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miércoles, 9 de febrero de 2011

SPRINGSTEEN Y LA TIERRA DE LA JUNGLA (JUNGLELAND)


     En numerosas ocasiones he pensado en escribir algo acerca de este hombre que, desde mis tiernos doce años, me hechizó. No lo había hecho hasta ahora porque no habría podido ser lo más mínimamente objetivo a la hora de expresar mis opiniones sobre él. Y es que siempre que se me ha ocurrido escribir sobre el Boss ha sido en plenas épocas de springsteen-manía. Justo después de ver un concierto suyo no es un buen momento. Sé que muchos de vosotros me entendéis perfectamente. No se trata de dejarse llevar por la euforia que Bruce provoca en quien va a sus conciertos (sea fan o simple aficionado a la música) ni de parecer un loco adulador. Por suerte, he tenido el inmenso placer de verle en concierto en ocho ocasiones. Ahora que está un poco más tranquilo porque lleva año y medio de vacaciones es el momento de hacerlo.

     Mucho se ha escrito sobre este personaje, durante varias décadas, pero cada uno expresa sus sentimientos a su manera. Para mí, lo más destacable de Bruce, más allá de su genialidad musical, es su honestidad. Desde el principio me entusiasmó por su música y la fortaleza de sus directos. Pero, sin duda, lo que me enganchó de Springsteen para siempre es su sentido de la responsabilidad hacia sus fans y sus compañeros musicales. Incluso en los malos momentos.

     Porque Bruce no se puede entender sin la E Street Band. En ella, los músicos no son personas individuales que tocan a la vez. Son una implacable máquina de hacer rock and roll sin concesiones. Los componentes de la banda son, ante todo, amigos que se divierten como niños en un escenario y que no pierden sus ganas y su vitalidad ni después de cuarenta años dándolo todo cada noche durante tres horas, o más, de show.

     Evidentemente, una banda que lleva cuarenta años en la música ha de pasar por momentos buenos y malos. Bruce decidió seguir su carrera en solitario en un momento dado, regresando con sus amigos unos años después con más fuerza que nunca (teniendo en cuenta la edad de sus componentes). La amistad existente entre ellos es la única forma de que sigan juntos hasta el día de hoy. Steven dejó la formación, entrando en su puesto de guitarrista Nils Lofgren, quien se trajo consigo a su novia, Patty Scialfa. Bruce acabó quitándole la novia a Nils y Steven volvió a la banda. Lo lógico habría sido que Nils hubiera dejado la E Street Band, enfadado con Bruce y su ex-novia, y que Steven hubiera ocupado de nuevo su lugar originario. Pero la E Street Band es diferente. Nils sigue siendo amigo de Bruce, Patty y Steven, forma parte de la banda todavía y ésta tiene dos guitarristas formidables. Nadie sobra en esta banda de amigos rockeros ya sexagenarios.

     Bruce y la ESB se entregan cada noche durante tres horas conscientes, como nadie, de que los asistentes de hoy no son los de ayer ni los de mañana. Ellos saben que la noche de hoy es especial para esos miles de fans que se agolpan frente al escenario. Y se dan a ellos hasta la última gota del sudor de sus frentes, estableciéndose así una serie de acciones de reciprocidad músicos-espectadores que el estadio o el pabellón se convierte en una comunión, o mejor en un banquete, en el que todos se alimentan unos de otros, llegando a un estado de éxtasis que ninguna droga puede llegar a conseguir. Llevando a la gente casi a levitar. Para muchos todo esto os sonará a exageración. Para otros sé que no. Seguro que algunos de vosotros habéis levitado, conmigo, en algún momento de sus conciertos. 

     Esa honestidad que tienen Bruce y el resto de componentes de la ESB consigo mismos y, sobre todo, con las miles de personas que van a verles cada noche, es lo que los hace tan especiales. Por lo menos, para mí. Muchas bandas llegan, tocan y se van con la billetera llena. Evidentemente, toda la ESB está forrada. Pese a ello, cada noche cambia la mitad de su repertorio, haciendo que cada concierto sea único y diferente al de ayer o mañana. Por eso mismo, los fans no se cansan de verles más de una vez dentro de la misma gira: con Bruce y la ESB cada concierto es diferente. Y ya no entro a comentar el tema de las peticiones y los cartelitos. Porque es realmente acojonante verles tocar "a pelo" cualquier canción de cualquier artista. Desde luego, tienen huevos hasta para tocar "Great balls of fire"!

     Sin duda, vivimos en un auténtica jungla. La sociedad cada vez está más desvalorizada y las personas vamos cada una a la nuestra. Las pequeñas cosas importantes cada vez se valoran menos y la gente prefiere mirar hacia otro lado para no ver la realidad. Por suerte, tenemos al Boss para hacernos callar con un gesto o un simple tsssssss y volver a llevarnos al buen camino, protegiéndonos y dándonos fuerza para seguir viviendo en la tierra de la jungla...

     Por ello, y en homenaje al Boss, este nuevo blog lleva por título "Jungleland".