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miércoles, 1 de octubre de 2014

Un millón de gotas. Víctor del Árbol. Destino. 2014. Reseña





     ¿Puede un inocente niño de seis años morir a causa de unos trágicos sucesos acaecidos setenta años antes? ¿Cómo es posible que suceda algo así en pleno siglo XXI? ¿Qué o quién se esconde detrás de un acto tan salvaje e inhumano? Tras los éxitos de La tristeza del samurái y Respirar por la herida el ex-mosso de esquadra Víctor del Árbol nos sumerge en una trama de las que atrapan al lector de principio a fin. Una novela que quien os escribe ha devorado en muy pocas sesiones pese a su nada desdeñable longitud. 

      El nuevo libro de este barcelonés de 46 años de edad cumple a la perfección con lo que toda buena novela debe ofrecer al lector, a saber: entretenimiento, reflexión, sufrimiento, disfrute y enseñanzas. De la mano de este libro podremos conocer mejor (o ampliar nuestros conocimientos previos) el estado policial en que se convirtió el régimen estalinista de los planes quinquenales, las purgas y los envíos masivos a los gulags siberianos; las luchas intestinas en la España previa y posterior a la Guerra Civil; diversos aspectos referentes a la II Guerra Mundial; las relaciones internacionales (y personales) en plena Guerra Fría; y la implantación, desarrollo y actuaciones de las mafias rusas (redes pederastas, extorsiones, asesinatos y relaciones con los distintos poderes extra-gubernamentales incluidas) en nuestro país.

     Estamos ante una novela estrictamente realista sobre personas comunes con traumas del pasado que influyen en sus vidas y en las de quienes les rodean y que luchan, externa e internamente, y se debaten entre quiénes son en realidad y quiénes han querido (o siguen queriendo) ser. Personas que guardan las apariencias y juzgan a los demás como jamás quisieran ser juzgados. Gente que se traiciona a sí misma y a los demás. Gente que pasa del amor al odio en un abrir y cerrar de ojos. Personas que, víctimas de sus errores del pasado, buscan una especie de redención que les deje seguir con sus vidas a pesar de los pesares.

     Una novela que hace hincapié en cómo las personas inventamos la memoria que desconocemos o que simplemente nos conviene cambiar para salir de ella mejor parados; que desentraña la enorme complejidad de las relaciones entre padres e hijos, entre hombres y mujeres, en definitiva, entre seres humanos. Unos seres humanos que, en situaciones límite, pueden reaccionar de manera insospechada (incluso por ellos mismos), pasando de héroes a villanos o viceversa según las circunstancias que deben enfrentar. 

     Una historia, o más bien conjunto de historias, que buscan despertar la voluntad de los ciudadanos para ayudarles a ser críticos, libres y responsables. Para que, entre todos, gota a gota, construyan un océano que configure un mundo mejor para todos. Un mundo en el que tengan mayor importancia valores como la amistad, la lealtad y los ideales, que en la actualidad parecen (casi) inalcanzables. Una humanidad que no permita que nadie robe la infancia y los sueños de niños como los personajes de la novela: Roberto, Siaka, Gonzalo o Laura. Que no cause daños irreparables en la psicología de aquellos que en el futuro han de ser hombres y mujeres de bien.

     La acción se desarrolla entre la Barcelona de principios de siglo XXI y la URSS de entre los años 30 y 50, si bien el acontecimiento que nos intriga de principio a fin acontece en un lago cercano a la capital barcelonesa en el año 1967. La violencia, las muertes y los asesinatos narrados por el autor del libro están conectados entre sí pese a ocurrir en diversos escenarios y diferentes épocas. Esas conexiones son uno de los puntos fuertes de una novela en la que nada sucede por suceder, en la que todo tiene un por qué. Elías Gil, ingeniero comunista de Mieres que llega al Moscú de 1932 para ayudar a construir una gran URSS, e Ígor Stern, otro de esos niños que deben crecer rápido y en condiciones extremas, haciéndose a sí mismos y sobreviviendo a toda costa, son los personajes responsables de todos los sucesos acontecidos a lo largo de la novela. Su odio a ultranza irá destruyendo todo y a todos.

     Elías vivirá situaciones dantescas en Názino, el primer gran gulag construido por Stalin y sus secuaces en la estepa siberiana; Argèles, el inhumano campo de concentración del sur de Francia, al cual llega tras huir de la España franquista; la defensa y posterior reconquista de Stalingrado frente a los nazis; y la toma definitiva de Berlín en 1945. Pese a ello, luchará siempre (o casi) por sus ideales comunistas, enfrentando la decepción sufrida al comprobar la esclavitud del pueblo soviético a manos de unos líderes inhumanos y los hechos que marcarán para siempre su vida futura: la estancia y huida de la abominable isla siberiana.

     Setenta años después, Laura y Gonzalo, hijos de Elías, deberán enfrentarse a una red mafiosa rusa, denominada Matrioshka, que pondrá en jaque a sus respectivas familias. O a lo que queda de ellas. Y es que esos errores del pasado siempre influyen en nuestro futuro. Un futuro que, pese a todo, se puede volver a cambiar. Aunque para ello haga falta la voluntad de unir un millón de gotas para construir un océano mejor para todos. Novela altamente recomendable.