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domingo, 3 de enero de 2021

Mis diez mejores lecturas de 2020

 


    Como cada año por estas fechas publico hoy la lista de mis mejores lecturas de un año para olvidar pero que, sin duda, no olvidaremos en mucho, mucho tiempo. La pandemia, males aparte, ha tenido también algo mínimamente positivo --haciendo bueno aquello de que no hay mal que por bien no venga--. Casi todos hemos tenido un poco más de tiempo libre en casa. Por ejemplo, para emplearlo en leer. Esperemos que el 2021 nos permita ir volviendo de forma paulatina a esa ansiada normalidad. De momento, aún estamos a tiempo de comprar algún libro como regalo de Reyes. Quizás esta lista sirva a alguien a la hora de realizar, con la máxima prudencia, seguridad y responsabilidad posible, esas compras de última hora. ¡Feliz año nuevo a todo el mundo! ¡Y felices lecturas nuevas!





10. Loba negra. Juan Gómez-Jurado. Ediciones B. 2019. Antonia Scott y el agente Jon Gutiérrez viven una nueva experiencia vital que vuelve a poner a prueba sus límites físicos, intelectuales y emocionales. Ambientado tan solo siete meses después de Reina Roja, el nuevo thriller del escritor madrileño, considerado el gran autor del género a nivel europeo y uno de los más importantes también a nivel mundial, nos presenta a una Antonia Scott más nerviosa que nunca, incapaz de reponerse al estado vegetativo de su esposo Marcos, a la desaparición de Sandra Fajardo y a la sempiterna presencia-ausencia del señor White, sin duda, el principal fantasma del pasado y del presente de la Reina Roja. 

9. El infinito en un junco. Irene Vallejo. Siruela. 2019. Este ensayo nos hace viajar desde la Alejandría fundada por Alejandro Magno hasta la Roma imperial pasando por las ciudades griegas con Atenas a la cabeza. Un viaje a través de todos los soportes utilizados en cada época para plasmar las palabras sobre piedra, arcilla, juncos, seda o papel. Treinta siglos de continuo esfuerzo para utilizar, transportar, almacenar y conservar de la mejor manera posible los pensamientos de cada personaje, lugar y época. Todo tipo de gente del libro tiene cabida en estas páginas: narradores orales, escribas, sabios, copistas, miniaturistas, iluminadores, traductores, vendedores ambulantes, espías, maestras, monjes, esclavos, bibliotecarios, etc. Personas, casi todas ellas anónimas, que durante siglos han hecho posible la realización, divulgación y protección de los conocimientos y las diversas formas de arte y entretenimiento. Todos los que salvaron a los libros de la desaparición se convierten en protagonistas de un relato indispensable para aquellos quienes, de una forma u otra, seguimos formando parte este bendito mundo. 

8. Absolución. Luis Landero. Tusquets Editores. 2012. Existe en este mundo una gran cantidad de seres atormentados. Personas que viven atemorizadas por la sociedad, por sus familias o por ellos mismos. Uno de ellos es Lino, el protagonista de esta novela, que parece haber alcanzado la felicidad tras una vida errática, tediosa e insatisfecha. En cuatro días, sin embargo, Lino se va a casar con su amada Clara. Landero describe con gran detalle la psicología humana. Pero, además, introduce una alta dosis de aventura, de viaje iniciático, de búsqueda de la felicidad. También nos hace apreciar el entorno natural que nos envuelve. De todos los personajes se aprenden diferentes maneras de ver la vida. Filosofías de vida. Hacia ellos se acerca el lector, que empatiza con ellos y los comprende a la perfección, quedándose al final con ganas de saber qué ocurre con sus vidas una vez finalizada la magistral narración de este escritor del que habría que leerlo todo. Absolutamente todo. 

7. Siempre preparado. Víctor Rubio Estarlich. NPQ Editores. 2020. Sucede en numerosas ocasiones que cuando uno deposita grandes ilusiones en un libro éste acaba defraudándolo. Dejándolo frío. Poner el listón demasiado alto puede conllevar darse un buen batacazo. Pues bien, las altas expectativas suscitadas en mí por este libro no solo no me han defraudado sino que, muy al contrario, me han hecho comprobar que el listón ha sido superado con creces, dejándome muy gratamente sorprendido. Sabía de buena tinta que Víctor tenía cosas muy interesantes que contarnos. Pero cómo las ha contado, combinando con gran fluidez teoría, práctica y experiencias personales y vitales, incluso dejando en evidencia al lector en ocasiones --¡es muy difícil no verse retratado en sus páginas, a veces para bien; otras no tanto!--, que es imposible no recomendar su lectura. Pocas veces ciento sesenta páginas ponen las pilas a todo el mundo. Motiva a trazar planes y a llevarlos a cabo. Y eso es mucho. Muchísimo.

6. pequeñas mujeres rojas. Marta Sanz. Anagrama. 2020. Empequeñecidas ya desde el título, con esa p inicial en minúscula, esas pequeñas mujeres rojas cierran la trilogía (que no fue concebida como tal en un inicio, por cierto) dedicada al inspector Arturo Zarco, personaje que se ha convertido en los últimos años en uno de los más importantes de la novela negra española. Tras Black, black, black (2010) y Un buen detective no se casa jamás (2012), la autora madrileña, elogiada hace ya unos años por el gran y añorado Rafael Chirbes, nos sumerge en una novela tan negra como política --toda literatura es política aunque nos hayan hecho creer que la política mancha la concepción literaria, afirmó en una entrevista cuando fue lanzada la novela, justo una semana antes de decretarse el estado de alarma en España por la pandemia del coronavirus--. Novela negra, en muchos momentos, más que el betún, sobre una de las etapas más negras de nuestra historia. Necesaria. Muy necesaria.

5. Rey blanco. Juan Gómez-Jurado. Ediciones B. 2020. El señor White da un paso más en su permanente hostigamiento a Antonia Scott y a Jon Gutiérrez. Y, de paso, a todo el proyecto Reina Roja a nivel europeo, que parece tambalearse sin solución. Antonia está tocada: acaba de dejar morir a su marido tras decidir desconectarlo de las máquinas de soporte vital que lo mantenían desde años atrás atado a una vida inexistente, y a su abuela, muy anciana ya, no le queda mucho tampoco. Además, le llega la noticia de que Jon ha sido secuestrado. El señor White está, por supuesto, detrás de la desaparición de su fiel escudero. Otro problema más para una Antonia para la que el suicidio --en el que sigue pensando tres minutos cada día-- es la última solución para poner fin a su vida. El infierno en que se ha convertido ésta es una verdad vista demasiado tarde. Un error del pasado. Pese a su extremada inteligencia, a Antonia se le ha pasado por alto una verdad que finalmente comprenderá muy evidente.

4. Lerna. El legado del minotauro. Javier Pellicer. Edhasa. 2020. No solo supone un viaje espacial y temporal entre la Creta minoica y la formación de los mitos sobre los orígenes de Irlanda recogidos en el Libro de las Invasiones. Además, Pellicer nos transporta a lo más recóndito de cada uno de los seres humanos que vamos conociendo al ir pasando páginas. Porque el ser humano es muy diverso. Y cada uno de ellos es muy diferente al resto. Y saber caracterizar a cada uno de ellos como lo hace este autor en sus novelas es algo muy complicado que requiere grandes dosis de paciencia y de conocimiento de la psicología humana. Más allá de los vastos conocimientos en Historia, arqueología, mitos y demás aspectos temáticos, uno de los fuertes del escritor valenciano es precisamente ese descuartizamiento psicológico de sus personajes. Porque, como dijo Oscar Wilde, los grandes acontecimientos del mundo suceden en el cerebro. Es también en él, y sólo en él, donde se cometen los grandes pecados. Por eso, tras los grandes hechos históricos, siempre hay (salvo accidentes) grandes pensadores o maquinadores. Y de eso trata también esta novela. 

3. Madame Bovary. Gustave Flaubert. Alianza Editorial. 2012. Publicada a mediados del siglo XIX, aunque inspirada en la Francia de principios de siglo, se convirtió muy pronto en claro exponente de la literatura realista francesa y universal. También de un romanticismo ya algo tardío en el momento de su escritura. Crítica tanto de la burguesía como de la iglesia católica francesa, ésta introdujo a la obra en su Índice de Libros Prohibidos a causa de la promiscuidad de su protagonista. Censurada, pues, por ser considerada perniciosa para la fe, su popularidad, sin embargo, creció rápidamente. Este clásico inmortal bebe directamente de la Revolución Francesa, de la monarquía autoritaria napoleónica, del emergente poder burgués y de la feroz pugna entre la firme doctrina católica y la cada vez más consolidada filosofía de Voltaire. Además, la novela está considerada como pionera del futuro ideario feminista.

2. Alegría. Manuel Vilas. Planeta. 2019Todo aquello que amamos y perdimos, que amamos muchísimo, que amamos sin saber que un día nos sería hurtado, todo aquello que, tras su pérdida, no pudo destruirnos, y bien que insistió con fuerzas sobrenaturales y buscó nuestra ruina con crueldad y empeño, acaba, tarde o temprano, convertido en alegría. Con estas palabras arranca la nueva novela de Manuel Vilas, finalista del Premio Planeta 2019, que bebe y sigue los pasos de Ordesa, el gran éxito literario de 2018 --designado en este mismo blog como mejor novela de ese año--. Alegría recoge las vivencias, anhelos, carencias, pensamientos y sentimientos del escritor de Barbastro. Escrita entre mediados de 2018 y mediados del 2019, narra momentos de la gira de presentaciones, firmas de libros y demás actos en torno al lanzamiento y promoción de Ordesa. Original, valiente y organizada en torno al mismo caos narrativo que su antecesora, vuelve a ser una obra honesta y humilde alejada de todo tipo de complejos y ataduras. Y, como la novela que la precedió, vuelve a calar muy hondo en los corazones de los lectores. 

1. Tierra. Eloy Moreno. Ediciones B. 2020. El planeta está enfermo. Y, como dice uno de los protagonistas de Tierra, William Miller, el hombre más rico y poderoso del mundo, los humanos son su virus. Precisamente nosotros, los humanos, somos los grandes protagonistas de la novela. Y no salimos en absoluto bien parados de las reflexiones que Moreno, en boca de los personajes de su historia, nos presenta de manera cruda, mordaz y necesaria. Porque el autor nos coloca ante el espejo para mostrarnos todos y cada uno de nuestros pecados. Tierra nos presenta una gran verdad. Y muy incómoda. ¿Qué hacer, pues, con ella, una vez descubierta? Debemos afrontar una realidad que está ahí afuera, en la calle, en las montañas, en los pueblos y ciudades de todo el mundo. No en nuestros dispositivos móviles. Y, dado que sólo tenemos un planeta, debemos cuidarlo, olvidando el turismo depredador y abordando, de una vez, el problema del cambio climático. Porque es un hecho demostrado que en nuestro planeta cada vez hay más agua y menos hielo. La novela de Eloy Moreno supone un soplo de aire fresco, un nuevo punto de vista sobre el gran problema. Por ello, entre otras cosas, merece el número uno de esta lista. 






lunes, 16 de noviembre de 2020

Lerna. El legado del minotauro. Javier Pellicer. Edhasa. 2020. Reseña

 





    Relacionar en una misma novela el mundo cretense con los orígenes de Irlanda era una apuesta muy arriesgada. Las posibilidades de sucumbir en el intento o de que este resultara calamitoso eran muy altas. El texto resultante podía carecer del necesario rigor histórico. A no ser que se unieran en el proceso de creación literaria tres aspectos fundamentales. En primer lugar, una conveniente justificación en base a estudios históricos rigurosos y a hallazgos arqueológicos. En segundo lugar, para rellenar los muchos huecos dejados por lo anteriormente reseñado, acudir a antiguos mitos y leyendas --la Historia se parece a menudo al mito debido a que ambos, en última instancia, están hechos de la misma materia, afirmó en su día J. R. R. Tolkien--. Y, en tercer lugar, utilizar, cuando todo lo anterior resulta imposible, pero sin abusar demasiado, el recurso de las licencias literarias, es decir, acabar de unir todo de manera que la historia final tenga una cierta base histórica y una serie de adornos ficticios que resulten, todos juntos, llamativos para el lector. 


    Como bien apunta Javier Pellicer en el epílogo de Lerna. El legado del minotauro, el resultado de todo ello no debe ser calificado como novela histórica al uso, sino como novela mitológica con base histórica. Si toda obra literaria conlleva cierta dosis de ingeniería para que todo encaje de forma conveniente, en casos como el que nos ocupa significa rizar el rizo. Y ello suele terminar, como apunté al principio, en un auténtico desastre. Sin embargo, no ha sido así en la nueva obra del escritor de Benigánim (Valencia) --El espíritu del lince (Ediciones Pàmies, 2012), Legados (Ediciones Holocubierta, 2013), Leones de Aníbal (Edhasa, 2018)--. ¿Por qué no? Pues precisamente porque el autor ha sabido ser riguroso cuando era necesario (personajes mitológicos, lugares reales y contextos históricos, temporales y espaciales), fantástico cuando tocaba serlo (personajes ficticios, lugares inventados y posibilidades históricas no comprobadas pero sí factibles) y licencioso (en el único sentido positivo del término: atrevido) cuando no había más remedio (no en vano, una de las labores del escritor es jugar con el lector y animarlo a seguir con complicidad sus fantasías).


    Todos estos aspectos son explicados más extensamente por Pellicer tanto en el ya referido epílogo como en su propia página web. También en el librito especial que la editorial regala a los cincuenta primeros compradores de la novela que compartan en alguna de las redes sociales una foto con el libro --deben quedar ya muy pocos ejemplares, pero quizás todavía estés a tiempo de conseguirlo si eres rápido--. Yo soy uno de los afortunados y puedo asegurar que es un gran regalo. Resulta apasionante leer cómo el autor fue capaz de dar consistencia a un texto en el que encontramos hechos tan alejados en el tiempo y en el espacio. Siempre, como ha quedado claro, en base a esos tres aspectos referidos en las primeras líneas de este escrito: Historia y arqueología, mitología y licencias narrativas y argumentales. El resultado es la mejor novela de Pellicer hasta la fecha. Y lo dice alguien que confiesa estar enamorado hasta las trancas de su primera novela, El espíritu del lince.


    La novela consta de tres partes bien diferenciadas. La primera, que lleva por título La Casa del Hacha, nos describe, muy fehacientemente además, cómo era la vida en la Creta de aquella época (1635 a. C.). Con el resplandeciente y sublime palacio de Cnosos como telón de fondo, Pellicer sitúa la acción en las intrigas palaciegas que desembocaron en unos dramáticos hechos que conllevarán la ruptura entre los tres hijos de los reyes: el primogénito, Partolón; el mediano, Tríome; y el pequeño, Starn. La vida fácil de los jóvenes --algo ingenua e inocente incluso en el caso del menor, Starn-- dará tal vuelco que Partolón y Starn decidirán irse de La Casa del Hacha y emprender un largo viaje a través del cual tratarán de encontrar una tierra dormida que han visionado en sueños el consejero y sabio Bacor, Partolón, Starn y Lerna, la bella y valiente esposa del hijo menor de los reyes. 


    Partolón se convierte así en rey en el exilio, mientras que Tríome se corona como el nuevo Minos de Creta. El rey en el exilio es precisamente el título de la segunda parte de la novela. Nos narra el tortuoso, peligroso y larguísimo viaje de los protagonistas hacia esa anhelada Tierra Durmiente. La vida del joven Starn se convierte en una sucesión de desgracias que acabarán progresivamente con esa inocencia e ingenuidad que habían caracterizado tanto su vida como su carácter hasta la fecha. De idealista pasará a convertirse en un luchador empedernido --con sus hondos y lógicos momentos depresivos ante todas las situaciones que se le van presentando a través de los días, semanas y meses de un trayecto que por momentos parece no tener fin--. No obstante, no todo es negativo en ese viaje. Un viaje épico en el que Partolón y los suyos conocerán nuevos pueblos. Como Thapsos, Argar, Cilen o la Gran Isla Alba. En todos ellos dejarán huella. Y de todos ellos extraerán también enseñanzas que les vendrán muy bien --eso sí, no a todos los personajes-- en su nueva morada: la Tierra Durmiente.


    El final del trayecto nos sitúa, en efecto, en la actual Irlanda. El despertar de Lerna es el título de la tercera parte de la novela. En ella, los partolonianos construyen una especie de pequeña Creta en las costas sureñas de la Tierra Durmiente. Una tierra en la que no estarán solos. Como era de esperar, también en un lugar tan apartado de la geografía conocida hasta la fecha existen moradores indígenas anteriores a la llegada de los protagonistas de la novela. Y de la relación que sean capaces de mantener con ellos dependerá en buena parte el futuro de los recién llegados. Las discrepancias, sin embargo, no tardarán en llegar. Mientras el sabio consejero Bacor y Starn apuestan por dejar atrás el pasado y vivir de manera diferente a como lo habían hecho en Creta, el rey Partolón trata de construir una nueva especie de Casa del Hacha, a imagen y semejanza de la original. Tal y como he reseñado en el párrafo anterior, queda patente que no todos han extraído las mismas enseñanzas a través de los contactos con los pueblos por los que ha ido transcurriendo su periplo por el Mediterráneo y el Atlántico. 


    Lerna es, sin duda, la gran protagonista de la novela. Todo cuanto acontece gira en torno a ella. Por eso, Starn se empeña --y en eso sí cede su hermano Partolón-- en que la Tierra Durmiente lleve el nombre de su esposa. Por tanto, Partolón será coronado rey de Lerna poco después de su llegada a la actual Irlanda. Starn es también un gran amante de la música. Siempre toca la lira. Y sus letras sirven para comprender lo que sucede, tanto en su interior como en el mundo que lo rodea. Para él, tocar era algo así como soñar despierto. Entonces, y sólo entonces, podía expresar de verdad todo cuanto sentía en las profundidades de su ser. La melodía que surgía de aquellos cordeles hechos con cáñamo era su auténtica voz, con la que era capaz de hablar libremente de la alegría, la rabia, la añoranza o el amor. Partolón, por contra, era un hombre precipitado y cabezota, de temperamento volátil. Le resultaba imposible esconder las alegrías, los temores... y los odios. Odios que irán in crescendo a lo largo del tiempo. Especialmente, llegados ya a Lerna. 


    Lerna. El legado del minotauro no solo supone un viaje espacial y temporal entre la Creta minoica y la formación de los mitos sobre los orígenes de Irlanda recogidos en el Libro de las Invasiones. Además, nos transporta a lo más recóndito de cada uno de los seres humanos que conocemos al ir pasando las páginas. Porque el ser humano es muy diverso. Y cada uno de ellos es muy diferente al resto. Y saber caracterizar a cada uno de ellos como hace Pellicer en sus novelas es algo muy complicado que requiere grandes dosis de paciencia y de conocimiento de la psicología humana. Más allá de los vastos conocimientos del autor acerca de la Historia, la arqueología, los mitos y los demás aspectos temáticos, uno de los fuertes del valenciano es precisamente ese descuartizamiento psicológico de sus protagonistas. Porque, como dijo una vez Oscar Wilde, los grandes acontecimientos del mundo suceden en el cerebro. Es también en él, y sólo en él, donde se cometen los grandes pecados. Por eso, tras los grandes hechos históricos, siempre hay (salvo accidentes) grandes pensadores o maquinadores.


    Y la conjunción de muchos pecados quizás fuera la causante del surgimiento de la profecía que anunciaba el fin de la dinastía del minotauro. Una profecía que persigue a los Hijos de Partolón allá adonde quiera que vayan. Hasta la mismísima Tierra Durmiente o Lerna. Porque el destino es siempre inexorable y al final todo se precipita ante nosotros. Si a todo ello unimos el peligro de los piratas aqueos, las intrigas palaciegas, el paso de la placidez a la desconfianza y la llegada de la violencia a una tierra hasta entonces pacífica, tenemos el caldo de cultivo de una tragedia irremediable. Y, sin embargo, de una tragedia de tales magnitudes puede llegar a surgir un relato innovador, original, diferente, épico pero también psicológico y sobre todo ameno. Y este es el caso de Lerna. El legado del minotauro. Una novela, recordemos, mitológica con base histórica que debo recomendar a todo aquel que lea esta reseña.