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lunes, 16 de junio de 2014

El hereje. Miguel Delibes. Círculo de Lectores. 2013. Reseña





     Quince años después de su publicación original por Ediciones Destino, y tres más tarde de la muerte del autor, Círculo de Lectores editó el pasado año una edición de lujo conmemorativa del décimo quinto aniversario del lanzamiento de la última obra publicada por el genial escritor vallisoletano. La incursión de Delibes en la novela histórica constituyó toda una novedad en su momento. Y logró una descripción magistral de cómo fue su ciudad natal cuatro siglos antes.

     Cipriano Salcedo es el protagonista de la novela. Dos hechos marcarán su vida desde el mismo día de su nacimiento: su madre fallece pocas horas después del parto a causa de unas fiebres y su padre le considera por ello un parricida, lo que origina su eterno odio; y la coincidencia de todo lo anterior con la publicación de las 95 tesis de Witternberg a las puertas de la catedral alemana. Su padre, por quitárselo de encima y como acto de venganza, lo interna en un colegio de niños expósitos de la capital vallisoletana, separándolo de Minervina, la joven que lo había amamantado y cuidado desde la muerte de su madre.

     La tierna juventud de Cipriano cuenta únicamente con el amor de Minervina y la atención de Ignacio, oidor de la Chancillería de Valladolid y tío suyo - hermano de su padre -, quien lo toma como hijo propio al carecer de descendencia. Este hecho se verá reafirmado al fallecer Bernardo Salcedo, el padre de Cipriano. El joven se verá forzado a madurar de forma precoz ante las desgracias que se suceden en su vida. Eso sí, como hijo único, hereda todas las posesiones y negocios de su padre, pudiendo llevar una vida cómoda al menos en lo económico. 

     En uno de sus viajes por sus posesiones conoce a Teodomira, apodada la reina del Páramo al ser considerada la mejor esquiladora de la región del Páramo. Acaban casándose e incluso serán felices unos años, hasta que la obsesión de su esposa de ser madre chocará frontalmente con la escasa fertilidad de los hombres de la familia Salcedo. La obsesión se convertirá en enfermedad y la convivencia será casi insoportable hasta el internamiento de la enferma en un hospital. 

     Pese a su gran visión de los negocios - amplía enormemente las riquezas heredadas en pocos años -, su corazón está vacío. Y sus contactos con la familia Cazalla - el párroco Pedro, el doctor Agustín y Leonor de Vivero, madre de ambos, personajes todos ellos reales de la Valladolid y sus alrededores del siglo XVI, que aparecen también en otras geniales obras ambientadas en la época, como La conspiración de Yuste, del gran escritor extremeño Víctor Fernández Correas - le permitirán ir adentrándose en el círculo luterano de la ciudad. 

     Su discreción y su fe inquebrantable en las enseñanzas de Lutero harán que los Cazalla vean en él un vehículo óptimo de cara a viajar hasta Alemania y reunirse con Melanchton, seguidor de las enseñanzas de Lutero a la muerte del precursor de la doctrina de la bendición de Cristo, de la crítica de los sacramentos imperantes y defensor de la inexistencia del purgatorio y la necesidad de terminar con viejas supersticiones como la venta de indulgencias. Esa nueva espiritualidad llenará de verdad el corazón y la vida de Cipriano.

     Los diecisiete capítulos de la novela explican detalladamente las inmorales prácticas inquisitoriales, sus inhumanos métodos de tortura, la estancia de los herejes en sus cárceles, el desarrollo de los autos de fe contra ellos e incluso el inapelable cumplimiento de las condenas. Asimismo, el clima y el entramado social de la Valladolid del siglo XVI está descrito magistral y minuciosamente, al igual que las estancias y los ambientes. En sus tres partes - los primeros años, la herejía y el auto de fe - Delibes nos cuenta cómo cayó el primigenio núcleo luterano de la por entonces capital castellana.

     La novedad de la inclusión de Delibes en el género histórico se ve acompañada de las características que tuvo el genio castellano del siglo XX a lo largo de su extensa obra: un lenguaje sencillo y coloquial, una continua aparición de motes o malnombres de los distintos personajes y una exquisita descripción psicológica tanto de cada uno de los personajes como de la sociedad de la que estos formaron parte. En definitiva, una novela absolutamente recomendable que todo el mundo debería conocer y disfrutar.