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lunes, 2 de enero de 2023

Mis diez mejores lecturas de 2022

 





10. Todo arde. Juan Gómez-Jurado. Ediciones B. 2022. Novela que parece iniciar una nueva saga en torno a sus tres protagonistas femeninas. Tras el fenómeno Reina roja, el polifacético autor madrileño vuelve a la carga de la mano de Aura Reyes, Mari Paz Celeiro y Sere (Irene Quijani). Tres mujeres muy peculiares -todas ellas, eminencias en sus respectivos campos que a priori deberían detestarse entre sí pero cuyas circunstancias personales acabarán propiciando un entendimiento -a veces mayor y a veces menor- para llevar a cabo un acto de rebeldía común, llamémosle venganza, para que no siempre ganen los mismos. Así, las protagonistas se convierten en una especie de justicieras capaces de cualquier cosa con tal de conseguir aquello que se proponen. Por descabellado que parezca. 

9.  Diarios. A ratos perdidos 1 y 2. Rafael Chirbes. Anagrama. 2021. A ratos perdidos. Como el subtítulo sugiere. Así fueron escritos, desde abril de 1984, estos diarios chirbescos que su editorial de siempre, Anagrama, publica para gozo de los seguidores del escritor de Tavernes de la Valldigna. Subtítulo muy bien escogido, por cierto, puesto que el propio escritor llega a considerar ese tiempo empleado como perdido. ¿Y qué hacemos con las novelas que se supone que algún día deberé escribir? Quien mucho abarca poco aprieta, se lamentaba ya en junio de 1985. Y, sin embargo, tan solo seis meses después se llegó a preguntar: ¿se puede escribir para uno mismo? Me digo que sí, que se puede escribir para recordar y comprenderse uno mismo, pero no acabo de creérmelo del todo. Entonces, ¿pienso que estos cuadernos acabará leyéndolos alguien que no sea yo? De esta manera, lo que había comenzado como un pasatiempo está siendo leído por muchísima gente.

8.  Las leyes de la frontera. Javier Cercas. Mondadori. 2012. Tanto la novela como la película son altamente adictivas. Bien sea sobre el papel, bien sobre la pantalla, la historia de Cercas engancha de principio a fin. La amplia variedad temática, la magnífica ambientación, la riqueza psicológica de cada uno de los protagonistas -principales y secundarios- y los diferentes puntos de vista y opiniones que los narradores de la acción nos ofrecen, algunas concordantes pero muy a menudo contrapuestos y/o radicalmente contradictorios, hacen de esta historia una especie de puzzle que poco a poco se va completando -si es que realmente eso es posible en una historia con tantos puntos muertos y ambigüedades como esta- para construir un cuadro del que resulta imposible apartar los ojos.

7.  Los extraños. Jon Bilbao. Impedimenta. 2021. El pulso literario de este autor me recuerda, por su sobriedad, su perfección léxica y sintáctica y su dominio de la media distancia, así a bote pronto y salvando las distancias, a autores como Heinrich Böll, Knut Hamsun o Stefan Zweig. O, a nivel nacional y más actual, al extremeño Jesús Carrasco o al chileno Roberto Bolaño. Escribe, por decirlo de alguna manera, a la antigua usanza. Directo al grano. Con las palabras justas. Sin milongas ni escaparates engañosos. Con honestidad. Con el gusto por contar por contar -pero teniendo claro qué contar y cómo contarlo-. Pero, a la vez, haciéndolo de forma original, arriesgada. Rezumando actualidad y contemporaneidad. Lees una página, cierras los ojos y te parece haber leído, a la vez, algo escrito el siglo pasado y algo absolutamente actual. Escribe Bilbao de una manera que parece asequible casi para cualquiera pero que, realmente, está al alcance de muy pocos. Y, probablemente, sea ese su gran mérito. 

6.  Queridos niños. David Trueba. Anagrama. 2021. Novela que resume el diario de campaña que Basilio escribe a Amelia, candidata a la presidencia del gobierno de un partido democristiano que no cuesta nada reconocer en nuestra realidad cotidiana actual. Basilio -apodado El hipopótamo debido a sus 119 kilos de peso, que él considera síntoma no de gordura sino de firmeza- le escribe a Amelia los discursos más llamativos de sus actos electorales. Se trata de un hombre altamente mordaz, pero también solitario -la soledad es el triunfo de la madurez, afirma-, deshumanizado, que construyó un muro a los trece años de edad para llegar vivo a casa cada día después del cole. Alguien para quien la idea de suicidarse es una fantasía secreta desde que tres compañeros de colegio me patearon mientras los demás niños arremolinados reían. Un hombre que practicó la eutanasia -a la que se opone ahora por cuestiones programáticas de partido-, a su querido padre enfermo de muerte, a petición suya, eso sí, diluyendo pentobarbital en su helado de vainilla.

5.  El peligro de estar cuerda. Rosa Montero. Seix Barral. 2022. La escritora y periodista madrileña ha demostrado, no pocas veces, que es una especie de detective. Una investigadora de temas. Lo hizo, por ejemplo, en su maravilloso libro La ridícula idea de no volver a verte (2013). Y lo ha vuelto a hacer, más exhaustivamente si cabe, en su último trabajo. El sugerente título, extraído de una poesía de Emily Dickinson, nos atrapa para hacer que la acompañemos en sus pesquisas sobre la estrechísima relación entre la genialidad y la locura. Unas pesquisas que, como reconoce la autora, comenzaron hace ya muchos años. Desde que se dio cuenta de que algo no funcionaba bien dentro de mi cabeza. Aunque, por suerte, añade que una de las cosas buenas que fui descubriendo con los años es que ser raro no es nada raro. Y, para sustentar dicha afirmación, se apoya en diversos textos de psiquiatras, neurólogos, psicoanalistas y filósofos de todas las épocas.

4.  Una historia ridícula. Luis Landero. Tusquets. 2022. Que el autor extremeño tiene una capacidad sin igual para crear una magnífica novela casi desde la nada es algo que sus lectores sabemos desde hace ya muchos años. Que su prosa es excelente, también. Pero es que, en mi opinión, su estilo, que sabe combinar la ambigüedad con la concreción y lo tajante según lo requiera la situación, es su verdadero gran valor. Un ejemplo de ello lo encontramos en esta novela. La historia que narra Marcial es realmente ridícula. Como ridículo es también su protagonista, un pedante o redicho -emplea términos muy cultos con una autosuficiencia que exaspera en ocasiones al lector- que encarna a la perfección el papel de antihéroe, de embaucador, de inventor de una realidad falsa con la que intenta engañar a los demás sobre su verdadera identidad. 

3.  Los besos. Manuel Vilas. Planeta. 2021. Después de los merecidos éxitos conseguidos con Ordesa y Alegría, el autor aragonés retorna a la ficción -más o menos, porque la realidad aparece también en la mayoría de las páginas de la obra- con una novela de amor romántico y quizás algo idealizado cuyo título es corto, directo y significativo. Una historia de amor, sí, pero también de erotismo, sexo, carne, piel, células y almas. En la que Salvador y Montserrat acaban dando las gracias a la Naturaleza por haber creado una pandemia que les permite conocerse y amarse. Que les permite volver a sentirse vivos de nuevo, más que nunca incluso, en un momento en el que la muerte y un maldito virus amenazan con arrasarlo todo. Y es que el amor, y la necesidad de amar y ser amados, está presente en la vida de las personas. Puede aparecer hasta en las circunstancias más inimaginables. Y eso es lo que les sucede a estas dos almas nobles que, solitarias, ya casi no podían esperar nada más en sus vidas.

2.  Revolución. Arturo Pérez-Reverte. Alfaguara. 2022. El autor sabe, mucho mejor que la mayoría, que el mundo es un lugar peligroso. Más todavía en una situación de guerra. Como la que describe, en el México del primer cuarto del siglo XX, en esta novela. Un México en el que costó llegar a diferenciar el bien del mal. En el que el bien -defender a los pobres de la tiranía de los ricos- se confundía en no pocas ocasiones con el mal -matar de forma indiscriminada a quienes no pensaban como uno quería que pensaran-. En el que pasar de héroe a villano, o viceversa, podía ocurrir en muy poco tiempo. Que se lo digan al presidente Madero, por ejemplo. Apodado el Apóstol de la Democracia, lideró la primera parte de la Revolución contra Porfirio Díaz, logrando gobernar durante dos años tras vencer en las elecciones de 1911, para acabar siendo depuesto y asesinado por los generales golpistas durante la denominada Decena Trágica (1913). La cual dio inicio a la segunda parte de la Revolución, en la que Pancho Villa y Emiliano Zapata defendieron, cada uno a su manera, el legado maderista.

1.  Los vencejos. Fernando Aramburu. Tusquets. 2021. Cómo consigue el autor vasco afincado en Alemania que el diario de un suicida quemado y cabreado con el mundo y sus congéneres -al más puro estilo del señor Meursault de El extranjero de Albert Camus, del joven Holden Caulfield de El guardián entre el centeno de J. D. Salinger o del también desencantado joven Arthur Maxley de Solo la noche de John Williams- acabe convertido en una lección de vida, de amor, de amistad, de dignidad y de esperanza es todo un misterio para la mayoría de los mortales. Incluso después de leída la novela. Alcanzar algo así está tan solo al alcance de un genio literario. Si con Patria deslumbró a los lectores, con su nueva obra Aramburu los hará reír, reflexionar y finalmente llorar en sus últimas páginas. Unas páginas de gran belleza y emoción no carentes de tragedia pero tampoco de esperanza.





lunes, 14 de noviembre de 2022

Revolución. Arturo Pérez-Reverte. Alfaguara. 2022. Reseña

 






    Toda la vida escuché en mi casa la historia de aquel amigo de mi bisabuelo, ingeniero de minas, que trabajó en México en plena revolución. Ese recuerdo remoto me ha aproximado a mi propia relación con la aventura y me ha llevado a escribir esta historia. Es una novela de iniciación y aprendizaje, y es, de algún modo, mi propia biografía de juventud. Es mi Flecha de oro. Estas palabras, de Arturo Pérez-Reverte, son una justificación de su última obra, Revolución, y también toda una declaración de intenciones. Porque, en efecto, más que ante una historia de guerra propiamente dicha, estamos ante una gran novela de aventuras. Al más puro estilo Conrad, Stevenson, Salgari, Scott, Verne o Dumas. Desconocemos si Martín Garret Ortiz era el nombre verdadero de aquel ingeniero de minas español, pero sí tenemos la certeza de que existió. Y la historia que nos cuenta Revolución es, pues, verídica. Licencias narrativas aparte, pues se trata de una novela histórica y de aventuras y no de un ensayo ni una biografía.

    Pérez-Reverte sabe, mucho mejor que nadie, que el mundo es un lugar peligroso. Más todavía en una situación de guerra. Como la que describe, en el México del primer cuarto del siglo pasado, en su última novela. Un México en el que llegó a costar diferenciar entre el bien del mal. En el que el bien --defender a los pobres de la tiranía de los poderosos-- se confundía en no pocas ocasiones con el mal --matar de forma indiscriminada a quienes no pensaban como uno quería que pensaran--. En el que pasar de héroe a villano, o viceversa, podía ocurrir en muy poco tiempo. Que se lo digan al presidente Madero, por ejemplo. Apodado el Apóstol de la Democracia, lideró la primera parte de la Revolución contra Porfirio Díaz, logrando gobernar durante dos años tras vencer en las elecciones de 1911, para acabar siendo depuesto y asesinado por los generales golpistas durante la denominada Decena Trágica (1913). La cual dio inicio a la segunda parte de la Revolución, en la que Pancho Villa y Emiliano Zapata defendieron, cada uno a su manera, el legado maderista.  

    Más allá de los grandes acontecimientos (los hechos revolucionarios en sí) y nombres de la Historia (Pancho Villa, con el permiso de Madero, sería el gran protagonista), Revolución trata de otros hechos y personajes que, aunque menos importantes y alejados del centro de la acción, pueden y deben ser usados por un escritor para dar a conocer sus historias personales. Porque no solo de los grandes personajes históricos debe vivirse. Porque, a veces, muchas veces incluso, se aprende más de ellos. Como en el caso que nos ocupa. A través de Martín Garret, Genovevo Garza, Chingatumadre, Salmerón, Jacinto Córdova, Tom Logan, Maclovia Ángeles, Diana Palmer y Yunuen Laredo, todos ellos y ellas, personajes secundarios de la Revolución, Pérez-Reverte nos explica aspectos tan relevantes como el caos, la violencia, la muerte, la vida, el amor, la lealtad, la lucidez y la traición. Aspectos, como se ve, para nada banales. Sobre todo cuando lo que está en juego es la supervivencia de cada personaje y de toda una nación.

    Más arriba se ha dicho que Revolución es una novela de aventuras. Es cierto, sí, pero también es una novela de personajes. Los que viven esas aventuras. Cada uno de ellos, muy distinto a los demás. Pero, todos ellos, interdependientes en muchos momentos de la acción de la historia narrada. Y, para que todo fluya, para que podamos hablar de una obra maestra literaria, es absolutamente necesario que cada uno de esos personajes aparezcan retratados con la mayor fiabilidad y detalle. Y este aspecto, junto a la crueldad tan bien narrada por Pérez-Reverte en los hechos revolucionarios en sí, es el punto fuerte de esta novela. Martín Garret se busca a sí mismo en un mundo en el que encaja solo a veces; Genovevo Garza es un soldado --si se le puede llamar así-- idealista, leal hasta la muerte, entrañable pero cruel, perteneciente al pueblo llano; Jacinto Córdova es un oficial severo, cortés, que siempre va de cara, muy disciplinado y con un gran sentido del honor; Tom Logan es un yanqui enamorado de México pero también de la guerra y del dinero que recibe por ayudar a la Revolución.

    Mención aparte merecen los tres personajes femeninos de la trama. Desde la sinopsis de la contraportada del libro ya se nos dice que esta es la historia de un hombre, tres mujeres, una revolución... Diana Palmer es una periodista estadounidense que cubre la Revolución. ¡Una corresponsal de guerra a principios del siglo XX! Una mujer que, auténtica pionera, lucha contra los convencionalismos de su profesión y de su mundo. De gran personalidad, decidida, desafiante, será la mirada brillante de Martín para entender los acontecimientos. Yunuen Laredo es una joven de familia acomodada que busca prometerse con un buen partido. Coquetea con Jacinto Córdova y con Martín, aunque Córdova parece ser el predilecto de la familia. Sabe que en la vida hay condicionantes que pesan mucho más que el amor; Maclovia Ángeles es una soldadera que, con la única cultura que da la experiencia de la vida, acompaña a Genovevo Garza. Como las demás soldaderas, se ocupa de que a su hombre no le falte de nada antes y después de los combates y de entrar en ellos si la situación así lo requiere.    

     La novela está estructurada en quince capítulos que narran las distintas tramas de la historia --que abarcan los cuatro años de combates que vive Martín Garret en México (1911-15)-- y un breve epílogo que narra un inesperado y peculiar encuentro en Madrid, sucedido ocho años después de los hechos anteriores, y donde uno de los protagonistas del encuentro acaba sonriendo a los rostros de quienes lo habían hecho lo que era, y lo que sería durante el resto de su vida. Y es que resulta lógico pensar que para quien vive unos sucesos tan dramáticos como los narrados en la novela la vida ya no puede seguir siendo igual. Debe cambiar irremediablemente para siempre. Durante los distintos capítulos se alternan momentos de narración vertiginosa --los que tienen que ver con los combates revolucionarios-- con otros más pausados, reflexivos, calmados --aquellos que nos hablan de momentos más o menos importantes, como los fusilamientos o los pensamientos y las reacciones de los personajes ante aquello que sucede ante sus ojos--. Un mar revuelto de sucesos y reflexiones. Una montaña rusa.

    Hay novelas --la mayoría-- que no tienen vigencia más allá de unos pocos meses desde el momento de su publicación. Otras --un buen puñado de ellas-- consiguen mantenerse en la boca y los oídos de los lectores durante algo más de tiempo. Una pocas --las menos--, con el tiempo, consiguen ser consideradas como un clásico en su género. Casi ninguna --una entre un millón-- se convierte en todo un clásico desde el mismo momento en que se publica. Creo, sinceramente, que es el caso de Revolución. Una novela épica que combina peligro, heroísmo, valentía, coraje, camaradería, estoicismo, tragedia, naturaleza, naturaleza humana, celebración de la vida ante la proximidad de la muerte, etc. Lo cual la convierte en una obra maestra literaria. Para servidor, la mejor novela de Pérez-Reverte leída hasta la fecha. Obviamente, no las he leído todas. Algo que habré de comenzar a rectificar a más no tardar. Dicho esto, para concluir la reseña, y a modo de invitación, dejo abajo algunos de los fragmentos que más me han llamado la atención de todo el libro:

           Martín lo miraba todo fascinado, sintiendo latir fuerte la sangre en las venas. Respiraba el olor a pólvora y sudor de los hombres que tenía alrededor, devoraba con la vista cada escena, cada gesto, cada momento. Oía zumbar las balas perdidas con curiosidad casi científica, calculando calibres, trayectorias y distancias, considerando el lugar que él mismo ocupaba en aquella extraña situación. Se sentía al mismo tiempo horrorizado y excitado... Pensar en eso lo llevaba a reflexiones incómodas. Le cuadraba más vivir día a día, sin cálculos ni planes. No anhelaba que terminase aquello. Andaba ebrio de México y prefería no pensar en la resaca... Permitió al fin que su congoja se liberase en forma de llanto por todos los que había visto morir, por sus propios sobresaltos e incertidumbres, por el miedo y el coraje que se habían alternado en su interior mientras peleaba por algo en lo que ni siquiera creía. O tal vez sí, pues para él la revolución era el sentido personal de un extraño deber: la lealtad hacia hombres y mujeres a los que admiraba, en cuyas palabras, silencios y actitudes había conocido cosas que no olvidaría nunca, útiles para observar el mundo, la existencia y el posible, o inevitable, final de todo. 

  

viernes, 27 de diciembre de 2019

Mis diez mejores lecturas de 2019



     Finalizado un nuevo año, Jungleland despide sus publicaciones con su ya clásica lista de libros preferidos de entre todos los leídos durante los últimos doce meses. En esta ocasión, se incluyen hasta siete novedades editoriales (2017-19) y tres clásicos de la literatura universal. Como siempre, os deseo un feliz año nuevo a todos. Nos leemos, Dios mediante, en 2020. 




10. Más allá de mis canciones. Andrés Suárez. Aguilar. 2017 En su primer libro, el cantautor de Ferrol repasa esos momentos, esas sensaciones, esos sucesos que han ido originando algunas de las mejores canciones de sus siete discos de estudio, desde aquel lejano De ida (2002) hasta Desde una ventana (2017). La colección reúne una quincena de temas, entre los que destaca quizá el más autobiográfico de ellos, Tengo 26, en el que nos narra cómo era su vida en 2009, momento de composición de la canción, y nos cuenta la importancia que para él tienen sus padres y su familia. Auténtico artesano de la música que hace diez años tocaba para cuatro personas y hoy llena pabellones de grandes aforos, ya no tiene 26 sino 36, pero sigue siendo igual de pasional, original, enérgico y vital. y, aunque afirma no ser poeta, sus letras son pura poesía. 

9. El fotógrafo de Mauthausen. Salva Rubio, Pedro J. Colombo y Aintzane Landa. Norma Editorial. 2018 Norma Editorial lanzó el pasado 2018 esta novela gráfica sobre el guión del escritor, guionista e historiador Salva Rubio y los dibujos y coloreados del matrimonio formado por Pedro J. Colombo y Aintzane Landa. La obra narra las proezas realizadas por Francisco Boix, un joven fotógrafo español que sobrevivió a la barbarie nazi en el campo de concentración de Mauthausen entre el 27 de enero de 1941 y el 5 de mayo de 1945, cuando fue liberado por los aliados. En total, cuatro años, tres meses y diez días. Toda una eternidad teniendo en cuenta el modo de vida --y de muerte-- del temible escenario de sus gestas. Su gran documentación histórica y el realismo de sus dibujos y colores nos llevan de la mano a esta cruda pero magnífica historia. 

8. Un mundo que agoniza. Miguel Delibes. Plaza & Janés. 1979 Brillante ensayo en el que el genio castellano reflexionó sobre los problemas del mundo en aquella ya lejana década de los setenta. Resulta muy llamativo leerlo en la actualidad, en plena crisis climática, más de cuarenta años después. Cierto es que la problemática actual viene de lejos, pero pensar que hace casi medio siglo Delibes ya vaticinó, siempre apoyado en los últimos estudios científicos de su época, lo que estaba por venir, habla de su gran compromiso con la naturaleza y también de su manifiesto interés por documentarse e informarse sobre la problemática. No en vano, en su texto, que se lee en un par de horas, cita a numerosos especialistas de diversos campos para ilustrar sus opiniones. La escritura de Delibes permanece vigente. Normal al tratarse de un genio. 

7. Sidi. Arturo Pérez-Reverte. Alfaguara. 2019 El académico narra en su última novela las vivencias de Ruy Díaz de Vivar desde el momento de su destierro de tierras castellanas (principios de 1081) hasta su victoria ante las tropas del conde de Barcelona y de al-Mundir, rey de la taifa de Lérida, en la batalla de Almenar (1082). Tras dejar en su Vivar natal a Jimena y sus tres hijos (dos hembras y un varón), Rodrigo hubo de buscarse la vida (y la de su fiel hueste) en tierras fronterizas. Se convirtió, pues, en un mercenario que servía a quien le pagara por guerrear por su causa. Leal siempre a su rey, Alfonso VI, contra quien prometió no luchar jamás a pesar de todo lo ocurrido con anterioridad, y rechazado por el conde de Barcelona, hubo de servir a Yusuf al-Mutamán, rey de la taifa de Zaragoza. 

6. Largo pétalo de mar. Isabel Allende. Plaza & Janés. 2019 La escritora chilena Isabel Allende ganó el Premio Internacional de Novela Histórica Barcino 2019 con esta obra, que salió a la venta a finales de mayo del presente año. La novela rinde homenaje a la travesía del Winnipeg ochenta años después de que transportara a tierras chilenas a más de dos mil republicanos españoles exiliados de su patria tras la finalización de la Guerra Civil Española. El trayecto duró un mes exacto (cuatro de agosto-tres de septiembre), tiempo que tardó el barco en recorrer la distancia entre Pauillac (Francia) y Valparaíso (Chile). El viaje fue gestionado por el canciller Abraham Ortega Aguayo y el cónsul y poeta Pablo Neruda, simpatizante del bando republicano que decidió poner su granito de arena para sacar a los refugiados españoles de los campos de concentración franceses. 

5. Jaque al psicoanalista. John Katzenbach. Ediciones B. 2018 Quince años después del éxito mundial de El psicoanalista, el escritor y periodista judicial estadounidense John Katzenbach resucitó al temible Rumpletiltskin para volver a poner entre la espada y la pared al doctor Ricky Starks. No obstante, en la novela no han transcurrido tres lustros, sino tan solo cinco años. Tiempo en el que el psicoanalista ha rehecho su vida y retomado su actividad profesional. No en Nueva York sino en Miami. Un lugar en el que comenzar desde cero una nueva existencia repleta de sol, trabajo, paz y tranquilidad. Hasta que una noche, el hombre que quiso acabar con él cinco años atrás --y al que creía muerto desde entonces-- reaparece como si nada en su consulta. Los amantes del género del thriller pensarán que la espera bien ha valido la pena.

4. El lobo estepario. Hermann Hesse. Edhasa. 2017 Viaje filosófico-psicoanalítico por el interior de un alma dolida con un mundo en el que no encaja. Un alma que se distancia de un mundo falso e hipócrita, pero que se odia a sí misma precisamente por no encajar en él. Es un claro ejemplo de que la auto indulgencia ayuda poco o nada a superar una situación dolorosa. Al contrario, en lugar de encerrarse en uno mismo, lo que se debe hacer es, aunque le cueste horrores a uno, abrirse y conocer otras almas. Independencia, soledad y libertad son algunos de los temas que brillan en las páginas de esta novela, que combina el género autobiográfico (Harry Haller, el protagonista, es un alter ego del propio autor, cuyas iniciales coinciden) y la fantasía (a través de lo que se da en llamar el teatro mágico). 

3. Nueva visita a un mundo feliz. Aldous Huxley. Seix Barral. 1984 En 1958, veintiséis años después de la publicación de la distopía Un mundo feliz, Aldous Huxley recopiló una docena de ensayos sobre su novela original en la revista estadounidense Newsday. De ese conjunto de ensayos nació Nueva visita a un mundo feliz, a partir de la cual revisitamos los contenidos de la novela, verificando sus muchos aciertos y sus pocas equivocaciones sobre lo que en ella se vaticinó en relación a la evolución de la civilización occidental durante ese cuarto de siglo. Además, se comparan algunos hechos respecto a la otra gran distopía del momento: 1984, de George Orwell (1948). En cambio, obvia --el autor sabría sus motivos, los cuales desconozco-- la tercera en discordia: Fahrenheit 451, de Ray Bradbury (1953).

2. Antes de los años terribles. Victor del Árbol. Destino. 2019 Para contar la verdad hay que tener coraje. Sobre todo cuando esa verdad atenta directamente contra la forma de vida de toda una civilización. Y es que en la nuestra cuenta mucho más el valor de un producto que la forma en la que éste ha sido producido. Poco nos importan los genocidios, asesinatos y demás atrocidades perpetradas en el mundo. Sobre todo, si estas suceden en otro mundo. Uno tan lejano como, por ejemplo, África (Uganda, más concretamente). Por eso, ante el silencio cómplice general, debemos poner en valor la valentía de algunas personas a la hora de dar a conocer historias como las de Isaías Yoweri, Lawino, Joel o Samuel Abu. Porque, como dice el autor de esta gran novela que trata sobre los niños soldado de Joseph Kony, a través de ellas podemos también aprender mucho sobre nosotros mismos.

1. Lluvia fina. Luis Landero. Tusquets Editores. 2019 Una historia familiar que encierra en sí misma muchas más. Las de cada uno de los personajes que la componen. Los lectores se verán identificados en muchos de los momentos y hechos narrados y reflexionarán sobre sus propias vidas, la personal y la familiar, y deberán extraer sus propias conclusiones. Porque, si ningún relato es inocente, tampoco lo es quien lo relata. Y eso nos incluye a cada uno de nosotros. Lean y disfruten de esta narración, pues nos recuerda al El jugador, de Dostoyevski, a Stoner, de John Williams, y a La elegancia del erizo, de Muriel Barbery. Lluvia fina es la obra cumbre de uno de los grandes escritores españoles de los últimos años. No en vano, Fernando Aramburu aconseja leer de Landero hasta su lista de la compra. Y esta historia merece, por méritos propios, acabar siendo la mejor novela del año en este modesto blog. 





miércoles, 27 de noviembre de 2019

Sidi. Arturo Pérez-Reverte. Alfaguara. 2019. Reseña





     Numerosos libros de historia nos hablan de un Rodrigo Díaz de Vivar, más conocido como el Cid Campeador, como un patriota español, un héroe nacional, un auténtico dolor de cabeza y azote para los moros --ni siquiera los denominan musulmanes-- que llegó a ganar su última batalla en Valencia, ya muerto, atado a su amado Babieca. Nada más lejos de la realidad según otros estudios, más rigurosos y por tanto creíbles. Esa idea parece ser total y absolutamente compartida por el polémico y también prolífico periodista y escritor cartagenero Arturo Pérez-Reverte (1951). Autor que tiene por costumbre beber de todo tipo de fuentes a la hora de documentar las historias sobre las que luego escribe en sus novelas.

     A estas alturas, resulta habitual que el otrora reportero de guerra no escriba y publique sus novelas por mera casualidad temporal. Buena prueba de ello es su última obra, Sdi. Un relato de frontera. Si hace casi cinco años publicó, en plena crisis cultural y de valores en nuestro país, Hombres buenos, novela ya reseñada en este blog y en la que nos narra el curioso y arriesgado viaje al París de fines del siglo XVIII de dos miembros de la Real Academia de la Lengua Española para hacerse de forma clandestina con los veintiocho volúmenes de la Enciclopedia de Diderot y D´Alembert, en este 2019 ha hecho lo propio con esta revisión del personaje histórico de Ruy Díaz de Vivar, cuyo conocido apodo deriva del original árabe Sidi Qambitur, señor que campea

     En pleno auge de la extrema derecha en nuestro país, no resulta algo casual, reitero, que Pérez-Reverte revisite la figura de este guerrero del siglo XI, cuya manipulada fama se debe en parte a la propaganda franquista, necesitada de héroes nacionales que la ayudase a facilitar una ideología vacía por completo de contenido. Idea --no mía, sino del autor, aunque compartida-- que lo motivó a escribir esta historia con el objetivo de terminar, de una vez por todas, con ese Cid escolar contaminado por el franquismo, imperial, espada de la cristiandad, martillo de musulmanes y precursor de las Cruzadas habidas y por haber. Su historia es la de las fronteras existentes en la España del siglo XI. Algo salvaje y muy parecido a lo que en los EE. UU. de hace dos cientos años se dio en llamar el Lejano Oeste.

     Sobre el Cid de la novela, afirma el autor que es un superviviente de frontera. No sé si en realidad era así, pero así lo he imaginado yo. Es cruel, eficaz, guerrero, valiente, sabe manejar a la gente, tiene inteligencia, es astuto y tiene todos los elementos necesarios para sobrevivir y triunfar. Pero lo de que era un patriota es mentira. Y añade que no podía serlo por la sencilla razón de que hace mil años la España actual estaba todavía muy lejos de existir, y en los territorios que la componían --innumerables reinos cristianos y reinos de taifas musulmanes que combatían entre sí y contra el enemigo religioso común-- no se pensaba en la Reconquista sino en sobrevivir día a día. Hay muchos Cid en la tradición española, y éste es el mío, concluye el autor cartagenero.

     La novela narra las vivencias de Ruy Díaz de Vivar desde el momento de su destierro de tierras castellanas (principios de 1081) hasta su victoria ante las tropas del conde de Barcelona y de al-Mundir, rey de la taifa de Lérida, en la batalla de Almenar (1082). Tras dejar en su Vivar natal a Jimena y sus tres hijos (dos hembras y un varón), Rodrigo hubo de buscarse la vida --y la de su fiel hueste-- en tierras fronterizas. Se convirtió, pues, en un mercenario que servía a quien le pagara por guerrear por su causa. Leal siempre a su rey, Alfonso VI, contra quien prometió no combatir jamás a pesar de todo lo ocurrido con anterioridad, y rechazado por el conde de Barcelona, hubo de servir a Yusuf al-Mutamán, rey de la taifa de Zaragoza.  

     En unos territorios tan inestables a fines del siglo XI --el reino castellano dividido en tres partes, cuyos tres reyes se enfrentaban entre sí en luchas fratricidas tratando de volver a unificar el antiguo reino; los demás reinos cristianos intentando avanzar hacia el sur a costa de los musulmanes y del resto de cristianos; y los reinos de taifas luchando por no haber de replegarse aún más o por volver incluso a recuperar parte del terreno perdido--, y por muchos motivos diferentes, existió un gran número de mercenarios que supieron ganarse, con mejor o peor fortuna, unas cuantas monedas. Y el protagonista de esta novela fue uno de ellos. Probablemente, el mejor. Eso sí, pagando un gran coste: no poder vivir junto a su familia y no saber nunca lo que le depararía el día de mañana.

     Para lograr sus objetivos, tanto militares como personales, nuestro protagonista debió conocer a la perfección las armas y las estrategias militares, el trato que debía dar a sus hombres y la mentalidad de cada uno de los reyes y guerreros de la época, tanto cristianos como musulmanes. No en vano, sus aliados de hoy podían convertirse en sus enemigos mañana. O al revés. En ese sentido, Sidi nos presenta a un hombre instruido no solo en el cristianismo sino también en el islam. Así, conoce sus oraciones, sus preceptos, sus obligaciones. Algo que completa con un más que suficiente conocimiento de la lengua árabe. En definitiva, el Ruy Díaz de Pérez-Reverte es un hombre no solo formado sino también informado. Preparado, en suma.

     Y el autor de esta historia, Arturo, don Arturo, se nos muestra en esta novela como nos tiene acostumbrados: como un escritor muy bien documentado, como un gran conocedor de los hábitos y costumbres de las épocas sobre las que escribe, como un gran intelectual en el ámbito lingüístico --¡qué manera de describir los ambientes y los uniformes de los guerreros, y qué forma de narrar las batallas (a los lectores nos parece estar ahí, en el campo de batalla, recibiendo las salpicaduras de sangre de los combatientes)!-- y como un mago de los esquemas temáticos y temporales, sabiendo cómo darnos la información y en qué momento y lugar. No cabe duda alguna de que con él uno aprende sobre historia, lenguaje y literatura. Y Sidi. Un relato de frontera es otro gran ejemplo de todo ello.                             

    

lunes, 4 de enero de 2016

Mis diez libros preferidos de 2015. Resumen literario





     Como viene siendo habitual en este blog cada vez que llegamos a mitad o final de año hago una especie de resumen literario del mismo y expongo, según mi criterio personal, los diez mejores libros del período referido. Que vivimos tiempos complicados para el mundo de la cultura en general y de la literatura en particular es algo que todos tenemos bastante claro a estas alturas. No obstante, cada uno de los que amamos los libros hemos de tratar de dar un empujoncito a aquellos que no lo son tanto. Animarlos a dar el pequeño gran paso de abrir un libro y leerlo. Valga este humilde artículo para poner mi pequeño granito de arena en tan complicada pero apasionante labor.

     Antes de recomendaros los diez mejores libros leídos durante este 2015 he de confesaros algo que los seguidores del blog vais a notar a partir de ya mismo. La producción de entradas va a decrecer notablemente desde hoy mismo. El motivo es que, como muchos sabéis, me encuentro en plena fase de escritura de la que será segunda parte de El Círculo de las Bondades. Ello requiere mi máxima atención y dedicación. Creo -o deseo- que los que me seguís entenderéis que es algo necesario. Para mí y para quienes hace ya cuatro años esperáis esa segunda parte. El compromiso que adquirí entonces con todos vosotros no admite ya mayores dilaciones. Habéis tenido ya demasiada paciencia, y merecéis que cumpla con mi parte en 2016.

     Durante sus cinco años de vida Jungleland ha mantenido escrupulosamente -y no os podéis imaginar lo que me ha costado en varias ocasiones- un nivel que considero alto tratándose de un blog mantenido por una única persona: cinco artículos al mes. En total, han sido publicadas, contando la presente, 251 entradas. Sin embargo, las prioridades mandan y ha llegado el momento de ocuparme de la escritura de una novela que para mí se ha convertido ya en todo un reto, en toda una obsesión. Así las cosas, desconozco el número de publicaciones futuras, pero va a ser sensiblemente menor que la conocida en estos cinco años.

     Sin mayores rodeos, os dejo la lista de los 10 mejores libros que he leído en el pasado 2015. Como siempre, debo recalcar que la mayoría de ellos no son las últimas novedades -aunque también las hay-, encontrándose en ella incluso algún que otro clásico del siglo pasado:

10. La gente feliz lee y toma café. Agnès Martin-Lugand. Novela adictiva, original y ágil de cuyos personajes resulta difícil despedirse al terminar la lectura. Un viaje iniciático al interior del ser humano. Una constatación más de que el amor se abre siempre camino en nuestras vidas. Y de que siempre vale la pena vivir la vida. A pesar de los pesares.

9. Chesil Beach. Ian McEwan. Dos personajes, una habitación de hotel y una playa vista desde la ventana son los ingredientes con los que este autor construye una novela magnífica sobre la incomunicación humana, la represión sexual y la soledad. Una noche de bodas que no se desarrolla según el guión previsto. El miedo a lo desconocido. Una historia sobre la que Freud se habría frotado las manos. Dos casos casi clínicos.

8. Matar a un ruiseñor. Harper Lee. Un clásico inmortal de los años 60 que sigue dando que hablar incluso medio siglo después de su publicación. Una autora a la que le bastó una sola novela para alcanzar la gloria. Un espíritu indomable (Scout) muy bien guiado por un padre (Atticus) amante de sus hijos que no dudará en defender la libertad, la justicia, la igualdad y, ante todo, la consecución de una conciencia limpia. 

7. Y de repente, Teresa. Jesús Sánchez Adalid. En el quinto centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús el autor líder indiscutible de la novela histórica española actual aborda uno de los capítulos menos conocidos de la vida de la monja: sus turbias relaciones con una parte importante de los miembros de la Santa Inquisición. Una novela basada en la realidad para aprender historia, disfrutar y entretenerse.

6. El último judío. Noah Gordon. Novela histórica y de aventuras que mantiene en vilo al lector durante cada una de sus páginas. Uno de los capítulos más oscuros de la historia de España. Un retrato fiel de la España de los siglos XV y XVI, dominada por la corrupción, el robo y tráfico de reliquias de santos, la superstición, una brutal represión y una intolerancia bárbara. Yoel Toledano es todo un héroe. 

5. El héroe discreto. Mario Vargas Llosa. Retrato fidedigno del Perú actual, con sus atrasos y su prosperidad. Conjunto de historias protagonizadas por hombres de recta moral y gran afán de lucha y superación que deberán hacer frente a lo peor de las personas: la avaricia, la traición y la maldad. Una narración fluida y amena que entrelaza varias historias a la vez, algo solo al alcance de un genio como este. 

4. La ley del menor. Ian McEwan. Una nueva maravilla de uno de los escritores actuales más brillantes, lúcidos y comunicativos. Una exquisita radiografía de la sociedad en que vivimos. Un dilema moral que tiene en vilo a una gran profesional de la magistratura. Y otro, en este caso de índole personal, que desestabilizaría al más pintado. Un escritor cualquiera no podría escribir una obra así de directa. Directa al corazón. 

3. Cicatriz. Juan Gómez-Jurado. La nueva novela del madrileño vuelve a atar literalmente al lector a sus páginas. Un thriller eléctrico, de alta tensión, en el que cuesta mucho encontrar un resquicio por el que poder respirar. Se disfruta y se sufre por igual. Una genialidad más del rey español del thriller. Una extraña cicatriz que puede cambiar la vida de las personas de alrededor. Acción trepidante.  

2. Hombres buenos. Arturo Pérez-Reverte. Probablemente estemos ante la novela que mejor defina a su autor como escritor e intelectual. Una historia a su medida. Dos académicos buscando los 28 volúmenes de la primera edición de la Enciclopedia para traerlos a España. El París pre revolucionario adquiere de nuevo vida ante nuestros ojos. Una obra maestra de la narrativa española actual. Futuro clásico indiscutible.

1. Un verano en la casa azul. David Casado Aguilera. Si El grito del silencio ya fue la revelación de 2012, esta novela es la confirmación de un autor que debería ser mucho más conocido y reconocido. Personajes entrañables, situaciones reales como la vida misma y una narración cuidada y gratamente disfrutable hacen de esta obra y de su autor lo mejor que servidor ha leído este último año. Ampliamente recomendable. 

     Y hasta aquí la lista. Feliz 2016 a todos los seguidores de Jungleland y nos leemos -aunque menos- por estas páginas.          

jueves, 24 de diciembre de 2015

Hombres buenos. Arturo Pérez-Reverte. Alfaguara. 2015. Reseña





     Apenas una década antes de la Revolución Francesa dos miembros de la Real Academia Española de la Lengua fueron enviados por el director la misma, don Francisco de Paula Vega de Sella, y el resto de sus compañeros a París con el objetivo de comprar y llevar a su sede en Madrid los 28 volúmenes de la Enciclopedia de Diderot y D´Alembert. La aventura que emprendieron aquellos dos hombres buenos es la que recoge en esta magnífica novela el periodista y escritor Arturo Pérez-Reverte. Una novela que, quizá, sea la que mejor retrate a su autor como escritor y como intelectual. Porque le encontramos serio, ácido y crítico con la España de finales del siglo XVIII. Una España, la de Carlos III, que se resistía a los cambios que venían desde una Francia que alumbró el fin del Antiguo Régimen.

     Dice el autor, y no le falta razón, que en España, en tiempos de oscuridad, siempre hubo hombres buenos que, orientados por la Razón, lucharon por traer a sus compatriotas las luces y el progreso. Y no faltaron quienes intentaban impedirlo. Ese es, precisamente, el punto de arranque de la novela. Porque el bibliotecario de la Academia, don Hermógenes Molina, y el almirante don Pedro Zárate son esos hombres buenos de los que él habla. Por contra, aparecen otros dos académicos que buscan impedir que la Enciclopedia llegue a Madrid: el periodista conservador (y poeta mediocre) Miguel de Higueruela y el filósofo radical Justo Sánchez Terrón.

     En ambos bandos -por llamarlos de alguna manera- hubo contrastes. Mientras don Hermes es un hombre educado, respetuoso y profundamente religioso que alaba las virtudes de lo español, don Pedro Zárate es claramente anticlerical y crítico con los impedimentos que la Iglesia católica pone a los avances del progreso. Y entre don Miguel y don Justo también encontramos las mismas diferencias, aunque desde posiciones mucho más radicalizadas y encontradas. Eso sí, los dos comparten los mismos deseos: que las Luces no pasen de los Pirineos. Exactamente lo contrario de lo que pretenden sus dos compañeros y el resto de académicos. La diferencia entre ellos la encontramos en que, a pesar de las distintas opiniones, don Hermes y don Pedro se acercan y traban una gran amistad durante el viaje, mientras que don Miguel y don Justo cada vez se llevan peor entre sí.

     Aparte de los problemas habituales en los viajes de gran distancia de la época otros dos se añadirán a la epopeya que vivirán los dos académicos: la difícil tarea de encontrar los 28 volúmenes de la primera edición -sin duda, la mejor y más fiable de todas las editadas hasta entonces-, adquirirla y traerla hasta España -recordemos que la obra formaba parte del Índice de libros prohibidos de la Iglesia católica, tanto en Francia como en España, por lo que todo debía hacerse con la máxima cautela y, desde luego, de manera clandestina- y librarse de Pascual Raposo, un sicario contratado por Higueruela y Sánchez Terrón para evitar que su empresa tuviera éxito -algo evidentemente desconocido por parte de los dos grandes protagonistas pero que les situará en varias situaciones de difícil solución a lo largo de la historia.

     Como cabe esperar, todos los protagonistas están tratados con gran delicadeza y exactitud psicológica y física por parte del autor, incluido el abate Bringas, personaje de ficción inspirado en el abate Marchena, un personaje que resulta asqueroso pero que conmueve a la vez. Un ser adelantado a su época, intransigente y vividor, que acabó siendo protagonista real de la Revolución Francesa en su época de máximo terror robespierrano. Un tipo peligroso pero que se entregará por completo a la gesta que supone hacer llegar a esa España cerril de la que tiempo atrás debió huir una obra que adelantaba la sangre de los culpables que iba a ser derramada tan solo diez años después.

     Me detengo en el abate Bringas porque es el personaje que más ha despertado mi interés, tanto por sus ideas, como digo, adelantadas a su época, como por su radicalismo anticlerical y antinobiliario. Sus lúcidas ideas y divagaciones contrastan con sus expresiones directas y descarnadas, sangrientas y violentas, que hacen santiguarse al bueno de don Hermes y sonreír al almirante, don Pedro Zárate. Un personaje digno de admirar, pero también de temer. Como ocurre con el sicario Raposo: otro tipo peligroso que únicamente piensa en llevar a buen término una misión muy bien pagada. 

     Demoledor resulta el contraste entre el Madrid de Carlos III y el París de la época; entre la mojigatería y el libertinaje, simbolizado en Madame Dancenis, personaje ficticio basado en Teresa Cabarrús; entre el atraso -moral, ideológico y filosófico- y la modernidad plena, de la mano de los enciclopedistas (a los que se suman Voltaire y Rousseau y también, en persona, Condorcet o Benjamin Franklin); entre la mente cerrada sobre sí misma y la abierta al mundo. Porque París en sí mismo es otro de los personajes de la novela: calles, plazas, carruajes, caballos, cafés, hoteles, boulevards, teatros, etc.  

     Y, como colofón a todo lo anterior, la técnica narrativa, que alterna pasajes de la historia del siglo XVIII con otros de la actualidad, incluyendo los motivos de escritura de la novela, el complejo y detallado proceso de documentación -visitas in situ, mapas, libros, grabados, cuadros, etc- y el proceso creativo de la historia contada. En realidad, el propio libro introduce una especie de anexo que, en lugar de aparecer al principio o al final del mismo, aparece diseminado entre las escenas y se encarga de enlazar las distintas partes del viaje y de la estancia de los académicos en París.

     En resumen, Hombres buenos -sin duda, una de las mejores novelas del año- es un conglomerado de historias, individuales y colectivas, que enseñan Historia y Filosofía, entretienen y muestran con todo detalle cómo eran el Madrid y el París del período pre revolucionario. Un gran libro que a buen seguro sabrán apreciar los amantes de la literatura en general y de las de aventuras e históricas en particular.