El próximo domingo 26 de mayo los gandienses decidirán cuál ha de ser su gobierno durante los cuatro años que están por venir. Habrá ocho candidaturas --cuatro de derechas (el PP del imputado Víctor Soler, Ciudadanos y su escisión Demòcrates Valencians y el partido ultraderechista Vox) y otras cuatro de izquierdas (PSOE, Compromís Més Gandia Unida, Podemos y Els Verds)--, entre las cuales los ciudadanos deberán elegir a los veinticinco concejales que conformarán el nuevo ayuntamiento. Els Verds de Gandia han apostado por una candidatura abierta a la ciudadanía en la que encontramos a candidatos que representan a muchos de los diferentes sectores de la ciudad.
Joan Francesc Peris será su candidato a la alcaldía. Otra vez Peris, se ha criticado desde algunos de los restantes partidos que concurren a los comicios. Otros partidos en los que, por cierto, hay varios candidatos que llevan en el ayuntamiento entre veinte y treinta años. Muchos más que el candidato ecologista. Además, estos partidos olvidan que son los miembros de cada partido --y no los competidores o rivales-- quienes eligen a su máximo representante con total libertad e independencia. Faltaría más, ¿verdad?
También se le ha criticado a la dirección del partido el hecho de no ser unitarios, en referencia a su no inclusión en la candidatura formada por Compromís, Esquerra Unida y Esquerra Republicana de Catalunya. Una coalición en la que tampoco está Podemos y a la que nunca se invitó a entrar a Els Verds, ni hace cuatro años ni ahora. Además, varios de los partidos que la conforman no se han dirigido a los ecologistas durante estos cuatro años y realmente no ha habido ninguna propuesta concreta para integrar en ella a Els Verds. Sobre el PSOE debo decir una cosa: que critique a alguien por no ser unitario es digno de ser respondido con una amplia sonrisa. Como mínimo. Ellos, que no ofrecen nada a nadie y que pretenden que los demás batallen para luego investir a su candidato/a, olvidando por completo aquello de que la tierra es de quien la trabaja.
Els Verds, en cambio, saben que entrar ahora en una coalición que se formó hace cuatro años significa dar por buenos todos los actos realizados por esta durante dicho período de tiempo. Máxime cuando ha formado parte muy activa del gobierno de la ciudad. Lo cual supone, por tanto, un silencio cómplice ante temas tan importantes como las injusticias sociales, las carencias políticas o los incumplimientos de anteriores promesas electorales. Algo a lo que alguien honesto y digno jamás se prestaría. Por contra, Els Verds se muestran muy críticos con el actual gobierno gandiense.
Los ecologistas, acompañados por los animalistas --la número dos de la lista es la profesora Rosa Tormos--, uno de los sectores más perjudicados por el gobierno de los últimos cuatro años, ven incomprensible que la gestión de recogida de animales abandonados haya sido adjudicada a una empresa privada en detrimento de SPAMA, la protectora comarcal. Asimismo, critican que no se haya encontrado una solución para la playa-can, servicio del que finalmente carecerá la playa gandiense durante la próxima temporada estival, con el perjuicio turístico consiguiente. La propia falta de dinamización turística y económica es otro de los aspectos que cabe mejorar a partir del 26M.
Els Verds denuncian que la tarifa del agua potable no haya bajado en 8 euros mensuales desde el 2015, tal y como correspondía. El aumento de la tarifa era en principio transitoria durante diez años (2005-2015) con la finalidad de pagar las dos plantas potabilizadoras que garantizan que la ciudad cuente con una de las mejores aguas potables del país. Los 55 millones del canon recibidos por el ayuntamiento en el momento de la concesión no se gastaron, además, en lo que se debía --mejora de la red de distribución del agua, disminución de las pérdidas, eliminación del fibrocemento o finalización de los depósitos contra inundaciones en la playa--, sino en la cuenta general. Es decir, en el funesto crucero del quinto centenario y en demás dudosas partidas.
La urbanización de los terrenos de Sancho Llop --donde se ubica el nuevo hospital comarcal-- constituye, para Els Verds, un auténtico escándalo. Tras años y años de agónico y doloroso proceso urbanizador para los propietarios de la zona, este ha sido recuperado por el ayuntamiento, sin que haya quedado claro en absoluto qué va a pasar, cómo se va a solucionar el problema o qué responsabilidades se van a pedir a la empresa urbanizadora apartada del proceso y al resto de los agentes implicados (incluido el propio ayuntamiento).
Otro de los grandes escándalos de los últimos cuatro años es el de la zona azul (ORA). Esta ha sido casi duplicada, su horario ampliado y su precio subido sin ni siquiera modificarse su Ordenanza fiscal. Así, se han pintado de azul calles sin justificación y no se han borrado otras que ya no requieren de esta medida (como la zona comprendida alrededor del viejo hospital). Además, no se han cumplido las promesas gubernamentales de febrero de 2018 respecto a las bonificaciones en el precio a los residentes de dichas zonas.
Pese a la más que gravosa carga impositiva a la que el gobierno saliente ha sometido a la ciudadanía --entre la que encontramos a siete mil parados (la mitad de ellos sin cobrar ningún subsidio ni ayuda, por cierto)--, todavía no se han iniciado las necesarias obras ni rehabilitaciones de colegios e institutos públicos de la ciudad. Tampoco se ha visto al gobierno muy interesado en crear empleo, apoyar al maltrecho sector agrícola y exigir mejoras como el tren Gandia-Denia, la duplicación de la vía en el tramo Gandia-Cullera o la desaparición del peaje de la autopista AP-7.
Por no hablar de otras promesas incumplidas: Gandia no ha sido reintegrada en la Mancomunidad de Municipios de La Safor, de la que es capital; en los terrenos del viejo hospital no se va a ubicar finalmente un Hospital de Crónicos; de la reforma de la Carta de Participación Ciudadana no se sabe nada de nada; tampoco del cumplimiento del artículo 103 de la Constitución de mérito y capacidad, que garantizaría la no profesionalización de los cargos públicos y la no creación de muchos puestos de trabajo de designación directamente partidista (los conocidos enchufados, para mejor comprensión).
Por todo ello, Els Verds no ven que Gandia brille ni funcione como debería. Más bien al contrario. Así, piden a la ciudadanía una honda reflexión a la hora de acudir a votar el 26M, dejando de lado los pretendidos votos útiles, que muy a menudo acaban siendo estériles, y valorando los programas de los partidos, sus hechos --tanto por acción (lo hecho durante estos cuatro últimos años por el gobierno y la oposición) como por omisión (promesas incumplidas)-- y sus propuestas. Así que: si eres ecologista, progresista y animalista y te interesan temas como la justicia social, la economía sostenible, el fomento del turismo o el correcto funcionamiento interno del ayuntamiento, esta es tu papeleta para las elecciones municipales del 26M... #PonLosVerdes.