como esta- para construir un cuadro del que resulta imposible apartar los ojos.

7.  Los extraños. Jon Bilbao. Impedimenta. 2021. El pulso literario de este autor me recuerda, por su sobriedad, su perfección léxica y sintáctica y su dominio de la media distancia, así a bote pronto y salvando las distancias, a autores como Heinrich Böll, Knut Hamsun o Stefan Zweig. O, a nivel nacional y más actual, al extremeño Jesús Carrasco o al chileno Roberto Bolaño. Escribe, por decirlo de alguna manera, a la antigua usanza. Directo al grano. Con las palabras justas. Sin milongas ni escaparates engañosos. Con honestidad. Con el gusto por contar por contar -pero teniendo claro qué contar y cómo contarlo-. Pero, a la vez, haciéndolo de forma original, arriesgada. Rezumando actualidad y contemporaneidad. Lees una página, cierras los ojos y te parece haber leído, a la vez, algo escrito el siglo pasado y algo absolutamente actual. Escribe Bilbao de una manera que parece asequible casi para cualquiera pero que, realmente, está al alcance de muy pocos. Y, probablemente, sea ese su gran mérito. 

6.  Queridos niños. David Trueba. Anagrama. 2021. Novela que resume el diario de campaña que Basilio escribe a Amelia, candidata a la presidencia del gobierno de un partido democristiano que no cuesta nada reconocer en nuestra realidad cotidiana actual. Basilio -apodado El hipopótamo debido a sus 119 kilos de peso, que él considera síntoma no de gordura sino de firmeza- le escribe a Amelia los discursos más llamativos de sus actos electorales. Se trata de un hombre altamente mordaz, pero también solitario -la soledad es el triunfo de la madurez, afirma-, deshumanizado, que construyó un muro a los trece años de edad para llegar vivo a casa cada día después del cole. Alguien para quien la idea de suicidarse es una fantasía secreta desde que tres compañeros de colegio me patearon mientras los demás niños arremolinados reían. Un hombre que practicó la eutanasia -a la que se opone ahora por cuestiones programáticas de partido-, a su querido padre enfermo de muerte, a petición suya, eso sí, diluyendo pentobarbital en su helado de vainilla.

5.  El peligro de estar cuerda. Rosa Montero. Seix Barral. 2022. La escritora y periodista madrileña ha demostrado, no pocas veces, que es una especie de detective. Una investigadora de temas. Lo hizo, por ejemplo, en su maravilloso libro La ridícula idea de no volver a verte (2013). Y lo ha vuelto a hacer, más exhaustivamente si cabe, en su último trabajo. El sugerente título, extraído de una poesía de Emily Dickinson, nos atrapa para hacer que la acompañemos en sus pesquisas sobre la estrechísima relación entre la genialidad y la locura. Unas pesquisas que, como reconoce la autora, comenzaron hace ya muchos años. Desde que se dio cuenta de que algo no funcionaba bien dentro de mi cabeza. Aunque, por suerte, añade que una de las cosas buenas que fui descubriendo con los años es que ser raro no es nada raro. Y, para sustentar dicha afirmación, se apoya en diversos textos de psiquiatras, neurólogos, psicoanalistas y filósofos de todas las épocas.

4.  Una historia ridícula. Luis Landero. Tusquets. 2022. Que el autor extremeño tiene una capacidad sin igual para crear una magnífica novela casi desde la nada es algo que sus lectores sabemos desde hace ya muchos años. Que su prosa es excelente, también. Pero es que, en mi opinión, su estilo, que sabe combinar la ambigüedad con la concreción y lo tajante según lo requiera la situación, es su verdadero gran valor. Un ejemplo de ello lo encontramos en esta novela. La historia que narra Marcial es realmente ridícula. Como ridículo es también su protagonista, un pedante o redicho -emplea términos muy cultos con una autosuficiencia que exaspera en ocasiones al lector- que encarna a la perfección el papel de antihéroe, de embaucador, de inventor de una realidad falsa con la que intenta engañar a los demás sobre su verdadera identidad. 

3.  Los besos. Manuel Vilas. Planeta. 2021. Después de los merecidos éxitos conseguidos con Ordesa y Alegría, el autor aragonés retorna a la ficción -más o menos, porque la realidad aparece también en la mayoría de las páginas de la obra- con una novela de amor romántico y quizás algo idealizado cuyo título es corto, directo y significativo. Una historia de amor, sí, pero también de erotismo, sexo, carne, piel, células y almas. En la que Salvador y Montserrat acaban dando las gracias a la Naturaleza por haber creado una pandemia que les permite conocerse y amarse. Que les permite volver a sentirse vivos de nuevo, más que nunca incluso, en un momento en el que la muerte y un maldito virus amenazan con arrasarlo todo. Y es que el amor, y la necesidad de amar y ser amados, está presente en la vida de las personas. Puede aparecer hasta en las circunstancias más inimaginables. Y eso es lo que les sucede a estas dos almas nobles que, solitarias, ya casi no podían esperar nada más en sus vidas.

2.  Revolución. Arturo Pérez-Reverte. Alfaguara. 2022. El autor sabe, mucho mejor que la mayoría, que el mundo es un lugar peligroso. Más todavía en una situación de guerra. Como la que describe, en el México del primer cuarto del siglo XX, en esta novela. Un México en el que costó llegar a diferenciar el bien del mal. En el que el bien -defender a los pobres de la tiranía de los ricos- se confundía en no pocas ocasiones con el mal -matar de forma indiscriminada a quienes no pensaban como uno quería que pensaran-. En el que pasar de héroe a villano, o viceversa, podía ocurrir en muy poco tiempo. Que se lo digan al presidente Madero, por ejemplo. Apodado el Apóstol de la Democracia, lideró la primera parte de la Revolución contra Porfirio Díaz, logrando gobernar durante dos años tras vencer en las elecciones de 1911, para acabar siendo depuesto y asesinado por los generales golpistas durante la denominada Decena Trágica (1913). La cual dio inicio a la segunda parte de la Revolución, en la que Pancho Villa y Emiliano Zapata defendieron, cada uno a su manera, el legado maderista.

1.  Los vencejos. Fernando Aramburu. Tusquets. 2021. Cómo consigue el autor vasco afincado en Alemania que el diario de un suicida quemado y cabreado con el mundo y sus congéneres -al más puro estilo del señor Meursault de El extranjero de Albert Camus, del joven Holden Caulfield de El guardián entre el centeno de J. D. Salinger o del también desencantado joven Arthur Maxley de Solo la noche de John Williams- acabe convertido en una lección de vida, de amor, de amistad, de dignidad y de esperanza es todo un misterio para la mayoría de los mortales. Incluso después de leída la novela. Alcanzar algo así está tan solo al alcance de un genio literario. Si con Patria deslumbró a los lectores, con su nueva obra Aramburu los hará reír, reflexionar y finalmente llorar en sus últimas páginas. Unas páginas de gran belleza y emoción no carentes de tragedia pero tampoco de esperanza.





lunes, 19 de septiembre de 2022

Las leyes de la frontera. Javier Cercas. Mondadori. 2012. Reseña





    En septiembre de 2012, hace justamente una década, Mondadori publicó una de las mejores novelas del escritor Javier Cercas. Inspirada originalmente en la figura de Juan José Moreno Cuenca, más conocido como El Vaquilla, el delincuente más famoso de España durante la década de 1980, Las leyes de la frontera sirvió también como excusa --o quizá no tanto-- para que el autor describiera, con todo lujo de detalles, la época inmediatamente posterior al franquismo en la ciudad de Gerona, lugar que acogió al niño y adolescente Cercas, quien había llegado a la ciudad junto a su familia de clase media desde Extremadura por motivos laborales y económicos. Así, el protagonista, el Zarco --Antonio Gamallo--, personaje de ficción, como todos los que forman parte de la novela, es un delincuente local muy conocido en la Gerona de la época. Más concretamente, la acción de la historia se desarrolla en el verano de 1978, cuando el Zarco y Tere, su chica, conocen a un joven --Ignacio Cañas-- al que pronto apodarán Gafitas

    La novela se divide en dos partes bien diferenciadas. La primera, Más allá, se centra en la descripción de los hechos acaecidos en el verano de 1978. Trata de cómo un joven Ignacio Cañas es captado por la bellísima Tere y el Zarco para formar parte de su banda de delincuentes, así como de los golpes que dieron y las fiestas que se sufragaron con los respectivos botines. La segunda, Más acá, ocupa los intentos del Gafitas, convertido en uno de los mejores abogados de la ciudad veinte años después de los hechos anteriores, de conseguir que su antiguo amigo pueda salir por fin de la cárcel. También de las pesquisas de un escritor que pretende contar toda la verdad sobre el Zarco y su banda. Así, toda la novela es en realidad una especie de transcripción de un conjunto de entrevistas mantenidas por el escritor con tres personajes que hacen de narradores: el Gafitas --Ignacio Cañas--, el inspector Cuenca , quien capturó al Zarco y acabó disolviendo su banda, y Eduardo Requena , antiguo director de la cárcel de Gerona.

    La novela bebe directamente de un proceso de documentación muy costoso pero altamente efectivo a la hora de servir como telón de fondo al decorado de la historia contada: de la inmundicia y la pobreza del barrio ubicado al otro lado del río Ter a su paso por Gerona, donde se ubicaban los denominados albergues provisionales para pobres; de delincuencia juvenil, robos y persecuciones policiales; de drogas, prostitución, fiestas surrealistas y eclosión de una nueva enfermedad, el SIDA, que no deja de cobrarse vidas; de antros de mala muerte frecuentados por una juventud muy desubicada con un presente, el de finales de los años 70, que no ofrecía demasiadas oportunidades de reinserción para quienes se habían desviado del camino (o jamás estuvieron en él); de bullying y todo tipo de acosos; de la lastimosa situación de las cárceles post franquistas; de las innumerables dificultades de la adolescencia; de charnegos, españolistas e independentistas; de amor (como siempre, presente en todos los lugares y situaciones); de sombras y ambigüedades; de dudas (demasiadas) y certezas (muy pocas).  

    Gracias a esa ingente documentación que maneja Cercas la ciudad de Gerona y sus alrededores se convierten en uno de los personajes principales de la novela. Una Gerona que, con todo lo agradable y lo aborrecible de aquellos años, se nos muestra viva en todo momento. Especialmente en la segunda parte de la obra, en la que luce mucho más radiante y madura que en la primera. Así, encontramos en la ciudad una doble gran frontera espacio-temporal: la de ambas orillas del río Ter (por un lado, el temible barrio chino; por otro, la parte más amable de la ciudad) y la que hace referencia respectivamente a los años 70 y 80 --primera parte de la novela-- y a los años 2000 y 2010 --segunda parte de la novela--. De esta manera, Gerona se constituye como el sexto gran protagonista de la acción junto a Tere y el Zarco y los ya enumerados narradores de la historia: el Gafitas, el inspector Cuenca y el antiguo director de la cárcel de Gerona, Eduardo Requena. Entre todos ellos componen una novela coral que, finalmente, se cuenta casi sola.

    El amor, como ha quedado dicho más arriba, es uno de los motores de la acción de la novela. De hecho, no incurro en ningún spoiler si afirmo que el Gafitas entra en la banda del Zarco tras caer rendido ante los encantos de Tere nada más conocerla en los recreativos Vilaró del señor Tomàs. En un momento de la primera parte de la obra, cuando la policía estrecha el cerco sobre la banda, el Zarco le dice al Gafitas: más pronto que tarde nos pillarán. Si no tienes suerte acabarás muerto como el Guille o en una silla de ruedas como el Tío; y si tienes suerte acabarás en el trullo, como el Colilla o como el Drácula. Aunque para un tío como tú no sé qué es peor. Yo pasé por el trullo unos meses, pero el trullo pasará por ti, te pasará por encima. Ya puedes ser todo lo duro y lo hijo de puta que quieras. También por eso tú no eres como nosotros. Además, nosotros no tenemos donde elegir, solo tenemos esta vida, pero tú tienes otra. No seas gilipollas, Gafitas: déjalo. Pero ya sabemos que el amor mueve montañas. Y que también hace cometer grandes errores. Y solemnes estupideces.

    El triángulo amoroso entre Tere, el Gafitas y el Zarco constituye el eje central de la historia. Los delincuentes aparecen y desaparecen de la vida del abogado como si de guadianas se tratasen. Sus idas y venidas, apariciones y desapariciones, siempre de la mano, marcan las divagaciones de Ignacio Cañas a lo largo de sus conversaciones con el escritor que pretende contar la verdad sobre el Zarco. Y lo paradójico es que ni el propio Gafitas parece tener nada clara cuál es esa verdad. Como mínimo, en algunos aspectos. Así, acaba por reconocer que no sabía nada. Nada salvo que no era verdad que todo encajase en aquella historia y que había en ella una ironía infinitamente seria o una malicia absolutamente irónica o un enorme malentendido. Y pensé que después de todo aquello quizá no era el final de la historia, que quizá no me había pasado ya todo lo que me tenía que pasar y que, si Tere volvía alguna vez, yo la estaría esperando. ¡Qué bonito y a la vez aborreciblemente jodido es el amor!, ¿verdad?  

    El éxito de la novela se prolongó tanto en el tiempo que finalmente, en 2021, fue llevada a la gran pantalla por el director Daniel Monzón (Celda 211, El Niño), el guionista Jorge Guerricaechevarría (Los crímenes de Oxford, Cien años de perdón) y los actores Marcos Ruiz (como el Gafitas), Begoña Vargas (interpreta a Tere) y Chechu Salgado (da vida al Zarco) entre otros. La película, que se basa prácticamente en su totalidad en la primera parte de la novela --la presencia de las acciones de la segunda es más bien testimonial-- y es muy fiel a la novela original, fue también un gran éxito, logrando hasta cinco premios Goya en 2022 (mejor guión adaptado, mejor dirección artística, mejor diseño de vestuario, mejor maquillaje y peluquería y mejor actor revelación (Chechu Salgado)). Me consta que somos muchos, yo el primero, los que hemos decidido leer la novela tras disfrutar de la película. Y añado: alegra mucho comprobar que el cine a veces sí hace justicia a las grandes obras literarias. Sirva este caso como ejemplo de ello. 

    Tanto la novela como la película son altamente adictivas. Bien sea sobre el papel, bien sobre la pantalla, la historia de Las leyes de la frontera engancha de principio a fin. La amplia variedad temática, la magnífica ambientación, la riqueza psicológica de cada uno de sus protagonistas --principales y secundarios-- y los diferentes puntos de vista y opiniones que los narradores de la acción nos ofrecen, algunas veces concordantes pero muy a menudo contrapuestos y/o radicalmente contradictorios, hacen de esta historia una especie de puzzle que poco a poco se va completando --si es que realmente eso es posible en una historia con tantos puntos muertos y ambigüedades como esta-- para construir un cuadro del que resulta imposible apartar los ojos. Lean la novela, vean la película. ¡Y disfruten de esta magnífica historia!                   

 

jueves, 11 de mayo de 2017

El monarca de las sombras. Javier Cercas. Random House. 2017. Reseña





     Que la literatura tiene un amplio componente catártico y purgativo queda de manifiesto en multitud de obras a lo largo de la historia. El monarca de las sombras, de Javier Cercas, vuelve a ponerlo de manifiesto. Pese a oponerse constantemente a escribir este libro, finalmente, quince años después de publicar su más famosa novela, Soldados de Salamina, el escritor extremeño-barcelonés retorna a la Guerra Civil para cerrar el círculo abierto con aquella. Y, además, hasta cambia de bando. Para rendir cuentas con su pasado familiar y poner de una vez por todas las cosas en su sitio. Para contar lo que durante buena parte de su vida lo había avergonzado. Para reconciliarse consigo mismo y con sus propios fantasmas. Para redimirse.

     El propósito inicial de Cercas era contar la verdadera historia de su tío abuelo materno Manuel Mena, alférez del Primer Tabor de Tiradores de Ifni, quien en 1936 decidió enrolarse en el ejército franquista para luchar contra los republicanos, falleciendo dos años más tarde en la toma de una cima en Bot, en plena batalla del Ebro. Héroe en el pueblo natal de la familia de Cercas, Ibahernando (Extremadura), donde incluso una calle lleva su nombre, murió con tan solo diecinueve años de edad, con toda la vida por delante. Convertido de inmediato en héroe por morir por España y por la patria, el tío de la madre de Cercas fue durante toda la vida del escritor un motivo más de vergüenza que de idolatría.

     Sin embargo, el libro que finalmente decidió escribir se convirtió al fin en una especie de crónica familiar. Porque, en torno a la historia central su tío abuelo, Javier Cercas reconstruye la historia completa de todos los componentes de su familia a lo largo de los últimos ochenta años. La idea de que no morimos sino que permanecemos dentro de quienes nos sobreviven, de la misma forma que nuestros ancestros permanecen también dentro de nosotros, lo llevó a ampliar la narración no solo a sus familiares sino a los recuerdos de los vecinos de Ibahernando que todavía permanecen vivos en la actualidad. Así, la novela, o crónica, sirve perfectamente como estudio sociológico, justificativo y explicativo de los preámbulos, desarrollo y consecuencias de la Guerra Civil en la Extremadura profunda.

     La lectura del texto resulta muy amena durante casi toda la obra, salvo cuando se entretiene --quizá en demasía-- en detalles como las maniobras militares y las tácticas de los respectivos contendientes, ralentizando la acción y provocando cierta monotonía. Algo que, evidentemente, no compartirá jamás cualquier entendido en las referidas materias, el cual probablemente habrá disfrutado más estas partes de la crónica que las demás. Como siempre, es imposible contentar a todos los lectores. Por eso, el escritor es el que debe de escribir la obra que quiere o considera más oportuna, sin detenerse a pensar excesivamente en demás detalles. Todos los componentes de la familia de Cercas son personajes de la historia, incluido el propio autor, quien habla de sí mismo también en tercera persona. Como buscando cierta distancia. Como no queriendo restar protagonismo a los demás personajes.

     Haciendo bueno aquello de que los escritores no pueden dejar de lado el hecho de ser personas con diversos bagajes culturales, en El monarca de las sombras encontramos referencias culturales de todo tipo. Así, aparecen en la narración el director de cine David Trueba --no creo que sea descabellado afirmar, a tenor de lo leído, que esta novela no existiría de no haber existido la amistad entre el director (que en su día ya adaptó al cine Soldados de Salamina) y el escritor--; el periodista Ernest Folch; muchas referencias a Aquiles y Ulises, a La Ilíada y La Odisea --no deseo hacer spoiler, pero sí avisar al lector de que el título del libro proviene de estos personajes y de estas obras--; el escritor serbio Danilo Kis (autor de Es glorioso morir por la patria); la obra El desierto de los tártaros, del escritor italiano Dino Buzzati; o la filósofa alemana de origen judío Hannah Arendt.

     El monarca de las sombras no busca juzgar a nadie, sino exponer los hechos tal y como sucedieron. O tal y como se cree que sucedieron. Porque los testimonios orales y las fuentes documentales no siempre son cien por cien fiables. Y ejemplos de ello tenemos también en la crónica que nos ocupa. Pese a que el propio Cercas afirma que su tío abuelo peleó por una causa injusta y murió en el lado equivocado, lo cual le instó durante años a no investigar al héroe oficial de su familia --y de su pueblo natal--, finalmente se vio obligado a hacerlo por una serie de acontecimientos que no deben desvelarse en una reseña, decidiendo hacerse cargo del pasado, por incómodo que este le resultase. El resultado es un texto de exploración, personal y colectiva, local y universal, que nos hace plantearnos diversas cuestiones de gran hondura.

     Pensé que hay mil formas de contar una historia, pero solo una buena, y vi o creí ver, con una claridad de mediodía sin sombra de nubes, cuál era la forma de contar la historia de Manuel Mena... Debía desdoblarme: debía contar por un lado una historia, la historia de Manuel Mena, y contarla igual que la contaría un historiador, con el desapego y la distancia y el escrúpulo de veracidad de un historiador, atendiéndome a los hechos estrictos y desdeñando la leyenda y el fantaseo y la libertad del literato, como si yo no fuese quien soy sino otra persona; y, por otro lado, debía contar no una historia sino la historia de una historia, es decir, la historia de cómo y por qué llegué a contar la historia de Manuel Mena a pesar de que no quería contarla ni asumirla ni airearla, a pesar de que durante toda mi vida creí haberme hecho escritor precisamente para no escribir la historia de Manuel Mena.

     El extracto del párrafo anterior constituye la justificación de la novela. Una justificación que habla de la integridad, la dignidad y la honestidad de su autor. Porque para una persona de izquierdas, como el propio Cercas se define, no debe de ser algo nada cómodo asumir que el héroe familiar era falangista y franquista. Y vencer las reticencias hasta el extremo de escribir sobre su historia es digno de elogio. Soldados de Salamina fue, según el propio autor, una manera de reconciliarse con sus ideales, dejando de lado el pavoroso pasado familiar. Sin duda, con El monarca de las sombras cierra el círculo abierto hace quince años. Y lo hace, valga la redundancia, de forma redonda. Demostrando que juzgar muchos años después los hechos y las acciones del pasado es demasiado fácil. Pero que en ocasiones uno se equivoca o es engañado, creando el mal cuando quería hacer el bien. Porque de humano es errar. Y quien esté libre de pecado...