LIBROS

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martes, 29 de marzo de 2011

En el nombre del padre. Tontxu (2008)


     El pasado viernes, 25 de marzo, Tontxu dio un maravilloso concierto en Elvaradero de Gandía dentro del ciclo Gandiautor 2011. Tras el concierto me firmó-dedicó el disco que me dispongo a reseñar, nos hicimos una foto juntos y charlamos unos minutos. Me contó que su nuevo trabajo discográfico, grabado en unos paisajes idílicos en la Patagonia argentina, saldrá a la luz en un par de meses. Se trata de una caja con dos cds en acústico, un dvd, un libreto y diversas postales. Se llamará "Tontxu Solo" y constará de guitarra y voz.

     Hasta entonces, "En el nombre del padre" sigue siendo su séptimo y último trabajo. Grabado en los estudios CATA de Madrid y coproducido por el propio Tontxu, Txarlie Solano y Andrés Suárez (un tipo muy a tener en cuenta: para mí, la revelación musical de los últimos años en España), el disco nos habla de un tema que está de rabiosa actualidad últimamente: la custodia compartida y los derechos (y no solo obligaciones) del padre divorciado respecto a su hijo. Además, como no puede ser de otra manera, se abordan temas tradicionales como el amor, el desamor o las diversas caras que una misma persona puede ofrecer en según qué situaciones y escenarios.

     La portada del disco evidencia, de entrada, la división o separación existente en muchos casos entre la madre y el padre de una misma criatura. La madre sostiene a su hijo en brazos. Tontxu aparece, separado y aislado de su hijo, cabizbajo, en el otro extremo de la portada. En mi opinión, pocas veces una carátula es elegida de forma tan admirable como en este caso. Es, por desgracia, el caso más típico en los casos de divorcio. En un momento del concierto, el cantautor pide a las mujeres un favor: "no olvidéis que vuestros hijos son también nuestros".

     El disco, en cuanto a sus letras, lo podría haber firmado el mismísimo Sigmund Freud. Y me explico. Constituye toda una terapia para el alma de cualquier hombre, y por qué no mujer, que haya pasado o esté pasando por una situación de divorcio con hijo / s. Remueve sentimientos para crear una catarsis de la que, después de llorar a lágrima viva, salimos victoriosos. Para los que creáis que exagero os diré que yo mismo he experimentado esas sensaciones. Cuando Tontxu sacó este pedazo de disco hace dos años y medio yo estaba recién divorciado y con un niño de escasos meses de vida. Y os aseguro que "En el nombre del padre" fue la mejor terapia que me pude encontrar en unos tan dramáticos momentos. Este disco fue mi banda sonora durante todo un año. Y me ayudó a reflotar. 

     Como en "Marinero madrileño", también yo veía a mi hijo "la tarde de los martes y los jueves", vivía "de alquiler" y jugaba con él "menos de lo que soñé". Nadie que no haya pasado por esa situación puede entender bien la letra de esta canción. Para mí, el alma del disco. Sin duda, la que más lágrimas me hizo derramar. Y aún hoy, casi tres años después, lo consigue en ocasiones gracias a la estrofa en que Tontxu escribe "Verás cuando se arranque a hablar. Prepárate. Preguntan niños índigo, ¿por qué?, y ¿con quién?...Y yo no sé qué responder".  

     "Monedita de mamá" es otra de las grandes canciones del disco. En ella explica a su hija Leire, a quien dedica todo el trabajo (honor compartido con el abuelo de la pequeña y padre del artista), por qué no ha podido "disfrutar" de ella tanto tiempo como él mismo desearía y que "estaré siempre a tu lado, viva o muera, cerca o lejos" porque "no habrá sentencia que nos pueda separar jamás". Sin duda, padre e hij@ "somos víctimas, verdugos, fruto de un "big bang", y el resto sólo una mentira de la sociedad". La canción termina con "un beso fuerte" para ella. 

     El disco comienza con un mensaje muy optimista: "Te amaré mejor". Una canción en la que se nos indica cómo hemos de amar: "mejor, porque mucho y demasiado es un error". Eso sí, a renglón seguido viene la canción más dura y desgarradora del álbum. Porque "Dejar de quererte" es un tema para cantar a gritos en el salón de casa y echar toda esa "mierda", en palabras del propio Tontxu, que llevamos dentro. Una canción en la que "el mar es infinito, como tu mala suerte. Que me has perdido, tonta, por querer tenerme. Querer cortar mis alas y el fruto de mi vientre...Qué buena idea fue dejar de quererte". Una canción cien por cien terapéutica y llena de desamor y rencor ("tus ojos no merecen mirar lo que yo miro, sentir lo que yo siento, vivir lo que yo vivo") y, sobre todo, de esperanza: "sin ti yo soy más grande, mucho mejor que antes".

     El amor también se trata en "Libre", en la que "a su lado me siento grande como el mar, libre como el viento" y "cegado de amor, miro a mi alrededor y ninguna más veo". No obstante, el elemento más repetido a lo largo del disco es el cinismo y la mala leche, tal y como afirma el mismo cantautor. Canciones como "Yo no he sido", "La otra cara del amor", "Canciones prudentes de amor" o "Doble moral" son auténticos alegatos de rabia, para nada contenida, contra todo bicho viviente, "hipócritas, falsos". Sin duda, un disco escrito en un momento de gran amargura y cabreo en el que se abre, sin embargo, el camino a un futuro mejor, con amor y felicidad. Es evidente que tras un divorcio todos necesitamos un período de cinismo y rabia contra la humanidad. Superado este paso, estamos sobradamente preparados y capacitados para amar ni mucho ni demasiado, pero sí mejor.

     Por ser uno de mis cantantes favoritos y por ser este disco mi banda sonora durante el peor trago que he vivido hasta ahora en mis 36 años de existencia, debía a Tontxu una reseña. No soy profesional de la música, así que deberéis perdonar mis más que posibles errores y deslices. Eso sí, todo lo que habéis leído está escrito desde mi corazón. Igual que el disco.
    
     Por cierto, antes de acabar, ¿sabéis qué me escribió Tontxu en la dedicatoria del disco? Pues ahí va:

Jose & Tiago!
Ya pasó!
Ahora a ser felices
Siempre!
Tontxu
2011

Muchas gracias! ¡Te la debía, maestro! ¡Hasta la próxima! 


miércoles, 23 de marzo de 2011

Las resoluciones de la ONU, la venta de armas y la importancia del petróleo

     En mi anterior entrada os hablé sobre la intervención aliada en la guerra civil de Libia. En ella defendí que la situación es idéntica a la acaecida en Irak hace apenas ocho años. Con esta nueva entrada pretendo afrontar una cuestión que a muchos les sirve para dar legitimidad a la intervención en el país norteafricano. Para ellos, Irak no es Libia porque en este último caso hay una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que autoriza dicha intervención. Se trata de un hecho que en condiciones normales, evidentemente, sí que diferenciaría la situación vivida en Irak (2003) y Libia (2011). Por desgracia, no se dan dichas condiciones. Veamos por qué.

     La resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU, del 17 de marzo, autoriza a tomar todas las medidas necesarias para "proteger a los civiles y a las áreas pobladas bajo amenaza de ataques", incluyendo la creación de una zona de exclusión aérea sobre el país y excluyendo explícitamente la intervención terrestre en cualquier parte del país. Como podemos ver, se trata de una resolución de una alarmente ambigüedad teniendo en cuenta la gravedad de la cuestión. Y todo ello porque se realizó con demasiadas prisas. He aquí el primer gran error. Vamos con el segundo: los dos únicos precedentes de creación de dicha zona de exclusión aérea se remontan a los noventa. En ambos casos, Balcanes (1993) e Irak (1991), la medida no sirvió de nada y se convirtió en la antesala de posteriores invasiones militares terrestres. Es decir, que poco o nada se ha aprendido del pasado.

     A las 48 horas de aprobarse la resolución, y a toda prisa, comienza la invasión aliada alegando que Gadafi no solo no ha cumplido con dicha resolución sino que continúa con sus bombardeos sobre Bengasi. Se actúa con rapidez, dicen, para evitar el genocidio.

     Veamos a continuación unas cuantas resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU que ni se han cumplido ni se cumplirán ni conllevarán medida ninguna por parte de la ONU:

     a) Resoluciones incumplidas por Israel, entre 1955 y 2003, en referencia a la cuestión de Palestina (evidentemente, no hace falta leerlas todas (incluso yo he hecho un corta-pega para no agobiarme, ni cabrearme, demasiado)):

• Resolución 106 (1955): Condena el ataque del Ejército israelí sobre tropas egipcias en la franja de Gaza.
• Resolución 111 (1955): Condena a Israel por el ataque a Siria que mató a 56 personas, pues viola el armnisticio firmado con Siria, y el alto el fuego provisional establecido por la resolución 54 (1948).
• Resolución 127 (1958): Recomienda a Israel poner fin a sus actividades en la zona que no está bajo su soberanía en Jerusalén.
• Resolución 162 (1961): Urge a Israel a que respete y aplique las resoluciones de Naciones Unidas.
• Resolución 171 (1962): Determina que los ataques de Israel sobre Siria son una flagrante violación de la resolución 111, así como del armisticio firmado entre ambos países.
• Resolución 228 (1966): Censura a Israel por sus incursiones militares en el West Bank, en control de Cisjordania. Condena las pérdidas de vidas y propiedades causadas por estas acciones.
• Resolución 237 (1967): Pide a Israel que permita el retorno de los refugiados que huyeron durante la Guerra de los Seis Días, y que garantice la seguridad de la población civil bajo su control.
• Resolución 242 (1967: Considera inadmisible la adquisición de territorios como botín de guerra y pide la restirada de Israel de los mismos, instando a una solución justa al problema de los refugiados.
• Resolución 248 (1968): Condena a Israel por su ataque masivo y planificado a Jordania. Le exige que respete la resolución 237.
• Resolución 250 (1968): Realiza un llamamiento a Israel para que no realice un desfile militar en Jerusalén el día 2 de mayo.
• Resolución 251 (1968): Lamenta profundamente que Israel llevase a cabo el desfile militar en Jerusalén desafiando así la resolución 250.
• Resolución 252 (1968): Declara inválida la acción de Israel para unificar Jerusalén como "capital judía", ya que, hasta el momento, la sección oriental de la ciudad se encontraba bajo dominio jordano.
• Resolución 256 (1968): Condena las incursiones de Israel en Jordania como violaciones flagrantes de la resolución 252. Y afirma que tomará medidas por la dimensión de los ataques y porque fueron premeditados.
• Resolución 259 (1968): Deplora la demora por parte de Israel en aceptar la visita de un Representante Especial de Naciones Unidas a los territorios recientemente ocupados, que colabore con la puesta en marcha en lo establecido por la resolución 237.
• Resolución 262 (1968): Condena a Israel por atacar el aeropuerto de Beirut.
• Resolución 265 (1969): Condena a Israel por los ataques aéreos a Jordania que violan nuevamente el alto el fuego.
• Resolución 267 (1969): Censura a Israel por cambiar el estatus de Jerusalén sin respetar los establecido por la resolución 252.
• Resolución 270 (1969: Los ataques del Ejército de Defensa de Israel a aldeas en el sur de Líbano son condenados por el Consejo de Seguridad.
• Resolución 271 (1969): Israel es condenada una vez más por desobedecer las resoluciones precedentes de Naciones Unidas sobre Jerusalén.
• Resolución 279 (1970): Demanda la salida de las tropas israelíes de Líbano.
• Resolución 280 (1970): Condena los ataques de Israel en Líbano. Recuerda lo expresado en la resolución 279. Deplora la indiferencia de Israel a las resoluciones 262 y 270.
• Resolución 285 (1970): Exige la retirada inmediata y completa de Israel de Líbano. Los Estados Unidos se abstienen en la votación.
• Resolución 298 (1971): Recuerda las resoluciones anteriores ignoradas por Israel con respecto a no transformar el estatus de Jerusalén. Y pide que se tomen las acciones legales y administrativas contra Israel.
• Resolución 316 (1972): Enumera la larga lista de resoluciones que Israel no ha cumplido en Líbano. Y vuelve a condenar sus acciones militares en este país.
• Resolución 317 (1972): Deplora la negativa de Israel de liberar a los árabes secuestrados en Líbano.
• Resolución 332 (1972): Condena los ataques de Israel en Líbano que violan los armisticios firmados así como varias resoluciones anteriores.
• Resolución 337 (1973): Condena el secuestro de un avión de pasajeros libanés por parte de Israel, así como la violación de la soberanía libanesa.
• Resolución 347 (1974): Condena a Israel por nuevos ataques en Líbano.
• Resolución 425 (1978): Solicita a Israel que retire sus fuerzas de Líbano.
• Resolución 427 (1978): Pide a Israel que complete su retirada de Líbano.
• Resolución 444 (1978): Deplora la falta de cooperación de Israel con las fuerzas de paz de Naciones Unidas.
• Resolución 446 (1979): Determina que los asentamientos israelíes en Cisjordania, los Altos del Golán, la franja de Gaza y Jerusalén Oriental son un obstáculo para la paz en Oriente Próximo. Y pide una vez más a Israel que respete la Cuarta Convención de Ginebra.
• Resolución 450 (1979): Pide a Israel que deje de atacar a Líbano.
• Resolución 452 (1979): Solicita a Israel que deje de construir asentamientos en los Territorios Ocupados.
• Resolución 465 (1979): Deplora los asentamientos israelíes en los Territorios Ocupados y solicita a los Estados miembros que no colaboren con la construcción de estos asentamientos.
• Resolución 467 (1980): Condena la intervención militar israelí en Líbano.
• Resolución 468 (1980): El Consejo de Seguridad se muestra profundamente consternado por la expulsión por parte de Israel, como fuerza ocupante, de tres palestinos, los alcaldes de Hebrón y Halhoul, y un juez de Hebrón.
• Resolución 469 (1980): Deplora la negativa de Israel a hacer caso a la resolución 468.
• Resolución 471 (1980): Muestra una honda preocupación por la falta de respeto de Israel a la Cuarta Convención de Ginebra en los Territorios Ocupados, especialmente a su artículo 27, por el que debe garantizar el tratamiento humano y la protección de los civiles.
• Resolución 476 (1980): Pide que termine la ocupación por parte de Israel de los territorios ocupados en 1967, incluido Jerusalén. Reitera que todas las medidas tomadas por Israel para cambiar el estatus, la fisonomía y la composición demográfica de Jerusalén son ilegales.
• Resolución 478 (1980): Censura a Israel por proclamar en su parlamento a la ciudad ocupada de Jerusalén como "eterna e indivisible". Y pide a los estados miembros que retiren sus embajadas de Jerusalén como castigo. También le pide que obedezca las anteriores resoluciones del Consejo con respecto a Jerusalén y que respete la Cuarta Convención de Ginebra. En 1995, EEUU reconoció a Jerusalén como capital del Estado de Israel.
• Resolución 484 (1980): Declara imperativo que Israel readmita a los dos alcaldes expulsados de los Territorios Ocupados.
• Resolución 487 (1981): Condena el ataque militar de Israel a Iraq el día 12 de junio de 1981. Y pide que abra sus instalaciones a los inspectores de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA).
• Resolución 498 (1981): Exige a Israel que se retire de Líbano.
• Resolución 501 (1982): Pide a Israel que detenga sus ataques en Líbano y le exige que retire sus tropas.
• Resolución 509 (1982): Demanda, nuevamente, a Israel que se retire de forma incondicional de Líbano.
• Resolución 515 (1982): Exige a Israel que levante el sitio de Beirut y que permite el ingreso de ayuda humanitaria.
• Resolución 517 (1982): Censura a Israel por no obedecer la anteriores resoluciones del Consejo de Seguridad y le exige que retire las tropas de Líbano.
• Resolución 518 (1982): Exige a Israel que coopere con las fuerzas de Naciones Unidas en Líbano.
• Resolución 520 (1982): Condena a Israel por sus ataques en Cisjordania.
• Resolución 573 (1985): Condena vigorosamente a Israel por bombardear los cuarteles de la OLP en Túnez.
• Resolución 587 (1986): Toma nota de la desobediencia de Israel a las anteriores resoluciones del Consejo de Seguridad sobre Líbano, y le exige nuevamente que salga de este país.
• Resolución 592 (1986): Deplora fuertemente la matanza de "estudiantes palestinos indefensos" en la universidad de Bir Zeit por parte de tropas israelíes.
• Resolución 605 (1987): Deplora las prácticas y políticas de Israel que violan los Derechos Humanos de los palestinos.
• Resolución 607 (1988): Pide a Israel que deje de deportar a palestinos y le pide que respete la Cuarta Convención de Ginebra.
• Resolución 608 (1988): Se lamenta de que Israel no haga caso a las resoluciones de Naciones Unidas y continúe deportando a civiles palestinos.
• Resolución 636 (1989): Se lamenta de que Israel siga con su política de expulsión de civiles palestinos y le exige que les permita regresar a su tierra.
• Resolución 641 (1981): Deplora la constante deportación de palestinos.
• Resolución 672 (1990): Condena a Israel por su violencia contra los palestinos en Haram al-Sharif, y otros lugares sagrados de Jerusalén que terminó con la vida de 20 civiles.
• Resolución 673 (1990): Urge a Israel a que colabore con Naciones Unidas.
• Resolución 681 (1990): Deplora la decisión de Israel de reanudar las deportaciones de palestinos.
• Resolución 694 (1991): Deplora las deportaciones de palestinos por parte de Israel y solitica que les permita volver de forma segura y sin dilación.
• Resolución 726 (1992): Condena a Israel por la deportación de palestinos y le pide que respete la Cuarta Convención de Ginebra.
• Resolución 799 (1992): Condena la deportación por parte de Israel de 413 palestinos.
• Resolución 904 (1994): Condena la masacre de Hebrón y exige a Israel la confiscación de armas a los colonos israelíes para evitar las acciones violentas.
• Resolución 1322 (2000): Condena de los actos de violencia contra palestinos desatada en los Santos Lugares.
• Resolución ES-10/13 (2003) y de la Comisión de DDHH (2004): Se insta a Israel a paralizar la barrera de Cisjordania.

     Por lo visto, cuando se trata de Israel no hay tanta urgencia en el cumplimiento de las resoluciones del Consejo. Es más, no son de obligado cumplimiento. ¿Cuántas veces se podría haber invadido ya este país utilizando la misma regla de tres que en el caso libio? Los palestinos no merecen recibir ayudas por causas humanitarias. No sufren genocidio. 

     b) Resoluciones incumplidas por Marruecos, entre 1966 y 2010, en referencia a las múltiples y repetidas violaciones hacia el derecho de determinación del pueblo saharahui. ¡Tranquilos, no voy a hacer aquí ningún corta-pega o no cabrá todo este post en el blog!

     El caso es que tampoco aquí se le piden cuentas a Marruecos, no sea que el rey se enfade y haya lío. Además, por si acaso, se van posponiendo los referéndums de autodeterminación. Por cierto, ¿os acordáis de los recientes sucesos acaecidos en El Aaiún? Pues eso, los saharauis tampoco merecen ayudas humanitarias. Tampoco sufren genocidio ninguno.

     Pero, siendo grave no cumplir las resoluciones del Consejo, también lo es hacer la guerra sin contar con su apoyo, tal y como pasó en 2003 en la guerra de Irak. EE. UU. y el resto de aliados invadieron el país para impedir la utilización de armas de destrucción masiva que no existían. ¿Qué medidas se tomó contra los países que hicieron la guerra por su cuenta sin contar con una resolución del Consejo? ¡Ninguna!

     La Carta de las Naciones Unidas, entre otros caracteres especiales, defiende que su fin primordial es "el mantenimiento de la seguridad y la paz internacional" y establece que "a ningún estado le está permitido usar la fuerza contra otro estado, sea cual sea la situación, salvo en legítima defensa, es decir, con previa agresión". ¿Cuál fue la agresión de Saddam Hussein que motivó la invasión de su país en 2003? ¿Por qué no se tomaron medidas contra los países que se saltaron esta ordenanza?

     Vamos con otros hechos realmente curiosos, si me lo permitís. El motivo de la intervención en Libia se dice que es humanitario, para evitar el genocidio. En el Consejo de Seguridad de la ONU hay cinco miembros permanentes con derecho de veto (EE. UU., China, Rusia, Francia y Gran Bretaña) y otros diez no permanentes que van rotando cada dos años. ¿Sabéis de dónde ha comprado Gadafi las armas con las que ahora "extermina" al indefenso pueblo de Bengasi? Los cinco países que más armas exportan en el mundo son: EE. UU., China, Rusia, Francia y Gran Bretaña. ¿Os suenan, verdad? Son los mismo cinco que dominan como quieren el Consejo de Seguridad de la ONU.

     Estos cinco países son cómplices del transporte de armamentos que llega a países en conflicto o donde se cometen , con sus armas, crímenes de guerra o graves violaciones de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario. Libia es uno de esos países. Y España también es cómplice, por supuesto que sí.

     El gobierno español vendió a Israel en el primer semestre de 2008, seis meses antes de la invasión de Gaza, material bélico por un valor de 1.551.933 euros. Aquí tenéis el enlace de la noticia de la que he extraído el dato. Pero no solo a Israel. También a otros países en conflicto, como Angola, Ghana, Sudán o Marruecos. Para los incrédulos, otro enlace donde comprobar la veracidad de mis afirmaciones anteriores.

     ¿Sabéis a qué otro país vendió armas el gobierno de España desde 2007 hasta hace apenas diez días? Acertásteis, sí: ¡a Libia!  

     Como afirma Araceli Mangas, catedrática de relaciones internacionales de la Universidad de Salamanca, "Gadafi interesaba a Occidente porque compraba armas rápido y en efectivo". "Hay conflictos armados civiles brutales desde hace años en Birmania, Sudán o la República del Congo, por ejemplo, y tampoco hemos actuado ni se hacen editoriales ni los tertulianos se acuerdan de sus poblaciones civiles". 

     Actualmente no solo en Libia está siendo asesinada gente inocente. En Bahrein, Yemen y Siria los dictatoriales mandatarios están ordenando a sus ejércitos abrir fuego contra los manifestantes, estos sí, civiles indefensos no armados. Allí, como en Palestina o en el Sáhara, tampoco merecen ayudas por causas humanitarias. Tampoco hay genocidio.

     Con tantas resoluciones incumplidas y tantos países que actúan al márgen de la legalidad internacional en beneficio propio, ¿de verdad creéis que la ONU está en situación de dictaminar si una guerra es justa o injusta? ¿La existencia de la resolución 1973 legitima por sí misma realmente la intervención en Libia? ¿Solo se cometen genocidios en los países donde se produce gran cantidad de barriles de petróleo al día? Libia produce 1800 barriles de petróleo al día, de los que exporta 1325. ¿Estaríamos hablando de todo esto si en dicho país no se produjeran y exportaran los citados barriles de oro negro?

     Mirad, tengo una teoría bien sencilla de entender. Gadafi ha sido utilizado por varios países. Siempre ha sido un criminal, pero daba igual. Acordaban con él compra-ventas de armas y de petróleo y todos eran felices. Como ahora aparece en el país un grupo muy importante y numeroso capaz de arrebatarle el poder (los indefensos civiles de Bengasi que, por cierto, tienen carros de combate y material antiaéreo) se les apoya para acabar con el miserable dictador. ¿Para qué? Para seguir con los intercambios comerciales pero con más amplios márgenes de beneficios, para ambas partes, por los servicios mútuamente prestados. ¿Importa algo que pueda morir mucha gente? ¿Acaso importan las causas humanitarias? Pues por supuesto que no: lo que les importa, tanto a los aliados como a los rebeldes de Bengasi, es el petróleo y los negocios que con él pueden hacer. Exactamente igual que al dictador que hay que derrocar...

     Recomiendo que veáis la película "El señor de la guerra" (2005), dirigida por Andrew Niccol y protagonizada por Nicholas Cage, Ethan Hawke y Jared Leto. Por favor, llamemos las cosas por su nombre. No seamos hipócritas ni cínicos. Para eso ya están ellos, los políticos. Esta guerra es igual de injusta que la de Irak. Sin duda.

lunes, 21 de marzo de 2011

Mi humilde visión de lo que está ocurriendo en Libia


     Ocho años después, y seguimos en las mismas. España entra en una guerra injusta impuesta por los EE.UU.. Evidentemente, muchas cosas han cambiado...pero para llegar de nuevo al punto de partida. En 2003 Bush, republicano, convenció a Aznar, del PP, para invadir Irak con el pretexto de impedir a Saddam Hussein que utilizase unas armas de destrucción masiva que no existían. En 2011 Obama, demócrata, ha hecho lo mismo con Zapatero, del PSOE, para impedir un genocidio en Libia. Qué coincidencia: los mismos signos políticos en ambos casos: derechas en 2003 e izquierdas en 2011. En ambos casos, partiendo de pretextos diferentes, se llega a un mismo interés común: el petróleo. Porque la pela es la pela. Y de eso los políticos entienden, y mucho.

     España está interviniendo militarmente en Libia junto a EE. UU., Gran Bretaña, Francia y el resto de salvadores de la libertad y la democracia mundiales. En teoría, dicen, buscan acabar con un dictador que está masacrando a la población civil de su país. Porque Gadafi ahora es el malo de la película. Eso interesa. Después de 43 años en el poder y de relaciones "comerciales" con Occidente, intercambiando petróleo por armamento (el mismo, por cierto, con el que dicen ahora que está aniquilando a sus propios paisanos, ¡fíjate tú!), la situación ha cambiado. ¿Qué más dará que en estos 43 años haya asesinado, hecho desaparecer y detenido injustamente a sus compatriotas? Qué más dará que haya promovido atentados terroristas en el extranjero o que haya sufragado a las guerrilas de media África, con Sierra Leona o Liberia a la cabeza, solo por poner un par de ejemplos? Todo eso tiene disculpa, ¿verdad? Aunque lo haya hecho con ayuda de Occidente en forma de armas y de mirar para otro lado... Todo eso daba igual, hasta ahora. El quince por cien del petróleo que importa España proviene de Libia, uno de los países que más armamento compra, a su vez, al gobierno español. ¡Qué curioso, verdad!   

     ¿A quién está masacrando Gadafi? A los civiles, dicen desde Occidente. En realidad, se refieren al grupo rebelde de Bengasi, milicianos que disponen de carros de combate y antiaéreos capaces de derribar aviones. Sin duda, nada que se pueda comparar a los rebeldes pacíficos que consiguieron los triunfos revolucionarios de Egipto o de Túnez hace un mes escaso solo manifestándose. ¿Quiénes son estos rebeldes "civiles" en realidad? En este artículo de Ramón Lobo en el blog del diario "EL PAÍS" queda claro. Se trata de una lectura muy recomendable. Pero para quien no tenga ganas o tiempo de leer mucho más aparte de este artículo se lo puedo resumir fácilmente: son uno de los contingentes más numerosos que se ofrecieron voluntarios para invadir Irak hace ocho años. Y además, antigadafistas. Es decir, que se les debía una, para entendernos.
    
     De todo ello podemos afirmar de forma categórica que lo que está pasando en Libia no es una revuelta islámica más, como parecía en un principio, sino una guerra civil en toda regla entre los partidarios de Gadafi y los opositores de su régimen. Los aliados occidentales intervienen allí cumpliendo una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, algo que los que apoyan la intervención en Libia tratan de enarbolar como una bandera de justificación que suponga una diferenciación bien clara respecto a lo ocurrido en Irak hace ocho años, cuando se invadió aquel país sin el apoyo de esta lúgubre institución internacional. Como si la ONU no estuviera desligitimada y falta de sentido por estar, precisamente, en manos de EE. UU. y sus países amiguetes.

     ¿A esos civiles armados hasta las cejas es a quienes pretende salvar la coalición democrática occidental? Desde Libia, Leonor Massanet, una psicóloga y farmacéutica española residente allí, nos está contando estos días una realidad bien distinta a la que nos están mostrando-bombardeando desde el gobierno y los medios de comunicación de este país. Su blog personal es altamente recomendable en un momento como este.

     Gobierno y medios de comunicación están "vendiéndonos la moto" una vez más, como ya pasara en 2003 durante la guerra de Irak. Gadafi, evidentemente, es un dictador aniquilador de su país. Pero también hay dos verdades igual de ciertas: ha contado con el beneplácito internacional durante estos 43 años y los rebeldes tampoco son santos precisamente. Y lo peor de todo, entre el mandamás, los rebeldes "civiles" y la coalición internacional, ¿qué quedará de Libia finalmente? Lo de siempre, destrucción y penuria para "poca ropa".

     Y, por cierto, para acabar con el plano internacional: esos "civiles" rebeldes antigadafistas también son antiamericanistas, lo cual les convierte en una compañía de guerra muy dudosamente recomendable. Como comenta en su artículo Ramón Lobo, la apuesta occidental es muy arriesgada y puede conllevar todavía mayor sufrimiento al pueblo libio en forma de una guerra mucho más larga y sangrienta de lo que habría sido como una guerra civil interna. Otro tanto más que apuntar a esta injusta guerra en la que España vuelve a participar.

     Para acabar, una última reflexión a nivel de nuestro país. Gadafi ha amenzado con emprender acciones en intereses mediterráneos. ¿Qué pasará si España vuelve a ser azotada por el terrorismo islámico y ocurre una desgracia como la que hubo en la estación de Atocha hace ahora siete años? Ciertamente, la posibilidad de que ello ocurra es muy limitada. Pero, ¿y si ocurriera? ¿Qué haríamos? ¿Votar al PP pata castigar al PSOE, repitiendo errores del pasado? Pues no, porque el PP ha apoyado al gobierno de Zapatero en su decisión de tomar parte en la acción contra Gadafi.

      El partido liderado por Rajoy vuelve a equivocarse de nuevo, sin duda. Pero al menos muestra una cierta coherencia en sus decisiones. Apoyaron la guerra de Irak y lo vuelven a hacer en Libia. Igual sucede con Izquierda Unida. Fueron los más críticos con la decisión de Aznar en 2003 y vuelven a serlo hoy contra las medidas de Zapatero.   

     Sin embargo, el PSOE ha cambiado radicalmente de opinión en estos ocho años. Las guerras antes más injustas le parecen ahora las más dignas y humanitarias. Lo mismo cabe decir de "los de la ceja". Han olvidado aquel famoso y magnífico discurso del "NO A LA GUERRA" del 2003. ¿Esperáis grandes manifestaciones esta vez? ¡Pues apañados váis! En fin, una pena que en pleno siglo XXI valga más un barril de petróleo manchado de sangre que todo un país, muerto y destruído... 

lunes, 14 de marzo de 2011

La madre de los niños del holocausto. Anna Mieszkowska. Reseña

     "La madre de los niños del holocausto" es la biografía de Irena Sendler, toda una heroína clandestina polaca y católica que arriesgó su vida por salvar a más de dos mil quinientos niños y niñas del gueto de Varsovia durante la ocupación nazi de la capital polaca. La autora, Anna Mieszkowska, escritora, periodista y especialista en teatro, conoció la historia de esta mujer y se puso en contacto con ella para contar su historia al mundo. Una historia increíble, pero real como la vida misma, de una mujer que siempre estuvo acostumbrada a sufrir...



     Desde su infancia Irena sufrió mucho de salud, llegando a estar en varias ocasiones al borde de la muerte, lo que le hizo arrastrar durante toda su vida enormes jaquecas y dolores de cabeza a causa de una trepanación que se le hubo de hacer para salvarle la vida casi milagrosamente. A la edad de siete años perdió a su padre, médico de profesión y solidario de vocación. Murió infectado de tifus por un grupo de judíos a los que ningún otro médico quiso ayudar. Pese a estar con él solo siete años Irena vivió con su padre muchos momentos imborrables y siempre le tuvo como modelo de vida honrada, solidaria y honesta. Años más tarde, ella misma arriesgó su vida por volver a ayudar a la comunidad judía de Varsovia cuando casi nadie más quiso saber nada de lo que ocurría intramuros del gueto.

     Irena estudió Trabajo Social y realizó un curso de Enfermería. Pronto se puso a trabajar con los sectores más desfavorecidos de la capital polaca, entre ellos los judíos. Y en 1939 llegaron la invasión y posterior ocupación nazi y el intento de exterminio de la totalidad de judíos polacos y europeos. Irena y buena parte de sus compañeros se dieron cuenta de inmediato de que el gueto judío estaba condenado a ser aniquilado y arrimaron el hombro para ayudarles. Un día una madre desesperada le dijo a Irena que si quería ayudar a su hijo lo sacara del gueto. Desde ese momento se puso a idear el plan para sacar a la mayor cantidad de niños y niñas de allí.

     Irena se puso al mando de las operaciones por iniciativa propia. Se acordaba de las frases de su padre: "hay que estar siempre del lado del que se está ahogando, sin tomar en cuenta su religión o su nacionalidad" o "ayudar a alguien cada día ha de ser una necesidad que salga del corazón". Él fue su gran inspiración sin duda alguna. 

     Irena estableció una extensa e intrincada red de colaboradores entre la gente de su confianza. Sacaban a los niños a la zona aria de mil y una maneras (por los alacantarillados, ocultos en ambulancias; a través del edificio de los Juzgados, que tenía entrada por los lados ario y judío; en coches de bomberos; en tranvías; etc) y los llevaban a puestos de emergencia, donde se les enseñaban costumbres polacas y católicas para que no levantaran las sospechas del resto de población. Se les proporcionaba identidades falsas mediante el uso de documentos de identificación falsificados y actas de nacimiento reales de niños polacos ya fallecidos, y se les llevaba a instituciones religiosas de todo el país o se les facilitaba la adopción por parte de familias católicas polacas. Los más mayores se unían a los partisanos ocultos en las montañas de los alrededores de Varsovia. 

     Las identidades antiguas y nuevas, las familias de procedencia y los lugares de destino de los niños eran anotados personalmente por Irena en una lista cuya existencia y lugar de escondite solo sabía ella por razones de seguridad. De esta lista dependía que en el futuro las familias pudieran reencontrarse. La responsabilidad era muy grande, por supuesto.

     En numerosas ocasiones, tanto nuestra protagonista como el resto de sus colaboradores, estuvieron a punto de ser descubiertos. En septiembre de 1943 alguien la delató y la Gestapo fue a su casa a por ella. La encerraron en la prisión de Pawiak, en el gueto, y la torturaron cruelmente, rompiéndole piernas y pies. Estuvo cerca de morir, pero no consiguieron que delatara a ninguno de sus compañeros. Años más tarde declaró que entendía perfectamente por qué una persona podía delatar a otra tras sufrir semejantes torturas. La Gestapo, al no conseguir sus propósitos, la condenó a muerte por fusilamiento. Estuvo en Pawiak más de tres meses.

     El día de su fusilamiento, cuando era conducida al lugar de ejecución, un soldado nazi sobornado por Zegota, una organización promovida por el gobierno en el exilio en Londres que sabía de la suma importancia de preservar a toda costa la vida de Sendler, la dejó escapar. Cansada y coja, se arrastró como pudo y se puso a salvo. Las listas de ejecuciones del día siguiente la daban por muerta. Sin embargo, la Gestapo supo lo ocurrido, acabó con el soldado y siguió buscando a Irena. Aún así, pudo estar con su madre en sus últimos momentos de vida. Sin embargo, no pudo asistir a su entierro, pues habría sido apresada de inmediato.

     Irena tomó una nueva identidad y siguió colaborando con los rebeldes hasta el fin de la guerra. Ella y su grupo salvaron la vida de más de dos mil quinientos niños judíos. La lista de Sendler sobrevivió y algunos de los niños pudieron reunirse con sus familias, las que todavía existían, al acabar la guerra. Hasta su muerte, en 2008, a la edad de 98 años, recibió visitas y cartas de muchos de los niños a los que salvó durante la guerra. Pese a su increíble gesta, Irena recordó siempre que "podría haber hecho más, y este lamento me seguirá hasta el último día de mi vida". Sin duda, todo un ejemplo de valentía, bondad, generosidad, entrega y enorme sencillez.

     Durante más de cuarenta años Irena siguió con su vida como si nada de lo anteriormente narrado hubiera ocurrido en realidad. Hasta que su caso fue dado a conocer y todo el mundo pudo saber la increíble hazaña de esta gran mujer polaca. Sin duda, su padre debe estar muy orgulloso de ella.

     "No se plantan semillas de comida. Se plantan semillas de bondades. Traten de hacer un círculo de bondades; éstas les rodearán y les harán crecer más y más". Irena Sendler.

lunes, 7 de marzo de 2011

La cuestión de Palestina en la actualidad. Las revueltas islámicas y sus posibles consecuencias.

     Estamos ante un tema que está de rabiosa actualidad desde hace casi un siglo. Palestina fue utilizada en el siglo pasado como un tablero de ajedrez por parte de las potencias europeas durante las dos Guerras Mundiales. Gracias a ello, a día de hoy no se han podido aclarar en una tierra que debería ser bendita y no maldita. Repasemos brevemente los acontecimientos pasados haciendo un poco de historia.

     En 1917 Palestina pertenecía al Imperio Otomano y era habitada por cristianos y musulmanes por igual. Había muy pocos judíos en sus territorios. Gran Bretaña, buscando alianzas en una contienda que para los aliados iba bastante mal, se mostró públicamente favorable a crear allí un hogar nacional judío (Declaración Balfour). El curso de la guerra cambió, no debido a esta maniobra precisamente, y al finalizar la contienda se estableció un Mandato de la Sociedad de Naciones (antecedente de la actual ONU) que implicaba el control británico sobre las tierras palestinas, lo que permitió que cada vez fueran llegando allí más judíos (entre ellos David Ben Gurión, futuro líder del independiente Estado de Israel).

     Merced a la persecución nazi de judíos durante la Segunda Guerra Mundial multitud de ellos huyeron desde diversas regiones de Europa a Palestina, provocando grandes recelos por parte de la población árabe. Sin embargo, en 1937, Gran Bretaña había abandonado su apoyo a la constitución del hogar judío. La situación había cambiado y el Libro Blanco británico estableció que habían de ser los árabes quienes decidieran sobre la admisión o no de nueva población judía en sus territorios. En realidad, lo que se pretendía era asegurar unas buenas relaciones con la comunidad árabe justo antes de comenzar la Segunda Guerra Mundial.

     Pero los árabes ya no estaban por la labor. No solo no aceptaron más judíos en sus territorios sino que el líder palestino, Amin al-Husayni, se alió con el Tercer Reich, enviando incluso una división de musulmanes bosnios para las SS. Por su parte, los judíos se radicalizaron en su postura de crear un Estado judío donde los judíos controlaran su propio destino. Incluso se llegó al asesinato de Lord Moyne, ministro británico de Oriente Medio. Es decir, que el movimiento británico originó una radicalización de las posturas de ambos bandos que llega hasta la actualidad.

     Cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial la ONU acordó la partición de Palestina y la creación del Estado de Israel. Para Truman, "ningún problema es tan importante para quienes han conocido los horrores de los campos de concentración". Los árabes obtuvieron el 46% de los territorios y los judíos el 54% restante. Jerusalén y Belén quedaron bajo administración de la ONU, dando inicio a una serie de guerras que no han concluido aún en la actualidad. Ben Gurión aceptó la partición solo como un inicio para obtener la total absorción del país organizando un ejército de primera y utilizando la coerción y hasta la fuerza, algo que consiguió en 1967, con la ocupación militar de los territorios palestinos. Los árabes, por su parte, directamente se negaron a aceptar la partición. Años más tarde se constituyó la OLP (Organización para la Liberación de Palestina), un frente común de todos los árabes para defender la causa palestina, liderado por el presidente egipcio Nasser.

     Desde entonces se han sucedido las guerras, que han tenido como resultado una progresiva ampliación de los territorios palestinos ocupados por Israel, sobre todo Gaza y Cisjordania, donde se asientan colonos israelíes que no permiten a los palestinos libertad de movimiento en "sus territorios".

     El no reconocimiento del Estado de Palestina, la aparición de Hamás y el terrorismo islámico como único medio de lucha contra el poder opresor judío, el extremismo islámico y las prácticas suicidas desde la Segunda Intifada, con el uso generalizado de bombas suicidas en centros comerciales, restaurantes, transportes públicos, etc se utilizaron para crear una corriente de opinión favorable a Israel, que pasó a ser considerado como un islote de democracia rodeado por un mar repleto de fanáticos islamistas gobernados por dictadores autoritarios y corruptos. Así, Israel quedó como el único bastión de la democracia occidental en Oriente Medio.

     Sin embargo, la situación está cambiando en la actualidad. Las revueltas islámicas actuales no favorecen para nada al Estado de Israel. En primer lugar, porque se trata de revueltas no violentas que nada tienen que ver con golpes de Estado que dan paso al gobierno de un dictador tirano. Más bien al revés, son revueltas que acaban con estos tiranos y avanzan en la democracia. Porque las causas del movimiento actual son acabar con regímenes que impiden mejorar las condiciones de vida de sus ciudadanos: libertades democráticas, cambios políticos, sociales y económicos, desempleo, injusticias de todo tipo, corrupción, etc.

     En segundo lugar, porque cuentan como máximos exponentes y participantes de las mismas con los jóvenes, inmensamente más preparados que las juventudes de antaño. Jóvenes que desechan la violencia y se manifiestan pacíficamente contra sus opresores utilizando nuevas herramientas como las filtraciones de Wikileaks, ciberataques como los de Anonymous, redes sociales y telefonía móvil para comunicarse y citarse para las manifestaciones.

     Y, en tercer lugar, porque los ejércitos de estos países han estado a favor del pueblo y en contra de sus injustos gobernantes, provocando la caída de éstos. Solo en el caso de Libia el dictador Gaddafi ha conseguido que el ejército abra fuego contra los manifestantes, dando pie a una situación de guerra civil que sí conviene a Israel para poder seguir con sus mensajes de antaño. 

     De esta manera se ha conseguido acabar con los gobiernos de Ben Alí en Túnez, tras 23 años en el poder, Mubarak en Egipto, tras 30 años, y Samir Rifai en Jordania, cuyo gobierno ha sido tan funesto que solo ha podido mantener el poder por dos años. Y Gaddafi (43 años en el poder), en Libia, caerá...antes o después, por fin. Además, ha habido brotes de revueltas democráticas islámicas en otros países como: Albania, Argelia, Mauritania, Omán, Yemen, Líbano, Siria, Marruecos o Baréin.

     Así las cosas, Israel tiene muchos motivos de los que preocuparse desde ya mismo. Las prácticas del Estado que actualmente preside Netanyahu (Apartheid palestino, ocupación de territorios, racismo, etc,) se parecen cada vez más a las utilizadas hasta hace poco en los países árabes. Esos países árabes cuyos dictatoriales gobernantes están cayendo a manos de la democracia, dejando en entredicho las mentiras y las falsas pretensiones de los judíos. Y es que la existencia de democracia en Israel cada vez es más discutible, dicho sea de paso. El gran peligro para ellos ahora mismo es pasar a ser un islote de bárbaros y fanáticos rodeados por un mar de nuevos estados islámicos igualitarios y democráticos.

     ¿Qué papel jugará Estados Unidos si triunfa la democracia en los países árabes? ¿Seguirá dejando hacer lo que le de la gana a su amigo judío ya que es el único Estado "democrático" de Oriente Medio? ¿Se buscará nuevos amigos, dejando de lado a Israel?
¿Qué pasará con Palestina? ¿Se darán cuenta de una vez los terroristas islámicos de que es mejor camino la democracia para conseguir sus fines? ¿Se conseguirá alguna vez alcanzar la paz en Palestina? ¿Qué creéis vosotros sobre todo esto?