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miércoles, 20 de abril de 2011

La final de Copa, a 120 decibelios de vergüenza

     Hoy es el gran día. La gran final de la Copa del Rey de fútbol se juega esta noche en Mestalla. Barcelona y Real Madrid protagonizan la gran fiesta del fútbol español. ¿Protagonizan?¿Gran fiesta? Eso es lo que debería de ser hoy, ¿verdad? ¡Pues va a ser que no! La politización del deporte en general y del fútbol en particular empieza a repugnarnos a quienes de verdad amamos el deporte. Y, además, lleva camino de provocar algún día una desgracia. Y no quiero ser agorero.

     Hoy se debería hablar de fútbol, de deporte, pero no es así. Parte de los aficionados del Barça espera con ansias los prolegómenos del partido para pitar al himno español, algo que supone una grave falta de respeto hacia Su Majestad el Rey, hacia el rival, y hacia el resto del país. Por desgracia esto viene ocurriendo desde hace muchos años ya sin que nadie haga nada para remediarlo. Incluso, se llega a justificar como un acto democrático de libertad de expresión.

     La respuesta de los madridistas no se ha hecho esperar. Se ha incitado a sus seguidores a enarbolar las banderas de España (no las del equipo al que se supone deben animar) y a cantar "a muerte" el himno español. Esto, sin duda, supone una grave provocación hacia el rival y otra falta de respeto hacia el resto del país. Los madridistas se apropian de una bandera que es de todos los españoles y no solamente suya.

     Por si todo esto fuera poco, faltaban por aparecer los valencianistas. Resulta que el sábado juegan en Mestalla el Valencia y el Real Madrid. Como el Real Madrid gane esta noche la Copa el Valencia deberá hacerle el pasillo de honor al conjunto merengue el sábado como acto de cortesía y de reconocimiento. ¡Y una mierda! Los valencianistas no quieren que haya pasillo de honor. Así que, ¡todos con el Barça!

     Y para completar el pastel, la guinda. La Federación Española de fútbol, para curarse en salud, decide que el himno español ha de sonar a 120 decibelios para que no se escuchen los pitidos de esa parte de la afición culé. Quienes hemos asistido alguna vez a alguna mascletà fallera, seamos o no valencianos (pues a las Fallas viene gente de toda España y de todo el mundo), sabemos que 120 decibelios es lo que nuestros oídos deben soportar en la parte final de la misma, denominada terratrèmol (terremoto en castellano).

     Sabemos, por añadido, otras tres cosas más: que nuestros cuerpos retumban a cada petardazo como si nos dieran un puñetazo en el estómago, que en los segundos posteriores nos cuesta escuchar con claridad y que el terratrèmol dura escasos segundos. Por tanto, tenemos bien claro que escuchar entero el himno español a 120 decibelios durante un par de minutos se puede convertir en un auténtico suplicio para las más de cincuenta mil personas que van a asistir a tan magno evento. De esta manera, los españoles viviremos esta noche dos acontecimientos que nada tienen que ver con el deporte. TVE y Federación Española de fútbol censurarán el sonido ambiente y provocarán que más de uno haya de visitar con prontitud a un especialista para tratar de restaurar su dañado oído.

     Y digo yo, si de verdad los aficionados madridistas van a cantar el himno español y solo van a pitar algunos culés, ¿no quedarán ahogados estos pitidos entre los cánticos de todo el resto del estadio? ¿Para qué demonios hace falta dejar medio sordas a más de cincuenta mil personas? ¿Lo importante no es que haya un gran espectáculo en el césped y que gane el mejor? ¿Por qué no dejamos de una puñetera vez de politizar el deporte de esta manera? ¿Por qué hace falta un dispositivo de seguridad sin precedentes, compuesto por más de 2500 policías, para un partido de fútbol? ¿Por qué la prensa deportiva no se limita a hablar de fútbol? ¿Tendrá que morir o resultar herido alguien para que todos reflexionemos sobre todos estos temas?

     Lo que va a ocurrir esta noche en Mestalla va a tener repercusión mundial. Un Madrid - Barça es seguido en todo el planeta. Es el partido de los partidos. Más todavía tratándose de una final. Hay medios de todo el planeta cubriendo algo que debería ser un espectáculo deportivo. Y el mundo va a poder ver, una vez más, que "Spain is different". Y lo va a poder escuchar a 120 decibelios. ¡Para vergüenza de todos los españoles!