LIBROS

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lunes, 28 de octubre de 2013

Nowhere Boy. Sam Taylor-Wood. 2010. Reseña





     La figura de John Lennon no necesita presentación. O quizás sí si retrocedemos hasta 1955. Rodada en 2009, estrenada en Reino Unido y en EE.UU. en 2010 y en España en 2011, "Nowhere Boy" narra la traumática adolescencia del genio de Liverpool, el germen responsable de la formación de la desanfadada personalidad de uno de los músicos más grandes de la historia del rock and roll.
 
     El film nos presenta a un joven Lennon de tan sólo quince años de edad tan inteligente como rebelde, tan introvertido como sediento de vida y de acción. Ciertamente, un adolescente más preocupado por la bebida y el sexo que por los libros. Y no es para menos dada la situación en que se hallaba su vida por aquel entonces.
 
     John vivía en una familia conflictiva, sin padre, y entre dos mujeres diametralmente opuestas tanto en estilo de vida como en forma de educar al joven Lennon: su rígida tía Mimi, con quien se había educado hasta entonces; y Julia, su madre, una mujer que, como su hijo, busca vivir la vida de la mejor manera posible pese a los fantasmas que la atormentan. Fantasmas del pasado que irán interfiriendo en la vida cotidiana de los protagonistas de la historia.
 
     La historia que nos cuenta la película está basada en una biografía (Imagine This: Growing Up With My Brother John Lennon) escrita por Julia Baird, medio hermana de Lennon por parte de madre. Sobre ella, Matt Greenhalgh elaboró el guión definitivo que sería llevado a la gran pantalla. Un guión en el que el rock y las ganas de vivir salvarán a nuestro protagonista de caer no sólo en el olvido sino quizás también en la misma muerte en vida.
 
     Tras una decena de años alejado de su madre la relación entre ambos se irá estrechando a lo largo de la acción del film. Hasta el punto de ser ella quien enseñe al joven Lennon a admirar a la figura de Elvis Pressley y a tocar el banjo primero y la guitarra después. Poco a poco el adolescente irá comenzando una nueva vida en la que el rock será pieza central. Primero, con la formación de The Quarrymen, en la que irá poniendo a punto la maquinaria que luego explotaría con The Beatles.
 
     Aaron Johnson interpreta el papel del joven Lennon. Pese a su lejanía desde el punto de vista físico cabe destacar que sí llega a alcanzar esa mezcla de travesura y dolor que se le presupone a aquel. Y lo hace de forma admirable. Por contra, Thomas Brodie-Sangster, quien interpreta a Paul McCartney, sí guarda un gran parecido con el otro Beatle. Resulta muy curiosa la contraposición entre los jovenes John y Paul. Ambos, genios, se comportan de manera bien diferente en muchas de las situaciones, compartiendo, eso sí, su amor por la música. 
 
     Kristin Scott Thomas (tía Mimi) y Anne-Marie Duff (Julia, la madre) también contraponen sus actuaciones y sus puntos de vista en múltiples situaciones del metraje, lo que les valió a ambas sendas nominaciones a los Premios BAFTA por sus papeles secundarios. La rigidez y el milimetraje frente al desenfado y la improvisación. La represión frente a la libertad, quizás llevada al extremo. En mi opinión, sin duda, la frase de la película es la que pronuncia tía Mimi en referencia a su hermana Julia: "es de esa clase de mujeres que no pueden estar solas". Lo cual explica buena parte de los secretos que encierra la cinta.
 
     Seguramente no estemos ante una película formidable, pero sí ante un buen debut, el de la directora británica Sam Taylor-Wood. Y, sobre todo, ante una historia que hará las delicias de los fans, seguidores y curiosos que quieran conocer los orígenes de una de las mejores formaciones de la historia de la música. Porque la leyenda es de sobra conocida, pero no así el joven Lennon anterior a la formación de The Beatles. Y siempre merece la pena conocer el origen de los mitos... 
 
 
 
 
             

lunes, 21 de octubre de 2013

El príncipe destronado. Miguel Delibes. Destino. 1973. Reseña





     De vez en cuando es conveniente y necesario recuperar viejas obras de los grandes clásicos de la literatura española. Miguel Delibes estuvo cincuenta años publicando un sinfín de obras. La que me dispongo a reseñar fue escrita en 1973, justo hace cuarenta años. El genio de Valladolid escribió su undécima novela poco después de ingresar en la Real Academia Española de la Lengua, en el momento de su mayor apogeo literario.
 
     En ella cabe destacar, entre otros, dos aspectos que caracterizan también la mayoría de sus narraciones: el estricto realismo de cada una de sus páginas y el estudio milimétrico de la psicología de los personajes. Las 186 páginas que la componen narran un día en la vida de Quico y su familia, concretamente, el tres de diciembre de 1963. Salvo en un par de escenas (una en una tienda de la misma calle y otra en el médico) el escenario donde se desarrolla la acción se circunscribe a la casa familiar.
 
     La ambientación es formidable, destacando el mobiliario de la cocina, con el calentador de agua como gran estrella; diversos objetos, como el tocadiscos alrededor del cual los hermanos mayores de Quico bailan el twist; el lenguaje de los personajes; la manera en que los mayores guardan las apariencias; y la religiosidad imperante en la casa.
 
     Delibes nos cuenta los hechos acaecidos durante la jornada mediante un narrador externo en tercera persona. Este se centra en la figura de Quico, el gran protagonista de la acción. La familia es una de las acomodadas de la ciudad, llegando a contar hasta con tres asistentas (la Vítora, la Domi y la Seve). Quico tiene cuatro hermanos mayores y una menor (Cristina), la cual centra las atenciones de los mayores. De ahí el título, sin duda. Quizás la única crítica que le haría a Delibes respecto a esta novela es la excesiva madurez de su protagonista. Se nos dice que tiene tres años de edad, algo bastante difícil de entender por los diálogos, los pensamientos y las acciones del mismo.
 
     Básicamente, dividiría la obra en dos partes bien diferenciadas: mañana y tarde. La hora de comer marca el paso de una a otra. La pelea entre Papá y Mamá, en la parte central de la acción, nos explica algunos aspectos que hasta entonces no se habían aclarado, a la vez que nos presenta otros que serán desarrollados a continuación. El matrimonio, con seis hijos, algo nada extraño en aquella época, hace aguas desde hace tiempo. Pero, como se ha dicho más arriba, las formas y las apariencias debían ser guardadas de puertas hacia afuera.
 
     La llegada de los hermanos mayores de Quico, que ya han acabado las clases, otorga mayor variedad de temas a la trama. Incluso acelera la lectura de la obra (si bien estamos ante un libro de esos que se leen en dos o tres sentadas). La inocencia del pequeño marca muchas de sus acciones a lo largo de la novela. Si embargo, sus ansias de ser mayor le acercan a Juan, el más próximo a él en cuanto a edad. E incluso le llevan a querer formar parte de la educación de Cristina, que apenas cuenta con un año de edad. Eso sí, una de las partes más importantes de la trama es la que hace referencia al hecho de querer llamar la atención para reclamar el trono perdido con la llegada al mundo de la pequeña.
 
      Como buen descriptor de la realidad que fue el vallisoletano, aquí deja claros reflejos de la misma: el autoritarismo del cabeza de familia, la sumisión y el quemazón de una madre agobiada ante el hecho de tener que criar prácticamente sola (pese a disponer de la ayuda de sus tres sirvientas) a sus seis hijos, el despertar a la vida de los más mayores, las relaciones extra-matrimoniales como vía de escape a la triste realidad, la guerra en el norte de África, etc.
 
     En 1977 Antonio Mercero adaptó la novela al cine bajo el título "La guerra de papá", que fue interpretada por Lolo García, Teresa Gimpera y Vicente Parra, entre otros. Quizás muchos recuerden aquellas escenas en las que el pequeño y revoltoso Quico gritaba aquello de "mierda, cagao, culo". Pese a tener un gran éxito comercial en su día, basta una nueva revisión para pensar que está sacada del baúl de los recuerdos... 
 
 

lunes, 14 de octubre de 2013

La voz dormida. Dulce Chacón. Alfaguara. 2002. Reseña





     Un año antes de fallecer, a la temprana edad de 49 años, la extremeña Dulce Chacón escribió su novela más reconocida, por la cual recibió el premio Libro del Año, concedido por el Gremio de Libreros de Madrid en 2003. "La voz dormida" fue el resultado de cuatro años de reunir documentación, entrevistarse con personajes reales de todo el país y escribir una historia sobre la dura represión a la que fueron sometidas multitud de mujeres españolas durante los infames tiempos de la posguerra española.
 
     Estamos ante una novela histórica documentada con una precisión milimétrica, lo cual, narrativa y estilo aparte, la convierte en un documento de gran interés desde el punto de vista histórico. La prisión de Ventas y una pequeña pensión de la calle Atocha, junto a diversos escenarios extremeños, constituyen el ambiente en el que toman forma las diferentes historias individuales que componen la novela.
 
     La narración abarca, cronológicamente hablando, el período comprendido entre 1939 y 1963. Un narrador omnisciente palpitante y pasional, en ocasiones hasta desesperado, narra el innecesario sufrimiento de las mujeres republicanas en las cárceles franquistas. Un grupo de mujeres, con Hortensia, Reme, Tomasa y Elvira a la cabeza, enarbola la bandera de la libertad como única arma ante la humillación, la tortura y la muerte. Su dignidad y su coraje emocionarán en ocasiones - y exasperarán, en otras - a los lectores, quienes buscarán en el texto más información sobre las protagonistas: cómo llegaron a la prisión, por qué, cómo viven el día a día en su estado de privación de libertad y, sobre todo, cómo acabarán.
    
     Chacón divide la historia en tres partes. En la primera, que consta de treinta y cinco capítulos, se recrea en los personajes, a los cuales caracteriza con gran detallismo, sobre todo psicológico, y en los espacios o ambientes. El tiempo transcurrido en estas primeras páginas es muy breve, a diferencia de lo que ocurrirá en las siguientes. En mi opinión, es la parte más complicada de leer. En ocasiones cuesta reconocer a cada mujer en la narración, lo cual puede llegar a agobiar o cansar al lector.
 
     La segunda parte es la más breve, pues tan sólo se compone de dieciocho capítulos. La figura de Hortensia cobra el mayor protagonismo. Conocemos su sentencia, y también que vivirá sólo hasta que su hija nazca. Su fusilamiento marca el final de esta parte y el punto de inflexión en el resto de personajes, cuya suerte será bien dispar.
 
     La tercera parte - y definitiva - consta de treinta y dos capítulos. Son las páginas de mayor interés de la novela ya que el tiempo se acelera más si cabe (ya en la parte central ha tomado una mayor velocidad) y viviremos hasta dieciocho años de la vida de Pepita y Jaime, recluido en Burgos durante un período de dieciseis años.
 
     Personalmente, el personaje con el que más he conectado ha sido Pepita. Emigrante cordobesa, se instala en la pensión de la calle Atocha para estar cerca de su hermana Hortensia, presa en Ventas. Su historia de amor con "El chaqueta negra" y su relación con su sobrina-hija constituyen el punto central de la trama, sin desdeñar la relación entre la propia Hortensia y Felipe.
 
     En 2011 la historia fue llevada al cine por Benito Zambrano como director y María León, Marc Clotet e Inma Cuesta como principales intérpretes. Como la novela, trata una historia en la que se mezclan elementos tan importantes e interesantes como el amor, la libertad, la dignidad y la represión franquista. Una historia que la propia Dulce Chacón no dudó en dedicar "a quienes se vieron obligados a guardar silencio".
 
 

lunes, 7 de octubre de 2013

La predicción del astrólogo. Teo Palacios. Ediciones B. 2013





     Como su propio autor reconoce en los agradecimientos de esta obra, escribir una novela histórica es complicado. Y más todavía si se desea que el resultado final sea lo más aproximado posible a la que fue la realidad de la época tratada. La Sevilla del siglo XI, las taifas, los reinos cristianos y el imperio almorávide son temas de gran dificultad, pues no se conocen demasiadas obras documentales que permitan profundizar demasiado.
 
     Todo ello conlleva tomar una serie de decisiones nada fáciles. En el caso concreto de "La predicción del astrólogo" Teo Palacios decidió, dado que su proyecto era escribir una novela y no ejercer de historiador, acompañar a los personajes reales de otros ficticios que sirvieran para explicar de forma práctica la teoría extraída de sus estudios sobre la época en cuestión. Sin duda, todo un acierto. 
 
     La novela narra uno de los siglos más apasionantes de la historia de nuestro país. Los reinos de taifas, los reinos cristianos del norte y las amenazas del norte de África fueron el caldo de cultivo de alianzas inverosímiles, traiciones desgarradoras, asesinatos viles, guerras sinsentido e intrigas palaciegas diarias. Pero, si hay unas palabras que definen mejor todo lo que Teo Palacios nos cuenta en su obra son, sin duda, venganza y violencia.
 
     Debido a que en la novela se describe de forma minuciosa la historia del reino de Sevilla durante más de medio siglo (1040-1092) es de lógica que algunos de los personajes vayan desapareciendo de la acción, siendo ocupado su lugar por otros más jóvenes. Por ello, creo acertada la decisión de contar la historia a través de cuatro partes bien diferenciadas. En la primera (1040-58) se centra la acción en Ibn Ammar, uno de los poetas más conocidos del siglo XI sevillano; Al-Mutammid, segundo hijo del rey Al-Mutadid, que introduce al poeta en la corte sevillana; e Ibn Zaydun, poeta y consejero del rey y principal enemigo de Ibn Ammar.
 
     En la segunda parte de la historia (1059-70) cobran protagonismo, además de los anteriormente citados, Itimad, esposa de Al-Mutammid; Al-Zarqali, matemático y astrólogo toledano; y Husaam, apodado Halcón Gris. En la tercera (1072-88), entra en escena Abu Becr, hijo de Ibn Zaydun, que seguirá la última voluntad de su padre, siendo el peor peligro para Ibn Ammar. 
 
     No obstante, sin duda, la gran sorpresa la encontramos en la cuarta parte, que se desarrolla en el imperio almorávide entre 1057 y 1086. A diferencia de las partes anteriores, contadas en tercera persona, aparece narrada en primera persona. Desarrolla las peripecias en el norte de África de Ibn Abdún, ceramista de Silves y sobrino de Ibn Ammar, secundario hasta entonces en la narración pero nexo de unión de muchas de las historias contadas con anterioridad.
 
     La poesía, el ajedrez y los rompecabezas que forman parte del tablero de las alianzas y las intrigas de la época están perfectamente pintadas en las páginas de "La predicción del astrólogo". Los personajes se nos muestran reales (lo sean o no) merced a una magnífica caracterización, lo mismo que ocurre con los ambientes en los que se desarrollan las distintas escenas. Ello hace posible que la novela de Palacios sea recomendable para todo tipo de público.
 
     Como único pero a este gran libro haría referencia a algunas faltas de ortografía y discordancias entre femenino-masculino y singular-plural. Ediciones B haría bien en cuidar estos aspectos en sucesivas ediciones (que, sin duda, las habrá, pues bien las merece su autor).
 
       

jueves, 3 de octubre de 2013

Tierra de libélulas. El desentierro. Ramón Cerdá y Nacho Ruipérez. Pre-edición limitada. 2013. Reseña





     Escribir un guión cinematográfico a partir de una novela es la manera habitual de hacer las cosas. O, al menos, la conocida. Pero a Ramón Cerdá le gusta innovar. Tanto que, junto al director Nacho Ruipérez, ha puesto en funcionamiento un novedoso proyecto consistente en novelar un guión cinematográfico de un film todavía no rodado. En efecto, Cerdá adapta a novela, bajo el título de "Tierra de libélulas", el guión original de "El desentierro", de Ruipérez, director de "La victoria de Úrsula" y "La ropavejera".
 
     La adaptación incluye el cambio en el título, que, eso sí, conserva como subtítulo el original de Ruipérez. Sin embargo, no todo queda ahí. En la pre-edición que acaba de presentar (la edición definitiva saldrá en octubre de 2014, justamente en un año), incluye la reproducción de las primeras páginas del guión original, fotografías de algunas de las localizaciones del film proyectado y hasta tres finales diferentes de la historia. Como es de esperar, la edición del año próximo contendrá un único final.
 
     Según el novelista y el director, ambos han disfrutado al máximo de esta experiencia única y hasta ahora desconocida. El escritor ha recibido del director total libertad de creación, con lo que los personajes y la historia han crecido y madurado, hasta el punto de evolucionar hasta un final diferente al inicialmente previsto por Ruipérez.
 
     El título, "Tierra de libélulas", encierra una de las diferencias principales entre el guión y la novela, y viene de la afición de Cerdá por titular sus obras con nombres de animales (mariposas, moscas, abejas, hormigas, etc). No obstante, las libélulas adquieren gran importancia en la obra reseñada.
 
     El argumento sí es común en ambos proyectos: Jordi regresa a su pueblo de nacimiento veinte años después de su partida tras recibir la angustiada llamada de su primo Diego. Su padre acaba de fallecer y su madre se encuentra en un coma irreversible a causa de un fatal accidente de tráfico. La tragedia actual recuerda en cierta medida a otra acaecida dos décadas antes. No obstante, ambas podrían estar relacionadas.
 
     Cuando ya se disponía a volver a Barcelona Jordi decide quedarse en el pueblo e investigar la muerte de su propio padre. Unas extrañas libélulas, un club de carretera abandonado y un mendigo que lo habita en la actualidad le hacen retornar junto a su primo y tratar de averiguar la verdad sobre su padre. "Tierra de libélulas. El desentierro" es una historia de negocios fraudulentos, manipulaciones, corrupción, pasiones desenfrenadas y personajes enigmáticos. Como en todos los thrillers, la verdad es diferente a lo que tenemos ante nuestras narices y el paso de las páginas nos traerá diversas sorpresas, no todas agradables precisamente.
 
     Jordi y Diego desenterrarán algo más que sus propios recuerdos, descubriendo aspectos de sus vidas y las de sus padres que quizás habrían preferido no llegar a conocer jamás. Sin embargo, una vez han comenzado a andar por ese camino ya no hay marcha atrás, por lo que deberán vencer a sus propios fantasmas y a otros rivales mucho más peligrosos, los cuales pondrán en serio riesgo sus vidas.
 
       La inclusión de los tres finales a partir de un común momento divisorio (al más puro estilo Stephen King) me parece una idea que, no siendo novedosa, podría comenzar a utilizarse de manera más continuada. ¿A quién no le gustaría poder elegir el final que crea más conveniente para cada historia? A mí sí. Si el autor te hace disfrutar con la lectura de su obra y, además, te prepara varios finales diferentes, dándote la opción de elegir, te puedes sentir incluso más cercano al escritor y a los personajes de la historia en cuestión. Esta cuestión sería objeto de un interesante debate, sin duda, pero será en otra entrada bloguera. De momento, leed esta pre-edición de "Tierra de libélulas". No os defraudará.