LIBROS

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miércoles, 2 de noviembre de 2022

Todo arde. Juan Gómez-Jurado. Ediciones B. 2022. Reseña

 





    Juan Gómez-Jurado ha publicado una nueva novela. Una novela que parece iniciar una nueva saga en torno a sus tres protagonistas femeninas. Tras el fenómeno Reina roja --trilogía junto a Loba negra y Rey blanco si nos ceñimos a Antonia Scott, pentalogía si incluimos al malvado señor White, que ya aparecía en El paciente y en Cicatriz--, el polifacético escritor madrileño vuelve a la carga de la mano de Aura Reyes, Mari Paz Celeiro y Sere (Irene Quijani). Tres mujeres muy peculiares --todas ellas eminencias en sus campos-- que a priori deberían detestarse entre sí pero cuyas vidas, venidas a menos por distintos hechos de sus respectivos pasados, acabarán entendiéndose --más o menos, según el momento y las circunstancias-- para llevar a cabo un acto de rebeldía común, llamémosle venganza, para que no siempre ganen los mismos. Así, el trío protagonista se convierte en una especie de justicieras, o de vengadoras, capaces de cualquier cosa con tal de conseguir aquello que se proponen. Por descabellado que parezca.
    
    Como siempre ocurre, reseñar una obra de estas características resulta una tarea muy complicada. Los temidos y nada adecuados spoilers se pueden escapar con gran facilidad, lo cual acaba resultando un desastre del que pocos pueden decir haberse librado siempre. Intentaré no tropezar de nuevo --sí, yo también caí en un par de ocasiones en los dichosos spoilers-- con la misma piedra --sería la tercera vez, y ya no tendría perdón de Dios--. Pienso que lo primero que uno ha de hacer en estos casos es ceñirse al pasado de los personajes principales. O, mejor dicho, a la parte de ese pasado que el propio autor desvela en las primeras páginas de su novela. Y, ¿qué mejor que recurrir a sus propias palabras? En efecto, citar al propio autor parece la mejor solución para no contar más de lo que se puede contar. O al menos de que nadie te pueda acusar de nada. Que algo es algo. Así que, allá voy, dispuesto a contaros, por boca de Gómez-Jurado, quiénes son Aura, Mari Paz y Sere y los motivos que las llevan a aunar fuerzas contra el poder establecido.

    Aura Reyes Martínez es el cerebro del grupo. Tiene 45 años. Hasta hace poco era una ejecutiva de éxito, dueña de un lujoso chalet y madre de dos gemelas ma-ra-vi-llo-sas (así, separando mucho las sílabas) de 9 años de edad. Es viuda desde hace dos años --ella misma estuvo a punto de morir a manos del asesino de su marido-- y tiene una imaginación portentosa debido a sus hábitos de lectura --la lectura para ella no era un mero entretenimiento, sino un viaje. Los libros, los buenos libros, un pasaporte sin caducidad--. Ahora, ha sido expulsada del banco para el que trabajaba, está arruinada, vive en la casa de sus padres --su padre murió de un infarto poco después del incidente en casa de Aura y su madre padece alzheimer y está ingresada en una residencia-- y espera un ingreso en la cárcel, dentro de solo tres semanas, por fraude a gran escala, apropiación indebida, falsedad documental y blanqueo de capitales (¡más de cien millones!). Delitos que ella jamás cometió pero por los que debe pagar, y muy caro. 

    Un policía le dice en un momento que esta situación suya es habitual. Una persona con un ingreso en prisión pendiente, a medida que se acerca la fecha, puede llegar a tener la sensación de que no le queda nada por perder. Su sentido de la moralidad se atenúa y tiende a cometer errores que no cometería en otro contexto. Este policía tiene toda la razón. La vida te pasó por encima en seis meses. Yo creía que lo había tenido jodido, rubia. Pero lo tuyo es de récord, ¿eh?, le confiesa Mari Paz al conocer su historia. Solo le quedan sus dos hijas. No quiere perderlas por nada del mundo. Y está dispuesta a cualquier cosa para poder conservarlas. En efecto, poco tiene ya que perder la gran protagonista de Todo arde. Y sobra decir que cuando alguien no tiene nada que perder se convierte en un peligro, para sí mismo y para los demás. De ahí que el policía opine que lo mejor, dadas las circunstancias, sería adelantar su ingreso en la cárcel. Lo cual estresa mucho más a una Aura que se está quedando sin tiempo.

    Mari Paz Celeiro Buján es el músculo. Gallega de pura cepa --su acento la delata de buenas a primeras-- y antigua legionaria. Curtida en mil y una batallas, lleva cinco años de mala racha y vive en su coche. Huérfana desde muy pequeña --sus padres murieron en un accidente de tráfico--, vivió con su abuela durante toda su vida, hasta que ingresó en la Legión. Como Aura, también fue expulsada de su trabajo por causas que se sabrán más adelante. Con el veinte por ciento del salario. Y aún salí bien librada, después de lo que hice, reconoce. En la Legión conoció a varios compañeros que la ayudan cuando se mete en algún lío --y en la novela se mete en uno bien gordo--. Cada uno de ellos tiene su propia historia. Historias duras. Historias de legionario. Junto a ellos, Mari Paz forma el pelotón de los castigaos. Los que nadie quiere, y ¡ni puta falta que hace! Es una camaradería impecable. Una generosidad sin fisuras. Cualquiera de esos cuatro hombres --un ex heroinómano con claros daños neurológicos, un discapacitado con fijación a los explosivos, un anciano poeta y un gordo de mediana edad que sabe hacer la comida más insana y más sabrosa del mundo--, de extracción humilde y vapuleados por la vida, no dudaría un instante en darla por cada uno de los otros. Y por Mari Paz, por la que más. No es solo que la respeten. Es que la idolatran.

    Irene Quijano, Sere, es la hacker del trío. Ingeniera informática freelance --desarrolladora y programadora de alto nivel-- y bruja del caos, tiene un gran superpoder: sacar de quicio a cualquiera. Es extremadamente inteligente, aunque está como un cencerro. Tiene una debilidad que tampoco se puede contar aquí. Estuvo casada con un famoso chef que le puso los cuernos con su propia hermana, lo que la hizo retirarse del mundanal ruido y vivir en soledad. Cuanto más sola está una persona, más solitaria se vuelve. La soledad va creciendo a su alrededor, como el moho. Un escudo que inhibe aquello que podría destruirla, y que tanto desea. La soledad es acumulativa, se extiende y se perpetúa por sí misma. Una vez que ese morbo se incrusta, cada vez es más difícil arrancarlo. Sere apenas se comunica con otras personas, y casi siempre por medios electrónicos. Toma todas las decisiones --las importantes y las que no lo son-- solo y solo después de tirar los dados. Es una mujer peligrosa. Como sus dos nuevas compañeras y amigas.   

    Otros personajes importantes, aunque mucho más secundarios en la trama de la novela son Sebastián Ponzano y Laura Trueba. Sebastián Ponzano es el presidente del Value Bank. Antiguo jefe de Aura, es también el principal responsable de su caída, como reconoce la propia Aura ante Mari Paz -- Ponzano me quitó mi reputación, mi carrera, y me echó encima a la fiscalía--. Tras el gran escándalo que arrastró a Aura, las acciones del banco cayeron en picado y todavía no se han recuperado. Mejor para él, porque planea fusionar su banco --aunque miles de pequeños inversores puedan perder sus ahorros-- con el de Laura Trueba, la presidenta del banco más grande de Europa y la persona más poderosa de España. Unos arquetipos de personaje que creo que a todos les sonará, ¿verdad? Especialmente el de Laura Trueba, claro. Porque Ponzanos puede haber alguno que otro en España, pero Laura Trueba es única en su especie. 

    Los libros de Juan Gómez-Jurado siempre nos regalan gran cantidad de guiños a personajes y temas de actualidad (como el comentado al final del anterior párrafo) y frases ocurrentes, inteligentes y significativas en cuanto al meollo de la cuestión de la trama. Todo arde no iba a ser una excepción. Así, en relación a las dificultades que las tres protagonistas deben ir afrontando, me quedo con una afirmación que me parece muy acertada: Si uno tiene un porqué, es capaz de soportar cualquier cómo. Y sobre la relación entre ellas, pese a que Mari Paz quiere estrangular a Sere en cada escena, el autor hace suyas unas palabras de Bud Spencer que me parecen muy ilustrativas de la situación de cada una de ellas en particular y de todas ellas como conjunto de compañeras de andanzas: el que encuentra un amigo, encuentra un tesoro. Porque eso es lo que las tres encuentran durante la historia. Y es que la unión hace la fuerza. Ojalá cundiera el ejemplo entre los lectores y no lectores y todos nos unamos para que la banca no siempre gane. No en vano, Gómez-Jurado declaró hace poco que escribo literatura comercial, pero con una verdad de fondo.