LIBROS

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miércoles, 23 de enero de 2013

El hijo de Yuri Gagarin. Santiago Sanchis Mullor. TXTO Editorial. 2012. Reseña



     Santiago Sanchis Mullor nos presenta una historia real como la vida misma. El director de El Periòdic d´Ontinyent (Valencia) debutó en el mundo literario con su novela "Memoria del traidor", inspirada en la figura de Judas (editada por Slovento en 2010). Ahora, con sello editorial propio (TXTO Editorial) nos conmueve tratando el tema de las adopciones desde un punto de vista diferente al habitual, es decir, el de los padres, presentándonos a un niño que en el transcurso de la novela irá creciendo y dándose perfecta cuenta de todo lo que sucede en la casa-cuna siberiana en la que vive desde poco después de nacer.
 
     Max Z (Maximilian Zionov Sergeievich) tiene catorce meses y, debido a una misteriosa enfermedad, no puede articular palabra pese a que, a diferencia de sus compañeros de residencia, capta a la perfección todos los mensajes, hablados y gestualizados, de éstos y de sus cuidadoras, pediatras, etc. Vive, pues, en un mundo interior en el que miles de preguntas, miedos, dudas y preocupaciones se agolpan en su cerebro para hacerle entender un mundo al que no puede hablar ni explicar sus cavilaciones. 
 
     Max Z, a través de la narración, reflexiona y nos hace reflexionar sobre el particular funcionamiento de la sala en la que convive con el resto de criaturas, las cuales tienen, como máxima meta, alcanzar la libertad, en forma de padres adoptivos, que los rescate de la invisibilidad en la que viven en una especie de isla blanca en una inhóspita región siberiana a varios kilómetros de la humanidad que todos ellos desconocen pero, sin embargo, anhelan.
 
     Unos horarios rutinarios, una cuidadoras en su mayoría insulsas que no viven su trabajo como debieran y una legislación caduca y lenta que hace que padres e hijos no puedan estar juntos ni de la forma deseada ni el tiempo deseable, conforman un universo agobiante del que todos los niños quieren escapar como sea. Al menos el protagonista de la trama.
 
     El gran juego del rescate (consistente en hacerse visibles ante el mundo en forma de encontrar Papá y Mamá) tiene sus rígidas reglas: comer sin dar problemas; sentarse a su hora en el wc para hacer sus necesidades; dormir sin molestar a sus compañeros (ni a sus cuidadoras, por supuesto); sonreír y "camelarse" a las parejas visitantes que pueden convertirse en sus futuros padres; hablar, bailar y demostrar ante ellos todas sus mejores dotes para conseguir encandilarlos; dejar de ser niños, en definitiva, para convertirse en actores de primera categoría en busca no de un Óscar sino de un Papá y una Mamá.
 
     Su historia personal se va cruzando con las de la directora, la pediatra, las Insulsas (cuidadoras para las que sería genial que los niños fueran, además de invisibles, inexistentes), la Bruja (la peor de todas ellas con diferencia) y la Tierna (única que los colma de besos, abrazos y consoladores susurros en el inmundo mundo en el que conviven todos los invisibles con ansias de visibilidad). Y, por supuesto, Yuri Gagarin, cosmonauta ruso, héroe del pueblo, cuyo póster decora el pasillo de acceso a su sala.
 
     La historia que nos cuenta Santiago está tan magníficamente documentada y tan bellamente contada que nos llega a entristecer, alegrar e indignar según las escenas narradas. Éstas se leen con gran rapidez ya que los capítulos parecen realmente entradas de diario (de una extensión máxima de cuatro páginas) en las que se van desarrollando todos los acontecimientos acaecidos en el interior de la casa-cuna.
 
     Un libro que, sin duda, conmoverá a todos los lectores en general y, más particularmente, a aquellos que hayan adoptado o piensen adoptar a un niño próximamente. Una novela altamente recomendable que nos habla de esa mochila que todos los niños (futuros adultos) llevan sobre sus espaldas durante buena parte (o toda) su existencia en este mundo. Una historia tan realista como dramática y actual. Como la vida misma.       
    

domingo, 20 de enero de 2013

Relatos profanos. María del Pino. JM Ediciones. 2012. Reseña




     María del Pino es una joven cordobesa que, con 25 años, tiene ya cinco libros publicados. Uno de ellos es este conjunto de relatos que no definen para nada lo que es su autora. Sin duda, basta la lectura de este libro para saber que, pese a su juventud, no es profana en esto de la literatura. Más bien, la frescura de sus narraciones nos adentra en un seguido de historias, de duración muy variable (desde una sola página hasta cuarenta), que demuestran una calidad que, sin duda, le es innata.
 
     En "Relatos profanos" encontramos una variedad temática que nos habla de la diversidad de registros de su autora. Desde el amor hasta los sucesos paranormales, pasando por los zombies, las anécdotas más o menos personales o las historias con mensajes moralizantes o de valores, María nos sumerge en unos escritos que, además, van dedicados a diversas personas cercanas a ella a las que homenajea en cada una de ellos.
 
     Por si ello fuera poco, al final de casi todos los relatos que componen el libro María nos obsequia también visualmente con dibujos realizados por ella misma. Todo un detalle muy de agradecer por el lector que nos presenta, por añadidura, a una artista realmente polifacética. De hecho, acaba de ser presentada en su Córdoba natal la Colección Albolafia, proyecto de JM Ediciones consistente en cuentos para niños en los que encontraremos también ilustraciones obra de la propia María del Pino.
 
     Obviamente, reseñar un libro de relatos es complicado, máxime cuando presenta tal variedad temática. Sin embargo, me centreré en algunos de ellos, los cuales me han llamado la atención sobre el conjunto. Son varios los que tratan el tema del amor ("Amor profano", "Me voy contigo", "El barquero y el río" o "Tu mirada") desde puntos de vista tan diferentes como interesantes. La familia también es algo muy importante en la vida de las personas, tal y como refleja María en "Si no estuvieras aquí", donde advierte también aquello de "cuidado con lo que deseas", y en "Carta a los Reyes Magos", con un mensaje final totalmente certero que reza así: "uno de los deseos más importantes es el de tener y mantener a tus seres queridos siempre cerca".
             
     Dos de los sentimientos antagónicos que todo el mundo protagoniza en numerosas ocasiones a lo largo de su vida son la depresión y el sentido del humor. Ambos son tratados en este libro mediante los relatos "Las sombras" y "Vivencias de un fontanero". "Ausencia", en cambio, trata de enseñarnos que uno debe aprender a vivir a pesar del dolor causado por ella.
 
     Queda claro en el conjunto del libro (e intuyo que en toda la obra de la autora) que María ama con toda su alma a la Córdoba que la vio nacer y crecer , como demuestra en "Sentimiento natal", y que es una firme defensora del papel de la mujer en nuestra sociedad, algo que queda patente en "Mujer". Y hay sitio también para los agradecimientos y los homenajes personales ("Nervios en la parada", ¿quizás una narración de un hecho real?), la tragedia y el desgarro ("Las lágrimas de un definitivo adiós") y la imaginación ("Vestidos de zombies" y "Los besos del Demonio (El aviso)").
 
     "Vestidos de zombies" es una historia repleta de sucesos que nos llevarán a reir pero también a instalarnos en el nerviosismo. Ciencia ficción y zombies se juntan en un relato que consigue arrancarnos algún que otro escalofrío. Aunque, para escalofríos, los que tendremos en el que cierra el libro, "Los besos del Demonio (El aviso)", un relato muy interesante y con el que más me he identificado de todos. Quizás porque en mi segunda novela, "Almas Suspendidas", suceden una serie de hechos paranormales que tienen una similitud tan alta con los narrados por María que me he llegado a inquietar por momentos.
 
     En definitiva, un libro de relatos que me ha sorprendido y que, por tanto, recomiendo a todo el que lea esta reseña. Estoy seguro de que nadie se arrepentirá de ello. Habrá que seguir a esta talentosa cordobesa de un cuarto de siglo de vida...
              

miércoles, 16 de enero de 2013

Ricardo Ten: vivir superando límites





     Ricardo Ten ha estado esta mañana en el colegio de mi hijo para dar una charla, titulada "Vivir superando límites. A 1:36:61 del sueño", a los chicos y chicas de tercer ciclo dentro de una jornada que el centro ha denominado de "motivación y superación personal". El nadador de Benimamet tiene en su currículum 11 campeonatos europeos, 5 mundiales y 3 paralímpicos, además de ser récord-man europeo (su récord mundial de 1:36:61, conseguido en Pekín 2008, le fue arrebatado en la reciente cita londinense).
 
     A los ocho años de edad tocó un cable de alta tensión, se quemó el 70% de su cuerpo, y sufrió la amputación de sus dos brazos y de su pierna izquierda. "Mi máxima preocupación durante los largos nueve meses que permanecí ingresado en el hospital era saber si podría seguir montando en bicicleta", ha asegurado en el acto. Sin embargo, ha añadido, "mi vida cambió, ni para mejor ni para peor, y gracias al apoyo de mi familia y al deporte hoy llevo una vida muy feliz y completa. He viajado por todo el mundo, conocí a mi mujer, Sonia, con quien llevo diez años casado, y he formado una familia. Educar a mis dos hijos es el principal reto que tengo en la actualidad. Creo que no cambiaría nada de mi vida. Y todo se lo debo al deporte".
 
     Ricardo, que ha confesado, para sorpresa de todos, que "antes de mi accidente no me gustaba la natación", ha disputado cuatro Juegos Paralímpicos (Atlanta 96, Sidney 2000, Pekín 2008 y Londres 2012), en los que ha logrado un total de seis medallas: 3 oros, una plata y 2 bronces. Buena parte de sus logros se fundamentaron, desde hace ya años, en el hecho de que su familia "me trató como a uno más, no como a un chico diferente ni especial. Eso me ayudó a desenvolverme con soltura en la vida cotidiana y a superar mi discapacidad. Se lo debo todo y siempre hay que saber dar las gracias a quienes nos ayudan y hacerles partícipes de nuestros éxitos".

     "En el 2002 hubo un impás en el que decidí tomarme un descanso en la natación y la aparqué. Me dediqué a la bicicleta de montaña y al esquí. Llegué a participar en un campeonato de Europa y en un mundial. Pero debía viajar mucho a los Pirineos y al final volví a la natación y, como soy muy competitivo, pronto me puse a entrenar duro y me puse en forma de nuevo y conseguí ir a Pekín". Allí fue donde logró su mejor participación paralímpica: oro y récord mundial en los 100 metros braza, su gran especialidad.

     La frase "el que no se prepara se está preparando para el fracaso", de Benjamin Franklin, siempre ha estado bien presente en la mente de este nadador. "A veces llego a entrenar unas siete horas diarias: cuatro mil metros por la mañana y otros cuatro mil por la tarde, con un par de horas de gimnasio a mediodía". Y "querer es poder" es otra de sus máximas. No en vano, según ha explicado, "al tercer intento me permitieron examinarme del carnet de conducir tras hacer una prueba en un circuito cerrado. Conduzco hace quince o veinte años y, toco madera, todavía no he tenido ningún accidente".

     Respecto a su vida laboral, Ricardo ha explicado a unos entusiastas alumnos (y profesores y padres) sus trabajos como monitor de natación, auxiliar administrativo, administrativo y contable. "Me levanto temprano para estar a las siete en la piscina, me ducho rápido para llegar a las nueve al trabajo, como rápido y mal para ir al gimnasio y vuelvo a la piscina después de trabajar por las tardes. Compaginar todo esto es complicado pero cuando a uno le gusta algo lo hace".

     Sus últimas palabras en el acto han sido las siguientes: "esta vida no es fácil, pero con una actitud positiva se puede disfrutar mucho de ella. Os deseo que hagáis todo lo posible por conseguir vuestros sueños, aunque para ello tengáis que vivir superando límites". Sin duda, todo un ejemplo de motivación y superación personal. 

     Y es que, medallas aparte, Ricardo Ten nos ha demostrado a todos los asistentes - padres, maestros y alumnos - que existen cosas mucho más importantes en la vida y que, en ellas, también es un gran campeón...                  
 

miércoles, 9 de enero de 2013

Los Miserables. Tom Hooper. 2012. Reseña





 
     Adaptar a la gran pantalla un musical exitoso que se ha representado en 42 países y en 21 idiomas diferentes a lo largo de los últimos 27 años es cuanto menos arriesgado. Para ello es necesario contar con lo mejor de lo mejor. Y así se ha hecho con "Los Miserables". Tom Hooper (ganador del Óscar por "El discurso del rey") dirige a un gran elenco de estrellas (Hugh Jackman, Russell Crowe, Anne Hathaway, Helena Bonham Carter o Sacha Baron Cohen) para conseguir un film arrollador desde la primera escena.
 
     Sobre la épica historia que escribió Victor Hugo no voy a añadir nada pues es una novela que todo el mundo debería leer y conocer. Sólo reseñar que es un alegato sobre multitud de valores humanos que en nuestra sociedad (y en la que vivió también su autor) cada vez cuestan más de encontrar. Un motivo más para leerla, escucharla o verla.
 
     No es fácil plasmar más de mil páginas en una película de dos horas y media. Y, sin embargo, estoy firmemente convencido de que se ha logrado. Sin duda, varios factores ayudan a alcanzar tan magno logro. El fin de este artículo es, precisamente, abordar los puntos fuertes de esta super-producción: guión, música, escenografía-maquillaje, letras de canciones, etc.
 
     William Nicholson ("Tierras de penumbra", "Búho gris" y "Gladiator") es el encargado del guión de la película. Eso sí, con la colaboración de Alain Boublil (productor del musical de la obra), Claude-Michel Schonberg (compositor de los temas musicales del montaje teatral) y Herbert Kretzmer (letrista de los temas del musical, trabajo que le valió el Tony y el Grammy en 1987). Es decir, Tom Hooper se ha rodeado de los creadores del musical y ha sabido juntar sus experiencias en los teatros para crear un maravilloso espectáculo visual y sonoro.
 
     Si a todo ello sumamos una puesta en escena sublime, unos escenarios grandilocuentes mimados hasta el más mínimo detalle (sólo ver la última escena provoca conmoción en el espectador), un maquillaje fantástico (reconocer a Hugh Jackman en las primeras escenas llega a costar Dios y ayuda) y un tratamiento musical que pone los pelos de punta durante todo el metraje llegamos a la conclusión de que la versión cinematográfica del musical es realmente excepcional. ¡Y qué decir de Cameron McKintosh! El productor de "El fantasma de la ópera", "Cats" y "Los miserables", los tres musicales que más tiempo han permanecido en cartel en toda la historia, vuelve a estar magistral.
 
     Sin duda, lo que más ha llamado mi atención de esta película es cómo se rodó y grabó. Las interpretaciones de los actores son emocionantes hasta la médula, cantando directamente a la cámara, la cual les sigue durante planos que llegan a durar varios minutos seguidos. Sólo este hecho habla de la extremada dificultad de rodar todos estas secuencias. Y, además, cantando con un poderío al que no están acostumbrados actores que no se dedican a los musicales en su trabajo habitual. Las escenas en las que Jackman (Jean Valjean) y Hathaway (Fantine) cantan y lloran a la vez son realmente conmovedoras hasta poner los pelos de punta.
 
     Respecto a los actores lo más sorprendente ha sido la gran actuación de Hugh Jackman, actor al que yo no consideraba top hasta ver su interpretación en este film y ante cuyos dotes he de rendirme pues me ha convencido total y absolutamente. El cásting, desde luego, es soberbio. Incluidos los mesoneros Thénardier, encarnados por Helena Bonham Carter y Sacha Baron Cohen (magistrales ambos en unos papeles oscuros y surrealistas como pocos), Cosette y Marius (Amanda Seyfried y Eddie Redmayne, quizás, este último, el que menos me ha convencido en su papel) y Eponine (Samantha Barks, para mí, la gran revelación de la película).
 
     En definitiva, una película recomendable para todo el mundo, incluso para quienes no sean amantes de los musicales. Y lo escribe alguien que en el primer cuarto de hora se asustó al comprobar que era tan musical que apenas incorporaba unos pocos diálogos (no cantados). Al final, sin embargo, hasta se hace corta pese a sus dos horas y media de metraje. Sin duda, estamos ante una obra de arte mayúscula: de lo mejor que he visto en cine en muchísimo tiempo. Unas de esas joyas por las que uno no vería con malos ojos volver a pagar una entrada de cine para visionarla de nuevo antes de su retirada de cartel.
 
     La obra de Victor Hugo termina con la frase "mientras haya en la tierra ignorancia y miseria, libros como éste podrían no ser inútiles". No puedo estar más de acuerdo. Y añado también el musical reseñado. Aún más por el hecho de subtitular las letras, dejando escuchar las voces de los actores.  
 

Greetings from Asbury Park, NJ - Bruce Springsteen. 40º aniversario

  
     El 5 de enero de 1973 Columbia Records, John Hammond, Mike Appel y el propio Bruce Springsteen nos regalaron, cuales "Reyes Magos de Occidente", un disco que cambiaría la vida de todos ellos, la de millones de personas en todo el mundo, e incluso la historia del rock and roll. Sin embargo, como suele suceder, todo comenzó a gestarse mucho tiempo atrás. No, no voy a retroceder aquí al 23 de septiembre de 1949, fecha de nacimiento del Boss, pero sí al 2 de mayo de 1972, día en que Bruce y Mike Appel, su mánager, se plantaron ante John Hammond, descubridor de Bob Dylan, para una audición.
 
     Ante la atónita mirada del joven músico novel, su mánager le dijo al directivo de la CBS una de esas frases para la historia: "Eres el tipo que descubrió a Dylan, ¿verdad? Bien, veamos si fue sólo suerte o si tienes de verdad oído". Fueron quince minutos. Y Bruce no los desaprovechó. Tocó "Growin´ up", "Mary Queen of Arkansas" y "It´s hard to be a saint in the city". A partir de ahí todo sucedió muy rápidamente: Hammond quedó maravillado, preparó una nueva audición para esa misma noche en un club de NY al cual acudieron otros directivos, redactó el contrato y puso al músico manos a la obra para sacar un LP, el primer disco de un joven que se convertiría en leyenda. Sólo le puso una condición: quería un par de temas que sonaran más comerciales en dicho trabajo. En unos días Bruce compuso "Spirit in the night" y "Blinded by the light". 
 
     Durante los meses de junio y julio Bruce se encerró en los 914 Sound Studios junto a Appel y sus músicos: Gary Tallent (bajo y cuerno), Clarence Clemons (saxofón y coros), David Sancious (órgano, piano, teclados y saxofón) y Vini "Mag Dog" López (batería, corno inglés y coros). Además, colaborarían Richard Davis (bajo y contrabajo) y Harold Wheeler (piano). El disco quedó registrado y listo para grabarse y arreglarse, tarea de la que se ocuparon Jim Cretecos (productor) y Louis Lehav (ingeniero de sonido).
 
     "Blinded by the light" y "Spirit in the night" fueron los singles de promoción elegidos por Columbia Records. La portada, realmente característica, fue sacada de una postal del paseo marítimo de la ciudad (la cual, por cierto, decora una de las paredes interiores del conocido club "Stone Pony"). Todo estaba listo para el lanzamiento del primer trabajo de Springsteen. No obstante, la compañía quiso presentarlo como "el nuevo Dylan", a lo cual se opuso radicalmente Bruce, demostrando que la juventud no está reñida con la personalidad y el carácter.
 
     "Greetings from Asbury Park, NJ"" es un verdadero torrente de voces, coros, sentimientos y sonidos musicales tan diversos que no hay acuerdo generalizado para enmarcarlo plenamente en ningún estilo musical. En él encontramos rock, por supuesto, pero abundan numerosos rasgos soul y, sobre todo, folk. Ante todo, géneros aparte, estamos ante una joya. Una joya poco pulida, pues presenta una producción austera que le da un sonido que hace pensar, sin errar en tal apreciación, que fue grabado básicamente en directo y con bastante rapidez (que no precipitación). Y eso es lo que, en mi humilde opinión, lo hace tan grande. 
 
     CARA A: Blinded by the light (unas efusivas guitarras inician el disco para dar paso a continuación a ritmos tan diferentes como variopintos: desde R and B hasta latinos. Mientras, Bruce canta con rapidez, salpicando el tema de una poesía rica y asombrosa. Primer single de la historia del Boss), Growin´up (carismático himno callejero para todos sus fans desde siempre, es una canción con cambios de ritmo, subidas y bajadas, genialmente narrada por Bruce y acompañado de una guitarra y una batería colosales), Mary Queen of Arkansas (la canción que maravilló a Hammond es una balada acústica folk que realza más si cabe la maestría del joven Springsteen y sus magníficas letras), Does this bus stop at 82nd street? (tema demasiado corto que, en cambio, marcaría ese camino a seguir que todavía buscaba el Boss a sus escasos 24 años de edad) y Lost in the flood (una de las joyas más preciadas del debut springsteeniano: un tema arrollador en cuanto a letra y música que navega desde la dulzura de su piano hasta las graves modulaciones de voz del cantante). 
 
     CARA B: The angel (sólo piano y voz para una magnífica pieza curiosa que nos sirve para reponernos del tema anterior), For you (sin duda, una de las mejores baladas escritas jamás por el genio de Freehold residente en Asbury Park. Una canción que conmueve hasta a aquellos que carecen de corazón. Todo un temazo que todo el mundo debería escuchar, muy atentamente, como mínimo una vez en su vida), Spirit in the night (probablemente una de las canciones de Bruce que más éxito tendrían en un karaoke. Un tema sensual que recorre las noches de cualquier ciudad estadounidense de los setenta) y It´s hard to be a saint in the city (una tormenta eléctrica para dejarnos con ganas de escuchar más y de volver a darle al play). 
 
     El disco vendió sólo veinte mil copias, lo que hizo dudar a Bruce y a la CBS acerca del camino a seguir a continuación. Bruce experimentó también en su siguiente disco (también genuino y tremendamente excepcional). Hasta que encontró su verdadero patrón a seguir con el tercero. Pero eso es otra historia mucho más conocida...