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lunes, 19 de septiembre de 2011

Otro éxito de "los chicos de Oro"


     Lo ha vuelto a conseguir. La selección española de baloncesto ha revalidado el título europeo conseguido en Polonia hace dos años. La generación de "los chicos de Oro", denominada así por el título mundial junior conseguido por la mayoría de ellos en el Mundial de 1999 en Portugal, ganando en la final a los EE. UU., ya atesora cinco medallas europeas (dos oros, dos platas y un bronce), un Oro mundial (Japón 2006), una Plata olímpica (China 2008) y es la primera selección capaz de ganar dos títulos europeos consecutivos desde que la antigua Yugoslavia unificada lo consiguiera en 1995 y 1997.

      Y es que esta selección es, por méritos propios, la mejor de lo que llevamos de siglo XXI. Únicamente la selección norteamericana, y con todas las estrellas de la NBA, es capaz de doblegar a un grupo de jugadores que, además, lo es de amigos. Sin duda, la gran clave de sus éxitos. Ciertamente, el Oro en los JJ. OO. de Londres 2012 es el siguiente gran objetivo de nuestros chicos. No obstante, es el único título que les queda por conseguir. Y en China llegaron al último minuto de la final (calificada por la mayoría de entendidos en la materia como "el mejor partido de la historia del baloncesto") con opciones de llevarse el Oro ante el mejor equipo posible de estrellas de la NBA. Y todo ello con un más que discutible arbitraje que permitió que los jugadores norteamericanos hicieran pasos sin señalarlos. Demasiada ventaja para unos auténticos genios de este deporte.

     En el presente campeonato la selección española lo ha tenido muy complicado. La mayor parte de los jugadores europeos de la NBA han querido participar y defender los colores de sus selecciones, haciendo de éste "el mejor Eurobasket de la historia". No me voy a extender en la nómina de auténticos jugadorazos que han tomado parte en este campeonato porque me resulta innecesario. El caso es que España ha ganado 10 de los 11 partidos disputados, perdiendo únicamente uno, ante Turquía, en un enfrentamiento de la primera fase donde ya no se jugaba nada al tener resuelto su pase para la segunda fase. Hasta los genios tienen derecho a un día de relajación. Aunque muchos nos podamos enfadar con ellos por este hecho.

     El juego del equipo ha sido alegre y vistoso en muchos momentos de la competición. Y algo más pesado en otros momentos, todo debe reconocerse. Sin duda, nuestros chicos saben que en Europa, jugando al cien por cien, no tienen rival. Y no es cuestión de soberbia sino de realismo objetivo. Por eso, la mentalización es tan importante en estos casos. Cuando juegas contra un rival teóricamente superior a ti es muy fácil estar al cien por cien para tratar de plantar cara a tu rival. Pero cuando es al revés cuesta mucho volver a pensar en ponerse "el mono de trabajo". Y eso lleva, a veces, al fracaso (cuartos de final del pasado Mundobasket, ante Serbia).

     Nuestros chicos parece que aprendieron de aquella dolorosa derrota y no han dado pie a que se pudiera repetir en un Eurobasket en el que no han tenido que vivir un solo final de infarto, no permitiendo ningún triple sobre la bocina desde diez metros. El aprendizaje estaba claro: "en un final a cara o cruz podemos perder. Pero si llegamos con ventaja a los últimos minutos nada ni nadie podrá derrotarnos". Y esa filosofía ha traído otro título europeo.

     La notícia de este éxito ha levantado menos expectación que en ocasiones anteriores. Sin duda, nos estamos acostumbrando muy mal. Y un día llegarán las vacas flacas y estos jugadores se retirarán. Así que, de momento, disfrutemos de su juego, de su honestidad deportiva, de su saber ganar y perder (algo muy importante en el deporte y en la vida) y de sus logros. Unos logros que parecían impensables hace diez años y que únicamente se consiguen a base de lucha, carácter, motivación, empeño y juego en equipo. Porque otro de los secretos del éxito de estos chicos es que en este equipo no brilla cada una de sus estrellas sino una sola: la selección española de ba-lon-ces-to.