LIBROS

LIBROS

lunes, 11 de noviembre de 2019

10-N. Del "con Rivera NO" al "con Iglesias SÍ"


     El pueblo español está harto de sus políticos. También de ir a votar para nada. Más de dos millones de personas que sí votaron en abril han decidido no hacerlo este 10-N. Así, de los 26.361.000 (75,75% de participación) de españoles que depositaron su voto hace siete meses, solo 24.359.863 han repetido (69,87%). Existe una regla no escrita que afirma que cuando los índices de participación decrecen (y lo han hecho nada más y nada menos que en un 5,88%), la izquierda se resiente. Y así ha sido de nuevo en esta ocasión. Y era de esperar, claro. O no tanto. Porque Sánchez y el PSOE buscaron estos nuevos comicios con la intención de fortalecer su posición y facilitar la formación de un gobierno. Cálculos erróneos, visto lo visto.

     El PSOE ha perdido en siete meses casi 730.000 votantes (0,7 puntos) y tres escaños, pasando de 123 a 120. Exhumar a Franco del Valle de los Caídos solo quince días antes de los comicios no ha favorecido a los socialistas, sino a VOX. Si el propósito de Ferraz era frenar a la extrema derecha parece claro que ha fracasado de forma estrepitosa. El endurecimiento del discurso de Sánchez respecto a los independentistas durante la campaña, asegurando que controla a la fiscalía y que se compromete a traer de vuelta a Puigdemont y los ex consellers para que respondan ante la justicia tampoco ha favorecido a su partido, sino a los independentistas catalanes y, por añadidura, a los nacionalistas vascos.

     La futura gobernabilidad del país queda en peor situación que tras las elecciones del 28-A. Entonces, había dos posibilidades: un pacto con Cs, que habría dado una mayoría absoluta de 180 diputados, u otro con Unidas Podemos, que habría impedido el feliz descanso del presidente Sánchez. Ahora, el líder socialista deberá elegir qué le produce más insomnio, si la presencia de algunos ministros de Unidas Podemos en su gobierno o la amenaza de unas terceras elecciones que podrían acabar aupando a la ultra derecha al poder de nuestra nación. La elección parece bastante sencilla. Pero no sería de extrañar que las presiones de las empresas del Ibex 35, la CEOE, otros poderes fácticos y sus propios barones acabaran por imponerse. La pelota, no cabe duda, está en su tejado.

     Vox ha sido el gran vencedor de esta nueva llamada a las urnas. Ha logrado 3.639.000 votos (casi un millón más que hace siete meses), lo que se traduce en el 15,1% de los votos (4,9% más) y 52 escaños (28 más que en abril). La errática estrategia socialista y el radical viraje hacia postulados extremistas de PP y Cs en sus políticas y discursos han provocado que el esperado crecimiento de los de Casado (soñaban con llegar a los cien y se han quedado en 88) se viera frenado por los de Abascal, quienes además se han llevado por delante a la formación naranja. Si VOX ha crecido 28 escaños y el PP 22, los de Rivera ha perdido 47, pasando de 57 a tan solo 10. Cuestión esta que pone de manifiesto que apoyarse en la extrema derecha solo beneficia a esta.

     El PP ha conseguido 650.000 votos más (llegando a los cinco millones de sufragios), un 20,8% del total, y 88 escaños. Lejos de ese centenar de sillones que ansiaba. Algo sobre lo que reflexionar y decidir. ¿Seguirán los de la calle Génova apoyándose en VOX aún a riesgo de ser engullidos también ellos mismos? Porque eso es exactamente lo que le ha ocurrido a Cs. No se puede explicar de otra manera el hecho de pasar en tan solo siete meses de 4.136.000 votos (15,8%) a apenas 1.637.000 (6,79%). De aquellos 57 escaños que auparon a los de Rivera a la tercera posición nacional han pasado a únicamente 10, siendo superados incluso por la ERC de Rufián. Sorprendente y, sin duda, humillante. Y Rivera parece que no piensa en dimitir pese a semejante tsunami. ¡Ver para creer!

     Si el otro objetivo socialista en este 10-N era acabar definitivamente con Unidas Podemos, también ha fracasado en esta cuestión. Si bien es cierto que los de Iglesias han perdido 600.000 votos (curiosamente, Más País, el nuevo partido de Errejón, ha obtenido 579.000 votos, logrando 3 escaños), continúan confiando en ellos más de tres millones de ciudadanos (el 12,84% de los votantes) y se constituye como la única alternativa de Sánchez para la constitución del próximo gobierno habida cuenta de la eliminación de Cs. La política no suele dar dos oportunidades. En este caso, Sánchez podrá tratar de repetir --más bien, podrá ponerse manos a la obra de una vez-- su intento de configurar un gobierno progresista estable.

     Los independentistas y los nacionalistas también salen fortalecidos y serán claves en las negociaciones de cara a formar ese nuevo gobierno. ERC, pese a perder 150.000 votos, ha sido el ganador de las elecciones en Cataluña. Pasa de 15 a 13 escaños, en parte por la irrupción, por primera vez, de las CUP, que han obtenido doble representación en el Congreso. Además, Junts per Catalunya, el partido de Puigdemont, pasa de 7 a 8 escaños. Y en el País Vasco, tanto el PNV como EH Bildu también han conseguido reforzar sus posiciones. Los primeros pasan de 6 a 7 escaños; los segundos, de 4 a 5. Entre ambos, suman más de 650.000 sufragios. Cifra a tener muy en cuenta. Otro fracaso más del PSOE de Sánchez en este 10-N.

     Si la frase de la noche electoral del 28-A fue la de "con Rivera NO", la de anoche fue "con Iglesias SÍ". La militancia socialista parece tener claro cuál ha de ser el camino a seguir por sus dirigentes. El lema de campaña de su partido para estos comicios ha sido "Ahora SÍ". Es de esperar pues que, ahora sí, los líderes de Ferraz escuchen a quienes los sostienen de verdad y se pongan desde ya mismo a negociar un gobierno de coalición con Unidas Podemos. Porque Sánchez, pese a que parece tener una flor en el culo, no haría bien en tentar a la suerte nuevamente. Anoche, Errejón habló de esta inesperada segunda ocasión y de la necesidad de no dejarla pasar. Iglesias, por su parte, afirmó que si en abril hubo una oportunidad histórica, ahora hay una urgencia histórica. Si, de verdad, el PSOE pretende acabar con el avance de la extrema derecha, no debe desaprovechar este momento para, urgentemente, ponerse manos a la obra. O el hartazgo de la ciudadanía se incrementará todavía más...