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lunes, 18 de noviembre de 2013

La Hojarasca. Gabriel García Márquez. 1955. Reseña





     Justo antes de abandonar su país (Colombia) para instalarse en París (luego residiría también en Caracas, Méjico y Barcelona) García Màrquez publicó su primera novela: "La Hojarasca". Se trata de una novela corta, de esas que se leen en una tarde y del tirón, en la que el futuro ganador del Premio Nobel de Literatura (1982) dio vida a un pueblo imaginario a escasos kilómetros de la costa atlántica colombiana que lleva por nombre Macondo.  
 
     La historia transcurre en el mediodía de un día de septiembre de 1928, concretamente entre las 14:30 y las 15:00 horas. Sin embargo, los tres personajes vivos principales de la obra (un viejo coronel, su hija Isabel y su nieto) narran la historia del pueblo desde fines del siglo anterior hasta ese preciso instante, en el cual el abuelo se enfrenta al resto del pueblo y hasta al alcalde con el firme propósito de dar cristiana sepultura a un viejo médico que se acaba de ahorcar.
 
     El odio acumulado en Macondo durante los últimos veinticinco años es la clave para entender cómo prácticamente todo un pueblo entero se propone dejar insepulto a uno de sus vecinos. A su vez, para comprender este extraño e incivilizado comportamiento es básico avanzar en la lectura de la obra. ¿Cómo pueden llegar a darse comportamientos de tal calibre? Uno de los puntos fuertes del por entonces autor novel García Márquez en la narración de esta novela es ir introduciendo los datos con cuentagotas, manteniendo en vilo al lector en todo momento.
 
     El retrato de la miseria de un pueblo que había conocido tiempos de mayor prosperidad en un tiempo no demasiado lejano todavía es otra de las características de la obra. Las crisis, las guerras, la aparición de una empresa ferroviaria (la compañía bananera, como se refiere a ella el colombiano a lo largo de la acción) y "la hojarasca" son los grandes responsables de que Macondo esté llegando a extremos de inhumanidad realmente relevantes.
 
     El uso de múltiples perspectivas otorga a la acción diferentes formas de apreciar las escenas. Así, se consigue crear enfoques y lecturas variadas en cada uno de los personajes que presencian la escena, que se desarrolla en la habitación del doctor recién fallecido. Es la unión de todas ellas, al final de la novela, lo que permite al lector desentrañar los misterios familiares y del resto del pueblo y entender las antagónicas posturas sobre la muerte y entierro (o no) del cuerpo del doctor suicida.
 
     Los toques de realismo mágico salpican la trama de la novela. La difícil explicación de algunos fenómenos, las supersticiones y la introducción de elementos fantásticos percibidos por los personajes como reales y, por tanto, normales contribuyen a ahondar, más si cabe, en el aura de misterio que envuelve tanto al ambiente como a algunos de los protagonistas (principalmente al fallecido).
 
     La "hojarasca" simboliza los nuevos vientos que corren por la costa atlántica colombiana tras las guerras civiles y la llegada de nuevos pobladores a la recóndita región en la que se desarrolla la acción de la novela. Resulta magnífica la contraposición entre los fundadores de Macondo (ejemplificados en el viejo coronel) y los recién llegados (tanto los desplazados a causa de las guerras como los advenedizos que buscan empleo en la compañía extranjera allí asentada).
 
     La prosa, tan sencilla como magistral, nos sumerge en una historia de decadencia, ante todo moral, en la que la inmovilidad social, el calor, el polvo, los malos augurios y el afán de venganza (de la práctica totalidad de la población) o de redención (en el caso del coronel) llegan a provocar sensación de agobio en el lector en multitud de escenas.
 
     Resulta obvio que todo el mundo debería conocer la obra de uno de los grandes genios de la historia de la literatura en lengua castellana. Sin embargo, es más que conveniente remontarse a los orígenes de tal grandeza. Más todavía en el caso que nos ocupa, pues en "La Hojarasca" encontramos muchas de las características que más tarde explotaría el talentoso escritor colombiano en obras como "Cien años de soledad" o "Crónica de una muerte anunciada".