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domingo, 3 de enero de 2021

Mis diez mejores lecturas de 2020

 


    Como cada año por estas fechas publico hoy la lista de mis mejores lecturas de un año para olvidar pero que, sin duda, no olvidaremos en mucho, mucho tiempo. La pandemia, males aparte, ha tenido también algo mínimamente positivo --haciendo bueno aquello de que no hay mal que por bien no venga--. Casi todos hemos tenido un poco más de tiempo libre en casa. Por ejemplo, para emplearlo en leer. Esperemos que el 2021 nos permita ir volviendo de forma paulatina a esa ansiada normalidad. De momento, aún estamos a tiempo de comprar algún libro como regalo de Reyes. Quizás esta lista sirva a alguien a la hora de realizar, con la máxima prudencia, seguridad y responsabilidad posible, esas compras de última hora. ¡Feliz año nuevo a todo el mundo! ¡Y felices lecturas nuevas!





10. Loba negra. Juan Gómez-Jurado. Ediciones B. 2019. Antonia Scott y el agente Jon Gutiérrez viven una nueva experiencia vital que vuelve a poner a prueba sus límites físicos, intelectuales y emocionales. Ambientado tan solo siete meses después de Reina Roja, el nuevo thriller del escritor madrileño, considerado el gran autor del género a nivel europeo y uno de los más importantes también a nivel mundial, nos presenta a una Antonia Scott más nerviosa que nunca, incapaz de reponerse al estado vegetativo de su esposo Marcos, a la desaparición de Sandra Fajardo y a la sempiterna presencia-ausencia del señor White, sin duda, el principal fantasma del pasado y del presente de la Reina Roja. 

9. El infinito en un junco. Irene Vallejo. Siruela. 2019. Este ensayo nos hace viajar desde la Alejandría fundada por Alejandro Magno hasta la Roma imperial pasando por las ciudades griegas con Atenas a la cabeza. Un viaje a través de todos los soportes utilizados en cada época para plasmar las palabras sobre piedra, arcilla, juncos, seda o papel. Treinta siglos de continuo esfuerzo para utilizar, transportar, almacenar y conservar de la mejor manera posible los pensamientos de cada personaje, lugar y época. Todo tipo de gente del libro tiene cabida en estas páginas: narradores orales, escribas, sabios, copistas, miniaturistas, iluminadores, traductores, vendedores ambulantes, espías, maestras, monjes, esclavos, bibliotecarios, etc. Personas, casi todas ellas anónimas, que durante siglos han hecho posible la realización, divulgación y protección de los conocimientos y las diversas formas de arte y entretenimiento. Todos los que salvaron a los libros de la desaparición se convierten en protagonistas de un relato indispensable para aquellos quienes, de una forma u otra, seguimos formando parte este bendito mundo. 

8. Absolución. Luis Landero. Tusquets Editores. 2012. Existe en este mundo una gran cantidad de seres atormentados. Personas que viven atemorizadas por la sociedad, por sus familias o por ellos mismos. Uno de ellos es Lino, el protagonista de esta novela, que parece haber alcanzado la felicidad tras una vida errática, tediosa e insatisfecha. En cuatro días, sin embargo, Lino se va a casar con su amada Clara. Landero describe con gran detalle la psicología humana. Pero, además, introduce una alta dosis de aventura, de viaje iniciático, de búsqueda de la felicidad. También nos hace apreciar el entorno natural que nos envuelve. De todos los personajes se aprenden diferentes maneras de ver la vida. Filosofías de vida. Hacia ellos se acerca el lector, que empatiza con ellos y los comprende a la perfección, quedándose al final con ganas de saber qué ocurre con sus vidas una vez finalizada la magistral narración de este escritor del que habría que leerlo todo. Absolutamente todo. 

7. Siempre preparado. Víctor Rubio Estarlich. NPQ Editores. 2020. Sucede en numerosas ocasiones que cuando uno deposita grandes ilusiones en un libro éste acaba defraudándolo. Dejándolo frío. Poner el listón demasiado alto puede conllevar darse un buen batacazo. Pues bien, las altas expectativas suscitadas en mí por este libro no solo no me han defraudado sino que, muy al contrario, me han hecho comprobar que el listón ha sido superado con creces, dejándome muy gratamente sorprendido. Sabía de buena tinta que Víctor tenía cosas muy interesantes que contarnos. Pero cómo las ha contado, combinando con gran fluidez teoría, práctica y experiencias personales y vitales, incluso dejando en evidencia al lector en ocasiones --¡es muy difícil no verse retratado en sus páginas, a veces para bien; otras no tanto!--, que es imposible no recomendar su lectura. Pocas veces ciento sesenta páginas ponen las pilas a todo el mundo. Motiva a trazar planes y a llevarlos a cabo. Y eso es mucho. Muchísimo.

6. pequeñas mujeres rojas. Marta Sanz. Anagrama. 2020. Empequeñecidas ya desde el título, con esa p inicial en minúscula, esas pequeñas mujeres rojas cierran la trilogía (que no fue concebida como tal en un inicio, por cierto) dedicada al inspector Arturo Zarco, personaje que se ha convertido en los últimos años en uno de los más importantes de la novela negra española. Tras Black, black, black (2010) y Un buen detective no se casa jamás (2012), la autora madrileña, elogiada hace ya unos años por el gran y añorado Rafael Chirbes, nos sumerge en una novela tan negra como política --toda literatura es política aunque nos hayan hecho creer que la política mancha la concepción literaria, afirmó en una entrevista cuando fue lanzada la novela, justo una semana antes de decretarse el estado de alarma en España por la pandemia del coronavirus--. Novela negra, en muchos momentos, más que el betún, sobre una de las etapas más negras de nuestra historia. Necesaria. Muy necesaria.

5. Rey blanco. Juan Gómez-Jurado. Ediciones B. 2020. El señor White da un paso más en su permanente hostigamiento a Antonia Scott y a Jon Gutiérrez. Y, de paso, a todo el proyecto Reina Roja a nivel europeo, que parece tambalearse sin solución. Antonia está tocada: acaba de dejar morir a su marido tras decidir desconectarlo de las máquinas de soporte vital que lo mantenían desde años atrás atado a una vida inexistente, y a su abuela, muy anciana ya, no le queda mucho tampoco. Además, le llega la noticia de que Jon ha sido secuestrado. El señor White está, por supuesto, detrás de la desaparición de su fiel escudero. Otro problema más para una Antonia para la que el suicidio --en el que sigue pensando tres minutos cada día-- es la última solución para poner fin a su vida. El infierno en que se ha convertido ésta es una verdad vista demasiado tarde. Un error del pasado. Pese a su extremada inteligencia, a Antonia se le ha pasado por alto una verdad que finalmente comprenderá muy evidente.

4. Lerna. El legado del minotauro. Javier Pellicer. Edhasa. 2020. No solo supone un viaje espacial y temporal entre la Creta minoica y la formación de los mitos sobre los orígenes de Irlanda recogidos en el Libro de las Invasiones. Además, Pellicer nos transporta a lo más recóndito de cada uno de los seres humanos que vamos conociendo al ir pasando páginas. Porque el ser humano es muy diverso. Y cada uno de ellos es muy diferente al resto. Y saber caracterizar a cada uno de ellos como lo hace este autor en sus novelas es algo muy complicado que requiere grandes dosis de paciencia y de conocimiento de la psicología humana. Más allá de los vastos conocimientos en Historia, arqueología, mitos y demás aspectos temáticos, uno de los fuertes del escritor valenciano es precisamente ese descuartizamiento psicológico de sus personajes. Porque, como dijo Oscar Wilde, los grandes acontecimientos del mundo suceden en el cerebro. Es también en él, y sólo en él, donde se cometen los grandes pecados. Por eso, tras los grandes hechos históricos, siempre hay (salvo accidentes) grandes pensadores o maquinadores. Y de eso trata también esta novela. 

3. Madame Bovary. Gustave Flaubert. Alianza Editorial. 2012. Publicada a mediados del siglo XIX, aunque inspirada en la Francia de principios de siglo, se convirtió muy pronto en claro exponente de la literatura realista francesa y universal. También de un romanticismo ya algo tardío en el momento de su escritura. Crítica tanto de la burguesía como de la iglesia católica francesa, ésta introdujo a la obra en su Índice de Libros Prohibidos a causa de la promiscuidad de su protagonista. Censurada, pues, por ser considerada perniciosa para la fe, su popularidad, sin embargo, creció rápidamente. Este clásico inmortal bebe directamente de la Revolución Francesa, de la monarquía autoritaria napoleónica, del emergente poder burgués y de la feroz pugna entre la firme doctrina católica y la cada vez más consolidada filosofía de Voltaire. Además, la novela está considerada como pionera del futuro ideario feminista.

2. Alegría. Manuel Vilas. Planeta. 2019Todo aquello que amamos y perdimos, que amamos muchísimo, que amamos sin saber que un día nos sería hurtado, todo aquello que, tras su pérdida, no pudo destruirnos, y bien que insistió con fuerzas sobrenaturales y buscó nuestra ruina con crueldad y empeño, acaba, tarde o temprano, convertido en alegría. Con estas palabras arranca la nueva novela de Manuel Vilas, finalista del Premio Planeta 2019, que bebe y sigue los pasos de Ordesa, el gran éxito literario de 2018 --designado en este mismo blog como mejor novela de ese año--. Alegría recoge las vivencias, anhelos, carencias, pensamientos y sentimientos del escritor de Barbastro. Escrita entre mediados de 2018 y mediados del 2019, narra momentos de la gira de presentaciones, firmas de libros y demás actos en torno al lanzamiento y promoción de Ordesa. Original, valiente y organizada en torno al mismo caos narrativo que su antecesora, vuelve a ser una obra honesta y humilde alejada de todo tipo de complejos y ataduras. Y, como la novela que la precedió, vuelve a calar muy hondo en los corazones de los lectores. 

1. Tierra. Eloy Moreno. Ediciones B. 2020. El planeta está enfermo. Y, como dice uno de los protagonistas de Tierra, William Miller, el hombre más rico y poderoso del mundo, los humanos son su virus. Precisamente nosotros, los humanos, somos los grandes protagonistas de la novela. Y no salimos en absoluto bien parados de las reflexiones que Moreno, en boca de los personajes de su historia, nos presenta de manera cruda, mordaz y necesaria. Porque el autor nos coloca ante el espejo para mostrarnos todos y cada uno de nuestros pecados. Tierra nos presenta una gran verdad. Y muy incómoda. ¿Qué hacer, pues, con ella, una vez descubierta? Debemos afrontar una realidad que está ahí afuera, en la calle, en las montañas, en los pueblos y ciudades de todo el mundo. No en nuestros dispositivos móviles. Y, dado que sólo tenemos un planeta, debemos cuidarlo, olvidando el turismo depredador y abordando, de una vez, el problema del cambio climático. Porque es un hecho demostrado que en nuestro planeta cada vez hay más agua y menos hielo. La novela de Eloy Moreno supone un soplo de aire fresco, un nuevo punto de vista sobre el gran problema. Por ello, entre otras cosas, merece el número uno de esta lista. 






lunes, 29 de junio de 2020

Mis diez mejores lecturas del primer semestre de 2020. Recomendaciones veraniegas





    Como cada mes de junio, Jungleland cierra sus páginas ante la inminencia de la temporada estival. Siguiendo la norma no escrita habitual, os dejo, en esta última entrada, mis diez mejores lecturas del primer semestre del año. Un semestre que, marcado por la pandemia, nos ha dejado mucho más tiempo para recrearnos en la lectura. Pase lo que pase este verano --¿quién se atreve a vaticinar lo que pueda pasar a estas alturas?--, tenemos ante nosotros dos o tres meses en los que seguir bebiendo gran cantidad de libros y conocimientos. Así que, como de costumbre, esta lista se convierte, además, en recomendaciones para una época de tradicional descanso y ocio. Sed buenos, mantened las distancias, leed y ¡nos vemos en septiembre!    


10. El pan de los años mozos. Heinrich Böll. Seix Barral. 1971 Escrita y publicada por primera vez en 1955 en la Alemania natal del Premio Nobel de Literatura de 1972, el principal tema tratado en esta novela fue la situación de la República Federal de Alemania tras la Segunda Guerra Mundial. El protagonista y narrador, el joven Walter Fendrich, ha de recurrir a todo tipo de argucias para poder seguir con vida en los años de su adolescencia y juventud en un momento en el que conseguir algo tan simple como necesario --algo de pan que llevarse a la boca-- cuesta demasiados esfuerzos. Todo ello, mientras trata de aprender un oficio con el que ganarse la vida. Así, se inicia como electricista con Wickweber, un explotador que lo obliga a trabajar todos los días de la semana a cambio de un triste salario y una sopa. 


9. El candor del padre Brown. G. K. Chesterton. Castalia. 2020 El padre Brown es a G. K. Chesterton lo que Sherlock Holmes a Arthur Conan Doyle, Hércules Poirot a Ágatha Christie, Auguste Dupin a Edgar Alan Poe o Sam Spade a Dashiell Hammett. Sin embargo, este personaje rompe bastantes de los tópicos del género negro o policíaco. El sacerdote católico, de aspecto humilde, descuidado e inofensivo, siempre acompañado de su paraguas y de diversos objetos envueltos en papel de estraza, conoce como nadie el alma humana. Y resuelve los casos más complicados no con enrevesadas piruetas deductivas, sino sugiriendo que la explicación irracional es en realidad la más racional. A pesar de su lógica devoción, desecha siempre las explicaciones sobrenaturales o espirituales para centrarse en lo natural y ordinario a la hora de resolver los casos más inverosímiles.


8. El club de lectura de David Bowie. John O´Connell. Blackie Books. 2019 Uno de los puntos fuertes de este libro es que se puede llegar a él por ser un seguidor más del rockero, por ser un amante de los libros o por ambos aspectos a la vez. Eso sí, requiere un toque de curiosidad y otro de apertura mental. Y es que las lecturas de este camaleónico artista fueron de muy amplia variedad temática. Novelas de todo tipo, poesía, teatro, filosofía, ensayos esotéricos, manuales sobre música, arte, historia, cultura y márketing y propaganda, cómics y novelas gráficas, fascículos de todo tipo, libros de magia, de entrevistas, de viajes, de religión o gnosticismo, de psicología, de sexualidad, de humor, biografías, etc. El Duque Blanco engullía libros sin parar. Y este particular club de lectura recoge, además, multitud de anécdotas que harán las delicias de sus fans o seguidores.


7. Almacén de antigüedades. Charles Dickens. Club Internacional del Libro. 1993 Publicada originariamente por fascículos, es una narración repleta de crítica social basada en la muerte de la cuñada de Dickens, Mary Hogarth, a quien adoraba el escritor, a la corta edad de diecisiete años. La novela narra la caída, económica y física, de la pequeña Nelly y de su abuelo, propietario de un almacén de antigüedades que conoció en el pasado tiempos mucho mejores. Nelly es lo único que le queda al anciano en este mundo, y su única obsesión es dejar a su nieta una rica herencia con la que esta pueda defenderse por sí sola en el futuro. Consciente de que a través de su negocio no va a conseguir el único propósito vital que todavía puede cumplir, solo se le ocurre ir a jugarse a las cartas cada noche sus cada vez más exiguas monedas. Pese a que siempre pierde, vuelve una y otra vez a las mesas de juego. Hasta que acaba perdiendo su almacén y su casa contigua. Humillados y avergonzados, nieta y abuelo han de abandonar Londres e iniciar un duro vagabundeo por la campiña inglesa.


6. El gaucho insufrible. Roberto Bolaño. Anagrama. 2003 Cinco cuentos y dos conferencias forman parte de la primera de las obras póstumas del escritor chileno, fallecido a los cincuenta años de edad, justo después de entregar en mano el manuscrito de esta recopilación a su editor, Jorge Herralde. Vivió en su Chile natal, en México --donde fundó el infrarrealismo poético en 1976 al grito de déjenlo todo, nuevamente láncense a los caminos-- y en Barcelona, Gerona y Blanes. Viajó, además, haciendo honor a lo expresado en el primer manifiesto infrarrealista, por muchos lugares del planeta, dejando reflejo de todas sus experiencias en cada uno de sus ricos y variados libros. Pese a su prematura muerte, pasó a la historia como uno de los autores más influyentes del panorama literario hispanoamericano del siglo XX, junto a Pablo Neruda, Julio Cortázar, con quien se le comparó en vida, y Jorge Luis Borges, de quien fue un ferviente seguidor. 


5. Casas y tumbas. Bernardo Atxaga. Alfaguara. 2020 Seis años después de publicar Días de Nevada, el autor guipuzcoano afirma que esta será su última novela, vertebrada por el valor de la amistad, el amor incondicional a la naturaleza y la inminencia de la muerte. En ella crea ambientes --el despoblado Ugarte, hoy un barrio de Amurrio, Álava-- y personajes inolvidables. Esos de los que cuesta despedirse al finalizar la lectura. A modo de despedida, el autor asegura en el epílogo haber escrito una novela en la que aparecen narrados diversos pasajes de su vida: sus vivencias en el cuartel de El Pardo, lugar en el que realizó su servicio militar obligatorio cuando todavía vivía Franco, el angustioso episodio en el que su hija estuvo a punto de fallecer de peritonitis, la fascinación que siempre ha sentido hacia el mundo rural y los animales, y la importancia que siempre ha tenido para él la poesía como forma de comunicación y evasión. Esperemos que no cumpla su palabra y esta no sea su obra de despedida. No obstante, de ser así, se habrá despedido a lo grande. Como él, sin duda, merece. 

4. El infinito en un junco. Irene Vallejo. Siruela. 2019 Este ensayo nos hace viajar desde la Alejandría fundada por Alejandro Magno hasta la Roma imperial pasando por las ciudades griegas con Atenas a la cabeza. Un viaje a través de todos los soportes utilizados en cada época para plasmar las palabras sobre piedra, arcilla, juncos, seda o papel. Treinta siglos de continuo esfuerzo para utilizar, transportar, almacenar y conservar de la mejor manera posible los pensamientos de cada personaje, lugar y época. Todo tipo de gente del libro tiene cabida en estas páginas: narradores orales, escribas, sabios, copistas, miniaturistas, iluminadores, traductores, vendedores ambulantes, espías, maestras, monjes, esclavos, bibliotecarios, etc. Personas, casi todas ellas anónimas, que durante siglos han hecho posible la realización, divulgación y protección de los conocimientos y las diversas formas de arte y entretenimiento. Todos los que salvaron a los libros de la desaparición se convierten en protagonistas de un relato indispensable para aquellos quienes, de una forma u otra, seguimos formando parte este bendito mundo.


3. Absolución. Luis Landero. Tusquets Editores. 2012 Existe en este mundo una gran cantidad de seres atormentados. Personas que viven atemorizadas por la sociedad, por sus familias o por ellos mismos. Uno de ellos es Lino, el protagonista de esta novela, que parece haber alcanzado la felicidad tras una vida errática, tediosa e insatisfecha. En cuatro días, Lino se va a casar con su amada Clara. Landero describe con gran detalle la psicología humana. Pero, además, introduce una alta dosis de aventura, de viaje iniciático, de búsqueda de la felicidad. También nos hace apreciar el entorno natural que nos envuelve. De todos los personajes se aprenden diferentes maneras de ver la vida. Filosofías de vida. Hacia ellos se acerca el lector, que empatiza con ellos y los comprende a la perfección, quedándose al final con ganas de saber qué ocurre con sus vidas una vez finalizada la magistral narración de este escritor del que habría que leerlo todo. Absolutamente todo. 


2. Madame Bovary. Gustave Flaubert. Alianza Editorial. 2012 Publicada a mediados del siglo XIX, aunque inspirada en la Francia de principios de siglo, se convirtió muy pronto en claro exponente de la literatura realista francesa y universal. También de un romanticismo ya algo tardío en el momento de su escritura. Crítica tanto de la burguesía como de la iglesia católica francesa, ésta introdujo a la obra en su Índice de Libros Prohibidos a causa de la promiscuidad de su protagonista. Censurada, pues, por ser considerada perniciosa para la fe, su popularidad, sin embargo, creció rápidamente. Este clásico inmortal bebe directamente de la Revolución Francesa, de la monarquía autoritaria napoleónica, del emergente poder burgués y de la feroz pugna entre la firme doctrina católica y la cada vez más consolidada filosofía de Voltaire. Además, la novela está considerada como pionera del futuro ideario feminista. 


1. Alegría. Manuel Vilas. Planeta. 2019 Todo aquello que amamos y perdimos, que amamos muchísimo, que amamos sin saber que un día nos sería hurtado, todo aquello que, tras su pérdida, no pudo destruirnos, y bien que insistió con fuerzas sobrenaturales y buscó nuestra ruina con crueldad y empeño, acaba, tarde o temprano, convertido en alegría. Con estas palabras arranca la nueva novela de Manuel Vilas, finalista del Premio Planeta 2019, que bebe y sigue los pasos de Ordesa, el gran éxito literario de 2018 --designado en este mismo blog como mejor novela de ese año--. Alegría recoge las vivencias, anhelos, carencias, pensamientos y sentimientos del escritor de Barbastro. Escrita entre mediados de 2018 y mediados del 2019, narra momentos de la gira de presentaciones, firmas de libros y demás actos en torno al lanzamiento y promoción de Ordesa. Original, valiente y organizada en torno al mismo caos narrativo que su antecesora, vuelve a ser una obra honesta y humilde alejada de todo tipo de complejos y ataduras. Y, como la novela que la precedió, vuelve a calar muy hondo en los corazones de los lectores. 






sábado, 29 de febrero de 2020

Alegría. Manuel Vilas. Planeta. 2019. Reseña





     Todo aquello que amamos y perdimos, que amamos muchísimo, que amamos sin saber que un día nos sería hurtado, todo aquello que, tras su pérdida, no pudo destruirnos, y bien que insistió con fuerzas sobrenaturales y buscó nuestra ruina con crueldad y empeño, acaba, tarde o temprano, convertido en alegría. Con estas palabras comienza Alegría, la nueva novela de Manuel Vilas. Finalista del Premio Planeta 2019, recoge las vivencias, anhelos, carencias, pensamientos y sentimientos del escritor de Barbastro. Escrita entre mediados del 2018 y mediados del 2019, narra momentos de la gira de presentaciones, firmas de libros y demás actos en torno al lanzamiento de su éxito literario Ordesa, designada como novela del año en este mismo blog en 2018.

     En Alegría nos reencontramos con viejos conocidos de su obra antecesora. Sus padres, Bach y Wagner, sus hijos, Bra (Brahms) y Valdi (Vivaldi) y su tío Rachma (Rachmaninov). Además, aparecen personajes nuevos como Haydn, un viejo amigo de la edad de su padre, y Mo (Mozart), su segunda esposa. De nuevo, siempre nombres musicales que, sin embargo, serán reemplazados en las páginas finales por otros que tienen que ver más con temas cinéfilos. Así, Bach pasa a ser Cary Grant, Wagner es Ava Gardner, Bra es Marlon Brando, Valdi es Montgomery Clift y Mo se convierte en Katherine Hepburn. ¿Por qué ese cambio? Porque, según el actor, la alegría conlleva la belleza. Y la belleza, como la alegría, se puede encontrar en cualquier lugar y en cualquier manifestación artística.

     Y de entre todos esos músicos y actores, emerge la figura de Arnold Schonberg/Nosferatu, el músico dodecafonista que se convierte aquí en el antagonista de un Vilas que cree que solo puede derrotarlo a base de benzodiacepinas y ansiolíticos. Encarna Arnold los momentos de angustia, soledad, melancolía, depresión y pensamientos suicidas que va atravesando el autor en el desarrollo de su vida cotidiana. Arnold siempre esta ahí, acechando tras las cortinas, hablando a Vilas: Arnold me regala sus flechas más raras. Arnold me mete en la cabeza las ecuaciones morales más oscuras. Arnold me va destruyendo milímetro a milímetro y de una manera artística. Es un estado de frustración permanente, abstracta, metafísica.    

     La vida puede ser maravillosa. O puede convertirse en un auténtico drama. Sobre todo, cuando una persona cae en el desmerecimiento. Vilas dice no merecer un reloj caro, un coche bonito, una cena cara, una habitación de hotel de lujo o una simple bicicleta BH. Cuando disfruta de esa alegría, de esa belleza, se siente culpable. Y, claro, aparece Arnold para hacerlo descender directamente desde el cielo hasta el infierno. Vilas vuelve a tomar los ansiolíticos y las benzodiacepinas y a invocar el retorno de los fantasmas de Bach/Cary Grant y Wagner/Ava Gardner. Y se desencadena la madre de todas las batallas: la que libran la melancolía contra la alegría; la depresión contra la belleza; la muerte contra la vida.    

     De nuevo nos encontramos con una novela original y valiente, marcada por el mismo caos narrativo de Ordesa. Desnudarse a uno mismo, y también al resto de la familia, en las páginas de un libro requiere, si se pretende ser honesto y humilde, no dejar de lado las debilidades propias y ajenas. Es decir, hacerlo sin complejos ni ataduras. Además, un año de la vida de cualquier persona conlleva reencuentros, separaciones y nuevas amistades. Más aún si durante ese año se viaja tanto por tantas ciudades de la geografía española, europea y americana. Como no podía ser de otra manera, entre 2018 y 2019 Vilas se reencontró con primos desaparecidos, amigos propios y familiares casi olvidados --o no-- y un sinfín de lectores que le dieron las gracias por su magnífica novela.

     Afirma Vilas que detecto a la gente que sufre de manera inmediata. Es un don. Enseguida se nota el sufrimiento. No es ninguna peste. No es malo. No es ofensivo. No es ni siquiera triste. No es una maldición. Es simplemente conciencia y cortesía. Cuando un ser humano no puede conectar, unir el pasado que vivió con el presente que vive, se vuelve melancólico, se agrieta su mirada, pero también madura su vida de otra forma, y esa madurez vale la pena. De manera desgarrada, de manera única, allí voy yo, invocando a mis seres queridos, intentando ser feliz. Y sé que lo estoy intentando porque he cambiado. Se sabe si una persona está intentando ser feliz si la vemos cambiar. Y la lectura de unas novelas como Ordesa y Alegría ayudan a los lectores. Unos lectores siempre agradecidos al autor.

     Resulta imposible que un buen escritor no realice en sus escritos guiños a otros escritores anteriores o contemporáneos. Vilas no es una excepción. Así, nos habla de su perro Brod, que recibió su nombre en recuerdo de Max Brod, que pasó a la historia por ser el amigo absoluto, el amigo que mejor comprendió y adoró a Franz Kafka. También hace referencia a Teresa de Jesús en unas páginas en las que, de forma desgarradora, afirma no querer dejar morir del todo a sus padres. Y, finalmente, aparece Marcel Proust --célebre autor de la obra En busca del tiempo perdido y de la frase: mi religión es el pasado--, del cual Vilas hace suya la idea de que es imposible vivir sin creer en algo a través de estas líneas: una religión fundada en el pasado, fundada en el culto a tu padre y a tu madre, y en todo cuanto está en un tiempo anterior a este instante, en donde los seres amados no se mueren.   

     Para dar por concluida esta reseña he de transcribir una serie de frases que considero no deben ser obviadas bajo ningún concepto: La condición de padre es la del mendigo del amor. Quiero besar el tiempo en que estoy con mi hijo, mientras el tiempo aún esté con nosotros. Yo compuse un momento así con mi padre, solo que el momento con mi padre ya no lo hallo en ningún sitio, por eso me aferro al momento que estoy viviendo con Valdi, porque desde allí invoco la venida de mi padre. Puede morir la vida, pero no el misterio, que ahora está en mis hijos. Los seres humanos olvidan el misterio. Por eso sus vidas caen, se hunden, se entristecen, se adulteran. Como escritor, mi responsabilidad moral es recordar la existencia del misterio. Descubrí algo, que las palabras enamoran y sirven para no estar solos. Y descubrí que todos los lectores con quienes he hablado este último año amaban a sus padres y a sus madres. Eso fue maravilloso. 

     Maravilloso ha sido leer estas dos grandes novelas. Por eso, mi obligación moral como lector es recomendarlas a todo el mundo. También dar las gracias a Manuel Vilas por tanto misterio, tanta belleza y tanta alegría.