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lunes, 9 de diciembre de 2019

Merlí. Una serie sobre la relación entre la filosofía y la vida





     Recién estrenada por Movistar+ la secuela Merlí. Sapere aude, el esperado spin off de Merlí, creo que es un buen momento para retornar a los orígenes de esta historia y, de paso, darle un más que merecido homenaje. Pese a que aseguran que esta especie de continuación de la exitosa serie se puede ver sin haber visto anteriormente la que le dio origen, sí resulta conveniente --y muy recomendable--, ya que aparecen constantes guiños a esta y hasta veremos varios cameos de algunos de sus protagonistas originales. No en vano, entre el final de la tercera y última temporada de Merlí y el comienzo de Merlí. Sapere aude solo han discurrido tres semanas. Trataré de evitar los spoilers, por si algún lector todavía no ha tenido ocasión de visionar la referida serie, algo que debería hacer a más no tardar si quiere disfrutar de un producto que, además, es cien por cien nacional.

     Merlí consta de tres temporadas repartidas en cuarenta capítulos que fueron emitidos por TV3 y LaSexta entre septiembre de 2015 y enero de 2018 y que en la actualidad está también disponible en la plataforma Netflix. La productora Veranda TV, el creador y guionista Héctor Lozano y el director Eduard Cortés buscan varios objetivos con su producción: acercarnos la vida cotidiana de un profesor de filosofía, de sus jóvenes estudiantes de bachillerato y de sus variadas y muy diferentes familias, transmitirnos algunos conocimientos sobre esa gran olvidada que es la filosofía, y --tal y como hace Merlí con sus alumnos-- tratar de despertar en nosotros el espíritu crítico que nos lleve a poner en cuestión temas que parecen estar superados y que sin embargo no lo están en absoluto.

     Lo primero a destacar de esta serie es que llega a la mayoría de la gente porque es cercana y muy realista. Merlí no es un ganador. De hecho, en el primer capítulo lo encontramos divorciado, sin trabajo, en una situación económica límite y a punto de ser desahuciado de su piso por impago. Tiene 58 años y una idea clara: solo aceptará trabajar como profesor de filosofía, único empleo en el que se siente cómodo y útil. Única forma de vida que entiende. Debe ir a vivir a casa de su madre, la gran actriz Carmina Calduch. Y lo hará junto a su hijo Bruno, con quien está intentando recuperar el tiempo perdido tras varios años sin contacto. La relación con él es muy tensa, pues este le recrimina constantemente el hecho de haberlo abandonado muchos años atrás para vivir la vida

     Cuando recibe la llamada  de inspección para ofrecerle una plaza vacante en el instituto Ánguel Guimerá de Barcelona su vida, la de su hijo y la de sus nuevos compañeros, alumnos y respectivas familias cambiarán por completo. Porque ese Merlí en horas bajas laboral y económicamente hablando tiene, no obstante, una gran cualidad que sabe explotar a la perfección: está seguro de sí mismo y de sus valores, y no se calla jamás. Siempre tiene las palabras justas para cada situación cotidiana, cualidad que en muchas ocasiones resulta muy positiva, aunque en otras es gran generadora de conflictos. De todo tipo. Así, Merlí pone patas arriba las aulas, la sala de profesores, la dirección del centro y las vidas de quienes le rodean, incluidas las de algunos padres y madres de sus nuevos alumnos. 

     A través de los cuarenta episodios de Merlí los pensamientos e ideas principales de cada uno de los mayores filósofos de la historia se entrelazan con los acontecimientos principales de la trama de la serie. El protagonista, Merlí Bergeron --interpretado de forma magistral por el actor barcelonés Francesc Orella--, muy cercano a sus alumnos desde el primer día, se involucra en sus vidas con la esperanza de servirles de ayuda en su formación como sujetos críticos. Cada problema de uno de ellos tiene respuesta, en clase o a nivel personal, a través de la filosofía. De esta manera, el profesor se convertirá en un apoyo fundamental para esos alumnos que se cuestionan cada día más y más cosas sobre la vida presente y futura. Merlí y su gran carisma se hacen necesarios e imprescindibles.  

     A lo largo de la serie la vida pasa ante nuestros ojos. La de cada personaje y la de la Barcelona de los años 2015-2018. Quizá, dentro de muchos años, sirva el visionado de estos capítulos para saber cómo era la vida cotidiana de nuestra época. Y es que, grabada durante los años álgidos del procés, se nos ofrece una visión fugaz pero crítica de los hechos. Su postura ante la problemática es, digamos, equidistante. Cuestión que puede haber servido para que ambos bandos la criticaran. Personalmente, me parece una decisión objetiva y acertada. Los diálogos del propio Merlí, de la profesora de inglés, Elisenda, y sobre todo de la Calduch, madre del protagonista, resultan, en este sentido, definitivos en relación a la sinrazón en toda esta problemática.

     La lista sobre los temas que son tratados durante los dos mil minutos del metraje de la serie es muy larga. Por eso, destacaré solo algunos de ellos: el sexo --Merlí es desde el primer capítulo un animal sexual, dicho esto desde el sentido más positivo de la palabra--, la homosexualidad --Bruno y Oliver lo son, y lo llevan de manera muy diferente--, la identidad sexual --qué brillante la aparición del personaje de Quima, profesora transexual--, el amor --tanto a edades tempranas como adultas--, la amistad --también a cualquier edad--, las enfermedades --magnífico papel el del personaje de Iván Blasco en la primera temporada--, y los problemas económicos --en el caso de Merlí, pero también en el de Marc Vilaseca y el de Pol Rubio, el otro gran protagonista de la serie y ahora de Sapere aude--.

     No obstante, el gran tema tratado en Merlí es el de la muerte. Varios de sus protagonistas mueren durante los distintos episodios. Profesores, padres, abuelas, hermanos. Nadie escapa a ella. Como en la vida misma. Aunque de la serie se pueden destacar multitud de frases para enmarcar --no todas ellas filosóficas--, hay dos que hacen referencia a este tema que considero oportuno recordar aquí: 1) La vida es una fiesta en la que coincides con mucha gente. Van llegando nuevos invitados, pero también hay otros que, por la razón que sea, se van antes. A todos nos tocará irnos algún día, no lo olvidéis. Lo peor de todo es asumir que la fiesta continúa sin nosotros. 2) Fui al bosque porque deseaba vivir deliberadamente, ver si era capaz de aprender todo aquello que la vida debía enseñarme. No quería descubrir, a la hora de la muerte, que no había vivido. 

     Merlí es una historia o conjunto de historias sobre la vida y todo lo que la compone. Está repleta de momentos para la risa, el amor, la amistad, el sexo, el llanto y la muerte. Y esta serie tiene momentos para todo ello. Puedes reír hasta la carcajada y, acto seguido, llorar como nunca viendo la televisión. Y el final no es el típico fueron felices y comieron perdices porque la vida casi nunca es así en realidad. Es una enseñanza de vida. Un canto a la vida. O, como me dijo alguien hace unos días, un regalo. Y está ahí, al alcance de la mano. ¡Viva la filosofía! ¡Viva la vida! ¡Viva Sapere aude!