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lunes, 9 de noviembre de 2020

Doña Perfecta. Benito Pérez Galdós. Cátedra. 1984. Reseña

 




    A empujones, a trozos, como iba saliendo, pero sin dificultad. Así confesó haber escrito Galdós esta novela a su gran amigo Leopoldo Alas Clarín. Publicada originariamente en cinco entregas, entre marzo y mayo de 1876, en La Revista de España, Doña Perfecta levantó tan gran expectación que acabó siendo publicada como libro ese mismo mes de mayo, agotando su primera edición en apenas unas semanas. Junto al resto de sus obras de la década de 1870 --por ejemplo, Marianela, ya reseñada en este blog--, esta crónica de la tragedia de España, que finalmente llegaría con la Guerra Civil, forma parte de las denominadas novelas de tesis de Galdós. Orbajosa, ciudad imaginaria inventada por el genio canario, es el escenario de las luchas entre el tradicionalismo radical, representado por Doña Perfecta y el resto de personajes, y la modernidad, encarnada por su sobrino, Pepe Rey. Una lucha sin cuartel desde la misma llegada al pueblo del sobrino de la mujer que da título al libro.


    Si hay una palabra que define a la perfección la temática de la obra es, sin duda, la intolerancia. En torno a Doña Perfecta, la rica del pueblo, se reúnen el alcalde, el canónigo, el juez y el resto de personajes influyentes del lugar, todos ellos representantes de esa España atrasada --en todos los ámbitos posibles-- que se agarra al pasado para no progresar ni dejar progresar a quienes sí lo desean. La llegada al pueblo de Pepe Rey unirá definitivamente a la Orbajosa tradicionalista con el único objetivo de derrotar, mediante la hipocresía, el fanatismo y la violencia, al recién llegado y a sus ideas de apertura a una Europa que parecía vivir a varios años luz de nuestro país. Ni la gran inteligencia ni la amplitud de miras de Rey le servirán para hacer frente a ese grupo de personas rancias, católicas y falsas. Su amor por su prima Rosario, hija de Doña Perfecta, con quien desea casarse lo más pronto posible, es el único motivo por el cual no abandona el pueblo y sigue luchando con todas sus fuerzas.


    En Orbajosa se apuesta por atacar los avances europeos que algunos tratan de introducir en nuestro país vía Madrid. Por eso, Doña Perfecta es una historia de lucha, la primera novela social de un Galdós que por aquella época ya daba muestras de que iba a ser uno de los grandes escritores españoles de finales del siglo XIX y principios del XX. Las guerras carlistas, que anticiparon la Guerra Civil del siglo siguiente, constituyen buena parte del fresco que pinta el autor sobre una España resquebrajada, en la que la idea de las dos Españas estaba ya plenamente vigente. En la parte final de la novela todo se radicaliza. Y esas guerras carlistas, con las partidas que se formaban en muchos pueblos en contra del gobierno central, cambiarán el panorama en un pueblo en el que ya nada podrá ser lo mismo. Porque, cuando se cruzan las líneas rojas, ya no es posible dar marcha atrás. Y echar hacia adelante llega a antojarse todo un milagro.


    Juan Rey, padre de Pepe, ha acordado con su hermana, Doña Perfecta, el matrimonio entre sus hijos, Pepe y Rosario. No obstante, cuando el joven llega al pueblo se encuentra con un ambiente muy hostil. Las disputas del canónigo don Inocencio, su sobrino Jacinto y Doña Perfecta con Pepe Rey van in crescendo a lo largo de la acción de la historia. Así describe Pepe sus primeras impresiones sobre lo que ve: desde la entrada del pueblo hasta la puerta de esta casa he visto más de cien mendigos. La mayor parte son hombres sanos y aun robustos. Es un ejército lastimoso, cuya vista oprime el corazón. No le vendrían mal a Orbajosa media docena de grandes capitales dispuestos a emplearse aquí, un par de cabezas inteligentes que dirigieran la renovación de este país, y algunos miles de manos activas. A lo que el canónigo don Jacinto le responde: váyanse con mil demonios, que aquí estamos muy bien sin que los señores de la Corte nos visiten, mucho mejor sin oír ese continuo clamoreo de nuestra pobreza y de las grandezas y maravillas de otras partes: arados ingleses, trilladoras mecánicas y más majaderías. 


    Los planes de don Inocencio son casar a su sobrino Jacinto, gran estudiante de derecho, con Rosario, la hija de Doña Perfecta. La llegada de Pepe Rey pone en peligro la consecución de dicho plan. De ahí que el canónigo se las arregle siempre para afear la conducta y los pensamientos de Pepe para contrarrestarlos con los de un Jacinto que busca la oportunidad de su vida para ser rico y vivir a placer. Aunque Doña Perfecta ha acordado el matrimonio entre Rosario y Pepe para salvaguardar las riquezas familiares, se siente atacada por todo aquello que significa su sobrino: símbolo del progreso tecnológico como ingeniero que es, amenaza con desmontar el sistema de vida de los orbajenses, orgullosos fieles de su pasado, sus grandes héroes y sus ajos, los más famosos del mundo según ellos mismos. Y la pobre Rosario se debate entre el amor filial hacia su madre y el amor pasional hacia su prometido. Unas dudas que, acrecentadas por el cariz de los acontecimientos, alteran su sistema nervioso y su estado mental.


    ¿Por qué antes no sabía mentir, y ahora sé? ¿Por qué antes no sabía disimular y ahora disimulo? ¿Soy una mujer infame? Esto que siento y que a mí me pasa es la caída de las que no vuelven a levantarse... ¿He dejado de ser buena y honrada? Yo no me conozco. ¿Soy yo misma o es otra la que está en mi sitio? ¡Qué de terribles cosas en tan pocos días! ¡Cuántas sensaciones diversas! ¡Mi corazón está consumido de tanto sentir! Y, todo este sufrimiento, por culpa de su madre, todo un símbolo de la intolerancia, religiosa y civil, y arquetipo de la inflexibilidad y el absolutismo, a la que Galdós define así: su carácter duro y sin bondad, en vez de nutrirse de la conciencia y de la verdad revelada en principios tan sencillos como hermosos, busca su savia en fórmulas estrechas que sólo obedecen a intereses eclesiásticos. Para que la mojigatería sea inofensiva, es preciso que exista en corazones muy puros. Pero no es el caso de esta mujer. Una mujer con dos caras bien diferenciadas.


    Orbajosa, como el también ficticio Socartes de Marianela, representa a las mil maravillas a esa España profunda, anclada en su pasado, en donde nunca pasa nada y no existen las vidas intelectual y económica. Un lugar en el que alguien como Pepe Rey se aburriría y del que, por tanto, saldría corriendo. La figura del falso historiador, don Cayetano, que introduce Galdós en la novela, representa no lo mejor --las nuevas virtudes-- sino lo peor --los eternos defectos-- de la España del momento. Aún asi, Pepe no huye. Y no lo hace por un gran motivo: porque está enamorado. Y así se lo hace saber a Rosario: sé todo lo que tenía que saber: sé que te quiero; que eres la mujer que desde hace tiempo me está anunciando el corazón, diciéndome noche y día... ya viene; ya está cerca; que te quemas... Y Rosario comparte sus sentimientos, afirmando que te quiero desde antes de conocerte. Lo cual la lleva, aunque sea interiormente, a enfrentarse a los duros preceptos de su madre. 


    En una de las escenas más dramáticas de Doña Perfecta la susodicha trata a Pepe Rey de bárbaro, salvaje y hombre que vive de la violencia por el hecho de estar atropellando un hogar, una familia y a las autoridades humana y divina, a lo que su sobrino le responde que soy manso, recto, honrado y enemigo de violencias; pero entre usted, que es la ley, y yo, que soy el destinado a acatarla, está una pobre criatura atormentada --Rosario--, un ángel de Dios sujeto a inicuos martirios. Este espectáculo, esta injusticia, esta violencia inaudita es la que convierte mi rectitud en barbarie, mi razón en fuerza, mi honradez en violencia; este espectáculo, señora mía, es lo que me impulsa a no respetar la ley de usted; lo que me impulsa a pasar sobre ella, a atropellar todo. Una escena descarnada, sin vuelta atrás, violenta --en lo verbal-- que, en cierto modo, nos llega a recordar a Romeo y a Julieta. Porque, a veces, el amor no basta para que venzan los buenos. Y esta novela es un claro ejemplo de ello.    


  

martes, 2 de abril de 2013

Julio Anguita. Combates de este tiempo. Editorial El Páramo. 2012




     Decir que Julio Anguita es uno de los referentes políticos de nuestro país durante los últimos treinta años es de perogrullo. El libro que reseño a continuación es un resumen de cartas, disertaciones, conferencias, comparecencias en el Congreso de los Diputados, cartas abiertas y escritos internos de IU del que fuera líder del PCE y del referido partido izquierdista. Un compendio de su pensamiento político en su sentido más amplio. En definitiva, un repaso a los temas más controvertidos de las últimas cuatro décadas en España, Europa y el mundo. Una lectura obligada para todos los ciudadanos: mayores y jóvenes, de "izquierdas" y de "derechas", conservadores y revolucionarios, activos y pasivos.
 
     A lo largo de sus más de trescientas páginas analiza pormenorizadamente los asuntos de mayor actualidad de las distintas épocas. Y lo hace de forma clara, concisa y sin demasiadas florituras. Tal y como es él, vamos. Evidentemente, resulta imposible tratar tal diversidad temática en una reseña, por lo que daré breves pinceladas sobre ella.
 
     Respecto a la política mundial destaca su visión global, en la que cuestiona la legitimidad de la hegemonía de los USA en el mundo. Incluso califica algunas de sus acciones gubernamentales como de "terrorismo internacional de Estado" (por ejemplo, en sus intervenciones en Irak o Yugoslavia), incumpliendo la Carta Fundacional de la ONU y amparándose en la OTAN para imponer su liderazgo en Europa, algo que engloba a su vez en lo que él denomina "dictadura del mercado", una nueva etapa de la lucha de clases en la que los políticos están subordinados a los mercados que les imponen su preeminencia a costa de recortes sociales amplios y contrarios a la Declaración de los Derechos Humanos. Es decir, que vivimos en una Democracia sólo aparente pero cada vez menos consistente. Todo ello, a nivel planetario.
 
     Para Anguita, la ONU y la OTAN (la cual suplanta a la anterior en demasiadas ocasiones) y, por añadidura el mundo occidental, están en manos de la gran potencia mundial, la cual no duda en agredir y torturar a poblaciones civiles, utilizar armas de destrucción masiva (con bombas de racimo y de uranio empobrecido en muchos de los casos) y repartirse el botín en los distintos países invadidos por el (supuesto) bien de la comunidad internacional, incluso contraviniendo a las organizaciones referidas con anterioridad. A su líder actual, Barack Obama, lo califica como un "producto de la mercadotecnia", del márketing y del espectáculo, al más puro estilo deportivo, en que se ha convertido la política mundial. De él, dado que todo permanece inmutable en Guantánamo, Cuba, Palestina o Afganistán, dice que no merece en absoluto el Premio Nobel de la Paz con el que fue injustamente distinguido. El cambio político por él prometido se ha quedado en agua de borrajas, como sucedió en su día con Clinton o Kennedy, reduciéndose su papel a mero servidor del fundamentalismo del mercado. 
    
     Respecto a Europa y la Unión Europea también es muy crítico el otrora líder comunista español. Para él, está total y absolutamente plegada a los mandatos de los USA, algo que entra en una absoluta y completa contradicción respecto a parte de sus principales principios teóricos. La bajísima participación de la población española en los comicios europeos (que ha llegado a alcanzar casi el 80% de abstención en alguna ocasión) responde al neoliberalismo practicado por los gobiernos europeos, tanto de "derechas" como de "izquierdas" y a la destrucción del Estado de Bienestar (a manos de los mercados) que tanto costó de alcanzar en las décadas anteriores, lo cual ha generado una indiferencia común en los ciudadanos, quienes no ven, además, alternativa a todo lo anterior. En España, esto es todavía más grave, por lo que la Constitución Europea que se pretende instaurar entra en clara contradicción con muchos de los puntos de la propia Constitución Española de 1978, situación que, como Anguita anticipó, iba a traer a nuestro país paro, resignación, frustración y pérdida de confianza en los políticos. Todo ello, añado yo, ayudado por los flagrantes casos de corrupción de los que muchos de ellos son protagonistas desde hace ya demasiados años.
 
     Sin embargo, la mayoría de las críticas de Anguita se refieren a nuestra España. Así, se centra en la diferente vara de medir que tienen los políticos a la hora de establecer alianzas que llevan a investir a alcaldes y presidentes y en la imperiosa necesidad de acabar con la Ley d´Hont como fórmula para asignar escaños (haciendo especial hincapié en las negativas de PP y PSOE respecto a las repetidas peticiones de IU en el Congreso) ya que falsea la voluntad popular. Para él, la política española necesita una regeneración democrática que se ponga a disposición de la justicia y luche contra la corrupción. En este sentido, critica la no desclasificación de los documentos sobre los GAL. Asimismo, aboga por la separación de Iglesia y Estado y por la laicidad y modernidad del Estado español. E, incluso, llega a deslegitimar a la monarquía española y a Juan Carlos I.
 
     Mención aparte merece su condena de la alianza entre PP (Aznar-Rajoy) y PSOE (González-Zapatero), quienes se alternan en el poder para que, en realidad, nada cambie, pues su máximo interés es que campen a sus anchas el inmovilismo y la manipulación mediante unos medios de comunicación afines a ellos. Añade, además, la constante vulneración de la Constitución Española por parte de ambos en base a Maastricht y a la razón de Estado. A este respecto, llega a criticar a González por su falta de valores al intentar hacer disminuir las cifras del paro a costa de presionar a los ayuntamientos para que licitaran construcciones urbanísticamente ilegales, contraviniendo la Ley del Suelo en 1985. Al propio líder socialista lo acusa de "perder su ideología ante sus ansias de gobernar a cualquier precio, incluso apartándose de la calle y cambiando de bando", cuestión ésta que acabó con Aznar en La Moncloa tras la negativa de IU a pactar con el PSOE en 1996. Nadie ha perjudicado más los interes de España como los gobiernos del PP y el PSOE. De la misma manera que en el País Vasco nadie lo ha hecho tanto como ETA, a la que califica de "réplica del fascismo al que combate".
 
     Respecto a su propia formación, IU, afirma que el Programa y el diálogo son lo más importante en política. En relación a ésto, conviene en que se puede pactar con cualquier formación, de signo que sea, siempre que del diálogo salga un consenso sobre un Programa político válido para el ciudadano. El discurso de IU es rojo, verde y violeta; es decir, comunista, ecológico y republicano. En uno de los escritos del presente libro habla de propuestas para refundar su partido (2008).
 
     La presente crisis también está presente en "Combates de este tiempo". Para él, derivará en una ocasión de futuro que desembocará en una regeneración política y en un rearme moral que será capaz de vencer a la somnolencia, el pasotismo y la resignación en que estamos instalados ahora. Así, el 15M es un movimiento con vocación de mayoría cívica que acabará apartando a la otra mayoría, a la que traga y connive, cómplice del mercado. La realidad de este país ahora mismo no está, pues, en los medios de comunicación (la gran mayoría de ellos, mediatizados por el poder bipartidista), sino en las calles y las plazas de España, donde se defienden la rebeldía bien entendida, los derechos humanos, la igualdad, la solidaridad, la libertad, la justicia, la información, la austeridad, la sobriedad, la paz, la movilización, la concienciación, el pensamiento y la cultura. Y, todo ello, en aras de alcanzar la independencia y la libertad misma.
 
     Creedme, simpaticéis más o menos con el que fuera alcalde de Córdoba y líder del PCE e IU, la lectura de esta obra es indispensable para conocer de primera mano el pensamiento político de un personaje de gran calado. Yo no me he arrepentido. Es más, llega a impresionar la capacidad de este señor a la hora de vaticinar y adelantar muchas de las cosas que en la actualidad estamos viviendo. Sus mensajes, aunque puedan llegar a tener hasta treinta años de antigüedad, permanecen tan actuales, tan vigentes, que incluso asustan en ocasiones. Leer este tipo de libros abre mucho la mente. Y falta nos hace ahora mismo en España.