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lunes, 2 de junio de 2014

Kamikaze vs. Ocho apellidos vascos: el cine español está de moda





     El cine español está de moda en este inicio del 2014. Y por méritos propios sin ningún género de duda. Ocho apellidos vascos ha sido la película más vista en nuestro país durante los dos meses siguientes a su estreno (14 de marzo), imponiéndose a los monstruos llegados desde el otro lado del charco (hasta que la pasada semana irrumpió Godzilla). Y se ha convertido en el film más taquillero de la historia del cine español, superando al omnipotente Torrente. Más de 50 millones de euros en recaudación la avalan.

     Dos semanas después, el 28 de marzo, adelantándose dos semanas a los pronósticos iniciales, se estrenó Kamikaze, película que pese a pasar más desapercibida no está exenta de calidad, superando incluso, en mi opinión, a la anterior. No obstante, no ha superado los 2 millones de euros en recaudación. El presente artículo se propone demostrar, una vez más, que lo más taquillero no tiene por qué ser lo mejor, que el márketing es cada vez más importante en la sociedad en que vivimos y que en la mayoría de las ocasiones la calidad no tiene nada que ver con la cantidad. Y es que más vale caer en gracia que ser gracioso.

     Ambas tienen algunos rasgos en común: una producción plenamente española, la presencia de Carmen Machi como protagonista y el patrocinio y la participación, entre otros, de estudios televisivos españoles (Telecinco y Antena 3 respectivamente). A partir de ahí, observamos también múltiples diferencias. A saber: unas campañas de márketing que nada tienen que ver la una con la otra (bombardeo masivo de Ocho apellidos vascos, sobre todo por parte de Telecinco, y cautela y austeridad con Kamikaze); el uso de chistes fáciles (typical spanish) por parte de la primera y la inteligencia en el caso de la segunda; y distintas distribuidoras (Universal Pictures y Warner Bros).

     Las dos películas están bien planteadas y organizadas. Tanto Emilio Martínez-Lázaro (La montaña rusa o Las trece rosas) como Álex Pina (series televisivas como El barco o Los hombres de Paco) demuestran temple y maestría en sus direcciones. No obstante, en mi opinión, los finales de ambas son predecibles y excesivamente sensiblones, tirando por tierra buena parte del trabajo anteriormente realizado. Una verdadera pena.

     Personalmente, me quedo con Kamikaze. Pese a un final que debería haberse mejorado pienso que aporta mucho más al espectador. Ocho apellidos vascos es divertida y entretenida. Kamikaze, además de igualar a la anterior, es además más reflexiva, más introspectiva. Recupera muchos valores que creo se están perdiendo en la actualidad y que merece la pena recordar siempre. Y la frase de Alterio "por mucho que hayas sufrido, hijo, siempre hay alguien que sufre más que tú. Y no quedan más que dos opciones: o pudrirte por dentro o bailar al ritmo de la vida" es tan realista como aconsejable de cumplimiento.           




     En Ocho apellidos vascos Dani Rovira está gracioso y Clara Lago preciosa. Pero quienes salvan el film en realidad son Carmen Machi, magistral, y Karra Elejalde, que borda su papel de vasco intransigente. Sin embargo, en Kamikaze descubrimos a un protagonista que desde el primer plano se nos hace absolutamente realista. El canario Álex García interpreta al terrorista Slatan de forma totalmente convincente. Tanto que cuesta creer que sea canario y no ruso o checheno. ¡Chapeau por él!

     Al margen de la soberbia interpretación de Álex García, el film cuenta de nuevo con una gran Carmen Machi y un amplio elenco de buenos actores que cumplen con sus papeles a la perfección. Como he referido con anterioridad, solo un final sensiblero y predecible impiden a Kamikaze el calificativo de obra maestra del cine español. 

     En definitiva, un par de buenas películas españolas que hacen que nuestro cine esté nuevamente de moda. Con similitudes y diferencias. Con mayor o menor temple. Con más o menos herramientas de márketing. Con mayor o menor calidad. Pero dominando las taquillas y las salas. Eso sí, si la vida fuera justa Kamikaze debería haber superado en público y recaudación a la todopoderosa Ocho apellidos vascos. Lo dicho: vale más caer en gracia que ser gracioso. En cualquier caso, valdrá la pena ver el próximo enero la nueva edición de los Premios Goya 2015. Hasta entonces, disfrutemos y apoyemos al cine español...