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jueves, 23 de enero de 2020

A quien corresponda: "Gloria" o el comienzo del fin





     Han pasado cuarenta y ocho horas desde que dejó Gandia Gloria, el terrible temporal que ha asolado ciudades y playas a lo largo de medio país. Aunque todos hemos visto gran cantidad de fotografías y vídeos de lo que iba ocurriendo durante las tres jornadas que duró el fenómeno conviene darse una vuelta por los lugares más afectados para terminar de asimilar lo acaecido. También, sobre todo, para reflexionar sobre sus causas y sus consecuencias. Me ceñiré en el presente escrito a Gandía y su comarca, aunque me temo que aquellos lectores que lo lean desde otras zonas del país se podrán sentir muy identificados con mis sensaciones y mis expresiones. 

     Durante estas tres jornadas hemos visto los cauces de los ríos desbordados, multitud de inundaciones, varias casas que se han venido abajo, las olas del mar visitando nuestras plazas y calles y destruyendo nuestras playas, cocheras anegadas, bajos arrasados, gente aislada en sus casas y edificios durante horas o incluso días --sin poder salir, y sin luz ni agua--, carreteras invadidas por las aguas, personas muertas en horribles circunstancias, la policía y los bomberos desbordados ante una cantidad ingente de urgencias, y caos e impotencia. Mucho caos y mucha impotencia. Y una sensación definitiva de que la naturaleza siempre será mucho más fuerte que nosotros. 

     La imagen que nos sirve de cabecera nos transporta a un paisaje apocalíptico. Sin embargo, no siempre una imagen vale más que mil palabras. Lo peor, con todo, no es el daño que pueda habernos dejado este fenómeno, sino que los científicos aseguran que es tan solo el comienzo de lo que va a venir en el futuro. Un futuro que, visto lo visto, ya está aquí. Y es que esta clase de temporales va a ser cada vez más habitual, y más virulenta. Y con consecuencias mucho peores, por supuesto. Ante ello, cabe reflexionar con hondura para tratar de buscar una solución a tan gran problema. Un problema que amenaza nuestra propia existencia como especie en este planeta. 

     A tenor de los últimos hechos --y no me refiero únicamente a este último temporal--, negar el cambio climático es una gran irresponsabilidad. Sobre todo si quien lo niega es un político, pues son ellos, los políticos, quienes más pueden hacer para proteger el planeta en que vivimos. Pero no solo ellos. Porque el cambio de modelo de vida necesario para ello ha de comenzar con cada uno de nosotros. Tú, que me lees; y yo, quien te escribe. Porque Gloria no es más que el comienzo del fin de un modelo de vida que ya se ha demostrado que nos conduce directamente a la auto destrucción. ¿Qué hacer, pues? Más allá del conjunto de pequeñas-grandes acciones que todos nosotros podemos realizar en nuestro día a día hay un par de preguntas básicas que deben hacerse los políticos. A saber:

     La primera: ¿deben gastarse millones y millones de euros en rehacer todo lo que la naturaleza vaya deshaciendo cada vez con mayor asiduidad y virulencia? Y la segunda: ¿en qué momento habrá que poner fin a un modelo de vida obsoleto por insuficiente e inútil? Evidentemente, la respuesta a la primera cuestión es un NO. Porque, de seguir así, la economía municipal --me refiero a la gandiense, obviamente-- se convertirá en un pozo negro sin fondo. Reconstruir lo destruido por los temporales será cada vez más caro debido tanto a su cada vez menor tiempo entre uno y otro temporal como a los mayores daños ocasionados por su ascendente incidencia. La respuesta a la segunda cuestión debería ser igual de sencilla que la primera, pues. Es decir, YA es el momento de actuar. 

     Las dos cuestiones anteriores nos refieren, por tanto, a una irremediable tercera. ¿Cómo actuar, entonces? Los científicos afirman que es imposible seguir viviendo de la misma manera sin que ello cause pérdidas, tanto humanas como económicas, que pronto comenzarán a estar fuera de nuestras posibilidades materiales. Urge, por tanto, cambiar nuestra forma de vida. Y ello conlleva que el turismo debe dejar de ser la primera prioridad. Nuestros paseos marítimos pronto dejarán de existir tal y como los hemos conocido hasta ahora. Lo mismo ocurrirá con nuestras playas. Y debemos asumirlo cuanto antes y comenzar a explorar otras posibilidades. No resulta conveniente continuar dándonos de bruces contra la realidad cada dos por tres.

     Siguiendo con el caso de Gandia, y siempre teniendo en cuenta los consejos dados por los científicos, nuestra protección y seguridad futuras --ya presentes, por lo visto estos días-- pasan por estas dos decisiones urgentes: la construcción de escolleras para evitar que las olas del mar continúen visitando nuestras casas e infraestructuras costeras --lo que conllevaría, como parte negativa, la pérdida de las playas tal y como las venimos conociendo-- y preservar y reconstruir las dunas como elementos de defensa natural contra la erosión marina --a la vista está que las zonas de dunas de la playa de l´Ahuir en Gandia y de Oliva han resistido mucho mejor el temporal que las restantes--. Por ahí han de venir, pues, las soluciones a este problema. 

     Las grandes cuestiones, llegados a este punto, son las siguientes: ¿tomarán verdadera conciencia del problema y sus posibles soluciones nuestros políticos? ¿Se dejarán asesorar algún día por los científicos? ¿Hasta cuándo seguirán pesando más los factores económicos que los medioambientales? ¿Llegaremos a tiempo en la lucha por preservar nuestra presencia en este planeta? El gobierno español ha decretado esta misma semana la primera emergencia climática. Pero esto no arregla nada por sí mismo. Hace falta una verdadera ambición política. Y mucha valentía. De momento, hoy mismo, mientras nuestros gobernantes venden en Fitur nuestra playa como gran destino turístico a nivel internacional, tan solo cuatro operarios limpiaban nuestros más de tres kilómetros de playa. 

     Y servidor se plantea una pregunta: ¿que pasará cuando un temporal como este --o peor todavía-- tenga lugar en pleno mes de agosto, con más de trescientas mil personas en nuestra playa? El martes, cuando dejó de llover, los supermercados estaban repletos de gente que compraba para rellenar despensas y neveras. ¿Os imagináis que sucede algo así en plena temporada? El caos más absoluto, sin duda. A quien corresponda...


                                

     

jueves, 16 de mayo de 2019

#PonLosVerdes el 26M en Gandia





     El próximo domingo 26 de mayo los gandienses decidirán cuál ha de ser su gobierno durante los cuatro años que están por venir. Habrá ocho candidaturas --cuatro de derechas (el PP del imputado Víctor Soler, Ciudadanos y su escisión Demòcrates Valencians y el partido ultraderechista Vox) y otras cuatro de izquierdas (PSOE, Compromís Més Gandia Unida, Podemos y Els Verds)--, entre las cuales los ciudadanos deberán elegir a los veinticinco concejales que conformarán el nuevo ayuntamiento. Els Verds de Gandia han apostado por una candidatura abierta a la ciudadanía en la que encontramos a candidatos que representan a muchos de los diferentes sectores de la ciudad.  

     Joan Francesc Peris será su candidato a la alcaldía. Otra vez Peris, se ha criticado desde algunos de los restantes partidos que concurren a los comicios. Otros partidos en los que, por cierto, hay varios candidatos que llevan en el ayuntamiento entre veinte y treinta años. Muchos más que el candidato ecologista. Además, estos partidos olvidan que son los miembros de cada partido --y no los competidores o rivales-- quienes eligen a su máximo representante con total libertad e independencia. Faltaría más, ¿verdad? 

     También se le ha criticado a la dirección del partido el hecho de no ser unitarios, en referencia a su no inclusión en la candidatura formada por Compromís, Esquerra Unida y Esquerra Republicana de Catalunya. Una coalición en la que tampoco está Podemos y a la que nunca se invitó a entrar a Els Verds, ni hace cuatro años ni ahora. Además, varios de los partidos que la conforman no se han dirigido a los ecologistas durante estos cuatro años y realmente no ha habido ninguna propuesta concreta para integrar en ella a Els Verds. Sobre el PSOE debo decir una cosa: que critique a alguien por no ser unitario es digno de ser respondido con una amplia sonrisa. Como mínimo. Ellos, que no ofrecen nada a nadie y que pretenden que los demás batallen para luego investir a su candidato/a, olvidando por completo aquello de que la tierra es de quien la trabaja

     Els Verds, en cambio, saben que entrar ahora en una coalición que se formó hace cuatro años significa dar por buenos todos los actos realizados por esta durante dicho período de tiempo. Máxime cuando ha formado parte muy activa del gobierno de la ciudad. Lo cual supone, por tanto, un silencio cómplice ante temas tan importantes como las injusticias sociales, las carencias políticas o los incumplimientos de anteriores promesas electorales. Algo a lo que alguien honesto y digno jamás se prestaría. Por contra, Els Verds se muestran muy críticos con el actual gobierno gandiense.

     Los ecologistas, acompañados por los animalistas --la número dos de la lista es la profesora Rosa Tormos--, uno de los sectores más perjudicados por el gobierno de los últimos cuatro años, ven incomprensible que la gestión de recogida de animales abandonados haya sido adjudicada a una empresa privada en detrimento de SPAMA, la protectora comarcal. Asimismo, critican que no se haya encontrado una solución para la playa-can, servicio del que finalmente carecerá la playa gandiense durante la próxima temporada estival, con el perjuicio turístico consiguiente. La propia falta de dinamización turística y económica es otro de los aspectos que cabe mejorar a partir del 26M.

     Els Verds denuncian que la tarifa del agua potable no haya bajado en 8 euros mensuales desde el 2015, tal y como correspondía. El aumento de la tarifa era en principio transitoria durante diez años (2005-2015) con la finalidad de pagar las dos plantas potabilizadoras que garantizan que la ciudad cuente con una de las mejores aguas potables del país. Los 55 millones del canon recibidos por el ayuntamiento en el momento de la concesión no se gastaron, además, en lo que se debía --mejora de la red de distribución del agua, disminución de las pérdidas, eliminación del fibrocemento o finalización de los depósitos contra inundaciones en la playa--, sino en la cuenta general. Es decir, en el funesto crucero del quinto centenario y en demás dudosas partidas.

     La urbanización de los terrenos de Sancho Llop --donde se ubica el nuevo hospital comarcal-- constituye, para Els Verds, un auténtico escándalo. Tras años y años de agónico y doloroso proceso urbanizador para los propietarios de la zona, este ha sido recuperado por el ayuntamiento, sin que haya quedado claro en absoluto qué va a pasar, cómo se va a solucionar el problema o qué responsabilidades se van a pedir a la empresa urbanizadora apartada del proceso y al resto de los agentes implicados (incluido el propio ayuntamiento).

     Otro de los grandes escándalos de los últimos cuatro años es el de la zona azul (ORA). Esta ha sido casi duplicada, su horario ampliado y su precio subido sin ni siquiera modificarse su Ordenanza fiscal. Así, se han pintado de azul calles sin justificación y no se han borrado otras que ya no requieren de esta medida (como la zona comprendida alrededor del viejo hospital). Además, no se han cumplido las promesas gubernamentales de febrero de 2018 respecto a las bonificaciones en el precio a los residentes de dichas zonas.

     Pese a la más que gravosa carga impositiva a la que el gobierno saliente ha sometido a la ciudadanía --entre la que encontramos a siete mil parados (la mitad de ellos sin cobrar ningún subsidio ni ayuda, por cierto)--, todavía no se han iniciado las necesarias obras ni rehabilitaciones de colegios e institutos públicos de la ciudad. Tampoco se ha visto al gobierno muy interesado en crear empleo, apoyar al maltrecho sector agrícola y exigir mejoras como el tren Gandia-Denia, la duplicación de la vía en el tramo Gandia-Cullera o la desaparición del peaje de la autopista AP-7. 

     Por no hablar de otras promesas incumplidas: Gandia no ha sido reintegrada en la Mancomunidad de Municipios de La Safor, de la que es capital; en los terrenos del viejo hospital no se va a ubicar finalmente un Hospital de Crónicos; de la reforma de la Carta de Participación Ciudadana no se sabe nada de nada; tampoco del cumplimiento del artículo 103 de la Constitución de mérito y capacidad, que garantizaría la no profesionalización de los cargos públicos y la no creación de muchos puestos de trabajo de designación directamente partidista (los conocidos enchufados, para mejor comprensión). 

     Por todo ello, Els Verds no ven que Gandia brille ni funcione como debería. Más bien al contrario. Así, piden a la ciudadanía una honda reflexión a la hora de acudir a votar el 26M, dejando de lado los pretendidos votos útiles, que muy a menudo acaban siendo estériles, y valorando los programas de los partidos, sus hechos --tanto por acción (lo hecho durante estos cuatro últimos años por el gobierno y la oposición) como por omisión (promesas incumplidas)-- y sus propuestas. Así que: si eres ecologista, progresista y animalista y te interesan temas como la justicia social, la economía sostenible, el fomento del turismo o el correcto funcionamiento interno del ayuntamiento, esta es tu papeleta para las elecciones municipales del 26M... #PonLosVerdes.  
                         
                                  



miércoles, 14 de diciembre de 2016

Primera mujer, primer amor. José Ferrandis Peiró. 2016. Reseña





     Esta semana presento en sociedad mi nueva novela, la tercera desde que decidí probar a ver qué salía de mis dedos y de la pantalla de mi ordenador allá por las navidades de 2010. Tras El Círculo de las Bondades --que tendrá continuación, Dios mediante, en 2017 bajo el todavía provisional título de El Grito de los Inocentes-- y Almas Suspendidas, llega la hora de dar a conocer Primera mujer, primer amor. Se trata de una historia en la que Sergio, un joven gandiense --el centro de la acción vuelve a desarrollarse en mi ciudad natal-- con serios problemas de relación trata de buscar un camino que seguir en su vida de la mano de Víctor, un psicoanalista que tiene consulta en la capital valenciana.

     Con la ayuda de su terapeuta, Sergio logrará ir sacando adelante sus estudios y llegará a la universidad. No obstante, las relaciones sociales, sobre todo con el género femenino, seguirán siendo su talón de Aquiles durante un largo período de tiempo. Cómo vencer su timidez, su introversión y su represión sexual --ya sabemos que para Freud todo tiene que ver con el sexo-- se convertirán en el centro de la terapia. Una terapia dura, agónica, profunda que desembocará en una especie de despertar a la vida de nuestro principal protagonista, que verá cómo la superación de unos problemas no conllevará la total felicidad sino la aparición de nuevos miedos, traumas y dificultades.

     La novela está ambientada entre los años 1995 y 1997. Época en la que los escándalos de corrupción de la parte final del gobierno socialista de González provocaron la victoria popular de Aznar. Por aquellos tiempos no existían los móviles, internet, las redes sociales ni el whatsap. Los jóvenes se relacionaban básicamente en los pubs y las discotecas. Y Valencia estaba considerada la capital de la marcha, con la ruta del bakalao a la cabeza. Sin embargo, las discotecas que visitará Sergio junto a sus únicos dos amigos estarán algo apartadas del centro de la fiesta del momento. La Memphis, en Denia, y Ameva, en Castelló de Rugat, serán los lugares en los que Víctor obligará a su paciente a buscar chicas con las que romper su represión. Como es de suponer, un joven de aquel entonces con semejantes dificultades de relación no lo tenía ni mucho menos fácil a la hora de conocer gente en ambientes tan oscuros y ruidosos.

     El caso es que en la vida de Sergio acabará apareciendo Lilith, una joven de Albanta, un pueblo grande/ciudad pequeña donde la mayoría de sus habitantes se dedican a la agricultura y a la industria textil. El término Albanta es ficticio y constituye un guiño y un reconocimiento de mi parte al gran genio filipino Luis Eduardo Aute, que sufrió un infarto mientras esta novela estaba siendo escrita. La relación que se irá estableciendo entre los jóvenes chocará de lleno con la eterna cuestión de las diferencias entre las ciudades más o menos grandes y los pueblos o ciudades más pequeñas. El dichoso qué dirán y el sempiterno mundo de las apariencias. Sin embargo, no será esta la única dificultad a la que tendrán que enfrentarse los jóvenes, aunque el resto ya es cuestión de leerlo, por supuesto.

     Me gustaría aclarar otros dos aspectos significativos de la novela. Por un lado, el psicoanálisis. Por otro, el nombre de Lilith. Respecto al primero, elegí esta escuela o corriente psicológica por resultarme más desconocida pero también más atractiva que la psicología o la psiquiatría. Al no ser entendido en la materia, debí documentarme sobre sus principales prácticas y teorías, así como sobre la interpretación de los sueños y los diferentes métodos de pergeñar los aspectos más escondidos del inconsciente humano. Una documentación costosa pero también divertida en la que creo que he aprendido bastante sobre el tema. Quién sabe: a lo mejor algún lector se ve identificado con algún personaje de la historia y decide buscar ayuda terapéutica.

     Respecto al nombre de Lilith, se trata de un homenaje a la figura de la mujer. Como explico en el prólogo de la novela, no fue Eva sino Lilith la primera mujer creada a imagen y semejanza del hombre. La Lilith original, no obstante, se cansó muy pronto de los continuos intentos del hombre por someterla a su santa voluntad, lo que la hizo huir para siempre. Entonces, sí, Dios hubo de crear a la dulce y más manejable Eva. Aunque tampoco esta salió tal y como Dios esperaba. Pero esa es otra historia cuyo final sí conocemos todos. La cuestión es que la Lilith que se convertirá en la primera mujer y en el primer amor de nuestro Sergio también deberá luchar contra un hombre inflexible y autoritario. Su propio padre: Alberto.

     Al igual que ocurriera en Almas Suspendidas, el lector capaz de realizar una lectura más pausada y tranquila de la novela descubrirá pequeñas pinceladas, como quien no quiere la cosa, de aspectos de la vida cotidiana de hace veinte años. Amén de los reseñados en los párrafos anteriores, observará cómo la economía sumergida, los trabajos en negro, sin contrato y pagados mediante sobres no es algo tan actual. Tampoco la corrupción política, el machismo --también practicado por las propias mujeres-- o la multiculturalidad del ambiente universitario. Así, se comprenderá que en estos veinte años el mundo ha cambiado mucho en ciertos aspectos, pero poco o nada en otros.

     Primera mujer, primer amor está escrita con el corazón. Con mayor o menor acierto --eso debéis decidirlo vosotros, los lectores-- pero con el corazón. Es una historia de superación personal que supone un largo y duro camino en busca de una dignidad todavía desconocida. Un trayecto que nos descubre los fantasmas interiores de sus principales protagonistas e incluso del grueso de la sociedad en que viven. ¿Conseguirán vencerlos todos, o solo algunos? ¿Se quedará alguno a medio viaje? Espero y deseo que los acompañéis, que riáis y lloréis con ellos. Y que disfrutéis de la historia. Solo así habrá valido la pena escribirla.     
                   

                  

domingo, 14 de junio de 2015

Diana Morant y el pentapartito de Gandia





     Se resolvió la incógnita. Diana Morant fue investida este sábado como nueva alcaldesa de la ciudad ducal tras unas frenéticas horas de negociaciones que terminaron con el pacto de gobierno final a tres bandas PSOE-MésGandia-C´s. Han sido tres semanas de dimes y diretes, de rumores, de certezas y de sorpresas. Como la final, por supuesto. Y el resultado de todo ello es que vamos a vivir una legislatura no apta para cardíacos. En este artículo voy a resumir las distintas posturas de los futuros pactantes a lo largo de los veinte días de la discordia.

     Comencemos por Diana Morant y el PSOE. Desde un primer momento no supieron encajar la dolorosa derrota en las urnas. En lugar de hacer autocrítica y reflexionar sobre las causas reales de la pérdida de casi 4.000 votos y 3 ediles en el nuevo ayuntamiento, se dedicaron a descargar las culpas en otros partidos, principalmente en Els Verds, Guanyem, PSdG y Sí Se Puede. De forma pública, Morant insistió una y otra vez en realizar llamamientos a los demás partidos con representación para pactar para echar a Torró de la alcaldía. Incluso dándosela a Ciro Palmer, único edil electo de C´s. Mientras tanto, desde Valencia, el ex alcalde Orengo trataba de negociar desde la sombra.

     La coalición MésGandia, formada por Compromís, Izquierda Unida, ERPV y otros sectores sociales e independientes de la ciudad, optó por votarse a sí misma, negándose a dar la alcaldía a Palmer. Aunque es bien sabido que quien realmente se negó a este hecho fue la propia líder de la coalición, Lorena Milvaques, quien hubo de soportar las fuertes presiones del resto de concejales electos y demás militantes de las respectivas asambleas, que buscaban también echar a Torró a toda costa.

     Ciro Palmer, de C´s, tenía la llave del nuevo gobierno desde la noche del 24M. Su decisión era clave. No obstante, su obstinación a la hora de postularse como futuro alcalde, negándose a votar a Milvaques y a Morant como alcaldesas, y asegurando una y otra vez que se votaría a sí mismo, bloqueó las negociaciones desde muy pronto. Cabe recordar que ya en la noche del 24M se había encargado de dejar muy claro que jamás apoyaría al PP de Torró. Además, indignado por el caso de intento de compra de UPyD por su jefa de prensa, pedía su cabeza en bandeja de plata como primera medida ante futuras posibles negociaciones. Algo que no sucedió.

     Cuando el 9 de junio, martes, dos agentes de la Guardia Civil se personaron en el ayuntamiento, por orden del juez Eloy Velasco, recabando información acerca de las facturas extendidas a nombre de Alejandro De Pedro, dentro de las investigaciones de la Operación Púnica, el PSOE vio su momento. Así que aceleró los contactos con todos sus interlocutores para tratar de dar un vuelco a la situación. Al día siguiente, la noticia de la imputación del todavía alcalde hizo saltar todas las alarmas en el seno de un PP hasta entonces convencido de que volvería a gobernar otros cuatro años, aunque fuera en minoría.

     Y así, llegamos al día clave, el viernes 12 de junio. Por la mañana, un medio local publicaba un artículo en el cual Palmer denunciaba las fuertes presiones a las que le estaba sometiendo J. M. Orengo para que en lugar de votarse a sí mismo, invistiera a Morant. Y algo, como mínimo extraño e inquietante, debió de suceder a lo largo de la jornada, pues a última hora de la noche el de C´s cedió y cambió su intención de voto, admitiendo que votaría a Morant. Lo cual provocó, a su vez, que MésGandia se reuniera de urgencia, la misma mañana de la investidura, para tratar el tema. En una tensa votación, la mayoría de la coalición, otra vez con la oposición de Milvaques y de Facund Puig (que intentaron, sin éxito, hacer entender a sus compañeros de coalición que era un grave error entregarse a un PSOE que ya les traicionó en 2007, cuando pactó con Plataforma de Gandia en lugar de con ellos), decidió votar también a Morant como nueva alcaldesa.

     La cuestión es que la socialista Diana Morant es la nueva alcaldesa. Muchos afirman, y no les falta razón, que se ha hecho justicia. Que un gobernante como Torró no merecía seguir como alcalde un minuto más. Yo mismo comparto tal afirmación a pies juntillas. Además, creo también en los pactos post electorales - al menos mientras la ley los permita -, y que el hecho de que los acuerdos tarden en llegar no tiene por qué ser malo; es más, parece que esa tardanza demuestra que se está hablando y reflexionando mucho sobre el futuro de la sociedad. Pero es que la sensación que servidor tiene sobre lo que ha sucedido en Gandia es algo distinto. Me gusta la filosofía política de remar todos juntos en favor de algo. Y en este caso, se ha remado contra algo (el ya ex alcalde).

     Los gestos dicen mucho en la vida. También en política. Y los semblantes de Palmer y Milvaques en el plenario del sábado denotan claramente las coacciones sufridas por ambos. Supongo que nunca llegaremos a saber qué hizo cambiar de opinión a un Palmer categórico durante los diecinueve días anteriores. Quizás no haga falta ver fantasmas - desde el PP ya se habla de compra de voto, etc - y simplemente se trató de una orden llegada desde arriba (Barcelona o Valencia), algo que, por otro lado, ya sería esperpéntico de por sí. Quizás el PP demuestre con su reacción aquello de que "se cree el ladrón que todos son de condición" (recordemos de nuevo el escándalo con UPyD durante la reciente campaña electoral). Quizás el PSOE haya hecho bueno lo de "quien no llora no mama", llevándose al final el gato al agua. ¡Quién sabe lo que ocurre en las alcantarillas de la política!

     En mi modesta - y puede que inexperta - opinión, la solución más lógica a esta situación habría sido dejar gobernar a Torró en minoría. Con las cuentas casi intervenidas, sin apoyos externos (el PP ha perdido la Diputación de Valencia y la Generalitat y puede que en noviembre pierda también el gobierno de la nación) y atado de pies y manos por una oposición que podía ponerse de acuerdo de forma puntual para tumbar la mayoría de sus propuestas, el popular podría haber terminado dimitiendo o, lo más seguro conociéndolo, desangrándose (políticamente hablando, por supuesto) ante la imposibilidad de gobernar a su antojo, que es lo que, según ha demostrado, más le gusta. De ahí que servidor opine que el pacto ha sido un error, un error muy grave. Teniendo en cuenta la crispación que se avecina durante esta legislatura, la cruda realidad económica que nos rodea, la movilización de votantes de derechas de cara a los próximos comicios y la más que probable mayor diversificación de votantes de izquierdas en el futuro más cercano, ¿por qué no pensar en una mayoría absoluta del PP dentro de cuatro años? Puede que lo que se hizo el sábado suponga para la ciudad "pan para hoy y hambre para mañana". Espero, sinceramente, equivocarme de cabo a rabo.  

     La cuestión que a los ciudadanos ha de importarnos a partir de ahora es la siguiente: Y AHORA, ¿QUÉ? ¿Aguantará el nuevo gobierno la legislatura entera? Porque es lógico que surjan muchas dudas al respecto. Algunas de ellas son estas: ¿Será posible el entendimiento entre el pentapartito formado por PSOE, Compromís, IU, ERPV y C´s? ¿Qué pasará con las discrepancias internas aparecidas entre los miembros de la coalición MésGandia? ¿Se fía realmente Compromís del PSOE? ¿Hace bien el PSOE en cantar victoria por tener la alcaldía, olvidando los escándalos de Orengo y la caída en picado de sus apoyos electorales en las dos últimas elecciones? ¿Tiene en realidad la nueva alcaldesa el liderazgo en su partido, o alguien la maneja desde la sombra? ¿Cómo reaccionarán Torró y el PP ante lo sucedido? ¿Estallará todo por los aires a la más mínima chispa y tendremos alguna traición en forma de moción de censura? Demasiadas incógnitas que solo el tiempo podrá despejar. Lo que está claro es que hoy mismo comienza la madre de todas las legislaturas crispadas... 
     


lunes, 25 de mayo de 2015

Ciudadanos tendrá la llave del gobierno gandiense tras el 24M





     Ciudadanos y su líder, Ciro Palmer, tienen la llave del futuro gobierno de la ciudad ducal a tenor de los resultados obtenidos por las distintas fuerzas políticas del municipio en la jornada de ayer. El PP de Arturo Torró ha ganado las elecciones del 24M con un total de 16.800 votos, lo que le asegura 12 concejales (uno menos que hace cuatro años). El PSOE de Diana Morant no ha llegado ni a 10.000 votos (bajando de 10 a 7 ediles). La coalición MésGandia, liderada por la nacionalista Lorena Milvaques, ha obtenido 6.400 votos (doblando los obtenidos por Compromís en 2011 - presentándose entonces en solitario -, y pasando de 3 a 5 representantes). Por último, Ciro Palmer ha logrado entrar en el ayuntamiento de la mano de Ciudadanos (1.900 votos).

     Las otras cinco agrupaciones que buscaban su puesto en el ayuntamiento gandiense se han quedado sin representación. Sí se puede fue una de las sorpresas positivas de la noche electoral. La formación, que logró formar candidatura para los comicios en el último suspiro presentando las firmas necesarias el último día, peleó hasta el final con Ciudadanos por el último de los escaños, quedándose a las puertas (1.735 votos, a menos de 200 de C´s). Guanyem Gandia superó los 800 votos, aunque se quedó lejos de obtener representación. Lo mismo que Els Verds, que obtuvieron un escaso apoyo, no llegando a esos 800 votos. El PSdG se quedó en 400. Y UPyD en 300. 

     Así pues, una más que posible alianza PSOE/MésGandia (12 ediles entre ambas fuerzas) llegaría al empate técnico con el PP, por lo que depende de Palmer y C´s la formación del nuevo gobierno de Gandia. A priori, dicha formación defiende una ideología de centro-derecha, por lo que sería probable la alianza con el PP. Sin embargo, es bien sabido que muchos de sus componentes son antiguos militantes del PP y de Plataforma de Gandia, formación que hace ocho años, tras obtener también un concejal, dio la alcaldía al socialista Orengo como venganza ante Torró. Por lo tanto, cualquier cosa puede pasar en los próximos días.

     Y más teniendo en cuenta el cruce de declaraciones que hubo anoche mismo, ante los micrófonos de Radio Gandia SER, entre el propio Palmer y el todavía alcalde Torró. En ellas, un Torró simpático, felícito y casi suplicante hubo de pasar por el difícil trance de escuchar cómo su interlocutor le llamaba barriobajero y afirmaba no tener nada que hablar con él por no fiarse en absoluto. Tras las palabras de Palmer, Torró hubo de tragar saliva y trató de limar asperezas. Veremos en qué queda todo esto.

     Más allá de la conformación del nuevo gobierno municipal, me parece necesario analizar los resultados electorales. Primero vayamos con los ganadores. Porque los grandes ganadores han sido, sin duda, MésGandia y Ciudadanos. Como en el resto de España, las agrupaciones de varias fuerzas de izquierdas han obtenido grandes triunfos. Duplicar el número de votos es para estar muy feliz. Lo mismo que Ciudadanos, que pese a tener solo un concejal, decidirá con quién formar gobierno. Vamos, como un caramelo a la puerta de un colegio. Y, aun sin conseguir representación, también Sí se puede se debe dar por vencedor de estas elecciones, pues en muy poco tiempo ha estado a punto de entrar en el ayuntamiento.

     En el bando perdedor están los otros seis partidos que presentaban candidaturas. UPyD, PSdG y Guanyem Gandia lo tenían muy complicado de antemano y poco más han podido hacer. Els Verds aspiraban a volver al ayuntamiento en solitario, pero han sido una de las decepciones de la jornada, obteniendo la mitad de los votos necesarios para un objetivo que parecía más cercano de lo que al final estaba. El PP ha sido uno de los grandes perdedores de los comicios, pues ya es historia la mayoría absoluta de que gozaba, lo cual le obliga a un pacto complicado con Palmer. 

     Sin embargo, para gran sorpresa de muchos, los grandes perdedores electorales han sido Diana Morant y su PSOE. Y es que, si el PP ha perdido 2.500 votantes y un concejal respecto a 2011, el PSOE, desde la oposición, ha cedido la escalofriante cifra de 3.600 votos, perdiendo hasta 3 ediles. Algo que deja a su líder muy tocada de cara al futuro. Y no hablo solo como posible alcaldesa - veo injusto y muy complicado que acabe como alcaldesa una candidata que ha obtenido, con mucha diferencia, los peores resultados de la historia del PSOE en nuestra ciudad -, sino como cabeza visible de su formación local. ¡Qué diferente habría sido todo si Morant y sus compañeros hubieran incluido en su lista a Els Verds de Joan Francesc Peris! Con los 800 votos de los ecologistas el PSOE hubiera obtenido un escaño más (8). Y, de paso, habría dejado fuera del ayuntamiento a Palmer y a C´s. Un error imperdonable...

     Así las cosas, viendo la escasa voluntad de apoyo de Palmer hacia Torró, las paupérrimas cifras de votos alcanzados por Diana Morant y el PSOE y el hecho de que MésGandia se ha apostado como la gran alternativa al bipartidismo en la ciudad, ¿quién se atreve a descartar como futura alcaldesa de Gandia a Lorena Milvaques? E incluso, ¿por qué no un acuerdo PP-C´s para quitarse de encima a Torró - que podría poner rumbo a la Diputación (si es que el PP domina todavía la Diputación) - para que acabara como alcalde Víctor Soler, el número dos del PP? Recordemos aquel pacto PSOE/Bloc de 2003 que puso fin a la alcaldía de Pepa Frau, la nostra, y supuso la llegada de Orengo. Porque en política todo es posible. Y, en Gandia, más todavía...  

              

lunes, 27 de abril de 2015

Gandia ante el 24M. Candidaturas municipales





     La sociedad cambia y puede que la política haya de cambiar también. O quizá no. Este tema sería objeto de un debate mucho más largo de lo que una entrada bloggera permite. La cuestión es que en las listas electorales de los partidos políticos de la ciudad ducal proliferan, cada vez más, personas que poco o nada tienen que ver con la política. Vivimos en un mundo en el que el intrusismo está a la orden del día. Y esto afecta también al mundo de la política. Basta con repasar las listas de las candidaturas municipales para encontrar en ellas a periodistas, actores, deportistas y demás personas que, sin duda, en sus respectivas profesiones son excelentes ejemplos de valía, pero que deberán demostrar si lo son también en política. Repasemos las listas de los nueve partidos o coaliciones que concurren a las urnas el 24 de mayo en Gandia. Y es que, con tanta cara nueva, siglas diferentes, uniones, separaciones y cambios, no es de extrañar que el ciudadano se haga un lío y no sepa ya qué votar.

     La candidatura del PP es continuista. No solo por la presencia del alcalde como número uno, sino porque casi todos sus compañeros ya estaban en la lista de 2011. El gobierno de Torró ha sido el del turismo de chonis, el del monopolio televisivo, el de las grandes obras, el de la ampliación y refinanciación de la deuda, el del presupuesto no aprobado ni con mayoría absoluta y, ante todo, el del coste 0. Según el consistorio, la mayoría de las obras emprendidas en nuestra ciudad no han costado un solo euro a los gandienses. Sí han costado muchos euros, demasiados, readmitir a las trabajadoras de les escoletes - despedidas de forma improcedente según el juez -, las boleras y los cines del Palace, cambiar de lugar esculturas que reivindican aspectos no compartidos por el gobierno, y un largo etcétera. ¿Continuismo, he dicho? Será por sus propuestas de futuro: campos de golf, parque acuático o palacio de congresos. Desde luego, si algo hay que reconocerle al PP de Gandia es que se mantiene fiel a su estilo de hacer política.

     La gran alternativa a Torró es Diana Morant, la nueva líder del PSOE. A simple vista parece que el partido ha cambiado. En la lista hay muchas caras nuevas. De hecho, solo repiten tres, y se ha dado paso a muchos independientes. Sin embargo, son demasiadas las dudas sobre la veracidad de esos cambios. ¿Son reales o se deben a una limpieza estética que encubra los pecados del pasado, aquellos que le llevaron a perder la alcaldía por primera vez en la historia de la democracia de nuestra ciudad? Recordemos aquel proyecto del tranvía a la mar o el archiconocido y todavía nada aclarado crucero de los Borja. ¿Es Diana Morant la líder municipal verdadera? ¿O alguien, desde la sombra, mueve sus hilos? ¿Los pequeños cambios son necesarios para que todo siga igual? 

     Antes de seguir con las otras siete listas presentadas, hagamos un inciso que creo conveniente. Si no ocurre algún cataclismo parece claro que Torró o Morant gobernarán Gandia a partir del 24M. Lo cual me obliga a recordar el que, hasta la fecha, ha sido el único debate entre ambos contendientes. Tal vez la palabra debate quede grande en este caso, la verdad. Porque lo ocurrido aquel fatídico viernes 27 de febrero fue una burla y un atentado. Una burla a la sociedad gandiense en su conjunto, que pudo comprobar cómo ninguno de los dos candidatos son lo que la ciudad necesita para salir de este embrollo en el que ambos (partidos) nos han metido. Y un atentado contra la libertad de prensa en la ciudad. Porque hubo monopolio informativo y porque se vetó la presencia del resto de medios. Todo ello, perpetrado a cuatro bandas por ambos partidos, el Grupo Radio Gandia - y no es el primer ni el último caso protagonizado por la empresa de la que es gerente Paco Sanz - y Fomento. Así, un interesante debate sobre presupuestos y deuda quedó en un circo de descalificaciones, mala organización y, desde luego, ninguna vía de escape para los endeudados ciudadanos gandienses. Con decir que la única ganadora del debate fue su moderadora queda dicho todo...

     Més Gandia es la tercera de las candidaturas presentadas. Una extraña conjunción de Compromís (antiguo Bloc Nacionalista Valencià), EUPV, ERPV y algunos independientes. La coalición abarca, o trata de abarcar, aspectos como las personas, el desarrollo sostenible, la cultura y el medio ambiente. Con Lorena Milvaques como gran cara visible del partido o coalición, la formación se propone recuperar Gandia desde la indignación con un bipartidismo que más que servir a la ciudad se ha servido de ella. Habrá que ver, si llega el caso, cómo alguien que abarca tantos campos puede acabar cumpliendo con todos ellos sin crear susceptibilidades entre sus tantos y tan diferentes componentes.

     Guanyem Gandia está liderado por Eloi Pomar, ex de Iniciativa PV y de Podemos. La polémica ha acompañado a esta formación desde su mismo nacimiento. Algo lógico, visto lo visto. Desde el PP se le ha denominado escisión de Compromís; desde la oposición marca blanca del PP; y ellos mismos se han vinculado a Podemos, algo que ha quedado en entredicho con la presentación de la candidatura de Sí se puede Gandia, esta sí, nacida del germen de Podemos Gandia. Sea como sea, Guanyem está compuesto por ex militantes de varias formaciones diferentes, lo que hace también complicada la convivencia interna de miembros de ideologías tan diferentes. Su caso es muy parecido al del Partido Social de Gandia, PSdG, liderado por la ex socialista Mónica Richart. Como en los dos casos anteriores, el transfuguismo y el baile de siglas, ideologías y militancias deja boquiabiertos a los ciudadanos gandienses.

     UPyD está comandado por Fernando Gómez. La crisis nacional que sufre el partido y la aparición de Podemos y Ciudadanos, que están dándole bocados desde la izquierda y desde la derecha, amenazan seriamente su continuidad. A nivel local lo tienen todavía más complicado, pues ya en 2011 no consiguieron representación en el consistorio. Lo mismo le ocurre a Ciudadanos, aunque con matices diferenciadores. El partido está en claro auge a nivel nacional. Sin embargo, su clara vinculación - lógicamente negada por el partido - con Plataforma de Gandia, de Fernando Mut, puede hacer que Ciro Palmer se quede fuera del ayuntamiento o, como mucho, con una representación mucho menor que en otros lugares. Aquellos cuatro años de Mut en el último gobierno socialista de Orengo les va a pasar factura, sin duda. Sí se puede Gandia es la gran incógnita. Ha presentado su lista a un mes escaso de las elecciones y la falta de información y de conocimiento de sus candidatos, con Belén Sánchez como cabeza visible, jugará en su contra. No obstante, ha conseguido reunir las más de mil quinientas firmas necesarias para poder registrar su candidatura, algo notable en tan poco tiempo.

     Els Verds de Gandia es, quizás, la formación más valiente de todas las presentadas. En plena vorágine de transfuguismo político, cambios de nombres y de siglas de los partidos, de formación de coaliciones extrañas difíciles de sostener y de estrategias para simular ser quien en realidad no se es, el partido de Joan Francesc Peris ha apostado, por fin, por ir en solitario y poner las cartas sobre la mesa. Tras haber ido de la mano de EUPV, PSOE y Bloc, Peris salta sin red en busca de una representación en el consistorio que se presenta más reñida que nunca pero, tal vez - debido a la más que previsible dispersión de voto ante la aparición de tantas fuerzas nuevas -, también más posible que nunca. Desde luego, ¡sin riesgo no hay éxito!

     Hasta aquí el repaso a las nueve candidaturas a la alcaldía. Como ha quedado claro, el mapa político gandiense actual es difícil de descifrar e interpretar. Lo cual hace necesario que el ciudadano se informe sobre quién es quién. Sobre todo porque, vista la situación económica de la ciudad, en estas elecciones nos jugamos mucho más que nunca. Que Dios nos pille confesados...  


domingo, 16 de junio de 2013

Pedro Guerra celebra sus 30 años en la música en Gandia





     Pedro Guerra volvió a conmover al público de Gandia. Descalzó sus pies como en sus primeros años y fue dosificando los numerosos destellos de su innegable genialidad durante dos horas intensas y realmente emocionantes en el jardín de la Casa de la Marquesa. Sus toques de humor y sinceridad entre los temas aportaron más magia todavía a un recital que será recordado muchos años por todos los asistentes.

      Desde "Canciones" hasta "Cuando Pedro llegó" el músico de Güímar, Tenerife, islas Canarias, desgranó muchas de sus mejores composiciones a la vez que explicaba a la audiencia diversos aspectos de las mismas o de su propia vida. Las referencias a sus inicios con Taller Canario ("Nadie sabe" y "Contamíname"), a su tierra de nacimiento ("Siete puertas"), a Madrid ("Debajo del puente") y a su padre ("Papá cantó") fueron recurrentes a lo largo del concierto.
 
      Acompañado únicamente de su guitarra reivindicó la calidez de la gente canaria, rememoró la frialdad que sintió a su llegada a Madrid y recordó sus inicios en la capital en Libertad 8 ("Pasa"), donde comenzó a sentirse como en casa y también a hacerse más y más conocido semana tras semana. Sin duda, Libertad 8 fue para él en aquella época un refugio en el que "hace menos frío que en la calle".
 
      Además, el magnífico pero humilde cantautor tuvo tiempo de mostrar y tocar con la vieja mandolina de su padre (repleta de confeti en su interior, lo que utilizó para reflexionar irónicamente sobre algunos aspectos de la actualidad nacional) y también con un timple, instrumento típico canario con el que deleitó a los asistentes con el tema central de la banda sonora de la película "Mararía". "Raíz" volvió a ser un momento importante del recital, igual que "Ofrenda", tema que sirvió para que el tinerfeño comparara la festividad del uno de noviembre entre España y México, donde se celebra "de una manera mucho más especial y alegre que en nuestro país".
 
      Especialmente emotivos fueron los minutos en los que el de Güímar enlazó seguidas las canciones "Cuna vacía" y "La maestra", momento en que reflexionó sobre los niños robados, especialmente los de época franquista, cuando el colectivo de las maestras fue tan perseguido "por el delito de enseñar a leer y escribir a los niños para tratar de asegurarles un mejor porvenir". Sendos mensajes hacia la Iglesia, "que se negó a perder su poder en la educación de este país", y la monarquía, "que caerá por su propio peso" y que "está haciendo una gran labor por la III República", fueron ovacionados por la concurrencia.

     Y tuvo tiempo para referirse a la actualidad política europea. Así, dedicó "Mar de Mármara", otra de sus nuevas composiciones, a las cuatro víctimas de las manifestaciones en Estambul. Calificó al movimiento reivindicador del país euro-asiático como "el 15M turco; un 15M en el que hay muertos". 
 
      Entre la sinceridad, los guiños irónicos y los temas sensibles y humanos del maestro canario todo desembocó en un final de concierto en que sonó, como era de esperar, "Contamíname". Y en los bises llegaron, entre otras joyas, "Casas antiguas", tema capital para quien escribe estas líneas (de su letra salió el título de mi segunda novela, "Almas Suspendidas"), la dramática "El marido de la peluquera" y "Cuando Pedro llegó", también de notable importancia en la referida obra de un servidor.

     En un ambiente íntimo adornado por velas como ofrenda Pedro Guerra celebró en Gandia sus tres décadas en la escena musical. Desde aquí ya sólo cabe desearle otros treinta años más igual de exitosos y productivos para disfrute suyo y nuestro y que sus pies descalzos no tarden demasiado en volver a pisar uno de los escenarios gandienses. Maestro: ya te estamos esperando nuevamente. Gracias por tu música y tus maravillosas letras.



 

martes, 8 de febrero de 2011

Política en la ciudad ducal

     Mi estimada Gandia es una ciudad muy curiosa en muchos aspectos. En política, más todavía. En los últimos años se han visto en la ciudad ducal cosas tan increíbles que darían pie a cualquier buen novelista a escribir magnas obras de suspense que después serían best sellers con total seguridad.

     En unos meses los ciudadanos de esta magnífica ciudad deberán pasar por las urnas para elegir al gobierno que les representará durante los próximos cuatro años. Se nota en el ambiente que llegan las elecciones. Este es el panorama político gandiense tal y como lo ve un humilde servidor.

     El PSOE ha montado en torno a su candidato José Manuel Orengo un proyecto denominado “Gandia ens unix” al que han invitado a Joan Francesc Peris, líder de Els Verds. Esto no es nuevo en absoluto. Peris ya estuvo en el gobierno socialista en la legislatura 1999-2003. Después se fue a Izquierda Unida y luego a Nova Esquerra. Más tarde fundó Els Verds y se presentó en coalición con el Bloc Nacionalista Valencià. Como en las últimas elecciones se presentó en solitario y no sacó los votos suficientes como para ser concejal, ahora vuelve a formar parte del proyecto socialista, aunque no entrará en la lista electoral. Se ocupará de Medio Ambiente como regidor nombrado a dedo en el caso de una victoria socialista en las elecciones. Los estatutos de Gandia establecen que el gobierno de la ciudad puede nombrar a dos regidores a dedo, algo a lo que, en su día, se negó Joan Francesc Peris. En la actualidad estos dos regidores nombrados a dedo son Toni Durà y Néstor Novell.

     No pongo en duda la valía como político de Joan Francesc Peris. Incluso lo admiro como tal. Pero no cabe duda de que es un hombre que con tal de vivir a costa de la política es capaz de montar un partido político nuevo, hacer coalición con quien sea e incluso de pactar con quien haga falta. Una persona así puede llegar a infundir poca credibilidad porque nunca sabes qué chaqueta lucirá mañana.

     Lo mismo podemos decir del propio alcalde,  el candidato socialista, José Manuel Orengo. En su juventud era un empedernido derechista, muy amigo de Vicente Francville, que ocupó años después un escaño como diputado por el PP en Gandia. Más tarde, como político, entró en la candidatura del PSOE como independiente. Poco a poco le fue gustando la política y se hizo “socialista de toda la vida”. Pasó por varios departamentos del Ayuntamiento de la ciudad, hundiendo cada uno de ellos, especialmente el de Hacienda, hasta que llegó a ser el segundo de la lista, justo por detrás de “La nostra”, Pepa Frau. Acabó de alcalde de rebote con aquel pacto kafkiano con Bloc-Els Verds. Hoy, como ve complicado ganar las elecciones, se asegura mil votos de Els Verds incluyendo al partido de Peris en su lista. Ah! Y todo ello tras haber gobernado cuatro años con el ex-líder del PP, Fernando Mut, el mismo que casi fue alcalde en el 2003.

     El candidato por el Bloc Nacionalista Valencià todavía es Josep Miquel Moya. Y digo todavía porque es un secreto a voces que tras las elecciones volverá a su trabajo anterior y dejará la política. Quiso ser alcalde en 2003 alegando que Gandia había pedido un cambio en el gobierno. Pero el PSOE estuvo muy listo quitando a Pepa Frau de enmedio y Moya tuvo que conformarse con ser socio de un gobierno tripartito PSOE-Bloc-ELs Verds. El número dos de la lista del Bloc es Facund Puig, ex alcalde de Bellreguard por el PP. Otro ejemplo más de las cosas tan fantásticas que pasan en Gandia.

     Izquierda Unida-La Unitat-Verds es un bonito proyecto liderado por Xavier López. Digo bonito por decir algo, porque de semejante amalgama de partidos pequeños nunca se sabe qué es lo que va a terminar saliendo.

     Vamos con la derecha. El PP presenta como candidato a la alcaldía a Arturo Torró, esbirro del alcalde de Xátiva y presidente de la Diputación de Valencia, Alfonso Rus, el hombre que llamó burros a sus propios votantes y gilipollas a los profesores y a los periodistas. Torró fue presidente de un Centro Histórico de Gandia que respiró cuando dejó su cargo por incompatibilidad con su nuevo puesto como máximo dirigente del PP en esta ciudad. Éste es otro ejemplo más de político que genera desconfianza. Desde el PSOE se alegran de que sea el candidato del PP porque eso les ayudará a volver a gobernar otros cuatro años más.

     Rosa Fuster es un caso parecido al de Joan Francesc Peris. Digo parecido porque no es lo mismo valer como político que no valer para ello. En el resto, como Peris. Fundó GIVAL y se puede presentar en solitario, en coalición con el PP o con el partido valencianista de la derecha. Como Torró la necesita para contrarrestar los mil votos que Peris le va a dar al PSOE es casi seguro que acuerden una lista conjunta PP-GIVAL. Gandia une también a la derecha, tal y como pueden ver.

     PdG, Plataforma de Gandia, presenta como candidato a la alcaldía a su creador, Fernando Mut. Un hombre que pasó de ser casi-alcalde con el PP a ser el teniente alcalde y regidor de Urbanismo de la mano del socialista Orengo. Y todo por fastidiar a su ex-partido. Ahora apaga un fuego en el seno de su partido que puede afectar al propio gobierno de la ciudad. Su número dos, Javier Soldevila, ha presentado una denuncia penal contra Mut por falsificación de documento público. No voy a entrar en algo privado de la PdG. Solo diré que es otro partido en quiebra debido a sus malas estructuras de base.

     Resumiendo, que me alargo en exceso. En los últimos años hemos tenido en Gandia:
- un alcalde que no era ni el candidato de su propio partido.
- coaliciones electorales o de gobierno entre grupos que no pegan ni con cola.
- personajes de derechas que pasan a integrar partidos de izquierda.
- personas que se oponen al estatuto que permite designar a dos regidores a dedo y que luego pactan ser ellos mismos esos regidores.
- pequeños partidos que aún así pueden ser decisivos de cara al futuro gobierno y que sacan partido de ello pidiendo a cambio lo que les da la real gana.

    Visto lo visto, a los políticos, Gandia les une. Lástima que no los una para hacer un buen gobierno sino para sacar una buena tajada personal. Con todo lo explicado en este artículo, ¿alguien se atreve a descartar la idea de que el próximo alcalde de Gandia pueda ser hasta Facund Puig, el número dos de la lista del Bloc Nacionalista Valencià? ¿Se fijará Woody Allen en la política gandiense para hacer su próxima comedia de enredo y de paso dará a conocer al mundo los entresijos de nuestra querida ciudad, Gandia?