LIBROS

LIBROS
Mostrando entradas con la etiqueta Rey blanco. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Rey blanco. Mostrar todas las entradas

domingo, 3 de enero de 2021

Mis diez mejores lecturas de 2020

 


    Como cada año por estas fechas publico hoy la lista de mis mejores lecturas de un año para olvidar pero que, sin duda, no olvidaremos en mucho, mucho tiempo. La pandemia, males aparte, ha tenido también algo mínimamente positivo --haciendo bueno aquello de que no hay mal que por bien no venga--. Casi todos hemos tenido un poco más de tiempo libre en casa. Por ejemplo, para emplearlo en leer. Esperemos que el 2021 nos permita ir volviendo de forma paulatina a esa ansiada normalidad. De momento, aún estamos a tiempo de comprar algún libro como regalo de Reyes. Quizás esta lista sirva a alguien a la hora de realizar, con la máxima prudencia, seguridad y responsabilidad posible, esas compras de última hora. ¡Feliz año nuevo a todo el mundo! ¡Y felices lecturas nuevas!





10. Loba negra. Juan Gómez-Jurado. Ediciones B. 2019. Antonia Scott y el agente Jon Gutiérrez viven una nueva experiencia vital que vuelve a poner a prueba sus límites físicos, intelectuales y emocionales. Ambientado tan solo siete meses después de Reina Roja, el nuevo thriller del escritor madrileño, considerado el gran autor del género a nivel europeo y uno de los más importantes también a nivel mundial, nos presenta a una Antonia Scott más nerviosa que nunca, incapaz de reponerse al estado vegetativo de su esposo Marcos, a la desaparición de Sandra Fajardo y a la sempiterna presencia-ausencia del señor White, sin duda, el principal fantasma del pasado y del presente de la Reina Roja. 

9. El infinito en un junco. Irene Vallejo. Siruela. 2019. Este ensayo nos hace viajar desde la Alejandría fundada por Alejandro Magno hasta la Roma imperial pasando por las ciudades griegas con Atenas a la cabeza. Un viaje a través de todos los soportes utilizados en cada época para plasmar las palabras sobre piedra, arcilla, juncos, seda o papel. Treinta siglos de continuo esfuerzo para utilizar, transportar, almacenar y conservar de la mejor manera posible los pensamientos de cada personaje, lugar y época. Todo tipo de gente del libro tiene cabida en estas páginas: narradores orales, escribas, sabios, copistas, miniaturistas, iluminadores, traductores, vendedores ambulantes, espías, maestras, monjes, esclavos, bibliotecarios, etc. Personas, casi todas ellas anónimas, que durante siglos han hecho posible la realización, divulgación y protección de los conocimientos y las diversas formas de arte y entretenimiento. Todos los que salvaron a los libros de la desaparición se convierten en protagonistas de un relato indispensable para aquellos quienes, de una forma u otra, seguimos formando parte este bendito mundo. 

8. Absolución. Luis Landero. Tusquets Editores. 2012. Existe en este mundo una gran cantidad de seres atormentados. Personas que viven atemorizadas por la sociedad, por sus familias o por ellos mismos. Uno de ellos es Lino, el protagonista de esta novela, que parece haber alcanzado la felicidad tras una vida errática, tediosa e insatisfecha. En cuatro días, sin embargo, Lino se va a casar con su amada Clara. Landero describe con gran detalle la psicología humana. Pero, además, introduce una alta dosis de aventura, de viaje iniciático, de búsqueda de la felicidad. También nos hace apreciar el entorno natural que nos envuelve. De todos los personajes se aprenden diferentes maneras de ver la vida. Filosofías de vida. Hacia ellos se acerca el lector, que empatiza con ellos y los comprende a la perfección, quedándose al final con ganas de saber qué ocurre con sus vidas una vez finalizada la magistral narración de este escritor del que habría que leerlo todo. Absolutamente todo. 

7. Siempre preparado. Víctor Rubio Estarlich. NPQ Editores. 2020. Sucede en numerosas ocasiones que cuando uno deposita grandes ilusiones en un libro éste acaba defraudándolo. Dejándolo frío. Poner el listón demasiado alto puede conllevar darse un buen batacazo. Pues bien, las altas expectativas suscitadas en mí por este libro no solo no me han defraudado sino que, muy al contrario, me han hecho comprobar que el listón ha sido superado con creces, dejándome muy gratamente sorprendido. Sabía de buena tinta que Víctor tenía cosas muy interesantes que contarnos. Pero cómo las ha contado, combinando con gran fluidez teoría, práctica y experiencias personales y vitales, incluso dejando en evidencia al lector en ocasiones --¡es muy difícil no verse retratado en sus páginas, a veces para bien; otras no tanto!--, que es imposible no recomendar su lectura. Pocas veces ciento sesenta páginas ponen las pilas a todo el mundo. Motiva a trazar planes y a llevarlos a cabo. Y eso es mucho. Muchísimo.

6. pequeñas mujeres rojas. Marta Sanz. Anagrama. 2020. Empequeñecidas ya desde el título, con esa p inicial en minúscula, esas pequeñas mujeres rojas cierran la trilogía (que no fue concebida como tal en un inicio, por cierto) dedicada al inspector Arturo Zarco, personaje que se ha convertido en los últimos años en uno de los más importantes de la novela negra española. Tras Black, black, black (2010) y Un buen detective no se casa jamás (2012), la autora madrileña, elogiada hace ya unos años por el gran y añorado Rafael Chirbes, nos sumerge en una novela tan negra como política --toda literatura es política aunque nos hayan hecho creer que la política mancha la concepción literaria, afirmó en una entrevista cuando fue lanzada la novela, justo una semana antes de decretarse el estado de alarma en España por la pandemia del coronavirus--. Novela negra, en muchos momentos, más que el betún, sobre una de las etapas más negras de nuestra historia. Necesaria. Muy necesaria.

5. Rey blanco. Juan Gómez-Jurado. Ediciones B. 2020. El señor White da un paso más en su permanente hostigamiento a Antonia Scott y a Jon Gutiérrez. Y, de paso, a todo el proyecto Reina Roja a nivel europeo, que parece tambalearse sin solución. Antonia está tocada: acaba de dejar morir a su marido tras decidir desconectarlo de las máquinas de soporte vital que lo mantenían desde años atrás atado a una vida inexistente, y a su abuela, muy anciana ya, no le queda mucho tampoco. Además, le llega la noticia de que Jon ha sido secuestrado. El señor White está, por supuesto, detrás de la desaparición de su fiel escudero. Otro problema más para una Antonia para la que el suicidio --en el que sigue pensando tres minutos cada día-- es la última solución para poner fin a su vida. El infierno en que se ha convertido ésta es una verdad vista demasiado tarde. Un error del pasado. Pese a su extremada inteligencia, a Antonia se le ha pasado por alto una verdad que finalmente comprenderá muy evidente.

4. Lerna. El legado del minotauro. Javier Pellicer. Edhasa. 2020. No solo supone un viaje espacial y temporal entre la Creta minoica y la formación de los mitos sobre los orígenes de Irlanda recogidos en el Libro de las Invasiones. Además, Pellicer nos transporta a lo más recóndito de cada uno de los seres humanos que vamos conociendo al ir pasando páginas. Porque el ser humano es muy diverso. Y cada uno de ellos es muy diferente al resto. Y saber caracterizar a cada uno de ellos como lo hace este autor en sus novelas es algo muy complicado que requiere grandes dosis de paciencia y de conocimiento de la psicología humana. Más allá de los vastos conocimientos en Historia, arqueología, mitos y demás aspectos temáticos, uno de los fuertes del escritor valenciano es precisamente ese descuartizamiento psicológico de sus personajes. Porque, como dijo Oscar Wilde, los grandes acontecimientos del mundo suceden en el cerebro. Es también en él, y sólo en él, donde se cometen los grandes pecados. Por eso, tras los grandes hechos históricos, siempre hay (salvo accidentes) grandes pensadores o maquinadores. Y de eso trata también esta novela. 

3. Madame Bovary. Gustave Flaubert. Alianza Editorial. 2012. Publicada a mediados del siglo XIX, aunque inspirada en la Francia de principios de siglo, se convirtió muy pronto en claro exponente de la literatura realista francesa y universal. También de un romanticismo ya algo tardío en el momento de su escritura. Crítica tanto de la burguesía como de la iglesia católica francesa, ésta introdujo a la obra en su Índice de Libros Prohibidos a causa de la promiscuidad de su protagonista. Censurada, pues, por ser considerada perniciosa para la fe, su popularidad, sin embargo, creció rápidamente. Este clásico inmortal bebe directamente de la Revolución Francesa, de la monarquía autoritaria napoleónica, del emergente poder burgués y de la feroz pugna entre la firme doctrina católica y la cada vez más consolidada filosofía de Voltaire. Además, la novela está considerada como pionera del futuro ideario feminista.

2. Alegría. Manuel Vilas. Planeta. 2019Todo aquello que amamos y perdimos, que amamos muchísimo, que amamos sin saber que un día nos sería hurtado, todo aquello que, tras su pérdida, no pudo destruirnos, y bien que insistió con fuerzas sobrenaturales y buscó nuestra ruina con crueldad y empeño, acaba, tarde o temprano, convertido en alegría. Con estas palabras arranca la nueva novela de Manuel Vilas, finalista del Premio Planeta 2019, que bebe y sigue los pasos de Ordesa, el gran éxito literario de 2018 --designado en este mismo blog como mejor novela de ese año--. Alegría recoge las vivencias, anhelos, carencias, pensamientos y sentimientos del escritor de Barbastro. Escrita entre mediados de 2018 y mediados del 2019, narra momentos de la gira de presentaciones, firmas de libros y demás actos en torno al lanzamiento y promoción de Ordesa. Original, valiente y organizada en torno al mismo caos narrativo que su antecesora, vuelve a ser una obra honesta y humilde alejada de todo tipo de complejos y ataduras. Y, como la novela que la precedió, vuelve a calar muy hondo en los corazones de los lectores. 

1. Tierra. Eloy Moreno. Ediciones B. 2020. El planeta está enfermo. Y, como dice uno de los protagonistas de Tierra, William Miller, el hombre más rico y poderoso del mundo, los humanos son su virus. Precisamente nosotros, los humanos, somos los grandes protagonistas de la novela. Y no salimos en absoluto bien parados de las reflexiones que Moreno, en boca de los personajes de su historia, nos presenta de manera cruda, mordaz y necesaria. Porque el autor nos coloca ante el espejo para mostrarnos todos y cada uno de nuestros pecados. Tierra nos presenta una gran verdad. Y muy incómoda. ¿Qué hacer, pues, con ella, una vez descubierta? Debemos afrontar una realidad que está ahí afuera, en la calle, en las montañas, en los pueblos y ciudades de todo el mundo. No en nuestros dispositivos móviles. Y, dado que sólo tenemos un planeta, debemos cuidarlo, olvidando el turismo depredador y abordando, de una vez, el problema del cambio climático. Porque es un hecho demostrado que en nuestro planeta cada vez hay más agua y menos hielo. La novela de Eloy Moreno supone un soplo de aire fresco, un nuevo punto de vista sobre el gran problema. Por ello, entre otras cosas, merece el número uno de esta lista. 






viernes, 11 de diciembre de 2020

Rey blanco. Juan Gómez-Jurado. Ediciones B. 2020. Reseña

 





    Los que seguimos a Juan Gómez-Jurado desde hace ya años sabemos que, si bien Reina Roja es una trilogía --de momento--, la trama que se refiere al señor White viene de lejos. Ya desde sus obras anteriores, El paciente y Cicatriz. El psicópata asesino que pone en jaque a Antonia Scott, a Jon Gutiérrez, a Mentor y al resto de protagonistas de las últimas cinco novelas --pentalogía, por tanto-- de Gómez-Jurado es ya un clásico del género del thriller. A nivel español y también europeo e internacional. Como siempre sucede con este tipo de novelas, es muy difícil escribir reseñas sin caer en algún involuntario e inoportuno spoiler. Trataré de no cometer ningún pecado capital durante las próximas líneas, pues. Y si es así, de entrada pido perdón tanto al autor como a los lectores. Sed benévolos conmigo, porque nadie está libre de pecado. Ni puede tirar, por tanto, la primera piedra. La voluntad, desde luego, siempre es la misma: dar a conocer, más si cabe, la obra de este gran escritor. 


    En Rey Blanco el señor White da un paso más en su permanente hostigamiento a Antonia Scott y a Jon Gutiérrez. Y, de paso, a todo el proyecto Reina Roja a nivel europeo. Antonia está tocada: acaba de dejar morir a su marido tras tomar la decisión de desconectarlo de las máquinas de soporte vital a las que llevaba atado varios años, y a su abuela, muy anciana, no le queda mucho ya. Además, le llega la noticia de que Jon Gutiérrez ha sido secuestrado. El señor White, sin duda, está detrás de la desaparición de su fiel escudero. Otro problema más para una Antonia para la que el suicidio --en el que sigue pensando tres minutos cada día-- es la última solución para poner fin a su existencia. Una existencia a años luz de lo que comúnmente conocemos como felicidad. El infierno en que se ha convertido su vida es la verdad vista demasiado tarde. Un error del pasado. Pese a su extremada inteligencia, a Antonia se le ha pasado por alto una verdad que finalmente comprenderá muy evidente. 


    También es evidente que la soledad hace del alma una esponja reseca, que acepta con gratitud cualquier líquido que le caiga encima. Y su compañero Jon ya hace tiempo que le cayó encima con todo su peso --aunque no es que esté gordo--. Así lo explica el narrador de la historia: la progresión extraño, compañero, amigo, familia culminó en una palabra con tres letras. Una jota, una o y una ene. Jon. Para Antonia, no se puede ser más que eso. Así que no tiene más remedio que aceptar el nuevo juego propuesto por el señor White. Sobre todo, para poder salvar a un Jon al que no le gustan los secuestros. Porque un secuestro es una ausencia, en su mayor parte. Una ausencia que se convierte en un agujero negro de angustia y desesperación, que devora todo. Para Antonia, da igual lo que hagamos, lo que consigamos. Al final, por las noches, de los que te acuerdas es de los que no podemos salvar. Y no quiere tener que hacer eso con Jon a partir de ahora. 


    ¿Qué sería Antonia Scott sin Jon Gutiérrez? El señor White sabe que la Reina Roja hará lo que sea por salvar a su escudero. También que nadie está libre de hacer nada, ni siquiera lo más horrible, por amor. El amor es lo más poderoso que existe. Aunque tiene claro que Antonia no va a sucumbir ante ningún tipo de amenaza, aprovecha que la gente normal no es tan dura psicológicamente para ir acabando con los proyectos de otras Reinas Rojas europeas. Han muerto las Reinas Rojas de Inglaterra, Holanda y Alemania y sus escuderos inglés y alemán. Y han desaparecido las Reinas Rojas de Francia e Italia, además de sus escuderos. Nos están cazando, reconoce angustiada Antonia ante las informaciones de Mentor. A White le resulta muy fácil conseguir sus objetivos. Le basta con amenazar de muerte a maridos, mujeres, madres, padres, hijos o hijas de los componentes de los proyectos europeos para que todo el sistema salte por los aires. Pero Antonia es diferente. Y White lo sabe.


    ¿Qué juego le propone a Antonia esta vez? Muy sencillo. Quiero que haga lo que mejor sabe hacer. Quiero que resuelva tres crímenes y que haga justicia. Y, para ello, deja en libertad a Jon para que la ayude. No obstante, también White cuenta con una ayudante de lujo. Porque Sandra Fajardo ha vuelto. Y Antonia sabe que ahora que ha regresado nadie está a salvo. Así que Mentor y ella deciden que Carla Ortiz --el trofeo que se le escapara en el pasado a la asesina--, su hijo, el hijo de Antonia, la madre de Jon y la abuela Scott han de desaparecer. A un lugar que hasta ellos mismos desconozcan. Tomarán varios aviones de forma sucesiva y aleatoria para salir lo más rápidamente posible del país hacia un destino que nadie --ni siquiera ellos mismos-- saben en realidad. Y Antonia y Jon se ponen manos a la obra para jugar a un juego peligroso que saben que no pueden ganar. Pero del que tampoco pueden ni deben huir. 


    Pero lo que desconoce White, aunque poco a poco va conociéndolo de primera mano, es que a Antonia no le gusta perder. Y después de todo este tiempo huyendo --no sé cuánto te dejaste por el camino, lo que perdiste entonces, lo que ganas ahora, porque recomponerte es como juntar un puñetero puzle, sin tener la foto de la caja, a oscuras, con las manos atadas, piensa Jon sobre ella en un momento de la trama--, la realidad ha acabado alcanzándola. Es cinturón negro en mentirse a sí misma, pero ahora tiene claro que si pierde esta batalla, las habrá perdido todas. También sabe que caminando en línea recta no puede uno llegar muy lejos. Una frase de esas con las que excusamos actos de los que no nos sentimos especialmente orgullosos. Nuestras mentiras, nuestros engaños, nuestros atajos. Su escudero, Jon, también sabe de culpas, pero comparado con su compañera, es poco menos que un novato.   


    Antonia desea, no por primera vez, tener una familia --su madre hace años ya que murió, tras una rápida y repentina enfermedad que la devoró desde dentro, y las relaciones con su padre, embajador de Inglaterra en Madrid, también hace años que dejaron de ser las más aconsejables, hasta el punto de que éste llegó a  arrebatarle a Antonia la custodia de su hijo--, en la que refugiarse, un lugar en el que esconderse. Pero no hay nada, más que el feroz chillido de los monos en las profundidades de su mente. Jon y Mentor son todo lo que tiene, y no piensa darse por vencida, por nada del mundo. Sin embargo, la alianza entre Sonia Fajardo y el señor White --cuando estudiaba en la universidad un profesor nos explicó que las emociones son cambios que preparan al individuo para la acción, y yo pensé que si generamos en el sujeto las emociones adecuadas, podemos orientar sus actos de forma externa, le dice en un cara a cara a Antonia-- la ponen más a prueba que nunca.


    El señor White, convertido finalmente en el Rey Blanco, termina por afirmar que la reina es la figura más poderosa del tablero. Pero por poderosa que sea una pieza de ajedrez, nunca debe olvidar que hay una mano que la mueve. Evidentemente, él pretende ser esa mano. Y, por desgracia para Antonia y Jon, lleva siéndolo ya demasiado tiempo. ¿Será esta la última historia protagonizada por la pareja de investigadores? ¿Podrá el señor White con ellos? ¿Podrán ellos con él? ¿Acabará la partida en tablas y continuará la historia en otra u otras novelas? A saber. Con Juan Gómez-Jurado pasa como con Antonia Scott: nunca sabes por dónde te va a salir en el próximo movimiento. Así que, por el momento, disfrutemos de Rey Blanco. Y lo que tenga que venir, ya vendrá...   


 

lunes, 2 de noviembre de 2020

Loba negra. Juan Gómez-Jurado. Ediciones B. 2019. Reseña



megustaleer - Loba negra - Juan Gómez-Jurado


     A punto de publicarse, el próximo cinco de noviembre, Rey blanco, tercera parte de la serie iniciada con Reina roja (2018), creo que es un buen momento para reseñar la segunda entrega de la misma, Loba negra (2019). La reina roja, Antonia Scott, y el agente Jon Gutiérrez viven una nueva experiencia vital que vuelve a poner a prueba sus límites físicos, intelectuales y emocionales. Ambientado tan solo siete meses después de Reina roja, el nuevo thriller del madrileño Juan Gómez-Jurado, considerado el gran autor del género a nivel europeo y uno de los más importantes también a nivel mundial, nos presenta a una Antonia Scott más nerviosa que nunca, incapaz de reponerse al estado vegetativo de su esposo Marcos, a la desaparición de Sandra Fajardo y a la sempiterna presencia-ausencia del señor White, sin duda, el principal fantasma del pasado y del presente de la Reina roja

     La autocompasión de Scott respecto a los errores del pasado, básicamente el prolongado estado comatoso de su esposo y la pérdida de la custodia de su hijo Jorge --que vive en la actualidad con su abuelo--, con quien reina la incomunicación más absoluta, sitúan a nuestra protagonista en la situación más delicada de su vida. En lo personal y en lo profesional. Tanto que hasta su propia madre se lo recrimina. También Jon Gutiérrez, su escudero y protector, está preocupado por ella mientras asimila que conocerla es armar las piezas de un puzle con pequeños detalles. La cabeza se Scott está hecha un lío. Por eso, cuando Mentor les propone un nuevo caso, se muestra reticente a comenzar un juego nuevo sin acabar la partida anterior. Sin embargo, las instrucciones de Mentor son claras: pese a la aparición de seis cadáveres sin identificar en la capital de España, Jon y ella deben acudir urgentemente a Marbella.  

     Trabajar en equipo es, sin duda, la mejor manera de afrontar las dificultades. Cuando se infringen las reglas que han de regir dicho trabajo no basta con pedir perdón. Pedir perdón no es una varita mágica que se agita y borra de golpe nuestros errores, le recrimina Jon a Antonia en un momento de la trama en el que Scott actúa por libre. Peor le va a Yuri Voronin actuar por su cuenta sin contar con su esposa, Lola Moreno. Yuri acaba de ser asesinado tras dar un paso en falso que resulta fatal para él, pero también para su esposa, que escapa de milagro a un intento de asesinato. La nueva misión de Scott y Gutiérrez es encontrar a Lola antes de que lo hagan sus perseguidores, miembros del clan Orlov, para el cual trabajaba su esposo como tesorero. La importación del Funduk, la Nutella rusa, desde Marbella parece ser la actividad principal de los Orlov. No obstante, nada es lo que parece en las novelas de Gómez-Jurado.

     Lola ha llevado una vida extraña. Hija de un contable y una peluquera, pertenece, pues, a la clase obrera. Ve su vida como si de un cuento se tratara. Y en todo cuento aparece, antes o después, el príncipe azul de la desgraciada protagonista. Yuri, un simple matón del clan Orlov, salva a Lola de un intento de violación múltiple. Desde entonces han pasado seis años. Ambos viven a todo lujo, forman un matrimonio que espera su primer hijo, tienen un gran y maravilloso perro de nombre Kot y han pasado de la nada al todo rápidamente. Muy rápidamente. Demasiado rápidamente. Hasta que el feliz cuento llega a su fin de modo tan abrupto como violento. Ahora, Lola ha huido y llora por su esposo muerto, por un futuro incierto y por un hijo que viene de camino a un mundo trágico. Está herida y necesita medicarse de inmediato puesto que es diabética y comienza a sentirse indispuesta ante la falta de insulina.  

     Al llegar a Marbella Jon tiene un encontronazo con la comisaria Romero. A ustedes les piden detener a un asesino en serie. Lo detienen. Yo no puedo aspirar a acabar con la mafia rusa. Aquí el trabajo consiste en ir recabando pruebas contra ellos. Encontrar testigos. Conseguir que declaren. Mantenerlos vivos hasta que lo hagan. Es una guerra que dura años y años. Hasta el momento, cuatro ya. En efecto, la policía  marbellí debe proteger el turismo de sol y playa. Y debe hacerlo con un presupuesto muy limitado: pocos efectivos policiales, armas rudimentarias, escasez de chalecos antibalas y casi nula presencia de negociadores. Una lucha muy desigual ante la sofisticación rusa. Parece que el matrimonio Yuri-Lola ha sido mandado asesinar por Asan Orlov por un ajuste de cuentas. Orlov, criado en Leningrado entre el hambre y las ratas, en la brutalidad del comunismo de la URSS, también ha sabido buscarse muy bien la vida.

     Elegante y de finos modales y formas, Orlov ha visto cómo su estatus se ha debilitado por la traición de Yuri y Lola. Más todavía si cabe por la desaparición de Lola --quien no quiere que el cuento de su vida finalice a pesar de haber perdido a su príncipe azul--, cuyo paradero es desconocido desde el momento de su huida. Por eso, La Fiera, como se le conoce al jefe mafioso, decide recurrir a alguien que sabe no le fallará: la Loba negra. Una peligrosísima asesina rusa. Probablemente, la única capaz de hacer frente y vencer a Scott. Una Scott que vive horas bajas y que, al conocer el cariz que toman los acontecimientos, se siente débil e impotente y se va poniendo cada vez más y más nerviosa. Mientras Mentor y Jon se preocupan por ella y su indiscutible estado de desequilibrio emocional y profesional, ella debe sobreponerse y vencer a sus propios fantasmas internos para tratar de hacer frente a las crecientes complicaciones.

     Pese a tratarse de un thriller, Gómez-Jurado nos ha ido acostumbrando, en todos sus libros, a una larga sucesión de reflexiones, descripciones y análisis de la psicología de los distintos personajes y situaciones. De las aparecidas en Loba negra, me quedo con las siguientes: 

     Sobre la relación Scott-Marcos: ...se ha vuelto cada vez más difícil ver a su marido, tomar su mano para quedarse dormida a su lado. La figura, cada vez más cansada y encogida, la piel, cada vez más áspera y fría, le resulta una acusación insoportable. La compasión que antes sentía por Marcos, la culpabilidad, la pena, se ha ido transformando en resentimiento. La empatía por la desgracia ajena tiene un límite. Pasado el cual comienzas a sentir que su infortunio es un acto de maldad cuya víctima eres tú. 

     Sobre la falta de tiempo para buscar la verdad: Las perreras comparten algo con los tanatorios, las residencias de ancianos y los cementerios. Los colocamos en el sitio donde menos probabilidades tengamos de verlos. Porque nadie quiere saber qué ocurre realmente tras esas vallas altas, aunque intuyamos que ocultan una realidad a la que no queremos enfrentarnos. El tiempo, medido en dinero, es la droga más efectiva y peligrosa que existe. La dosificamos de forma cicatera y egoísta para dar la espalda a cualquier mínimo atisbo de sinceridad. El tiempo es nuestra justificación para el egoísmo que nos aísla de la verdad, de esa destrucción que causamos, la que carcome a otros, la que en última instancia nos carcome a nosotros mismos. No tenemos tiempo, nos decimos. Y así continúan los perros abarrotando las jaulas y los los ancianos alzando el cuello arrugado y lleno de colgajos hacia la puerta cada vez que se abre. No hay tiempo para la verdad. 

     Reseñar las novelas de Juan Gómez-Jurado resulta cada vez más complicado. He intentado no cometer ningún error en forma de spoiler. Para ello, me he propuesto no escribir sobre nada que no aparezca en la primera de las cuatro partes de que se compone la novela. Unas ciento cincuenta páginas de un total de quinientas cincuenta. Si he conseguido el objetivo de hacer justicia a esta gran novela sin desvelar nada importante sobre su trama me doy por satisfecho. Si no es así, lo siento, y pido perdón tanto al lector de la reseña como al autor de esta maravilla titulada Loba negra. Esperando ya al Rey blanco...