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lunes, 3 de noviembre de 2014

Yonqui. Paco Gómez Escribano. Erein. 2014. Reseña





     Paco Gómez Escribano ha cambiado completamente de editorial y de registro para presentarnos su tercera novela, Yonqui, en la que nos cuenta cuatro años de la vida de su protagonista, el Botas, un adolescente que lucha contra la sociedad de fines de la década de los setenta y comienzos de los ochenta; una sociedad que había robado la juventud y las esperanzas de futuro de toda una generación abocada a la miseria y al paro. Un tema de triste actualidad también en nuestros días, por cierto.

     Tras publicar El círculo alquímico y Al otro lado de la mano de la editorial Ledoria, el polifacético escritor, músico y profesor de Formación Profesional madrileño, del barrio de Canillejas para más señas, nos propone un viaje a su barrio de hace tres décadas y media para narrarnos, con un estilo claro y directo y con el lenguaje de la calle de aquella época, la vida de varios chavales que debieron crecer demasiado rápido. Muchos de ellos, incluso, morirían antes incluso de comenzar a vivir.

     Yonqui, publicada por la editorial donostiarra Erein, es una novela negra que destila realidad por los cuatro costados. Una realidad que quizás nadie desea recordar pero que existió. Una realidad que, mal que nos pese, consistió en drogas, prostitución, delincuencia y, ante todo, desesperanza. Pero que, en contrapartida, fue el germen, entre otras cosas, de la denominada movida madrileña.

     El Botas, huérfano de padre e hijo de una madre alcohólica que termina por fugarse con un vecino del barrio, arrastra, además, la muerte de su hermano mayor y la huida de su hermana a una comuna hippie de Ibiza. Ese sentimiento de soledad debe suplirlo de alguna manera. Y, claro, las malas compañías y las drogas se encargarán de ponerle las cosas todavía más difíciles. Víctima de los monos, se verá obligado a delinquir, junto a sus colegas - el Conejo, el Mecánico, el Chino, el Pumby, el Porras y el Nani, este último de tan solo trece años de edad -, para conseguir la droga con que alimentar su castigado espíritu.

     Los jóvenes no dudan en robar coches o motos, atracar joyerías y bancos y hasta rajar a quien se ponga en su camino con tal de llevarse el dinero suficiente como para ir tirando una temporadita - unos pocos días tan solo - y poder meterse en el cuerpo lo que sea. Y es que, como dice el propio Botas, el dinero, cuando se trata de caballo, nunca dura demasiado.

     Sin embargo, el autor nos muestra al protagonista como un tipo honrado. Yonqui, sí; delincuente, también; pero honrado. En más de una ocasión se mete en algún que otro lío por defender a alguien en problemas o menospreciado por otros que se creen superiores a él. Porque la dignidad, si es que todavía le queda algo de ella al chico, debe ir siempre por delante. Impotente ante el círculo vicioso en que se ve metido, no duda en mandarse encerrar por sus amigos durante tres días para pasar el mono y tratar de desengancharse del caballo

     Y serán el amor por Lola - una preciosidad a la que conoce en un tugurio de poca monta de otro de los barrios periféricos de la capital - y su encuentro con la música - nada más y nada menos que de la mano de los Burning y de un par de nuevos amigos a los que conoce en una breve pero decisiva huida a Santiago de Compostela - los motores de su lucha por alcanzar una vida diferente. La música será su válvula de escape y Lola su apoyo, su sustento, su motivo para vivir.

     Lola admite desde pronto su amor por el Botas, pero solo accede a ser su pareja en caso de que él se desenganche del caballo. Y la guitarra y su entrada en un grupo musical le ayudarán a buscar esa redención que le permita un cambio de rumbo en su maltrecha existencia y, de paso, entrar en contacto con personajes tan importantes en el mundo de la música como Pepe Risi, Antonio Vega o Jaime Urrutia, que se convierten en personajes más o menos secundarios de la novela.

     En resumen, lo que nos propone Gómez Escribano en Yonqui es un viaje al pasado de su barrio. Con todo lo bueno y lo malo que este implica. Y con la historia personal de un colgao que pierde a diario a familiares, amigos y conocidos pero que jamás se rinde a la hora de salirse con la suya. Si consigue alcanzar una vida mejor o no debe descubrirlo cada uno de los lectores. Dudo mucho, muchísimo, que ninguno de ellos se arrepienta de hacerse con la mejor novela (hasta la fecha) del bueno de Paco. Como e´l siempre dice: no somos na...