LIBROS

LIBROS

lunes, 11 de enero de 2016

Bowie, Starman y las estrellas negras





     El pasado viernes David Bowie cumplió 69 años. Y con motivo de su cumpleaños vio la luz su último trabajo discográfico, Blackstar, el cual quien os escribe tenía previsto reseñar esta misma semana. No he tenido tiempo. Apenas 48 horas después nos ha dejado. No hace todavía tres horas que he conocido la fatal noticia y he de confesar que no he podido evitar derramar unas lágrimas mientras pensaba que debía escribir algo en su memoria. Y, debéis creerme, no me es fácil hacerlo en estos momentos. Hay días en que uno desearía no levantarse de la cama. Y hoy es uno de ellos.

     Descubrí a Bowie demasiado tarde. Nací en 1975, una semana después de que el hombre de las mil caras publicara su noveno disco, Young Americans. Por aquel entonces, ya había parido joyas como Space Oddity, The Man Who Sold The World, Changes, Life On Mars?, Starman, Ziggy Stardust, Rock And Roll Suicide, Rebel Rebel o Young Americans. En esos sus primeros nueve años de carrera musical ya había dejado patente que era un transgresor. No solo en lo puramente musical sino también en lo estético. Pocos artistas han sido capaces de cuidar tanto su imagen y la de sus discos y vídeo-clips. Pero eso solo lo entendí unos años más tarde. 

     Como todo el mundo, crecí conociéndolo, viéndolo en la tele y escuchando algunas de sus canciones (Heroes, Scary Monsters, Ashes To Ashes o China Girl). Pero, claro, servidor era demasiado joven como para comprender las dimensiones de este genio. Me parecía un tío raro raro, que siempre iba vestido de cualquier manera y que hacía música igual de extraña. Hasta que un día, en 1995, con 20 años y otros diez discos a las espaldas del genio Bowie -y temas igualmente míticos como Sound And Vision, Let´s Dance o Day-In, Day-Out-, saqué de la biblioteca un recopilatorio suyo titulado David Bowie-The Singles Collection (1993).    

     A lo largo de su existencia hay tan solo unos pocos discos que pueden cambiar la vida de las personas. El que os acabo de mencionar es uno de los que cambiaron la mía. Porque, en mi fuero interno, ese tío raro que tenía un ojo de cada color y que vestía de cualquier manera se convertiría con el tiempo en uno de los músicos más influyentes y menos valorados de la historia de la música. Poco a poco comencé a amar su música, su indudable gusto por la estética y sus mil y una caras. Las mil caras del Camaleón, del duque blanco, como se le solía conocer también.

     En los últimos 20 años decayó su ritmo productivo. Quizás, incluso, también parte de su calidad musical. Aún así, nos fue dejando otras piezas inolvidables, como Heathen, Sunday, Reality, New Killer Star, The Next Day, The Star (Are Out Tonight) o Black Star. Lo que nadie podrá dudar jamás es que este adelantado a su tiempo -como en su día también lo fueron Freddie Mercury, Queen, Pink Floyd o Lou Reed, entre otros- vivió no de la música sino por la música y que cuidó siempre el más mínimo detalle musical y estético. Sus vídeo-clips, como ya ha he referido más arriba, son dignos de ser disfrutados y estudiados.

     A lo largo de sus cuarenta años en el mundo artístico cultivó diferentes estilos musicales: folk psicodélico, glam rock, soul, funk y música electrónica. Y en todas ellas innovó, fue vanguardista y creó caminos que luego otros han seguido o seguirán. Pero, además, fue también actor de teatro, televisión y cine. Entre otras películas, apareció en El hombre que vino de las estrellas -donde encarnó a un extraterrestre de un planeta en vías de extinción-, Feliz Navidad, Mr Lawrence -donde dio vida a un prisionero de guerra en un campo de internamiento japonés-, Dentro del Laberinto -donde se hizo archi-conocido al interpretar el papel de rey de los goblins- o El truco final -en la que dio vida al famoso físico Nikola Tesla-.

     Bowie vivió por la música. Fue multiinstrumentista: tocaba la guitarra, el piano, los sintetizadores, el saxofón, la armónica, el xilófono, la viola, el violonchelo, la batería y algún que otro instrumento más. Y grabó Blackstar, su último disco, publicado tan solo 48 horas antes de dejarnos, enfermo de un cáncer terminal que solo conocían su familia y su círculo más cercano. Fue su particular regalo de despedida. Un legado que, como el resto de su obra, será eterno. Porque su música quedará por siempre en nuestros oídos y en nuestros corazones. Porque Bowie, como tantos otros, nunca morirá. Simplemente nos ha dejado para ir a ver a su amigo Starman, quien le estaba esperando en el cielo... 

     Así que, ya sabéis, no creáis lo que hoy publican las malas lenguas: Bowie no ha muerto. Porque, como él mismo nos cantó siempre en Space Oddity, estoy feliz, espero que vosotros también... estoy flotando de una manera muy peculiar... y hoy las estrellas tienen un aspecto muy distinto... 


                  

lunes, 4 de enero de 2016

Mis diez libros preferidos de 2015. Resumen literario





     Como viene siendo habitual en este blog cada vez que llegamos a mitad o final de año hago una especie de resumen literario del mismo y expongo, según mi criterio personal, los diez mejores libros del período referido. Que vivimos tiempos complicados para el mundo de la cultura en general y de la literatura en particular es algo que todos tenemos bastante claro a estas alturas. No obstante, cada uno de los que amamos los libros hemos de tratar de dar un empujoncito a aquellos que no lo son tanto. Animarlos a dar el pequeño gran paso de abrir un libro y leerlo. Valga este humilde artículo para poner mi pequeño granito de arena en tan complicada pero apasionante labor.

     Antes de recomendaros los diez mejores libros leídos durante este 2015 he de confesaros algo que los seguidores del blog vais a notar a partir de ya mismo. La producción de entradas va a decrecer notablemente desde hoy mismo. El motivo es que, como muchos sabéis, me encuentro en plena fase de escritura de la que será segunda parte de El Círculo de las Bondades. Ello requiere mi máxima atención y dedicación. Creo -o deseo- que los que me seguís entenderéis que es algo necesario. Para mí y para quienes hace ya cuatro años esperáis esa segunda parte. El compromiso que adquirí entonces con todos vosotros no admite ya mayores dilaciones. Habéis tenido ya demasiada paciencia, y merecéis que cumpla con mi parte en 2016.

     Durante sus cinco años de vida Jungleland ha mantenido escrupulosamente -y no os podéis imaginar lo que me ha costado en varias ocasiones- un nivel que considero alto tratándose de un blog mantenido por una única persona: cinco artículos al mes. En total, han sido publicadas, contando la presente, 251 entradas. Sin embargo, las prioridades mandan y ha llegado el momento de ocuparme de la escritura de una novela que para mí se ha convertido ya en todo un reto, en toda una obsesión. Así las cosas, desconozco el número de publicaciones futuras, pero va a ser sensiblemente menor que la conocida en estos cinco años.

     Sin mayores rodeos, os dejo la lista de los 10 mejores libros que he leído en el pasado 2015. Como siempre, debo recalcar que la mayoría de ellos no son las últimas novedades -aunque también las hay-, encontrándose en ella incluso algún que otro clásico del siglo pasado:

10. La gente feliz lee y toma café. Agnès Martin-Lugand. Novela adictiva, original y ágil de cuyos personajes resulta difícil despedirse al terminar la lectura. Un viaje iniciático al interior del ser humano. Una constatación más de que el amor se abre siempre camino en nuestras vidas. Y de que siempre vale la pena vivir la vida. A pesar de los pesares.

9. Chesil Beach. Ian McEwan. Dos personajes, una habitación de hotel y una playa vista desde la ventana son los ingredientes con los que este autor construye una novela magnífica sobre la incomunicación humana, la represión sexual y la soledad. Una noche de bodas que no se desarrolla según el guión previsto. El miedo a lo desconocido. Una historia sobre la que Freud se habría frotado las manos. Dos casos casi clínicos.

8. Matar a un ruiseñor. Harper Lee. Un clásico inmortal de los años 60 que sigue dando que hablar incluso medio siglo después de su publicación. Una autora a la que le bastó una sola novela para alcanzar la gloria. Un espíritu indomable (Scout) muy bien guiado por un padre (Atticus) amante de sus hijos que no dudará en defender la libertad, la justicia, la igualdad y, ante todo, la consecución de una conciencia limpia. 

7. Y de repente, Teresa. Jesús Sánchez Adalid. En el quinto centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús el autor líder indiscutible de la novela histórica española actual aborda uno de los capítulos menos conocidos de la vida de la monja: sus turbias relaciones con una parte importante de los miembros de la Santa Inquisición. Una novela basada en la realidad para aprender historia, disfrutar y entretenerse.

6. El último judío. Noah Gordon. Novela histórica y de aventuras que mantiene en vilo al lector durante cada una de sus páginas. Uno de los capítulos más oscuros de la historia de España. Un retrato fiel de la España de los siglos XV y XVI, dominada por la corrupción, el robo y tráfico de reliquias de santos, la superstición, una brutal represión y una intolerancia bárbara. Yoel Toledano es todo un héroe. 

5. El héroe discreto. Mario Vargas Llosa. Retrato fidedigno del Perú actual, con sus atrasos y su prosperidad. Conjunto de historias protagonizadas por hombres de recta moral y gran afán de lucha y superación que deberán hacer frente a lo peor de las personas: la avaricia, la traición y la maldad. Una narración fluida y amena que entrelaza varias historias a la vez, algo solo al alcance de un genio como este. 

4. La ley del menor. Ian McEwan. Una nueva maravilla de uno de los escritores actuales más brillantes, lúcidos y comunicativos. Una exquisita radiografía de la sociedad en que vivimos. Un dilema moral que tiene en vilo a una gran profesional de la magistratura. Y otro, en este caso de índole personal, que desestabilizaría al más pintado. Un escritor cualquiera no podría escribir una obra así de directa. Directa al corazón. 

3. Cicatriz. Juan Gómez-Jurado. La nueva novela del madrileño vuelve a atar literalmente al lector a sus páginas. Un thriller eléctrico, de alta tensión, en el que cuesta mucho encontrar un resquicio por el que poder respirar. Se disfruta y se sufre por igual. Una genialidad más del rey español del thriller. Una extraña cicatriz que puede cambiar la vida de las personas de alrededor. Acción trepidante.  

2. Hombres buenos. Arturo Pérez-Reverte. Probablemente estemos ante la novela que mejor defina a su autor como escritor e intelectual. Una historia a su medida. Dos académicos buscando los 28 volúmenes de la primera edición de la Enciclopedia para traerlos a España. El París pre revolucionario adquiere de nuevo vida ante nuestros ojos. Una obra maestra de la narrativa española actual. Futuro clásico indiscutible.

1. Un verano en la casa azul. David Casado Aguilera. Si El grito del silencio ya fue la revelación de 2012, esta novela es la confirmación de un autor que debería ser mucho más conocido y reconocido. Personajes entrañables, situaciones reales como la vida misma y una narración cuidada y gratamente disfrutable hacen de esta obra y de su autor lo mejor que servidor ha leído este último año. Ampliamente recomendable. 

     Y hasta aquí la lista. Feliz 2016 a todos los seguidores de Jungleland y nos leemos -aunque menos- por estas páginas.