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viernes, 17 de junio de 2011

La frontera dormida. José Luis Galar. Reseña


     Quinto de los seis trabajos literarios de este aragonés de cuarenta y seis años. Publicada en 2008 por Ediciones Destino, ésta novela histórica nos ilustra perfectamente los hechos acaecidos en la frontera pirenaica a su paso por la estación internacional de Canfranc, lugar de paso de huidos del nazismo, de obras de arte robadas y falsificadas y de una gran parte del oro nazi expoliado a los judíos.

     La novela va mezclando hechos y personajes reales con otros salidos directamente del cerebro del autor. El punto de origen de todo es el suicidio de Germán Horno, un anciano residente en Canfranc. En realidad, se trata de Herman Horn, el capitán de las SS en la zona francesa de la estación internacional, que tenía la doble nacionalidad pese a estar a ocho kilómetros de la frontera con la vecina Francia.

     La existencia de numerosas obras de arte en su ático, entre ellas un Vermeer desconocido titulado "El alquimista", y la confesión de un terrible secreto al joven párroco recién llegado a Canfranc, el padre Guzmán, ponen las notas de misterio a la trama desde su inicio. "El alquimista" había obsesionado al mismísimo Hitler, puesto que en él se esconde la fórmula de una secreta arma mortífera con la que pretendía hacer sucumbir a sus enemigos durante la Segunda Guerra Mundial.

     El suicida, bajo secreto de confesión, pide un favor al padre Guzmán: llevar unos papeles confidenciales al otro lado de la frontera. Lo que desconoce el joven párroco es que se va a meter en un buen lío. Espías franceses y del Vaticano se aprestan a buscarlos y destruirlos ya que en ellos figuran los nombres de personajes ilustres y muy respetables de diferentes niveles culturales y políticos implicados directamente en el expolio nazi de oro y obras de arte provenientes del centro del continente europeo.

     Más complicada, si cabe, es la situación de Patricia Hernando, la especialista en arte de la policía científica española, quien decide quedarse "El alquimista", cuadro por el que siente una debilidad especial desde que era pequeña. Su padre, diplomático, ya le había hablado siempre de la existencia del mismo, aunque Patricia hubo de negarlo ante el tribunal que examinó su tesis doctoral, que también se ocupó del mismo lienzo. Una vez comprobada su veracidad decide ponerlo a buen recaudo. Sin embargo, los mismos que buscan destruir los papeles entregados por el padre Guzmán también ansian poseer tan magnífico cuadro, lo que pondrá a la policía en una más que delicada situación.

     De forma simultánea, se intercalan los hechos del pasado (los años cuarenta) con los actuales (fines de 2005 y comienzos de 2006). El final es trepidante. El padre Guzmán y la policía Hernando perseguidos por varios personajes siniestros que tratan de poner fin a sus vidas para recuperar los papeles y la obra de arte.

     La novela nos muestra aspectos destacados de la historia española y europea de los años cuarenta, como la reunión entre Franco y Hitler en Hendaya en plena Segunda Guerra Mundial, el colaboracionismo español con el nazismo, el espionaje y el contraespionaje francés o la traición de Herman Horn a los nazis, ocultando la obra más buscada por sus "jefes", lo cual pone de manifiesto que no todos los alemanes estuvieron a favor de las acciones emprendidas por Hitler durante la Segunda Guerra Mundial.

     En definitiva, estamos ante una buena novela que entretiene e incluso puede informar. Las descripciones de la Canfranc de los años cuarenta y de la época dorada de la estación internacional y sus alrededores son de gran interés para quienes nos hallamos cautivados por una historia tan llamativa como poco conocida por la mayoría de gente de nuestro país.