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viernes, 16 de febrero de 2018

Seda. Alessandro Baricco. Anagrama. 1997. Reseña





     El periodista, novelista y licenciado en filosofía turinés Alessandro Baricco se convirtió en todo un fenómeno literario en 1997 tras la publicación de Seda, una novela corta --125 páginas-- que, veinte años después, en España ya ha superado las cuarenta ediciones. Muchos críticos ven al autor como una especie de Salinger a la italiana. Acertada o no esta visión, la cuestión es que sí encontramos varias similitudes entre el estadounidense y el italiano. También Baricco detesta las entrevistas y los actos literarios. Y su escuela de técnicas de escritura de Turín recibe el nombre de Holden, como el protagonista de El guardián entre el centeno

     El estilo narrativo también recuerda en determinados momentos a Salinger, con gran variedad de registros y múltiples giros argumentales. Sin embargo, lo onírico cobra mayor protagonismo en el caso que nos ocupa. Y, como gran conocedor de la filosofía que es, Baricco explora y nos muestra con todo lujo de detalles los rincones más recónditos del alma humana. Incluso persiguiendo sueños y deseos irreales e imposibles. Como ocurre aquí con Hervé Joncour, comerciante francés de mediados del siglo XIX dedicado a la seda que viaja año tras año a Japón en busca no solo de gusanos de seda para abastecer a sus conciudadanos de Lavilledieu.

     Seda resulta una novela misteriosa y lacónica en palabras de Vargas Llosa. Su lenguaje conciso, directo recuerda a una fábula oriental, acercándonos a un Japón que hace siglo y medio se mostraba completamente separado, apartado del mundo occidental. Tal vez sea eso precisamente lo que atrapa a un Joncour que viaja por primera vez a tierras niponas sin tener la más mínima idea de lo que allí se va a encontrar. Así, se asombra de todo lo que sus ojos ven por vez primera. Algo a lo que ayuda el tono pausado y sutil de las composiciones ambientales y descriptivas de Baricco. Todo ello, para cautivar tanto a su personaje como a sus lectores a través de su elegancia y misterio.

     La novela se estructura en 65 capítulos cortos --no más de 3 o 4 páginas-- que son como fogonazos que nos ubican en los diferentes escenarios de la historia narrada y también en la psicología de los personajes. Unos personajes trazados con gran detalle pero sin elementos que nos transmitan un juicio por parte del autor. Más bien, es el lector quien según avanza en las páginas del libro va comprendiendo sus actos y pensamientos, llegando en ocasiones a sentirse identificado con algunos de sus rasgos y motivaciones. En definitiva, Baricco desarrolla un estilo único, original y peculiar que lo ha convertido en uno de los autores de referencia en Italia y el resto del continente europeo.

     Seda es una mezcla de novela de amor, de aventuras, de viajes y de melancolía. En ella, la imagen adquiere una importancia absoluta. Porque, a través de ellas, Baricco nos hace ver más allá de la superficie de las cosas. Y es que en esta historia a menudo es más importante lo que no se escribe, lo que no se ve que lo que realmente el lector lee. Algo que a servidor le recuerda también a un autor patrio, el valenciano Rafael Chirbes. Pocas pero hábiles pinceladas acaban por conformar un cuadro realmente magistral que debe ser necesariamente admirado por el espectador. Y, en ese sentido, puede que estemos ante un escritor-pintor de telas expuestas sobre el papel.

     Japón representa la distancia, el alejamiento de las raíces. Y el viaje representa realmente un recorrido interior por la psicología del principal protagonista. Una especie de psicoanálisis --de ahí la importancia de la descripción de las imágenes y de lo surrealista, de lo onírico en definitiva-- de un Joncour que pasa de ser un joven aventurero a constituirse en un ser plenamente maduro. Un hombre maduro que, pese a ello, o precisamente por ello, arriesga su vida con tal de regresar a un Japón en guerra solo para tratar de volver a ver a una joven con la que jamás ha hablado con anterioridad. Así, la melancolía pasará a ser parte ineludible de la trama.

     Dejo para el final de esta reseña la referencia a la ternura, el erotismo y el sexo. Las descripciones de estas escenas son de las mejores de la novela. Y confirman lo dicho con anterioridad sobre la simbiosis entre la escritura y la pintura. Tanto que estamos ante una serie de descripciones fuera del alcance de la mayoría de los escritores. Estas escenas conmueven, emocionan y seducen hasta al lector más frío. Algo digno de agradecer. Y que quizás nos haga mirar en un lago y que, dibujado en el agua, nos parezca ver el inexplicable espectáculo, leve, que ha sido nuestra vida.         

       

miércoles, 15 de marzo de 2017

En tiempos del papa sirio. Jesús Sánchez Adalid. Ediciones B. 2016. Reseña





     Cuando estudié la carrera de Historia una de las primeras cosas que me enseñaron es la teoría de los ciclos. Aquella que dice que los procesos históricos se rigen por un extraño carácter cíclico que provoca que los sucesos se vayan repitiendo cada cierto tiempo. Aunque ello tarde en darse mil doscientos años. Pues bien: una vez más, dicha teoría se cumple. Como ejemplo, la actualidad siria. Una guerra civil y un éxodo de refugiados que parecen no tener fin. Ni solución. A diferencia, en este caso sí, de lo ocurrido en el siglo octavo. El propio autor, Sánchez Adalid, asegura que ahora tenemos mayores facilidades para ayudar a los refugiados. Cosa que, por cierto, no estamos haciendo. 

     En el Bizancio posterior a la fragmentación del Imperio Romano los cristianos fueron libres. Sin embargo, la muerte del emperador Heraclio provocó una serie de luchas intestinas por el poder que trajo, como consecuencia, la invasión musulmana, la conquista y el entronamiento de Abú Kakr (quien mantuvo la libertad de culto de judíos y cristianos, denominados gentes del Libro, es decir, depositarios, como los árabes, de los libros de la Revelación). No obstante, este fue sucedido por Omar el Grande.  El conocido como Pacto de Omar otorgó a los cristianos libertad de culto, pero también les impuso una serie de condiciones opresivas que, en suma, los privó de esa libertad de la que habían gozado hasta entonces. 

     Muchos cristianos aceptaron las obligaciones del pacto con tal de poder seguir con sus vidas de la mejor manera posible. Otros adoptaron el islam y la lengua árabe para eludir el pago de impuestos y el resto de obligaciones del compromiso. Y otros, no soportando la humillación de las obligaciones contraídas, emigraron hacia las provincias cristianas de Occidente. El protagonista de la novela, Efrén, pertenece al primero de los grupos. Pero ansía el momento de poder recuperar la dignidad perdida por su pueblo y su familia. Hecho este que le lleva a tratar de liberar su Damasco natal del poder ismaelita. A cualquier precio.

     Tanto es así que, acompañado de familiares y conocidos, cree llegado el momento de hacer cumplir la profecía de Metodio de Patara, quien había vaticinado el fin del poder califal, y también de todos los tiempos, a manos del poder de alguien a quien nombra Constante, el rey que debía devolver la paz al mundo antes del definitivo regreso de Cristo. Curiosamente, este hecho parece sustentarse en el hecho de que el papa de la época había elegido como nombre Constantinus I. Y también de que, como Efrén, era un sirio exiliado de su país.

     A nuestro protagonista alguien le dice: Efrén de los Sarjun de Damasco y de los Flavianos de Pisidia. En ti se juntan la antigua sangre de Grecia, la savia de Roma y la pasión de Bizancio... Perteneces a la tercera generación  sometida al agravio de la dominación agarena. También yo pertenezco a esa descendencia, y aunque lo tengo todo, me falta lo principal, que es la libertad... Esta frase, unida a todo lo anterior y, sobre todo, a la ignorancia propia de la juventud y a su espíritu de aventura, lo llevarán a embarcarse en una conspiración contra el poder califal.

     Efrén pasa por una serie de vicisitudes a lo largo de su vida que lo llevarán hasta Biblos, Constantinopla y Roma. Estamos también, pues, ante una novela de ciudades, pues describe minuciosamente los ambientes de cada una de las urbes que va visitando su protagonista a través de los 61 capítulos de que consta su trama (especialmente la Damasco del califa Walid). Dichas descripciones nos presentan las similitudes, las diferencias, las especificidades y las particularidades de cada una de ellas, poniendo de manifiesto las diferencias culturales, religiosas y de carácter de todas ellas.   

     La firme creencia en que los cristianos recibieron su nombre en Siria (los Hechos de los Apóstoles dicen que los discípulos fueron llamados cristianos por primera vez en Antioquía, que se convirtió en el centro más importante para la primera Iglesia), que Dios jamás los había abandonado pese a no responder a sus súplicas y que sus verdaderas palabras están recogidas en las Sagradas Escrituras son aspectos que están bien presentes en las páginas de esta novela. Quizás la novela más dogmática, filosófica y de fe de todas cuantas ha escrito hasta ahora el párroco extremeño.

     Los orígenes monásticos y eremíticos del cristianismo en Siria (presentes en la novela con todo lujo de detalles en el capítulo 39 de la misma, donde se describe en profundidad Ouadi Qadisha) deben de haber requerido un riguroso y duro trabajo de documentación por parte del autor. Algo que hace de En tiempos del papa sirio no solo una novela histórica y de aventuras sino también una explicación de cómo ha ido evolucionando el fanatismo musulmán hasta la actualidad (con Al Qaeda y el Estado Islámico a la cabeza) y las claves para comprender lo que está sucediendo en aquel país en nuestros días. Una novela que, como se anuncia en sus panfletos propagandísticos, es necesaria en estos tiempos que nos ha tocado vivir...           

        

lunes, 22 de febrero de 2016

Lo que el hielo atrapa. Bruno Nievas. Ediciones B. 2015. Reseña





     Lo que el hielo atrapa es una novela histórica y de aventuras basada en hechos reales que lanzó hace un año Ediciones B. Narra el tercer intento del expedicionario irlandés Ernest Shackleton por conquistar la Antártida. Y, ante todo, es un homenaje a una figura que, aunque menos conocida que Amundsen o Scott -este último aparece como secundario en la novela-, tuvo una gran importancia en su momento. Y es que este explorador basó todas sus expediciones en una premisa muy clara: tratar de llegar hasta donde nadie hubiera llegado antes, sí, pero también volver con todos sus acompañantes a salvo. Este aspecto, que le impidió la conquista total del continente helado en sus anteriores intentos (las expediciones Discovery y Nimrod) le confirió, por otra parte, una gran dosis de humanidad, dignidad y honorabilidad.

     La novela de Bruno Nievas se centra en la expedición Endurance, que partió de Londres rumbo a la Antártida en agosto de 1914. El carácter obstinado y obcecado del expedicionario se pone de manifiesto desde el comienzo. Y es que, pese a los recursos limitados con los que cuenta -la Gran Guerra puso en jaque el viaje en el último momento a causa de los recortes de financiación que debió superar como pudo-, no dudó en ningún momento en dirigirse a las tierras heladas para tratar de conquistar lo hasta entonces inconquistable.

     Shackleton fue un jefe recto -pero también fiel a sus principios- que no en pocas ocasiones trató a sus subordinados como si de sus hijos se tratara. Pese a diversos errores a la hora de tomar decisiones -lo cual refleja de nuevo su carácter humano y humilde, pues los asume sin excusas- siempre tuvo una sonrisa y unas palabras de ánimo hacia ellos, lo cual le ayudó a sofocar algún que otro pequeño conato de rebelión. Nievas refleja a la perfección el carácter del protagonista de esta epopeya. Tanto que la novela puede considerarse también una especie de biografía. A base de flashbacks, nos presenta capítulos anteriores de su vida y de quienes le acompañaron en su aventura. Porque, como queda claro, también estamos ante una gran novela de aventuras.

     El Endurance quedó atrapado por una banquisa de hielo que lo fue aplastando lentamente hasta hacer que se hundiera. Desde entonces, los 28 marineros -incluidos el fotógrafo Hurley; el capitán Worsley; su mano derecha, Wild; el experto en perros guía, Crean; el meteorólogo Hussey; el científico McIlroy; el veterinario Macklin y el resto de expedicionarios- se vieron obligados a vivir en la placa helada. Y así pasaron dos largos años. La sabiduría de Shackleton, sus dotes de liderazgo y su obstinación provocaron que todos sus acompañantes le siguieran a pies juntillas, sabedores de que sus vidas estaban en sus manos. Y su jefe no les defraudó.

     Y no lo hizo pese a las condiciones extremas que hubieron de enfrentar -el frío, el hambre y las temibles aplanadoras (brutales oleadas de un fortísimo viento gélido capaz de sepultar todo aquello que encuentra en su camino)-, las cuales incluyeron a la poca fauna presente en aquellas latitudes -con la única excepción de los pingüinos-: las orcas y los leopardos marinos. El miedo -pánico, en ocasiones- estuvo presente en numerosos momentos de aquella aventura tan épica y emocionante como pavorosa y horripilante.    

     El resto de este viaje épico lo dejo en manos del lector. No debo ser yo quien cuente cómo acaba la historia. Lo que sí debo hacer aquí es alabar el gran trabajo de documentación que requiere escribir una historia de estas características y, por supuesto, animaros a que leáis la novela. Es la tercera de este pediatra almeriense -tras Realidad Aumentada y Holocausto Manhattan, ambas reseñadas en este mismo blog- y en ella demuestra que sigue progresando en cada uno de sus trabajos literarios. Creedme: es un escritor a seguir muy de cerca en los próximos años.

     Antes de finalizar, me gustaría resaltar cuatro aspectos que considero interesantes sobre Lo que el hielo atrapa. En primer lugar, los flashbacks que aparecen a lo largo de la novela, los cuales nos ayudan a conocer mejor el pasado de los personajes de la misma, así como los motivos que los han llevado a formar parte de la expedición: compañerismo, fidelidad, espíritu aventurero, búsqueda de sí mismos, etc. En segundo lugar, otro aspecto del carácter del héroe que fue Shackleton que se refleja a la perfección en esta frase: "descartado lo imposible, queda intentar lo difícil". La afirmación, utilizada a menudo por el jefe de la expedición, le define también como persona. 

     El tercer aspecto a destacar es que el autor se permite la licencia literaria de crear un personaje ficticio en la historia: Zara Foley. La única mujer de la empresa, según Nievas, huía de la policía de Londres y del cadalso. Un asesinato en defensa propia la obliga a buscar una salida a su delicada situación. Conocer a Shackleton y embarcarse rumbo a la Antártida era su único escape. Y, de paso, se convierte en la otra gran protagonista de la historia. Por tanto, es el personaje 28+1 de la novela. Y, para acabar, quiero recordar otra afirmación clave en la novela: "el corazón es del lugar en que uno se encuentra". Quizá sea esa la razón por la que alguien casado y con tres hijos se embarca una y otra vez hacia lugares inhóspitos y nada recomendables para visitar. Pero así fue nuestro protagonista: "incapaz de vivir en una mole como Londres" pero feliz en la Antártida...



jueves, 9 de febrero de 2012

El enigma de los vencidos. Armando Rodera. B de Books. Reseña


     De vez en cuando uno encuentra una novela diferente y fresca. Éste es el caso. Conocí a Armando Rodera (no en persona todavía) a través de las redes sociales, lugares en que los escritores noveles vamos estableciendo contactos con otros escritores, editores y críticos literarios con el fin de dar a conocer nuestras obras. El caso de Armando es bastante común en la actualidad: un buen escritor no encuentra una editorial seria con la que publicar su obra y decide colgarla en internet para darla a conocer.

     Armando comercializó un par de sus novelas, en formato digital, a través de Amazon.es y poco a poco empezó a ver cómo las ventas subían como la espuma. El precio, 0,99 euros, tuvo parte de culpa en ese crecimiento. Tanto, que hace unos diez días escasos, B de Books decidió ficharle junto a otros escritores, también conocidos míos, líderes de ventas en la plataforma recientemente asentada en España. Así, Armando verá, en breve, cómo su trabajo se comercializa en librerías en formato papel. Sin duda, algo que merecen tanto él como su novela.

     "El enigma de los vencidos" narra, de forma muy amena y magníficamente construida, la historia de David Sanromán, un treintañero recién llegado al Madrid de 1986 tras quince años de ausencia por culpa de un desgraciado accidente del que se siente culpable sin razón ninguna. A través de sus páginas Armando nos cuenta los acontecimientos acaecidos en la juventud del protagonista hasta llegar a esa actualidad de mediados de los ochenta.

     Sin embargo, la trama se centra en una maqueta situada en el sótano de la tienda de antigüedades recién heredada por el joven en unas circunstancias un tanto extrañas para lo que es común. Poco a poco se nos van desvelando los entresijos de la historia de David, tanto pasadas como presentes. El restablecido contacto con su amigo universitario Pedro Guzmán y la amistad trabada con dos jóvenes de quince años, Samuel y Rubén, ayudarán al protagonista a alcanzar el final del juego de mesa propuesto por lo que, en principio, parecía una simple, aunque fascinante maqueta de tren.

     El juego, cuyo título es el mismo que el de la novela, es una mezcla de Monopoly y el juego de la oca, aunque con misterios por resolver lejos del sótano, en las principales calles, plazas y edificios del centro de Madrid. Como buen madrileño, Armando describe los ambientes de forma magistral. Y nos lleva desde la Plaza Mayor hasta la Plaza de Oriente, pasando por el Parque de El Retiro y el resto de los emblemáticos lugares del Madrid de los Austrias.

     Sin duda, el autor habrá exprimido al máximo sus sesos para pensar y poner en práctica los distintos enigmas a resolver por los protagonistas, los cuales están trabajados a la perfección. Cada uno de ellos juega un papel determinado y determinante en la trama de la novela, siendo necesaria la total unión y colaboración entre ellos para ir desentrañando los misterios ocultos en las pruebas a superar. En un momento, incluso sus propias vidas llegan a estar en peligro, lo que otorga a esas páginas una angustia vital en el lector.

     La novela, cuyo único defecto es que un par de hechos importantes de la trama son algo predecibles antes de lo debido, nos conduce a una aventura que recuerda a las de las películas "Los Goonies" o "Jumanji" y que provoca grandes dosis de curiosidad en quien la está leyendo. A mí me ha enganchado desde el principio hasta el final, algo importante en toda novela de intriga y misterio. Las descripciones son las justas y necesarias para guiarnos por ese viaje al Madrid antiguo, aspecto éste a destacar ya que propicia que el ritmo sea rápido durante la acción, alejando la monotonía y el aburrimiento del lector.

     En definitiva, lectura muy recomendada tanto para los amantes de los thrillers como para los más aventureros. Y, por qué no decirlo, también para los lectores a los que les guste resolver enigmas, sudokus y demás pasatiempos. Descubrir el enigma de los vencidos se convierte, en este libro, en un apasionante viaje al pasado inmediato de nuestro país e incluso de Europa.