tag:blogger.com,1999:blog-20052548644385977342024-03-14T17:18:51.225+01:00...........JUNGLELAND...........- Blog de opinión personal, reseñas literarias y demás pensamientos del escritor José Ferrandis Peiró -José Ferrandis Peiróhttp://www.blogger.com/profile/14464187247319528427noreply@blogger.comBlogger465125tag:blogger.com,1999:blog-2005254864438597734.post-5098650749172090602024-03-14T17:04:00.001+01:002024-03-14T17:18:17.355+01:00La última función. Luis Landero. Tusquets. 2024. Reseña<p> </p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCawRCQzRVrW1enxbW_IJ4QVrl0jzMDstPMWGBNk1ZR1swvAxFhBhDV6R8T9GhTx8OGeUFKJmqZO1d2mlm9o9FuBGmIppk4lkZGS8g0hLonZbmg6pPYMhiFALA7y3vpG2n98sjsSw43ltoqDA-5oamRj5FnwrggHK0DgGZQ2ZrBjgRHkD5HXiCnOSi8Yqm/s450/978841107412.gif" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="450" data-original-width="300" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCawRCQzRVrW1enxbW_IJ4QVrl0jzMDstPMWGBNk1ZR1swvAxFhBhDV6R8T9GhTx8OGeUFKJmqZO1d2mlm9o9FuBGmIppk4lkZGS8g0hLonZbmg6pPYMhiFALA7y3vpG2n98sjsSw43ltoqDA-5oamRj5FnwrggHK0DgGZQ2ZrBjgRHkD5HXiCnOSi8Yqm/w266-h400/978841107412.gif" width="266" /></a></div><br /><p><br /></p><p style="text-align: justify;"><span> Cuentan los relatores --en plural, pues son algunos vecinos del pueblo en el que se desarrolla la historia-- de <i>La última función</i>, la nueva novela de Luis Landero, que <i>igual que Tito </i>--el protagonista masculino de la historia--<i> se entregó al mandato paterno de estudiar Derecho sin discusiones ni protestas, lo mismo le pasó a Paula </i>--la protagonista femenina--<i> con el matrimonio y con el proyecto empresarial </i>--de su esposo--<i>. Los dos sabían que actuaban contra sus impulsos y deseos, y que ese camino podía conducir a la desdicha, pero lo aceptaron como un deber insoslayable, uno por su condición de hijo y la otra por su condición de esposa y madre. </i>Y de eso trata la novela: de los sueños rotos por atenerse a los dictados ajenos y no a los deseos propios. Tito y Paula, sin duda, sienten que han desperdiciado sus vidas por vivir las de otros. Lo llevan lo mejor que pueden, cómo no, qué remedio les queda, pero se preguntan qué habría sido de ellos en caso de haber seguido los caminos que les marcaban sus corazones. </span></p><p style="text-align: justify;"><span> Otros temas que trata la nueva novela del escritor extremeño son las segundas oportunidades, el mundo del teatro y el espectáculo, el amor que por él siente muchísima gente --la mayoría de ella, de forma altruista y muy modesta-- y la España vaciada. No en vano, la historia se desarrolla durante los primeros meses de 1994 en San Albín, <i>o solo Montealbín, que de las dos formas se le puede llamar a este lugar, o más bien se le llamaba, porque hace ya tiempo que está abandonado de Dios y de los hombres, como tantos otros de por aquí, de estas tierras pobres de la periferia de Madrid, lindantes ya con Guadalajara y con Segovia, y que tuvieron, aunque cueste creerlo, sus tiempos de esplendor. Y el último, y sin duda el más grande, de esos esplendores, sobrevino precisamente durante esos meses, y con aquella magnífica, deslumbrante explosión, y después de tantos siglos de historia, se extinguió definitivamente este lugar. </i><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span> Tito es un actor vocacional de los de toda la vida que debe renunciar a su sueño porque su padre se empeña en que estudie Derecho para que trabaje con él en su gestoría. Durante años trabaja con su padre. Hasta que este fallece y el negocio pasa a ser de su propiedad. Entonces, fuera de las horas de trabajo, se dedica a montar pequeñas obras de teatro por distintas salas de la capital. Obras de poco presupuesto que, aunque a menudo alcanzan cierto éxito, no le permiten dar el salto a tratar de vivir de ellas y no de la gestoría. Y así, después de 35 años, regresa a su pueblo natal. Todos en San Albín recuerdan a aquel niño prodigio que debería haber triunfado en España y en el mundo entero. Pero allí,<i> donde nunca ocurría nada excepcional o memorable</i>, es una leyenda. Y los vecinos no tardan en pedirle una función que lleve turismo al pueblo. Un pueblo que lucha por no quedar despoblado, abandonado y olvidado para siempre.</span></p><p style="text-align: justify;"><span> Paula, antes de dormirse y pasarse de estación en el último tren del día, piensa en <i>una juventud arruinada, un matrimonio absurdo, un trabajo odioso, un futuro por delante consabido y vulgar, y la culpa y la rabia contra sí misma por haber desperdiciado su vida sin llegar apenas a vivirla. </i>Lleva una vida aburrida, piensa en abandonar a su marido y querría vivir aventuras. Y se le presenta una, de sopetón, cuando despierta, no reconoce el decorado que ve a través de las ventanas y se baja del tren en la primera estación porque se ha pasado su parada. Encuentra a un único hombre en el andén. De pocas palabras, le pregunta si es Claudia --sin duda, la ha confundido con otra--, la agarra del brazo, la sube a su moto y arranca camino de un pueblo desconocido. Tito ha llamado a una antigua compañera, una actriz llamada Claudia, para que lo ayude en su obra. Claudia no acude, pero la aparición de Paula, </span>aunque sea por error, revoluciona San Albín. Y ella se deja llevar. Por fin va a vivir una aventura.</p><p style="text-align: justify;"><span><span> Aunque hace tiempo que no ve a Claudia, Tito sabe que no es la mujer que acaba de llegar al pueblo. Sin embargo, sabedor de que su antigua amiga no ha acudido, convence a Paula para que haga de actriz principal en la obra. Y la ayuda a preparar su papel. Ella, por su parte, prefiere eso a <i>los madrugones diarios, las jornadas agotadoras, las más de cuatro horas entre tren y metro y la culpa y la rabia </i>ya referidas más arriba. Se entrega a la tarea de ser actriz como si lo fuera en realidad y no desfallece en su nuevo papel en el mundo. Además, todo el pueblo se vuelca con ella. Y, por primera vez en mucho tiempo, se siente querida, admirada, respetada y bien tratada. Por si fuera poca cosa vivir por fin una aventura excitante y sentirse bien consigo misma, se ve en la situación de poder corresponder el afecto de todo el pueblo participando de forma muy activa en el intento de atraer a esos turistas cuyo dinero podría salvarlo ante el éxodo a las ciudades.</span></span></p><p style="text-align: justify;"><span><span> La mayor parte de la vida de Tito ha transcurrido en Madrid. Su familia se trasladó allí cuando él era un niño ya conocido por todo el pueblo. Los relatores de la historia cuentan su adolescencia, sus estudios, sus trabajos en la gestoría familiar y sus pinitos en escenarios de poca monta de la capital. Escribe los guiones, hace los montajes e interpreta los papeles principales. Y en la mayoría de las ocasiones no cuenta más que con la ayuda de su incomparable voz y de sus inseparables compañeros de andanzas teatrales: Rufete, <i>un electricista del barrio que ansiaba trabajar como luminotécnico en el cine, en la televisión o en el teatro</i>, y Galindo, <i>un profesor de instituto de latín y griego que era medio músico y repartía sus afanes entre la flauta y la guitarra clásica y flamenca</i>. Juntos, los tres forman un equipo entusiasta y muy bien avenido que monta todo tipo de obras y va cosechando pequeños grandes éxitos por toda la capital. Éxitos, sin embargo, insuficientes a la hora de hacerse un hueco y un nombre.</span></span></p><p style="text-align: justify;"><span><span> <i>La última función </i>es la historia de quien quiere pero no puede. De quien da todo lo que lleva dentro pero no consigue más que pequeñas victorias que hacen estériles los esfuerzos por alcanzar una meta mucho más amplia. De quien, pese a ello, atesora una dignidad y una honestidad a prueba de bombas. Porque solo fracasa quien abandona, nunca el que lo intenta con todas sus fuerzas. Por eso, para Tito y sus acompañantes, para Paula y para los ciudadanos de San Albín, esa función se convierte en la gran y última oportunidad de conseguir sus propósitos. A saber: en el caso de Tito, Rufete y Galindo, triunfar en la escena teatral; en el de Paula, vivir una aventura que la lleve a iniciar una nueva vida mucho más satisfactoria; y en el caso de los ciudadanos del pueblo, conseguir que su querido pueblo no caiga en el olvido. La unión de todos ellos hará la fuerza. Sin embargo, algunos conseguirán sus propósitos mientras que otros no. Porque así es la vida.</span></span></p><p style="text-align: justify;"><span><span> La historia de esta novela es así de sencilla y complicada a la vez. Puede que haya un buen puñado de historias más atractivas o llamativas que las que nos cuenta Landero en sus obras. Pero, sin duda alguna, la gran fortaleza del escritor extremeño es cómo nos las cuenta, cómo nos las narra, cómo nos las analiza. Porque es ese estilo <i>landerista o landeriano</i> el que lo ha ido convirtiendo en uno de los grandes escritores españoles y europeos de los últimos años. Un escritor en mayúsculas que, apartado de los focos mediáticos, demuestra conocer al dedillo no solo el alma humana sino las mejores formas de hacer literatura. De ahora y de siempre. Y, para muestra, este párrafo magistral: </span></span></p><p style="text-align: justify;"><span><span><i><span> Quinito Maya también tenía alma de artista. Nosotros lo conocimos bien. Quería ser escritor, pero aún no sabía qué escribir. De momento, solo tenía un afán: pulir el estilo; luego, ya buscaría las historias, temas o ideas de los que tratar. Pero esa elección la haría cuando tuviese ya su propio estilo. Es más, el mismo estilo le revelaría qué camino tomar. De momento, dudaba entre los muchos o pocos adjetivos, entre las frases largas o cortas, entre escribir al modo racional y diáfano de Ortega, por ejemplo, o al borrascoso y turbio de Unamuno. ¿Qué era mejor, y qué le vendría mejor a él, contar extenso y por menudo como Galdós o Tolstoi, o breve y por encima como Chéjov o Hemingway? ¿Desatar la fantasía al modo de Poe o de Borges, o atenerse a los rigores de la cercana realidad como Delibes o Baroja? ¿Retorcer y encoger el lenguaje como Quevedo o allanarlo y dilatarlo como hacía Cervantes? Porque era muy lector, y tenía muchos modelos y todos le parecían bien. En realidad, le hubiese gustado escribir como todos ellos a la vez, y ser a un tiempo turbulento, sereno, opaco, transparente, torrencial y lacónico, culto y popular, leve y denso, severo y burlón...</span></i></span></span> </p><p style="text-align: justify;"><span><span> </span> </span><br /></p>José Ferrandis Peiróhttp://www.blogger.com/profile/14464187247319528427noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2005254864438597734.post-8493170447868968732024-02-26T10:00:00.382+01:002024-02-26T10:00:00.137+01:00Surrender. 40 canciones, una historia. Bono. Reservoir Books. 2022. Reseña<p> </p><p><br /></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEi3NnSG7mgEMkO9HoT0QK53ydkD92LwvfZ4OVao1vGXM5cQBv86l20tw2eEzlM57f4LiIO57SdHQrAPhja1lCyfVzsCiveBEtc8lQs7zdL6bZsO25KvkNTgNnYMkODk5OofSi2yVRzwgWrQeHb6I4OnlwfZ1l0gmMNw0_lspyZThQBDV2oLaULPWdGP7mh9" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img data-original-height="838" data-original-width="552" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEi3NnSG7mgEMkO9HoT0QK53ydkD92LwvfZ4OVao1vGXM5cQBv86l20tw2eEzlM57f4LiIO57SdHQrAPhja1lCyfVzsCiveBEtc8lQs7zdL6bZsO25KvkNTgNnYMkODk5OofSi2yVRzwgWrQeHb6I4OnlwfZ1l0gmMNw0_lspyZThQBDV2oLaULPWdGP7mh9=w263-h400" width="263" /></a></div><br /><br /><p></p><p style="text-align: justify;"> A finales de 2022, acompañado de un recopilatorio de versiones de algunas de las canciones más significativas de la historia de su grupo, U2, bajo el título<i> Songs of surrender</i>, y apoyado en una pequeña gira de presentación realizada por el propio Bono en teatros y aforos de tamaño mediano --que le trajo hasta el Teatro Coliseum de Madrid--, vio la luz <i>Surrender. 40 canciones, una historia</i>, el libro en el que el famoso cantante descubre algunos aspectos menos conocidos de su vida a la vez que explica más detalladamente otros ya conocidos por todos, seguidores y no seguidores de la banda irlandesa. Un libro extenso, de casi setecientas páginas, en la que aparecen también fotos familiares inéditas hasta la fecha. Unas memorias, personales y grupales, que presentan los grandes momentos familiares, musicales y político-activistas de un cantante irrepetible por su importancia a todos los niveles. Un libro que ha hecho las delicias de sus seguidores y también de quienes se han animado a leerlo pese a no ser devotos de los cuatro irlandeses más famosos del mundo.</p><p style="text-align: justify;"><span> Bono se apoya en cuarenta de las canciones más famosas de su repertorio para presentarnos cada uno de los momentos más decisivos de su existencia. Desde la pérdida de su abuelo y de su madre a los 14 años de edad, que sumió a los tres Hewsons --Bono, su hermano y su padre-- en una depresión que se tornó en ira, rabia y constantes peleas, hasta su triple paternidad; desde su pasión por la lectura --a los 12 años ya había leído <i>El señor de las bestias</i> y antes de los 18 <i>Crimen y castigo</i>-- hasta sus influencias musicales --The Clash, Ramones, los Who, Patti Smith, Dylan o Bowie--; desde la apertura de miras que le propició la lectura de la Biblia hasta el sectarismo religioso al que hubo de hacer frente en su Irlanda natal. Sectarismo religioso que no impidió que sus padres (Bob, católico; Irish, protestante) se casaran y fundaran una familia y que el propio Bono, junto a The Edge, Adam y Larry (dos de ellos, católicos; los otros dos, protestantes), hicieran lo propio con una banda de rock que acabó siendo la más famosa de su país y que trascendió mucho más allá de sus fronteras.</span></p><p style="text-align: justify;"> Cuenta Bono que jamás logró superar la ira, el mal genio y ese carácter rebelde y de maleducado que salió de sí mismo tras la muerte de su madre. Y que ello se plasmó en una de sus primeras canciones, <i>Out of control</i>, escrita a los 18 años en su casa de Cedarwood Road, muy poco tiempo después de ver a The Clash en el Trinity y decidir que quería ser músico. Y recuerda cómo se sintió al recibir su primera guitarra --que se convirtió en su cuerda de salvamento y a la vez en su arma-- de manos de su hermano Norman, al ver el anuncio de Larry Mullen Jnr. en un panel del Mount Temple School, al entrar en U2 la misma semana en que se puso a salir con Ali Stewart --su esposa y madre de sus tres hijos--, al escribir sus primeras canciones --<i>las canciones son mis rezos</i>, afirma, mientras completa con la información de que <i>los U2 rezan antes de los conciertos</i>--, al dar sus primeros conciertos en Irlanda e Inglaterra, al conseguir una furgoneta para poder girar con la banda, al convertirse en el puntal del grupo o al conseguir esa fuerte conexión con el público. <br /></p><p style="text-align: justify;"><span> Pero, como la vida es una sucesión de momentos, buenos y malos, también recuerda acontecimientos desoladores que lo marcaron de por vida. Acontecimientos violentos que alentaron su rebeldía, su inconformismo, su carácter a veces también violento. Por ejemplo, las repetitivas masacres del IRA en su Dublín natal y en el resto del país, los atentados de París y Niza en 2015 y 2016 respectivamente --los cuales le tocaron de cerca, pues estaba en ambas ciudades en esos momentos, con U2 en París y con amigos en Niza--, los asesinatos de JFK en 1963 --huelga decir la importancia de la figura de JFK en Irlanda-- o de John Lennon en 1980 --cuando U2 estaban en Buffalo para dar uno de sus primeros conciertos en los EE.UU., poco después de publicar su primer álbum, <i>Boy</i>, y de comenzar su primera gira fuera de su país-- o sus problemas de salud --especialmente la ampolla que le salió en la aorta, en 2016, y que estuvo a punto de hacerle perder la vida--. Momentos que a uno lo hacen reflexionar sobre la vida. Y también sobre la muerte. Sobre todo cuando la muerte ha estado tan presente en la vida de quien cuenta su historia.</span></p><p style="text-align: justify;"><span> La lista de las amistades</span> del cantante es casi eterna. También la de los personajes importantes con los que se ha relacionado a lo largo de su vida. Muchos de ellos aparecen en las páginas de este libro. Pavarotti, Sinatra, Obama, Mandela o Michael Hutchence ocupan capítulos enteros en ocasiones. También, como es lógico, Paul McGuinness, considerado el quinto U2, el manager que los llevó desde sus inicios y que les consiguió el contrato con Island Records; y, por supuesto, Brian Eno, Daniel Lanois y Steve Lillywhite, productores y desde siempre figuras capitales en la historia de la banda. Una banda que practicó el glam rock y pasó al punk rock. Todo ello con aquellas míticas primeras grabaciones en los también míticos Windmill Lane Studios. Una banda que tuvo que lidiar con un típico dilema irlandés que preocupaba a sus miembros: el de la compatibilidad entre la fe y la música. Tanto que The Edge llegó a preguntar a sus compañeros, tras el éxito de <i>Boy,</i> si <i>¿podemos ser una banda y, a la vez, creyentes? </i> </p><p style="text-align: justify;"><span> Y, hablando de incompatibilidades, hay otras tres muy presentes en estas memorias. Por un lado, entre los cuatro miembros de U2. Por otro, entre la banda y la familia. Y, finalmente, entre la banda y el activismo social. Resulta obvio que no hay muchos grupos que superen los cuarenta años de longevidad. Se pueden contar casi con los dedos de una sola mano. La diferencia de caracteres, los distintos criterios de evolución musical y de estilo, las diferencias a la hora de componer canciones y discos o de diseñar giras o las influencias que en la cohesión del conjunto puede crear un mal momento personal o profesional de uno de sus miembros pueden poner en jaque la estabilidad de todos. U2 ha sufrido distintos altibajos a lo largo de su trayectoria. Y basta leer este libro para conocerlos. A veces, con bastante detalle. Hasta el punto de haber estado a punto de disolverse en varias ocasiones. La amistad entre los cuatro y, por qué no reconocerlo, el interés común, han salvado los muebles en más ocasiones de las que los fans pudieran pensar antes de leer <i>Surrender. 40 canciones, una historia</i>. </span></p><p style="text-align: justify;"><span> ¿He escrito altibajos? Pues para altibajos los que ha tenido Bono con su mujer Ali. Sus constantes viajes, sus idas y venidas --no solo musicales, también activista-políticas-- han causado estragos en un matrimonio que, pese a todo, parece estar construido a base de amor, comprensión y empatía mutua --aunque más por parte de ella, según reconoce el propio autor-- y, desde luego, a prueba de bombas. Un matrimonio que tiene tres hijos. Tres hijos que debieron acostumbrarse a las continuas ausencias del cabeza de familia. Algunas de ellas, largas, casi eternas. Ausencias compensadas con otro tipo de prebendas. Ya se me entiende. Algo parecido podríamos decir de la supuesta incompatibilidad entre la banda y el activismo socio-político de Bono. Y es que si Ali ha tenido mucha paciencia con él, ¿qué decir de sus compañeros musicales? A menudo han debido de trabajar a distancia. Unos desde Dublín y el otro desde New York, Washington o cualquier otro lugar del mundo. Una vez, incluso, entregaron un álbum sin concluir del todo porque se les echaba el tiempo encima y tenían comprometido tanto el álbum como la gira. Una gira, el<i> Popmart Tour</i>, por cierto, de las más exitosas de su carrera. Y en la que acabaron de pulir los detalles inacabados de las canciones del disco. </span></p><p style="text-align: justify;"><span><span><span><span> <i>Surrender. 40 canciones, una historia</i> es un libro, en definitiva, para fans y no fans. Porque los interesados en la faceta del activismo político-social del autor pueden encontrar también muchas conexiones con Amnistía Internacional, Greenpeace, RED, ONE, DATA, Jubileo 2000 y el resto de ONGs con las que Bono ha colaborado a lo largo de las últimas décadas. Y asistir, desde dentro, a las complicadas reuniones y negociaciones de campañas como la de la condonación de la deuda externa de los países del Tercer Mundo o la de las ayudas a los países pobres africanos para poner fin a la transmisión incontrolada del SIDA, las injustas reglas de comercio que dañan a sus ciudadanos más empobrecidos y las deudas impagables que todavía mantiene buena parte del continente. El tema del mesianismo político también aparece en el libro. Un tema que a Bono siempre le ha preocupado y por el que ha sido objeto</span></span></span></span> de críticas y alabanzas a lo largo de su dilatada carrera. Una carrera, una vida, una personalidad, muy bien trazada en las páginas de unas memorias absolutamente imperdibles. </p><p style="text-align: justify;"><span> </span> <br /></p>José Ferrandis Peiróhttp://www.blogger.com/profile/14464187247319528427noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2005254864438597734.post-13580574287571012042024-02-16T10:00:00.451+01:002024-02-16T10:00:00.271+01:00El periodista deportivo. Richard Ford. Anagrama. 2023. Reseña<p> </p><p><br /></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhcoyCSG3snLaM0f1csFIbHcPQzX83ybvjlyfvo6n3sK3xvOr8MibKyyziDDe5jI-TNWhEaVxc4AxOWj7F3HwdJygQlOP_IWyZZMDa3NuCB3SGcv3ETndTZNZDhTjTVS8CyG1lWmtPbYot5WbFEiMwEO5k1sDMAxtSiUFHyrMw9P5afT8i6kU1379azZy9u" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img data-original-height="2431" data-original-width="1594" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhcoyCSG3snLaM0f1csFIbHcPQzX83ybvjlyfvo6n3sK3xvOr8MibKyyziDDe5jI-TNWhEaVxc4AxOWj7F3HwdJygQlOP_IWyZZMDa3NuCB3SGcv3ETndTZNZDhTjTVS8CyG1lWmtPbYot5WbFEiMwEO5k1sDMAxtSiUFHyrMw9P5afT8i6kU1379azZy9u=w262-h400" width="262" /></a></div><br /><br /><p></p><p style="text-align: justify;"> Publicada originariamente en 1986, <i>El periodista deportivo</i> es la primera de las cuatro obras del Premio Princesa de Asturias de las Letras 2016 Richard Ford que protagoniza Frank Bascombe, personaje ficticio que algunos han querido ver como el alter ego del propio autor --nació en Misisipi, es hijo único, se quedó huérfano de padre en la adolescencia, quiso ser escritor y trabajó como periodista deportivo--, algo que Ford siempre ha negado, afirmando que <i>las buenas novelas no son autobiográficas. Si escribes una novela autobiográfica estará confinada, limitada por lo que tú eres. Una buena novela es la que utiliza la imaginación para provocar en el lector que experimente lo impredecible. Y eso sucede cuando el escritor imagina cosas que están muy lejos de su vida cándida. </i>Sea como sea, autor y protagonista comparten algunos aspectos personales, como si el autor pensara cómo habría sido su vida si no hubiera decidido luchar para ser escritor. </p><p style="text-align: justify;"><span> </span>El personaje Frank Bascombe ha otorgado a Richard Ford sus más grandes éxitos, premios, reconocimientos y seguidores. La cuatrilogía sigue con las novelas <i>El día de la independencia</i> (1995) y <i>Acción de gracias</i> (2006) y una serie de cuatro novelas cortas publicadas juntas bajo el título <i>Francamente, Frank</i> (2014). Así pues, tres novelas largas y cuatro cortas separadas por 28 años en los que el autor trazó un exhaustivo retrato psicológico no solo de un personaje y hasta de la propia condición humana sino también de una nación (EE.UU.) y de una región (Nueva Jersey). Porque Nueva Jersey y sus pueblos y ciudades (Haddam, Freehold o Asbury Park) son parte importante de la novela ya que condicionan la vida del protagonista principal. Un personaje que sufre la cotidianeidad, que es un superviviente a tiempo completo de la crisis personal y familiar que sufre desde años atrás, aunque por momentos él mismo no sea capaz de verlo de esa manera.</p><p style="text-align: justify;"> <i>Me he enfrentado al arrepentimiento y he evitado la ruina. Y todavía estoy aquí para contarlo</i>, afirma el protagonista narrador en las primeras páginas de su historia. Y es que Bascombe es un escritor fracasado --no por no haber triunfado en ello sino porque, tras un comienzo literario exitoso, decidió dejar de esforzarse para convertirse en un escritor todavía mejor-- convertido en periodista deportivo --profesión que parece no llenarle al cien por cien-- que sufre una crisis espiritual debido a la muerte de su hijo Ralph y a su subsiguiente divorcio de su esposa, a la que denomina X. Es, ante todo, un hombre que busca ser feliz. Que ha pasado una etapa de infelicidad y que trata de reponerse, de hacerse un hombre mejor, un hombre más feliz. Y, para ello, cuenta con Vicki Arcenault, su nueva pareja, con la que todavía cree en <i>la pasión y la aventura amorosa.</i> Sin embargo, entre tanta incertidumbre, guarda en sí diversas certezas. Como las dos que ocupan los dos siguientes párrafos: </p><p style="text-align: justify;"><span> </span><i>Si escribir de deportes enseña algo, y en esto hay tanto de verdad como de mentira, es que, para que la vida valga la pena, tarde o temprano hay que enfrentarse a la posibilidad de sentir un terrible y doloroso arrepentimiento. Pero hay que intentar evitarlo o uno echaría a perder su vida. </i>Esta reflexión, que pienso que todos podríamos hacer nuestra por apropiada y acertada, es realmente complicada de seguir a rajatabla. Incluso por el propio autor de la frase. En efecto, Frank Bascombe, pese a tener una nueva pareja, echa de menos a su ex mujer. La busca, casi la espía de vez en cuando, <i>bebe el viento</i> por ella. Y, claro, se arrepiente de haber echado a perder su matrimonio tras el distanciamiento posterior a la muerte de su hijo. Querría seguir viviendo con ellos (su mujer y sus otros dos hijos). Y trata de seguir con su vida entre el anhelo de volver a la situación anterior y la necesidad de mirar hacia adelante a pesar de las adversas circunstancias. </p><p style="text-align: justify;"><span> </span><i>Cuando más viejo me hago, más me asusta todo y más claro veo que te pueden pasar, y de hecho te pasan, cosas malas. Pero la verdad es que no me quita el sueño. No cambiaría muchas cosas, si es que cambiaba alguna. Preferiría no estar divorciado y que mi hijo, Ralph Bascombe, no hubiera muerto, pero eso es lo único. </i>Y, más adelante, continúa su narración con esta afirmación: <i>no crean que el divorcio le convierte a uno en un alegre mujeriego o le abre las puertas a una vida exótica que nunca había imaginado. Es algo que he aprendido en el Club de Divorciados. Tanto a mí como a mis camaradas, el divorcio nos ha llevado al celibato y a la fidelidad total, aunque sin nadie a quien ser fiel o por quien seguir siendo célibe. </i>Las reuniones del Club y la relación del protagonista con algunos de sus miembros son una de las pequeñas partes del puzzle que compone el mundo de Frank Bascombe en esta novela.<i> </i></p><p style="text-align: justify;"> La novela, aunque se retrotrae a momentos del pasado, se desarrolla durante un único fin de semana, el del Viernes Santo. <i>Hoy es un día especial para mí. Cuando me desperté me pareció como si se avecinara un cambio y como si esa ensoñación teñida de expectación en la que estoy sumido desde hace algún tiempo se desprendiera de mi cuerpo en el frío y sombrío amanecer. </i>En esa especie de nuevo comienzo tiene mucho que ver que Frank va a viajar hasta Detroit para conocer en persona y empezar a escribir la historia de un famoso ex futbolista que quedó postrado en una silla de ruedas por un accidente de esquí acuático y que se ha convertido en un ejemplo de coraje y determinación. <i>Pero mis expectativas van más allá porque pienso llevar conmigo a mi nueva novia. Estoy casi seguro de que me he enamorado de ella. </i>Y, tras el fin de semana en Detroit, que promete, y mucho, acudirán a Barnegat Pines, donde vive la familia de Vicki. <i>Me han invitado allí para exhibirme con todos los honores en la comida de Pascua.</i> </p><p style="text-align: justify;"> Más arriba he aludido al exhaustivo retrato que Richard Ford hace de la condición humana en esta novela. Y, ¿qué aspecto puede hablar de ella de forma más completa que las contradicciones de las personas, las idas y venidas, los vaivenes emocionales y de todo tipo? Pues, para muestra, este botón en el que se ahonda en referencia al tema del arrepentimiento. Por un lado, Bascombe afirma que <i>es desconcertante, pero a veces es mejor no arriesgarse. Puedes arriesgarte demasiado y acabar sin nada, salvo el arrepentimiento como única compañía, del que que ya nunca te librarás durante toda tu vida.</i> Por contra, en otro momento, parece sentirse de manera diferente: <i>aquel día me desperté con una sensación , una impresión de que algunas cosas cambiarían, se asentarían y llegarían a su fin, y podría contar algo importante e interesante. Y ahora estoy en el punto de ignorar otra vez el resultado de las cosas, un estado de ánimo que me gusta. Siento que me he enfrentado a un gran momento de vacío, pero sin sufrir el habitual y terrible remordimiento.</i></p><p style="text-align: justify;"><i> </i>Y, sin embargo, es capaz de escribir sobre su ex, ¡en el mismo párrafo!, cosas de nuevo tan contradictorias como que <i>siento una gran admiración por ella, le tengo afecto, pero ya no la amo; </i>y que <i>a veces la veo en la ciudad, por la calle o en su coche, inesperadamente y sin que ella se dé cuenta, y asombrado, me pregunto qué más puede desear ahora de la vida y cómo pude quererla y dejar que se fuera. </i>De eso precisamente trata la novela: de los remordimientos, de los vaivenes emocionales, de las contradicciones, de la búsqueda de la felicidad y de uno mismo, de la verdad de la vida. Una novela muy recomendable que, pese a su título, como afirmó George Vecsey, periodista deportivo de The New York Times, <i>tiene tanto que ver con la crónica deportiva como </i>Moby Dick<i> con la caza de ballenas. </i>En efecto, <i>El periodista deportivo</i> no habla de deportes. Ni de periodistas. Solo de un hombre en crisis que busca retazos de felicidad. Y, por lo que a mí respecta, leyendo su historia la he alcanzado. Tanto que en un futuro leeré, Dios mediante, los siguientes libros sobre este gran personaje llamado Frank Bascombe.<i> </i></p><p style="text-align: justify;"><i><span> </span> </i></p>José Ferrandis Peiróhttp://www.blogger.com/profile/14464187247319528427noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2005254864438597734.post-30469463616887424962024-02-05T10:00:00.011+01:002024-02-05T10:00:00.140+01:00La biblioteca de la medianoche. Matt Haig. Alianza. 2021. Reseña <p> </p><p><br /></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhNetzd6LHXOsY8nENHzp3oAm_91lqb57SEiO-y2v6YNP5sNJ9ibQqp2Y5GsCpVcilRoSGO-udpoy4qA5kjqDYhcMtUBTkwZz-j3rWhoVkdYUcTzYlFkZZFTgM9aza6_13IHbDN6uu5hTt5pITXGEEqgzuzH0fauA1LVE7RLWzOnXvDTfOjnwOO_1qR3Iao" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img data-original-height="825" data-original-width="552" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhNetzd6LHXOsY8nENHzp3oAm_91lqb57SEiO-y2v6YNP5sNJ9ibQqp2Y5GsCpVcilRoSGO-udpoy4qA5kjqDYhcMtUBTkwZz-j3rWhoVkdYUcTzYlFkZZFTgM9aza6_13IHbDN6uu5hTt5pITXGEEqgzuzH0fauA1LVE7RLWzOnXvDTfOjnwOO_1qR3Iao=w268-h400" width="268" /></a></div><br /><br /><p></p><p style="text-align: justify;"> Todos hemos cometido el tremendo error de quitar sentido a nuestras vidas. La depresión, la monotonía, las desgracias o la falta de anhelos --o la imposibilidad de alcanzarlos-- nos provocan en ocasiones una desazón, un hastío, una pérdida de esperanza y de alegría y una dejadez que pueden conllevar la llegada de pensamientos suicidas. Multitud de obras --literarias y cinematográficas-- han abordado la temática a lo largo de las últimas décadas. Muchas de ellas se centran, además, en el espeluznante pero inevitable hecho demostrado de que en realidad pocas cuestiones que tienen que ver con nosotros mismos están bajo nuestro control. La idea de que la vida es una eterna --o casi-- sucesión de acontecimientos más o menos casuales que alteran nuestra existencia se repite en muchas de estas creaciones que son plasmadas sobre el papel o la gran pantalla. Y no faltan aquellas obras, muy originales y que nos hacen reflexionar sobre ello, que nos muestran las vueltas que podrían dar nuestras vidas cambiando cualquier pequeño suceso que forma parte de ellas. </p><p style="text-align: justify;"><span> </span>Así, a bote pronto, recuerdo la maravillosa película protagonizada por James Stewart <i>¡Qué bello es vivir!</i>, de Frank Capra,<i> </i>o la novela<i> 4, 3, 2, 1</i>, de Paul Auster, elegida por servidor como la mejor novela extranjera de la pasada década. Si en la obra de Capra es un ángel sin alas, Clarence, quien muestra a un suicida James Stewart cómo serían las vidas de su familia y de su ciudad si él no hubiera existido, haciéndole recobrar sus perdidas ganas de vivir, en la de Auster se nos muestran hasta cuatro vidas diferentes del protagonista de la historia, Archie Ferguson, todas ellas sujetas a pequeños acontecimientos que cambian para siempre la vida del adolescente. ¿Qué tiene que ver esta introducción con la reseña de <i>La biblioteca de la medianoche</i>, de Matt Haig? Pues que el punto de partida del autor inglés es el intento de suicidio de su protagonista, Nora Seed, quien ha perdido toda esperanza de seguir con una existencia vacía, solitaria y repleta de contradicciones y fracasos. Hasta que decide tomarse un buen puñado de pastillas.</p><p style="text-align: justify;"> Hasta que decide tomarse un buen puñado de pastillas y aparece, mientras agoniza en el hospital, en una extraña biblioteca en la que siempre es medianoche. Una biblioteca regentada por la señora Elm, una especie de ángel de la guarda --al más puro estilo del Clarence de <i>¡Qué bello es vivir!</i>-- que en realidad fue la bibliotecaria del instituto en el que estudió la protagonista durante su adolescencia. Una biblioteca en la que todos los libros narran vidas diferentes de Nora Seed. Vidas resultantes de mil y una diferentes decisiones, situaciones, sucesos y casualidades. Como las que tan bien describió Auster en su novela. Y así, a caballo entre las ideas surgidas de las referidas obras --y, por qué no añadirla, por aquello de hacer algo de patria, la película <i>Morir (o no),</i> de Ventura Pons, que entrelaza las vidas de siete protagonistas cuyas decisiones intervienen directamente en la de los otros seis--, Matt Haig construye una elaborada trama a través de la cual conseguirá que nos demos por fin cuenta de las cosas que realmente son importantes.</p><p style="text-align: justify;"><span> Llega un momento en la vida de Nora en la que piensa que no ha dado la talla. No ha conseguido ser buena en nada de lo que había imaginado: nadadora, música, filósofa, pareja, viajera, glacióloga, feliz, amada. Ni siquiera como dueña de un gato que acaba de morir atropellado. En la biblioteca de la medianoche, según le explica la señora Elm, está a salvo de la muerte. Por el momento. Pero debe decidir cómo quiere vivir. Y acepta la invitación de tomar libros y ver cómo le va en cada una de sus vidas paralelas a la original, a la matriz, a la que agoniza en la cama de un hospital tras la ingesta de las pastillas. Puede que muera esa misma noche pero, si no es así, puede elegir una de entre todas las vidas que componen la biblioteca. Esta vez sí, ha de tomar las decisiones oportunas. Es una nueva oportunidad de comenzar una de esas vidas que tanto ansiaba conseguir vivir. Pero en la biblioteca también hay reglas. Unas reglas que también conllevarán renuncias, toma de decisiones y asunción de consecuencias.</span><br /></p><p style="text-align: justify;"> La primera regla es leer el <i>Libro de los arrepentimientos</i>, detallada lista con todas las decisiones no tomadas o mal tomadas, las cuales la han llevado a tratar de suicidarse. Y descubre que la culpa, el remordimiento y la pena pesan demasiado para ella. Y, ahora sí, abre otros libros que la llevan a otras vidas en las que ella es la protagonista. El gran problema de la biblioteca es que los libros solo se pueden leer una vez. Es decir, si decide abandonar una vida que no le gusta o satisface ya no podrá volver a ella nunca más. Y si decide quedarse en una para siempre no habrá forma de saber si podría haber sido más feliz en cualquiera de las otras vidas. Y, ¿qué pasa con los otras Noras cuando la original, la matriz, la <i>intrusa</i> abandona la escena? La señora Elm responde: <i>¿nunca has entrado a una habitación y te has preguntado a qué habías ido allí? ¿No has olvidado nunca de repente lo que acababas de hacer? ¿No te has quedado nunca en blanco o has registrado erróneamente lo que estabas haciendo en un momento dado? </i></p><p style="text-align: justify;"> <span> En los libros de esas vidas paralelas que Nora visita y vive por momentos le cuesta reconocerse. En algunas de ellas ha conseguido ser nadadora olímpica, cantante famosa, filósofa reputada, pareja feliz, viajera empedernida, glacióloga reconocida, madre, empresaria millonaria, etc. Sin embargo, en todas esas vidas hay aspectos que la llevan</span> a querer saltar de unas vidas a otras. Observa que no existe ninguna vida perfecta, y que la felicidad no es algo que tenga continuidad sino que son momentos muy puntuales que una debe buscar y aprender a disfrutar. En muchas de esas vidas sigue siendo infeliz pese al éxito alcanzado. Incluso tiene problemas serios con el alcohol o es una drogadicta. En algunas su hermano ha fallecido. O se llevan todavía peor que en la vida matriz, original. En otras la que ha fallecido es su mejor amiga, Izzy. Y cae en la cuenta de una frase de la señora Elm que se le queda grabada: <i>no infravalores nunca la gran importancia de las cosas pequeñas. No lo olvides nunca. </i>¿No recuerda a <i>El Principito</i>, de Saint-Exupéry?</p><p style="text-align: justify;"> En efecto, <i>La biblioteca de la medianoche</i> es un libro que rezuma filosofía. Y lo hace ya desde el principio. Porque Nora, la original, la matriz, es filósofa. Una fiel seguidora y estudiosa de Henry David Thoreau, filósofo y escritor, autor de <i>Walden</i> --donde narró sus dos años, dos meses y dos días viviendo al aire libre, en soledad y cultivando sus alimentos y escribiendo sus vivencias-- y <i>La desobediencia civil</i> --donde criticó la autoridad de un Estado que mantenía la esclavitud y emprendía guerras injustificadas--. Ese espíritu rebelde y apasionado inspira e impregna las páginas de esta novela. Una novela que quizá tenga algo de autobiográfica y de retrospectiva, pues el propio Matt Haig sufrió una depresión que lo llevó también a pensar en el suicidio --depresión de la que salió en parte gracias a una conocida frase escrita por Jean-Paul Sartre: <i>la vida empieza al otro lado de la desesperación</i>--. Una novela que recibió el Premio Goodreads 2020 a la mejor obra de ficción y que pronto verá su adaptación a la gran pantalla de la mano de StudioCanal y BluePrint Pictures. </p><p style="text-align: justify;"> <i>La biblioteca de la medianoche</i> es, en definitiva, un canto al poder de los libros como fuerza impulsora de vitalidad y de amor. Una celebración de la multitud de posibilidades que nos ofrece la vida. Un estudio filosófico y casi psicológico --y muy empático-- sobre la condición humana. Una fantasía en torno a lo que de verdad importa --o debería importar-- en la vida. Una inyección de posibilidades en tiempos difíciles e inquietantes. Una experiencia sobre el amor, las segundas oportunidades y la valoración de la vida que nos ha tocado vivir. Una historia que mueve a la reflexión acerca de nuestra relación con el remordimiento por lo que hicimos o dejamos de hacer. Porque, como dice la propia Nora, <i>el auténtico problema no son las vidas que lamentamos no vivir sino el lamento, el arrepentimiento en sí. Es ese arrepentimiento el que nos entristece y marchita, lo que nos hace sentirnos nuestro peor enemigo y el peor enemigo también de los demás.</i> Además, entretiene de una manera absolutamente absorbente. Argumentos, todos ellos, más que suficientes para leer una novela. </p><p style="text-align: justify;"><span> </span> <br /></p>José Ferrandis Peiróhttp://www.blogger.com/profile/14464187247319528427noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2005254864438597734.post-22413884194475227252024-01-01T19:42:00.000+01:002024-01-01T19:42:41.072+01:00Mis diez mejores lecturas de 2023<p> </p><p><br /></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiCy7Q__aFgjDmD7T4PbV4bJl3cy7IKvhvz_6lZ6l5fvsEuPcslsHFM1NncIZptQZ_cfyujlPiqAPVQEi-112wWJ43RjMjw1V8v0dvCd2ZqxHnSdiaq8kq3p32jjLHB5f3vPDXSvoOuYFk5sJQZXRGdnTiSXueZOGZkTQRuwMkY_ywRmKLFrghMnYdpT6O8/s400/Todo%20lo%20que%20importa%20sucede%20en%20las%20canciones.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="400" data-original-width="281" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiCy7Q__aFgjDmD7T4PbV4bJl3cy7IKvhvz_6lZ6l5fvsEuPcslsHFM1NncIZptQZ_cfyujlPiqAPVQEi-112wWJ43RjMjw1V8v0dvCd2ZqxHnSdiaq8kq3p32jjLHB5f3vPDXSvoOuYFk5sJQZXRGdnTiSXueZOGZkTQRuwMkY_ywRmKLFrghMnYdpT6O8/w281-h400/Todo%20lo%20que%20importa%20sucede%20en%20las%20canciones.jpg" width="281" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><p>10. <a href="https://ferrandispeiroj.blogspot.com/2023/05/basilisco-jon-bilbao-impedimenta-2020.html">Basilisco. Jon Bilbao. Impedimenta. 2020</a> Consta de ocho relatos autoconclusivos pero también interconectados que abarcan el presente de las vidas de Jon y Katharina y los sucesos acaecidos un siglo atrás en el Lejano Oeste en torno a las figuras de <i>Basilisco</i> y <i>Araña</i>. Una mezcla original y sugerente que alterna la actualidad, que bebe de la novela costumbrista contemporánea, y el western, al más puro estilo clásico (y no tan clásico). Casualmente, en ambos contextos, la vida parece desmoronarse por momentos. Con una prosa perturbadora y de gran potencia visual y descriptiva, Jon Bilbao pone en jaque nuestra realidad combinando a la perfección lo clásico, la cultura popular y las responsabilidades y frustraciones propias de la edad mediana de un personaje que vive insatisfecho como ingeniero porque en realidad quiere ganarse la vida como escritor.</p><p>9. <a href="https://ferrandispeiroj.blogspot.com/2023/01/contar-lo-minimo-agustina-perez-lletra.html">Contar lo mínimo. Agustina Pérez. Lletra Impresa. 2022</a> En sus páginas encontramos multitud de resonancias literarias, guiños y referencias a obras y autores de todo tipo -García Márquez, Borges, Víctor Mora, Unamuno, Vicente Aleixandre, Manuel Altolaguirre, José Hierro, John Berger, Antonio Gramsci y un largo etcétera-, lo que hace de la obra un compendio, una especie de pequeña enciclopedia temática de la cual podrá echar mano el lector en cualquier otro momento de su vida. Todo ello con la máxima de que la literatura debe ser incisiva pero educada para decir verdades, aunque escuezan. Porque, como decía Borges, <i>uno no es por lo que escribe, sino por lo que ha leído. </i>La curiosidad, pues, se antoja como el inicio del camino literario. Una curiosidad que a Agustina le viene de su abuela -a la que rinde homenaje desde la propia portada del libro-, empedernida lectora de cuentos troquelados, calendarios taco -con sus citas y frases célebres-, revistas y libros de todo tipo, y de su padre, un fanático de la radio que la enseñó a leer antes de que lo hicieran en el colegio. Estamos ante un OLNI -<i>Objeto Literario No Identificado</i>-, como lo definió la misma autora, dividido en tres partes compuestas por relatos, microrrelatos y aforismos (o vilanos, como diría Vicente Aleixandre). Una obra que defiende la lectura como <i>acicate de la vida</i>. </p><p>8. <a href="https://ferrandispeiroj.blogspot.com/2023/03/nadie-en-esta-tierra-victor-del-arbol.html">Nadie en esta tierra. Víctor del Árbol. Destino. 2023</a> Cuando todo está perdido solo quedan dos caminos: hacer el bien o hacer el mal. Intentar irse con la cabeza alta y la conciencia tranquila o arrasar con todo y con todos. Este es uno de los puntos de partida de la nueva novela de Víctor del Árbol. Una novela policiaca de las que atrapan al lector hasta introducirlo en sus páginas y no dejarlo marchar hasta terminada la última de sus frases. Con personajes de los que a uno lo marcan. Como el protagonista principal, Julián Leal, un inspector de policía que se debate entre la vida y la muerte a causa de un cáncer que no parece tener ya solución y que acaba de ser expedientado por dar una paliza casi mortal a un miembro de la alta sociedad barcelonesa. Y, por si todo ello fuera poco, tras una breve visita a su pueblo natal de la costa de Galicia comienzan a aparecer cadáveres de personas que tuvieron mucho que ver con él treinta años atrás. Y, claro, el principal sospechoso de los crímenes es él. Todos los dedos lo señalan y ya ni su compañera Virginia parece fiarse de él.</p><p>7. <a href="https://ferrandispeiroj.blogspot.com/2023/04/hijos-de-la-fabula-fernando-aramburu.html">Hijos de la fábula. Fernando Aramburu. Tusquets. 2023</a> El autor guipuzcoano retorna a la temática de ETA con una sátira que, tirando de ironía y humor, nos muestra la reacción de dos jóvenes vascos que quedan abandonados a su suerte al otro lado de la frontera con Francia tras el abandono de las armas por parte de la banda terrorista en octubre de 2011. La novela demuestra que es posible hacer sátira hasta de las grandes desgracias. Que en cualquier lugar y situación, por dramática que esta sea, cabe lo cómico. Que algunos escritores son capaces de construir una historia desde la nada. Que algunas de estas historias pueden tener finales inesperados y magistrales. Y que Fernando Aramburu es un escritor valiente que, cuando se pone a escribir, no puede evitar <i>meterse en estanques llenos de caimanes. P</i>or su originalidad, virtuosismo y comicidad, nos recuerda a la más reciente obra de Luis Landero, <i>Una historia ridícula </i>(2022, misma editorial). Y es que solo dos genios como el extremeño y el vasco son capaces de sacar de donde parecía no haber nada unas historias tan peculiares.</p><p>6. <a href="https://ferrandispeiroj.blogspot.com/2023/10/novela-de-ajedrez-stefan-zweig.html">Novela de ajedrez. Stefan Zweig. Acantilado. 2002</a> La tranquilidad de un viaje en barco desde Buenos Aires hasta Nueva York salta por los aires por un simple juego. Un juego que acabará enfrentando a todo un campeón del mundo con un enigmático vienés que huye del nazismo. Un contrincante que lleva más de veinte años sin jugar a ese juego, pero que es capaz de poner contra las cuerdas al vigente campeón mundial. Dos seres absolutamente antagónicos, en todos los sentidos, que dirimen sus diferencias sobre un tablero de ajedrez. Que han de hacer frente a una extraordinaria presión. Una presión para la que, tal vez, no están preparados. Todo ello descrito de una manera magistral por una pluma mágica que provoca que también el lector lea la historia con una tensión que le impide cerrar el libro hasta llegar a su final. Habiendo de resistirse a la tentación de echarse una partidita. Algo que yo mismo hice nada más terminar la lectura.</p><p>5. <a href="https://ferrandispeiroj.blogspot.com/2023/09/mendel-el-de-los-libros-stefan-zweig.html">Mendel, el de los libros. Stefan Zweig. Editorial Alma. 2022</a> Entrañable relato breve que narra la vida de un librero ambulante judío de origen ruso que atendía a sus clientes en su cuartel general, el Café Gluck. Se sentaba junto a una pequeña mesa de mármol cuadrada del salón de juego y, mientras esperaba a sus clientes, leía compulsivamente, absorto por completo al ruido del salón. De memoria prodigiosa, recordaba títulos, autores, ediciones, años de publicación, precios, etc de cada libro. La novela, además, nos muestra el terrible impacto causado por la Gran Guerra en la vida y la cultura vienesa de la época. Aúna, pues, un emotivo homenaje al mundo de los libros y un claro alegato contra el terror de la guerra. Y lo hizo tan solo una década antes de que Europa saltara por los aires a causa del nazismo en 1939. La preciosa edición ilustrada de Editorial Alma otorga a la lectura una sensación todavía más fantástica. </p><p>4. <a href="https://ferrandispeiroj.blogspot.com/2023/02/cuando-era-divertido-eloy-moreno.html">Cuando era divertido. Eloy Moreno. Ediciones B. 2022</a> Dice el propio autor que <i>esta es una novela incómoda. Quizás la más incómoda que he escrito hasta la fecha. Pero precisamente por eso creo que es necesaria. Este es un libro que habla de algo que todos hemos vivido o podemos vivir en algún momento. </i>Y, desde luego, no le falta razón a Moreno. A estas alturas ya todos sabemos que la vida es complicada. Y la vida en pareja, más todavía. Porque no todo es del color de rosa. Y la pasión inicial y la sensación de estar viviendo a tope pueden dar paso a la muerte en vida en forma de rutina, monotonía, tedio, hastío. Y hasta de odio. ¡Ay, esa delgada línea que separa antónimos mucho más cercanos de lo que jamás podríamos llegar a pensar! Que se lo digan, sin ir más lejos, a los protagonistas de esta novela: Ale y Ale. Sí, Alejandro y Alejandra. El mismo nombre. Algo muy original. Porque en muchas ocasiones a lo largo de la novela el autor se refiere a ellos de una manera que cuesta distinguirlos. Porque en realidad ambas partes de una pareja pueden sentirse de una determinada manera. A veces no sabemos qué Ale está pensando y actuando. Y la verdad es que da igual: lo importante es lo que piensa y cómo actúa.</p><p>3. <a href="https://ferrandispeiroj.blogspot.com/2023/03/los-ingratos-pedro-simon-espasa-2021.html">Los ingratos. Pedro Simón. Espasa. 2021</a> Magnífica radiografía familiar. También histórica y social. <i>Veníamos de la España que escuchaba un serial radiofónico. Íbamos hacia esa España que se sentaba a mirar una pantalla. Aquella España donde se viajaba sin cinturones de seguridad en un Simca y la comida no se tiraba porque no hacía tanto que se había pasado hambre. </i>De la España de 1961 pasamos a la de 1975 para llegar, finalmente, a la de 2020, momento en que la historia narrada llega a su fin de una manera emocionante, muy conmovedora, que deja al lector con el libro abierto entre sus manos, sin ánimo para cerrarlo definitivamente. Porque Emérita ha aprendido de los hijos de la maestra que <i>perfectamente podría haber criado. Que tengo más paciencia que otras. Que sé alejar a un niño de los peligros. Que soy sorda, pero no soy un animal. </i>En suma, ha aprendido todo sobre la dignidad y la gratitud. Por eso se pasa años y años enviando cartas a la familia, interesándose por ella, preguntando por David. Recordando la mejor época de su vida con un eterno agradecimiento.</p><p>2. <a href="https://ferrandispeiroj.blogspot.com/2023/04/nosotros-manuel-vilas-destino-2023.html">Nosotros. Manuel Vilas. Destino. 2023</a> <i>Qué mal visto ha estado siempre el placer, siempre perseguido por todas las civilizaciones, condenado por todas las religiones, y sin embargo protegido por la naturaleza y la vida, cómo explicar semejante hipocresía</i>, reflexiona el narrador de <i>Nosotros</i> en las últimas páginas de la novela ganadora del Premio Nadal 2023. Una novela existencialista desgarradora de principio a fin. Especialmente en sus últimas páginas. Una últimas páginas que, sin embargo, son de una belleza sin igual. Como prácticamente todo lo que lleva escribiendo Manuel Vilas durante estos últimos años de una carrera literaria ya envidiable. Una carrera literaria repleta de historias y personajes en los que dominan la tristeza, la melancolía, la profundidad de las almas humanas y, paradójicamente, también el placer, la belleza y la alegría de vivir. De estar vivo pese a todo. Como le ocurre a Irene, la mujer de cuarenta y muchos años que protagoniza <i>Nosotros</i>. Un <i>ángel mortal y corriente, de una vulgaridad excepcional, pero que da belleza a este planeta</i>. </p><p>1. <a href="https://ferrandispeiroj.blogspot.com/2023/11/todo-lo-que-importa-sucede-en-las.html">Todo lo que importa sucede en las canciones. Fernando Navarro. Pepitas de calabaza. 2022</a> A través de la lectura de los capítulos el lector, además de disfrutar de la trama propiamente dicha de la novela, muy destacable ya de entrada, aprende aspectos relevantes y a menudo no muy conocidos sobre los cantantes y grupos que aparecen en ellos (por ejemplo, Bob Dylan, Bruce Springsteen, Elvis Presley, Patti Smith, Aretha Franklin, The Beatles o The Beach Boys). Una banda sonora de lujo --que recomiendo ir escuchando de fondo mientras se lee la novela-- para acompañar a un joven cuarentañero en un período de crisis personal que lo llevará a refugiarse en su música preferida. Si es cierto aquello de que con la buena literatura puede uno entretenerse y aprender, este es un claro ejemplo de ello. Cumple con ambos objetivos. Y lo hace con creces. Hasta el punto de convertirse, por derecho propio, en mi mejor lectura de este año. Lo dicho: a leerla y a darle volumen a la lista de reproducción. </p></div></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhEIe4h7Wz-ucbNLqugKdZbG3JaxgyMt4UQbf3ZNkjyrc-WGtBzhFNhKKLX2YURAaOK3GCkF4LuGWStGW3mJlk3JsjkasxnAY-UF7_1eSebUHgqyvZryPlAl8o-hQB4KFffWQCTRcyZUwcOYMz6_K6rE7NDF8HSzR055hLn-eBBvbQZZvasFe0_qnZZ0hec/s1276/1428299.83.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1276" data-original-width="740" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhEIe4h7Wz-ucbNLqugKdZbG3JaxgyMt4UQbf3ZNkjyrc-WGtBzhFNhKKLX2YURAaOK3GCkF4LuGWStGW3mJlk3JsjkasxnAY-UF7_1eSebUHgqyvZryPlAl8o-hQB4KFffWQCTRcyZUwcOYMz6_K6rE7NDF8HSzR055hLn-eBBvbQZZvasFe0_qnZZ0hec/w233-h400/1428299.83.jpg" width="233" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div></div></div><br /><p></p>José Ferrandis Peiróhttp://www.blogger.com/profile/14464187247319528427noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2005254864438597734.post-37763065863531459862023-12-18T09:00:00.350+01:002023-12-18T09:00:00.134+01:00La dependienta. Sayaka Murata. Duomo Ediciones. 2019. Reseña<p> </p><p><br /></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhUM5Uh2qqNy4ZA3Jr9Bff9MC_xVJAiQyVGkzCvW8z09v1DNngmCbBeRMVb9nliUREKvo5I2Ckd75YuUotCXQBovCkz5fvdIpg9hzXiZh_6hh3wQtj-9dKDRISTyz7W3WKGb3lruZ8EtOb8lEbgOsQV9g0Q01ZGAqHw2THKXbOmEY6ejyKvCDPN7KTV_pr2" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img data-original-height="500" data-original-width="320" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhUM5Uh2qqNy4ZA3Jr9Bff9MC_xVJAiQyVGkzCvW8z09v1DNngmCbBeRMVb9nliUREKvo5I2Ckd75YuUotCXQBovCkz5fvdIpg9hzXiZh_6hh3wQtj-9dKDRISTyz7W3WKGb3lruZ8EtOb8lEbgOsQV9g0Q01ZGAqHw2THKXbOmEY6ejyKvCDPN7KTV_pr2=w257-h400" width="257" /></a></div><br /><br /><p></p><p style="text-align: justify;"> La escritora japonesa Sayaka Murata logró en 2016 el Premio Akutagawa, el más prestigioso de su país, por su décima novela, titulada <i>La dependienta</i>. Además, ese mismo año, la revista Vogue Japan la nombró Mujer del Año. Feminista y gran luchadora por la igualdad de género, nos presenta en esta novela a Keiko Furukura, una mujer soltera de 36 años que lleva media vida trabajando a tiempo parcial en una konbini, supermercado japonés que abre las 24 horas del día. Allí ha encontrado lo que considera que es la normalidad. Al menos, su normalidad. Lo que comenzó, a sus dieciocho años de edad, como una manera como cualquier otra de pagarse los estudios universitarios en Tokio acabó por convertirse en su manera de estar en el mundo. Terminó su carrera, pero siguió trabajando en la tienda como dependienta porque considera que no sirve para otra cosa porque, de alguna manera, ha nacido para ser dependienta. Y solo allí encuentra la alegría, la felicidad y la motivación para seguir adelante con su vida.</p><p style="text-align: justify;"><span> </span>¿Cuál es el problema, pues? Los convencionalismos sociales, que exigen a una mujer de su edad estar casada y tener hijos o, en su defecto, ser económicamente autosuficiente gracias a un trabajo realmente estable y mucho mejor remunerado. Según pasa el tiempo, su familia, sus amistades y su reducido círculo social van amargando su existencia, incapaces de entender el modo de vida que lleva la todavía joven Keiko. Nadie aprueba que tenga un trabajo como ese a su edad, que jamás haya tenido ni pareja ni relaciones ni que viva sola y dedicada casi en exclusividad a un trabajo que, pese a no estar muy bien remunerado, le da para seguir viviendo independiente y sin pedir nada a nadie. <i>La dependienta</i> es, pues, una novela sobre lo difícil que resulta a veces formar parte de un mundo que no te entiende y al cual tampoco tú entiendes. Y, por supuesto, un alegato de la libertad. Especialmente, de la libertad femenina. Porque nadie debería juzgar jamás el modo de vida de nadie, siempre que este no sea dañino para los demás.</p><p style="text-align: justify;"><span><span> Y Keiko, a la que todo el mundo conoce por su apellido, Furukura, en la tienda en la que lleva dieciocho años trabajando --ya no queda nadie de cuando comenzó a trabajar allí--, no solo no hace daño a nadie sino que atiende a la tienda, a los clientes y a los compañeros y compañeras siempre con una sonrisa en la cara. Especialmente a los nuevos empleados, a quienes enseña su trabajo con una paciencia y una atención admirables. Siempre con los cuatro sentidos en todo lo que tiene que ver con la tienda, es prácticamente una encargada en la sombra. Aunque en ese momento su jefe sea ya el octavo hombre en dirigirla. Ocho hombres por ninguna mujer. Porque las mujeres, salvo muy contadas excepciones, están para casarse, criar hijos y vivir a la sombra de sus maridos. Y todo lo que se salga de eso resulta a todo el mundo raro, anormal y hasta asqueroso. Y Keiko no entiende esa normalidad. Sabe que no encaja en el mundo que la rodea, en la sociedad, pero sí en la tienda. Allí, por cierto, hay dependientes masculinos y femeninos. </span> </span></p><p style="text-align: justify;"><span> Así, <i>La dependienta</i> nos presenta una visión hilarante, asombrosa, precisa, absurda, audaz y hasta cómica de las expectativas de la sociedad hacia las mujeres solteras. Una crítica furibunda a la tradicionalmente machista sociedad japonesa --y no solo a la japonesa-- y al papel que juegan en ella las mujeres. Una sociedad que considera a quienes no siguen esa impuesta normalidad inmaduros, no adultos e incluso socialmente inútiles. Esto le dice Shiraha, el protagonista masculino de la historia, a Keiko: <i>Si sigues trabajando por horas, te harás mayor y nadie querrá casarse con una virgen madurita. Das asco. En la Edad de Piedra, las mujeres maduras que no podían tener hijos acababan merodeando por la aldea como almas en pena, solteras para siempre. No eran más que un lastre para la comunidad. El mundo en el que vivimos es la Edad de Piedra disfrazado de sociedad moderna. La estructura social no ha cambiado en absoluto.</i></span></p><p style="text-align: justify;"><i> </i>Pero la crítica social que presenta la novela se hace extensible también a los hombres. Shiraha, de nuevo, arroja luz sobre este hecho: <i>Cuando los hombres terminamos los estudios debemos encontrar trabajo, cuando tenemos trabajo debemos ganar más dinero, cuando ganamos dinero debemos casarnos y tener hijos. Las mujeres lo tenéis mucho más fácil. El mundo no ha cambiado nada desde la Edad de Piedra. Las personas que no aportan nada a la comunidad son marginadas, reciben toda clase de presiones y coacciones hasta que, al final, se les expulsa. Si no puedes seguir el ritmo de los demás, estás perdido. ¿Por qué trabajas por horas si tienes más de treinta años? ¿Por qué nunca has salido con nadie? Incluso te preguntan por tus experiencias sexuales como si fuera lo más normal. </i>Pero las de pago no cuentan, <i>¡te dicen riendo! No molesto a nadie, solo formo parte de una minoría y, a pesar de ello, se creen con derecho a violarme. </i></p><p style="text-align: justify;"><span> </span>Aunque Keiko se siente identificada con buena parte de lo que le comenta Shiraha, sin embargo, se siente también atacada y menospreciada por él, y hasta hace notar que <i>me pareció incoherente que Shiraha, que hasta entonces estaba disgustado por las críticas que recibía, me atacara con aquellos reproches procedentes del mismo sistema de valores que tanto lo hacía sufrir. Supongo que a una persona que se siente violada le gusta arrojar a los demás los argumentos que utilizan en su contra. </i>¡Qué gran frase! ¡Y cuánta carga psicológica y cuánta verdad incluye! La famosa doble vara de medir. ¡Incluso por parte de quienes son <i>medidos</i> de manera tan cruel y despiadada! Y, no obstante, Keiko, pese a sentirse mal tras las palabras de Shiraha, trata de aconsejarle: <i>Yo creo que lo más honesto con tu sufrimiento es que te enfrentes al mundo cara a cara y dediques toda tu vida a obtener la libertad. </i>Y añade: <i>si el mundo está en la Edad de Piedra, actúa según las normas de la Edad de Piedra. Si te disfrazas de </i>persona normal<i> y te comportas según el manual, nadie te echará de la comunidad ni te tratará como si estuvieras de más. Tienes que intentar ponerte el disfraz de </i>persona normal <i>e interpretar al personaje imaginario llamado </i>persona normal.</p><p style="text-align: justify;"> De esta manera, <i>La dependienta</i> es la historia de dos seres inadaptados. Y hace hincapié en el caso de Keiko. Una Keiko que ya desde joven había dado señales de ser <i>rara</i> a ojos de los demás. Su familia intentó <i>curarla</i> llevándola a un psicólogo. Pero nada funcionó. Pese a tener una carrera universitaria y a haber crecido solo trabajar en la tienda la hace feliz. Reconoce que <i>la vida que llevaba antes de </i>nacer <i>como dependienta de una tienda está envuelta en una nebulosa y no la recuerdo claramente</i>. Los <i>ruidos de la tienda</i> la reconfortan, y acude a ellos incluso en las jornadas y horarios que pasa alejada de ella. Trabaja ya de forma automática y allí se siente una pieza que forma parte del engranaje del mundo: <i>es curioso que una universitaria, un joven músico, un trabajador por horas, un chico que cursaba el bachillerato nocturno y otras muchas personas pudieran convertirse en aquellas criaturas uniformadas llamadas </i>dependientes. <br /></p><p style="text-align: justify;"> <i>Ni yo misma sabía por qué solo podía trabajar en una tienda y no aspiraba a obtener un empleo fijo. La tienda disponía de un manual impecable y me desenvolvía muy bien como dependienta, pero no tenía ni idea de cómo ser una persona normal en un lugar sin manual de instrucciones</i>, asegura Keiko en un momento de la historia<i>. </i>Y pienso que todo el mundo nos hemos sentido de esa misma manera en muchos momentos de nuestra vida. Pienso también que cada persona debe ser libre para elegir su camino hacia la felicidad. Y que nadie es más que nadie. Sobre todo para aconsejar a los demás. Porque, mucho más a menudo de lo que podamos pensar, lo que es útil para ti no lo es para otro. O al revés. Y nadie debería sentirse ni ser excluido de la sociedad por el simple hecho de no seguir unos convencionalismos que nos suelen convertir en borregos más que en personas. Y, hablando de tiendas, no hay más que verlas en el <i>black friday</i> o en víspera de Navidad para corroborar esta última afirmación. Porque creo que las únicas tiendas que deberían llenarse, todos los días además, son las librerías. <i> </i><br /></p><p style="text-align: justify;"><i><br /></i></p>José Ferrandis Peiróhttp://www.blogger.com/profile/14464187247319528427noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2005254864438597734.post-44195622533926582322023-12-04T09:00:00.000+01:002023-12-04T09:00:00.129+01:00El librero Vollard. Pierre Péju. Ediciones Témpora. 2004. Reseña<p> </p><p><br /></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhIAsU3Zi3law-or2IIqeB92BQWg3CDO_3J0xzSWBEefi5PXzhMPQwbpDF-vLsteuTdfWh_UzRyuAapAPPsWEehyjXSPPU09TFRtX3GTyR7wLFwWy4_vylDAMrL07otP0iu4PfBkf3TVDdBqjuwOb9liHcYblH8jwZVAAiXcjK9gnM3NuFvTgeDCH2UCXsj" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img data-original-height="262" data-original-width="168" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhIAsU3Zi3law-or2IIqeB92BQWg3CDO_3J0xzSWBEefi5PXzhMPQwbpDF-vLsteuTdfWh_UzRyuAapAPPsWEehyjXSPPU09TFRtX3GTyR7wLFwWy4_vylDAMrL07otP0iu4PfBkf3TVDdBqjuwOb9liHcYblH8jwZVAAiXcjK9gnM3NuFvTgeDCH2UCXsj=w257-h400" width="257" /></a></div><br /><br /><p></p><p style="text-align: justify;"> Conocí la existencia de Pierre Péju y de su obra <i>El librero Vollard</i> a través de uno de esos libros que tanto gustan a los bibliófilos por el hecho de que hablan de otros libros. Hasta entonces desconocía por completo que el autor, nacido en Lyon en 1946, es filósofo y ensayista además de novelista. Ha escrito más de una docena de obras, entre las que destacan varias novelas y ensayos sobre temas tan diversos como la interpretación de cuentos y el romanticismo alemán. Enseña filosofía en la Escuela de Francia y es director del Colegio Internacional de Filosofía de París. <i>El librero Vollard</i>, su obra más conocida, la más aclamada por la crítica, que le valió uno de los premios literarios más prestigiosos de su país, el Prix du Livre Inter en 2003, se convirtió en un fenómeno de ventas en su país hace dos décadas de la mano de Ediciones Gallimard. En 2004 Ediciones Témpora decidió traducirla --trabajo a cargo de Cristina Zelich-- y publicarlo en lengua castellana. <br /></p><p style="text-align: justify;"><span><span> Como era de prever, la novela es un homenaje a los libreros, a los libros y a la literatura en general. Construida de forma sencilla --tres partes diferenciadas que engloban quince capítulos-- y utilizando a menudo la prosa poética, narra las vidas de unos personajes, tres principales y otros secundarios, que se caracterizan por una infancia repleta de dificultades y de una adultez de una soledad absoluta. Tan absoluta que, de una u otra forma, todos ellos rozan la alienación e incluso la enajenación. Más abajo volveremos a tratar los temas de la infancia complicada y la soledad. De momento, me quiero detener en algo que concierne al texto en sí. A cómo el autor nos presenta la historia. Al modo en que nos la hace sentir mientras la leemos. La manera que tiene Péju de narrar la forma que tienen sus personajes de convivir en un mundo que a menudo les es ajeno llega a conmover, a emocionar, a sobrecoger. A desgarrar.</span></span></p><p style="text-align: justify;"> La historia nos presenta a Eva, una niña de diez años, que sale corriendo del colegio ante una nueva tardanza de su madre, Teresa, que no trabaja pero necesita huir cada día de su monótona vida, buscando <i>una fuerte dosis de olvido solitario, un gran trago de indiferencia pura</i>. Casi siempre llega tarde a recoger a su hija, que finalmente se cansa y, asustada, corre sin mirar hacia atrás. Ni hacia los lados. Hasta que la camioneta de Étienne Vollard, cargada de libros --los lee, los compra, los vende, y vive con ellos--, choca contra ella y la atropella. A Vollard, <i>macizo, grande, voluminoso</i>, no le gusta conducir, pero <i>para el transporte de libros antiguos, de libros de ocasión que a veces va a comprar lejos, en otra ciudad, está obligado a utilizar su camioneta. </i>Después de tratar de asimilar que deberá aprender a vivir con la idea de que ha atropellado, y quizá matado, a una niña, va al hospital para ver cómo se encuentra la pequeña. Y casi no se separa de ella. </p><p style="text-align: justify;"><span> Teresa lleva diez años haciéndose a la idea de que es madre de una niña. Mientras su hija está en la escuela ella conduce durante horas o coge trenes para perderse en ciudades, calles o centros comerciales, sentirse anónima y libre, evadirse de una realidad solitaria que no puede aceptar.</span> Madre soltera, reflexiona sobre que <i>cuando Eva era un bebé, conseguir hacer lo que debe hacer una verdadera madre era casi más fácil. Ahora es una hermosa chiquilla. Crece rápido. Pronto, por suerte, podrá quedarse sola, arreglárselas. Y Teresa lucha con fuerza contra el deseo envenenado de no regresar jamás. </i>De huir<i>. </i>Y le espeta a Vollard, quien se esfuerza pero no logra entenderla, que <i>estuve terriblemente sola. Únicamente las mujeres solas con un bebé pueden comprender. La presencia de un hijo hace que la soledad se vuelva dura como una piedra. </i>Por eso, solo ansía que Eva crezca para poder dejarla vivir su vida y poder ella misma vivir la suya.</p><p style="text-align: justify;"><i> </i>Vollard, que recuerda por su memoria prodigiosa, su vasto conocimiento de obras y autores y su gran amor a los libros<i> </i>al famoso Mendel de Stefan Zweig, siempre ha leído compulsivamente. Desde una infancia y una adolescencia de soledad y maltratos escolares en la que la lectura fue su único refugio. Una época de su vida descrita con bastante detalle en la segunda parte de la novela, en la que se destaca su aspecto físico --todos se ríen de él y le llaman <i>gordinflón</i>--, su extraordinaria memoria --que despierta a la vez celos y fascinación-- y su inquietante y misteriosa <i>aureola de soledad</i>. Hasta que, con los años, esa pasión se convirtió, además, en su sustento. <i>El Verbo Ser</i> es su librería de libros viejos y de ocasión. Un refugio ya no infantil ni adolescente, sino adulto. Una adultez también solitaria, retirada, aislada del mundo. Ajena a él. Como el Meursault de Camus en <i>El extranjero</i>. Como el Cauldfield de Salinger en <i>El guardián entre el centeno</i>. Como el Maxley de Williams<i> </i>en <i>Solo la noche. </i></p><p style="text-align: justify;"> Y, sin embargo, y a diferencia de los casos expuestos justo arriba, Vollard se muestra empático y humano. Al menos con la pequeña --<i>aquel pequeño cuerpo inerte encarnaba una soledad espantosa que reconocía como el inverso exacto de su propia soledad</i>--. Porque Eva sobrevive, despierta del coma que padecía y muestra signos de recuperación. Camina, bebe y come. Incluso abandona el hospital. Y es trasladada a un centro especializado en la parte alta de la ciudad, cerca de las montañas. Vollard no se separa de ella. Primero, en el hospital, donde, siguiendo las indicaciones y recomendaciones de doctores y enfermeras, y ante la pasividad y despreocupación de una indolente e impotente Teresa, contribuye al despertar de la niña a base de recitarle cuentos de memoria. Más tarde, en el centro, desde donde la lleva de excursión al monte y al río. Soledad de soledades: un hombre solitario ocupándose de una niña solitaria desatendida y dejada de lado por su madre solitaria.<br /></p><p style="text-align: justify;"> La novela transcurre entre las quejas de una Teresa que reconoce que <i>era una niña sola que tiene una niña, con ese permanente deseo de ir a otro lugar, de buscar otra cosa, de huir</i>,<i> </i>y que, ahora que Eva está tan enferma estará siempre con ella, <i>para siempre pegada a ella</i>, por tanto, con la desesperada imposibilidad de marcharse a ningún otro lugar, y, por contra, un Étienne que, por momentos, piensa que <i>Eva se convertía en el hijo que no había tenido, que no tendría jamás, de ninguna mujer. Me necesita como yo necesito ese vapor del nacimiento que flota en torno a él. </i>En efecto, <i>Eva se convertía también en el niño que Vollard había sido, el que hubiese podido ser, en un inaccesible pasado. </i>En este sentido, Teresa y Étienne se transforman en dos solitarios contrapuestos. Ella, una solitaria que se evade de sus responsabilidades como madre. Él, un solitario que, quizá movido también por la culpa, asume muchas más responsabilidades de las que debería. Dos caras opuestas del mismo problema.</p><p style="text-align: justify;"><i> El librero Vollard</i> no tiene grandes expectativas. Sin grandes alardes, con las palabras justas pero necesarias, se limita a contar, a narrar, a describir las distintas formas que tienen las personas de afrontar la soledad y de tratar de vivir con ella. De las maneras que tienen de llenar esas carencias afectivas con libros, viajes, paseos, asistencia a grandes almacenes, etc. De lo muchísimo que marcan las infancias difíciles. De la imposibilidad de ser adultos completos en determinados casos. De lo fácil que es hablar de los demás sin conocer las circunstancias de su pasado. Incluso de su presente. De la impotencia que se puede sentir cuando, pese a ser un virtuoso de las palabras, de conocer el enorme poder que estas poseen, no se alcanza a asimilar las problemáticas que se nos van presentando en la vida cotidiana. Una novela magnífica, en definitiva, que me recuerda, por su simplicidad, además de a las ya reseñadas con anterioridad, a <i>La elegancia del erizo</i>, la famosa novela de la también autora francesa Muriel Barbery. Y es que en ambas novelas hay mucho de filosofía. <i> </i> <br /></p><p style="text-align: justify;"><br /></p>José Ferrandis Peiróhttp://www.blogger.com/profile/14464187247319528427noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2005254864438597734.post-12471350175218160692023-11-20T15:03:00.002+01:002023-11-20T15:03:58.253+01:00Un amor. Sara Mesa. Anagrama. 2020. Reseña<p> </p><p><br /></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjCtDgI-c5moOP_0dD4S74gMDvsNX5hIJZ8VuX6hp3vTfGkiXi9a2Acvx6H02KC5nv6UnLtlDwxlnTE7TqbxngzKmDoTDrrcOx-E47iVzaagnNeHx1jZDTJVdtjrK5BNyXfUCZ23N6zt65JBSIVtnSI5iiDey93bWqk9xQpmHvbz0UVc4mgSaq7QbAOwBVb" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img data-original-height="1371" data-original-width="871" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjCtDgI-c5moOP_0dD4S74gMDvsNX5hIJZ8VuX6hp3vTfGkiXi9a2Acvx6H02KC5nv6UnLtlDwxlnTE7TqbxngzKmDoTDrrcOx-E47iVzaagnNeHx1jZDTJVdtjrK5BNyXfUCZ23N6zt65JBSIVtnSI5iiDey93bWqk9xQpmHvbz0UVc4mgSaq7QbAOwBVb=w253-h400" width="253" /></a></div><br /><br /><p></p><p style="text-align: justify;"><span> </span>En septiembre de 2020, durante los últimos coletazos de aquel extraño verano pandémico de aislamiento, soledad y nueva realidad, vio la la luz <i>Un amor</i>, la novela de la escritora madrileña Sara Mesa. Una historia que, desde la misma portada --la ilustración <i>Chica buscando</i>, de Gertrude Abercrombie, 1945--, nos muestra la imagen de una mujer errante y meditabunda en un mundo solitario, raquítico y casi desértico. En la novela, esa chica se llama Natalia, aunque se hace llamar Nat. Y ese mundo solitario es La Escapa, un pequeño núcleo rural dependiente de Petacas al que la mujer, joven e inexperta traductora, acaba de mudarse huyendo de una ciudad no menos agobiante para ella. Una mujer que robó algo en su anterior trabajo y que, tras ser pillada y perdonada, no pudo aguantar la vergüenza y acabó prefiriendo irse de allí y buscar un lugar tranquilo y barato en el que seguir con su vida. Una vida llena de dudas, inseguridades, obsesiones y una especie de auto boicot.</p><p style="text-align: justify;"><span> Así, llega a La Escapa, donde el imponente monte El Glauco se acabará convirtiendo en el único sitio en el que oxigenarse en un lugar que acabará oprimiendo y confundiendo más todavía a una joven que terminará por enfrentarse no solo al entorno y a sus vecinos --su abominable casero, Píter el hippie, Andreas el alemán, la chica de la tienda, la joven familia que llega cada fin de semana y Joaquín y la vieja demente Roberta, antigua maestra de la escuela de Petacas--, sino también a sus propios fantasmas y fracasos. Y es que la aparente normalidad con la que todos la acogen en un principio va dejando paso a la incomprensión y la extrañeza --en este caso, mutua--, lo cual situará a Nat en una situación muy complicada, repleta de silencios, equívocos, tabús, prejuicios y transgresiones. En definitiva, a una exclusión e indefensión que llegará a amenazar la propia estabilidad emocional y psíquica de una protagonista que ya había llegado allí tocada. Y, como sus nuevos vecinos, con bastantes prejuicios.</span></p><p style="text-align: justify;"><span> </span><i>Estáis hablando en lenguajes diferentes</i>, le dice Píter a Nat en un momento de la historia. Y esa frase, que podría pasar más o menos desapercibida para la mayoría de los lectores es, para mí, la clave de la historia. Porque <i>Un amor</i> aborda un tema complicado de explicar, pero que hace referencia al uso del lenguaje no como forma de comunicación, sino de aislamiento, de soledad y de diferencia. Es cierto: los protagonistas de la historia hablan la misma lengua, pero con un lenguaje que los separa mucho más que los une. Como si fuera posible entenderse pero imposible comprenderse. Un lenguaje que no une sino que separa. Que hace del diferente un enemigo, un transgresor. Y es que los protagonistas acaban por no aceptar la forma de vida de Nat. Pero ella tampoco se integra en un lugar que desde el principio, antes de que haya ocurrido nada significativo, ve como algo peligroso, hostil, diferente. Y, claro, el ambiente se constituye en algo agobiante, lento, opresivo, obsesivo. </p><p style="text-align: justify;"><span><span> Nat es una chica muy contradictoria en sí misma. Y se equivoca al elegir La Escapa como su lugar de reconstrucción. Porque allí no encuentra un sitio idílico sino el escenario de una especie de tragedia griega que desde muy pronto se sabe que no va a acabar bien. Algo que queda claro desde la escena en la que el casero, un hombre desaliñado, malhablado, peor mirado --siempre luciendo una especie de sonrisa irónica malencarada--, antipático y machista hasta la médula, la recibe en su nuevo hogar de alquiler y le regala como bienvenida un perro maltratado, al que pone de nombre Sieso, que, víctima de su pasado, huye de ella, se esconde y no hace caso</span> ni de la comida que le pone. Un perro que, como Píter le anticipa a Nat, le va a traer más problemas que satisfacciones. Píter, vidriero de profesión, se erige desde pronto como su defensor y su protector en la comunidad, Al resto, Nat los ve así: <i>ruidosos y desordenados, se parecen extrañamente entre sí.</i> </span></p><p style="text-align: justify;"><span> De forma sorpresiva y original, la relación amorosa de Nat que se anticipa ya desde el mismo título de la novela no se da con Píter el hippie --pese a que <i>su cuerpo es atractivo y firme, su robustez resulta indudablemente erótica, es encantador, buen vecino, sabe de libros, música y películas, todo lo que se presupone interesante..., está sorprendida, incluso decepcionada. ¿No iba él a besarla, o a intentar besarla? ¿No trataría de llevársela a la cama? ¿No es lo previsible, lo que se espera de un hombre?</i>--, sino con Andreas el alemán. Y solo es posible debido al estado emocional que atraviesa la protagonista. Porque el 99,9 por ciento de las mujeres se indignarían y no querrían volver a saber nada, nunca más, de un hombre que se ofrece a arreglar las goteras de su casa a cambio de que le deje <i>entrar en ella un rato</i>. Se lo dice así: <i>No eres prostituta, no quiero que pienses que te tomo por tal. Te tumbas y acabo pronto. Solo eso. Hace mucho que no he estado con una mujer. Mi cuerpo lo necesita. Pensé que podría pedírtelo. </i> <br /></span></p><p style="text-align: justify;"> Sin embargo, y contra todo pronóstico, Nat acepta el intercambio y se deja hacer por Andreas el alemán. <i>Había demostrado sensibilidad. Una delicadeza que no hubiese imaginado en él, con su aspecto rudo y no precisamente sofisticado. Trató de no hacerle daño, yendo despacio. Al recordarlo, todavía siente el calor entre sus piernas, un calor mucho más mental que físico... </i>Y, a partir de entonces, repite cada noche. <i>Nat, la distante, impasible, la brusca Nat, se ha transformado en un ser hambriento. Tanto que tiene que refrenarse para no ir a verlo a todas horas y para no quedarse a dormir por las noches. </i>Y entre ellos comienza una nueva historia. Una historia de sexo, placer, pasión y amor, pero también de dependencia, inseguridad, dudas y desconfianza por parte de ella. Todo ello mientras el resto de vecinos --excepto Píter-- se escandalizan por el tipo de vida de la joven, le hacen el vacío y el ambiente se va enrareciendo cada vez más.</p><p style="text-align: justify;"><span> </span>Y, de nuevo, el carácter de Nat, los fantasmas de su pasado, sus inseguridades, la llevan hacia el precipicio. <i>Entre todas las interpretaciones posibles, siempre escoge la peor. Ni siquiera cuando se convence de que sus ideas carecen de sentido está a salvo. Cualquier variación, cualquier matiz que no hubiese previsto, consigue que se tambalee. Los celos, ese monstruo de ojos verdes, se cuelan hasta en la cama, con su lengua picuda y sus muecas obscenas, inspeccionándolos a ambos para devorarlos, corrompiendo el sentido de sus movimientos, tiñéndolos de suciedad y recelo. ¿Por qué Andreas cierra los ojos cuando está con ella? ¿Es porque piensa en otra? ¿Porque recuerda a su joven exmujer? </i>Su desazón no es ya con Andreas, sino con todo el mundo. Así, en el mercado, observa <i>mujeres charlatanas, tenderos deslenguados, niños astutos y tramposos, adolescentes con un brillo arrogante en los ojos, retador. No puede ser tan horrible, se dice. Es ella, su mirada, que está enferma. Ojalá pudiera cerrar los ojos para no ver más.</i></p><p style="text-align: justify;"> Más arriba he hecho alusión a una frase capital, la que le dice Píter a Nat en referencia al lenguaje. También he comentado el hecho de que Nat no sea capaz de integrarse en su nueva comunidad. Pues bien, la otra frase clave de la novela, para mí, es la que le dice Andreas a Nat en otro momento de la historia: <i>aquí nos manejamos con otras reglas. Y tú no las entiendes. No es que no las asumas. Es que eres incapaz de entenderlas. </i>Ambas frases, sin duda los motores de la historia, hablan de las diferencias de moral de los protagonistas de la novela. Y también de las de los lectores. Porque ellos, simples espectadores en un principio, se convierten también en jueces de cada uno de los personajes según avanza la historia. Una historia que se lee rápida pero se abandona poco a poco. Porque al final, son los lectores quienes buscan los porqué de la vida. Sara Mesa nos hace visitar lo más oscuro y profundo del alma humana en esta gran novela. Conociendo a Isabel Coixet, seguro que en su nueva película, basada en esta obra, le da otra vuelta de tuerca a la historia. Habrá que verla... <i> </i> </p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"> </p>José Ferrandis Peiróhttp://www.blogger.com/profile/14464187247319528427noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2005254864438597734.post-17556871853266951672023-11-03T09:00:00.012+01:002023-11-03T23:23:15.734+01:00Todo lo que importa sucede en las canciones. Fernando Navarro. Pepitas de calabaza. 2022. Reseña<p> </p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCmiLFPjyfOsOkjmFCf-TANJ68-JtPh5Y4RTW32rWbZ8D4j2zLhNpkMZ07qrQGj1iQX5tJzgnsfxA8OKFgKgRpfN28Z_n6x_TxPm6S9o07M7V5iaW-3ksmK7_Fnk1OGonXpVVTOPCG-tn1MNVB_JgB5DLi6UZEa14jDg8hg8_ENvPb7bmYFQZtXuAeww25/s750/Todo%20lo%20que%20importa%20sucede%20en%20las%20canciones.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="750" data-original-width="528" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCmiLFPjyfOsOkjmFCf-TANJ68-JtPh5Y4RTW32rWbZ8D4j2zLhNpkMZ07qrQGj1iQX5tJzgnsfxA8OKFgKgRpfN28Z_n6x_TxPm6S9o07M7V5iaW-3ksmK7_Fnk1OGonXpVVTOPCG-tn1MNVB_JgB5DLi6UZEa14jDg8hg8_ENvPb7bmYFQZtXuAeww25/w281-h400/Todo%20lo%20que%20importa%20sucede%20en%20las%20canciones.jpg" width="281" /></a></div><br /><p><br /></p><p style="text-align: justify;"> Algunos libros, por su composición, contenido y formas narrativas, son de difícil calificación. Pasa, por ejemplo, con <i>Todo lo que importa sucede en las canciones</i>, la última novela del periodista musical Fernando Navarro --no confundir con el guionista, crítico de cine y novelista de mismo nombre y apellido cuya primera novela, <i>Malaventura</i>, fue también reseñada por este mismo blog hace unos meses--. El Navarro al que me refiero en esta reseña es redactor de El País, colaborador musical en la Cadena SER y autor del blog La Ruta Norteamericana. Ha publicado con anterioridad un par de ensayos --<i>Acordes rotos</i> (66 RPM, 2011) y <i>Maneras de vivir </i>(Muddy Waters Books, 2021)-- y una novela titulada <i>Martha. Música para el recuerdo </i>(66 RPM, 2015). Además, colaboró en el libro conjunto <i>Bruce Springsteen. De Greetings from Asbury Park a la Tierra Prometida</i> (Grijalbo, 2012). <i>Todo lo que importa sucede en las canciones</i> es su segunda novela. Así fue presentada. Aunque a mí me parece mucho más que una novela.<br /></p><p style="text-align: justify;"> Y es que su título y hasta su misma portada --un disco de vinilo surcado por una aguja--, muy acertadamente presentada en blanco y negro, nos da a entender que estamos también ante un libro musical. Un libro en el que la música tiene tanta importancia como la historia narrada. Porque, además, van de la mano y cuesta entender la historia sin ese acompañamiento musical. Algo parecido a lo que en su día yo mismo hice con mi novela <i>Almas suspendidas</i> (Círculo Rojo, 2012). Una novela con banda sonora, vaya. Algo que, por lo visto en la sinopsis de su primera novela, <i>Martha. Música para el recuerdo --</i>que ya obra en mi poder para una pronta lectura<i>--</i>, es común a la obra de su autor. Un autor que no entiende la vida sin canciones. Que habla a través del personaje central de su libro (que bien podría ser él mismo, aunque esa cuestión es lo de menos), quien afirma que <i>solo parece que amaina el temporal cuando las canciones me rodean.</i></p><p style="text-align: justify;"> Un personaje central del que no sabemos su nombre pero sí que afirma cosas sinceras de sí mismo. Como esta: <i>ya no sé si arrastro la crisis de los treinta o me he adelantado a la de los cuarenta. Tal vez me mueva entre ambas, enlazando una con otra como esas canciones que saben hilar los buenos pinchadiscos, sin espacios en blanco. Todo seguido para dar sentido al título de mi propio disco: </i>Hombre en crisis permanente. Un personaje que de repente ve desmoronarse su mundo. Que se debate entre seguir con su vida actual o dar un brusco cambio de rumbo. Que no se perdona el hecho de fallarles a su esposa, Rosa, y a su hijo, Alejandro. Que decide darse un tiempo e irse temporalmente --o no-- a un piso cercano de alquiler. Un piso en el que recuerda su vida pasada para intentar averiguar cómo ha llegado a esa situación. Una vida pasada de la que salva principalmente a su madre, su tío, la casa de su infancia y, por supuesto, sus discos. </p><p style="text-align: justify;"><span> </span>La vida del protagonista discurre entre canciones y reproches continuos hacia sí mismo. Por ejemplo, por el hecho de no haber sabido conformarse con todo lo bueno que tenía. Una familia sólidamente construida. Una mujer enamorada de él que se desvive por su bienestar y cuida y educa a su hijo en sus ausencias por motivos de trabajo. Que cuando la deja, comprendiendo su crisis personal, lejos de enfadarse con él, le hace prometerle que visitará a una psicóloga que lo ayude en un momento tan importante de su vida. Un hijo que a menudo lo espera para leer juntos cuentos de dinosaurios. Que lo acompaña en su nuevo piso aunque no le gusten ni el propio piso ni la idea de no compartir ya el mismo techo. En efecto, el protagonista no acaba de perdonarse haber deshecho una familia. Quizá por el hecho de que él mismo jamás conoció a su padre, que los abandonó a él y a su madre para irse con otra mujer más joven. La familia. Sí, la familia es uno de los puntos centrales de la novela.<br /></p><p style="text-align: justify;"> Y, en estos tiempos que corren, sabemos que hay distintos tipos de familia. Así lo explica el narrador: <i>la última noche antes de mudarme, Rosa me aseguró que nadie iba a quererme nunca como ella me quería. No pude rebatirla porque, en el fondo, yo también lo pensaba. Casi un año después lo sigo pensando. Acostumbrarme a vivir alejado del latido de su amor puro y cotidiano es algo que me llevará todavía un tiempo. Creo que poco a poco voy lográndolo. También creo que los dos estamos aprendiendo a manejarnos con el futuro que nos espera. El día de mi cumpleaños, fuimos los tres a comer a un restaurante. Era la primera vez que lo celebraba desde que mi madre no estaba. Aprovechamos ese día para hablar de ir los tres juntos a celebrar el de Alejandro. Todavía somos una familia. Una familia distinta, como tantas. Mantener la unión de nuestra familia a pesar de estar separados es la segunda promesa que le hecho a Rosa desde que llegué al piso. Realmente, es una promesa que los dos le hacemos a Alejandro, aunque él ahora esté más preocupado por conocer nuevas especies de dinosaurios.</i><br /></p><p style="text-align: justify;"><span> Por reprocharse, se reprocha hasta no haber sabido llevar mejor su relación con Mar, una chica que conoció tiempo atrás y con la que comparte una historia de pasión. Una historia de pasión por el rock and roll y por el sexo. Reconoce el protagonista que conocer y medio afianzar la relación con Mar aceleró su decisión de dejar a su esposa. No es que sustituyera a una por otra. Su relación con Rosa estaba en un callejón sin salida y habría acabado finalmente. Pero la presencia de Mar hizo que todo se precipitara a mayor velocidad. No a cámara lenta sino a cámara rápida. Una relación, la que tiene con Mar, que sufre continuos altibajos ya que ambos buscan cosas diferentes y, por tanto, necesitan ritmos de vida diferentes. Y también diferentes tipos de compromiso. </span>Por todo ello, <i>Todo lo que importa sucede en las canciones</i> es también la historia de vidas y familias desestructuradas. Primero, la de la adolescencia, formada por la abuela, la madre y el tío del protagonista. Ahora, la que forman Rosa y Alejandro, con el protagonista como satélite cercano. No extraña que necesite ayuda psicológica. </p><p style="text-align: justify;"><span><span><span><span> Y, sin embargo, lo que de verdad ayuda al protagonista a sobrellevar la situación no es el hecho de acudir semanalmente a la consulta de la psicóloga sino escuchar canciones, analizar sus letras y las vidas de sus intérpretes y saber cuáles de ellas necesita en cada momento. En ese sentido, la novela es también un compendio, una recopilación de las canciones más importantes de la vida del protagonista (y también del autor). Por un lado, desde </span></span></span></span>Patti Smith hasta Lucinda Williams, pasando por Aretha Franklin. Por otro, desde Elvis Presley hasta Bruce Springsteen, pasando por Bob Dylan. Porque en Bob Dylan comienza y termina todo según el protagonista de la novela. Así, su narración se presenta en quince capítulos que van acompañados de quince canciones. Quince canciones que describen los hechos narrados. Como una especie de justificación o razón de ser. De ellos, los hechos, y de la vida y las decisiones del propio protagonista. </p><p style="text-align: justify;"> A través de la lectura de los distintos capítulos el lector, además de disfrutar de la trama propiamente dicha de la novela, muy destacable ya de entrada, aprende aspectos relevantes y a menudo no muy conocidos sobre los cantantes y grupos que aparecen en ellos. Además de los referidos más arriba, aparecen también The Beach Boys, The Beatles, Roy Orbison, Tom Waits, Warren Zevon, Billy Joel, Neil Young y Tom Petty. Una banda sonora de lujo. Una banda sonora, además, que aconsejo ir escuchando según se lea la novela. Por ejemplo, antes y después de cada capítulo. Así lo he hecho yo, y puedo asegurar al lector de esta reseña que, después de la lectura del capítulo en cuestión, cada canción deja de ser en la segunda escucha lo que era en la primera. No en vano, las canciones y los libros no se perciben de la misma manera pasado el tiempo. Si con la buena literatura puede uno entretenerse y aprender, <i>Todo lo que importa sucede en las canciones</i> cumple con ambos objetivos. Y lo hace con creces. A leer la novela y a darle volumen a la lista de reproducción de <i>Todo lo que importa sucede en las canciones</i> en Spotify... </p><p style="text-align: justify;"><span><span><span> </span> </span> </span><br /></p>José Ferrandis Peiróhttp://www.blogger.com/profile/14464187247319528427noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2005254864438597734.post-9520479611783405252023-10-23T10:00:00.010+02:002023-10-23T10:00:00.140+02:00Novela de ajedrez. Stefan Zweig. Acantilado. 2002. Reseña<p> </p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg119OQKA3FHW5CpeNBQbD044tpBuh312wTfkfH9PQN7tN52Af2l1_hlgSPxM6WacytRLR_SnH3nnnhmyywKXTCUZVftkGWRqpeRYKd1TR1REMY0Xq_mkz9ZAQF9MugnQsdnpTarWLRBm_yfQrtqEvzsvAOfrdBBSBKGaiLjuKB314QXbO_rG12dyjk1Kr0/s871/Novela%20de%20ajedrez.webp" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="871" data-original-width="552" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg119OQKA3FHW5CpeNBQbD044tpBuh312wTfkfH9PQN7tN52Af2l1_hlgSPxM6WacytRLR_SnH3nnnhmyywKXTCUZVftkGWRqpeRYKd1TR1REMY0Xq_mkz9ZAQF9MugnQsdnpTarWLRBm_yfQrtqEvzsvAOfrdBBSBKGaiLjuKB314QXbO_rG12dyjk1Kr0/w254-h400/Novela%20de%20ajedrez.webp" width="254" /></a></div><br /><p><br /></p><p style="text-align: justify;"> <i>Novela de ajedrez</i> fue la última obra escrita por Stefan Zweig. Lo hizo en su exilio brasileño a finales de 1941, escasos meses antes de su suicidio, el 22 de febrero de 1942. Considerada por todo el mundo una de sus obras cumbre --si es que un autor tan sobresaliente puede tener alguna que no lo sea--, se publicó de forma póstuma en Argentina, no llegando a la Europa libre (la no ocupada por los nazis) hasta 1943. El escritor austríaco critica en ella el nazismo y los métodos demoníacos de la Gestapo. De gran crudeza en muchos de sus pasajes, describe, sin una palabra de más pero con toda su significación, aspectos tan relevantes como la deshumanización, el aislamiento, la incomunicación y el exilio forzoso a que fueron sometidas millones de personas durante los años inmediatamente anteriores a la Segunda Guerra Mundial y, especialmente, durante la contienda. Hechos que provocaron que el bueno de Zweig decidiera poner fin a su vida.</p><p style="text-align: justify;"><span> Todas las novelas cortas de Zweig --en este mismo blog ya han sido reseñadas un gran número de ellas-- comparten una serie de características, las cuales también se hacen presentes en la que nos ocupa. En primer lugar, se funden con gran maestría la realidad del momento de escritura de la obra en cuestión --en este caso, obviamente, la feroz expansión del nazismo, que amenazaba con hacerse dueño de toda Europa--, una buena idea del autor --llevar a un tablero de ajedrez toda la angustia que la realidad le causaba-- y su inagotable capacidad para crear una gran obra de ficción a partir de todo ello. En segundo lugar, la utilización de la obra en sí para denunciar una situación tremenda e injusta --la ya descrita--. Y, en tercer lugar, en las novelas de Zweig aparecen muy pocos personajes pero, eso sí, magistralmente presentados, descritos y psicoanalizados --descuartizados en espíritu--. Mención especial, en este sentido, para Czentovicz y el señor B.. Sobre todo en el caso del segundo.</span></p><p style="text-align: justify;"><span> En <i>Novela de ajedrez</i>, la tranquilidad de un viaje en barco desde Buenos Aires hasta Nueva York puede saltar por los aires por un simple juego. Un juego que acabará enfrentando a todo un campeón del mundo con un enigmático vienés que huye del nazismo. Un contrincante que lleva más de veinte años sin jugar a ese juego, pero que es capaz de poner contra la cuerdas al vigente campeón mundial. Dos seres absolutamente antagónicos, en todos los sentidos, que dirimen sus diferencias sobre un tablero de ajedrez. Que han de hacer frente a una extraordinaria presión. Una presión para la que, tal vez, no están preparados. Todo ello descrito de una manera magistral por una pluma mágica, la de Zweig, que provoca que también el lector lea la historia con una tensión y unos nervios que le impiden cerrar el libro hasta que llega el final. Habiendo de resistirse a la tentación de echarse una partidita. Algo que yo mismo hice nada más terminar la lectura.<br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span> Por supuesto, otro componente de las obras de Zweig es la intriga, el misterio. No son sus obras thrillers ni novelas policíacas, ni falta que les hace, claro, pero sí saben mantener en vilo al lector ante situaciones que, lejos de la artificialidad y la desconexión con la realidad cotidiana, podrían sucederle a cualquiera. Un tanto más que anotar en el casillero de uno de los mejores autores del siglo XX. En <i>Novela de ajedrez</i>, el misterio viene de la mano del señor B., de quien nada sabemos más allá de que lleva veinte años sin sentarse ante un tablero y es capaz de enfrentarse al actual campeón de campeones. ¿Cómo puede ser eso posible? ¿Cómo aprendió a jugar así? ¿Por qué lleva tantos años apartado de algo para lo que, sin duda, es tan válido? ¿Cómo puede ser que un hombre así sea un completo desconocido en el mundillo del juego? Y, sobre todo, ¿por qué se comporta de esa manera tan particularmente desconectada del mundo y de la realidad?</span></p><p style="text-align: justify;"> La información que el lector necesita para comprender la historia se nos va dando a su debido tiempo. A Czentovicz, en cambio, nos lo presenta el narrador desde las primeras páginas de la novela como un hombre <i>incapaz en su vida privada de escribir una frase en el idioma que fuese sin faltas de ortografía</i>. Como un ser <i>perezoso, silencioso y apático </i>que <i>no hacía nada que no se le ordenara de manera explícita, </i>es decir, con una <i>absoluta falta de iniciativa. </i>Como un chico cuya <i>incultura era igualmente universal en todas las materias. </i>Cuyo <i>cerebro tardo </i>no tenía la <i>capacidad de retener hasta los conceptos más elementales. </i>Y, sin embargo, todo ello no le impide labrarse una <i>asombrosa carrera. A los diecisiete años había ganado ya una docena de premios, a los dieciocho el campeonato húngaro, y a los veinte, finalmente, el del mundo. </i>De todas formas, <i>en cuanto se levantaba de una mesa de ajedrez se convertía sin remedio en una figura cómica, casi grotesca. </i><br /></p><p style="text-align: justify;"><i> </i>Así, lo único que comparten ambos contendientes es su pasión por el ajedrez --al que el narrador califica como <i>juego de reyes; juego entre los juegos; el único ideado por el hombre que escapa soberanamente a cualquier tiranía del azar, y otorga los laureles de la victoria exclusivamente al espíritu, o mejor aún, a una forma característica de agudeza mental; el único juego que pertenece a todos los pueblos y a todas las épocas y del que nadie sabe qué dios lo legó a la tierra para matar el hastío, aguzar los sentidos y estimular el espíritu</i>-- y su aislamiento respecto a los demás ciudadanos del mundo. Pero por causas bien diferenciadas. Czentovicz, para ocultar su monomanía y su monocordia intelectual, denotando una <i>gran habilidad de no mostrar nunca sus puntos flacos. </i>Alguien que conoce su <i>desidia intelectual absoluta </i>--<i>que posee una sola veta de oro entre quintales de roca estéril</i>-- y que<i> apenas detecta la presencia de una persona instruida, se encierra en su cocha como un caracol. </i></p><p style="text-align: justify;"><span> </span>El señor B., en cambio, se esconde de los nazis. Arrastra, desde hace más de dos décadas, una carga demasiado pesada: un año de encierro e interrogatorios a cargo de la Gestapo que acabaron por volverlo prácticamente loco. Algo que evitó, solo en parte, gracias a que la fortuna quiso poner en sus manos un libro con las jugadas maestras de los grandes genios del ajedrez mundial. Un libro que fue toda su compañía durante su largo encierro. Un libro que se sabía ya de memoria y que lo mantuvo con vida y lo alejó de la locura completa pero no de una cierta locura. Una locura que había mantenido a raya durante casi veinticinco años. Hasta que, paseando tranquilamente por el barco que lo lleva hasta Nueva York, asiste a una partida cuyos contrincantes --un rico, caprichoso y despreocupado noble británico y un hombre introvertido que resulta ser todo un campeón del ajedrez-- van a poner a prueba, con gran tensión, su capacidad de resistencia y de resiliencia.</p><p style="text-align: justify;"> Por sus escenas de mayor crudeza, básicamente las que describe el señor B. al narrar su encierro y los interrogatorios que sufrió a manos de la Gestapo, <i>Novela de ajedrez</i> recuerda al célebre ensayo <i>El hombre en busca de sentido</i>, del también afamado autor austríaco Viktor Frankl, que fue escrito por el psicólogo y filósofo en 1946. Aspecto este que habla, para muy bien, de la obra reseñada. Si Zweig siempre describe psicológicamente a sus personajes de forma magnífica, en esta obra concreta lo hace más admirablemente todavía. Tras leerla resulta imposible no empatizar con sus personajes, sobre todo con el señor B., cuya angustia y casi locura son irremediablemente compartidas por el lector. Un lector que tampoco puede resistirse a echar una partidita, aunque sea contra el ordenador. A ello voy de nuevo. ¡Gracias, maestro! </p><p style="text-align: justify;"><i><span> </span> </i><br /></p><p style="text-align: justify;"> </p>José Ferrandis Peiróhttp://www.blogger.com/profile/14464187247319528427noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2005254864438597734.post-62719487159236490672023-10-19T19:38:00.003+02:002023-10-19T19:39:00.215+02:00Saga Los mentideros del destino. Libro Primero: La hermandad de los huérfanos. Javier Ávila. Ediciones Digitales Anteo. 2023. Reseña<p> </p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjlt859pia2aG5C4qWpYCmX4eneVNDX1Ton-BsEAA8_JFjxUv33RVC3LO1WBA7o3rbtQXDPLU7x_ufLA741SM4_U9a_7dEV3A4MtLxaoaztsJR5mbxwOq_GCSc0sEe-S1VRqCAa2TZPqV23VksnqEb5StKaDJEzzRlkki6sfJj8Cq1XubzMQBkdgvx5UyRc/s676/los-mentideros-del-destino-1-el-uno-por-el-otro-javier-avila.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="676" data-original-width="436" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjlt859pia2aG5C4qWpYCmX4eneVNDX1Ton-BsEAA8_JFjxUv33RVC3LO1WBA7o3rbtQXDPLU7x_ufLA741SM4_U9a_7dEV3A4MtLxaoaztsJR5mbxwOq_GCSc0sEe-S1VRqCAa2TZPqV23VksnqEb5StKaDJEzzRlkki6sfJj8Cq1XubzMQBkdgvx5UyRc/w258-h400/los-mentideros-del-destino-1-el-uno-por-el-otro-javier-avila.jpg" width="258" /></a></div><p><br /></p><p style="text-align: justify;"> Algunos autores noveles se atreven a escribir novelas tan densas y extensas que no son publicables en un único volumen, lo cual obliga a autor y a editorial a presentar la obra a través de diversos fanzines o entregas separadas en el tiempo. Es el caso de la saga que lleva por título <i>Los mentideros del destino</i>, de un escritor zaragozano que escribe bajo el pseudónimo de Javier Ávila. Se trata de una saga compuesta por cinco libros divididos en catorce fanzines y en una novela corta que es precuela de toda la historia. Entendiendo el apuro que para el lector puede constituir el seguimiento de la publicación da cada uno de los fanzines, el autor complementa la saga con sus redes sociales y una librería virtual o web del autor en la que se pueden ir adquiriendo los diferentes números según se vayan publicando. A día de hoy, están disponibles ya los tres primeros, que completan el primero de los cinco libros de la saga, que se titula <i>La hermandad de los huérfanos</i>. </p><p style="text-align: justify;"> <i>Los mentideros del destino </i>no es una historia de relatos sueltos, sino una novela tan compleja como pueda serlo la mentira. Las segundas intenciones de los protagonistas forman buena parte del argumento. Un argumento constituido por mentiras sobre mentiras. En definitiva, una historia de un mundo, una creación fantástica que se ubica en nuestro entorno terrenal o al menos en una parte de nuestra realidad. Porque, como suele ocurrir en las buenas novelas, no todo es lo que parece en esta historia. Y las piezas del puzzle que debe ser completado para esclarecer los diferentes misterios e intrigas que se nos presentan en cada uno de los fanzines se nos pueden mostrar en cualquiera de sus numerosas páginas. Para seguir los lanzamientos y el desarrollo de la historia, como ya ha quedado dicho más arriba, se puede y debe visitar la web losmentiderosdeldestino.com, y se puede contactar con su autor a través del correo electrónico info@losmentiderosdeldestino.com. <br /></p><p style="text-align: justify;"> La saga tiene seis grandes protagonistas, tres masculinos y tres femeninos. Todos ellos son personajes de la peor calaña, pero a la vez poseen también buenos sentimientos. Las historias vividas por ellos armonizan las de ellas. Fátima, la princesa de Alepo, consigue liberarse de su destino; Marcela busca vengarse de la nobleza aragonesa; y Elena es una pícara, una farsante, una asesina letal e invisible a los ojos de la justicia que se esconde tras una encantadora sonrisa. Por su parte, Ginés y Gilberto son dos fiemeros --harapientos y sucios limpiadores de letrinas-- que se encuentran debido a las mentiras de un pirata tunecino de nombre Nicetas, el último maese de su hermandad. Un embaucador que ha creado su propia devoción, que responde al nombre de <i>los hermanos de la luz</i>. Será él quien enseñe a los fiemeros a estafar, falsificar, manipular y robar todo tipo de documentos y hasta identidades. Viven unas vidas ficticias y continúan la saga de los mentideros del destino.</p><p style="text-align: justify;"><span> </span>El primero de los fanzines, que es el que servidor ya ha leído, lleva por título <i>El uno por el otro</i>. A través de un estilo directo y una narración sugerente Javier Ávila nos lleva a la Zaragoza de marzo de 1156. No en vano, el objetivo del autor es contarnos la historia de los maños. No la de sus reyes y sus gobiernos, sino la del pueblo llano. La de ciudadanos que serían anónimos de no ser por esta narración o conjunto de narraciones que componen <i>Los mentideros del destino</i>. Unos ciudadanos que luchan contra las noblezas árabe y cristiana para defender sus deseos y sus ansias de libertad. Realidad, mentiras y leyendas medievales de todo tipo se mezclan para crear una especie de teatro de papel que transita por el tiempo de las primeras cruzadas. Una época en la que, como todos ya sabemos a estas alturas, a menudo debía recurrirse a la picaresca para poder llevarse a la boca al menos un triste mendrugo de pan. </p><p style="text-align: justify;"><span> La historia desarrollada en este primer fanzine nos presenta a los tres principales personajes masculinos de la saga. Comienza con el entierro de uno de ellos, Nicetas, que es enterrado como fiemero --aunque a lo largo de su vida, repleta de embustes, ha sido rico, caballero y esclavo, según le conviniera en cada caso--. Un entierro demasiado pomposo para tratarse de alguien de tan baja escala social, observa el funcionario del censo zaragozano Marcelino Saputo. Sus pesquisas para desentrañar el misterio de cómo alguien como él era enterrado de esa manera finalizan de forma abrupta al ser muy bien obsequiado con una generosa compensación por don Gilberto, conde de Mesana, un hombre que rara vez abandona su mansión y que nunca se junta con el resto de nobles de la región. Algo muy extraño, y que también encierra un secreto. Ginés, huérfano acogido por el conde, antes ahijado de Nicenas, completa el trío de protagonistas masculinos de la historia.</span></p><p style="text-align: justify;"><span><span> Los capítulos de este primer fanzine nos narran algunos pasajes sobre las vidas pasadas de los protagonistas. Cómo se conocieron Nicetas y don Gilberto después del naufragio de un navío acaecido en pleno enfrentamiento entre cristianos y árabes en plena Guerra Santa. Cómo don Gilberto salvó la vida de Nicetas y este, a cambio, le cedió todas sus riquezas y se convirtió en su siervo, quedando sellado para siempre un destino común que los iba a hacer inseparables incluso más allá de la muerte. Cómo ambos se instalaron en Zaragoza y don Gilberto fue recompensado con el condado y un buen puñado de monedas y de tierras por Fernando I de Aragón por los servicios prestados en las distintas guerras. Cómo Ginés se convirtió en ahijado primero de Nicenas y luego de don Gilberto. Cómo Nicenas creó la hermandad basada en los libros del destino, que predicen todo lo que todavía está por venir.</span></span><br /></p><p style="text-align: justify;"><span><span> Algo muy a destacar de la escritura de Javier Ávila es la magnífica descripción psicológica --y también física-- de cada uno de los personajes. No solo de los principales, sino también de los secundarios. Aspecto, como digo, a reseñar. Sobre todo tratándose de un escritor novel. Cada detalle mostrado contribuye a encajar esas piezas de puzzle que finalmente nos enseñan quién es quién y qué papel juega en el desarrollo de la trama de la novela. También describe con amplitud los ambientes y los lugares. Y explica concienzudamente la importancia que para el futuro de la saga tendrán los libros del destino, los hures --quienes, eruditos y criminales al mismo tiempo, no dudan en matar o hacer matar a los más altos dirigentes políticos para cambiar el rumbo de los acontecimientos--, la fe y la fantasía. Porque la religión, la Historia, la filosofía y la fantasía se dan la mano en <i>Los mentideros del destino</i>. <br /></span></span></p><p style="text-align: justify;"><span> Habrá que estar bien atentos a las publicaciones de los próximos fanzines --como ha quedado dicho ya más arriba, están publicados el segundo y el tercero, que completan el libro <i>La hermandad de los huérfanos</i>, el primero de los cinco libros que componen la saga completa--, porque prometen emociones, dramas y también humor. Todo ello de la mano de este nuevo escritor dedicado a la docencia desde hace casi dos décadas. Para finalizar la presente reseña, recuerdo nuevamente cómo conocer los próximos lanzamientos de los fanzines de la saga: la web </span>losmentiderosdeldestino.com y el correo electrónico info@losmentiderosdeldestino.com. </p><p style="text-align: justify;"><span> </span> <br /></p>José Ferrandis Peiróhttp://www.blogger.com/profile/14464187247319528427noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2005254864438597734.post-29998124700557699722023-09-29T14:53:00.000+02:002023-09-29T14:53:32.295+02:00La utilidad de lo inútil. Nuccio Ordine. Acantilado. 2013. Reseña<p> </p><p><br /></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgcYhzTkraPnSdL6V6KA-l595WTbUNfj-DRdHBZ9C_DIFuitkPfIPvN77OjbnLbWxN5Q0DsfZDse1AF895xKlzkokXyk3vvpPXTUu8-YMeXarHvs3NrqCefaZpH4SU0JMmtWXjwD6L5Be02J4G3yDiTtRNIjZ3188FkJtqprCRURO7N_x9FSg2U34DO7-jd" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img data-original-height="840" data-original-width="552" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgcYhzTkraPnSdL6V6KA-l595WTbUNfj-DRdHBZ9C_DIFuitkPfIPvN77OjbnLbWxN5Q0DsfZDse1AF895xKlzkokXyk3vvpPXTUu8-YMeXarHvs3NrqCefaZpH4SU0JMmtWXjwD6L5Be02J4G3yDiTtRNIjZ3188FkJtqprCRURO7N_x9FSg2U34DO7-jd=w263-h400" width="263" /></a></div><br /><br /><p></p><p style="text-align: justify;"> El pasado mes de mayo se conoció que el profesor y escritor italiano Nuccio Ordine --considerado el ensayista italiano más conocido del mundo por su conocimiento de la época, el arte y la literatura del Renacimiento y una de las personalidades más significativas del panorama cultural internacional-- había sido distinguido con el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2023, galardón que debía recoger el 20 de octubre. Apenas un mes después, en junio, falleció a causa de un accidente cerebrovascular. Su manifiesto <i>La utilidad de lo inútil</i>, probablemente su obra más conocida, la que le hizo llegar al gran público, algo que él no pareció buscar nunca, reflexiona sobre la situación marginal de las Humanidades en el mundo actual. En ella, las reivindica como disciplinas necesarias en la formación cívica del ser humano y en la creación de un pensamiento crítico fundamental para el desarrollo y el bienestar social. </p><p style="text-align: justify;"><span><span> El manifiesto repasa opiniones de filósofos, escritores y científicos sobre la importancia de apostar por una educación que cultive el afán de saber y de indagar sin el objetivo inmediato utilitarista o práctico que parece estar imponiéndose en los últimos años. Así, defiende que no solo lo que es inmediatamente útil lo es en realidad. También que en tiempos de crisis no se debe recortar jamás en educación, sino al revés. Porque, cuanto peor vienen dadas, más necesaria es la educación, pues solo una apuesta definitiva por ella conducirá a la sociedad a superar esa crisis. Puede que no de forma automática e inmediata, pero sí de manera más satisfactoria para el conjunto de la sociedad afectada por ella. Una educación que debe ser libre --que no quiere decir ociosa-- y alejada de las actuales pretensiones mercantilistas o económicas. Por una eficiencia que amenaza con erradicar la libre creación y el libre pensamiento.</span></span></p><p style="text-align: justify;"><span> A lo largo de las ciento setenta páginas del manifiesto, que incluye un amplio y recomendable apartado bibliográfico y un apéndice en forma de ensayo de Abraham Flexner titulado <i>La utilidad de los conocimientos inútiles</i>, el escritor y filósofo nos lleva de la mano a recorrer los pensamientos de muchos conocidos filósofos, científicos y escritores de todas las épocas. Todo ello para insistir en la importancia de preservar la libertad educativa y cultural en aras de estimular la curiosidad y la imaginación de todos ellos con la finalidad de, a partir de conocimientos, avances e inventos más o menos <i>inútiles</i>, poder alcanzar avances que en ocasiones pueden comportar grandes cambios en la vida de los humanos. Y se sirve de los testimonios de los clásicos y de los estudiosos de todas las épocas para darnos numerosos ejemplos. Así, reivindica que nunca deberíamos atribuir el invento de tal o cual artilugio a un solo hombre, puesto que anteriormente siempre ha habido otro u otros que han avanzado en la materia en cuestión.</span></p><p style="text-align: justify;"><span> La obra, que se divide en una introducción y tres partes</span> (amén del referido apartado bibliográfico y del apéndice de Flexner), tituladas <i>La útil inutilidad de la literatura</i>, <i>La universidad-empresa y los estudiantes-clientes</i> y <i>Poseer mata: "dignitas hominis", amor, verdad</i>, nos sumerge en la que debe ser nuestra gran lucha actual y futura: defender la educación por sí misma ante los avances del utilitarismo. Es decir, apostar por toda la educación, no solo por la que comporta rendimientos inmediatos. O, dicho de otra forma, hacer frente a <i>la sistemática destrucción de toda forma de humanidad y solidaridad</i>. Así lo explica Ordine al principio del manifiesto: <i>la lógica del beneficio mina por la base las instituciones (escuelas, universidades, centros de investigación, laboratorios, museos, bibliotecas, archivos) y las disciplinas (humanísticas y científicas) cuyo valor debería coincidir con el saber en sí, independientemente de la capacidad de producir ganancias inmediatas o beneficios prácticos.</i> </p><p style="text-align: justify;"> Ordine nos explica que <i>la utilidad dominante, en nombre de un exclusivo interés económico, mata de forma progresiva la memoria del pasado, las disciplinas humanísticas, las lenguas clásicas, la enseñanza, la libre investigación, la fantasía, el arte, el pensamiento crítico y el horizonte civil que debería inspirar toda actividad humana. </i>Es decir, el capitalismo salvaje, como sistema preeminente, deshumaniza cada vez más a los seres humanos, eliminando las diferencias entre ellos, sus particularidades, sus originalidades y sus especificidades, en aras de un pensamiento único, una actuación única, unos intereses únicos y una motivación única: solo interesan la economía, la posesión, el poder. Para el profesor, <i>es doloroso ver a los seres humanos ignorantes entregados a acumular dinero y poder en una insensata carrera hacia la tierra prometida del beneficio, en la que todo aquello que los rodea --la naturaleza, los objetos, los demás seres humanos-- no despierta ningún interés.</i></p><p style="text-align: justify;"><i> </i>Por ello mismo, <i>sobre todo en los momentos de crisis económica, cuando las tentaciones del utilitarismo y del más siniestro egoísmo parecen ser la única estrella y la única ancla de salvación, es necesario entender que las actividades que no sirven para nada podrían sacarnos de la prisión, a salvarnos de la asfixia, a transformar una vida plana, una no-vida, en una vida fluida y dinámica, una vida ordenada por la </i>curiositas<i> respecto al espíritu y las cosas </i>humanas<i>. </i>Y añade que: <i>sin esta conciencia, sería difícil entender una paradoja de la historia: cuando prevalece la barbarie, el fanatismo se ensaña no sólo con los seres humanos sino también con las bibliotecas, y las obras de arte, con los monumentos y las grandes obras maestras. La furia destructiva se abate sobre las cosas consideradas inútiles. Cosas inútiles e inermes, silenciosas e inofensivas, pero percibidas como un peligro por el simple hecho de existir. </i>Cosas que, por tanto, sí son útiles. Y por eso mismo se eliminan.</p><p style="text-align: justify;"><i> </i>Ordine nos advierte del gran peligro que supondría para el futuro de la humanidad el triunfo final de la actual tendencia basada únicamente en el provecho económico, en lo útil: <i>si dejamos morir lo gratuito, si renunciamos a la fuerza generadora de lo inútil, si escuchamos únicamente el mortífero canto de sirenas que nos impele a perseguir el beneficio, sólo seremos capaces de producir una colectividad enferma y sin memoria que, extraviada, acabará por perder el sentido de sí misma y de la vida. Y en ese momento, cuando la desertificación del espíritu nos haya ya agostado, será en verdad difícil imaginar que el ignorante </i>homo sapiens<i> pueda desempeñar todavía un papel en la tarea de hacer más humana la humanidad... Por tal motivo, es </i>mejor<i> proseguir la lucha pensando que los clásicos y la enseñanza, el cultivo de lo superfluo y de lo que no supone beneficio, pueden de todos modos ayudarnos a </i>resistir<i>, a mantener viva la esperanza, a entrever el rayo de luz que nos permitirá recorrer un camino decoroso. </i></p><p style="text-align: justify;"><span> El manifiesto <i>La utilidad de lo inútil</i> es un libro absolutamente necesario. Una pequeña obra maestra original y esclarecedora que muestra el camino que debe seguir el ser humano para intentar seguir siéndolo. Un bálsamo, una medicina, un soplo de aire fresco, un respiro, una visión. Una visión clarísima sobre las amenazas actuales y sus terribles consecuencias si no actuamos de forma inmediata y con todas nuestras fuerzas. La fuerza de la cultura, la educación, la curiosidad, el trabajo, la tenacidad, la libertad. La humanidad. Lean a Nuccio Ordine y reflexionen sobre ustedes mismos y sobre el mundo en el que vivimos. Y luego, ya de paso, sigan leyendo y leyendo otros buenos libros. Porque, como decía John Maynard Keynes ya en 1928, <i>lo bueno es siempre mejor que lo útil. La auténtica esencia de la vida coincide con lo bueno (con aquello que las democracias comerciales han considerado siempre inútil) y no con lo útil.</i> </span> <i> </i><br /></p><p style="text-align: justify;"><span> </span> </p>José Ferrandis Peiróhttp://www.blogger.com/profile/14464187247319528427noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2005254864438597734.post-72880425011284200972023-09-19T13:30:00.013+02:002023-09-19T13:30:00.137+02:00Mendel, el de los libros. Stefan Zweig. Editorial Alma. 2022. Reseña<p> </p><p><br /></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgLsjYTLiIuD4jrAxMig1CUMp6pzOM6gscBcvjCLUN6_5cAadX_2ZJ0IeMpnMtgiahhugiR9Y_OX1bSrNtgmReMdRQGT1E9hoJI9t9-4p5bPKeim58iDdxaw6ilqYwOubl7POANbJAXY7zvSZN1BV3CRUm3_wnXrqh4MAE19Q62RSL_Tp50jtmM0zGPo_fl" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img data-original-height="480" data-original-width="360" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgLsjYTLiIuD4jrAxMig1CUMp6pzOM6gscBcvjCLUN6_5cAadX_2ZJ0IeMpnMtgiahhugiR9Y_OX1bSrNtgmReMdRQGT1E9hoJI9t9-4p5bPKeim58iDdxaw6ilqYwOubl7POANbJAXY7zvSZN1BV3CRUm3_wnXrqh4MAE19Q62RSL_Tp50jtmM0zGPo_fl=w300-h400" width="300" /></a></div><br /><br /><p></p><p style="text-align: justify;"> Cada nueva edición de un libro permite acercarse a la obra en cuestión a más y más lectores. Los hay quienes coleccionan muchas de ellas. E incluso quienes --algo fetichistas en ocasiones-- llegan a hacerse con cada una de las copias que aparecen de sus obras preferidas. En ocasiones, a precios casi prohibitivos --o no--. En este caso traigo a mi blog la edición ilustrada de <i>Mendel, el de los libros</i>, que editó hace unos meses la Editorial Alma. Traducida por Itziar Hernández Rodilla e ilustrada por Marc Pallarés, presenta el texto íntegro del maravilloso cuento escrito en 1929 por el autor de culto austríaco Stefan Zweig. Una edición que llamó de inmediato mi atención en cuanto vi su fantástica portada. Y, más todavía, cuando pude ojearlo por dentro. Unas ilustraciones muy cuidadas acabaron por cautivarme. Así que tuve excusa, primero, para comprarlo, y segundo, para reseñar tan magnífica obra de uno de mis autores preferidos desde hace ya unos cuantos años. </p><p style="text-align: justify;"><span> </span> El doctor en filosofía, escritor, biógrafo y activista social Stefan Zweig fue un reconocido autor vienés y judío que no dudó en ser uno de los primeros escritores en utilizar sus obras para alzar la voz contra la intervención alemana en la Primera Guerra Mundial, lo que lo hizo muy popular --para bien o para mal--. Ya desde su primera novela --género que más cultivó, aunque también escribió poesía, biografía, cuentos, relatos y hasta artículos periodísticos-- enamoró a sus primeros lectores con un estilo literario muy particular, que aunaba una cuidadosa construcción de los personajes y hasta de las respectivas sociedades descritas con una técnica narrativa realmente brillante. Así, en 1929, cuando publicó <i>Mendel, el de los libros</i>, ya era un autor muy conocido por obras como <i>Carta de una desconocida</i>, <i>Veinticuatro horas en la vida de una mujer</i> --ambas reseñadas en este mismo blog-- o <i>Amok o el loco de Malasia</i>. </p><p style="text-align: justify;"> El cuento narra la historia de Jakob Mendel, un viejo librero ambulante judío de origen ruso que atendía en su <i>cuartel general</i>: el Café Gluck --<i>un café habitual de la periferia vienesa a rebosar de gente humilde</i>--, en lo alto de la calle Alser. En una pequeña mesita de mármol cuadrada del salón de juego se sentaba Jakob, a quien el narrador del cuento, un antiguo cliente suyo de un par de décadas atrás, describe como <i>un hombre tan especial y fabuloso, peculiar maravilla del mundo, célebre en la universidad y en un círculo íntimo y reverente, mago de los libros, ¡emblema del saber, fama y honor del Café Gluck! </i>De él recuerda que <i>estaba todo el tiempo cubierto de libros y papeles, </i>leyendo, ensimismado, <i>cantando en voz baja mientras se balanceaba. Leía con una concentración total, con un ensimismamiento tan conmovedor que toda lectura de otras personas me ha parecido siempre, desde entonces, profana.</i><br /></p><p style="text-align: justify;"><i> </i>Recuerda el narrador que a Mendel se lo presentó un compañero de la universidad como <i>el hombre más eficiente de Viena, un original, un primitivo dinosaurio de los libros en vías de extinción, una maravilla de la memoria, una enciclopedia, un catálogo universal sobre dos piernas. </i>También que era capaz de <i>enumerar enseguida de corrido, como leyendo de un catálogo invisible, dos o tres docenas de libros, cada uno con su lugar y año de edición, y un precio aproximado. Pequeño, arrugado, por completo envuelto en su barba y, además, jorobado, Jakob Mendel conocía, de todas las obras, hubieran salido ayer o hacía doscientos años, al instante y con exactitud, el lugar de edición, el editor, el precio, nuevo y de viejo, y recordaba de cada libro también la encuadernación y las ilustraciones y los suplementos en facsímil. No olvidaba nunca un título, una cifra. Sabía en cada materia más que los expertos, dominaba las bibliotecas mejor que los bibliotecarios y conocía los almacenes de las casas editoriales mejor que sus dueños.</i><br /></p><p style="text-align: justify;"><i> </i>Semejante portento de la memoria bibliófila se debía a su capacidad de concentración a la hora de leer cada libro. Eso sí, fuera de los libros, Mendel no sabía nada sobre el mundo. No leía las noticias y todo le era ajeno. Era, básicamente, un librero que vendía baratijas. Un <i>baratillero </i>que <i>para el comercio ordenado de libros carecía de licencia</i> ya que era una <i>actividad poco rentable</i>. Así, <i>el dinero no tenía lugar en su mundo. </i>Siempre vestía igual, con la misma chaqueta raída, comía lo justo y necesario, no fumaba, no jugaba, <i>se podría decir que no vivía. Las personas no le interesaban. </i>Vivía, pues, básicamente para los libros y para la vanidad: por la satisfacción y el placer de servir en bandeja a sus clientes la información y los libros buscados. Es más, <i>poder tener en la mano un libro valioso significaba para él lo que para otros un encuentro con una mujer. Esos momentos eran sus noches platónicas.</i><br /></p><p style="text-align: justify;"><i> </i>Estilo, filosofía e indagación psicológica de personajes y sociedades. Esos fueron los grandes rasgos distintivos de la obra de Zweig. En el caso de Mendel, treinta años sentado a la mesa cuadrada del salón de juegos del Café Gluck, se añaden los sentimientos de vergüenza e ingratitud del narrador por haberse olvidado --¡durante dos décadas!-- del viejo librero, la curiosidad por saber qué había sido de él después de tanto tiempo, la indignación al saber que casi todos los habían olvidado también --<i>¿para qué vivir si el viento borra, tras nuestros pies, hasta la última huella que dejamos? ¡Ya nadie sabía en el Café Gluck nada de Jakob Mendel, el de los libros!</i>, se lamenta-- y la incredulidad al conocer el final de la historia del librero, la cual no desvelaré aquí por no fastidiar la lectura a los futuros lectores del cuento. Y, como telón de fondo, como ha quedado dicho al inicio de la reseña, el horror de la Gran Guerra. La denuncia por parte del autor.</p><p style="text-align: justify;"> El narrador hace referencia a la Gran Guerra y a todo lo que esta conllevó, calificándola como <i>horror mental, escombrero de la humanidad </i>o<i> crimen contra la civilización de nuestra Europa enloquecida. </i>También a lo que sucedió al finalizar la contienda, cuando<i> el mundo no era ya el mundo. </i>Ni Europa, ni Austria, ni Viena, ni el Café Gluck, ni Mendel. Sin embargo, algún atisbo de humanidad sí permaneció todavía. Como la señora Sporschill, la encargada de los lavabos del Café, por boca de quien el narrador nos hace llegar el final de la historia de Mendel antes de cerrar la narración así, totalmente avergonzado: <i>la iletrada había permanecido fiel al librero; mientras que yo lo había olvidado durante años, justo yo que, sin embargo, debía de saber que los libros solo sirven para unir por encima del propio aliento a las personas y protegerlas así de la oposición inexorable a la que se enfrenta toda existencia: su naturaleza efímera y el olvido. </i> <br /></p><p style="text-align: justify;"><i> </i>Zweig utilizó el tono desgarrado en <i>Mendel, el de los libros </i>para plantear magistralmente, por medio de una pequeña historia de un personaje modesto pero humano, el impactante golpe que significó para la vida y la cultura vienesa y europea la Gran Guerra. Pero, además, construyó una emocionante historia que homenajea al mundo de los libros y de los libreros. Y lo hizo tan solo una década antes de que esa Europa enloquecida saltara definitivamente por los aires en 1939. El trágico final del propio autor es de sobra conocido y no veo necesario hacer más referencia a ello. Pero nos queda toda su obra, la cual debe servirnos de ejemplo. De camino a seguir. Contra la locura. Una locura que amenaza de nuevo a todos los ciudadanos del mundo. <i> </i></p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"> <br /></p>José Ferrandis Peiróhttp://www.blogger.com/profile/14464187247319528427noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2005254864438597734.post-26291634724681418382023-06-30T09:00:00.021+02:002023-06-30T18:14:45.036+02:00Mis diez mejores lecturas del primer semestre de 2023<p> </p><p><br /></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgs5mLqeE9chd3IlnVp8VFjfv7borH9FdbwK153FdT_LJTMiBELtBkqafgHngBMmSbRgp94-7IvwqS2YRTuALCy9oUxPDXhTf1kdbU2zF-NWiYU8E7bNRwLP1-b_IaOZ5D9HZCmOsqVRKvPlHhsi8f6krQ510LemLYs2dhjxkNgTDxgD7HEjY0yqJh0RolA" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img data-original-height="837" data-original-width="552" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgs5mLqeE9chd3IlnVp8VFjfv7borH9FdbwK153FdT_LJTMiBELtBkqafgHngBMmSbRgp94-7IvwqS2YRTuALCy9oUxPDXhTf1kdbU2zF-NWiYU8E7bNRwLP1-b_IaOZ5D9HZCmOsqVRKvPlHhsi8f6krQ510LemLYs2dhjxkNgTDxgD7HEjY0yqJh0RolA=w211-h320" width="211" /></a></div><br /><br /><p></p><p style="text-align: justify;">10. <a href="https://ferrandispeiroj.blogspot.com/2023/05/la-desconocida-rosa-montero-y-olivier.html">La desconocida. Rosa Montero y Olivier Truc. Alfaguara. 2023</a> Novela, corta y escrita a cuatro manos, surgida de un proyecto colaborativo entre dos editoriales, una española y otra francesa, en el que la condición era escribir capítulos alternativos, tomando la acción donde la dejaba el otro escritor. Así, un francés y una española <i>se enfrentan a las diferencias culturales entre sus dos países con la intención de contribuir a un mejor entendimiento mutuo</i>. Para Montero fue <i>una aventura fascinante y trepidante</i>. Con un estilo enérgico, directo y vigoroso, esta novela negra está escrita para todo tipo de lectores, está desprovista del más mínimo artificio superfluo y de toda floritura y pone el acento en la corrupción policial y en el problema de la trata de mujeres en el mundo. Problemas que, desafortunadamente, no forman parte de la ficción sino de nuestro día a día. Problemas que, por tanto, a todos nos atañe tratar de erradicar.</p><p style="text-align: justify;">9. <a href="https://ferrandispeiroj.blogspot.com/2023/06/del-color-de-la-leche-nell-leyshon.html">Del color de la leche. Nell Leyshon. Sexto Piso. 2013</a> Es una historia rebelde, por cuanto el mero hecho de ser escrita demuestra las ansias de alcanzar la libertad denegada. Es necesaria y rescatadora por el hecho de dar voz a tantas y tantas mujeres anónimas que perecieron en la lucha por alcanzarla. Es un golpe en la conciencia de quienes, desde el presente, creen que aquello es solo ficción, literatura y no la pura realidad de la vida de las mujeres a lo largo de la Historia. Historia de desencanto, desengaños, malos tratos, opresión y anonimato. Si a todo ello añadimos la originalidad y la frescura, estamos ante una gran novela. De esas que remueven conciencias. De esas de las que no se sale como se entró. De esas de las cuales recuerdas a su protagonista largo tiempo. Quizás para siempre. Porque la Mary de esta novela ya es un personaje clásico de la literatura inglesa, europea y mundial. Si no la conoces todavía, preséntate ante ella y conócela. Es probable que se quede contigo.</p><p style="text-align: justify;">8. <a href="https://ferrandispeiroj.blogspot.com/2023/02/malaventura-fernando-navarro.html">Malaventura. Fernando Navarro. Impedimenta. 2022</a> En los relatos que componen <i>Malaventura </i>hay varios elementos coincidentes que marcan el ambiente. La acción de todos ellos se desarrolla en el sur de España. En Andalucía, para más señas. Los pueblos de Granada, Almería, Córdoba, Málaga o Sevilla se convierten en escenarios de los cuentos. Unos cuentos en los que el gran protagonista es el espacio, el medio físico. Así, encontramos, además de los pueblos y las aldeas propiamente dichos, montañas, colinas, ríos, pantanos, cuevas y paisajes desérticos. Sobre todo, mucho desierto. Sin duda, el lugar idóneo para albergar las quince historias que componen el libro. Como complemento de todo ello, por un lado, la flora y la fauna características de las zonas en cuestión. Y, por otro, el habla andaluza. Esa forma de hablar un castellano gracioso, con arte. La mezcla de todo ello, magistral por otra parte, consigue el efecto deseado: el lector se hace presente en los distintos ambientes y hasta aprende a hablar de la misma manera en que lo hacen los personajes.</p><p style="text-align: justify;">7. <a href="https://ferrandispeiroj.blogspot.com/2023/05/basilisco-jon-bilbao-impedimenta-2020.html">Basilisco. Jon Bilbao. Impedimenta. 2020</a> Consta de ocho relatos autoconclusivos pero también interconectados que abarcan el presente de las vidas de Jon y Katharina y los sucesos acaecidos un siglo atrás en el Lejano Oeste en torno a las figuras de <i>Basilisco</i> y <i>Araña</i>. Una mezcla original y sugerente que alterna la actualidad, que bebe de la novela costumbrista contemporánea, y el western, al más puro estilo clásico (y no tan clásico). Casualmente, en ambos contextos, la vida parece desmoronarse por momentos. Con una prosa perturbadora y de gran potencia visual y descriptiva, Jon Bilbao pone en jaque nuestra realidad combinando a la perfección lo clásico, la cultura popular y las responsabilidades y frustraciones propias de la edad mediana de un personaje que vive insatisfecho como ingeniero porque en realidad quiere ganarse la vida como escritor.</p><p style="text-align: justify;">6. <a href="https://ferrandispeiroj.blogspot.com/2023/01/contar-lo-minimo-agustina-perez-lletra.html">Contar lo mínimo. Agustina Pérez. Lletra Impresa. 2022</a> En sus páginas encontramos multitud de resonancias literarias, guiños y referencias a obras y autores de todo tipo -García Márquez, Borges, Víctor Mora, Unamuno, Vicente Aleixandre, Manuel Altolaguirre, José Hierro, John Berger, Antonio Gramsci y un largo etcétera-, lo que hace de la obra un compendio, una especie de pequeña enciclopedia temática de la cual podrá echar mano el lector en cualquier otro momento de su vida. Todo ello con la máxima de que la literatura debe ser incisiva pero educada para decir verdades, aunque escuezan. Porque, como decía Borges, <i>uno no es por lo que escribe, sino por lo que ha leído. </i>La curiosidad, pues, se antoja como el inicio del camino literario. Una curiosidad que a Agustina le viene de su abuela -a la que rinde homenaje desde la propia portada del libro-, empedernida lectora de cuentos troquelados, calendarios taco -con sus citas y frases célebres-, revistas y libros de todo tipo, y de su padre, un fanático de la radio que la enseñó a leer antes de que lo hicieran en el colegio. Estamos ante un OLNI -<i>Objeto Literario No Identificado</i>-, como lo definió la misma autora, dividido en tres partes compuestas por relatos, microrrelatos y aforismos (o vilanos, como diría Vicente Aleixandre). Una obra que defiende la lectura como <i>acicate de la vida</i>. </p><p style="text-align: justify;">5. <a href="https://ferrandispeiroj.blogspot.com/2023/03/nadie-en-esta-tierra-victor-del-arbol.html">Nadie en esta tierra. Víctor del Árbol. Destino. 2023</a> Cuando todo está perdido solo quedan dos caminos: hacer el bien o hacer el mal. Intentar irse con la cabeza alta y la conciencia tranquila o arrasar con todo y con todos. Este es uno de los puntos de partida de la nueva novela de Víctor del Árbol. Una novela policiaca de las que atrapan al lector hasta introducirlo en sus páginas y no dejarlo marchar hasta terminada la última de sus frases. Con personajes de los que a uno lo marcan. Como el protagonista principal, Julián Leal, un inspector de policía que se debate entre la vida y la muerte a causa de un cáncer que no parece tener ya solución y que acaba de ser expedientado por dar una paliza casi mortal a un miembro de la alta sociedad barcelonesa. Y, por si todo ello fuera poco, tras una breve visita a su pueblo natal de la costa de Galicia comienzan a aparecer cadáveres de personas que tuvieron mucho que ver con él treinta años atrás. Y, claro, el principal sospechoso de los crímenes es él. Todos los dedos lo señalan y ya ni su compañera Virginia parece fiarse de él.</p><p style="text-align: justify;">4. <a href="https://ferrandispeiroj.blogspot.com/2023/04/hijos-de-la-fabula-fernando-aramburu.html">Hijos de la fábula. Fernando Aramburu. Tusquets. 2023</a> El autor guipuzcoano retorna a la temática de ETA con una sátira que, tirando de ironía y humor, nos muestra la reacción de dos jóvenes vascos que quedan abandonados a su suerte al otro lado de la frontera con Francia tras el abandono de las armas por parte de la banda terrorista en octubre de 2011. La novela demuestra que es posible hacer sátira hasta de las grandes desgracias. Que en cualquier lugar y situación, por dramática que esta sea, cabe lo cómico. Que algunos escritores son capaces de construir una historia desde la nada. Que algunas de estas historias pueden tener finales inesperados y magistrales. Y que Fernando Aramburu es un escritor valiente que, cuando se pone a escribir, no puede evitar <i>meterse en estanques llenos de caimanes. P</i>or su originalidad, virtuosismo y comicidad, nos recuerda a la más reciente obra de Luis Landero, <i>Una historia ridícula </i>(2022, misma editorial). Y es que solo dos genios como el extremeño y el vasco son capaces de sacar de donde parecía no haber nada unas historias tan peculiares.</p><p style="text-align: justify;">3. <a href="https://ferrandispeiroj.blogspot.com/2023/02/cuando-era-divertido-eloy-moreno.html">Cuando era divertido. Eloy Moreno. Ediciones B. 2022</a> Dice el propio autor que <i>esta es una novela incómoda. Quizás la más incómoda que he escrito hasta la fecha. Pero precisamente por eso creo que es necesaria. Este es un libro que habla de algo que todos hemos vivido o podemos vivir en algún momento. </i>Y, desde luego, no le falta razón a Moreno. A estas alturas ya todos sabemos que la vida es complicada. Y la vida en pareja, más todavía. Porque no todo es del color de rosa. Y la pasión inicial y la sensación de estar viviendo a tope pueden dar paso a la muerte en vida en forma de rutina, monotonía, tedio, hastío. Y hasta de odio. ¡Ay, esa delgada línea que separa antónimos mucho más cercanos de lo que jamás podríamos llegar a pensar! Que se lo digan, sin ir más lejos, a los protagonistas de esta novela: Ale y Ale. Sí, Alejandro y Alejandra. El mismo nombre. Algo muy original. Porque en muchas ocasiones a lo largo de la novela el autor se refiere a ellos de una manera que cuesta distinguirlos. Porque en realidad ambas partes de una pareja pueden sentirse de una determinada manera. A veces no sabemos qué Ale está pensando y actuando. Y la verdad es que da igual: lo importante es lo que piensa y cómo actúa.</p><p style="text-align: justify;">2. <a href="https://ferrandispeiroj.blogspot.com/2023/03/los-ingratos-pedro-simon-espasa-2021.html">Los ingratos. Pedro Simón. Espasa. 2021</a> Magnífica radiografía familiar. También histórica y social. <i>Veníamos de la España que escuchaba un serial radiofónico. Íbamos hacia esa España que se sentaba a mirar una pantalla. Aquella España donde se viajaba sin cinturones de seguridad en un Simca y la comida no se tiraba porque no hacía tanto que se había pasado hambre. </i>De la España de 1961 pasamos a la de 1975 para llegar, finalmente, a la de 2020, momento en que la historia narrada llega a su fin de una manera emocionante, muy conmovedora, que deja al lector con el libro abierto entre sus manos, sin ánimo para cerrarlo definitivamente. Porque Emérita ha aprendido de los hijos de la maestra que <i>perfectamente podría haber criado. Que tengo más paciencia que otras. Que sé alejar a un niño de los peligros. Que soy sorda, pero no soy un animal. </i>En suma, ha aprendido todo sobre la dignidad y la gratitud. Por eso se pasa años y años enviando cartas a la familia, interesándose por ella, preguntando por David. Recordando la mejor época de su vida con un eterno agradecimiento.</p><p style="text-align: justify;">1. <a href="https://ferrandispeiroj.blogspot.com/2023/04/nosotros-manuel-vilas-destino-2023.html">Nosotros. Manuel Vilas. Destino. 2023</a> <i>Qué mal visto ha estado siempre el placer, siempre perseguido por todas las civilizaciones, condenado por todas las religiones, y sin embargo protegido por la naturaleza y la vida, cómo explicar semejante hipocresía</i>, reflexiona el narrador de <i>Nosotros</i> en las últimas páginas de la novela ganadora del Premio Nadal 2023. Una novela existencialista desgarradora de principio a fin. Especialmente en sus últimas páginas. Una últimas páginas que, sin embargo, son de una belleza sin igual. Como prácticamente todo lo que lleva escribiendo Manuel Vilas durante estos últimos años de una carrera literaria ya envidiable. Una carrera literaria repleta de historias y personajes en los que dominan la tristeza, la melancolía, la profundidad de las almas humanas y, paradójicamente, también el placer, la belleza y la alegría de vivir. De estar vivo pese a todo. Como le ocurre a Irene, la mujer de cuarenta y muchos años que protagoniza <i>Nosotros</i>. Un <i>ángel mortal y corriente, de una vulgaridad excepcional, pero que da belleza a este planeta</i>. </p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p><br /></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEg9h0Yc5-LjTY5o73tC1j2LlEOQOnlG1ItMI2Kedz2cgXYjFOIvroUXT9x2gz0VfVCvwIHDOORlv__3MMsTDnwyIF29vhyaZNBH71jlXAs3F2SyDyACAJEbk1xdiQVzW1QqpKmGZXGuQcLz5d7m1GbqeqZOxvIZipgGBBMxvmy2srfEIeOjjHz82pABDVc5" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img data-original-height="689" data-original-width="400" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEg9h0Yc5-LjTY5o73tC1j2LlEOQOnlG1ItMI2Kedz2cgXYjFOIvroUXT9x2gz0VfVCvwIHDOORlv__3MMsTDnwyIF29vhyaZNBH71jlXAs3F2SyDyACAJEbk1xdiQVzW1QqpKmGZXGuQcLz5d7m1GbqeqZOxvIZipgGBBMxvmy2srfEIeOjjHz82pABDVc5=w231-h400" width="231" /></a></div><br /><br /><p></p>José Ferrandis Peiróhttp://www.blogger.com/profile/14464187247319528427noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2005254864438597734.post-58923360627349883032023-06-05T09:00:00.001+02:002023-06-05T09:00:00.131+02:00Del color de la leche. Nell Leyshon. Sexto Piso. 2013. Reseña<p> </p><p><br /></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgDwM_3qgHI4y5W6H9Nf2pNBN3J4mg4oGZ0d2Rd7_todlyimBb0nijW0DU5YdAsY4C35oOtxYgotbTDDGUoj4Dk-CzS8-ZLOqobbIQrwZuKBRqVlXlu8Rsk1ohdHkWbjivQM7cBwvb0Fqq6BmUtILQfaqFV9Y1we-kJZvOIguIXhKz1Zkylnh0VBHFyyQ" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img data-original-height="500" data-original-width="326" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgDwM_3qgHI4y5W6H9Nf2pNBN3J4mg4oGZ0d2Rd7_todlyimBb0nijW0DU5YdAsY4C35oOtxYgotbTDDGUoj4Dk-CzS8-ZLOqobbIQrwZuKBRqVlXlu8Rsk1ohdHkWbjivQM7cBwvb0Fqq6BmUtILQfaqFV9Y1we-kJZvOIguIXhKz1Zkylnh0VBHFyyQ=w260-h400" width="260" /></a></div><br /><br /><p></p><p style="text-align: justify;"> Sorprendente. Original. Inteligente. Conmovedora. Un soplo de aire fresco. Así es <i>Del color de la leche</i>, la novela de la escritora y dramaturga inglesa Nell Leyshon (Glastonbury, 1962) publicada hace casi diez años por la editorial independiente Sexto Piso. Fue la primera obra traducida y publicada en lengua castellana --después le sucedieron, también en Sexto Piso, <i>Memorias de una carterista</i> (2015), <i>El show de Gary</i> (2016) y <i>El bosque</i> (2019)-- de una autora hasta entonces desconocida en nuestro país. Y ello a pesar de que en Inglaterra era ya un personaje importante gracias sobre todo a sus obras de teatro y sus dramas radiofónicos emitidos por la prestigiosa BBC, cuyos inicios se remontan nada más y nada menos que hasta 2002. Además, goza del honor de haber sido la primera mujer en escribir una obra --<i>Bedlam</i>-- para el prestigioso The Shakespeare´s Globe Theatre de Londres. Aún quedan por traducir al castellano --sirva esto como llamada pública y petición a las editoriales de nuestro país-- sus dos primeras obras novelísticas: <i>Devotion</i> (2008) y <i>Black dirt</i> (2004). </p><p style="text-align: justify;"> <i>Del color de la leche</i> es también una novela rebelde. Necesaria. Rescatadora. Desgarradora. Un golpe en la conciencia. Una obra de estructura y escritura muy sencillas --cinco capítulos: <i>Primavera</i>, <i>Verano</i>, <i>Otoño</i>, <i>Invierno</i> y <i>Primavera</i>--, a priori incluso simple --frases cortas y poco elaboradas, típicas de alguien que apenas sabe leer y escribir: una niña de solo quince años de la <i>Inglaterra profunda</i> de 1831--, que, sin embargo, alcanza una gran complejidad desde el punto de vista temático y reivindicativo. Una novela con dos grandes protagonistas: el medio natural --y social-- de la Inglaterra de la época ya reseñada y la joven Mary, la más pequeña de cuatro hermanas. Una joven alegre --a pesar de las circunstancias-- familiar, inocente --en su propia familia se insinúa que incluso algo retrasada--, de gran personalidad y extremada inteligencia --que todo lo analiza y reflexiona--, demasiado impetuosa e impulsiva --que no sabe estar callada y nunca se sienta de día--, coja de nacimiento, cuyo cabello es <i>del color de la leche. </i></p><p style="text-align: justify;"><i> </i>El padre de la familia de Mary es un déspota que cree que su mujer e hijas solo están en este mundo para servirle y hacerle las mil y una tareas del campo.<i> </i>Es un <i>abusón</i> que maldice a la vida por no haberle dado ningún hijo varón que lo ayude en su trabajo. La madre secunda al padre y no parece tener ninguna empatía con Mary, a la que toda la familia desecha y no tiene en cuenta para nada por su defecto físico en su pierna y por no tener muchas <i>luces</i>. Solo el abuelo estima de verdad a su nieta pequeña. Solo con él tiene Mary un pequeño espacio de paz y tranquilidad en el agobiante y claustrofóbico seno familiar --no en vano, ellos son los dos <i>miembros defectuosos</i> de la familia, puesto que el abuelo está impedido a causa de una caída--. Y, aún así, la joven ama a su familia y no quiere abandonarla nunca. Por eso trata de oponerse cuando su padre prácticamente<i> la vende</i> al vicario, el señor Graham, para que se vaya a vivir a su casa y cuide a su esposa enferma. Sobrecoge la frialdad con la que la familia despide a Mary cuando toma el camino hacia la casa del vicario. </p><p style="text-align: justify;"><i> </i>Ni siquiera sus hermanas, con las que se supone ha de tener una relación más estrecha por edad y vínculos, se inmutan ante la <i>pérdida</i> que debería suponer la partida de su hermana pequeña. Beatrice, con quien comparte habitación, solo sabe dormir abrazada a una Biblia que no sabe leer. Y Violet y Hope, envidiosas hasta la médula, compiten entre sí por el amor de Ralph, único hijo del vicario. Un joven egoísta que solo se quiere a sí mismo, que elude todas sus responsabilidades, familiares y extra familiares, y para quien la vida es todo placer y nada de compromiso. Un joven que sabe que Mary es diferente a sus hermanas. Tratará de <i>domarla</i>, pero se dará pronto por vencido. Sabe que nunca cambiará. Mary, por su parte, busca algo en la vida. No sabe exactamente lo que es, hasta que finalmente cae en la cuenta. Tanto en casa de su familia primero, como en la del vicario después, siente que echa algo en falta. Le costará sangre, sudor y lágrimas concluir que lo que tanto ansía es la libertad. </p><p style="text-align: justify;"><i> </i>Lo que podría ser una vía de escape para ella, una forma de librarse de las cadenas familiares, se convierte en realidad, como en su día escribió acertadamente Elias Canetti, en una nueva ligazón a otras cadenas. Puede que no tan duras, tan fuertes, pero igual de alienadoras. Y es que, aunque con el señor y la señora Graham se lleva muy bien, la joven chocará con su hijo, Ralph, y también con Edna, la criada, quien ve que su status en la casa del vicario se puede tambalear con la llegada de Mary. Una Edna, por cierto, que supera la treintena y que guarda bajo su cama tres sudarios: el suyo y el de un marido y un hijo que no tiene --ni seguramente ya tendrá--.<i> </i>La opresión que padece Mary en ambas casas contrasta con un entorno casi bucólico: el campo, la granja, sus tareas estacionales --descritas con exquisita delicadeza y todo lujo de detalles--, los animales enjaulados, los libres, el aire del monte y de la colina, la sensación de no querer estar en ningún otro lugar y de vivir apasionadamente y con alegría a pesar de los pesares.</p><p style="text-align: justify;"> Con la señora Graham establece Mary una relación casi materno-filial. Ante el abandono que siente la señora tras la marcha a la universidad de su hijo Ralph, va acogiendo a su nueva criada casi como a una hija. Así, le hará confidencias muy personales. Aunque con el señor Graham no congenia tanto, Mary aprovechará la oportunidad que este le dará de enseñarla a leer y a escribir. Algo impensable para ella y para casi todas las chicas de su edad en aquella época. Quizás la parte más emocionante de la novela resulta ser la que hace referencia a los progresos de la protagonista, que va juntando letras, palabras y párrafos ante la alegría del señor Graham y el sentimiento de orgullo de su abuelo, a quien va informando sobre sus evoluciones lectoescritoras. Así, Mary va dejando de ver en los libros solo <i>rayas negras sin sentido</i> y comenzando a descubrir nuevos mundos. De esta manera, además de la historia que se nos cuenta en ella, la novela puede y debe considerarse también un alegato de la lectura y la escritura. De los libros y de su importancia en la vida de las personas. Algo que nos hace más libres.</p><p style="text-align: justify;"> No en vano, lo que leemos en <i>Del color de la leche </i>no es otra cosa que la vida de la joven escrita de puño y letra por la propia Mary. Una joven trabajadora, apasionada, sin mucha educación, pero que <i>nunca miente</i>, <i>nunca ve lo malo de la vida</i>, <i>no tiene pelos en la lengua </i>y ve en la escritura la forma de contar todo lo que le ha ocurrido durante el último año de su vida. Un año con una serie de vivencias desgarradoras de las cuales la protagonista quiere dejar constancia por escrito. Un escrito urgente que habla de un destino del que no puede escapar por un suceso que el lector deberá ir descubriendo a través de la lectura. Un texto íntimo, personal, minucioso y descriptivo. Una lectura que, debido a la inocencia y la conmoción que causa en el lector, y salvando las distancias, nos puede llegar a recordar al <i>Diario,</i> de Ana Frank, o a <i>El niño con el pijama de rayas</i>, de John Boyne. Porque la vida, vista desde los ojos de los niños, siempre nos sorprende y nos hace aprender cosas nuevas. Sobre todo cuando, para más inri, nos cuenta historias no contemporáneas sino algo más pretéritas.</p><p style="text-align: justify;"> Por todo ello, e incidiendo en el inicio de esta reseña, <i>Del color de la leche </i>es una historia rebelde, por cuanto el mero hecho de ser escrita demuestra las ansias de alcanzar la libertad denegada. Es necesaria y rescatadora por el hecho de dar voz a tantas y tantas mujeres anónimas que perecieron en la lucha por alcanzarla. Un golpe en la conciencia de quienes, desde el presente, creen que aquello es solo ficción, literatura y no la pura realidad de la vida de las mujeres a lo largo de la Historia. Historia de desencanto, desengaños, malos tratos, opresión y anonimato. Si a todo ello añadimos la originalidad y la frescura, estamos ante una gran novela. De esas que remueve conciencias. De esas de las que no se sale como se entró. De esas de las cuales recuerdas a su protagonista largo tiempo. Quizás para siempre. Porque la Mary de esta novela ya es un personaje clásico de la literatura inglesa, europea y mundial. Si no la conoces todavía, preséntate ante ella y conócela. Es probable que se quede contigo. <i> </i></p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><br /></p>José Ferrandis Peiróhttp://www.blogger.com/profile/14464187247319528427noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2005254864438597734.post-20030724675597258852023-05-22T09:00:00.479+02:002023-05-22T09:00:00.255+02:00Basilisco. Jon Bilbao. Impedimenta. 2020. Reseña<p> </p><p><br /></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhDrDCJXOPgsxpKaZo4nEtRJtoZalvKNiEaVm_y6qjx44XuBHEAO3wBrtjfQI_m5XL_imDEUT42wC3Z6c1XoN6A9vfvaDX8Qfeq4Axv8ex-6j6mILVPk7xDx4UgAmDv9T7ED8cM-WEV8Sjg1F0BRsvIs2KpHFuSpH_JdhNMyMgBaULEGAOrHedQ85WMbg/s2362/9788417553685_BASILISCO_BILBAO_RGB.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2362" data-original-width="1538" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhDrDCJXOPgsxpKaZo4nEtRJtoZalvKNiEaVm_y6qjx44XuBHEAO3wBrtjfQI_m5XL_imDEUT42wC3Z6c1XoN6A9vfvaDX8Qfeq4Axv8ex-6j6mILVPk7xDx4UgAmDv9T7ED8cM-WEV8Sjg1F0BRsvIs2KpHFuSpH_JdhNMyMgBaULEGAOrHedQ85WMbg/w260-h400/9788417553685_BASILISCO_BILBAO_RGB.jpg" width="260" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><br /><div style="text-align: justify;"> Un año antes de lograr un gran éxito con <i>Los extraños</i> -libro reseñado en este mismo blog hace apenas seis meses- el autor asturiano afincado en Bilbao ya había presentado en <i>Basilisco</i> a sus personajes centrales, Jon y Katharina. <i>Basilisco</i>, que ganó el Premio de las Librerías Navarras y el Euskadi de Plata en categoría castellano en 2021, nos narra una serie de relatos en los que además de iniciar la historia de Jon y Katharina, se nos presentan personajes que nada tienen que ver con ellos: John Dunbar, apodado <i>Basilisco</i>, un trampero, veterano de la Guerra de Secesión y pistolero ocasional que murió un siglo atrás; <i>la</i> <i>Araña</i>, un personaje siniestro, casi inhumano, que lidera una banda de auténticos asesinos sin escrúpulos -y que será protagonista de la nueva obra de Jon Bilbao (<i>Araña</i>, 2023)-; o los miembros de una expedición paleontológica que no acaba del todo bien una tarea que en principio pretendía ser divulgativa. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"> <i>Basilisco </i>consta de ocho relatos autoconclusivos pero también interconectados que abarcan el presente de las vidas de Jon y Katharina y los sucesos acaecidos un siglo atrás en el Lejano Oeste en torno a las figuras de <i>Basilisco</i> y <i>Araña</i>. Una mezcla original y sugerente que alterna la actualidad, que bebe de la novela costumbrista contemporánea, y el western, al más puro estilo clásico (y no tan clásico: leer la reseña de <i>Malaventura</i>, de Fernando Navarro, también publicada por Impedimenta y reseñada en este blog a principios del presente año). Casualmente, en ambos contextos, la vida parece desmoronarse por momentos. Con una prosa perturbadora y de gran potencia visual y descriptiva, Jon Bilbao pone en jaque nuestra realidad combinando a la perfección lo clásico, la cultura popular y las responsabilidades y frustraciones propias de la edad mediana de un personaje que vive insatisfecho como ingeniero porque en realidad quiere ganarse la vida como escritor. Vayamos por partes. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"> John Dunbar tiene una vida singular. Aparece, de repente, tras muchos años desaparecido de la vida familiar, en casa de su hermano Matt, en Virginia City, en plena <i>fiebre del oro</i>. Su madre acaba de fallecer y ha sido enterrada con un anillo que puede sacar de la miseria a la familia. John, instigado por la esposa de su hermano, Mary Ellen, obliga a Matt, a quien considera un irresponsable por haber contraído semejantes deudas, a desenterrar el cadáver de su madre para extraerle el anillo. El objetivo es pagar las deudas acumuladas con el turbio prestamista LePage y que la familia de su hermano pueda seguir viviendo en la ciudad. Asegurado esto, John se va por donde vino y desaparece de nuevo, esta vez para siempre. Desde entonces, y hasta en la actualidad, en esa casa de Virginia City, quienes dirigen los negocios y la economía familiar son las mujeres. Pero, ¿adónde fue a parar John Dunbar tras este suceso?</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"> Estuvo viviendo solo en la cueva de Waterpocket Fold, en Utah, antes de deambular por las regiones circundantes. Hasta que el capitán Drummond lo contrata para guiar a una expedición hasta la misma cueva para tratar de encontrar a <i>una criatura con cuerpo de pez, aletas poderosas y una cabeza con largas fauces dentadas, similar a la de un caimán</i>. <i>La criatura tenía las dimensiones de una ballena</i>. El dibujante Patrick Clement cuenta en su diario las vicisitudes atravesadas por los miembros de la expedición, que habrá de enfrentarse a un grupo de fanáticos mormones que han ocupado la cueva y sus alrededores. La aventura no acabará nada bien. Sin embargo, lo peor está por llegar. El grupo de asesinos comandados por <i>la Araña</i> los persigue durante kilómetros y días. Y sus intenciones no son en absoluto amigables. Mientras la expedición se dirige hacia Colorado <i>la Araña</i> hará frente al teniente Agassiz y al sargento Kittredge, quienes a su vez la persiguen por sus crímenes. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"> Cuando, al fin, <i>la Araña</i> y Dunbar están cara a cara, esta le dice que <i>yo limpio la frontera. Soy el alcohol y la sal, el hilo que sutura y la venda que protege. Veo tu confusión. Qué curo, qué elimino, te estás preguntando. A los que son como tú, que venís con el deseo de convertiros en otros, como si en algún rincón oscuro y estéril de las tripas llevarais la semilla de alguien mejor, y pensarais que solo en estas tierras puede germinar. Todos vosotros sois árboles crecidos y enfermos que hay que talar, reducir a astillas, quemar, y luego esparcir la ceniza... Cómo me he equivocado. Qué mal me he conducido. Creía que estaba limpiando el oeste y he acabado siendo parte de lo que lo emponzoña: líder de una banda criminal violenta, sin origen, pauta, honor ni moral. Un antagonista ideal. Tú, John Dunbar, que ardes en tu rabia sin nunca consumirte, eres el Basilisco. </i>Y el trampero entiende entonces el porqué de su vida en soledad. La pasada y la futura. Porque en soledad debe vivir lo que le quede de vida.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Y, ¿qué hay de Jon, el protagonista del presente de la narración de los textos? Pues recuerda que durante su estancia en San Francisco <i>miré a Katharina y supe que estaba enamorado. Hasta entonces había creído estarlo, pero de pronto me di cuenta de que mis sentimientos, pese a ser sinceros, no habían sido más que prolegómenos del amor verdadero. Supe que quería estar con aquella chica para siempre. </i>Unos años después, viviendo juntos en Bilbao, reciben la visita del ex de Katharina, que va a exponer sus fotografías cósmicas en la ciudad. Jon decide no acompañarlos en la comida acordada sino salir con su hijo a volar su avión de juguete y hacer una visita a Octavio, su viejo profesor de literatura en el instituto. Duda sobre si Katharina estará cuando ellos regresen a casa. Aunque no la ve capaz de dejarlo de esa manera, el matrimonio no atraviesa su mejor momento. En otro relato, asiste a la descomposición final del matrimonio de sus padres. Su madre su muda a otra casa del pueblo, y recrimina a Jon no haber estado ahí cuando ella y su padre lo necesitaban. <i>Tú solo te acuerdas de nosotros cuando necesitas una pequeña ayuda económica, ¿verdad? No, no vuelvas a decirme lo de los críos. Mucha gente tiene dos hijos y trabaja y, de vez en cuando, tiene un detalle con sus padres.</i></div><div style="text-align: justify;"><i><br /></i></div><div style="text-align: justify;"><i> </i>Hacia el final del libro, en el último de los relatos, es su matrimonio el que parece zozobrar tras una fuerte discusión con su esposa. Se va de Bilbao y se instala en la casa familiar de Ribadesella. Solo. Sin Katharina y sus hijos. Apenas los llama por teléfono. Y su hijo lo llama para recriminárselo y decirle que lo echa de menos. <i>He vuelto porque, cuando vivía aquí, Katharina y los niños aún no existían. Así que es otra forma de borrarlos. </i>Desde luego, su todavía esposa es mucha más madura que él. Algo que queda más patente si cabe a raíz de este pensamiento: <i>no estoy preparado para afrontar las decisiones y labores que esta casa exige, pese a lo que me gusta y significa para mí. Empiezo a aceptar que acabaré vendiéndola. </i>Y, como John Dunbar, se aísla de todo el mundo. Y comienza a cavar la cueva que hay en su propiedad. E imagina que <i>la cueva no es un desaguadero del monte, sino el nido de una araña gigante</i> que se enterró en vida <i>para invernar durante años. </i><br /></div><div style="text-align: justify;"><i><br /></i></div><div style="text-align: justify;"><i> </i>Pero, ¿qué tienen en común John Dunbar, el protagonista y narrador Jon y el escritor Jon Bilbao? Pues su amor por los libros. El protagonista del Lejano Oeste John Dunbar siempre lleva un libro consigo. Donde quiera que vaya. Aunque ya lo haya leído varias veces. El protagonista del presente, Jon -a quien no cuesta en absoluto reconocer como un Jon Bilbao ficticio pero muy semejante al real-, lee e, infeliz como ingeniero, ansía vivir por y para la literatura. Y Jon Bilbao, el escritor que fue ingeniero, sí que ha conseguido vivir de ello. Así, el escritor elabora una serie de relatos en los que, a buen seguro, narra pasajes de su propia vida y, a la vez, hace ficción en torno a sus propias fantasías, personales y literarias -como hace también en el relato <i>La playa del naufragio</i>, cuyo irresponsable protagonista también es un escritor de no demasiado éxito de ventas-. Explicado así puede resultar algo incomprensible, ya lo sé. Pero, una vez leídos los textos que componen sus libros, finalmente todas las piezas del puzzle encajan a la perfección. Pasado y presente, ficción y realidad, forman un conglomerado de relatos que tienen vida propia por sí mismos. Y que, además, establecen una conexión con los otros para pintarnos un cuadro que cuesta no examinar, reflexionar sobre él y disfrutarlo. Sobre todo, disfrutarlo. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><span> </span> <i> </i> <br /></div><div style="text-align: justify;"><span><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span><br /></span></div><p></p>José Ferrandis Peiróhttp://www.blogger.com/profile/14464187247319528427noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2005254864438597734.post-84170912176865056352023-05-08T14:27:00.358+02:002023-05-08T14:27:00.136+02:00La desconocida. Rosa Montero y Olivier Truc. Alfaguara. 2023. Reseña<p> </p><p><br /></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgQSy4iRNYSV7rp5-wYFk5clO5M_LOskjhSRJ6xw66DAKEiug2BusHXiDNlaYUbVe9HZURGcZXhmQUCQdgmIBdBE8jj0Uos3_T03-7fwL_grWFz293-XY-bzrAvvdYUjHBa2kee6xeB29vTzbELrQhZoyNg38sA4C5urD59_8PsCrijio9sYhT8J5XefA" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img data-original-height="874" data-original-width="552" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgQSy4iRNYSV7rp5-wYFk5clO5M_LOskjhSRJ6xw66DAKEiug2BusHXiDNlaYUbVe9HZURGcZXhmQUCQdgmIBdBE8jj0Uos3_T03-7fwL_grWFz293-XY-bzrAvvdYUjHBa2kee6xeB29vTzbELrQhZoyNg38sA4C5urD59_8PsCrijio9sYhT8J5XefA=w254-h400" width="254" /></a></div><br /><br /><p></p><p style="text-align: justify;"> La última obra de Rosa Montero es una novela corta (155 páginas) escrita a cuatro manos con el escritor francés Olivier Truc -que, además, es periodista, productor de documentales y ganador del Premio Quais du Polar 2013 por <i>El último lapón</i>-. El proyecto surgió a instancias del festival internacional francés Quais du Polar (Lyon) en colaboración con las editoriales Points y Alfaguara. Y cuenta, además, con el apoyo del Institut Français / Ville et Métropole de Lyon. Las condiciones eran escribir ocho capítulos de forma alternativa, siguiendo cada uno la acción tal y como la dejaba el otro. Rosa Montero escribió los capítulos impares (es decir, el comienzo de la novela) y Olivier Truc los pares (incluyendo el final). Para ambos supuso un reto tremendo porque, además, solo dispusieron de tres meses para elaborar la obra completa. Rosa Montero ha añadido recientemente que fue <i>una aventura fascinante y trepidante</i>. </p><p style="text-align: justify;"> La mayor parte del texto elaborado por Rosa Montero nos sitúa en Barcelona. Los capítulos escritos por Olivier Truc discurren en Lyon, salvo el último, que también se desarrolla en la capital catalana. El puerto, la zona franca y el Raval de Barcelona son los escenarios principales de la trama de la novela. Una novela en la que no sobra ni falta nada. Que se lee en uno o dos ratitos al ser corta y que entretiene y divierte, demostrando que no hacen falta quinientas o mil páginas para elaborar una buena obra. El libro, que supone la vuelta de Montero al género negro, no parece estar escrito por dos escritores, lo que habla del talento del hasta ahora (para mí) desconocido escritor francés. La presentación, y el referido Premio Quais du Polar, el más prestigioso galardón francés del género policíaco, hablan por sí solas. Así, <i>La desconocida </i>es un libro ágil, de acciones continuadas, con las descripciones justas y necesarias y carente por completo de paja y heno.<br /></p><p style="text-align: justify;"> Aunque de entrada he de confesar que a mí la Rosa Montero que más me gusta es la ensayista -¡qué grandes trabajos <i>La ridícula idea de no volver a verte</i> y <i>El peligro de estar cuerda</i>!-, también es justo reconocer la gran valía de la madrileña a la hora de abordar temas de ficción con ciertos aspectos realistas. <i>La desconocida</i> trata, por ejemplo, de la gran cantidad de policías corruptos que hay en los distintos cuerpos de todos los países, incluidos los de asuntos internos, así como de la gran lacra social que supone la existencia de las abominables redes de trata de blancas -en este caso concreto, el que tiene que ver con las mujeres que son obligadas a prostituirse para poder seguir con vida-. Pero también se ocupa, por contrapartida, de los profesionales honrados, por ejemplo, los abnegados policías que se dejan la vida en la lucha contra el proxenetismo. Como los personajes de Anna Ripoll, inspectora experta en trata de mujeres, y Erik Zapori, inspector de Lyon que colabora en la investigación. <br /></p><p style="text-align: justify;"><span> La acción de la novela comienza en el puerto de Barcelona. Allí, un guarda que hace la ronda nocturna con una pastora alemana a la que todos conocen como Julia, debe detener su marcha cuando la perra se frena en seco, olfatea un contenedor y ladra repetidamente. Cuando los mossos llegan, abren el contenedor y descubren a una mujer inconsciente y deshidratada. Presenta una brecha en la sien, quemaduras en la cara y el resto del cuerpo y no recuerda quién es, cuál es su lengua materna ni cómo ni cuándo llegó a ese contenedor. Es llevada al Hospital Clínic, donde un extraño hombre trata de asesinarla. La desconocida, sin embargo, sabe defenderse y vuelve a salvar la vida. Le cuesta recuperar la memoria. Tanto que la investigación parece abocada al fracaso. Sobre todo cuando Anna Ripoll parece haber dado con su identidad y dirección y la subsiguiente investigación demuestra que dicha información no es correcta.</span></p><p style="text-align: justify;"><span><span> </span> Dado que en Lyon parece existir alguna respuesta a todo lo ocurrido, la policía española reclama ayuda a la francesa. Y llega a Barcelona Erik Zapori, un policía investigado por asuntos internos por delitos de corrupción y proxenetismo, violación del secreto profesional, ayuda a residente ilegal y asociación de malhechores que ve en este caso una excusa perfecta para poner tierra de por medio con los de asuntos internos. Lo que desconoce este policía, que a menudo utiliza técnicas un tanto burdas, alejadas de todo manual policial, es que el caso en el que se está metiendo puede llegar a convertirse en el más complicado de toda su carrera. Y, además, no tardará en chocar frontalmente con Anna Ripoll, con quien debe colaborar en la investigación. ¿Por qué chocan tanto Ripoll y Zapori? Pues por varias causas: porque ella es demasiado seria y él demasiado bromista; porque ella es más de manual y él más de ir por libre; porque ella es más delicada y él más bruto; y porque ella es mujer y él es hombre.</span></p><p style="text-align: justify;"><span> </span> A medida que transcurre la narración de la historia -o del conjunto de historias que la componen- la desconocida va recuperando partes de su maltrecha memoria, reconstruyendo pasajes más o menos inconexos de su vida, extrayendo sus propias conclusiones acerca de lo ocurrido y ayudando a Ripoll y a Zapori en sus investigaciones. Los inspectores, por su parte, van confiando cada vez más el uno en el otro, compartiendo teorías y avances y tratando de recomponer un rompecabezas en el que parecen faltar piezas. Y, desde Lyon, Zapori encuentra la ayuda de su compañero Gignac -<i>un buen hombre,</i> <i>una de esas personas de orden que aprietan los tubos de dentífrico desde abajo hacia arriba y que ponen un periódico meticulosamente doblado en el fondo del cubo de la basura para que no se manche</i>- y las constantes zancadillas de Fachelle -uno de esos policías que ansían escalar demasiado rápido en el escalafón del cuerpo y que no dudan en ayudar a caer en desgracia a los compañeros que haga falta-. <br /></p><p style="text-align: justify;"> <i>La desconocida</i> presenta una trama muy bien trabajada mediante un estilo directo, enérgico y vigoroso con un lenguaje también directo que rehúye grandes pretensiones y que está, por tanto, desprovisto del más mínimo artificio superfluo. Es una novela escrita por y para todo tipo de lectores. Al alcance de todo el mundo. Un proyecto de escritura colaborativa en el que una española y un francés -casualmente (o no) como los protagonistas de la novela- <i>se enfrentan a las diferencias culturales entre sus dos países con la intención de contribuir a un mejor entendimiento mutuo</i>. El resultado es una novela negra que pone el acento, como ha quedado expuesto más arriba, en la corrupción policial y en el problema de la trata de mujeres en el mundo. Problemas que, desafortunadamente, no forman parte de la ficción sino de nuestro día a día. Problemas que, por tanto, a todos nosotros nos atañe tratar de erradicar en la medida de nuestras posibilidades. Bienvenidos sean, pues, todo este tipo de proyectos.<br /></p><p style="text-align: justify;"><span> </span><br /></p><p style="text-align: justify;"><br /></p>José Ferrandis Peiróhttp://www.blogger.com/profile/14464187247319528427noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2005254864438597734.post-45553735933889376652023-04-18T09:00:00.001+02:002023-04-18T09:00:00.180+02:00Nosotros. Manuel Vilas. Destino. 2023. Reseña<p> </p><p><br /></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEh4xWO5WKx1g-efgg49ZvfIKmxedRABHl_i2NINCGftHJposLmQJa1XFGfJL6ZdTKy0NEKa1wnnpBtmFDntCQf4x2nJSxZeALS_vLJ8VnJpZGZb4rYbPW1P7ao53ujs8GbkVUp1aOus9Q28KFcbKvO5f-yuHps9HK5mcCb3PB1cZ4auE6jC6ITRG_iNMg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img data-original-height="458" data-original-width="300" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEh4xWO5WKx1g-efgg49ZvfIKmxedRABHl_i2NINCGftHJposLmQJa1XFGfJL6ZdTKy0NEKa1wnnpBtmFDntCQf4x2nJSxZeALS_vLJ8VnJpZGZb4rYbPW1P7ao53ujs8GbkVUp1aOus9Q28KFcbKvO5f-yuHps9HK5mcCb3PB1cZ4auE6jC6ITRG_iNMg=w262-h400" width="262" /></a></div><br /><br /><p></p><p style="text-align: justify;"> <i>Qué mal visto ha estado siempre el placer, siempre perseguido por todas las civilizaciones, condenado por todas las religiones, y sin embargo protegido por la naturaleza y la vida, cómo explicar semejante hipocresía</i>, reflexiona el narrador de <i>Nosotros</i> en las últimas páginas de la novela ganadora del Premio Nadal 2023. Una novela existencialista desgarradora de principio a fin. Especialmente en sus últimas páginas. Una últimas páginas que, sin embargo, son de una belleza sin igual. Como prácticamente todo lo que lleva escribiendo Manuel Vilas durante estos últimos años de una carrera literaria ya envidiable. Una carrera literaria repleta de historias y personajes en los que dominan la tristeza, la melancolía, la profundidad de las almas humanas y, paradójicamente, también el placer, la belleza y la alegría de vivir. De estar vivo pese a todo. Como le ocurre a Irene, la mujer de cuarenta y muchos años que protagoniza <i>Nosotros</i>. Un <i>ángel mortal y corriente, de una vulgaridad excepcional, pero que da belleza a este planeta</i>. </p><p style="text-align: justify;"> <i>Nosotros</i> recorre la vida en común de Irene y su difunto marido Marce. Ambos, junto al característico narrador omnisciente, van desgranando, a tres voces, como los tres tenores, los veinte años de matrimonio de la pareja, así como la vida ya en solitario de la viuda. Una mujer <i>adicta a la intensidad</i> y nada estoica que no entiende la hipocresía a la que hice referencia al inicio de esta reseña, que no reconoce que su marido ha fallecido, que no sabe lo que es la paciencia -que lo que quiere lo quiere ya- y que, caprichosa como la que más, por donde pasa solo busca la belleza, el placer, el reencuentro con su marido a través del sexo con desconocidos y desconocidas. El ejemplo perfecto de la hedonía pura y dura como actitud vital. Una mujer que, cuando no se sale con la suya, puede llegar a ser muy cruel. Capaz de lanzar por la ventana los zapatos de su amante ocasional. O de abofetearlo y humillarlo antes de echarlo de su habitación. Una mujer que puede resultar tan deseable como repulsiva. Una mujer especial. Para lo bueno y para lo malo.</p><p style="text-align: justify;"><span> A lo largo de la historia narrada en la novela Irene mantiene relaciones sexuales con diversos hombres y mujeres. ¿Su finalidad? Al llegar al orgasmo descubre una escalera. Y al final de esta, aparece la figura de su difunto Marce, quien la sonríe y la saluda con la mano, siempre en silencio, durante unos segundos antes de ser consumido por las llamas. Irene, desahogada económicamente, viaja de ciudad en ciudad y de hotel en hotel, siempre de lujo y con ventanas al Mediterráneo -desde Málaga hasta Alguer-, para rememorar momentos vividos junto a su esposo. Compara a sus amantes con él y lo imagina tomando el cuerpo de cada uno de ellos. Goza, los hace gozar, los enamora, los vuelve locos por completo -porque Irene es un seductor bellezón desvergonzado que, por ambos motivos, provoca adicción- y luego huye y los olvida para siempre, sin atender sus numerosos mensajes. A Irene le gusta sentir que sus amantes piensan en abandonar sus vidas, sus mujeres e hijos para irse con ella y comenzar de nuevo. De no huir llegaría a ser, en suma, una mujer peligrosa.</span></p><p style="text-align: justify;"><span><span><span> Irene es de esa clase de mujeres que no dan ninguna importancia al dinero porque lo tienen. Gasta casi compulsivamente -<i>su tarjeta VISA echa humo</i>- y mide a las personas por las marcas de sus relojes. Lo sabe todo sobre los relojes. Los materiales, la fabricación, el funcionamiento, la forma y los costes de cada uno de ellos. Pero, ¿por qué tiene tanto dinero? Pues porque ha vendido un lujoso piso en el centro de Madrid en el que convivió esos veinte años de matrimonio junto a Marce y ha traspasado la tienda de muebles antiguos y de lujo que este regentaba. Así, se dedica a gastar y a buscar a Marce en cada uno de sus amantes. Sin embargo, en su narración encontramos algunas lagunas que nos hacen dudar. ¿Es posible que una tienda de muebles de lujo funcione tan bien como para que el matrimonio viva a cuerpo de rey en plena época de crisis económica y de auge de los muebles baratos de Ikea? ¿Por qué Irene no puede recordar la fecha de la muerte de su esposo? ¿Por qué no encuentra el reloj de lujo que le regaló a su marido?</span></span></span></p><p style="text-align: justify;"><span><span><span> Las incongruencias, las lagunas, las incertezas de la narración de la historia por parte de Irene y del narrador omnisciente son tales que en algún momento el lector llega a pensar que Vilas se ha vuelto loco. Que el autor ha escrito la novela tan rápidamente, sin tomar notas, sin orden ni concierto, que ha perdido el hilo de su propia historia. Nada más alejado de la realidad. Las piezas del puzzle caen en su sitio. Y no poco a poco, sino de golpe. Y, entonces, de repente, Vilas ya no parece un loco sino un genio. De un plumazo se ha cargado toda incongruencia, todo desatino, y nos ha dado un golpe de realidad en todo el rostro. Y nos quedamos perplejos, noqueados, sin capacidad de reacción. Y tenemos que dejar el libro por un momento para recobrar el pulso antes de seguir leyendo. Y lo hacemos de forma también compulsiva. Porque, siendo una novela existencialista, <i>Nosotros</i> se convierte también en una especie de novela de intriga que nos deja consternados con un final antológico que en ningún momento podíamos esperar. Que nos deja K.O..</span></span></span></p><p style="text-align: justify;"><span> En todas las novelas de Vilas el componente psicológico, casi filosófico, juega un papel primordial. Quizá en esta más que en ninguna otra. El alma humana se nos muestra tan diseccionada en <i>Nosotro</i>s que casi podemos verla, tocarla, olerla. Irene es un personaje de manual. Psicológico, por descontado, y también filosófico -por esa forma de afrontar la vida, de celebrarla, a pesar del sentimiento de soledad que la hace actuar de esa manera tan hedonista, caprichosa, cruel, peligrosa-. Una soledad que va imponiendo su ley, su desgarro, su monstruosidad. Una soledad insoportable, sin duda muy diferente a la que Marce y ella habían elegido durante veinte años de matrimonio, entregados el uno al otro -<i>como si cada día fuera el primero</i>-, aislados de la sociedad, viviendo por completo ajenos a ella. De una sociedad dominada por una televisión que ellos detestaban porque estaba controlada por los <i>seres abominables</i>. Unos seres que querían hacer que todos vivieran la vida de la misma manera. Algo que puede entroncar también a la novela con la rebeldía propia de las historias más utópicas. Incluso distópicas, si me apuran.</span></p><p style="text-align: justify;"> Pero, sin duda, la gran característica que rige todas las obras de Vilas es la poesía. También sus obras de narrativa. Y <i>Nosotros</i> no podía ser la excepción. Un nosotros referido a Irene y Marce, los grandes protagonistas de la historia. Un nosotros sustentado en uno de los sonetos más celebrados de la historia de las letras castellanas, <i>Amor constante, más allá de la muerte</i>, de Francisco de Quevedo. Un poema-declaración de amor en toda regla, en el que el autor anuncia a su amada que, aunque muera, él continuará amándola. <i>Dios salve a Quevedo</i>, afirma Irene en un momento de la narración. La novela entera no solo justifica la referida poesía, sino que la explica de manera clara. En muchas de sus páginas aparecen referencias y transcripciones de los versos que componen el soneto. De tal forma que, una vez explicada con tanta exhaustividad, la poesía se entiende mucho, muchísimo mejor. Irene la hace suya, la considera mágica, casi sobrehumana. Porque le sirve para seguir viendo a Marce, su querido Marce. </p><p style="text-align: justify;"><span> </span> Odiosa y adorable, Irene nos descoloca, nos irrita, nos indigna, nos produce rechazo y repulsa, pero también nos enamora, nos seduce, nos pone -el erotismo es otra de las características de la literatura de Vilas-. Mujer irresistible para quien la conoce -sea hombre o mujer-, no sabe lo que son la paciencia ni el estoicismo. Sin embargo, nadie ha de explicarle qué son la naturaleza, la vida, lo salvaje, lo bárbaro. Vive a su manera, busca el placer y, en realidad, no hace daño a nadie más que a sí misma. Un personaje que no deja a nadie indiferente. Un personaje para la historia de la literatura contemporánea española. ¿Y Vilas? Pues uno de los mejores escritores españoles actuales. Un autor del que, como se suele decir, apetece leer hasta su lista de la compra. Un autor que parecía haber alcanzado su techo con las magníficas <i>Ordesa</i> y <i>Alegría</i>, pero que con <i>Los besos</i> y <i>Nosotros</i> se ha superado. ¿Nos saludará con el brazo, en silencio, como Marce, antes de ser devorado por las llamas cuando llegue al último peldaño de la escalera, a la cima de su literatura? Esperemos que no. No seamos tan crueles como Irene. Lo que sí quiero es aprovechar esta última línea para declararle, al más puro estilo de Quevedo, mi amor eterno a su obra.</p><p style="text-align: justify;"><br /></p>José Ferrandis Peiróhttp://www.blogger.com/profile/14464187247319528427noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2005254864438597734.post-20885461856165854522023-04-03T09:00:00.502+02:002023-04-03T09:00:00.177+02:00Hijos de la fábula. Fernando Aramburu. Tusquets Editores. 2023. Reseña<p> </p><p><br /></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjE1pa6gh8ZyS-aAxNpbAws1h05vQKj6qhPl44WT7TunnGwKyzHVU7jwpBcBigdh5UOtYtUuD42RhItOjs6x522UYVc-54ROKM-9ot68Rrc5WeXQ59YaTefSerwnGEeXMGErc8WrAmPZA-goFN5r5BuTTFY3j4JeAaru6uSU6VjRjGJznpWn8JugpBkbg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img data-original-height="376" data-original-width="250" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjE1pa6gh8ZyS-aAxNpbAws1h05vQKj6qhPl44WT7TunnGwKyzHVU7jwpBcBigdh5UOtYtUuD42RhItOjs6x522UYVc-54ROKM-9ot68Rrc5WeXQ59YaTefSerwnGEeXMGErc8WrAmPZA-goFN5r5BuTTFY3j4JeAaru6uSU6VjRjGJznpWn8JugpBkbg=w267-h400" width="267" /></a></div><br /><br /><p></p><p style="text-align: justify;"> A lo largo de su carrera literaria Fernando Aramburu ha tratado el tema de ETA de diversas maneras. En primer lugar, a través de los relatos que compusieron <i>Los peces de la amargura</i> en 2006. Más tarde, a modo de drama, de la mano de los novelas histórico-costumbristas <i>Años lentos</i> (2012) y <i>Patria</i>, la obra que lo encumbró (2016). Pues bien, en 2023 el autor guipuzcoano retorna a la temática con <i>Hijos de la fábula</i>, una sátira que, tirando de ironía y humor, nos muestra la reacción de dos jóvenes vascos que quedan abandonados a su suerte al otro lado de la frontera con Francia tras el abandono de las armas por parte de la banda terrorista en octubre de 2011. Una novela que, por su originalidad, virtuosismo y comicidad, nos recuerda a la más reciente obra de Luis Landero, <i>Una historia ridícula </i>(2022, misma editorial). Y es que solo dos genios como el extremeño y el vasco son capaces de sacar de donde parecía no haber nada unas historias tan peculiares.</p><p style="text-align: justify;"> Durante los siete años transcurridos entre las publicaciones de <i>Patria</i> e <i>Hijos de la fábula</i> Aramburu nos obsequió con la aclamada novela <i>Los vencejos</i> (2021), los ensayos <i>Vetas profundas</i> (2019) y <i>Utilidad de las desgracias y otros textos</i> (2020) y una especie de autobiografía en forma de prosa poética que llevó por título <i>Autorretrato sin mí</i> (2018). Siete años en los que sus trabajos anteriores y su reconocimiento como escritor han aumentado hasta cotas tan altas como merecidas. No en vano, estamos ante uno de los grandes autores españoles contemporáneos. Junto al ya mencionado Luis Landero y otros no menos fantásticos escritores como Manuel Vilas, Víctor del Árbol o David Trueba. Buen ejemplo de su oficio literario lo encontramos en este último trabajo, en el cual entremezcla, con gran maestría, lo dramático y lo cómico, lo lógico y lo inesperado, lo breve y lo complejo, lo importante y lo banal. </p><p style="text-align: justify;"><span><span> La nueva novela de Aramburu mezcla, con resultado de gran veracidad, realidad histórica y ficción literaria. La realidad histórica nos dice que el 20 de octubre de 2011 ETA anunció el cese definitivo de su actividad armada. La ficción literaria que construye el autor en torno al fin de la fábula terrorista nos sitúa en una granja de pollos de Albi, al sur del territorio francés. Allí, un matrimonio local no del todo bien avenido pero simpatizante de la lucha secesionista vasca mantiene escondidos a Asier y Joseba, dos jóvenes exaltados e idealistas de la lucha armada que acaban de integrarse en ETA y esperan</span> instrucciones de su enlace en la zona para comenzar de inmediato su adiestramiento en las prácticas terroristas. Ni qué decir tiene que el anuncio del fin de las hostilidades los pilla por sorpresa. Su frustración y su indignación por lo acontecido crece al verse además abandonados, sin dinero, sin experiencia y sin armas.</span></p><p style="text-align: justify;"> Desolados y ávidos de gestas patrióticas, los jóvenes deciden continuar la lucha por su cuenta formando una nueva organización en la que Asier es el jefe e ideólogo y Joseba su subalterno. Prácticamente no se entienden con Fabien y Guillermette, para quienes realizan algunas tareas en la granja a modo de pago simbólico por alojarlos en un cuartucho de mala muerte, justo arriba del almacén. Se aburren sobremanera y solo piensan en realizar acciones para la causa. Únicamente las visitas a Txalupa, un antiguo militante más presumido que valiente -<i>fardaba de méritos, de hazañas y </i>ekintzas<i> y de no haber caído en las garras de los </i>txakurras-, los sacan de su ensimismamiento. De hecho, esas visitas, en realidad mucho más imaginativas que efectistas, <i>equivalían para ellos al cursillo de armas </i>que ya sabían que jamás tendrían. La disciplina, la precariedad y la cautela se convierten en el <i>modus vivendi</i> de los autoproclamados nuevos <i>gudaris</i>. </p><p style="text-align: justify;"> Joseba abandonó su vida, a su novia embarazada, Karmele, y a un bebé del que incluso desconoce su sexo para ingresar en ETA. Asier, un convencido misógino, trata de disuadir a su compañero de escribir una carta a la madre de su bebé. <i>Me casé con ETA. Con nadie más. Y mis hijos serán las </i>ekintzas. <i>Que se me ponga delante una mujer en canicas. No pierdo la calma. No me ata una mujer</i>, afirma Asier ante un Joseba melancólico y deprimido cuando todo el asunto está ya más que torcido<i>. </i>Entre desaforadas críticas<i> </i>a<i> ETA, </i>los jóvenes deciden militarizarse a base de escobas, palos y martillos a modo de pistolas y piedras en lugar de balas. Así, la mayor parte de la historia discurre entre el afán de entrar en acción y las peripecias más disparatadas y ridículas.<i> </i>Cualquier mínima acción, como el robo de comida o bebida en un supermercado, es elevado a la categoría de <i>ekintza </i>por unos jóvenes que parecen niños y que, por descontado, dan mucha más pena que miedo. </p><p style="text-align: justify;"><i> </i>Por ejemplo: cuando Asier da un discurso a Joseba en relación a la pena y el remordimiento que nunca debe sentir un militante y hace referencia a la necesidad de endurecimiento y a que <i>no hay guerra sin sangre </i>la respuesta de Joseba es<i> </i>que <i>hace dos años me sacaron sangre en el ambulatorio de mi pueblo y me mareé, me puse blanco, estuve diez minutos tumbado en la camilla y por poco devuelvo. </i>No parece un comienzo muy prometedor, la verdad. Y, sin embargo, con todo, lo peor es que ellos mismos son conscientes del espantoso ridículo que protagonizan. Así, cuando hablan de hacer Historia de la lucha armada vasca y de que sus nombres sean estudiados en las <i>ikastolas</i>, Joseba afirma que <i>el problema es pasar a la Historia como dos tarugos. Que nadie se ría de nosotros. </i>Asier responde con un <i>te callas lo ridículo. Cuentas lo demás. </i>Conversación que Joseba finaliza de forma demoledora: <i>¿Qué queda entonces? Lo de hoy está siendo de película del Gordo y el Flaco</i>. </p><p style="text-align: justify;"><span> El mundo prácticamente imaginario en el que viven Asier y Joseba salta por los aires al ver cómo su relación con el matrimonio francés y con Txalupa cambian radicalmente casi a la vez. <i>Sois un par de subnormales. No tenéis ni medio dedo de frente. Vuestros planes me traen sin cuidado. Os veo tan verdes... No tenéis la menor idea de lucha armada. Os van a llover hostias de todos lados, empezando por las de los nuestros</i>, les espeta su antiguo compañero de batallitas en un intento de hacerlos entrar en razón. La ingenuidad de los jóvenes salta a la vista. También su cabezonería y su falta de miras. Y Txalupa decide finalmente quitárselos de encima. Además, la entrada en escena de María Cristina, una zaragozana amiga de las revoluciones y enemiga de los <i>fachas</i>, hará que se resquebraje por momentos la hasta entonces imperturbable unión de Asier y Joseba. Con ella, toman la decisión de retornar a Euskal Herria para comenzar sus acciones salvadoras de la patria vasca.</span></p><p style="text-align: justify;"><span> Los jóvenes malviven. Protagonizan constantemente peripecias nefastas. Discuten sobre si dejar o no entrar en su organización a mujeres, sobre los métodos a seguir en su revolución, sobre cualquier tema. Joseba cada vez echa más de menos a Karmele y a su hijo (¿o hija?). Recrimina a Asier las historias familiares</span> narradas durante el último año. Y, para colmo de males, al volver a Euskal Herria no reconocen ni el comportamiento de sus gentes ni el ambiente que se respira. <i>¿Dónde están las pintadas de antaño? ¿Y los carteles? ¿Y aquellas pancartas, entre fachada y fachada, en favor de los presos de ETA? Todo Cristo llenando los bares, jamando y trincando tan felices. Cientos de compañeros en la cárcel; otros, caídos en defensa de nuestros derechos nacionales, ¿para qué? Años y años de lucha y sacrificio, ¿para esto? </i>Y deciden que <i>simularían hacer vida normal </i>mientras montan <i>una sólida estructura, necesaria para emprender la lucha. Todo poco a poco, con inteligencia y cálculo, para estar operativos en cuestión de un año o año y medio a lo sumo.</i></p><p style="text-align: justify;"> <i>Hijos de la fábula</i> demuestra que es posible hacer sátira hasta de las grandes desgracias. Que en cualquier lugar y situación, por dramática que esta sea, cabe lo cómico. Que algunos escritores son capaces de construir una historia desde la nada. Que algunas de estas historias pueden tener finales inesperados y magistrales. Y que Fernando Aramburu es un escritor valiente que, cuando se pone a escribir, no puede evitar <i>meterse en estanques llenos de caimanes. </i>Hecho que, según algunos paisanos suyos, lo convierte en un <i>tocapelotas</i>. A lo que él responde: <i>me da igual. Si sintiera miedo al escribir me dedicaría a la jardinería o al ajedrez. </i>Quizás la jardinería o el ajedrez ganarían con ello. Pero los lectores perderíamos a un gran escritor. Así que: bien está lo que bien acaba. <i> </i></p><p style="text-align: justify;"><span><i><span> </span> </i></span><br /></p><p style="text-align: justify;"> <br /></p>José Ferrandis Peiróhttp://www.blogger.com/profile/14464187247319528427noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2005254864438597734.post-26848095362264811542023-03-20T09:00:00.375+01:002023-03-20T09:00:00.216+01:00Nadie en esta tierra. Víctor del Árbol. Destino. 2023. Reseña<p> </p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXTRW18RXGcYxuUsv0Y6dGTnzKPXbFuRRmurYee8g3kpJF3jZgZADl7sO5Fki9gKs8cybQSISQWjp5TcA7hBL6W5cKCH02RuXw1BQ3PvZxv2dHdkdRjLkmVG6o-cMFVRHETsxiyFpoeNEcUt9zx9O5P18c5KigbgrCQzIkjyfn0yP6yuvvDd0kX4PgUg/s941/9788423362714.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="941" data-original-width="552" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXTRW18RXGcYxuUsv0Y6dGTnzKPXbFuRRmurYee8g3kpJF3jZgZADl7sO5Fki9gKs8cybQSISQWjp5TcA7hBL6W5cKCH02RuXw1BQ3PvZxv2dHdkdRjLkmVG6o-cMFVRHETsxiyFpoeNEcUt9zx9O5P18c5KigbgrCQzIkjyfn0yP6yuvvDd0kX4PgUg/w235-h400/9788423362714.jpg" width="235" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div></div></div><br /><div style="text-align: justify;"> Cuando todo está perdido solo quedan dos caminos: hacer el bien o hacer el mal. Intentar irse con la cabeza alta y la conciencia tranquila o arrasar con todo y con todos. Este es uno de los puntos de partida de la nueva novela de Víctor del Árbol. Una novela policiaca de las que atrapan al lector hasta introducirlo en sus páginas y no dejarlo marchar hasta terminada la última de sus frases. Con personajes de los que a uno lo marcan. Como el protagonista principal, Julián Leal, un inspector de policía que se debate entre la vida y la muerte a causa de un cáncer que no parece tener ya solución y que acaba de ser expedientado por dar una paliza casi mortal a un miembro de la alta sociedad barcelonesa. Y, por si todo ello fuera poco, tras una breve visita a su pueblo natal de la costa de Galicia comienzan a aparecer cadáveres de personas que tuvieron mucho que ver con él treinta años atrás. Y, claro, el principal sospechoso de los crímenes es él. Todos los dedos lo señalan y ya ni su compañera Virginia parece fiarse de él.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><span> Casi todo el mundo piensa que Julián ha elegido la segunda opción en la disyuntiva inicial, es decir, hacer el mal y arrasar con todo y con todos antes de irse de este mundo. Casi todos, menos el verdadero asesino, un sicario mexicano que se dirige en primera persona tanto al lector como a los personajes de la novela. Un sicario convertido en otro narrador más de la historia. Un narrador siempre con las palabras justas y las justificaciones apropiadas. Hecho este que hace que si la forma de narrar de Víctor del Árbol siempre ha sido fresca y original, en este caso lo sea más si cabe. Porque al lector le impacta que de vez en cuando el narrador sea ese asesino implacable y metódico que parece estar siempre en los lugares y momentos adecuados. Un criminal de vocación que actúa por encargo y que parece invisible, sobre todo porque nadie lo mira. Nada como aprovechar que los ojos estén puestos en otra persona que nada debe. Porque, como suele suceder en ocasiones, las cosas no siempre son lo que parecen.</span></div><div style="text-align: justify;"><span><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span><span><span> El caso es que Julián debe hacer de tripas corazón y, sobreponiéndose a su cada vez más deteriorado estado de salud y a un sentimiento de soledad realmente descorazonador, trata de rendir cuentas con su pasado y su presente. Gracias a sus acciones, al narrador omnisciente y a ese otro narrador ocasional con forma de asesino las piezas de los puzles de las historias pasada -la de la Galicia de hace treinta años- y presente -la de la Barcelona actual- comienzan a ir encajando de manera pausada, sin prisa pero sin pausa. De una manera precisa, como si de un prestidigitador</span> se tratara. Porque así son las novelas de del Árbol: puzles de mil y una piezas que van encajando de forma admirable hasta mostrarnos unas historias que resulta imposible no admirar. Historias cuyos pasados y presentes se explican entre sí, se justifican, se necesitan. Todo ello para mantener en vilo a un lector ávido de saber qué pasó, qué está pasando y qué pasará.</span></span></div><div style="text-align: justify;"><span><span><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span><span><span> Uno de los temas recurrentes en los libros de Víctor del Árbol es el de las infancias robadas. A nada ni a nadie parece aborrecer más este autor que a los ladrones de infancias. Y, por desgracia, hay demasiadas maneras de robarle la infancia a un niño. Que se lo digan a varios de los protagonistas de las anteriores novelas de del Árbol. Que se lo digan también, por ejemplo, a Julián Leal. Y a un niño que aparece en esta novela y cuya historia personal está detrás de las últimas acciones del protagonista principal de <i>Nadie en esta tierra</i>. Un protagonista que, aunque cada vez menos lo crean, ha elegido la primera opción, o sea, hacer el bien e irse con la conciencia tranquila y la cabeza alta. Por él, por su padre, por ese niño del que acabo de hablar y de su compañera Virginia. No en vano, Julián no solo lucha por salvar su vida y demostrar su inocencia. También debe tratar de salvar a quienes más quiere. Demasiadas cosas como para no luchar hasta la extenuación para no sucumbir en el intento.</span></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span><span><span><br /></span></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span><span><span> Antes he aludido a los personajes de <i>Nadie en esta tierra</i>. Uno de los puntos fuertes de las novelas de Víctor es la caracterización psicológica de cada uno de ellos. El autor conoce a la perfección a cada uno de sus personajes. Y nos los describe de igual manera. Son personajes profundos, con sus grietas y sus fortalezas. Con sus mochilas -siempre pesadas- del pasado. Con sus ansias, sus desvelos, sus sueños cumplidos o rotos -como en este caso, en ocasiones incluso convertidos en pesadillas-. Así, resulta imposible no empatizar con Virginia, compañera de Julián, casada con uno de los mejores amigos de este, que lo está pasando mal en su matrimonio. O con Clara, amiga reciente de Julián y periodista de investigación que sin querer se mete en un lío del que es muy difícil que salga indemne. O con Francisco, su padre, quien, como Julián, también elige la primera opción a la hora de abandonar esta tierra. O con Chinchilla, que se hace el fuerte y el valiente cuando en realidad tiene motivos para ser todo lo contrario.</span></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span><span><span><br /></span></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span><span><span> La vieja dicotomía campo-ciudad también está presente en <i>Nadie en esta tierra</i>. El pueblecito de la costa gallega, con un único bar, una única iglesia y una aparente única ocupación -agricultura y ganadería- en el que todo el mundo se conoce y parece tener viejas rencillas por dilucidar se contrapone a la gran ciudad que es la capital catalana. Una Barcelona que, aparte de la bonita fachada que todos conocemos, también contiene otra ciudad, casi subterránea, que mejor no conocer pero que, sin embargo, existe. Unos bajos fondos repletos de corrupción, economía sumergida, infancias robadas, oscuros deseos y pocos escrúpulos -aspectos de los que tampoco se libran en el pueblo gallego, por cierto-. Porque, más allá del escenario, de la situación, de las circunstancias, la condición humana es la que es. Y, por suerte, siempre habrá gente de bien que se enfrente a aquella que solo piensa en sus intereses personales, sean más o menos espurios.</span></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span><span><span><span> </span> </span> </span> </span><br /></div><div style="text-align: justify;"><span><span><span><span> Durante buena parte de las páginas de la novela el sentimiento predominante en el lector es el de la impotencia. Ante los hechos del pasado de la vida de Julián Leal y ante la sucesión de desgracias, asesinatos y demás sucesos que van complicando también el presente y el poco</span> futuro que parece quedarle al protagonista. Además, también permanece la inquietud ante ese otro narrador, el asesino, quien se nos presenta así: <i>no tengo un nombre que vosotros podáis conocer y eso debería tranquilizaros; lo que no se nombra no existe y, a fin de cuentas, una voz sin nombre es un eco sin presencia, de modo que podéis decidir que soy fruto de la imaginación o algo parecido a un fantasma, alguien que estuvo y ya no está. Probablemente algunos sintáis la tentación de convertirme en un monstruo de cuento, uno de esos personajes que utilizáis para asustar a vuestros hijos y hacer que os obedezcan cuando los mandáis a dormir, el hombre del saco. Pero lo cierto es que no soy un monstruo que vive en el bosque ni soy una presencia en la niebla de vuestras pesadillas; soy humano, lo atestiguan mis cicatrices, y vivo entre vosotros. Sencillamente, las personas como yo existen y aunque cerréis los ojos y os tapéis los oídos, no voy a desaparecer. Será mejor que lo aceptéis.</i></span></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span><span><span><br /></span></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span><span><span> Pero, con todo, lo peor no es que existan seres como este asesino a sueldo que asegura tener <i>sentimientos pero otro punto de vista diferente</i> al común de los mortales. Lo peor, como digo, es que existen otros seres mucho más peligrosos, lobos con piel de corderos, criminales con apariencia de personas importantes incapaces de cometer según qué delitos atroces. Por ejemplo, los ladrones de infancias de los que ya he escrito más arriba. Sin duda, uno de los puntos más fuertes de las novelas de Víctor del Árbol es la gran capacidad que tiene el autor para mezclar realidad y ficción para mostrarnos el mundo tal cual es. Con sus partes más bonitas y también con aquello que de tan oscuro que es preferimos dejar de lado para poder seguir viviendo nuestras vidas. Y, sin embargo, como en el caso del asesino de <i>Nadie en esta tierra</i>, no por dejarlas de lado estas dejan de existir. La novela, además de original, imprevisible e inquietante, es también adictiva. De esas que cuesta cerrar al llegar a la última página. </span> </span> </span><br /></div><div style="text-align: justify;"> </div><p></p>José Ferrandis Peiróhttp://www.blogger.com/profile/14464187247319528427noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2005254864438597734.post-51833350561623030752023-03-06T09:00:00.406+01:002023-03-06T09:00:00.410+01:00Los ingratos. Pedro Simón. Espasa. 2021. Reseña<p> </p><p><br /></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEingDtHrVKUnGZslVzM18Tf8YdnVB2q6LmbpJvjTdozMvECsrdvt7wMDrV7A96aiCfJYOY2gw_PORCMtFIuJ5FI1BzD1uIZU3S6nPOk-KNzH702whJKyutV1sHf_zP6vkw5yu_UTtAHwZ_LNKFzddZddOrBHDZAEGIHNCmAWb29OUPrSWUbNixwz4FluA" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img data-original-height="837" data-original-width="552" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEingDtHrVKUnGZslVzM18Tf8YdnVB2q6LmbpJvjTdozMvECsrdvt7wMDrV7A96aiCfJYOY2gw_PORCMtFIuJ5FI1BzD1uIZU3S6nPOk-KNzH702whJKyutV1sHf_zP6vkw5yu_UTtAHwZ_LNKFzddZddOrBHDZAEGIHNCmAWb29OUPrSWUbNixwz4FluA=w263-h400" width="263" /></a></div><p> </p><p style="text-align: justify;"> El periodista y escritor madrileño Pedro Simón sorprendió al mundo literario al alzarse con el Premio Primavera de Novela 2021. Antes había logrado dos galardones por su trabajo periodístico: el Premio Ortega y Gasset de 2015 y el Premio al Mejor Periodista del Año de la APM en 2016. Su primera novela, <i>Peligro de derrumbe</i> (La Esfera de los Libros, 2015), publicada seis años atrás, no cosechó el éxito merecido. Por eso resultó sorpresivo que Espasa y Ámbito Cultural le concedieran uno de los grandes premios literarios del año en nuestro país. No en vano, como todos sabemos, estos premios se suelen conceder a autores más conocidos y a novelas más comerciales. Obviamente, el objetivo de las editoriales es vender sus libros. Pues bien, <i>Los ingratos </i>y Pedro Simón lograron abrirse un importante hueco en el sector editorial, siendo uno de los libros más vendidos del año, algo que me parece absolutamente merecido una vez leída la obra en cuestión. Para servidor, estamos ante uno de los descubrimientos literarios de los últimos años en España.</p><p style="text-align: justify;"><span> En una época en la que priman el individualismo, el egoísmo, el materialismo y lo banal, aspectos que nada tienen que ver con unos valores clásicos que se pierden cada vez más rápidamente en la memoria de los tiempos es necesario que alguien nos recuerde que otro mundo mejor es posible. Por eso una novela como <i>Los ingratos</i> debe ser aplaudida por todo el mundo. Porque todos los lectores -y el que lo niegue seguramente mentirá- hemos sido ingratos unas cuantas veces en nuestras vidas. Como los protagonistas de la historia que tan bien nos narra Pedro Simón en su segunda obra literaria. Una obra que supone un golpe sobre la mesa -y también, por qué no decirlo, en nuestras caras y en nuestros corazones-, una llamada de atención sobre la necesidad de abandonar nuestro actual aislacionismo individual y tratar de retornar a esos valores ya aludidos con anterioridad. Porque, como reza el dicho, <i>de bien nacido es ser agradecido</i>. Y la familia protagonista de <i>Los ingratos</i> no lo es. </span><br /></p><p style="text-align: justify;"> Tal y como leemos en las primeras páginas del libro, a Emérita <i>hace casi un año se le ahogó el marido en un pozo y esta tarde acaba de perder al hijo que llevaban tiempo buscando desde que se casó. </i>Currete muere bajo el peso del cuerpo de su madre mientras ambos hacían la siesta una gélida tarde de pleno invierno en un pueblo de aquella España que comenzaba ya a vaciarse en 1961. La historia sigue en 1975, cuando llegan al pueblo la nueva maestra y su familia, compuesta por su marido, dos hijas, un hijo -David, el gran protagonista de la novela-, un perro llamado Fliqui y dos canarios. Una familia de ocho que recorre una España en la que <i>en los pueblos no había coches ni semáforos, como en la ciudad, pero había pozos sin tapiar, alacranes y casetas de labranza donde no alcanzaba la mirada del balcón urbano</i>. La dicotomía campo-ciudad está muy presente a lo largo de toda la historia. La familia, que representa a <i>esa clase media emprendedora a su manera que iba a mejor</i>, transita pueblos, pero ansía con todas sus fuerzas llegar a Madrid. </p><p style="text-align: justify;"> David nos cuenta que <i>mamá criaba sola a tres hijos: dos chicas imbéciles y un niño miedica. </i>Y los cría ella sola porque pronto el padre desaparece del pueblo porque debe quedarse en Madrid por cuestiones laborales. <i>Ahora pienso que no te haces mayor de verdad ni sabes lo que es el mundo hasta que no escuchas insultarse a tus padres. </i>Y la reacción de David es hacerse caca encima. Porque <i>si me cagaba</i> <i>mamá me hacía más caso que a nadie. </i>Pero su madre va <i>tan liada</i> que necesita ayuda en la casa y con sus hijos. Y Emérita, una mujer que vive sola desde hace ya catorce años, es perfecta. Perfecta para dejar su casa e irse a vivir con la familia de recién llegados. Y la llegada de Emérita a casa de la maestra les cambiará la vida a todos, especialmente a ella misma y a David, quien reconoce que <i>yo no conocía una forma de querer así, tan suicida y primitiva. Se habría metido sin dudar en una casa en llamas solo para sacarme de allí</i>. <i>Se habría tirado en plancha a la laguna para rescatarme, aun sabiendo que no sabía nadar.</i></p><p style="text-align: justify;"> Desde muy pronto ocurre lo inevitable: David aprende de ella todo lo que hay que saber sobre <i>las cicatrices del cuerpo y las heridas del alma</i> -<i>me daba lo que mamá no tenía tiempo para darnos y también lo que a papá ya no le daba la gana de darme</i>-; Emérita recupera con David aquello que creyó perder catorce años atrás -su hijo, su querido Currete-. Pero hay otro detalle muy importante: Emérita es sorda. Solo entiende a los demás si les lee los labios al hablar. Y surge una nueva necesidad entre ellos: comunicarse más y mejor. Y ambos comienzan a aprender a escribir de forma vertiginosa. Hasta el punto de que David no lo aprende de su madre sino de Eme. Y David recuerda <i>aquellos momentos en el cuarto de estar como uno de los mejores de mi infancia. </i>Su madre, por su parte, <i>comprendía que la señora Emérita llegaba a sitios donde ella no alcanzaba y, de alguna manera, había recompuesto el equilibrio en casa. </i>Así,<i> </i>la familia recupera la paz y la armonía perdidas.</p><p style="text-align: justify;"><span> Emérita se pregunta cómo pueden los padres vivir tan despegados de sus hijos. Y escribe en su diario una carta imaginaria a la maestra: <i>¿Cuándo fue la última vez que buscó el ruido de los hijos? Se puede vivir sin el marido. A veces hasta es mejor vivir sin el marido. No se puede vivir sin el hijo... Tiene una madre maestra y me lo pregunta todo a mí... Los niños se van marchando. Y ya no vuelven. Y tú entonces te dices dónde leñes has estado mirando y qué has estado haciendo todo este tiempo. </i>Emérita ejerce de madre de David. Y este tiene claro que, si tuviera que dar un brazo por alguien, sería por ella y no por su verdadera madre. Pero, siguiendo con el desarraigo del deambular familiar por los pueblos de España, llega el final del curso y la familia debe marchar a Leganés, muy cerca ya de la capital. Se acerca por fin al objetivo final, pero David, que ha recuperado al fin a su padre, debe dejar en el pueblo a Emérita. Solo queda la promesa de que la familia irá a verla siempre que pueda. </span></p><p style="text-align: justify;"> <i>Los ingratos</i> es una magnífica radiografía familiar. También histórica y social. <i>Veníamos de la España que escuchaba un serial radiofónico. Íbamos hacia esa España que se sentaba a mirar una pantalla. Aquella España donde se viajaba sin cinturones de seguridad en un Simca y la comida no se tiraba porque no hacía tanto que se había pasado hambre. </i>De la España de 1961 pasamos a la de 1975 para llegar, finalmente, a la de 2020, momento en que la historia narrada llega a su fin de una manera emocionante, muy conmovedora, que deja al lector con el libro abierto entre sus manos, sin ánimo para cerrarlo definitivamente. Porque Emérita ha aprendido de los hijos de la maestra que <i>perfectamente podría haber criado. Que tengo más paciencia que otras. Que sé alejar a un niño de los peligros. Que soy sorda, pero no soy un animal. </i>En suma, ha aprendido todo sobre la dignidad y la gratitud. Por eso se pasa años y años enviando cartas a la familia, interesándose por ella, preguntando por David. Recordando la mejor época de su vida con un eterno agradecimiento.</p><p style="text-align: justify;"> ¿Y David? Ya adulto, padre de dos hijas, regresa al pueblo desde Leganés, una vez leído el diario de Emérita. Y piensa: <i>me gustaría llamar a la puerta. Que me abriese ella en persona y decirle quién soy. Que me hiciera pasar. Que se inflara de alegría como un pavo real y cocinara mi plato favorito. Que charláramos durante la sobremesa y a mí no me diese vergüenza decirle cuánto la quise, así, la quise a usted muchísimo, y la quiero, decirlo con dos cojones, escribírselo en una hoja si hiciera falta. </i>En definitiva, David ha aprendido lo que todos deberíamos saber o aprender: que debemos ser agradecidos, saber decir a quienes queremos que los queremos, dejar de lado nuestro exceso de orgullo, nuestro individualismo, nuestro infantiloide egocentrismo. Y compartir todo, absolutamente todo, con quienes se lo merezcan. Y, todo ello, saber hacerlo en el momento adecuado y oportuno, siempre antes de que sea demasiado tarde. <i> </i> </p><p style="text-align: justify;"><span> <br /></span></p><p style="text-align: justify;"><span><br /></span></p>José Ferrandis Peiróhttp://www.blogger.com/profile/14464187247319528427noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2005254864438597734.post-33340047317768746662023-02-23T09:00:00.336+01:002023-02-23T09:00:00.180+01:00Cuando era divertido. Eloy Moreno. Ediciones B. 2022. Reseña<p> </p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjUQ57frQ_hWK2Gl7zdEIWf6mF-VBFe0dYUoWQD4A8WdwyovZngNDDotfj2X-bhapZ6_Op69VzqazpJ7m2q_ZEdFabA0kxjDW80sCSXsmvZVbp8Z57XjUpANmz2PNBuLRTlDsAwyPOzAd13TnL9imhvt6SlWOrRb_I9oca08lqxNjlq3uM5I3XOITb9Gw/s499/4110pJUe8HL._SX325_BO1,204,203,200_.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="499" data-original-width="327" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjUQ57frQ_hWK2Gl7zdEIWf6mF-VBFe0dYUoWQD4A8WdwyovZngNDDotfj2X-bhapZ6_Op69VzqazpJ7m2q_ZEdFabA0kxjDW80sCSXsmvZVbp8Z57XjUpANmz2PNBuLRTlDsAwyPOzAd13TnL9imhvt6SlWOrRb_I9oca08lqxNjlq3uM5I3XOITb9Gw/w263-h400/4110pJUe8HL._SX325_BO1,204,203,200_.jpg" width="263" /></a></div><br /><p><span> </span><br /></p><p style="text-align: justify;"><span> Cada nueva novela de Eloy Moreno es un golpe directo a nuestras conciencias. A nuestros cerebros. A nuestros corazones. El escritor castellonense se las ingenia para sorprendernos con cada una de sus obras. En <i>Cuando era divertido</i>, su séptima novela -conviene no olvidar sus ya famosas recopilaciones de cuentos-, reconoce de entrada que no es apta para todas las edades ni para todos los públicos. Todos tenemos a nuestro lado algún que otro fantasma que preferimos ignorar. Y puede que esta obra -o cualquiera de los de este autor- nos lo ponga justo delante y nos obligue a enfrentarnos a él de una vez. Sin embargo, también puede ocurrir todo lo contrario: que la historia nos haga felices sabiendo valorar aquello que tenemos. Como cada lector es un mundo y sus circunstancias también son diferentes y variadas, es lógico pensar que este libro pueda convertirse en una gran felicidad o en una enorme pesadilla. Y, en ambos casos, lo más seguro es que convenga ser leído con atención a la acción narrada pero sobre todo a los detalles. Porque muy a menudo son los detalles los que pueden marcar la diferencia.<br /></span></p><p style="text-align: justify;"> Dice el propio autor que <i>esta es una novela incómoda. Quizás la más incómoda que he escrito hasta la fecha. Pero precisamente por eso creo que es necesaria. Este es un libro que habla de algo que todos hemos vivido o podemos vivir en algún momento. </i>Y, desde luego, no le falta razón a Moreno. A estas alturas ya todos sabemos que la vida es complicada. Y la vida en pareja, más todavía. Porque no todo es del color de rosa. Y la pasión inicial y la sensación de estar viviendo a tope pueden dar paso a la muerte en vida en forma de rutina, monotonía, tedio, hastío. Y hasta de odio. ¡Ay, esa delgada línea que separa antónimos mucho más cercanos de lo que jamás podríamos llegar a pensar! Que se lo digan, sin ir más lejos, a los protagonistas de esta novela: Ale y Ale. Sí, Alejandro y Alejandra. El mismo nombre. Algo muy original. Porque en muchas ocasiones a lo largo de la novela el autor se refiere a ellos de una manera que cuesta distinguirlos. Porque en realidad ambas partes de una pareja pueden sentirse de una determinada manera. A veces no sabemos qué Ale está pensando y actuando. Y la verdad es que da igual: lo importante es lo que piensa y cómo actúa.</p><p style="text-align: justify;"> Un ejemplo de ello es este párrafo: <i>cada noche, Ale y Ale, marido y mujer, miran hacia un mismo televisor pensando en cosas demasiado distintas. Uno de ellos ahora mismo tiene en la punta de la lengua la respuesta correcta del concurso que ven cada noche. La otra parte de la pareja piensa desde hace unas semanas en una persona que no es la que ahora mismo se sienta a su lado. Una persona que le hace sentir una ilusión que ya creía perdida. </i>O en este otro: <i>ambos saben que hace tiempo que ese ¿</i>vamos a la cama? <i>no significa nada más, porque hay cosas que, con el tiempo, se van dejando en cualquier rincón de la casa. Llegan a la habitación y, tras un beso y un buenas noches, se acuestan espalda contra espalda, mirando hacia universos contrarios. </i>Puede que para la historia que se narra sea importante saber cuál de los dos Ale siente algo hacia otra persona, sí, pero este hecho resulta no tener ninguna importancia desde el punto de vista del mensaje que el autor quiere darnos a través de dicha historia. De ahí la originalidad de dar a ambos el mismo nombre. Ale y Ale. <br /></p><p style="text-align: justify;"> Todos hemos buscado en algunos momentos de nuestra juventud los rincones más apartados y oscuros, aquellos que quedan lejos de las miradas más indiscretas, para dar rienda suelta a nuestros sentimientos junto a nuestra pareja. Un banco, un parque, un rellano, la cima de una montaña, una playa, un río. Cualquier lugar en el que poder sentirnos a salvo de los demás pero no de nuestras ansias. Sin importar las circunstancias, el calor o el frío. Porque, como afirma el narrador de la historia, <i>quizás sea cierto eso de que el frío llega con la edad. </i>Y, a propósito del frío, creo conveniente hacer un pequeño inciso musical en este punto. Todos sabemos del gusto de Eloy Moreno por la música. De hecho, suele compartir en Spotify las bandas sonoras de sus novelas. Las canciones que lo han acompañado durante su escritura. Pues bien, aunque ninguna de estas canciones aparezca en la lista de esta novela, en mi cabeza todavía resuenan los temas <i>Fuego apagado</i> y <i>Corazón de mudanza</i>, del genial cantautor vasco Tontxu. Porque <i>ojalá no quiera hacerlo esta noche, </i>piensan a la vez.</p><p style="text-align: justify;"> Son muchos los factores que pueden contribuir a que una relación se vaya apagando. Moreno nos habla de unos cuantos en <i>Cuando era divertido</i>. En lo que casi todos podemos coincidir es en que la falta de sexo es uno de los rasgos que más evidencian que las cosas se han puesto muy mal entre la pareja. <i>¿Cuándo algo tan placentero se convirtió en algo incómodo? Quizás fue cuando ambos dejaron de cuidarse y dos cuerpos que se atraían tanto dejaron de hacerlo; quizás fue cuando olvidaron imaginar pequeñas historias en las que ellos eran los protagonistas; quizás fue cuando dejaron de jugar en la cama, en el sofá, en la cocina; o cuando dejaron de comprarse y regalarse ropa interior.... Quizás fue cuando la televisión en la habitación comenzó a sustituir el sexo; o cuando dejaron que el niño durmiera en su misma cama, entre los dos... Un niño que al final les sirvió de trinchera para evitar el contacto.</i> Y, sin querer, volvemos al frío. Mala señal cuando uno ya no se desnuda ante su pareja porque <i>hace frío</i>.<br /></p><p style="text-align: justify;"> La culpa es uno de los puntos clave a tratar a la hora de poner fin a una relación. Sobre todo si hay hijos de por medio. <i>Ale, al ver a su hijo, piensa en el futuro, en los momentos que todos se perderán como familia. Se imagina al pequeño preguntando por qué no están los tres en casa. Piensa en la vida del niño junto a otra persona, quizás en otro hogar... ¿Cómo será todo a partir de ahora? ¿Qué cosas se perderá? ¿Por qué ha tenido que hacerlo? Y es en el interior de ese huracán de preguntas cuando aparece la culpa. La culpa por haber conocido a otra persona, por haberse enamorado de nuevo, por querer ser feliz de nuevo. </i>En efecto, la culpa atenaza a ambos, pero más a la parte de la pareja que ha decidido poner punto y final a una vida en común. Y lo que acontece a continuación, como los títulos de los capítulos de esta novela, es una mezcla y sucesión de sentimientos encontrados, de tormentas<i>, </i>de esperanzas, de sexo, de oportunidades, de odio, de guerra, de finales más o menos inesperados. De recuerdos de cuando todo era diferente, de cuando todo era divertido.</p><p style="text-align: justify;"> Y de reproches: <i>¿Cuánto tiempo hace que no viajamos? ¿Cuánto tiempo hace que no nos llamamos al trabajo para decirnos un te quiero? ¿Desde cuándo no recibes un mensaje bonito mío, cuándo fue el último que me enviaste tú a mí? ¿Cuánto tiempo hace que no nos sorprendemos el uno al otro? ¿Cuándo fue la última vez que nos reímos juntos?</i> Y de certidumbres:<i> De vez en cuando juntamos los labios pero ya no nos besamos. Cuando salimos por ahí es con amigos porque si vamos solos no sabemos ni qué decirnos. Nos hemos convertido</i> <i>en unos compañeros de piso que tienen un niño en común.</i> Y de violencia (o casi): <i>y dos personas que se han llegado a querer como una sola, que hubieran llegado a dar su vida por el otro, ahora se odian como nunca han odiado a nadie. </i>Pero, como en todo, conviene no perder la perspectiva nunca. Y hay un personaje secundario que viene a tratar de poner cordura en la locura en que se convierte la relación de los Ale. Alguien que ya ha pasado por ello antes. Alguien que sabe de lo que habla.<br /></p><p style="text-align: justify;"> Alguien mucho más objetivo que afirma que <i>no te imaginas el daño que ha hecho eso de </i>hasta que la muerte nos separe<i>. Las personas cambian, y eso hace que las relaciones también cambien. Algunas se adaptan y otras no. Comprendí que cuando una tercera persona entra en una relación es porque uno de los dos le ha dejado entrar. Y si lo ha hecho es porque algo no funciona ya en esa pareja. ¿Conoces a alguien que esté enamorado y piense en terceras personas? Nunca. Ale no ha hecho esto para hacerte daño, lo hace porque se ha enamorado de otra persona, pero su finalidad no es hacerte daño a ti. </i>¡Qué bien nos iría a todos si tuviéramos a una persona tan cabal en nuestras vidas! Alguien que nos mostrara que no somos el ombligo del mundo; que no todo gira en torno a nosotros; que cada persona tiene vida propia, ¡incluso nuestras parejas!; que cada cual es libre de buscar su camino en la vida, ¡aunque sea lejos de nosotros!; que el hecho de no querernos ya más en su vida ¡nos es por jodernos la nuestra! <i>Cuando era divertido</i> es una novela muy incómoda, sí, pero también necesaria. Por eso, desde aquí, mil gracias a Eloy Moreno por haberla escrito.<br /></p><p style="text-align: justify;"><span> </span><br /></p><p style="text-align: justify;"> <br /></p>José Ferrandis Peiróhttp://www.blogger.com/profile/14464187247319528427noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2005254864438597734.post-43563636463004723482023-02-06T09:00:00.000+01:002023-02-06T09:00:00.184+01:00Malaventura. Fernando Navarro. Impedimenta. 2022. Reseña<p><br /></p><p><br /></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEg2j91uPINjep_9lLEEN-URUSu5AGMTJdY0Zos7Azygejy32i_AYRxeCIfUZfH7cybLvu-WBHgxYU9IU-Kh5Q86zAtQaLBoqaw99PDFkdaG_sIWQ1GQJJFUffjU1jp9jSVB-zk3K_0gatgilFBf2XhzkCGM4AjnFvucIX-vaqcNp79gxqCgE0eKlybFIw" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img data-original-height="2363" data-original-width="1535" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEg2j91uPINjep_9lLEEN-URUSu5AGMTJdY0Zos7Azygejy32i_AYRxeCIfUZfH7cybLvu-WBHgxYU9IU-Kh5Q86zAtQaLBoqaw99PDFkdaG_sIWQ1GQJJFUffjU1jp9jSVB-zk3K_0gatgilFBf2XhzkCGM4AjnFvucIX-vaqcNp79gxqCgE0eKlybFIw=w260-h400" width="260" /></a></div><br /><p></p><p><br /></p><p style="text-align: justify;"> Fernando Navarro (Granada, 1980) debutó en el mundo literario el pasado año, de la mano de Impedimenta, con una novela o, más bien, un conjunto de relatos o cuentos --quince en total-- que se editaron bajo el sugerente título --muy acertado, por cierto-- de <i>Malaventura</i>. Hasta entonces, el guionista era conocido por sus críticas musicales en diversos medios --Radio 3, Cadena SER o MondoSonoro (ojo: no confundirlo con el también crítico musical y periodista de El País Fernando Navarro)-- y por sus colaboraciones cinematográficas con Álex de la Iglesia, Rodrigo Cortés, Jonás Trueba o Jaume Balagueró, entre otros. Fue nominado a los Premios Goya en un par de ocasiones --<i>Verónica</i> (Paco Plaza, 2018) y <i>Orígenes secretos</i> (David Galán Galindo, 2021)-- y entre su filmografía destacan <i>Tor</i>o (2016), <i>Cosmética del enemigo</i> (2020) y <i>Bajocero</i> (2021). Es miembro del <i>Writers Guild os America</i> y ha impartido diversos talleres de Escritura Creativa en la Universidad de Siracusa y en Le Moyne College, ambos en Nueva York. </p><p style="text-align: justify;"> <i>Malaventura</i> tuvo una gran acogida y consiguió un gran éxito de inmediato, siendo galardonada con el Premio Setenil 2022, que convoca cada año el ayuntamiento de Molina de Segura (Murcia) para seguir promocionando los cuentos en nuestro país. Merced al libro, calificado como un <i>acid western</i> --un subgénero del <i>western clásico</i> que emergió en los años 1960 y 1970 que combinaba las ambiciones metafóricas de los aclamados films en blanco y negro con los excesos del <i>spaghetti western</i> y la perspectiva de la contracultura de los años 1960--, a Fernando Navarro se le ha llegado a comparar incluso con los novelistas Cormac McCarthy y Stephen King --por su estilo y ambientación--, los directores de cine Sergio Leone y Quentin Tarantino --por su temática y crudeza y por la constante aparición de sangre en cada uno de los cuentos o relatos-- y el dramaturgo Federico García Lorca --por su obsesión por el sur y por todo lo que tenga que ver con el flamenco--. Comparaciones al alcance de muy pocos, la verdad. </p><p style="text-align: justify;"> En los relatos que componen <i>Malaventura </i>hay varios elementos coincidentes que marcan el ambiente. La acción de todos ellos se desarrolla en el sur de España. En Andalucía, para más señas. Los pueblos de Granada, Almería, Córdoba, Málaga o Sevilla se convierten en escenarios de los cuentos. Unos cuentos en los que el gran protagonista es el espacio, el medio físico. Así, encontramos, además de los pueblos y las aldeas propiamente dichos, montañas, colinas, ríos, pantanos, cuevas y paisajes desérticos. Sobre todo, mucho desierto. Sin duda, el lugar idóneo para albergar las quince historias que componen el libro. Como complemento de todo ello, por un lado, la flora y la fauna características de las zonas en cuestión. Con todo lujo de detalles y descripciones, además. Y, por otro, el habla andaluza. Esa forma de hablar un castellano gracioso, con arte, consistente en acortar palabras y acentuarlas. La mezcla de todo ello, magistral por otra parte, consigue el efecto deseado: el lector se hace presente en los distintos ambientes y hasta aprende a hablar de la misma manera en que lo hacen los personajes.</p><p style="text-align: justify;"><span><span> La muerte, para más inri violenta, está presente en todos los cuentos del libro. No obstante, en la mayoría de los casos, por no decir en todos, los asesinos son personajes humanos --cuando son humanos, porque en unas pocas ocasiones, los que matan son animales, maleficios, maldiciones--. Personajes humanos y hasta tiernos, incluso, en algunas ocasiones --en diversas situaciones, hasta lloran--, que suelen matar por algún motivo justificado: amor, venganza, ajuste de cuentas, justicia. Se trata, eso sí, de personajes extremos: la creme de la creme de los paisajes rurales. El salvaje sur español --por equipararlo con su homónimo oeste americano-- llevado hasta las últimas consecuencias. Así, encontramos cazadores, quinquis, hechiceras, mercenarios, una mujer barbera, un bandolero legendario, forajidos, videntes, fantasmas, una inundación que lo arrasa todo, niños malditos, demonios, lobos, burros abandonados, etc. No es complicado adivinar, a tenor de todo ello, que la mayoría de los cuentos no van a tener un muy buen final.</span></span></p><p style="text-align: justify;"><span><span><span> Al inicio de la reseña he escrito que el título del libro me parecía muy acertado. Más si cabe si nos atenemos a la definición que hace la RAE del término malaventura: desventura, desgracia, infortunio. Y es que los quince relatos que lo componen son otros tantos hechos trágicos que nos llevan a conocer las profundidades más recónditas del alma humana. También de construcciones, también humanas, más o menos elaboradas tales como supersticiones, miedos, maleficios, maldiciones y demás predisposiciones a las tragedias. Muy inspiradora resulta, en este sentido, la alternancia de fantasmas, asesinatos tarantinianos, pasajes de surrealismo mágico cañí, romanceros gitanos posmodernos, guiños a Marcial Lafuente Estefanía y hasta de desiertos distópicos. Alternancia, mezcla, simbiosis de elementos muy distantes en el espacio y en el tiempo que contribuyen a crear un artefacto --en este caso, un libro-- original. Porque original, y muy muy muy complicado, debe resultar componer un abanico semejante. Y de mérito, desde luego, lo tiene todo.</span></span></span></p><p style="text-align: justify;"><span><span> Como quiera que es imposible contar aquí algo sobre los quince relatos --ni falta que hace tampoco--, me voy a centrar en los tres que más me han llamado la atención. El primero de ellos lleva por título <i>La Jacoba, que leía el futuro</i> y narra la historia de amor imposible entre una vidente, la Jacoba, y un forajido, el Grabiel. Lo he elegido porque contiene unos párrafos que describen muy bien el ambiente de casi todos los cuentos. Dicen así: <i>al principio, las mismas preguntas: amoríos y chuminás. Una que llega enamoriscá y quiere saber si el otro pues eso. Esas cosas de la vida. Lo que llaman las cosquillicas del cuerpo... Luego, temas de lindes y de jorfes, claro: que si cortijos a medio repartir entre hermanos que no pueden ni verse, que si mi primico el mayor me debe cinco pellejos de aguardiente y quiero sabé si me los va a pagá. La Jacoba llegaba donde no llegaban los curas. Apañaba lo que no apañaban los guardias civiles. </i>Lo que no puede apañar la buena de la Jacoba es el trágico final que se cierne al final de su historia con Grabiel.</span></span></p><p style="text-align: justify;"> El segundo relato que ha llamado mi atención se titula <i>Un burrico</i> y cuenta la historia de un pueblo vacío, arrasado por la muerte, y de una fonda donde ha acaecido una misteriosa matanza de la que el único testigo es <i>un animalico peludo y bueno amarrao a la puerta</i>. El párrafo más ilustrativo dice lo que sigue aquí: <i>Y es que la muerte misma puede parecer un mendigo desarrapao con la chamarra llena de polvo y sangre seca en un labio que parece partido y un par de dientes rotos que hacen al mellao sonreír poco. Podría ser un espectro si se pudiera volver de la muerte. Podría ser un demonio si existiera el infierno. Nada de eso existe. Solo existe la muerte</i>. <i>Y va a arrasar este pueblo de mentirosos y de cobardes y de cagaos y de hijos de puta y no va a dudar en llevarse por delante a las viejas enlutás por mu viejas sabias que sean ya que han permitido lo que han permitido y han consentío a sus maridos las barbaridades que han consentío; y no va a temblar a la hora de matar a niños y a mujeres jóvenes y a alguna preñá si se tercia porque para eso ha sido llamada.</i></p><p style="text-align: justify;"><i> </i>El último relato que quiero destacar, <i>Bisonte</i>, es una historia de fantasmas que visitan de forma inesperada a Silverio, un guardia civil violento al que quieren ajustar cuentas. Silverio, que vive en profunda soledad desde hace ya demasiados años, recibe la visita de el Mellizo, quien, muerto en prisión, quiere meterle el miedo en el cuerpo por maltratador y putero. A continuación, se le aparece al guardia civil un moro al que mató <i>por cuatro melones</i>. Más tarde, acude también a su casa el fantasma del Teodoro, a quien <i>reventó el careto a palos </i>antes de dispararle en la boca. Finalmente, lo agarra por la espalda una vieja novia de juventud, <i>de ojos azules</i>, a la cual maltrató hasta hacerla huir a toda prisa aprovechando su ausencia de casa. Ejemplos, los tres expuestos, del estilo de escritura de Fernando Navarro en su debut. Un estilo directo, crudo, sangriento, sin perdón y también sin escrúpulos. Una novela, <i>Malaventura</i>, de iniciación y muerte que ha deslumbrado por méritos propios. Habrá que seguir con mucha atención los próximos pasos de su carrera literaria. </p><p style="text-align: justify;"> <i> </i> </p>José Ferrandis Peiróhttp://www.blogger.com/profile/14464187247319528427noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2005254864438597734.post-45856767895453438612023-01-16T09:00:00.495+01:002023-01-16T09:00:00.170+01:00Contar lo mínimo. Agustina Pérez. Lletra Impresa. 2022. Reseña<p> </p><p><br /></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgU5-m2sTraVsR9kBNdTAWvY634XJvzXghmBXcph2DbZQB1XQDaW_QzDdqqKqFuu-Fi8E29RbeUWsY6bjM9PYVay_hI38BM1CdvxICnR5nzoLo_NRTWCrFPbEKguxx3vt1b0ig91x4ncYM7ucczhrPD5ntESe9MYqQHlCFr81zujzSouavogp1M2l0npQ" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img data-original-height="1250" data-original-width="875" height="437" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgU5-m2sTraVsR9kBNdTAWvY634XJvzXghmBXcph2DbZQB1XQDaW_QzDdqqKqFuu-Fi8E29RbeUWsY6bjM9PYVay_hI38BM1CdvxICnR5nzoLo_NRTWCrFPbEKguxx3vt1b0ig91x4ncYM7ucczhrPD5ntESe9MYqQHlCFr81zujzSouavogp1M2l0npQ=w293-h437" width="293" /></a></div><div><br /></div><br /><p style="text-align: justify;"> El pasado martes trece de diciembre, dejando de lado cualquier mínimo atisbo de superstición, Agustina Pérez presentó <i>Contar lo mínimo</i>, su primera obra literaria, en un abarrotado y entusiasta salón de actos de la biblioteca pública de Gandía. Familiares, amigos, conocidos y demás entusiastas de los libros acudieron al acto para acompañar a la catedrática de lengua castellana y literatura en lo que acabó siendo un acto muy emotivo. Casi como un homenaje en vida -como debería ser siempre- a alguien que se ha dedicado en cuerpo y alma a la docencia y a la difusión de toda clase de obras literarias a través de clubs de lectura, presentaciones de libros, charlas, jornadas, etc. Alguien que, por una vez -y espero que sirva de precedente-, acudió a la biblioteca central gandiense para hablar de su libro. Un OLNI -<i>Objeto Literario No Identificado</i>-, como lo definió ella misma, dividido en tres partes compuestas por relatos, microrrelatos y aforismos (o vilanos, como diría Vicente Aleixandre). Una obra que defiende la lectura como <i>acicate de la vida</i>. </p><p style="text-align: justify;"> En las páginas de <i>Contar lo mínimo</i> encontramos multitud de resonancias literarias, guiños y referencias a obras y autores de todo tipo -García Márquez, Borges, Víctor Mora, Unamuno, Vicente Aleixandre, Manuel Altolaguirre, José Hierro, John Berger, Antonio Gramsci y un largo etcétera-, lo que hace de la obra un compendio, una especie de pequeña enciclopedia temática de la cual podrá echar mano el lector en cualquier otro momento de su vida. Todo ello con la máxima de que la literatura debe ser incisiva pero educada para decir verdades, aunque escuezan. Porque, como decía Borges, <i>uno no es por lo que escribe, sino por lo que ha leído. </i>La curiosidad, pues, se antoja como el inicio del camino literario. Una curiosidad que a Agustina le viene de su abuela -a la que rinde homenaje desde la propia portada del libro-, empedernida lectora de cuentos troquelados, calendarios taco -con sus citas y frases célebres-, revistas y libros de todo tipo, y de su padre, un fanático de la radio que la enseñó a leer antes de que lo hicieran en el colegio. </p><p style="text-align: justify;"><span> </span> La radio -que fomenta el calor familiar, la cercanía y los sueños frente a la televisión, que nos aísla, disgrega y aleja a unos de otros- y el campo -que representa la apertura frente a la ciudad, que supone la cerrazón- son los dos componentes principales de la evocación que Agustina hace de la infancia perdida, de la nostalgia de aquellos años en la casa del pueblo de sus abuelos, de las navidades y de los veranos, de los objetos cotidianos de antaño, de la resistencia a dar el paso desde la niñez hasta la adultez, de la lucha entre la realidad y los recuerdos, de la llegada semanal del autobús correo que llevaba al pueblo las nuevas entregas de <i>El Capitán Trueno -</i>el héroe de su infancia, el defensor del débil frente al malvado, el martillo de los tiranos, el libertador de los oprimidos, el que la divertía a la vez que le enseñaba valores<i>-, </i>de las historias que le relataban su padre y su abuelo, de una calle que el tiempo hizo más ancha y recta pero menos viva y afable, del progreso como destructor de recuerdos de la niñez, de la esencia de la vida: la memoria personal y colectiva.<br /></p><p style="text-align: justify;"> Recuerda Agustina sus visitas a casa de su tía abuela, una viuda solitaria y seria que le brindaba el silencio de su hogar para poder leer. A través de ella conoció las aventuras de Don Camilo -un cura atípico, muy diferente de los nacional católicos-, de Giovanni Guareschi. También algunos <i>talismanes </i>que le<i> </i>permitieron recomponer un alma rota a causa de sus salidas del pueblo al colegio primero y a la universidad después. Precisamente en la universidad de Salamanca se acercó definitivamente a la lengua de Fray Luis y de Unamuno. Recuerdos de felicidad en torno a la lectura y la escritura, que debe buscar <i>ordenar el mundo</i> -el de dentro y, si es posible, también el de fuera-. Magnífico resulta el pasaje en el que la autora evoca a Antonio Gramsci, al sub comandante Marcos y a Andrea Dworkin. Pasaje en el que el <i>optimismo de la voluntad</i> se impone a cualquier dificultad. Porque toda dificultad nos fortalece a la fuerza, por lo que <i>urge resistir, no dejarse doblegar y nunca perder la esperanza</i>. Algo que enlaza con la figura de Francisco Fernández Buey, <i>hombre de apariencia menuda y frágil que escondía un alma de hierro. </i>Sin duda, alguien al que Agustina tomó como ejemplo.</p><p style="text-align: justify;"> En la parte final de sus prosas, tituladas <i>Donde habite el recuerdo </i>-claro guiño contrapuesto a las famosas poesías de Bécquer y Cernuda-, la autora hace referencia a Pessoa -el misterio de la existencia, la búsqueda de la belleza, la vida como insomnio-, García Calvo -y su alimento para desterrados que supone su <i>Comuna Antinacionalista Zamorana</i>-, García Montero -<i>la</i> <i>literatura es un ajuste de cuentas, un modo de situarse ante la costumbre de las ilusiones fracasadas</i>-, el cantautor Georges Moustaki -su música como guía a los recuerdos, su filosofía vitalista y rompedora-, Sabato -honradez, esperanza y resistencia ante un periodismo cautivo y manipulador- y José Hierro -su poesía y la profunda huella que dejó en Gandía su visita al instituto en el que Agustina trabajó durante décadas-. Y con todo ello finaliza la primera de las partes de <i>Contar lo mínimo</i>. Sin duda, la más autobiográfica de las tres. Tanto en el plano vital como en el filosófico, político y literario. Una manera de dejar de lado los complejos que hasta 2022 le impidieron escribir y publicar un libro puramente literario. </p><p style="text-align: justify;"><span> La segunda parte del libro, titulada <i>Siluetas</i>, está compuesta por microrrelatos de diversas temáticas. Algunos de ellos, sorprendentes, con finales radicales e inesperados: unas manos cortadas, un tiro en la cabeza, personajes que son carne de psiquiatras, etc. En otros se rinden homenajes: a Gloria Fuertes, a una madre angustiada por haber perdido su trabajo, al escarabajo de Kafka, a una anciana cuya única compañía es la de los telefonistas que le prometen mejores tarifas, a los que fracasan, son vencidos y empiezan de nuevo o a una viuda solitaria a la que su hijo solo llama cuando necesita que le firme un cheque. Algunos son críticas mordaces a nuestro mundo: al culto al cuerpo, a la falsa juventud comprada, a vivir en una realidad paralela, a los pesimistas que prefieren quedarse quietos en un túnel sin llegar a saber jamás si habrían logrado llegar a la luz, </span>a los que huyen pero nunca saben exactamente de qué, al remordimiento, que es inútil y agotador. Por último, otros hablan de la muerte: morir de ambición, de ingenuidad, de perfeccionismo, de obstinación, de incauto. Y, por encima de todo, una afirmación: <i>que los libros muerdan. Aunque duela</i>. </p><p style="text-align: justify;"> Las últimas páginas de <i>Contar lo mínimo</i> reúnen un centenar de aforismos. Bajo el título de <i>Vilanos</i> -otro guiño, en este caso a Vicente Aleixandre y su <i>Historia del corazón</i>-, se nos desgranan pensamientos, reflexiones y sentencias de todo tipo. Así, encontramos tristeza, alegría, soledad, compañía, esperas, amnesia, recuerdos, dolor, enmiendas, resistencias a las injusticias, desesperanza, la afirmación de que estamos de paso, la importancia del presente para el futuro, que la rebeldía es vivir la vida cuesta arriba, etc. Por momentos estos aforismos nos recuerdan al gran Baltasar Gracián y su inmortal <i>El arte de la prudencia</i>. Y, por cierto, hablando de la prudencia: celebro que Agustina haya abandonado la parte que le impedía escribir y publicar una obra. Una como mínimo. Porque, ahora que ya se ha atrevido a hacerlo, apuesto a que no será la última. Decía Borges que no podía imaginar <i>un mundo sin libros</i>. Qué tristeza de vida, ¿verdad? Pues bien, para quienes la conocemos, habría sido triste no tener en nuestras bibliotecas un libro de una Agustina de la que siempre se aprende.</p><p style="text-align: justify;"> <i>Contar lo mínimo</i> incluye un magnífico prólogo de la escritora Marta Sanz. Unas páginas en las que la autora madrileña destaca la facilidad con la que Agustina Pérez es capaz de transmitir hechos, sensaciones y pensamientos. Indudablemente, como reconoce la propia Sanz, Agustina <i>practica el oficio de escribir.</i> Esa mujer de <i>apariencia menuda y frágil</i> también esconde, como su admirado Fernández Buey, un <i>alma de hierro</i>. Un alma de hierro repleta de palabras educadas, incisivas, lúcidas y pertinentes que, por fin, pueden ser leídas por quienes tengan a bien hacerse con un libro que servidor no puede dejar de recomendar a todo el mundo. Porque, además de en su blog <i>Nos queda la palabra</i>, ahora también se le puede leer en <i>Contar lo mínimo</i>. Un libro que desde ya mismo ocupa un lugar de honor en las bibliotecas de no pocos lectores. </p><p style="text-align: justify;"><span> </span> </p><p style="text-align: justify;"> </p>José Ferrandis Peiróhttp://www.blogger.com/profile/14464187247319528427noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2005254864438597734.post-40610820436209969012023-01-02T09:00:00.389+01:002023-01-02T09:00:00.171+01:00Mis diez mejores lecturas de 2022<p> </p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiEmRtF7iafhBz8kC5lmpnbbmm1bu-HxZ1tyumQFw2vHzopbWCw2kzIlhSvvSGmZ4gcD30l-TVgUK3TGdG9MfvBe-M-AyHuqueqYahGwrueEPZ2KE64WYgQYkwbidoJXddJA5mKkDhrGXRWQbJebkOe20PU4SLSu6D0_ppnOGOvxCDzgWSobSP2zQ5_dg/s499/1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="499" data-original-width="331" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiEmRtF7iafhBz8kC5lmpnbbmm1bu-HxZ1tyumQFw2vHzopbWCw2kzIlhSvvSGmZ4gcD30l-TVgUK3TGdG9MfvBe-M-AyHuqueqYahGwrueEPZ2KE64WYgQYkwbidoJXddJA5mKkDhrGXRWQbJebkOe20PU4SLSu6D0_ppnOGOvxCDzgWSobSP2zQ5_dg/w265-h400/1.jpg" width="265" /></a></div><div><br /></div><div><br /></div><div><br /></div><div style="text-align: justify;">10. <a href="https://ferrandispeiroj.blogspot.com/2022/11/todo-arde-juan-gomez-jurado-ediciones-b.html">Todo arde. Juan Gómez-Jurado. Ediciones B. 2022.</a> Novela que parece iniciar una nueva saga en torno a sus tres protagonistas femeninas. Tras el fenómeno <i>Reina roja</i>, el polifacético autor madrileño vuelve a la carga de la mano de Aura Reyes, Mari Paz Celeiro y Sere (Irene Quijani). Tres mujeres muy peculiares -todas ellas, eminencias en sus respectivos campos que a priori deberían detestarse entre sí pero cuyas circunstancias personales acabarán propiciando un entendimiento -a veces mayor y a veces menor- para llevar a cabo un acto de rebeldía común, llamémosle venganza, para que no siempre ganen los mismos. Así, las protagonistas se convierten en una especie de justicieras capaces de cualquier cosa con tal de conseguir aquello que se proponen. Por descabellado que parezca. </div><div><br /></div><div style="text-align: justify;">9. <a href="https://ferrandispeiroj.blogspot.com/2022/10/diarios-ratos-perdidos-1-y-2-rafael.html">Diarios. A ratos perdidos 1 y 2. Rafael Chirbes. Anagrama. 2021.</a> A ratos perdidos. Como el subtítulo sugiere. Así fueron escritos, desde abril de 1984, estos diarios chirbescos que su editorial de siempre, Anagrama, publica para gozo de los seguidores del escritor de Tavernes de la Valldigna. Subtítulo muy bien escogido, por cierto, puesto que el propio escritor llega a considerar ese tiempo empleado como perdido. <i>¿Y qué hacemos con las novelas que se supone que algún día deberé escribir? Quien mucho abarca poco aprieta,</i> se lamentaba ya en junio de 1985. Y, sin embargo, tan solo seis meses después se llegó a preguntar: <i>¿se puede escribir para uno mismo? Me digo que sí, que se puede escribir para recordar y comprenderse uno mismo, pero no acabo de creérmelo del todo. Entonces, ¿pienso que estos cuadernos acabará leyéndolos alguien que no sea yo? </i>De esta manera, lo que había comenzado como un pasatiempo está siendo leído por muchísima gente.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">8. <a href="https://ferrandispeiroj.blogspot.com/2022/09/las-leyes-de-la-frontera-javier-cercas.html">Las leyes de la frontera. Javier Cercas. Mondadori. 2012.</a> Tanto la novela como la película son altamente adictivas. Bien sea sobre el papel, bien sobre la pantalla, la historia de Cercas engancha de principio a fin. La amplia variedad temática, la magnífica ambientación, la riqueza psicológica de cada uno de los protagonistas -principales y secundarios- y los diferentes puntos de vista y opiniones que los narradores de la acción nos ofrecen, algunas concordantes pero muy a menudo contrapuestos y/o radicalmente contradictorios, hacen de esta historia una especie de puzzle que poco a poco se va completando -si es que realmente eso es posible en una historia con tantos puntos muertos y ambigüedades como esta- para construir un cuadro del que resulta imposible apartar los ojos.</div><div><br /></div><div style="text-align: justify;">7. <a href="https://ferrandispeiroj.blogspot.com/2022/12/los-extranos-jon-bilbao-impedimenta.html">Los extraños. Jon Bilbao. Impedimenta. 2021.</a> El pulso literario de este autor me recuerda, por su sobriedad, su perfección léxica y sintáctica y su dominio de la media distancia, así a bote pronto y salvando las distancias, a autores como Heinrich Böll, Knut Hamsun o Stefan Zweig. O, a nivel nacional y más actual, al extremeño Jesús Carrasco o al chileno Roberto Bolaño. Escribe, por decirlo de alguna manera, <i>a la antigua usanza</i>. Directo al grano. Con las palabras justas. Sin milongas ni escaparates engañosos. Con honestidad. Con el gusto por contar por contar -pero teniendo claro qué contar y cómo contarlo-. Pero, a la vez, haciéndolo de forma original, arriesgada. Rezumando actualidad y contemporaneidad. Lees una página, cierras los ojos y te parece haber leído, a la vez, algo escrito el siglo pasado y algo absolutamente actual. Escribe Bilbao de una manera que parece asequible casi para cualquiera pero que, realmente, está al alcance de muy pocos. Y, probablemente, sea ese su gran mérito. </div><div><br /></div><div style="text-align: justify;">6. <a href="https://ferrandispeiroj.blogspot.com/2022/03/queridos-ninos-david-trueba-anagrama.html">Queridos niños. David Trueba. Anagrama. 2021.</a> Novela que resume el diario de campaña que Basilio escribe a Amelia, candidata a la presidencia del gobierno de un partido democristiano que no cuesta nada reconocer en nuestra realidad cotidiana actual. Basilio -apodado <i>El hipopótamo</i> debido a sus 119 kilos de peso, que él considera síntoma no de gordura sino de firmeza- le escribe a Amelia los discursos más llamativos de sus actos electorales. Se trata de un hombre altamente mordaz, pero también solitario -<i>la soledad es el triunfo de la madurez,</i> afirma-, deshumanizado, que construyó un muro a los trece años de edad para <i>llegar vivo a casa cada día después del cole. </i>Alguien para quien la idea de suicidarse <i>es una fantasía secreta desde que tres compañeros de colegio me patearon mientras los demás niños arremolinados reían</i>. Un hombre que practicó la eutanasia -a la que se opone ahora por cuestiones programáticas de partido-, a su querido padre enfermo de muerte, a petición suya, eso sí, diluyendo pentobarbital en su helado de vainilla.</div><div><br /></div><div style="text-align: justify;">5. <a href="https://ferrandispeiroj.blogspot.com/2022/05/el-peligro-de-estar-cuerda-rosa-montero.html">El peligro de estar cuerda. Rosa Montero. Seix Barral. 2022.</a> La escritora y periodista madrileña ha demostrado, no pocas veces, que es una especie de detective. Una investigadora de temas. Lo hizo, por ejemplo, en su maravilloso libro <i>La ridícula idea de no volver a verte</i> (2013). Y lo ha vuelto a hacer, más exhaustivamente si cabe, en su último trabajo. El sugerente título, extraído de una poesía de Emily Dickinson, nos atrapa para hacer que la acompañemos en sus pesquisas sobre la estrechísima relación entre la genialidad y la locura. Unas pesquisas que, como reconoce la autora, comenzaron hace ya muchos años. Desde que se dio cuenta de que <i>algo no funcionaba bien dentro de mi cabeza.</i> Aunque, por suerte, añade que <i>una de las cosas buenas que fui descubriendo con los años es que ser raro no es nada raro. </i>Y, para sustentar dicha afirmación, se apoya en diversos textos de psiquiatras, neurólogos, psicoanalistas y filósofos de todas las épocas.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">4. <a href="https://ferrandispeiroj.blogspot.com/2022/02/una-historia-ridicula-luis-landero.html">Una historia ridícula. Luis Landero. Tusquets. 2022.</a> Que el autor extremeño tiene una capacidad sin igual para crear una magnífica novela casi desde la nada es algo que sus lectores sabemos desde hace ya muchos años. Que su prosa es excelente, también. Pero es que, en mi opinión, su estilo, que sabe combinar la ambigüedad con la concreción y lo tajante según lo requiera la situación, es su verdadero gran valor. Un ejemplo de ello lo encontramos en esta novela. La historia que narra Marcial es realmente ridícula. Como ridículo es también su protagonista, un pedante o redicho -emplea términos muy cultos con una autosuficiencia que exaspera en ocasiones al lector- que encarna a la perfección el papel de antihéroe, de embaucador, de inventor de una realidad falsa con la que intenta engañar a los demás sobre su verdadera identidad. </div><div><br /></div><div style="text-align: justify;">3. <a href="https://ferrandispeiroj.blogspot.com/2022/04/los-besos-manuel-vilas-planeta-2021.html">Los besos. Manuel Vilas. Planeta. 2021.</a> Después de los merecidos éxitos conseguidos con <i>Ordesa</i> y <i>Alegría</i>, el autor aragonés retorna a la ficción -más o menos, porque la realidad aparece también en la mayoría de las páginas de la obra- con una novela de amor romántico y quizás algo idealizado cuyo título es corto, directo y significativo. Una historia de amor, sí, pero también de erotismo, sexo, carne, piel, células y almas. En la que Salvador y Montserrat acaban dando las gracias a la Naturaleza por haber creado una pandemia que les permite conocerse y amarse. Que les permite volver a sentirse vivos de nuevo, más que nunca incluso, en un momento en el que la muerte y un maldito virus amenazan con arrasarlo todo. Y es que el amor, y la necesidad de amar y ser amados, está presente en la vida de las personas. Puede aparecer hasta en las circunstancias más inimaginables. Y eso es lo que les sucede a estas dos almas nobles que, solitarias, ya casi no podían esperar nada más en sus vidas.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">2. <a href="https://ferrandispeiroj.blogspot.com/2022/11/revolucion-arturo-perez-reverte.html">Revolución. Arturo Pérez-Reverte. Alfaguara. 2022.</a> El autor sabe, mucho mejor que la mayoría, que el mundo es un lugar peligroso. Más todavía en una situación de guerra. Como la que describe, en el México del primer cuarto del siglo XX, en esta novela. Un México en el que costó llegar a diferenciar el bien del mal. En el que el bien -defender a los pobres de la tiranía de los ricos- se confundía en no pocas ocasiones con el mal -matar de forma indiscriminada a quienes no pensaban como uno quería que pensaran-. En el que pasar de héroe a villano, o viceversa, podía ocurrir en muy poco tiempo. Que se lo digan al presidente Madero, por ejemplo. Apodado el <i>Apóstol de la Democracia, </i>lideró la primera parte de la Revolución contra Porfirio Díaz, logrando gobernar durante dos años tras vencer en las elecciones de 1911, para acabar siendo depuesto y asesinado por los generales golpistas durante la denominada Decena Trágica (1913). La cual dio inicio a la segunda parte de la Revolución, en la que Pancho Villa y Emiliano Zapata defendieron, cada uno a su manera, el legado <i>maderista</i>.</div><div><br /></div><div style="text-align: justify;">1. <a href="https://ferrandispeiroj.blogspot.com/2022/05/los-vencejos-fernando-aramburu-tusquets.html">Los vencejos. Fernando Aramburu. Tusquets. 2021.</a> Cómo consigue el autor vasco afincado en Alemania que el diario de un suicida quemado y cabreado con el mundo y sus congéneres -al más puro estilo del señor Meursault de <i>El extranjero</i> de Albert Camus, del joven Holden Caulfield de <i>El guardián entre el centeno</i> de J. D. Salinger o del también desencantado joven Arthur Maxley de <i>Solo la noche</i> de John Williams- acabe convertido en una lección de vida, de amor, de amistad, de dignidad y de esperanza es todo un misterio para la mayoría de los mortales. Incluso después de leída la novela. Alcanzar algo así está tan solo al alcance de un genio literario. Si con <i>Patria</i> deslumbró a los lectores, con su nueva obra Aramburu los hará reír, reflexionar y finalmente llorar en sus últimas páginas. Unas páginas de gran belleza y emoción no carentes de tragedia pero tampoco de esperanza.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div><br /></div><div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEingHd1TO7ekVJ_vykuxbX3Rk5hWgQbg-8XpVlCdsIWK091-OIkmwkcgcaJt58KFY9QaDcPM9SJaAuvBmBlnVZ_rdnhbFpSfSTM7ApnJ2Q1envfEFm9grBVmRYsXvW1KvxlRCJ8fL8NEkcndXnFZv4YCruv8hLiErhUj4XYKEb9PNRNUxPIqxtWWYZPpw/s500/2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="500" data-original-width="311" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEingHd1TO7ekVJ_vykuxbX3Rk5hWgQbg-8XpVlCdsIWK091-OIkmwkcgcaJt58KFY9QaDcPM9SJaAuvBmBlnVZ_rdnhbFpSfSTM7ApnJ2Q1envfEFm9grBVmRYsXvW1KvxlRCJ8fL8NEkcndXnFZv4YCruv8hLiErhUj4XYKEb9PNRNUxPIqxtWWYZPpw/w249-h400/2.jpg" width="249" /></a></div><br /><p><br /></p></div>José Ferrandis Peiróhttp://www.blogger.com/profile/14464187247319528427noreply@blogger.com