"He fallado más de 9.000 tiros en mi carrera. He perdido casi 300 partidos. 26 veces han confiado en mí para lanzar el tiro que ganaba el encuentro y lo he fallado. He fallado una y otra, y otra vez en mi vida. Pero nunca me he dado por vencido. Y es por eso que he tenido éxito en la vida". Éstas palabras de Michael Jordan (MJ) resumen perfectamente el carácter de luchador y ganador de "Air", "su majestad de los aires".
Michael Jeffrey Jordan nació en Brooklyn el 17 de febrero de 1963, hace exactamente 50 años. No es mi intención dar cifras y más cifras que aburran a quien lea estas líneas. Sin embargo, son necesarias algunas para comprender lo que significó MJ en su época como jugador de baloncesto: lideró a los Chicago Bulls en sus seis anillos promediando más de 30 puntos por encuentro durante toda su carrera, consiguió 10 títulos de máximo anotador de la NBA, fue designado MVP de la temporada (jugador más valioso de la liga) en cinco ocasiones y MVP de las Finales en seis (las mismas en que se hizo con el anillo), fue nombrado en el mejor quinteto de la NBA 10 veces y en el mejor defensivo otras 9 (mejor defensor del año en 1988) y robó más balones que nadie durante tres temporadas. Además, fue 14 veces All-Star y ganó el oro olímpico en Los Ángeles 84 y Barcelona 92.
En 1982, con 19 años, anotó la canasta decisiva que dió a North Carolina el título en la NCAA (Liga Universitaria de los EE.UU.). En 1984, tras conseguir el oro olímpico en Los Ángeles ante la España de Díaz-Miguel, llegó a la NBA con el número 3 del draft (Chicago Bulls) por detrás de Hakeem Olajuwon y Sam Bowie. En Houston y, sobre todo, en Portland todavía no se han recuperado de la decepción de ver cómo dejaron escapar al mejor jugador de todos los tiempos, decisión que cambió el futuro de la NBA y de las tres franquicias implicadas.
En la temporada 1985-6 se rompió el pie y sólo disputó 18 partidos de la temporada regular. Durante la rehabilitación terminó sus estudios de Geografía. Volvió justo a tiempo para jugar los play-offs. En el Boston Garden, ante los Celtics de Larry Bird, anotó 63 puntos. Fue el famoso día en que Bird afirmó, todavía alucinado, aquello de que "Dios se ha disfrazado esta noche de jugador de baloncesto". Aún así, tras dos prórrogas, Chicago perdió por 135-131.
En 1989 consiguió una de sus más conocidas canastas (The Shot), la que permitió a su equipo eliminar a Cleveland de los play-offs justo sobre la bocina tras un lanzamiento acrobático ante la gran defensa de Craig Ehlo. En 1990 los Cavaliers volvieron a padecerle. MJ anotó 69 puntos, su mejor marca histórica. Además, otras tres veces superó los 60 puntos y pasó de 50 hasta en 31 ocasiones.
El 6 de octubre de 1993 MJ anunció su retirada tras el asesinato de su padre. Había ganado tres anillos (91-92-93). Se dedicó a jugar al béisbol. Pero el 18 de marzo de 1995 volvió a la NBA, de nuevo con los Bulls, y ganó otros tres anillos (96-97-98). A los diez días de su retorno, en el Madison Square Garden, logró 55 puntos para apabullar a los New York Knicks.
En las Finales de 1997, ante los Utah Jazz de Stockton y Malone, con 2-2 en la serie, MJ jugó con 39 de fiebre. Anotó 38 puntos para vencer 87-90 en Utah. Exhausto, dejó la cancha sujetado por su escudero y amigo Scottie Pippen. Los Bulls ganaron el sexto en casa y lograron el anillo. "Es lo más difícil que he hecho jamás", dijo tras el partido, que pasó a la historia como el Flu Game (Partido de la Fiebre).
En 1998 jugó su último partido con los Bulls. De nuevo en Utah, MJ se convirtió en el gran protagonista al anotar los últimos 6 puntos de su equipo, robar el balón decisivo a Malone, hacer caer a su defensor y anotar la canasta de su sexto anillo mientras dibujaba una pose que supuso multitud de pósters para la historia. Se retiró por segunda vez.
En 2001, con 38 años de edad, decidió volver a la NBA. El elegido: Washington Wizards. Tras 866 partidos anotando más de 10 puntos, se quedó en 6 ante Indiana en diciembre de 2001. En el siguiente encuentro se fue hasta los 51 ante Charlotte, convirtiéndose en el jugador de más edad en llegar a 50 puntos. Tenía 39 años menos unos pocos días. Cuatro días antes de cumplir 40 años, anotó 43 puntos ante los Nets. En 2003, en Philadelphia, jugó su último encuentro. Anotó 15 puntos y el público le aplaudió durante tres minutos al ser sustituido a un minuto de la finalización del partido.
Desde 1994 una de las puertas de acceso al United Center, pabellón donde juegan los Chicago Bulls, luce una enorme estatua del mítico 23 cuya placa reza así: "El mejor que hubo. El mejor que habrá". Más allá de todas las cifras MJ fue un jugador de equipo. Pese a conseguir anotaciones de escándalo, siempre tenía listo un pase para que un compañero mejor situado y desmarcado lograra la canasta decisiva, tal y como ocurrió con las victoriosas cestas de John Paxon ante Seattle y Steve Kerr ante Utah. Siempre tenía unas palabras y unos gestos de apoyo para sus compañeros. Si Jordan es el mejor de todos los tiempos es porque siempre creyó que el baloncesto, más allá de las actuaciones personales, es un deporte de equipo. Para muestra, sus mejores 10 asistencias.