LIBROS

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lunes, 30 de junio de 2014

Resumen literario de enero a junio de 2014





     Llegan las vacaciones estivales y es el mejor momento para resumir lo que llevamos de año en lo que al mundo literario se refiere. Como siempre, hablaré primero de mis propios proyectos y pasaré después a enumerar mis diez mejores lecturas a modo de recomendación como lecturas veraniegas. Lo que llevamos de 2014 está siendo muy atractivo en todos los sentidos.

     A nivel personal ha habido dos novedades importantes. En primer lugar, en marzo, vio la luz Jungleland. Las 50 mejores entradas (2011-2013). Se trata de una recopilación de los 50 mejores artículos publicados en mi blog personal. En ella podréis encontrar reseñas de libros leídos durante esos tres años de actividad bloggera, críticas de películas y música, algunos escritos sobre deporte y artículos sobre los temas más interesantes en cuanto a política (nacional e internacional) se refiere. El libro está disponible en versión digital a un precio de 0,89 euros y en papel, por solo 4,94 euros. 




     La otra novedad apareció a renglón seguido. Con motivo del Día del Libro o Sant Jordi, y una vez finalizado el contrato editorial que me unía a Ediciones Hades, publiqué la segunda edición de El Círculo de las Bondades, novela que rinde homenaje a Irena Sendler, salvadora de 2500 niños judíos del gueto de Varsovia durante la Segunda Guerra Mundial. Es una edición reescrita, corregida y mejorada que ya está haciendo las delicias de quienes se han hecho con un ejemplar. Mejor escrita y presentada, con papel y tamaño de letra más atractivos e incluso más barata que la anterior pese a ser de mayor formato.

     La novela sigue funcionando bien tanto en formato digital, a un precio de 2,68 euros, como en papel, por 19 euros. Sus 540 páginas narran las vicisitudes que hubieron de pasar Irena y sus compañeros de aventura (muy peligrosa aventura, por cierto) para salvar a todos esos niños, corazones tiernos condenados a muerte por el III Reich, así como las formas de vida de los judíos encerrados entre ese atroz muro que los apiñó en espera de ser asesinados allí mismo o en los campos de concentración y exterminio.

     La aparición tanto de Jungleland. Las 50 mejores entradas (2011-2013) como de El Círculo de las Bondades ha retrasado el que sigue siendo mi proyecto más inmediato: terminar de contar la historia de Irena en un segundo libro que está todavía algo retrasado. Pero, como siempre se dice, las prisas nunca son buenas consejeras, por lo que me lo estoy tomando con mucha paciencia. Algo de lo que ya os habréis dado cuenta. Tranquilos: sé que estoy en deuda con muchos de vosotros y mi propósito es saldarla en forma de una novela que ha de ser la mejor de las escritas por mí hasta ahora.

     


     Y, ahora sí, en la segunda parte de esta entrada, paso a hablar de mis diez lecturas preferidas de lo que llevamos de año. Como siempre digo, se trata de los libros que más han gustado de los leídos hasta la fecha, lo cual no quiere decir que todos ellos sean novedades. Como veréis, en la lista hay algún que otro clásico. No solo de novedades vive el lector, claro.

10: El síndrome del delfín. Ramón Cerdá. El fantasma de los sueños. 2013.
09: Quedaos en la trinchera y luego corred. John Boyne. Nube de tinta. 2013.  
08: El hereje. Miguel Delibes. Círculo de Lectores. 2013.
07: Lo que encontré bajo el sofá. Eloy Moreno. Espasa. 2013.
06: Intemperie. Jesús Carrasco. Seix Barral. 2013.
05: El sueño del celta. Mario Vargas Llosa. Alfaguara. 2010.
04: El mundo de Sofía. Jostein Gaarder. Siruela. 1991.

     En el número 3 de la lista he colocado a La ladrona de libros. Markus Zusak. Lumen. 2007. La novela se ha puesto de actualidad hace unos meses gracias a la película, de mismo título, basada en ella. Una historia conmovedora, costumbrista y dramática a partes iguales digna de aparecer en el pódium de esta lista.

     En el número 2 se sitúa la recientemente publicada Cartas a Palacio. Jorge Díaz. Plaza & Janés. 2014. El autor hispano-portugués se convierte así en un referente para quien os escribe. La justicia de los errantes (2012) ya fue mi lectura preferida de 2013. Un escritor a seguir muy de cerca. Una auténtica delicia.

     Y en el número 1, otra de mis debilidades en los últimos años. Si en 2012 ya arrasó con La leyenda del ladrón, ha vuelto con más fuerza si cabe en este 2014. El paciente. Juan Gómez-Jurado. Planeta. 2014. Una historia que me robó muchas horas de sueño pocas semanas después de su publicación. Si te gustan las emociones fuertes, este es tu libro.


  

     Y esto es todo por el momento. Como sabéis, Jungleland también se toma unas merecidas vacaciones estivales. Pasadlo bien y leed mucho. Feliz verano. Nos leemos, si Dios quiere, en septiembre...



lunes, 23 de junio de 2014

Cartas a Palacio. Jorge Díaz. Plaza & Janés. 2014. Reseña





     Las casualidades no existen. Todo ocurre por alguna razón, por extraña que esta nos parezca en un principio. En plena Gran Guerra, una carta de una pequeña francesa pidiendo ayuda a Alfonso XIII para tratar de dar con su hermano, desaparecido en el frente, puso en marcha la primera gran misión humanitaria de la historia. El Borbón, conmocionado e impresionado por el trágico cariz que estaba tomando la contienda, decidió crear la Oficina Pro-Cautivos, que se ocupó de tratar de dar respuesta al aluvión de cartas que empezaron a recibirse en Palacio.

     Jorge Díaz rinde homenaje en Cartas a Palacio a algunas de las personas, desde funcionarios hasta voluntarios anónimos, que se ocuparon de reunir a familias destrozadas por la guerra, de procurar el buen trato de los prisioneros y hasta de confeccionar listas de intercambios de cautivos entre los bandos contendientes. La neutralidad española en el conflicto hizo posible la puesta en marcha de tan loable operación.

     La novela se inspira en hechos reales, aunque, como es lógico, en ella se mezclan realidad documentada y ficción. Y si hay alguien en nuestro país capaz de unir ambas partes con gran maestría ese es, sin duda, Jorge Díaz. Lo demostró en 2012 con La justicia de los errantes, novela que narra el viaje americano de los líderes anarquistas Durruti y Ascaso, la cual situé como la mejor leída por servidor en el pasado año, y lo ha vuelto a hacer con Cartas a Palacio.

     El tercer trabajo literario de Díaz - dejando de lado guiones de series televisivas tan conocidas como Hospital Central -, nos puede servir para conocer un poco mejor al último rey Borbón, Alfonso XIII. Pero también para adentrarnos en el Madrid de hace justo un siglo y el ambiente que allí se respiraba: los lujos monárquicos y aristocráticos frente a la decadencia de los arrabales, como el barrio de Las Injurias; la consolidación del movimiento anarquista; la confrontación entre germanófilos y aliadófilos; y las distintas actitudes de los ciudadanos ante una guerra lejana pero que, como en tantos casos, sirvió a muchos para hacer negocios a costa de las desgracias ajenas.

     Los personajes centrales de la trama están diseccionados al milímetro: desde el propio Alfonso XIII hasta el anarquista Manuel Campos, pasando por el médico militar y encargado de la Oficina Pro-Cautivos, Álvaro Giner, amigo personal del rey, y Blanca Alerces, joven aristócrata que deja plantado a su novio el día de la boda para tomar las riendas de su vida y no obedecer a los convencionalismos de la época. Así, el autor nos presenta a un monarca que, sin estar cerca de su pueblo, se conmueve ante la barbarie de una guerra injusta y decidida por cuatro generales con pocos escrúpulos. Odiado por muchos, entre ellos por el trabajador de la Oficina Manuel Campos, defenderá la neutralidad en el conflicto ante determinados sectores interesados en que España entrara en guerra para sacar mayor provecho todavía de la situación.

     El anarquista deberá decidir entre lo que está bien y lo que está mal. Pronto se distanciará de su círculo de amigos al comprender que el trabajo realizado en la Oficina Pro-Cautivos no debe ser interrumpida por nada ni por nadie. Aunque, para ello, haya de poner en riesgo su propia vida oponiéndose a las órdenes recibidas de parte de sus amigos. Álvaro Giner, amigo personal del rey, que se hace cargo de la Oficina casi sin querer, por designio del monarca, acabará trabajando casi sin descanso en una causa que entiende justa y necesaria.

     No obstante, la gran protagonista de la novela, ya desde la portada del libro, es Blanca Alerces. Pese a su juventud y a la oposición de su madre, se apoyará en su padre, un hombre adelantado a su tiempo, para comenzar a tomar decisiones trascendentales en su vida: trabajar, conducir, vivir su propia existencia en definitiva. Será el nexo de unión de casi todos los personajes de la trama, influyendo en cada uno de ellos y en la propia historia. Una mujer sin duda progresista y defensora a ultranza del papel de la mujer en la sociedad, aunque sin caer en excesivos radicalismos, que conocerá el amor y el desamor por igual en un mundo bullicioso incluso en temas sexuales. Una chica con las ideas muy claras y capaz de comprometerse con su trabajo en la Oficina con un sentido de la responsabilidad realmente digno de alabar. Sobre todo, en alguien de su posición social.

     En definitiva, nos encontramos ante una novela coral, con múltiples personajes y escenarios, que terminan por enlazarse de forma magistral, sin encorsetamientos incómodos, y construida y narrada con la maestría propia de un guionista de gran nivel. De hecho, en unos meses, en 2015 a más tardar, podremos ver su adaptación televisiva en forma de serie. El grupo Boomerang TV y la productora Portocabo ya trabajan en ella. La serie amenaza con ser todo un éxito. Puede que estemos ante la novela del año. Allá tú si no aceptas mi recomendación de leerla...


  


lunes, 16 de junio de 2014

El hereje. Miguel Delibes. Círculo de Lectores. 2013. Reseña





     Quince años después de su publicación original por Ediciones Destino, y tres más tarde de la muerte del autor, Círculo de Lectores editó el pasado año una edición de lujo conmemorativa del décimo quinto aniversario del lanzamiento de la última obra publicada por el genial escritor vallisoletano. La incursión de Delibes en la novela histórica constituyó toda una novedad en su momento. Y logró una descripción magistral de cómo fue su ciudad natal cuatro siglos antes.

     Cipriano Salcedo es el protagonista de la novela. Dos hechos marcarán su vida desde el mismo día de su nacimiento: su madre fallece pocas horas después del parto a causa de unas fiebres y su padre le considera por ello un parricida, lo que origina su eterno odio; y la coincidencia de todo lo anterior con la publicación de las 95 tesis de Witternberg a las puertas de la catedral alemana. Su padre, por quitárselo de encima y como acto de venganza, lo interna en un colegio de niños expósitos de la capital vallisoletana, separándolo de Minervina, la joven que lo había amamantado y cuidado desde la muerte de su madre.

     La tierna juventud de Cipriano cuenta únicamente con el amor de Minervina y la atención de Ignacio, oidor de la Chancillería de Valladolid y tío suyo - hermano de su padre -, quien lo toma como hijo propio al carecer de descendencia. Este hecho se verá reafirmado al fallecer Bernardo Salcedo, el padre de Cipriano. El joven se verá forzado a madurar de forma precoz ante las desgracias que se suceden en su vida. Eso sí, como hijo único, hereda todas las posesiones y negocios de su padre, pudiendo llevar una vida cómoda al menos en lo económico. 

     En uno de sus viajes por sus posesiones conoce a Teodomira, apodada la reina del Páramo al ser considerada la mejor esquiladora de la región del Páramo. Acaban casándose e incluso serán felices unos años, hasta que la obsesión de su esposa de ser madre chocará frontalmente con la escasa fertilidad de los hombres de la familia Salcedo. La obsesión se convertirá en enfermedad y la convivencia será casi insoportable hasta el internamiento de la enferma en un hospital. 

     Pese a su gran visión de los negocios - amplía enormemente las riquezas heredadas en pocos años -, su corazón está vacío. Y sus contactos con la familia Cazalla - el párroco Pedro, el doctor Agustín y Leonor de Vivero, madre de ambos, personajes todos ellos reales de la Valladolid y sus alrededores del siglo XVI, que aparecen también en otras geniales obras ambientadas en la época, como La conspiración de Yuste, del gran escritor extremeño Víctor Fernández Correas - le permitirán ir adentrándose en el círculo luterano de la ciudad. 

     Su discreción y su fe inquebrantable en las enseñanzas de Lutero harán que los Cazalla vean en él un vehículo óptimo de cara a viajar hasta Alemania y reunirse con Melanchton, seguidor de las enseñanzas de Lutero a la muerte del precursor de la doctrina de la bendición de Cristo, de la crítica de los sacramentos imperantes y defensor de la inexistencia del purgatorio y la necesidad de terminar con viejas supersticiones como la venta de indulgencias. Esa nueva espiritualidad llenará de verdad el corazón y la vida de Cipriano.

     Los diecisiete capítulos de la novela explican detalladamente las inmorales prácticas inquisitoriales, sus inhumanos métodos de tortura, la estancia de los herejes en sus cárceles, el desarrollo de los autos de fe contra ellos e incluso el inapelable cumplimiento de las condenas. Asimismo, el clima y el entramado social de la Valladolid del siglo XVI está descrito magistral y minuciosamente, al igual que las estancias y los ambientes. En sus tres partes - los primeros años, la herejía y el auto de fe - Delibes nos cuenta cómo cayó el primigenio núcleo luterano de la por entonces capital castellana.

     La novedad de la inclusión de Delibes en el género histórico se ve acompañada de las características que tuvo el genio castellano del siglo XX a lo largo de su extensa obra: un lenguaje sencillo y coloquial, una continua aparición de motes o malnombres de los distintos personajes y una exquisita descripción psicológica tanto de cada uno de los personajes como de la sociedad de la que estos formaron parte. En definitiva, una novela absolutamente recomendable que todo el mundo debería conocer y disfrutar.          
       

jueves, 5 de junio de 2014

Born in the USA. Reflexiones en su trigésimo aniversario





     Cuando escribo sobre algún trabajo musical suelo hacerlo desde la información, el conocimiento y la documentación previa sobre el disco en sí. En este caso he rehusado este método, pues me apatece reflexionar y divagar sobre él sin nombrar apenas sus canciones, su producción y su método de grabación y trabajo. Este es un artículo diferente. Voy a exponer mis recuerdos y mis sentimientos acerca de un LP legendario y, en mi opinión, sobrevalorado y sacado de contexto. No voy a escribir con la cabeza sino con el corazón. Porque creo que la ocasión lo merece. Allá voy.

     Han pasado treinta años. Treinta. Mis recuerdos de aquello son algo ambiguos. No sé si en realidad son recuerdos o únicamente cosas que he leído y escuchado a través de los años. Trataré de ser lo más sincero posible, con vosotros - que me estáis leyendo - e incluso conmigo mismo - que os escribo -. Treinta años. Son muchos años. Sobre todo para alguien que tenía apenas nueve cuando algo tan grande como Born in the USA entró en su vida.

     Conocí a Bruce con este disco, gracias a una prima tres o cuatro años mayor que yo que se volvió loca por él y por su música con estas canciones. Reconozco que yo estaba en aquella época a otras cosas. En España triunfaba La Unión, con su disco Mil siluetas, que incluyó temas también míticos como Lobo-hombre en París o Sildavia. El grupo español, representante de la Movida madrileña junto a otras legendarias formaciones - Gabinete Caligari, Nacha Pop, Los Secretos, Burning, Radio Futura o la mismísima Alaska - había acabado con la supremacía del Thriller de Michael Jackson, que había arrasado la escena musical a nivel mundial.

     Pues bien, de entre los zombies, las largas coletas y las caras pintadas (o demacradas) del momento surgió él, un guitarrero musculoso que vestía vaqueros y camisetas sin mangas y enardecía a las masas con sus movimientos de caderas. Porque Bruce no es Elvis, pero que le digan a más de una cómo mueve las caderas - y más todavía hace treinta años -. Las imágenes de aquella gira, con estadios repletos de gente día sí y día también, todavía agitan mi cerebro. De alguna manera, a mis inocentes nueve años, sentí que algún día formaría parte de aquella marabunta humana rockera. Gracias a mi prima, por cierto, esté donde esté.

     En plena Guerra Fría Born in the USA, el tema que dio título al disco, fue muy mal entendido por la sociedad. Así que lo que en realidad fue una crítica exacerbada a los gobiernos estadounidenses de los últimos años fue tomado como un himno patriótico. Los mismos jefes de campaña de Ronald Reagan optaron por esta canción como promoción de su candidatura. Nada más lejos de la realidad. Lo que Bruce hizo con el tema fue un homenaje a la lucha diaria de todos los trabajadores de su país que perseguían el sueño americano.

     Ni que decir tiene que yo, un españolito de solo nueve añitos, también sucumbí a la banderita de barras y estrellas. Cómo no. Era la época de E.T. El extraterrestre, de Superman y de los controvertidos JJ.OO. de Los Ángeles. También de la carrera espacial entre los USA (los buenos) y la URSS (los rusos, es decir, los malos). Y a mí Vietnam me sonaba solo por algunas películas que ni siquiera había visto todavía porque no eran toleradas para menores - Apocalypse now, Air America, El regreso, El cazador y, por supuesto, ¡la archi famosa Rambo! -. En fin, que no fue difícil americanizarme

     Sí, 1984 fue un año que cambiaría mi vida para siempre, aunque yo no tenía ni idea entonces. Conocí a Springsteen, vi por primera vez jugar al baloncesto a un tal Michael Jordan, asisití (televisivamente hablando, a mis primeros JJ.OO.) y salió al mercado un disco en vivo, grabado en Red Rocks (Denver, Colorado), tras una devastadora tormenta, de unos irlandeses que se hacían llamar U2. Casi nada. No está nada mal la mezcla, ¿verdad? ¡Como para no cambiar!

     Pero volvamos al Boss y a su Born in the USA. Decir que es su disco más relevante y que su canción homónima es la más conocida aporta poco nuevo. Sin embargo, esto es así solo para el gran público, es decir, para los simples fans o conocedores de Springsteen. Porque si preguntamos a los entendidos y a los super-fans, a aquellos que no dudan en tomar autobuses, trenes o aviones para verle decenas de veces (o incluso centenas en muchos casos - y no exagero: conozco algunos casos así ) la respuesta no es la misma prácticamente nunca.

     Ni la canción ni el disco son los preferidos de sus fans de verdad. Algo que resulta extraño para la mayoría de mortales. ¿Por qué esto es así? Podría haber múltiples respuestas. Pero, por no alargarme en exceso, me quedo con una explicación (que no tiene por qué ser la más válida de todas, pero seguramente sí será compartida por muchos de vosotros): quien de verdad ama y conoce al Boss sabe que se trata de un tipo auténtico, directo y nada artificioso. Y, dejando de lado las letras (magníficas) de las canciones, en varios casos mucho más cercanas a Nebraska, su disco folk inmediatamente anterior, Born in the USA resulta demasiado producido, demasiado comercial. El incesante uso de los sintetizadores le dieron al trabajo un marcado carácter comercial que lo alejó de la línea marcada por el músico desde sus inicios. Nada que ver con sus anteriores discos, desde luego.

     En definitiva: sin negar la inmensa calidad del disco, Born in the USA demuestra una vez más que no tienen por qué coincidir las ventas y la valía real de un trabajo. Es más, estas suelen ir juntas de la mano en muy contadas ocasiones. Probablemente esta cuestión explique que, pese a contar con algunas de sus canciones más conocidas, rara vez suenan en directo. Y, de hacerlo, son tocadas de forma más rockera  e improvisada que como aparecieron en su día en el disco, hace ya treinta años. 

     Como veis, no he hablado de las doce canciones que formaron parte del LP. Son muy conocidas. Pero, por si acaso, os dejo el disco entero para quien se anime a escucharlo. Quizás podáis darme la razón el algunas cosas; a lo mejor me las rebatís. Así es la música y así es la vida. En cualquier caso, larga vida al Boss y al rock and roll...  




       

lunes, 2 de junio de 2014

Kamikaze vs. Ocho apellidos vascos: el cine español está de moda





     El cine español está de moda en este inicio del 2014. Y por méritos propios sin ningún género de duda. Ocho apellidos vascos ha sido la película más vista en nuestro país durante los dos meses siguientes a su estreno (14 de marzo), imponiéndose a los monstruos llegados desde el otro lado del charco (hasta que la pasada semana irrumpió Godzilla). Y se ha convertido en el film más taquillero de la historia del cine español, superando al omnipotente Torrente. Más de 50 millones de euros en recaudación la avalan.

     Dos semanas después, el 28 de marzo, adelantándose dos semanas a los pronósticos iniciales, se estrenó Kamikaze, película que pese a pasar más desapercibida no está exenta de calidad, superando incluso, en mi opinión, a la anterior. No obstante, no ha superado los 2 millones de euros en recaudación. El presente artículo se propone demostrar, una vez más, que lo más taquillero no tiene por qué ser lo mejor, que el márketing es cada vez más importante en la sociedad en que vivimos y que en la mayoría de las ocasiones la calidad no tiene nada que ver con la cantidad. Y es que más vale caer en gracia que ser gracioso.

     Ambas tienen algunos rasgos en común: una producción plenamente española, la presencia de Carmen Machi como protagonista y el patrocinio y la participación, entre otros, de estudios televisivos españoles (Telecinco y Antena 3 respectivamente). A partir de ahí, observamos también múltiples diferencias. A saber: unas campañas de márketing que nada tienen que ver la una con la otra (bombardeo masivo de Ocho apellidos vascos, sobre todo por parte de Telecinco, y cautela y austeridad con Kamikaze); el uso de chistes fáciles (typical spanish) por parte de la primera y la inteligencia en el caso de la segunda; y distintas distribuidoras (Universal Pictures y Warner Bros).

     Las dos películas están bien planteadas y organizadas. Tanto Emilio Martínez-Lázaro (La montaña rusa o Las trece rosas) como Álex Pina (series televisivas como El barco o Los hombres de Paco) demuestran temple y maestría en sus direcciones. No obstante, en mi opinión, los finales de ambas son predecibles y excesivamente sensiblones, tirando por tierra buena parte del trabajo anteriormente realizado. Una verdadera pena.

     Personalmente, me quedo con Kamikaze. Pese a un final que debería haberse mejorado pienso que aporta mucho más al espectador. Ocho apellidos vascos es divertida y entretenida. Kamikaze, además de igualar a la anterior, es además más reflexiva, más introspectiva. Recupera muchos valores que creo se están perdiendo en la actualidad y que merece la pena recordar siempre. Y la frase de Alterio "por mucho que hayas sufrido, hijo, siempre hay alguien que sufre más que tú. Y no quedan más que dos opciones: o pudrirte por dentro o bailar al ritmo de la vida" es tan realista como aconsejable de cumplimiento.           




     En Ocho apellidos vascos Dani Rovira está gracioso y Clara Lago preciosa. Pero quienes salvan el film en realidad son Carmen Machi, magistral, y Karra Elejalde, que borda su papel de vasco intransigente. Sin embargo, en Kamikaze descubrimos a un protagonista que desde el primer plano se nos hace absolutamente realista. El canario Álex García interpreta al terrorista Slatan de forma totalmente convincente. Tanto que cuesta creer que sea canario y no ruso o checheno. ¡Chapeau por él!

     Al margen de la soberbia interpretación de Álex García, el film cuenta de nuevo con una gran Carmen Machi y un amplio elenco de buenos actores que cumplen con sus papeles a la perfección. Como he referido con anterioridad, solo un final sensiblero y predecible impiden a Kamikaze el calificativo de obra maestra del cine español. 

     En definitiva, un par de buenas películas españolas que hacen que nuestro cine esté nuevamente de moda. Con similitudes y diferencias. Con mayor o menor temple. Con más o menos herramientas de márketing. Con mayor o menor calidad. Pero dominando las taquillas y las salas. Eso sí, si la vida fuera justa Kamikaze debería haber superado en público y recaudación a la todopoderosa Ocho apellidos vascos. Lo dicho: vale más caer en gracia que ser gracioso. En cualquier caso, valdrá la pena ver el próximo enero la nueva edición de los Premios Goya 2015. Hasta entonces, disfrutemos y apoyemos al cine español...