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viernes, 18 de mayo de 2012

Barcelona, 17-05-2012: El Boss lo volvió a hacer



     La noche del 17 de mayo de 2012 ha entrado, por méritos propios, en la historia del rock épico springsteeniano en la ciudad condal. Como aquel 16 de octubre de hace diez años que quedó inmortalizado para siempre en el DVD Live In Barcelona del Palau Sant Jordi. Un total de 29 canciones durante 3 horas y 10 minutos de concierto hicieron levitar a los más de cincuenta mil espectadores que habían agotado las entradas hacía casi seis meses.

     Un honesto y entregado Bruce hizo, como siempre, las delicias de la legión de seguidores que le siguen - y casi le persiguen - allá adónde haga falta para poder compartir con su ídolo tres horas de alegría, felicidad y amistad. Porque, como siempre, el Boss demostró que es un amigo de sus fans. No en vano, como siempre, toca cada noche como si fuera la primera y la última de su vida. Sabe que en cada concierto hay alguna persona que acude a escucharle por vez primera. Y ello le motiva para dar lo máximo de sí mismo y hacer de cada concierto algo especial. Y cuando digo como siempre no me refiero a algo monótono, repetitivo ni aburrido. Dichos calificativos están a años luz de poder ser utilizados en referencia al de New Jersey.

     Y sus fans lo sabemos. Y también nos entregamos al máximo, produciendo un efecto de retroalimentación con el músico de Asbury Park, que ya ronda los 63 años de edad aunque parezca que para él no pasen los años. Más bien, somos los demás los que vamos notando que cada vez nos cuesta más aguantar el endiablado ritmo rockero de este genio incansable. Su hambre de hacer música, repartir felicidad y sembrar semillas de épica leyenda allá por donde pasa parecen no tener límite.

     De los veintinueve temas interpretados fueron diez los diferentes respecto al anterior concierto en Las Palmas de Gran Canaria, lo que demuestra nuevamente su gran capacidad de sorpresa e improvisación y sus ansias de dar siempre algo distinto a sus fans. Desde "Badlands", que abrió el espectáculo, hasta "Jack of all trades", todo transcurrió más o menos en la línea habitual de los conciertos de la presente gira. Eso sí, nos regaló, por primera vez en España, "Talk to me", un tema de 1978 nunca antes disfrutado en directo en nuestro país.

     La segunda hora del concierto se abrió de forma apoteósica con "Youngstown" (magistral el solo de guitarra de Nils Lofgren dando vueltas sobre sí mismo como si fuera víctima de un ataque de rabia desbocada), una versión salvaje de "Murder Incorporated" (colosales los solos de Steven Van Zandt, Bruce y nuevamente Nils), "Johnny 99" (del álbum "Nebraska"), el estreno en esta gira de "You can look (but you better not touch)" y una enorme interpretación de "She´s the one". Esa media hora fue, en mi modesta opinión, de lo mejor del concierto.

     Para entonces el guión habitual de la gira ya había sido abandonado por Bruce y una E Street Band que casi improvisaban sobre la marcha. Así, llegó otro de esos momentos para el eterno recuerdo de los allí presentes: una más que emotiva "The river", "Prove it all night" (¡con la intro utilizada en la gira "Darkness on the edge of town" de 1978!) y "Hungry Heart". Y, cuando parecía que la primera parte del concierto llegaba a su fin tras una magistral "We are alive", llegó otra de las agradables sorpresas de la noche: ni más ni menos que "Thunder road". El éxtasis llegaba a cada rincón del estadio Olímpico barcelonés.

     A estas alturas seguir el ritmo de este mago de las guitarras y sus compadres resultaba ya toda una odisea. Así, se agradeció (y mucho) que los bises comenzaran con la balada "Rocky ground". Todos respiramos unos minutos. Pero ahí terminó el descanso. Para terminar el concierto, los músicos enlazaron, seguidas, una inmensa "Born in the USA", la electrizante "Born to run", la exultante "Bobby Jean", una nueva versión guitarrera del clásico "Dancing in the dark" y "Tenth avenue freeze-out", en cuyo ecuador se rinde en esta gira un merecido homenaje al Big Man Clarence Clemons, fallecido el pasado mes de junio.

     Música aparte, a lo largo del concierto Bruce se acordó también de Danny Federici, otro compañero de la E Street Band desaparecido en abril de 2008 ("si nosaltres som ara aquí, ells també están aquí amb nosaltres"), su mujer Patti Scialfa (que "es a casa amb els nens"), de todos los desfavorecidos ("a tots els que han perdut els seus treballs i cases. Dediquem aquesta cançó ("Jack of all trades") als indignats del 15-M i als que lluiten a Catalunya") y de Donna Summer, fallecida pocas horas antes del show (a la salida de la banda al escenario sonó de fondo su tema "Last dance").

     En definitiva, un CONCIERTO con mayúsculas. Algo difícil de repetir (o no, porque nunca se sabe lo que puede llegar a ser capaz de hacer este jovencito de casi 63 años). En noches como la pasada uno no puede dejar de recordar aquella genial frase de que "existen dos tipos de personas: los fans de Springsteen y los que jamás le han visto en directo". Lo dicho, todavía quedan los conciertos de Madrid y San Sebastián en junio y el de esta misma noche en Barcelona (sí, hace doblete en la capital catalana). Mi consejo es que no te lo pierdas. Yo le vi anoche por novena vez. Y ya pienso en la décima... Larga vida al rock y larga vida al Boss!




martes, 8 de mayo de 2012

El alquimista impaciente. Lorenzo Silva. Destino. 2000. Reseña


     Lorenzo Silva, madrileño de 46 años, ganó el Premio Nadal en 2000 gracias a esta novela, la segunda de una serie de seis libros (hasta la fecha) protagonizados por el sargento Rubén Bevilacqua y su ayudante, la guardia Virginia Chamorro. Tras ser finalista del mismo Premio con "La flaqueza del bolchevique" en 1997 y merecer el Premio El Ojo Crítico con "El lejano país de los estanques", la primera de las aventuras de la misma pareja protagonista, se embarcó en esta nueva aventura.

     Como en el caso de "La flaqueza del bolchevique", "El alquimista impaciente" fue llevada a la gran pantalla en 2002 de la mano de Patricia Ferreira. Roberto Enríquez hizo el papel de sargento e Íngrid Rubio el de guardia.

     El cadáver de Trinidad Soler, ejemplar persona y trabajador de una central nuclear, aparece en un motel de carretera de la província de Guadalajara. Lo hace atado a una cama pero sin rastros de violencia. ¿Muerte accidental? ¿Asesinato? Rubén Bevilacqua, apodado Vila debido a lo dificultoso de su apellido, y Virginia Chamorro reciben la orden de su superior, Pereira, de resolver el caso. Sin embargo, la dificultad a la hora de encontrar grietas por donde comenzar a buscar al responsable de su muerte (los agentes tienen claro desde el principio que sí se trata de un crimen) conllevan que el caso quede finalmente archivado durante unos meses.

     No obstante, la casualidad querrá que la aparición de un segundo cadáver, y la relación directa con el anterior asesinato, comporte que la investigación se reabra. En esta segunda oportunidad los agentes decidirán cambiar de táctica y estudiar, en primer lugar, la personalidad y las relaciones del asesinado. Sus pesquisas demostrarán que Trinidad no era ningún santo y que sí había hecho méritos como para buscarse enemigos.

     A pesar de ello, las investigaciones siguen sin dar los resultados buscados. Todas las puertas parecen cerrarse a la llegada de la pareja de guardias civiles. En lugar de esclarecerse los hechos la situación se torna agobiante para ellos al descubrir tramas urbanísticas no del todo legales, pequeños problemas en la seguridad de la central nuclear y relaciones nada claras entre el fallecido y ciertas personas de mucha influencia en la sociedad y el mundo de los negocios de la capital de España. La mayoría de personas a las que interrogan parecen esconder determinadas informaciones, aunque no por ello han de ser culpables de asesinato. La acción les llevará hasta la Alcarria y Málaga. En ambos lugares conseguirán información primordial para tratar de esclarecer un caso que para ambos se ha tornado ya en una cuestión de orgullo.

     Como suele ocurrir en las buenas novelas de corte policíaco encontrar al asesino será como hacer un puzzle cuyas piezas no hay manera de encajar hasta que, súbita e inesperadamente, todo dá un giro que permite ver cómo encajar el resto de las piezas del rompecabezas. La paciencia, pues, será clave para poder desemmascarar al autor, o los autores, del asesinato. Finalmente, se descubrirá que no todo es como parecía en un principio y que lo blanco puede convertirse en negro en determinados casos. En efecto, a través de sus investigaciones los agentes descubrirán al verdadero Trinidad Soler, lo que les ayudará a esclarecer un enigma que parecía imposible alcanzar. Descubrir a la víctima será prioritario para poder descubrir a su asesino.

     Lorenzo Silva nos describe en esta novela los aspectos más humanos de los personajes de la trama. Y lo hace con maestría y unos toques de humor que hacen más digeribles algunas de las escenas de semi-desesperación por parte de unos guardias que, a veces, ven que no prosperan en sus averiguaciones. Los errores de ambos, sobre todo de Vila, les harán más humanos, alejándolos de la típica imagen de super-detectives a los que ningún detalle se escapa. Es ese lado humano el que a mí me ha enganchado a ambos protagonistas.

     En resumen, una novela digna de ser recomendada por todo lo anteriormente reseñado.


lunes, 7 de mayo de 2012

El descenso del deporte gandiense en el 2012

     Gandia Bàsquet y Club de Fútbol Gandia han descendido esta temporada a la cuarta categoría del deporte nacional (EBA y Tercera División). ¿Se ha cebado la crisis económica en nuestros más emblemáticos clubs? Evidentemente, sí. Pero no sólo eso, al menos en el caso del equipo blanquiazul. Comparemos ambos clubs y veremos cómo hay maneras y maneras de descender.

     El verano pasado fue convulso en ambas oficinas. La directiva del Gandia Bàsquet decidió salir en LEB Plata tras el ascenso recién conseguido en Vic. Eso sí, anteponiendo el plano económico al deportivo. Se hizo el mejor equipo posible pero sin gastar un céntimo más de lo presupuestado. Austeridad total. Mientras tanto, el alcalde salvó al C. F. Gandia del descenso administrativo por impago de nóminas de la temporada anterior, por lo que el club se quedaba en Segunda B.

     De esta forma, la directiva del Gandia Bàsquet hizo conocer a los socios que la finalidad de esta temporada era aliviar la situación de las maltrechas arcas del club. Si se salvaba la categoría en la pista o no era otra cuestión que quedaba en un segundo plano. Sinceridad ante todo. ¿Qué hizo la directiva del C. F. Gandia por esas fechas? Prometer un equipo para subir a Segunda A. Algo no me cuadraba ya y la temporada todavía no había comenzado. La honestidad es algo muy importante en la vida. También la sinceridad.

     La temporada comenzó. El Gandia Bàsquet, como era de esperar, lo hizo en el furgón trasero aunque no llegaba a la cola. El C. F. Gandia en el de los primeros. Sin embargo, las cosas se torcieron con el tiempo. Una plantilla corta, con pocas rotaciones ni posibilidades de fichar a nuevos jugadores para suplir a los lesionados (sí, a perro flaco todo son pulgas y el equipo sufrió una auténtica plaga de lesiones que no le abandonó en el resto de la temporada) hizo que el Gandia Bàsquet se viera abocado a luchar por no ocupar la plaza de descenso. Y el C. F. Gandia se deshinchó y también se acercó a la zona de peligro. Empezaba a verse todo muy negro en la ciudad, deportivamente hablando.

     Así las cosas, la directiva del baloncesto hizo saber a la plantilla que si querían cobrar en fecha no se podía fichar a ningún otro jugador. Además, los viajes habían de ser en el día del partido y en bus; y podían durar hasta diez, doce o catorce horas. La plantilla asintió ante tal muestra de sinceridad por parte de sus directivos. Lucharían como fuera para tratar de conseguir los mejores resultados. ¿Y en el fútbol, qué pasó? Pues que todo se derrumbó. También en este caso la mala suerte (o, mejor dicho, las malas acciones del pasado) se cebaron con el club: el caso Muiño explotó en la cara de la directiva y las cuentas del club fueron embargadas por la Seguridad Social hasta que el club indemnice al ex-jugador blanquiazul con 600.000 euros.

    Ante eso, la alcaldía se desentendió y decidió no dar un céntimo más a un club que tenía un agujero negro insalvable en sus cuentas ya que cada día salían impagos por doquier. Ante la retirada del alcalde, también el presidente y su junta directiva dimitían sólo seis meses después de su llegada. El C. F. Gandia se veía abocado a la desaparición.

    Pero determinadas personas a las que el club debe dinero no están dispuestas a perderlo. Así que deciden poner a sus compañeros de APLEG nuevamente al mando del club para, desde la sombra, ver si es posible recuperar sus inversiones pasadas. Los jugadores llevan sin cobrar desde enero, amenazan con una huelga que luego no cumplen, la directiva les engaña con falsas amenazas de cobro y se hace el ridículo delante de toda España, dando una imagen penosa, no sólo del club sino de toda la ciudad.

     Efectivamente, el Gandia Bàsquet descendió en la penúltima jornada de Liga. El C. F. Gandia, también. Pero entre ambos descensos media un abismo en todos los sentidos. El Gandia Bàsquet ha sido un ejemplo en honestidad (dejando las cosas claras desde el principio y sin engañar a nadie), dignidad (luchando hasta el final), orgullo (la despedida de la afición a sus jugadores fue emocionante en el último partido en casa, con una sonora ovación de tres minutos tras haber descendido el equipo), unión de vestuario-técnicos-aficionados (todos remando en la misma dirección pese a las mil adversidades) y en pagar los salarios de sus jugadores (ya de merecidas vacaciones). Y el club tiene futuro: el año que viene habrá baloncesto en Gandia, a falta de saber en qué categoría saldrá el equipo (decisión ésta que no depende sólo del club sino también de la FEB, que programa una reestructuración de sus Ligas y podría invitar al Gandia Bàsquet a continuar en LEB Plata otro año más).

     ¿Y el C. F. Gandia? El club, quieran sus dirigentes o no, sólo tiene una salida: la disolución. Ha descendido a Tercera y será denunciado por impago por sus jugadores, lo que podría abocarlo a Regional Preferente. Debe, como dice un conocido, más que Alemania después de la II Guerra Mundial, tiene las cuentas y las taquillas embargadas, no hay ni una sola empresa que quiera echarle una mano y, lo peor de todo: ha sido abandonado por su salvador del pasado verano, el alcalde, y por una afición que ya no acude al campo pese a tener el pase pagado desde principios de temporada. A nadie le importa lo que ocurra con el C. F. Gandia. Bueno sí, a cuatro a los que el club debe dinero. Desde aquí, apelo a la cordura y pido que alguien acabe con esta pesadilla. El enfermo terminal está sufriendo y deben desconectarle la máquina y darle cristiana sepultura. Amén.
   

domingo, 6 de mayo de 2012

Intocable. Eric Toledano y Olivier Nakache. 2011. Reseña



     Intocable es una de esas películas que cada vez cuestan más encontrar en las carteleras. Divertida y, a la vez, humana, muy humana. Drama y, a la vez, comedia. Y, por añadidura, un film de aquellos en que dos personajes que no tienen nada en común pueden salvarse el uno al otro hasta llegar a la redención de ambos. Un aristócrata forrado y un delincuente común, en este caso. 

     El país vecino nos sorprende de vez en cuando con joyas como esta. Toledano y Nakache construyen en este film una maravillosa comedia dramática basada en una historia real en la que Philippe (François Cluzet), un aristócrata que queda tetrapléjico tras un accidente practicando el parapente, decide contratar como su cuidador a Driss (Omar Sy), un emigrante metido a delincuente que acaba de salir de la cárcel tras un atraco frustrado a una joyería.

     Nadie entiende por qué Philippe contrata para tan complicada tarea a una persona que sólo busca que le firmen el papel para poder ir a pedir el cobro de la prestación por desempleo. Sin embargo, él lo tiene muy claro desde el principio: no busca compasión y piedad en su cuidador sino un trato humano. La actitud de Driss será clave para conseguir un contrato para nada deseado por él. Poco a poco irán entablando una de esas amistades sólidas, duraderas y sinceras que tanto cuestan encontrar en la vida.

     Mientras Philippe es pulcro, refinado, serio y culto, Driss es informal, bruto, chistoso y nada docto en cuestiones de cultura. Sin embargo, con sus comportamientos, harán compatibles a Vivaldi y Earth, Wind & Fire, a los trajes y los chándals, a la dicción elegante y la jerga callejera, al mundo rico y al pobre en definitiva. No obstante, el factor humano será común en ellos, permitiendo esa unión a priori imposible de esperar.

     Para la refinada casa de Philippe la llegada de Driss supone un aire fresco y una recarga de energía general. No hay ni una sola persona (desde la hija del rico hasta la sirvienta, pasando por el jardinero) de la mansión aristócrata que no reciba una influencia positiva de la mano de un personaje que, bajo esa apariencia de chulería irreverente, esconde un corazón que para sí muchos quisieran.  

     En efecto, aunque es probable que Driss influya mucho más en Philippe que al revés, está claro que el Driss del final de la historia no es el mismo que el del principio. Ambos personajes están muy bien estudiados y caracterizados por los guionistas (es decir, los propios directores) y las interpretaciones de los personajes principales son magistrales. Philippe nos recuerda a Dustin Hoffman; Driss a Will Smith. Pero tanto François Cluzet como Omar Sy bordan sus respectivos papeles.

     Mención aparte merece la banda sonora. Siempre he pensado que este aspecto es más importante de lo de la gente pueda llegar a pensar. En este caso, me parece sublime. Una mezcla de estilos que puede parecer antagónica en un principio pero que demuestra que toda la música merece la pena ser escuchada, máxime cuando es tan buena como la que nos presenta (de regalar, que no de presentar) este film. Las piezas compuestas o re-versioneadas por Ludovico Einaudi son realmente buenas, por no hablar de las canciones de Nina Simone, George Benson o Earth, Wind & Fire o las composiciones de Vivaldi, Chopin, Bach o Schubert.

     En definitiva, si quieres reír y llorar; divertirte y emocionarte; escuchar buena música; relajarte; y disfrutar: Intocable es tu película. No te la pierdas! No te arrepentirás!

jueves, 3 de mayo de 2012

Confieso. Ramón Cerdá. 2000. Reseña



     Una de las cosas más interesantes de intentar introducirse en el intrincado mundo editorial es conocer en persona a otros escritores. El último al que he tenido el gusto de encontrar es Ramón Cerdá, un ontinyentí amante de las letras, atento y muy agradable que ha publicado ya diez novelas de todo tipo aunque, como él mismo me comentó, se dedica sobre todo a la novela negra o de intriga. Confieso fue una de sus primeras publicaciones en ver la luz, allá por el año 2000.

     Se trata además de una de sus novelas más leídas, puesto que la revista TIEMPO distribuyó y vendió 67 mil ejemplares hace unos años. En la actualidad se presenta en Italia tras la traducción a uno de los idiomas hermanos del castellano. Sin duda, estamos ante una novela fresca, fácil de leer, con lenguaje muy directo y que cautiva al lector al estar perfectamente estructurada y montada.

     Héctor Ramos, un ex-abogado y afamado aunque tardío escritor, decide escribir una polémica auto-biografía en la que enlazará partes reales e inventadas para despertar el interés de los lectores. Sin embargo, deberá obviar determinados acontecimientos pasados por el bien suyo y de quienes le rodean, entre ellos su propia esposa, Eloísa, su amante, Inés, y su más íntimo amigo, Tasio, un detective colaborador suyo que le pasa diversos informes sobre sus investigaciones que servirán a Héctor a la hora de crear las tramas de sus novelas.

     El matrimonio entre Héctor y Eloísa es muy liberal. Hasta el punto de llegar a decidir que ambas partes pueden tener relaciones extramatrimoniales, algo que, lejos de debilitar a la pareja, la hace más fuerte. Veinticinco años de matrimonio dan buena fe de ello. Pese a dichas relaciones Héctor y Eloísa se aman. Él escribe y ella le ayuda con las correcciones, las tramas y los giros de sus novelas. El escritor sabe que sin su esposa no habría tenido éxito jamás.

     Aunque la idea inicial de poder tener experiencias ajenas al matrimonio partió de él es ella quien más las disfruta ya que no se enamora nunca de sus partenaires. No obstante, como es de esperar, el triángulo amoroso Eloísa-Héctor-Inés no puede acabar nada bien. Héctor sí está enamorado de ambas mujeres, las cuales llegan a luchar por defender sus respectivos territorios.

     Por si esto fuera poco, la dominación del escritor por parte de su esposa irá acrecentándose con el paso del tiempo, haciendo de él lo que le place. Algo que, por otra parte, cuenta con el total beneplácito de él. Pero Héctor teme que las disputas entre "sus" mujeres pueda acabar mal, por lo que encarga a Tasio seguir a su esposa y tenerle informado mientras él, como ya es habitual, se recluye en Segovia para terminar de escribir su última novela.

     En los días en que el escritor está ausente de Valencia los acontecimientos se precipitan y derivan hacia una situación de no retorno. Celos, intrigas, amores y relaciones sexuales formarán parte de la trama de una novela aconsejable a todas luces y que sorprenderá al lector según vaya pasando páginas. Al final algunas cosas resultan no ser como parecían, causando sensaciones encontradas en quien está leyendo.

     Los giros finales de Confieso son dignos de un muy buen escritor al que he tenido la suerte de encontrar hace apenas unos días. En fin, eso es lo que tiene moverse por estos mundos literarios de Dios...