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lunes, 14 de noviembre de 2022

Revolución. Arturo Pérez-Reverte. Alfaguara. 2022. Reseña

 






    Toda la vida escuché en mi casa la historia de aquel amigo de mi bisabuelo, ingeniero de minas, que trabajó en México en plena revolución. Ese recuerdo remoto me ha aproximado a mi propia relación con la aventura y me ha llevado a escribir esta historia. Es una novela de iniciación y aprendizaje, y es, de algún modo, mi propia biografía de juventud. Es mi Flecha de oro. Estas palabras, de Arturo Pérez-Reverte, son una justificación de su última obra, Revolución, y también toda una declaración de intenciones. Porque, en efecto, más que ante una historia de guerra propiamente dicha, estamos ante una gran novela de aventuras. Al más puro estilo Conrad, Stevenson, Salgari, Scott, Verne o Dumas. Desconocemos si Martín Garret Ortiz era el nombre verdadero de aquel ingeniero de minas español, pero sí tenemos la certeza de que existió. Y la historia que nos cuenta Revolución es, pues, verídica. Licencias narrativas aparte, pues se trata de una novela histórica y de aventuras y no de un ensayo ni una biografía.

    Pérez-Reverte sabe, mucho mejor que nadie, que el mundo es un lugar peligroso. Más todavía en una situación de guerra. Como la que describe, en el México del primer cuarto del siglo pasado, en su última novela. Un México en el que llegó a costar diferenciar entre el bien del mal. En el que el bien --defender a los pobres de la tiranía de los poderosos-- se confundía en no pocas ocasiones con el mal --matar de forma indiscriminada a quienes no pensaban como uno quería que pensaran--. En el que pasar de héroe a villano, o viceversa, podía ocurrir en muy poco tiempo. Que se lo digan al presidente Madero, por ejemplo. Apodado el Apóstol de la Democracia, lideró la primera parte de la Revolución contra Porfirio Díaz, logrando gobernar durante dos años tras vencer en las elecciones de 1911, para acabar siendo depuesto y asesinado por los generales golpistas durante la denominada Decena Trágica (1913). La cual dio inicio a la segunda parte de la Revolución, en la que Pancho Villa y Emiliano Zapata defendieron, cada uno a su manera, el legado maderista.  

    Más allá de los grandes acontecimientos (los hechos revolucionarios en sí) y nombres de la Historia (Pancho Villa, con el permiso de Madero, sería el gran protagonista), Revolución trata de otros hechos y personajes que, aunque menos importantes y alejados del centro de la acción, pueden y deben ser usados por un escritor para dar a conocer sus historias personales. Porque no solo de los grandes personajes históricos debe vivirse. Porque, a veces, muchas veces incluso, se aprende más de ellos. Como en el caso que nos ocupa. A través de Martín Garret, Genovevo Garza, Chingatumadre, Salmerón, Jacinto Córdova, Tom Logan, Maclovia Ángeles, Diana Palmer y Yunuen Laredo, todos ellos y ellas, personajes secundarios de la Revolución, Pérez-Reverte nos explica aspectos tan relevantes como el caos, la violencia, la muerte, la vida, el amor, la lealtad, la lucidez y la traición. Aspectos, como se ve, para nada banales. Sobre todo cuando lo que está en juego es la supervivencia de cada personaje y de toda una nación.

    Más arriba se ha dicho que Revolución es una novela de aventuras. Es cierto, sí, pero también es una novela de personajes. Los que viven esas aventuras. Cada uno de ellos, muy distinto a los demás. Pero, todos ellos, interdependientes en muchos momentos de la acción de la historia narrada. Y, para que todo fluya, para que podamos hablar de una obra maestra literaria, es absolutamente necesario que cada uno de esos personajes aparezcan retratados con la mayor fiabilidad y detalle. Y este aspecto, junto a la crueldad tan bien narrada por Pérez-Reverte en los hechos revolucionarios en sí, es el punto fuerte de esta novela. Martín Garret se busca a sí mismo en un mundo en el que encaja solo a veces; Genovevo Garza es un soldado --si se le puede llamar así-- idealista, leal hasta la muerte, entrañable pero cruel, perteneciente al pueblo llano; Jacinto Córdova es un oficial severo, cortés, que siempre va de cara, muy disciplinado y con un gran sentido del honor; Tom Logan es un yanqui enamorado de México pero también de la guerra y del dinero que recibe por ayudar a la Revolución.

    Mención aparte merecen los tres personajes femeninos de la trama. Desde la sinopsis de la contraportada del libro ya se nos dice que esta es la historia de un hombre, tres mujeres, una revolución... Diana Palmer es una periodista estadounidense que cubre la Revolución. ¡Una corresponsal de guerra a principios del siglo XX! Una mujer que, auténtica pionera, lucha contra los convencionalismos de su profesión y de su mundo. De gran personalidad, decidida, desafiante, será la mirada brillante de Martín para entender los acontecimientos. Yunuen Laredo es una joven de familia acomodada que busca prometerse con un buen partido. Coquetea con Jacinto Córdova y con Martín, aunque Córdova parece ser el predilecto de la familia. Sabe que en la vida hay condicionantes que pesan mucho más que el amor; Maclovia Ángeles es una soldadera que, con la única cultura que da la experiencia de la vida, acompaña a Genovevo Garza. Como las demás soldaderas, se ocupa de que a su hombre no le falte de nada antes y después de los combates y de entrar en ellos si la situación así lo requiere.    

     La novela está estructurada en quince capítulos que narran las distintas tramas de la historia --que abarcan los cuatro años de combates que vive Martín Garret en México (1911-15)-- y un breve epílogo que narra un inesperado y peculiar encuentro en Madrid, sucedido ocho años después de los hechos anteriores, y donde uno de los protagonistas del encuentro acaba sonriendo a los rostros de quienes lo habían hecho lo que era, y lo que sería durante el resto de su vida. Y es que resulta lógico pensar que para quien vive unos sucesos tan dramáticos como los narrados en la novela la vida ya no puede seguir siendo igual. Debe cambiar irremediablemente para siempre. Durante los distintos capítulos se alternan momentos de narración vertiginosa --los que tienen que ver con los combates revolucionarios-- con otros más pausados, reflexivos, calmados --aquellos que nos hablan de momentos más o menos importantes, como los fusilamientos o los pensamientos y las reacciones de los personajes ante aquello que sucede ante sus ojos--. Un mar revuelto de sucesos y reflexiones. Una montaña rusa.

    Hay novelas --la mayoría-- que no tienen vigencia más allá de unos pocos meses desde el momento de su publicación. Otras --un buen puñado de ellas-- consiguen mantenerse en la boca y los oídos de los lectores durante algo más de tiempo. Una pocas --las menos--, con el tiempo, consiguen ser consideradas como un clásico en su género. Casi ninguna --una entre un millón-- se convierte en todo un clásico desde el mismo momento en que se publica. Creo, sinceramente, que es el caso de Revolución. Una novela épica que combina peligro, heroísmo, valentía, coraje, camaradería, estoicismo, tragedia, naturaleza, naturaleza humana, celebración de la vida ante la proximidad de la muerte, etc. Lo cual la convierte en una obra maestra literaria. Para servidor, la mejor novela de Pérez-Reverte leída hasta la fecha. Obviamente, no las he leído todas. Algo que habré de comenzar a rectificar a más no tardar. Dicho esto, para concluir la reseña, y a modo de invitación, dejo abajo algunos de los fragmentos que más me han llamado la atención de todo el libro:

           Martín lo miraba todo fascinado, sintiendo latir fuerte la sangre en las venas. Respiraba el olor a pólvora y sudor de los hombres que tenía alrededor, devoraba con la vista cada escena, cada gesto, cada momento. Oía zumbar las balas perdidas con curiosidad casi científica, calculando calibres, trayectorias y distancias, considerando el lugar que él mismo ocupaba en aquella extraña situación. Se sentía al mismo tiempo horrorizado y excitado... Pensar en eso lo llevaba a reflexiones incómodas. Le cuadraba más vivir día a día, sin cálculos ni planes. No anhelaba que terminase aquello. Andaba ebrio de México y prefería no pensar en la resaca... Permitió al fin que su congoja se liberase en forma de llanto por todos los que había visto morir, por sus propios sobresaltos e incertidumbres, por el miedo y el coraje que se habían alternado en su interior mientras peleaba por algo en lo que ni siquiera creía. O tal vez sí, pues para él la revolución era el sentido personal de un extraño deber: la lealtad hacia hombres y mujeres a los que admiraba, en cuyas palabras, silencios y actitudes había conocido cosas que no olvidaría nunca, útiles para observar el mundo, la existencia y el posible, o inevitable, final de todo. 

  

miércoles, 2 de noviembre de 2022

Todo arde. Juan Gómez-Jurado. Ediciones B. 2022. Reseña

 





    Juan Gómez-Jurado ha publicado una nueva novela. Una novela que parece iniciar una nueva saga en torno a sus tres protagonistas femeninas. Tras el fenómeno Reina roja --trilogía junto a Loba negra y Rey blanco si nos ceñimos a Antonia Scott, pentalogía si incluimos al malvado señor White, que ya aparecía en El paciente y en Cicatriz--, el polifacético escritor madrileño vuelve a la carga de la mano de Aura Reyes, Mari Paz Celeiro y Sere (Irene Quijani). Tres mujeres muy peculiares --todas ellas eminencias en sus campos-- que a priori deberían detestarse entre sí pero cuyas vidas, venidas a menos por distintos hechos de sus respectivos pasados, acabarán entendiéndose --más o menos, según el momento y las circunstancias-- para llevar a cabo un acto de rebeldía común, llamémosle venganza, para que no siempre ganen los mismos. Así, el trío protagonista se convierte en una especie de justicieras, o de vengadoras, capaces de cualquier cosa con tal de conseguir aquello que se proponen. Por descabellado que parezca.
    
    Como siempre ocurre, reseñar una obra de estas características resulta una tarea muy complicada. Los temidos y nada adecuados spoilers se pueden escapar con gran facilidad, lo cual acaba resultando un desastre del que pocos pueden decir haberse librado siempre. Intentaré no tropezar de nuevo --sí, yo también caí en un par de ocasiones en los dichosos spoilers-- con la misma piedra --sería la tercera vez, y ya no tendría perdón de Dios--. Pienso que lo primero que uno ha de hacer en estos casos es ceñirse al pasado de los personajes principales. O, mejor dicho, a la parte de ese pasado que el propio autor desvela en las primeras páginas de su novela. Y, ¿qué mejor que recurrir a sus propias palabras? En efecto, citar al propio autor parece la mejor solución para no contar más de lo que se puede contar. O al menos de que nadie te pueda acusar de nada. Que algo es algo. Así que, allá voy, dispuesto a contaros, por boca de Gómez-Jurado, quiénes son Aura, Mari Paz y Sere y los motivos que las llevan a aunar fuerzas contra el poder establecido.

    Aura Reyes Martínez es el cerebro del grupo. Tiene 45 años. Hasta hace poco era una ejecutiva de éxito, dueña de un lujoso chalet y madre de dos gemelas ma-ra-vi-llo-sas (así, separando mucho las sílabas) de 9 años de edad. Es viuda desde hace dos años --ella misma estuvo a punto de morir a manos del asesino de su marido-- y tiene una imaginación portentosa debido a sus hábitos de lectura --la lectura para ella no era un mero entretenimiento, sino un viaje. Los libros, los buenos libros, un pasaporte sin caducidad--. Ahora, ha sido expulsada del banco para el que trabajaba, está arruinada, vive en la casa de sus padres --su padre murió de un infarto poco después del incidente en casa de Aura y su madre padece alzheimer y está ingresada en una residencia-- y espera un ingreso en la cárcel, dentro de solo tres semanas, por fraude a gran escala, apropiación indebida, falsedad documental y blanqueo de capitales (¡más de cien millones!). Delitos que ella jamás cometió pero por los que debe pagar, y muy caro. 

    Un policía le dice en un momento que esta situación suya es habitual. Una persona con un ingreso en prisión pendiente, a medida que se acerca la fecha, puede llegar a tener la sensación de que no le queda nada por perder. Su sentido de la moralidad se atenúa y tiende a cometer errores que no cometería en otro contexto. Este policía tiene toda la razón. La vida te pasó por encima en seis meses. Yo creía que lo había tenido jodido, rubia. Pero lo tuyo es de récord, ¿eh?, le confiesa Mari Paz al conocer su historia. Solo le quedan sus dos hijas. No quiere perderlas por nada del mundo. Y está dispuesta a cualquier cosa para poder conservarlas. En efecto, poco tiene ya que perder la gran protagonista de Todo arde. Y sobra decir que cuando alguien no tiene nada que perder se convierte en un peligro, para sí mismo y para los demás. De ahí que el policía opine que lo mejor, dadas las circunstancias, sería adelantar su ingreso en la cárcel. Lo cual estresa mucho más a una Aura que se está quedando sin tiempo.

    Mari Paz Celeiro Buján es el músculo. Gallega de pura cepa --su acento la delata de buenas a primeras-- y antigua legionaria. Curtida en mil y una batallas, lleva cinco años de mala racha y vive en su coche. Huérfana desde muy pequeña --sus padres murieron en un accidente de tráfico--, vivió con su abuela durante toda su vida, hasta que ingresó en la Legión. Como Aura, también fue expulsada de su trabajo por causas que se sabrán más adelante. Con el veinte por ciento del salario. Y aún salí bien librada, después de lo que hice, reconoce. En la Legión conoció a varios compañeros que la ayudan cuando se mete en algún lío --y en la novela se mete en uno bien gordo--. Cada uno de ellos tiene su propia historia. Historias duras. Historias de legionario. Junto a ellos, Mari Paz forma el pelotón de los castigaos. Los que nadie quiere, y ¡ni puta falta que hace! Es una camaradería impecable. Una generosidad sin fisuras. Cualquiera de esos cuatro hombres --un ex heroinómano con claros daños neurológicos, un discapacitado con fijación a los explosivos, un anciano poeta y un gordo de mediana edad que sabe hacer la comida más insana y más sabrosa del mundo--, de extracción humilde y vapuleados por la vida, no dudaría un instante en darla por cada uno de los otros. Y por Mari Paz, por la que más. No es solo que la respeten. Es que la idolatran.

    Irene Quijano, Sere, es la hacker del trío. Ingeniera informática freelance --desarrolladora y programadora de alto nivel-- y bruja del caos, tiene un gran superpoder: sacar de quicio a cualquiera. Es extremadamente inteligente, aunque está como un cencerro. Tiene una debilidad que tampoco se puede contar aquí. Estuvo casada con un famoso chef que le puso los cuernos con su propia hermana, lo que la hizo retirarse del mundanal ruido y vivir en soledad. Cuanto más sola está una persona, más solitaria se vuelve. La soledad va creciendo a su alrededor, como el moho. Un escudo que inhibe aquello que podría destruirla, y que tanto desea. La soledad es acumulativa, se extiende y se perpetúa por sí misma. Una vez que ese morbo se incrusta, cada vez es más difícil arrancarlo. Sere apenas se comunica con otras personas, y casi siempre por medios electrónicos. Toma todas las decisiones --las importantes y las que no lo son-- solo y solo después de tirar los dados. Es una mujer peligrosa. Como sus dos nuevas compañeras y amigas.   

    Otros personajes importantes, aunque mucho más secundarios en la trama de la novela son Sebastián Ponzano y Laura Trueba. Sebastián Ponzano es el presidente del Value Bank. Antiguo jefe de Aura, es también el principal responsable de su caída, como reconoce la propia Aura ante Mari Paz -- Ponzano me quitó mi reputación, mi carrera, y me echó encima a la fiscalía--. Tras el gran escándalo que arrastró a Aura, las acciones del banco cayeron en picado y todavía no se han recuperado. Mejor para él, porque planea fusionar su banco --aunque miles de pequeños inversores puedan perder sus ahorros-- con el de Laura Trueba, la presidenta del banco más grande de Europa y la persona más poderosa de España. Unos arquetipos de personaje que creo que a todos les sonará, ¿verdad? Especialmente el de Laura Trueba, claro. Porque Ponzanos puede haber alguno que otro en España, pero Laura Trueba es única en su especie. 

    Los libros de Juan Gómez-Jurado siempre nos regalan gran cantidad de guiños a personajes y temas de actualidad (como el comentado al final del anterior párrafo) y frases ocurrentes, inteligentes y significativas en cuanto al meollo de la cuestión de la trama. Todo arde no iba a ser una excepción. Así, en relación a las dificultades que las tres protagonistas deben ir afrontando, me quedo con una afirmación que me parece muy acertada: Si uno tiene un porqué, es capaz de soportar cualquier cómo. Y sobre la relación entre ellas, pese a que Mari Paz quiere estrangular a Sere en cada escena, el autor hace suyas unas palabras de Bud Spencer que me parecen muy ilustrativas de la situación de cada una de ellas en particular y de todas ellas como conjunto de compañeras de andanzas: el que encuentra un amigo, encuentra un tesoro. Porque eso es lo que las tres encuentran durante la historia. Y es que la unión hace la fuerza. Ojalá cundiera el ejemplo entre los lectores y no lectores y todos nos unamos para que la banca no siempre gane. No en vano, Gómez-Jurado declaró hace poco que escribo literatura comercial, pero con una verdad de fondo.