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martes, 31 de diciembre de 2024

The noticer. Andy Andrews. Ediciones Luciérnaga. 2010. Reseña

 




    Andy Andrews, reputado escritor y conferenciante estadounidense, publicó en nuestro país una de sus obras más conocidas, The noticer, en el año 2010. Basada en hechos reales y ambientada en Orange Beach, Alabama, ciudad de origen del autor, narra las enseñanzas recibidas por sus habitantes más necesitados de consejos de parte de un extraño pero cercano y sabio personaje al que todos conocen como simplemente Jones, sin nombre y sin el prefijo señor. En la localidad todos tienen, como en cualquier otro lugar, sus propios problemas: hay parejas cerca de la ruptura, jóvenes que se dan por vencidos, empresarios al borde de la ruina, personas mayores que creen haber dado lo que tenían que dar y ya solo esperan la llegada de la muerte, suicidas que planean su marcha de este mundo, etc. Ciudadanos que comparten un rasgo en común, más allá del meramente geográfico. Y es que, en el peor momento, cuando su situación parece abocada al desastre, todos ellos reciben la ayuda de Jones. 

    Andy, el narrador de la historia -y escritor del libro-, nos describe a Jones como un hombre no muy alto, no llegaba al metro ochenta, pero tampoco bajo. Llevaba el pelo blanco recogido detrás de la cabeza. Los ojos parecía que brillaban. Eran de un azul claro, cristalino, y estaban enmarcados por una cara llena de arrugas. Aunque llevaba tejanos, una camiseta blanca sin mangas y chancletas de cuero, tenía una apariencia majestuosa. Nunca llegué a saber si era blanco o negro. Nunca pude aclarar si su piel de color de café con leche era fruto de la genética o de haber vivido casi siempre a la intemperie. Era de color marrón. Más o menos. Más tarde conocemos que algunos lo llaman García y otros Chen. Y poco más se sabe de él. Solo que es un anciano renqueante que siempre camina, casi vaga, por la ciudad con una vieja maleta marrón como única compañera. Una maleta que abre muy pocas veces, con el mayor de los recelos, para sacar básicamente papeles y libros.

    Papeles y libros que entrega a las personas a las que quiere ayudar. De entre todos ellos, destacan las biografías. Por ejemplo, las de Winston Churchill, Abraham Lincoln, Juana de Arco, Viktor Frankl, Anna Frank o George Washington. ¿Por qué es tan importante leer biografías para Jones? Porque la experiencia no es nuestro mayor maestro. Lo que de verdad nos enseña es la experiencia de los demás. Leyendo las vidas de personajes ilustres puedes descifrar los secretos que los hicieron tan grandes. Pero Jones no ayuda a los demás solo con libros. Además, aporta sus propias experiencias. Y, sobre todo, otorga a sus nuevos amigos -casi todos los ciudadanos del lugar son sus amigos al final de la historia- una nueva perspectiva de las cosas. Soy un experto en percepción. Es mi don. Hay personas que saben cantar o correr muy rápido, y yo sé captar cosas que a la gente en general se le pasa por alto. Me doy cuenta de cosas respecto de situaciones y personas que necesitan perspectiva. Eso es lo que le falta a la mayoría, perspectiva, una mirada más amplia. 

    Esa nueva perspectiva facilitada por Jones permite a sus amigos recuperar fuerzas, coger aire y recomenzar la vida. Y eso es lo que ocurre también en el caso de Andy, a quien Jones anima con estas palabras: ¿qué pensarías si te dijera que tus elecciones y decisiones equivocadas han influido en el hecho de acabar bajo este muelle -Andy ha acabado allí, a sus veintitrés años, después de perder a sus padres por un cáncer y un accidente y verse sin recursos económicos tras una serie de dudas y malas decisiones-, pero que, a partir de ellas, bajo este muelle es precisamente el lugar en el que has de estar para que se desarrolle un futuro que en este momento no eres capaz ni de imaginar? En efecto, dos décadas después, cuando ambos personajes se reencuentran en la ciudad, la vida de Andy ha dado un giro de ciento ochenta grados y escribe libros que ayudan a la gente a buscar un camino mejor en su vida. Se ha convertido en el noticer que antes fue Jones para él.

    Jones, que aparece y desaparece de los lugares como si se teletransportara, al más puro estilo Michael Landon en la legendaria serie televisiva de los ochenta Autopista hacia el cielo, parece conocer cada detalle de la vida de las personas a las que ayuda. Toma buena nota de todos ellos -eso es lo que significa literalmente la palabra noticer: persona que observa y toma nota- y da aviso e insinúa -en una acepción más antigua de la palabra- las posibles opciones de cara a mejorar su vida presente y futura. Algo que pasa necesariamente por reconocer los milagros que nos toca vivir y hacer germinar las semillas de la grandeza escondidas entre nuestras luchas diarias. Andy Andrews narra el conjunto de historias de The noticer de una manera tan amena, uniendo realidad y ficción, que al lector le resulta imposible no verse atrapado entre las páginas de un libro que lo hace reflexionar sobre su propia vida. Algo digno de alabar. Y de admirar.

    Varios enigmas encierran las páginas de The noticer: ¿quién es Jones? ¿De dónde viene? ¿Dónde vive y duerme? ¿Cómo puede saber tanto de todo el mundo? ¿De dónde extrae toda la información sobre tantos personajes influyentes de la Historia? ¿Cómo puede saber lo que piensa cada personaje si ese pensamiento no ha sido verbalizado en ningún momento? ¿Qué lleva en la maleta, además de papeles y libros? ¿Cómo puede estar exactamente igual después de veinte años? ¿Por qué no envejece como los demás? Enigmas que no se desentrañan, por cierto. Precisamente, más allá de las enseñanzas de todo tipo que el libro encierra en sí, buena parte del éxito de The noticer se fundamenta en el origen enigmático del principal protagonista. Un personaje que, de no existir, debería inventarse. Porque, aunque casi todos conocemos a alguien como Jones, ese tipo de personas son más que necesarias en nuestra sociedad. Personas que nos iluminan en mitad de la tormenta, como los faros de las costas más peligrosas.         

    Porque solo ese tipo de personas es capaz de afirmar cosas como estas: en épocas de desesperación, más que ninguna otra cosa, la gente necesita perspectiva. Porque la perspectiva nos trae calma. La calma nos permite pensar con claridad. Pensar con claridad nos proporciona ideas nuevas. Y las ideas nuevas nos procuran el florecimiento... de una respuesta. Mantened la cabeza clara y el corazón también. La perspectiva se puede perder con la misma facilidad con la que se puede encontrar. Lo mejor todavía está por llegar. Jones planta una serie de semillas en los corazones y las mentes de las personas a las que conmueve con su sabiduría y altruismo. Y esas semillas germinaron. Por lo menos en Andy Andrews. De ahí sus libros, entre los que se encuentra este, y sus conferencias motivacionales. Por eso, The noticer, además de como una novela, también pude verse como un libro de autoayuda. Porque panta semillas.

    En definitiva, The noticer es uno de esos libros que todo el mundo debería leer. El lector queda absorbido y conmovido por sus diálogos sobre el amor, las relaciones personales, la amistad, el verdadero valor de las cosas y de las personas y la ética y los valores por los que todos deberíamos velar para disponer de las armas necesarias para crear un mundo mejor. Para nosotros individualmente y para todos como sociedad. Porque la transformación vital puede conllevar también una transformación social en la que los más pequeños detalles pueden marcar la diferencia. Porque, como reza la portada del libro, todos necesitamos alguna vez un poco de perspectiva.      


lunes, 14 de noviembre de 2022

Revolución. Arturo Pérez-Reverte. Alfaguara. 2022. Reseña

 






    Toda la vida escuché en mi casa la historia de aquel amigo de mi bisabuelo, ingeniero de minas, que trabajó en México en plena revolución. Ese recuerdo remoto me ha aproximado a mi propia relación con la aventura y me ha llevado a escribir esta historia. Es una novela de iniciación y aprendizaje, y es, de algún modo, mi propia biografía de juventud. Es mi Flecha de oro. Estas palabras, de Arturo Pérez-Reverte, son una justificación de su última obra, Revolución, y también toda una declaración de intenciones. Porque, en efecto, más que ante una historia de guerra propiamente dicha, estamos ante una gran novela de aventuras. Al más puro estilo Conrad, Stevenson, Salgari, Scott, Verne o Dumas. Desconocemos si Martín Garret Ortiz era el nombre verdadero de aquel ingeniero de minas español, pero sí tenemos la certeza de que existió. Y la historia que nos cuenta Revolución es, pues, verídica. Licencias narrativas aparte, pues se trata de una novela histórica y de aventuras y no de un ensayo ni una biografía.

    Pérez-Reverte sabe, mucho mejor que nadie, que el mundo es un lugar peligroso. Más todavía en una situación de guerra. Como la que describe, en el México del primer cuarto del siglo pasado, en su última novela. Un México en el que llegó a costar diferenciar entre el bien del mal. En el que el bien --defender a los pobres de la tiranía de los poderosos-- se confundía en no pocas ocasiones con el mal --matar de forma indiscriminada a quienes no pensaban como uno quería que pensaran--. En el que pasar de héroe a villano, o viceversa, podía ocurrir en muy poco tiempo. Que se lo digan al presidente Madero, por ejemplo. Apodado el Apóstol de la Democracia, lideró la primera parte de la Revolución contra Porfirio Díaz, logrando gobernar durante dos años tras vencer en las elecciones de 1911, para acabar siendo depuesto y asesinado por los generales golpistas durante la denominada Decena Trágica (1913). La cual dio inicio a la segunda parte de la Revolución, en la que Pancho Villa y Emiliano Zapata defendieron, cada uno a su manera, el legado maderista.  

    Más allá de los grandes acontecimientos (los hechos revolucionarios en sí) y nombres de la Historia (Pancho Villa, con el permiso de Madero, sería el gran protagonista), Revolución trata de otros hechos y personajes que, aunque menos importantes y alejados del centro de la acción, pueden y deben ser usados por un escritor para dar a conocer sus historias personales. Porque no solo de los grandes personajes históricos debe vivirse. Porque, a veces, muchas veces incluso, se aprende más de ellos. Como en el caso que nos ocupa. A través de Martín Garret, Genovevo Garza, Chingatumadre, Salmerón, Jacinto Córdova, Tom Logan, Maclovia Ángeles, Diana Palmer y Yunuen Laredo, todos ellos y ellas, personajes secundarios de la Revolución, Pérez-Reverte nos explica aspectos tan relevantes como el caos, la violencia, la muerte, la vida, el amor, la lealtad, la lucidez y la traición. Aspectos, como se ve, para nada banales. Sobre todo cuando lo que está en juego es la supervivencia de cada personaje y de toda una nación.

    Más arriba se ha dicho que Revolución es una novela de aventuras. Es cierto, sí, pero también es una novela de personajes. Los que viven esas aventuras. Cada uno de ellos, muy distinto a los demás. Pero, todos ellos, interdependientes en muchos momentos de la acción de la historia narrada. Y, para que todo fluya, para que podamos hablar de una obra maestra literaria, es absolutamente necesario que cada uno de esos personajes aparezcan retratados con la mayor fiabilidad y detalle. Y este aspecto, junto a la crueldad tan bien narrada por Pérez-Reverte en los hechos revolucionarios en sí, es el punto fuerte de esta novela. Martín Garret se busca a sí mismo en un mundo en el que encaja solo a veces; Genovevo Garza es un soldado --si se le puede llamar así-- idealista, leal hasta la muerte, entrañable pero cruel, perteneciente al pueblo llano; Jacinto Córdova es un oficial severo, cortés, que siempre va de cara, muy disciplinado y con un gran sentido del honor; Tom Logan es un yanqui enamorado de México pero también de la guerra y del dinero que recibe por ayudar a la Revolución.

    Mención aparte merecen los tres personajes femeninos de la trama. Desde la sinopsis de la contraportada del libro ya se nos dice que esta es la historia de un hombre, tres mujeres, una revolución... Diana Palmer es una periodista estadounidense que cubre la Revolución. ¡Una corresponsal de guerra a principios del siglo XX! Una mujer que, auténtica pionera, lucha contra los convencionalismos de su profesión y de su mundo. De gran personalidad, decidida, desafiante, será la mirada brillante de Martín para entender los acontecimientos. Yunuen Laredo es una joven de familia acomodada que busca prometerse con un buen partido. Coquetea con Jacinto Córdova y con Martín, aunque Córdova parece ser el predilecto de la familia. Sabe que en la vida hay condicionantes que pesan mucho más que el amor; Maclovia Ángeles es una soldadera que, con la única cultura que da la experiencia de la vida, acompaña a Genovevo Garza. Como las demás soldaderas, se ocupa de que a su hombre no le falte de nada antes y después de los combates y de entrar en ellos si la situación así lo requiere.    

     La novela está estructurada en quince capítulos que narran las distintas tramas de la historia --que abarcan los cuatro años de combates que vive Martín Garret en México (1911-15)-- y un breve epílogo que narra un inesperado y peculiar encuentro en Madrid, sucedido ocho años después de los hechos anteriores, y donde uno de los protagonistas del encuentro acaba sonriendo a los rostros de quienes lo habían hecho lo que era, y lo que sería durante el resto de su vida. Y es que resulta lógico pensar que para quien vive unos sucesos tan dramáticos como los narrados en la novela la vida ya no puede seguir siendo igual. Debe cambiar irremediablemente para siempre. Durante los distintos capítulos se alternan momentos de narración vertiginosa --los que tienen que ver con los combates revolucionarios-- con otros más pausados, reflexivos, calmados --aquellos que nos hablan de momentos más o menos importantes, como los fusilamientos o los pensamientos y las reacciones de los personajes ante aquello que sucede ante sus ojos--. Un mar revuelto de sucesos y reflexiones. Una montaña rusa.

    Hay novelas --la mayoría-- que no tienen vigencia más allá de unos pocos meses desde el momento de su publicación. Otras --un buen puñado de ellas-- consiguen mantenerse en la boca y los oídos de los lectores durante algo más de tiempo. Una pocas --las menos--, con el tiempo, consiguen ser consideradas como un clásico en su género. Casi ninguna --una entre un millón-- se convierte en todo un clásico desde el mismo momento en que se publica. Creo, sinceramente, que es el caso de Revolución. Una novela épica que combina peligro, heroísmo, valentía, coraje, camaradería, estoicismo, tragedia, naturaleza, naturaleza humana, celebración de la vida ante la proximidad de la muerte, etc. Lo cual la convierte en una obra maestra literaria. Para servidor, la mejor novela de Pérez-Reverte leída hasta la fecha. Obviamente, no las he leído todas. Algo que habré de comenzar a rectificar a más no tardar. Dicho esto, para concluir la reseña, y a modo de invitación, dejo abajo algunos de los fragmentos que más me han llamado la atención de todo el libro:

           Martín lo miraba todo fascinado, sintiendo latir fuerte la sangre en las venas. Respiraba el olor a pólvora y sudor de los hombres que tenía alrededor, devoraba con la vista cada escena, cada gesto, cada momento. Oía zumbar las balas perdidas con curiosidad casi científica, calculando calibres, trayectorias y distancias, considerando el lugar que él mismo ocupaba en aquella extraña situación. Se sentía al mismo tiempo horrorizado y excitado... Pensar en eso lo llevaba a reflexiones incómodas. Le cuadraba más vivir día a día, sin cálculos ni planes. No anhelaba que terminase aquello. Andaba ebrio de México y prefería no pensar en la resaca... Permitió al fin que su congoja se liberase en forma de llanto por todos los que había visto morir, por sus propios sobresaltos e incertidumbres, por el miedo y el coraje que se habían alternado en su interior mientras peleaba por algo en lo que ni siquiera creía. O tal vez sí, pues para él la revolución era el sentido personal de un extraño deber: la lealtad hacia hombres y mujeres a los que admiraba, en cuyas palabras, silencios y actitudes había conocido cosas que no olvidaría nunca, útiles para observar el mundo, la existencia y el posible, o inevitable, final de todo. 

  

lunes, 21 de septiembre de 2020

Marianela. Benito Pérez Galdós. Cátedra. 1984. Reseña

 




     En 1878 Benito Pérez Galdós publicó Marianela, una de sus Novelas de la Primera Época, como el propio autor canario (1843-1920) llamó al conjunto de sus primeras obras. El futuro miembro de la Real Academia Española y diputado de las Cortes españolas demostró desde muy temprano que iba a ser uno de los grandes protagonistas de finales del siglo XIX y comienzos del XX. En política manifestó siempre sus profundos anticlericalismo y republicanismo, lo que provocó su continuo asedio y boicoteo por parte de los sectores más conservadores, católicos y tradicionalistas, quienes jamás reconocieron su gran valor literario e intelectual. Debido a ello, en parte, su candidatura al Premio Nobel de Literatura no llegó a cuajar. Todo ello, a pesar de estar considerado uno de los grandes representantes de la novela realista, apartándose del romanticismo anterior y acercándose al naturalismo, la expresividad y el estudio psicológico de cada uno de los protagonistas.


    Marianela parte de un caso real extraído de un manual de psicología: la recuperación de la visión por parte de un ciego congénito. La relación entre Pablo, joven proveniente de una casa de postín, y Nela, una muchacha fea y deforme por fuera pero bellísima por dentro debido a sus hondos valores, es el hilo conductor de una novela que entrelaza sus tres temas principales: la ceguera y su posible cura, la relación sentimental y la situación socioeconómica. El genio galdosiano es capaz de poner frente a frente la belleza física y la belleza moral, la industria y la agricultura, el hoy y el ayer, el pueblo y la ciudad, la cultura y la naturaleza, la riqueza y la pobreza. Cronista de la España del siglo XIX, como demostró con sus maravillosos Episodios Nacionales, supo como nadie dar cabida en sus obras a todo aquello --lo bueno y lo malo, lo mejor y lo peor-- de aquel país y sus ciudadanos. Leer a Galdós no es solo disfrutar de la literatura. También se aprende Historia. Y sociología. Y psicología.


    Pablo, que no puede ver a Marianela, se enamora de su belleza interior --su bondad y sus valores--. Al más puro estilo de Saint-Exupèry en El principito, reconoce que lo más importante de las personas y de la vida en general es lo que no se ve pero sí se siente. Año y medio como lazarillo del ciego le valen a la Nela para hacerse un hueco en el corazón del joven Penáguilas. Con la autoestima por los suelos desde siempre --yo no valgo para nada, repite una y otra vez-- a causa de aquellos que la juzgan solo por su apariencia física, vive su época más feliz al amparo del amor que le profesa Pablo. Un futuro matrimonio entre ambos brilla en un horizonte tan lejano --la Nela nunca se lo acaba de creer en realidad pese a la pasión con que le habla del tema su amado-- y a la vez tan próximo --la joven, sin embargo, se agarra a él con todas sus fuerzas--. Pero, como se suele decir, la alegría en la casa del pobre dura bien poco. Y así se manifiesta también en Marianela.


    La llegada a Socartes --uno de tantos pueblos ficticios de la historia de la literatura universal-- de Teodoro Golfín cambiará la vida de los amados para siempre. Oftalmólogo de profesión --y muy reconocido no solo en España sino también allende de nuestras fronteras--, tratará de curar la vista al joven Penáguilas. Todo el mundo en el pueblo minero ansía el milagro. También la Nela, aunque en su caso puede mucho más el miedo que la alegría. Marianela cree que cuando Pablo sea capaz de ver perderá el amor hacia ella. Da por seguro que huirá de ella, de su apariencia monstruosa. El amor al que se agarraba durante los últimos meses está amenazado, y Marianela piensa insistentemente en quitarse la vida en la misma sima en la que años atrás se la quitara también su madre. Incluso lo intenta, siendo salvada en el último momento por Golfín, quien se muestra dispuesto a hacerse cargo de ella a partir de entonces. No obstante, morir de amor --y de desamor-- es posible. 


    Por si esto fuera poco, llegan también al pueblo el tío Manuel y Florentina Penáguilas, la prima de Pablo. Manuel y Francisco, los padres de Florentina y Pablo acuerdan el matrimonio de sus hijos si el joven acaba recuperando la vista. Y esto, pese a que el joven sigue pensando en mantener su promesa inicial con la Nela, hunde definitivamente a la protagonista. Y eso que la prima de Pablo decide acogerla como si de una hermana se tratara. Finalmente, se desencadenan dos luchas entre los protagonistas de la novela: una, interna, en la mente de la Nela; otra, externa, la que libran Pablo, Florentina y Golfín --quienes quieren y cuidan a la joven-- contra el resto de pobladores del lugar --que siguen despreciándola y humillándola, dando muestras de una gran inhumanidad--. Como curiosidad, que no casualidad, las tres personas que la ayudan son cultivadas y muestran cultura y sabiduría. Por contra, quienes la vilipendian son víctimas de su propia ignorancia e incultura.


    Todos los personajes de la novela cumplen una función en la misma. También los secundarios. Qué diferentes comportamientos muestran los hermanos Penáguilas y los hermanos Golfín, por ejemplo. Francisco Penáguilas y Teodoro Golfín son buenas personas, además de inteligentes, rectos y bondadosos. En cambio, Carlos Golfín y Manuel Penáguilas se muestran completamente diferentes. Tanto que resulta increíble que sean hermanos de los anteriores. Lo mismo podemos indicar respecto a Celipín Centeno, hijo menor de los Centeno, familia que da cobijo --abusa, más bien-- a la Nela. Celipín quiere a Marianela, a la que considera casi una hermana más. Sin embargo, su madre, la Señana --señora Ana-- y Sofía, la esposa de Carlos Golfín, no hacen más que ningunearla y burlarse de ella. El diferente trato dispensado a la Nela por cada uno de los distintos personajes constituye una parte fundamental de la novela.


    La crítica social, económica y política de la época y el gran despliegue literario para recrear perfectamente los ambientes, la naturaleza, la belleza y la psicología de los personajes la encontramos también en Charles Dickens. Galdós conocía muy bien la obra dickensiana. No en vano, diez años antes de publicar Marianela, el autor de Las Palmas de Gran Canaria había traducido al castellano la obra del británico Aventuras de Pickwick. Un genio traduciendo a otro genio. Casi nada, ¿verdad? Sorprende la facilidad con la que el canario --y también el británico, por supuesto-- refleja en sus obras la complicada --pero a la vez sencilla-- idea de cómo influye en las personas cómo las ven los demás. Y cómo la aparición en la escena de sus vidas de un nuevo personaje puede ponerlo todo patas arriba. A veces, para bien; otras, para su desgracia. Un muy buen ejemplo de todo ello lo encontramos en Marianela. Una novela de esas que todo el mundo debería leer al menos una vez en su vida.


    El pasado mes de enero se cumplió el primer centenario de la muerte del autor. Antes de terminar de celebrar el Año Galdós estamos a tiempo de leer algunas de sus obras. Por mi parte, Doña Perfecta (1876), otra de las denominadas Novelas de la Primera Época, será la próxima. Nunca es tarde, pues, para iniciarse en las lecturas de uno de los autores españoles más reconocidos a nivel universal. Especialmente si se trata de una llamada a la tolerancia y la solidaridad en unos tiempos como los actuales, en los que priman el egoísmo y la intolerancia respecto al que es u opina diferente a nosotros.                                     


   

miércoles, 28 de noviembre de 2018

Los santos inocentes. Miguel Delibes. Planeta. 1981. Reseña





     En 1981 el genio vallisoletano Miguel Delibes publicó la que, con el tiempo, se convirtió en su obra más aclamada. Los santos inocentes es una novela corta pero compleja, muy compleja, en cuanto a trama y temática. Porque solo está al alcance de unos pocos escritores condensar en unas pocas páginas (aproximadamente 150) una serie de temas tan variados como ricos. Así, esta historia se convirtió en una crónica de la España profunda (más concretamente, de la Extremadura profunda) en pleno franquismo. Algo que también supo hacer --y muy bien-- Mario Camus en 1984 en su versión cinematográfica, que les valió a Paco Rabal y a Alfredo Landa el premio ex aequo en Cannes.  

     En la novela se plasman a la perfección hasta ocho temáticas que darían para, como mínimo, una novela cada una. A saber: la opresión de los señores --al más puro estilo medieval--; el desprecio y la falta de atención respecto a sus criados por parte de los señoritos; las continuas humillaciones a las que se veían sometidos los sirvientes; el analfabetismo generalizado de las clases bajas; la resignación de buena parte de estas --que aceptaban ser consideradas poco menos que como animales--; la caza --práctica a la que, por descontado, solo podían acceder las clases pudientes--; el estorbo que suponía la presencia en la familia de un deficiente mental --en este caso, Azarías--; y el papel de la mujer en la sociedad --reducida al ámbito doméstico, pero sin voz ni palabra en el propio hogar.  

     Como ha quedado dicho más arriba, entrelazar todas estas temáticas en tan poco espacio está solo al alcance de un genio de la talla de Delibes. Y es que, además de sus grandes dotes como novelista, debemos sumar su amplio bagaje cultural, plasmado en sus obras a través del conocimiento de la flora y la fauna, del mundo rural y del mundo de la caza. Todos estos aspectos hicieron del vallisoletano uno de los grandes escritores españoles del siglo XX. Buena prueba de ello son los numerosos galardones que recibió en vida --entre ellos, el Nadal, el Nacional de Narrativa, el Nacional de las Letras Españolas, el Cervantes o el Príncipe de Asturias--, aunque no le fuera otorgado nunca el Nobel de Literatura.

     En Los santos inocentes nos narra la historia de una familia de campesinos extremeños de los años sesenta. El matrimonio formado por Régula y Paco el Bajo y sus cuatro hijos, Rogelio, Quirce, Nieves y Charito (la Niña Chica, deficiente mental que no sale de la cuna), ha de hacerse cargo del hermano de Régula, Azarías, también deficiente mental, despedido por su señorito al alcanzar los sesenta años de edad y no poder servirle como antaño. Toda la familia debe obedecer a sus señores mientras es sometida a todo tipo de humillaciones y vejaciones. Los padres, Régula y Paco el Bajo, solo sueñan con poder dar una educación a sus hijos que les sirva para llevar una vida mejor en el futuro.

     La vida en el cortijo es rutinaria hasta el aburrimiento, el miedo a que los señoritos puedan enfadarse y tomar medidas contra sus sirvientes por cualquier tontería siempre está presente y cada día resulta más insoportable seguir viviendo en unas condiciones tan duras y ajenas a la libertad humana. Incluso para el inocente Azarías, cuya única distracción --cuidar de su milana bonita, una pequeña grajilla que ha criado desde casi su mismo nacimiento-- le es arrebatada por el señorito Iván, un hombre egoísta y sin ningún tipo de escrúpulos para el que es mucho más importante la caza del día que la salud de su mejor sirviente. 

     La obra es una denuncia moral contra el mundo del latifundio, su inherente injusticia social y las consecuencias que todo ello tiene sobre la vida de unos individuos que viven subyugados, casi más como animales que como humanos, y sin posibilidad de alcanzar una vida nueva. Así, el lector llega a sentir una gran empatía por los personajes sencillos, puros, humanos e inocentes --especialmente Paco el Bajo y el deficiente Azarías-- y una enorme antipatía por los acomodados, pretenciosos y orgullosos señores. Un componente, el de los valores, muy presente en la mayoría de las obras de Delibes. No en vano, una de sus pretensiones literarias siempre fue ese aspecto moralizante de sus escritos.

     La narrativa de la obra es amena, ágil y adictiva. Apenas encontramos en el texto puntos y aparte. Las líneas se siguen a una velocidad de vértigo, lo que le otorga una rapidez de lectura muy elevada. Sus seis capítulos o libros, de una extensión de unas 25 páginas cada uno, presentan a los personajes y los hechos que nos llevarán hasta un final inesperado pero a la vez deseado por el lector. Los dos primeros libros son sobre todo descriptivos, mientras que los dos últimos se centran en los hechos que constituyen la trama de la novela. El narrador es externo, omnisciente y en tercera persona, y el estilo, básicamente oral, hace juicios de valor de los personajes.

     El texto corre todo seguido, sin guiones ni cursiva ni comillas en los diálogos, que aparecen, además, sin verbos introductorios o aclaratorios. Todo ello, en pos de acelerar el ritmo narrativo y la rapidez de lectura. Los personajes se hacen escuchar, mostrándosenos mucho más cercanos. Algo que hace que la historia llegue al lector con una viveza y una frescura mucho mayores. Escribir de esta manera, haciendo además entendible --y no empalagosa-- la lectura, es algo extraordinariamente difícil de lograr. A no ser que el escritor sea Delibes. Todo un artista, un mago de las palabras, del léxico y de los sentimientos.                                         


lunes, 19 de junio de 2017

TAJ. Andrés Pascual. Espasa Libros. 2016. Reseña





     El escritor y conferenciante logroñés Andrés Pascual (El guardián de la flor de loto, El haiku de las palabras perdidas y otras) ganó el pasado año el Premio de Novela Histórica Alfonso X El Sabio con TAJ, novela épica que rinde homenaje a los veinte mil héroes que participaron en la construcción y levantamiento de una de las mayores glorias arquitectónicas de la historia de la Humanidad: el Taj Mahal de Agra. Conmocionado por la majestuosidad del edificio y buscando alejarse del resplandeciente balcón real desde el que hasta ahora se había contado la historia de su construcción para acercarse a aquella gran multitud de héroes anónimos, Pascual se embarcó en una novela amena, instructiva, documentada y justa.

     Reconocido por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad en 1983 y nombrado una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo Moderno, el mausoleo de Mumtaz Mahal, esposa favorita del emperador Shah Jahan, comenzó a gestarse en el mismo momento de su fallecimiento. En su lecho de muerte, su esposo le prometió honrar su recuerdo con el monumento más hermoso jamás construido. Y no escatimó en gastos ni esfuerzos a la hora de cumplir su promesa. Costó 22 años cumplir con el proyecto completo y participaron más de veinte mil obreros, artesanos y calígrafos. Y no pocos de ellos perdieron su vida en el transcurso de las obras.

     En palabras del autor de la novela, la obra mostró a la Humanidad que cuando actuamos juntos y guiados por el amor en cualquiera de sus formas, somos capaces de alcanzar cualquier desafío. Y no le falta razón a Pascual, pues en ella participaron los mejores profesionales de cada campo y de todo Oriente. No en vano, el Taj Mahal está considerado el más bello ejemplo de arquitectura mogola, combinando elementos de las arquitecturas islámica, persa, india y turca. Así funciona el karma: como una cadena de buenas acciones en la que todo se enlaza y tiene sentido a través del amor.

     La única forma de llevar a cabo el pretendido homenaje a esa ingente masa de anónimos capaces de llevar a buen término un proyecto tan colosal como el Taj Mahal era crear un personaje que perteneciera a ella. Es decir, alguien que no fuera parte importante del proceso. Alguien a través del cual narrar la historia desde un punto de vista diferente. Y Balu fue el elegido por Andrés Pascual. Un joven del desierto, con un don muy peculiar --con manos para el dibujo--, que huye de su poblado tras la inesperada muerte de su padre, el señor Metha, un humilde campesino que siempre cuidó las manos de su hijo. Aunque ello conllevara el odio y los celos de sus hermanos mayores.

     TAJ es también una novela de aventuras. Porque Balu deberá hacer frente a una serie de vicisitudes para alcanzar sus sueños: abrirse camino entre la gran multitud de calígrafos, arquitectos, artesanos y obreros y reunirse con el amor de su vida, Aisha, de la cual hubo de apartarse al salir a toda prisa de su poblado. Ni qué decir tiene que el protagonista irá madurando y enfrentando cada uno de los problemas que amenazan con poner fin no solo a sus sueños sino a su propia vida. Una vida que pasa de no valer nada en absoluto a ir siendo cada vez más importante para otros protagonistas. De nuevo, el karma.

     Absolutamente todos los personajes aparecen bien definidos ante nuestros ojos. Tanto los reales --con el calígrafo Khush Nawis, el arquitecto Ustad Ahmad y los hijos del Shah Jahan, Dara, Aurangzeb y Jahanara, al frente-- como los inventados. Dejando al margen a Balu, también su amada Aisha, sus amigos Deepak y Santosh y otros obreros cumplen un papel muy definido en la obra. El amor, los celos, la cooperación, la solidaridad y la maldad se convierten también en personajes de la novela. Porque, a tenor de todo lo anterior, también estamos ante una especie de novela ejemplar, por cuanto destaca los valores que todos deberíamos querer para nuestros hijos.

     Además, la novela también nos cuenta una serie de historias de amor. De amor sin condiciones. El de Balu y Aisha es la principal. Sin embargo, no deberíamos pasar por alto la de Deepak y Santosh, la pareja amiga de Balu. Tampoco la de los padres del protagonista. Y, obviamente, tampoco la del Shah Jahan y Mumtaz Mahal, pues es esta la razón de ser de las otras y también de la novela misma. Porque el amor engendra amor. De la misma manera que el odio engendra odio. Y es que el odio también aparece en las páginas de la última novela de Andrés Pascual.

     TAJ nos muestra cómo lo más grande que se levantó en Agra no fue el edificio en sí sino la fusión pura e incondicional de dos civilizaciones: Islam e Hinduismo. Hinduismo e Islam. Un ejemplo a seguir, especialmente en tiempos tan convulsos e irracionales como los actuales. En efecto, tal y como se extrae de una conversación entre Balu y Ustad Ahmad, las dos escuelas milenarias se habían fundido de forma natural con el único objetivo de alcanzar juntas la perfección. No se trataba de promover la mera tolerancia, ni una pacífica convivencia. El fin último era la fusión total en una fe única. De nuevo, los valores.

                 

lunes, 10 de noviembre de 2014

El abogado de pobres. Juan Pedro Cosano. Ediciones Martínez Roca. 2014. Reseña





     El abogado de pobres ha sido la novela galardonada con el Premio Abogados de Novela 2014, convocado por el Consejo General de la Abogacía Española, la Mutualidad de la Abogacía y Ediciones Martínez Roca (Grupo Planeta). El autor, Juan Pedro Cosano, titular del bufete jurídico Cosano y Asociados en su Jerez de la Frontera natal - que ya publicó con anterioridad las novelas Hispania y Las muertes pequeñas y el poemario La noche calma y otros poemas - se ha alzado con el Premio gracias a una novela ambientada en el propio Jerez de mediado el siglo XVIII y en la figura del abogado de pobres, lo que en la actualidad se conoce como de oficio.

     Pedro Alemán y Camacho, huérfano de madre desde su parto y de padre desde los 21 años de edad, hereda de su padre su modesto bufete, su cargo como abogado de pobres del concejo de Jerez y una serie de deudas - su padre fue mejor abogado y persona que administrador - que le hacen llevar una vida económicamente ajustada. Desde el principio de su ejercicio debe equilibrar los rectos valores aprehendidos de su padre y las sinvergüencerías de Antonio de la Fuente, con quien había ejercido durante dos años como pasante.

     La gran amistad existente entre su padre y el sastre, confesor y consejero Bartolomé Gutiérrez le sirve al protagonista para conseguir el puesto como abogado de pobres del concejo. Poco a poco, Pedro Alemán irá haciéndose un hueco entre la jerarquía de la abogacía de la ciudad. Y lo hará gracias a su locuacidad, su lucha y su tesón, habiendo de enfrentar causas que muchos de los más afamados abogados del lugar han rechazado antes por ser causas perdidas de antemano. 

     De ritmo ágil, trepidante en ocasiones, y de lenguaje elegante - al más puro estilo de la época que describe - la novela se hace muy amena y mantiene al lector pegado a sus páginas desde el prólogo hasta el epílogo. Los personajes enganchan, sobre todo el principal, una especie de anti-héroe que sobrevive pese a sus rémoras psicológicas y económicas y que llegará a conocer el amor de la mano de la hija de una clienta acusada de adulterio.

     Tanto el protagonista como el propio autor conocen al dedillo las leyes de la época merced a una investigación exhaustiva digna de elogio. En el caso del autor, dicha investigación se amplía a la historia de Jerez de la Frontera, sus calles y sus tabernas e iglesias. Lo cual otorga a la obra un realismo que aumenta el deseo del lector por conocer el desarrollo y el desenlace de la acción. Además, el tratamiento psicológico de los personajes también debe alabarse, así como las escenas de amor y erotismo. 

     La novela invita a reflexionar sobre cuestiones nada banales. Así, cabe destacar el tema de la soledad del abogado, que debe proteger lo más valioso de sus clientes (de pago o no): su libertad, su hacienda o incluso su vida. Ese sentimiento de soledad agobia al protagonista, lo que le hace más cercano y empático. Sus pensamientos sobre la imposibilidad de escapar de la justicia divina, los posibles fallos de la justicia humana - debido a la imperfección de las personas en general y de jueces, fiscales y abogados en particular - y la existencia en la vida del bien y el mal en permanente e inestable equilibrio nos hacen pensar sobre las diferencias entre los valores y la carencia de ellos.

      Otro tema de enorme importancia en la trama de la novela es el que hace referencia a los términos verdad, justicia y poder, y a los conflictos que pueden darse - y se dan - entre ellos. Queda claro que dar con la verdad no basta para poder hacer justicia, sobre todo cuando esta va en contra del poder establecido. Un poder que rara vez se queda quieto cuando sus intereses se ven amenazados por un abogado que se enfrenta al caso de su vida. 

     El abogado de pobres es, en definitiva, una novela de escritura impecable, mensaje claro y rectos valores. Si a todo ello le sumamos su impactante resolución - ¡qué gusto da leer una historia en la que la realidad, por frustrante y triste que sea, se impone a lo típico/tópico! - podemos llegar a la firme convicción de que el galardón obtenido por Juan Pedro Cosano es sobradamente merecido. 


lunes, 27 de octubre de 2014

Palmeras en la nieve. Luz Gabás. Temas de Hoy. 2012. Reseña





     La escritora oscense Luz Gabás, que recientemente ha publicado su segunda novela, Regreso a tu piel, debutó en el mundo literario en 2012 con Palmeras en la nieve, una deslumbrante historia en donde, merced a sus conocimientos de la época colonial de la isla de Fernando Poo gracias a los testimonios de buena parte de sus propios familiares, mezcla una serie de intra-historias, reales algunas y ficticias otras, que dejan al lector atado a sus páginas sin remedio que lo pueda evitar.

     La novela, basada en hechos históricos y ambientes reales pero con personajes y tramas inventados, nos hace viajar al mundo colonial de mediados del siglo XX. A plantaciones cacao en la isla de Fernando Poo (Guinea Ecuatorial) dominadas y explotadas por empresas españolas que funcionaban a base de mano de obra indígena, muy a menudo a fuerza de látigo y de penosos salarios. Hecho este que marcaría el futuro del lugar y de sus pobladores, tanto indígenas como extranjeros.

     Pero la obra que nos presenta Gabás es más, mucho más que eso. A través de sus páginas nos adentra en la historia y las tradiciones de la isla y de su país, en la lucha indígena por alcanzar la tan ansiada independencia y en las diferentes actitudes entre los propios indígenas (con bubis y fangs enfrentados). Y no solo eso: también pasea por la propia historia de la metrópoli y las opiniones enfrentadas entre los mismos españoles asentados en la pequeña isla africana.

     En este sentido, la relación entre Kilian y Jacobo, los hermanos protagonistas de la novela, es digna de estudio. Muy parecidos en muchos aspectos, chocarán desde casi el principio de su estancia en Fernando Poo. La evolución de la trama nos presenta a dos personajes que, pese a amarse, llegarán a enfrentarse a la hora de defender lo que cada uno considera justo. Y es que las cosas, para ser entendidas bien, deben ser vistas desde diversas perspectivas.

     Y este es el punto clave de partida de la novela. Como la propia autora afirma en sus notas finales, la historia colonial había sido estudiada hasta hace muy poco solamente desde el punto de vista blanco. Lo cual hacía imposible entender las actuaciones de los indígenas en las plantaciones ubicadas en las que, hasta poco tiempo atrás, eran sus tierras. En efecto, la llegada de los blancos llevó a la isla ciertos aspectos de evolución y progreso. Pero, ¿a qué precio?, ¿a costa de qué? Las consecuencias de todo ello todavía son visibles en nuestros días tras los regímenes dictatoriales de Macías y Obiang...

     Dos mundos diametralmente opuestos se vieron obligados - o condenados - a coexistir. Lo cual creó, como no podía ser de otra forma, no pocos conflictos. Conflictos que fueron agravados por la actitud poco comprensiva y excesivamente radical de muchos de los colonos. Pero no todos fueron así. Y Kilian es un claro ejemplo de ello. Su forma de actuar y de desenvolverse en territorio africano le llevará a hacer grandes amigos entre los indígenas e incluso a conocer el amor verdadero. Un amor imposible que le hará sufrir. Y también a nosotros.

     Y es que cuando la razón y el corazón, el deber y el amor, la obligación y la devoción no coinciden el conflicto moral está servido. Un conflicto al que deben hacer frente los dos hermanos, no solo en territorio colonial y a mediados del siglo pasado, sino también en sus tierras oscenses actuales, casi medio siglo después. En Palmeras en la nieve pasado y presente se entrelazan de manera tan creativa y sugerente que sus más de setecientas páginas llegan a hacerse cortas. Sobre todo si al lector le interesan aspectos como la historia, la cultura, las tradiciones y las historias de amor a la antigua usanza.

     En definitiva, estamos ante una novela que trata de enseñarnos el camino hacia la comprensión mutua entre civilizaciones y pensamientos u opiniones diferentes y que nos hace reflexionar sobre la necesidad de seguir con nuestras vidas más allá de los hechos del pasado, por oscuros que estos sean, por nuestro propio bien y de aquellos que nos rodean. El perdón, o el olvido, como forma de buscar una vida mejor para todos. Una historia que nos deja claro que, en el amor y en la vida, las huellas de las personas que caminaron juntas nunca nunca se borran...



lunes, 12 de mayo de 2014

Hablando con mis coletas. Magdalena Girona. 2014. CreaTIVIdad En Las Letras. Reseña





     Cuando un nuevo proyecto editorial comienza a andar e intenta abrirse paso en este complicado mundo de los libros nunca está de más tratar de echar una mano - o las dos si hace falta - para darlo a conocer. Es el caso que nos ocupa en este artículo. CreaTIVIdad En Las Letras irrumpe en el panorama con su primera obra, Hablando con mis coletas

     El proyecto, liderado por Delia Serrano, cuenta con las colaboraciones de Núria Caparrós en las correcciones y traducciones y de Eva Campos en los dibujos e ilustraciones. A todas ellas, mis mejores deseos en su recién emprendida tarea, igual de dura y complicada que apasionante y satisfactoria.

     En tiempos de crisis  como el presente se hace necesario implementar nuevas formas de financiación para desarrollar este tipo de ediciones independientes. Uno de los más conocidos es el crowdfunding o micromecenazgo, un tipo de financiación colectiva en el que las personas que desean el libro en cuestión adelantan el dinero por anticipado para hacer realidad un proyecto que de otra manera podría no llegar a ver la luz nunca. Cuando se reúne la cantidad de dinero necesaria para editar el libro los financiadores reciben su ejemplar. 

     CreaTIVIdad En Las Letras ha adoptado esta forma de financiación para promover sus obras. Lo cual requiere moverse por doquier en busca de personas dispuestas a participar del mismo. En el caso de Hablando con mis coletas la cantidad necesaria para la edición es de 800 euros, los cuales han de reunirse en como máximo tres meses de tiempo, es decir, hasta el 23 de julio del presente año. Cada persona puede elegir el paquete de financiación que mejor se ajuste a su situación.

     Hablando con mis coletas, de Magdalena Girona, es una recopilación de pequeñas historias contadas por Coletas, una niña de seis años, a Tana, su mejor amiga, de trece. Ambas, entrañables, nos muestran a través de las historias narradas la parte positiva de la vida, haciéndonos reflexionar sobre múltiples aspectos que rara vez reclaman nuestra atención en la vida cotidiana. Es un libro de los denominados transmisores de enseñanzas y valores.

     Pese a que entiendo que el libro, ilustrado por Eva Campos, está dirigido al público infantil y juvenil puede ser leído por cualquier tipo de lector, incluidos padres y madres. En el conjunto de las quince historias que lo componen aprenderemos que el amor es la fuerza más poderosa del mundo, que la naturaleza debe ser respetada y disfrutada por todos nosotros o que debemos soñar y luchar por el cumplimiento de esos sueños, adoptando una actitud positiva y desechando el negativismo y el autocompadecimiento. 

     El libro, que destinará 0,50 euros de cada una de sus ventas a la fundación Niños Con Amor, nos enseña también que todos servimos para algo y que es solo cuestión de tiempo descubrirlo, que todo es cuestión de desterrar el miedo al fracaso y optar por la perseverancia (tratando de que las espinas del camino dejen espacio al crecimiento de las rosas), que debemos tomar nuestras propias decisiones ("...si no eliges con el corazón eliges la flor de otro y no podrás quererla como ella se merece") y que lo que es bueno para otros puede no serlo para nosotros mismos porque cada uno es diferente.

     Incluso tendremos ocasión de aprender un verbo nuevo inventado por Coletas: recibidar, es decir, saber recibir y dar a la vez, algo que no todo el mundo sabe practicar. En definitiva, unas historias bien tratadas que transmiten unas enseñanzas y unos valores que cada vez se echan más de menos en esta egoísta sociedad en la que vivimos.

     CreaTIVIdad En Las Letras está al servicio de cualquier persona que quiera transmitir un libro sano y transparente al mundo. Os animo a todos a visitar la web del proyecto y echar un vistazo. Quizás os llame la atención y decidáis darle vuestro apoyo. Muchas gracias. 

          

viernes, 24 de enero de 2014

Sandro Rosell: el listo más tonto del país





     Sandro Rosell llegó a la presidencia del F. C. Barcelona en junio de 2010 tras arrasar en las elecciones (obteniendo más del 61% de los votos, más que ningún otro presidente en la historia del club). Sin embargo, sus dos primeras decisiones ya anticiparon que su presidencia iba a ser polémica y convulsa: retiró la presidencia de honor del club a Johan Cruyff y denunció judicialmente las cuentas económicas del club entre 2009 y 2010.

     Rosell fue vice-presidente de Joan Laporta entre 2003 y 2005 (aunque ya había "entrado" en el club en los noventa, cuando era el responsable de márketing de Nike en la Península Ibérica). De ser su escudero pasó a enfrentarse con él de forma airada. En 2005 dimitió y en 2008 presentó una moción de censura contra él. Fracasó, de la  misma manera que no llegó a ningún sitio su denuncia contra su "enemigo íntimo" en 2010. Desacreditar a Laporta fue la piedra angular de su proyecto. Mal inicio, ¿verdad? 

     Pero no todo acabó ahí. La mala relación con el entrenador, Pep Guardiola, conllevó la marcha del técnico más laureado de la historia del club en junio de 2012. No hace falta decir que la salida de Pep no fue la que este merecía tras una trayectoria tan exitosa. Las mentiras se generalizaron y su crédito fue menguando a una velocidad digna de reflexión.

     Mentiras ha dicho muchas. Demasiadas. Las que más llaman la atención son las referidas a los casos de Eric Abidal y de Pete Mickeal. Con ambos el club trató de dar una imagen que ensalzara los valores del barcelonismo. El futbolista francés, enfermo de cáncer de hígado, fue invitado a abandonar el club pese a que el club dijo en todo momento que contaba con él cuando se recuperase. Abidal actualmente juega en el Mónaco y en la selección francesa y no ha vuelto a tener problemas físicos. El jugador de baloncesto estadounidense, con tromboembolismo pulmonar, también hubo de dejar el club tras recuperarse de sus dolencias. Ahora, Mickeal ha fichado por el Murcia y tampoco parece tener problema alguno. Ambos salieron del F. C. Barcelona por la puerta de atrás después de casi dejarse la vida defendiendo sus colores. Pocos valores los demostrados por los directivos de nuevo.

     No obstante, lo que ha provocado la dimisión de Rosell ha sido el escándalo del caso Neymar. Jordi Cases, farmacéutico de Olesa de Montserrat (supuestamente relacionado con Cruyff y Laporta), socio del club y militante de la plataforma "GoBarça", demandó a Rosell ante la Audiencia Nacional por "apropiación indebida en su modalidad de distracción de dinero" tras pedir a la directiva la explicación pública de las cuentas del fichaje del jugador brasileño. 

     El 24 de diciembre, como regalo de Navidad, el club envió al socio un burofax en el que se le amenzaba con pedirle una indemnización en el caso de que el contrato del jugador fuera publicado. Además, el Barça solicitó que la demanda no fuera admitida a trámite por la Audiencia Nacional. Todo estalló el 20 de enero, día en que el diario ElMundo publicó que el fichaje del brasileño había costado 95 milllones de euros y no los 57 que se creía. De inmediato, la fiscalía instó al juez Pablo Ruz a admitir la querella por existir contratos "simulados".

     Rosell, acorralado, hubo de rectificar y pedir públicamente que "el señor juez admita la querella y me llame a declarar". Dicho y hecho. La querella fue admitida y el presidente decidió dimitir por no dañar la imagen del club. Bartomeu, su vice-presidente, se hará cargo del club hasta finalizar el mandato en 2016. Su defensa siempre se ha apoyado en amenazas y ataques hacia él y a su familia, en la desesperación y la envidia de sus enemigos (deportivos y extra-deportivos) y en la confidencialidad del contrato firmado con Neymar.   

     La pregunta clave es: ¿por qué se miente en las cifras del contrato del jugador? Hay varias respuestas a ella. Cada cual que elija la / s conveniente / s:

1- Que Messi no se enterase de cuánto iba a cobrar el brasileño y evitar, así, que el argentino pidiera un aumento de su nómina. Algo que ahora seguro que sí ocurrirá.
2- Sacar pecho ante un supuesto barcelonismo de Neymar, que prefería jugar en el Barcelona a mitad de precio (en su día, el propio Florentino afirmó que había decidido no fichar al brasileño "porque nos costaba casi 150 millones de euros"). De ahí que determinados sectores del barcelonismo quieran ver detrás de la querella la mano del conjunto merengue, olvidando que parte de un socio barcelonista. En fin, el FCB sufre de madriditis, algo muy grave, sobre todo en una época en la que su equipo ha sido el mejor del mundo con diferencia.
3- Defender de los valores del barcelonismo, es decir, no despilfarrar el dinero. Gareth Bale le costó cien millones al eterno rival, lo que fue criticado en todo el país, el Barça incluido. Por tanto, no podían dar las cifras reales y ponerse a la altura del Real Madrid. El FCB, más que un club, tiene valores diferentes. ¿Los mismos utilizados por su directiva con Eric Abidal o Pete Mickeal?
4- Estafar, robar, "chorizar" al Estado y a Hacienda, que somos todos: culés y no culés; futboleros y no futboleros.

     En los tres primeros casos los pecados de Rosell serían la soberbia, la chulería y la mentira. En el cuarto, mucho peor como resulta obvio a todas luces, si se demuestran todas las acusaciones, Rosell se convertiría, además, en un delincuente, y podría llegar a ir a prisión (hasta un máximo de seis años). De todo ello extraigo dos conclusiones básicas:

a) El fichaje de Neymar ha resultado caro, muy caro, carísimo. Sobre todo para el ya ex-presidente.
b) Rosell ha demostrado ser el listo más tonto del país. 


miércoles, 28 de diciembre de 2011

De mayor quiero ser soldado. Christian Molina. 2011. Reseña



     En ocasiones puede suceder que una película que no es ni mucho menos perfecta (por previsible, por dar muchas cosas por sentadas sin una explicación plausible, por introducir cambios radicales de una escena a otra o incluso por resultar excesivamente moralizante) pueda, y deba, ser un material muy necesario para educar a los espectadores. Ese es el caso de esta coproducción italo-española dirigida por Christian Molina.

     Con la colaboración de dos actores de renombre internacional como Danny Glover (como director de escuela) y Robert Englund (como psicólogo), el film nos advierte de uno de los males endémicos de nuestra sociedad: la incapacidad de los padres de educar en valores a sus hijos. A través de aspectos tan cotidianos como los celos ante la llegada de hermanos pequeños, la mala influencia de la televisión y de los videojuegos, los problemas de comunicación, la excesiva permisividad y la atención de los caprichos de los más pequeños, el sentimiento de culpabilidad, el chantaje psicológico y otros que son el pan nuestro de cada día en la mayoría de los hogares, la película nos hace reflexionar sobre qué estamos haciendo y cómo la sociedad se pervierte con nuestra más absoluta colaboración.

     Álex, un niño de ocho años que parece sentir una fascinación morbosa por las imágenes de carácter violento, tiene serios problemas de comunicación no sólo con sus padres, sino también con sus compañeros de escuela. Su vía de escape es la invención de dos amigos imaginarios: un astronauta y un soldado. El primero le apoya y trata de darle una serie de valores que le permitan crecer y madurar de la mejor manera posible; el segundo le lleva por el camino de la perdición, inculcándole ideas y sentimientos perniciosos y violentos de todo tipo.

     Álex culpa de todos sus males a sus hermanos menores, dos pequeños ángeles gemelos que nada tienen que ver con la perversión de la sociedad a la que acaban de llegar sin ni siquiera pedirlo; dos víctimas más (como él mismo) de un mundo que se desmorona ante la ausencia de valores. La evidente falta de criterio de su padre y de su madre en relación al tipo de educación que deben dar a sus hijos, la carencia de comunicación (entre sí y con sus propios vástagos, que deambulan por la casa sin control ni límites), la falta de atención hacia él y su sustitución como foco de interés por los gemelos, las contínuas discusiones entre sus padres en presencia suya, etc, provocarán en el protagonista una sensación de abandono que le llevarán a aislarse tanto en el hogar como en el colegio, conduciendo su vida hacia una oleada de actos y pensamientos violentos sin fin ni limitación.

     De nada sirve ser bueno, piensa Álex ante un intento de reconducir la situación por su parte. Las malas influencias en la escuela, la dejadez de sus padres y una maestra cuyos métodos pedagógicos dejan mucho que desear y cuya forma de vestir es más típica de un club de alterne que de un colegio, harán el resto. Así, el protagonista se verá abocado a una espiral en la que la violencia se irá retroalimentando hasta desbocarse e írsele de las manos (a él mismo, a sus padres, al director de la escuela e incluso al psicólogo).

     Sin duda, este film constituye un guión sobre cómo no debemos educar a nuestros hijos. Una película que todos los padres y educadores del mundo deberían ver, sí o sí, no por su calidad sino por sus múltiples enseñanzas. Dos de los momentos más ilustrativos de la misma son los siguientes:

- reflexión del psicólogo (interpretado por Robert Englund) a los padres de Álex: "Estamos educando a una generación de tiranos en potencia. Están tan acostumbrados a conseguir todos sus caprichos que son incapaces de asimilar lo contrario, por lo que reaccionan de forma violenta. Hay que corregirles y educarles, lo cual conlleva su frustración y la consiguiente toma de conciencia de que no son el centro del universo y de que el mundo no gira en torno a ellos. Deben cumplir unas reglas y, en caso contrario, sufrir las consecuencias".

- reflexión del propio Álex respecto a las quejas de los adultos: "los mayores estropeáis el mundo, os peleáis sin cesar, no mantenéis limpio el planeta, hacéis lo mismo por lo que a mí me castigáis, tiráis comida y matáis contínuamente. Por vuestra culpa, el mundo se ha convertido en un sitio repugnante. No se de qué os quejáis: todo lo que sé lo ha aprendido de vosotros".

     En definitiva, "De mayor quiero ser soldado" no recibirá grandes premios por parte de la industria del cine por carecer de la calidad necesaria. Sin embargo, debería pasar a formar parte del, por desgracia, poco o exiguo material didáctico de padres y educadores sobre cómo educar a nuestros hijos y alumnos. Una película para ver, debatir y reflexionar sobre dicha temática por parte de una sociedad en la que cada vez se echan más en falta estas acciones; en la que la falta de comunicación, los celos, la competitividad, la falta de educación (en todos los sentidos) y la escasa libertad y el excesivo libertinaje convierten paulatinamente a nuestro mundo en un "sitio repugnante".


martes, 8 de febrero de 2011

De nuestros padres, de nuestros hijos y de nosotros mismos

     Todo el mundo recibe una educación de parte de sus padres. Nuestros padres nos educaron a nosotros y nosotros educamos o educaremos a nuestros hijos. Los valores, sean buenos o malos, se suelen transmitir de generación en generación. Normalmente se educa según lo que se conoce. Incluso aun siendo conscientes de que no es la mejor forma de hacerlo. “Mis padres me educaron así, por tanto no pasa nada si yo educo a mi hijo así también”, piensa mucha gente.

     Pero si algo está claro es que NINGÚN PADRE BUSCA HACERLE NINGÚN MAL A SU HIJO CONSCIENTEMENTE. Cuando los valores transmitidos son positivos no hay ningún problema. El hijo crece “como Dios manda”. Pero es diferente cuando esos valores no son tan positivos. El hijo desvía el camino que debería seguir normalmente.

     Evidentemente, cada persona es un mundo. Algunos prefieren educar a sus hijos como buenas personas, honestas e incapaces de hacer el mal; otros como futuros acaudalados materialistas, algo que deberán conseguir sea como sea. Algunos intentan convencer a sus hijos de que en la vida hay que elegir entre dos cosas que te gustan, pues normalmente no se puede conseguir todo; otros los acostumbran desde pequeñitos a tenerlo todo, sin saber si en el futuro éstos podrán seguir teniéndolo todo o no… Allá cada cual con su moral y sus valores.

     Como dije antes, estos valores se suelen transmitir de generación en generación. De ahí que muchos nietos sean como sus abuelos. Pero esto, afortunadamente, NO SIEMPRE ES ASÍ. La cadena se puede romper. Todo se puede cambiar. Y ello es posible a algo maravilloso. Cada uno de nosotros tiene las riendas de su vida. Solo hace falta querer dirigirlas, de verdad, hacia donde nosotros queremos llegar. Y esto no solo cambiará nuestras vidas, sino también las de nuestros hijos. A lo que voy.
    
     La educación recibida nos marca de forma irremediable. Pero todo tiene un pero. Nosotros, en cualquier momento de nuestra vida, podemos elegir otra forma de vida. Podemos tomar un camino diferente al marcado en nuestra niñez. Conozco a mucha gente que echa a sus padres la culpa de ser como es. Tienen razón. Pero solo en parte. Nosotros, en edad adulta, podemos y debemos tomar las riendas de nuestra vida.

     Nuestros padres, solo por el hecho de habernos dado la vida, merecen TODO NUESTRO RESPETO (salvo muy contadas y reservadas excepciones). Nuestra vida es nuestra y culparlos a ellos de nuestras desgracias no nos hará más felices, sino desgraciados y, además, deshonrados con nuestros padres. NADIE ES PERFECTO, ni falta que hace.

     Debemos COGER EL TORO POR LOS CUERNOS y VIVIR. Pero, ante todo, vivir sin rencor ni falta de respeto ni culpando a nadie de nuestros defectos. Nunca es tarde para empezar a vivir nuestra vida. Será mucho mejor para nosotros y para nuestros hijos. Nos lo agradecerán algún día. Y si no almenos tendremos la conciencia tranquila por haberlo intentado.

     Honrad a vuestros padres y educad (de verdad) a vuestros hijos. Pero, ante todo, VIVID VUESTRA VIDA!